La Caja de las Letras del Instituto Cervantes se ha abierto para "saldar una deuda pendiente con el mundo del flamenco", tal y como indicaba Carmen Noguero, secretaria general de la institución, tras depositar Antonio Fernández Díaz Fosforito (Puente Genil, Córdoba, 1932) su legado en la ubicación 1090. Una réplica de la Llave de Oro del Cante que se le concediera en 2005, un libro para popularizar el flamenco entre los más jóvenes, además de un disco con diversos cantes junto a Paco de Lucía y poemas de Antonio Murciano, conforman
"Mi corazón ya no está para estos sorpresones", reconocía el cantaor cordobés de 92 años, que fue condecorado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2007 y considerado como uno de los maestros del flamenco del siglo XX. Por ello, agradecía a la institución que "abra sus puertas a este viejo cantaor, que se ha ido dejando el corazón a pedazos, pregonando las esencias jondas del cante que aún vivo con la misma calentura que cuando empezaba".
"Lo jondo no se explica, sino que se expresa con el sentimiento más profundo del alma"
Acompañado en este acto por su esposa, Maribel Barrientos, su hijo, Antonio Fernández y diversos amigos, además de la segunda teniente de alcalde de Puente Genil, Tatiana Pozo, y el director del Instituto Cervantes de Palermo, Juan Carlos Reche, el cantaor recordaba a su gente, a través de la definición del flamenco como un género musical y dancístico que "transmite los sentimientos más desgarradores de un pueblo que supo construir su música, su cante, con su propio dolor y creó una cultura llena de poesía, que hace que afloren las emociones y sea imposible el olvido de nuestras propias raíces".
De este modo, y recitando a Lorca o citando a María Zambrano, subrayaba que "lo jondo no se explica, sino que se expresa con el sentimiento más profundo del alma" y narraba que "no solo se canta, sino que estremece, se llora y se ríe al compás" porque cantar flamenco es "mirarse dentro y dejar que hablen las entrañas".
"Fosforito ha regado como pocos el árbol del flamenco"
Tras repasar la trayectoria del homenajeado, Noguero apuntaba que Antonio Fernández Díaz Fosforito es "un autor que consideró la autoría propia de las letras flamencas como un signo distintivo del cantaor", al que hay que agradecer que "las puertas del cante sean cada vez más accesibles y estén abiertas a las generaciones futuras".
Recordando que en 2022 fue Carmen Pacheco Rodríguez Carmen Linares (Linares, Jaén, 1951) quien "abrió el camino que se prosiguió el pasado mes de febrero con el legado in memoriam de Enrique Morente", este legado "se agranda con el gran maestro Fosforito, un cantaor que ha regado como pocos el árbol del flamenco y ha hecho grandes aportaciones a la música".
Ante esta circunstancia, señalaba que los objetos depositados en el cajetín "se abrirán dentro de 100 años por expreso deseo del cantaor".
Uno de los maestros del cante flamenco del siglo XX
Sin lugar a duda, Fosforito es uno de los grandes maestros del flamenco del siglo XX, que a sus 92 años aún es capaz de ofrecer su sabiduría aun cuando dejara el mundo de los escenarios en el año 1999. Desde que diera el gran salto al mundo artístico en el Concurso Nacional de Cante Flamenco de Córdoba de 1956, donde se alzaba con todos los premios.
A partir de ese momento, trabajó mano a mano en aquella época de los 50 y 60 del siglo pasado con maestros como José Torres Garzón Pepe Pinto (Sevilla, 1903 – 1969), o Juan Manuel Valderrama Blanca Juanito Valderrama (Torredelcampo, Jaén, 1906 – Espartinas, Sevilla, 2004), llegando incluso a cruzar el charco para cantarle en América a Manuela Vargas (Sevilla, 1941 – Madrid, 2007) o recorrer en 1964 toda la costa americana junto a Juan Carmona Carmona Juan Habichuela (Granada, 1933 – Madrid, 2016) con motivo de la exposición universal.
Autor de sus propias composiciones, además de compositor para otros muchos — José Monge Cruz Camarón de la Isla (San Fernando, 1950 – Badalona, 1992) usó en sus inicios algunas de sus letras— se puede considerar que su amplia discografía tiene en sí misma carácter enciclopédico, con más de 500 obras registradas a su nombre.
Entre sus galardones más importantes, destacan el Premio Ondas en 1988, por su larga trayectoria artística, el Premio Pastora Pavón Niña de los Peines en 1999 otorgado por la Junta de Andalucía y, por supuesto, la Llave de Oro del Cante en 2005 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007.
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