Sira Rego, ministra y candidata a liderar IU: "La izquierda no puede renunciar a soñar"

Estamos en un momento en el que hacemos una reflexión en torno al papel que tiene que tener Izquierda Unida en el mapa de la izquierda transformadora del país. Históricamente, hemos tenido un papel relevante. Ahora lo debemos seguir teniendo. Somos la única organización de la izquierda transformadora que tiene un proyecto de carácter federal, estatal, con arraigo territorial, con presencia en los municipios. Toca poner en valor todo eso, porque vemos de forma nítida que estamos en un momento de excepción, de asedio a la democracia. Toca hacer una reflexión colectiva en IU, y plantear fórmulas que nos permitan ampliar el arraigo y generar autonomía de la organización, de manera que trabajemos en un programa político vertebrado en torno al municipalismo, el republicanismo, los derechos de la gente trabajadora, el feminismo y el ecologismo. Esa reflexión tiene que dar lugar a una dirección política que se ponga a trabajar para cohesionar a Izquierda Unida, para que tengamos un proyecto autónomo que nos permita trabajar a todos los niveles.

Es muy importante venir a Andalucía porque históricamente ha sido el centro de IU, uno de sus corazones, con un enorme músculo militante, hay que reconocer el trabajo de la federación de Andalucía. Para mí, uno de los vectores fundamentales es lo municipal, y el arraigo municipal aquí es claro. Andalucía es ejemplo de cómo construir un país desde los municipios. Y me acompaña como número dos Antonio Rodrigo Torrijos, un dirigente histórico andaluz, primer teniente de alcalde de Sevilla, y una persona que ha sufrido momentos muy complicados, que ha sufrido el lawfare en primera persona, objeto de un acoso brutal, de una cacería política.

"Debemos mantener nuestra autonomía como organización"

Izquierda Unida representa el hilo rojo de las luchas históricas de nuestro país y, por tanto, es importantísimo que hagamos una buena reflexión, que actualicemos dónde están los grandes conflictos que tienen que ver con las sociedades del siglo XXI, que hagamos una buena interpretación de los riesgos que sufre la democracia. Y que establezcamos y pongamos a punto un modelo organizativo de Izquierda Unida que haga que seamos útiles para la gente trabajadora, para las familias trabajadoras de nuestro país. No es una cuestión menor, es una cuestión central el mantener viva, cohesionada y activa a la organización que más arraigo territorial tiene en todo el Estado. Vemos los procesos electorales que ha habido en estos últimos meses y somos conscientes que además de tener buenos dispositivos electorales, es importantísimo que haya organización en los territorios. El papel de Izquierda Unida es fundamental.

Ante conflictos como, en Andalucía, el caso de Doñana, o la defensa de servicios públicos, es necesaria una organización vertebrada y arraigada para tener un papel institucional, pero también para estar en la calle, junto a los movimientos sociales. Esa es la importancia de este momento. La democracia está sufriendo ataques permanentes por parte de la derecha y la ultraderecha. Previsiblemente, van a ampliar sus resultados en las instituciones europeas, que ya sabemos que determinan en muchos casos la vida casi cotidiana de lo que sucede en los países que formamos parte de la UE. Estamos hablando de un momento histórico que puede ser un punto de inflexión y en el que es importante que hagamos reflexiones hacia dentro, para activarnos y estar a punto para dar respuestas y alternativas con otro enfoque completamente diferente. 

Debemos esforzarnos por entender cómo evoluciona el mundo del trabajo. Ahí reivindicamos ese hilo rojo. Pero también hay debates de época, como la crisis ecosocial, que determina las condiciones de vida de la gente trabajadora, mientras llegamos a los límites de capacidad del planeta y afrontamos una crisis medioambiental. No podemos perder la capacidad de soñar, de diseñar horizontes alternativos. La izquierda no puede renunciar a soñar. Hay margen, hay alternativas. Izquierda Unida atraviesa ese debate de época, que requiere una adaptación organizativa. Y, a la vez, entablar conversación con otras fuerzas políticas hermanas.

