Aquel 4 de diciembre

Andalucía somos todos y es de todos. Por eso se debe promover la participación en vez de reducirla. Ese es el reto, doble, porque extirpa todos los protagonismos

Aquel 4 de diciembre en Andalucía. Imagen de archivo de las movilizaciones en defensa de la autonomía andaluza.
Aquel 4 de diciembre en Andalucía. Imagen de archivo de las movilizaciones en defensa de la autonomía andaluza.

¡Qué distinto a estos últimos! Aquel fue el día de la unidad. De la verdadera Unidad, con mayúscula. No por voluntad de los partidos parlamentarios, en especial el PSOE, que intentó capitalizarla para evitar que la pudieran protagonizar otros. El partido llamado socialista, después de negarse rotundamente junto con UCD a asistir a las reuniones preparatorias convocadas por Averroes Estudio Andalusí en su local de la calle Bustos Tavera, en Sevilla, para organizar una manifestación que tuviera lugar, al menos, en cada una de las capitales de provincia, el día 12 de octubre de 1977, tras negarse también a recibir a la comisión de los casi 40 grupos asistentes a esas reuniones, decidieron abanderarla y convocarla ellos mismos tal como se les había pedido en el escrito entregado por medio de un bedel de la Diputación.

Le habían visto las orejas al lobo. Tras su negativa a hacer una convocatoria conjunta, comprendieron, se dieron cuenta de lo mal que quedarían si las manifestaciones se desarrollaban sin ellos. Fue el único protagonismo, el del PSOE y sus seguidores parlamentarios. Porque el resto de los partidos, asociaciones y personas independientes que llevaban reuniéndose desde agosto, después de invitarlos con reiteración les pidieron que fueran ellos mismos, como representantes del pueblo andaluz, quienes la convocaran. Aquel 12 de octubre se inauguró el protagonismo por parte del partido llamado socialista pero muy español. Protagonismo al que los demás renunciamos en aras de una unidad necesaria. 

Ahora ha vuelto el protagonismo, pero no de manos del PSOE, tenedor de la fuerza en aquel momento, sino de quienes no tienen más fuerza que su voz y algún libro a sus espaldas que, por haber sido el primero en publicar, hizo cumplir el refrán: “Críate fama y échate a dormir”. Jaleo, AA, AV, SAT, han conseguido deshacer todo lo construido en varios años de manifestación en este día. De las decenas de miles de participantes cuando la manifestación era convocada por una comisión amplia, sin restricciones a nadie, sin imposiciones políticas, se ha pasado a algo más de unas docenas. Lo peor es que el SAT, al quitar de las manos la del 28-F a las Marchas de la Dignidad, obtuvo el pasado febrero peor resultado aún del de este 4-D. Resultado ridículo teniendo en cuenta el número de manifestantes anteriores, que desautoriza a quienes buscan más protagonismo que representatividad. Más ansia de figurar que de aportar y buscar soluciones.

¿Esta es la Andalucía que tenemos? ¿Es la que queremos? Ya es hora de ver cómo el deseo de aparentar destruye por completo nuestra escasa fuerza. Que Andalucía necesita unidad, pero unidad de verdad. Y organización, didáctica, prestar colaboración para poder pedirla, ganarse a las asociaciones de vecinos, a las culturales, a los clubs con cierta inquietud y promover esa inquietud donde falte. En definitiva, unidad y fuera todos los protagonismos. Capacidad para sentarse codo con codo con un principio marxista que los supuestos marxistas han olvidado: “De cada cual según sus posibilidades. A cada cual según sus necesidades”. Es muy torpe pretender mayor representatividad porque se aporte mayor número de manifestantes en teoría. Y aunque fuera cierto. Menos aún, después de los resultados. Una manifestación a la que sólo asisten los miembros de los partidos está dejando a los partidos doblemente en evidencia. Y demostrando su falta de interés, o de estrategia o ambas cosas, para atraer a manifestantes que no formen parte de ningún partido ni sindicato. Porque esos, como mínimo, también son pueblo. También son andaluces. También tienen el deber y el derecho de trabajar por Andalucía y, en esa misma medida, de exigir la solución a sus múltiples carencias.

Andalucía somos todos y es de todos. Por eso se debe promover la participación en vez de reducirla. Ese es el reto, doble, porque extirpa todos los protagonismos.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído