Peluquerías de barrio contra la inflación, el IVA y el precio de la luz: "Pago casi el doble de factura"

Ismael Ayala regenta un pequeño negocio en Jerez, uno de los muchos afectados por una situación que amenaza con empeorar. Las peluquerías llevan años reclamando una bajada del IVA del 21 al 10%

Ismael Ayala, pelando a un cliente, una de las peluquerías que resiste la crisis.
Ismael Ayala, pelando a un cliente, una de las peluquerías que resiste la crisis. JAVIER VELA

En un pequeño local situado en la plaza de Las Angustias, en Jerez, Ismael Ayala montó su peluquería hace ahora seis años, cuando apenas superaba la mayoría de edad. Entonces, en 2016, no podía imaginar que en este tiempo iba a pasar por una pandemia y una crisis de precios, con la inflación por las nubes y la factura de la luz batiendo récords cada poco tiempo.

Pero el negocio resiste. La barbería Ismael Ayala es uno de los pequeños comercios, como otros tantos, que aguanta un varapalo tras otro, en un sector, además, que lleva años reclamando la bajada del IVA. Del 21% actual al reducido, del 10%, para poder aumentar su margen de maniobra, y de beneficios.

A eso hay que sumar el precio de la luz, que en negocios como el de Ismael se usan para alimentar secadores o maquinillas, y que se lleva en torno a un 10% de los ingresos, cuando antes de la subida de la factura estaba en torno al 3%. Por esa, y otras muchas razones, España tenía antes de marzo de 2020, cuando estalló la pandemia, unos 50.000 salones de peluquería y estética, aunque actualmente no llega a 32.000, según datos de la Alianza para la bajada del IVA a la peluquería y estética.

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Ismael Ayala, en la puerta de su peluquería.  JAVIER VELA 

“Ahora pago 70 euros más de luz al mes”, asegura Ismael Ayala, cuando atiende a lavozdelsur.es. “Casi el doble que antes”, puntualiza. Más la subida de la cuota de autónomo, Seguridad Social, luz… “Hemos tenido que subir los precios por obligación”, dice el peluquero. De ocho euros el pelado a nueve, y de diez euros incluyendo la barba a doce. “Hay clientes que lo entienden y otros que no”, señala.

“Mucha gente se ha acostumbrado a que suban los precios, pero hay quien se ha quejado”, profundiza Ayala. “No nos ha quedado más remedio, porque ha subido todo. La cera del pelo es ahora un 20% más cara, por ponerte un ejemplo”. El peluquero no sabe qué pasará este otoño-invierno, para cuando muchos dirigentes políticos anuncian nubarrones económicos. "Siempre son épocas de cortarse menos el pelo, pero no creo que haya un gran cambio. Después de una pandemia, afrontaremos lo que venga". 

Ismael Ayala vive en Jerez desde que tiene catorce años. Antes había residido en el Coto de Bornos, donde nació, una pedanía de la localidad de Bornos de apenas 900 habitantes. Cuando dejó los estudios, tuvo claro que quería dedicarse a la peluquería. Con doce años ya pelaba a conocidos en su pueblo, y un tiempo después empezó a formarse. "Estuve trabajando hasta los 17 años, luego me salió la opción de alquilar este local y me metí, con una silla, un espejo y poco más", recuerda. Ahora tiene una clientela fiel y a dos empleados a su cargo.

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Un trabajador de Ayala, con un cliente. JAVIER VELA

Durante el confinamiento, cuando las peluquerías fueron declaradas como esenciales, tuvo que cerrar. Entonces trabajaba solo, "y con la ayuda que nos dieron no alcanzaba para nada". Poco más de 600 euros que se le iban en cubrir gastos. Cuando reabrió el negocio, "venía poca gente". "Había mucho miedo al contacto, para poder pelar tenía que dar citas más largas y mientras trabajaba tenía la peluquería vacía. Al acabar el día había pelado a menos gente", explica.

La gran batalla de Ismael, y la de los peluqueros y peluqueras de España, es la rebaja del IVA del 21 al 10%. En 2012, con la crisis económica en auge, el Gobierno de Mariano Rajoy subió el impuesto, del reducido, que entonces era del 8%, al general, que aumentó hasta el 21% actual. Trece puntos porcentuales que redujeron el margen de beneficio de unos negocios que llevan una década soportando un IVA, a su parecer, inflado. 

"Llevo buscándome las papas desde pequeño, todo lo que ganaba lo ahorraba, y así pude abrir el local", cuenta Ismael Ayala, un peluquero de 24 años que, poco a poco, ha ido sorteando problemas. Primero, los propios de abrir un negocio apenas superaba la mayoría de edad, teniendo que captar clientes, unos años después la pandemia, la inflación, el IVA al 21%, el precio de la luz... Aún así, es optimista. "Me veo toda mi vida dedicado a esto. Quiero seguir creciendo y el día de mañana tener más empleados y un nombre en el sector", dice.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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