Eso tiene que ver en parte con la necesidad de un trabajo muy pegado al terreno. De forma un poco complicada, lo llamamos 'politizar la vida cotidiana'. Porque es ahí donde suceden las relaciones políticas, no solo en las instituciones. La política se hace en la calle, en el día a día, al comprar el pan, al relacionarte de manera informal con tus amigos en el bar. Tenemos que recuperar esos espacios de socialización. Cuando hablamos de reforzar IU en el arraigo territorial, tiene que ver con eso, con el trabajo fuera de las sedes. Lo institucional tiene su importancia, claro. Pero nuestro país, aunque no sea adheridos a una formación, tiene un espíritu muy progresista. Creo honestamente que se puede interpelar a ese espíritu y poner en el centro algo irrenunciable, la defensa de los derechos humanos y de los servicios públicos, que garantizan el despliegue de la libertad. Politizar la vida cotidiana significa que todos somos seres políticos. Hay margen para que la gente corriente viva bien y feliz, que todos tengan acceso a derechos.

"La derecha y la extrema derecha ponen en cuestión constantemente la voluntad popular"

Entiendo que en otros espacios se entienda como confrontación, pero en nuestra cultura política supone un debate profundo, pausado, y que nos refuerza, que pone en la agenda muchos matices para llegar a una síntesis. Mi propuesta es que cuando acabe el proceso, el día 18, nos sentemos y diseñemos una dirección unitaria según el peso de cada candidatura. Nuestra organización tiene muchos acentos, y eso es una fortaleza. 

En IU debemos dar voz siempre a la militancia para decidir las alianzas. Son elementos que tienen que ver con cuestiones tácticas o coyunturales. He defendido en todo momento procesos de consulta cada vez que hemos accedido a un Gobierno. Eso es fundamental, nos da más consistencia. Depende el momento, de la coyuntura. Ahora hemos valorado colectivamente estar en el Gobierno, porque tiene sentido, porque la alternativa era un Gobierno profundamente reaccionario y de recortes. Es importante estabilizar el Gobierno de coalición ampliando derechos. Estamos ahí en base a una serie de acuerdos que contemplan avances sociales. Consultar a la militancia es fundamental en estos casos. Tenemos esos mecanismos de democratización, e incluso de revocatorio de cargos públicos en un momento dado. 

Nos encontramos frente a una democracia asediada, con una estrategia de la derecha y la extrema derecha que ponen en cuestión constantemente la voluntad popular que salió de las urnas. Sabemos en IU lo que es estar bajo la lupa. Ahora toca ese debate en profundidad y ver qué mecanismos poner en marcha para resolverlo, para proteger la democracia. A mí no me gusta hablar del momento, del cuándo uno percibe las cosas que se revelan, sino hacer un análisis del contexto. Y el contexto es que la derecha y la extrema derecha están cuestionando la democracia. Ahora toca ver cómo nos ponemos de acuerdo los demócratas. El compañero Torrijos es un ejemplo de las estrategias de acoso y derribo. Es muy importante para mí que estuviera en la candidatura, porque también es un ejemplo del buen hacer en la política municipal. Además, los municipios son también buenos ejemplos de marcos de convivencia muy positivos.

Con mucha preocupación. Era una decisión personal que se mantuvo con un enorme grado de discreción, y respetando la parte humana. Es un rasgo importante humanizar la política, ponerla en el centro, porque al final somos seres humanos. Hay límites que no deben rebasarse nunca. Lo vivimos como lo vivió todo el país, y atendiendo al debate que se está abriendo. Debería preocuparnos la posición de la derecha y la extrema derecha, que es absolutamente peligrosa y antidemocrática. 

