Pedro Márquez se ha criado entre lápidas. Desde muy pequeño siempre ha tratado con naturalidad la muerte como algo propio del ser humano. Toda una vida conviviendo con el duelo. “Uno se acostumbra a todo”, comenta.
Mármoles Márquez, empresa de la que Pedro es propietario desde 2015, nació en 1965 como un pequeño taller situado frente al cementerio municipal de Jerez, el de Nuestra Señora de la Merced, ahora convertido en un tanatorio impulsado por el empresario jerezano, el segundo de la ciudad.
Pero, ¿cómo se le ocurre construir un nuevo tanatorio en Jerez? "El antiguo tanatorio no tenía capacidad suficiente para atender la demanda de servicios de una ciudad como esta", relata. "Tenía un lugar idóneo para un nuevo tanatorio, una parcela frente al cementerio, y que cumplía la normativa urbanística vigente". cuenta. Y así se proyectó el nuevo tanatorio, con tintes modernistas, que cuenta con cinco salas velatorios, aparcamiento privado y una capilla.
“Nos hemos tenido que reinventar”, comenta Márquez, “porque si hacemos lápidas y cada vez se entierra menos gente…”. Por eso, al hacerse con el negocio familiar decidió modernizarlo, sin dejar sus raíces. Lápidas siguen fabricando, pero ya no es el negocio boyante que era hace varias décadas, cuando también se dedicaban a construir cementerios en España y en México.
El 70% de los fallecidos en Jerez y la comarca, según cálculos de la empresa, se incinera actualmente. "Y como esparcir las cenizas está prohibido, administrativa y cristianamente", comenta Márquez, se les ocurrió ahondar en nuevas líneas de negocio. En este caso, los columbarios. De momento, han empezado por iglesias de España y Portugal.
A través de su empresa matriz Boxtomb, la compañía jerezana instala columbarios modulares en iglesias de todo el país. Ya hay trabajos suyos en la catedral de Mallorca, en la iglesia de la Palma de Cádiz, en el santuario de Javier en Navarra o en la basílica del Carmen de Jerez, por poner algunos ejemplos.
“La Iglesia dice que los restos cristianos deben descansar en lugar santo”, aporta Pedro Márquez, que considera que los templos “pueden volver a ser lo que fueron ancestralmente, lugares de inhumación”. Con estos columbarios también tienen una nueva fuente de financiación. “Las ayudamos en la comercialización, tenemos una red de venta a través de acuerdos con funerarias”, relata Márquez.
“La demanda de instalaciones por parte de las iglesias se ha multiplicado por 20 desde la pandemia, a fin de atender una necesidad no cubierta y ofrecer un servicio pastoral necesario, recuperando la ancestral costumbre de las inhumaciones en los templos santos, y encontrando una nueva forma de financiar sus necesidades”, explica Márquez.
El sistema Boxtomb se basa en un nuevo concepto de columbario modular de producción industrial y de fácil instalación, pensado para no dañar templos protegidos como Bienes de Interés Cultural. “Buscamos espacios y emplazamientos dignos, que potencien el servicio a los familiares y el recuerdo de sus seres queridos, así como el acceso a la oración y recuerdo por ellos, y que permanezca vivos en nuestra memoria”, reseña la compañía.
Durante el duelo, se ofrece a las familias la posibilidad de depositar los restos de sus seres queridos en un columbario. “Con una herramienta tecnológica que hemos desarrollado, los asistentes tienen acceso a las instalaciones de columbarios disponibles, información gráfica… y comprueban la disponibilidad en tiempo real, por lo que se puede hacer una reserva o una contratación formal”, abunda.
Pedro Márquez, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Sevilla, cursó posteriormente un MBA (Esade) en Barcelona, tras lo que ha creado varias compañías. Como Bookingfax, de la que fue cofundador, un portal líder en la distribución de ofertas de viajes, o Círculo Blanco, una red médica para ofrecer segundos diagnósticos de los facultativos más prestigiosos de todo el mundo.
Toda esa experiencia empresarial, sobre todo en el mundo de las nuevas tecnologías, la está aplicando a Mármoles Márquez, una empresa familiar que ha reflotado, adaptando a las nuevas formas de morirse. Ahora ha diversificado el negocio con los columbarios, y también con el segundo tanatorio de Jerez, tras ser promovido en el enclave original de Mármoles Márquez.
“Ya nos han aprobado la instalación de un crematorio a dos kilómetros de aquí”, cuenta Pedro, por lo que en breve podrán incinerar en instalaciones propias a personas que lleguen al tanatorio. Una familia, los Márquez, que lleva más de medio siglo viviendo de la muerte, por paradójico que resulte.
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