"En el Consejo de Ministros, en general, hay bastante buena sintonía"

Hay que poner en marcha medidas, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial o la derogación de la ley mordaza, pero vamos más allá. Tenemos que generar mecanismos o modificaciones, las que sean pertinentes, para obviamente garantizar la libertad de prensa y la libertad de expresión, por supuesto, y además introduzco una clave, que es el derecho al acceso a una información veraz, que es de todos los ciudadanos y ciudadanas de este país. Habrá que ver de qué manera garantizamos mecanismos para ese derecho, para que reciban una información real, que esté contrastada. Esto hay que abordarlo. Y esto va de la mano, aunque parezca algo ajeno, con reforzar la democracia y los derechos, y el despliegue de una agenda social. Todo va de la mano, blindar la democracia para blindar la libertad.

En lo concreto, no te podría decir, pero sí creo que hay mecanismos para garantizar eso. Tiene que ser una conversación formulada desde todos los sectores que trabajan en esto. En cualquier caso, hablamos siempre de garantizar derechos, e insisto en el enfoque positivo de las medidas. 

No sé cuál es el plan del PSOE. Sé cuál es el de Izquierda Unida. Tenemos una tradición militante diferente y vamos a desplegar nuestra agenda. Hablamos de defender la democracia. Vamos a trabajar por que Izquierda Unida tenga siempre una voz propia en los procesos políticos de este país, desde una perspectiva de hermanamiento con otras formaciones con las que podamos tener sintonía, arrimando el hombro, porque eso forma parte del ADN de Izquierda Unida y antes del Partido Comunista.

Una relación de coordinación, de trabajo colectivo, porque hay temas que tocan una agenda común entre su ministerio y el que encabezo yo.

En general, hay bastante buena sintonía. Somos una coalición con matices y diferencias políticas, eso es obvio, pero creo que lo que tiene que ver con la puesta en marcha del acuerdo de Gobierno se da con mecanismos de coordinación razonables y positivos.

Ahora estamos en el debate asambleario para reflexionar sobre el papel que debe tener IU en el ecosistema de Sumar. A mí me gusta diferenciar entre la coalición Sumar y el partido Sumar. Formamos parte del espacio, en el grupo parlamentario, y en otros espacios como en las elecciones en Euskadi. Debemos tener una relación de lealtad y de trabajo político. Otro debate es la conformación del espacio político orgánico de Sumar, que requiere otros matices y va a requerir también una reflexión profunda de la Asamblea que estamos teniendo ahora mismo. Planteo que IU tenga autonomía, que debe tener vectores del desarrollo político propios, en una relación de hermanamiento y lealtad con otras fuerzas hermanas.

Eso es lo que forma parte del debate de nuestra organización, y debe garantizarse un mecanismo de participación de la militancia, porque tienen que ver con un debate coyuntural, ligado al marco electoral. La decisión deberá tomarse en cada contexto político, en cada territorio y en cada momento electoral.

Sobre el reconocimiento del Estado Palestino: "Teniendo en cuenta el papel de España en la UE, es un gesto político importante"

No me cabe la menor duda.

Está trabajando para ello. Estamos trabajando como Gobierno para ello.

Me parece un gesto político importante, sobre todo teniendo en cuenta el papel de España dentro de la Unión Europea. Es importante generar un polo alternativo que reconozca y defina claramente el derecho del pueblo palestino a existir, y es la exigencia y el cumplimiento en la aplicación de los derechos humanos, algo que está siendo absolutamente destruido en Palestina en estos momentos.

Con muchísima preocupación. Asistimos a la hoja de ruta del PP allá donde gobierna de recortes, de adelgazamiento de los servicios públicos, y de menos oportunidades para los andaluces y las andaluzas. Vemos recortes salvajes en la sanidad pública, en la educación, o cómo se pone en cuestión la sostenibilidad de los territorios, con esa pugna que ha habido para proteger Doñana. Vemos que se devuelven fondos que podían haberse utilizado para el despliegue de la educación infantil y no se ejecutan. En definitiva, el recorte del PP a las rentas mínimas que hacen complicado llegar a fin de mes. El Gobierno genera cada vez más recursos hacia las comunidades y estas aplican más recortes.