Cinco días que conmovieron al mundo

¿Qué van a hacer la derecha y la ultraderecha con el problema de España que lo tiene en el separatismo infantil y excluyente?

ramon reig

Ramón Reig

Catedrático de Estructura de la Información, Universidad de Sevilla. Entre 1974 y 1991 ejerció el periodismo en medios y gabinetes de comunicación. De todas las tendencias. Desde 1991 hasta ahora es profesor de periodismo. Ha tenido su faceta de literato. Más de veinte libros publicados sobre Comunicación, Historia, Periodismo y Antropología. Once libros de poemas, tres de narrativa, algunos premios, estancias académicas en el extranjero (América y Europa). Ama la música y el gazpacho. Y cree que el periodismo es imprescindible. 

Concentración para pedir a Pedro Sánchez que se quede.
Concentración para pedir a Pedro Sánchez que se quede.

Uf, menos mal que mañana debe terminar la primera incertidumbre que me están causando estos cinco días que lleva el señor presidente pensando y hablando con su señora sobre si se va o no. La segunda de mis angustias llegará si decide irse, ¿qué voy a hacer sin él? No soy yo solo quien está temblando, es todo el orbe, y ya es hora de que don Pedro despeje la incógnita, me he cargado la caja del Valium 10 desde que hizo pública la carta de amor a su mujer y de odio a la derecha y extrema derecha. Ni así he podido dormir, necesito a Sánchez como tantos miles de millones de personas, es algo freudiano, lo dice Freud en su famoso libro Psicología de las masas, los mortales comunes precisamos un líder al que adorar y mucho más tras la muerte de Dios, como anunció Nietzsche que para eso se declaró no solamente hombre, sino también dinamita. 

Cual si fuera una radionovela de aquellas de Guillermo Sautier Casaseca como por ejemplo Simplemente María o Ama Rosa, millones de feministas progresistas habrán llorado con la famosa carta publicada en la red del mentor de Trump, Elon Musk. ¿Qué harán sin el paraguas protector de Pedro Sánchez? Sin duda, la derecha y la extrema derecha van a abolir no sólo las leyes que las protegen de nosotros los malévolos varones facinerosos que llevamos dentro la violencia, como dijo Manuela Carmena, también aprobarán otras que declararán al feminismo hijo de Satanás. 

Tiembla el colectivo LGTBI+, tiemblan los esqueletos bajo tierra, tiemblan las damas con derecho a que su cuerpo sea suyo y de nadie más, tiemblan quienes deseen llegar borrachas a sus casas a las tantas de la madrugada, despeinadas y con un zapato menos, tiembla el progresismo racista-separatista, tiemblan los vulnerables en general, se pueden quedar sin su protector y el protector sin sus votos cautivos, tiemblan los inmigrantes y los okupas, todos ellos buenos por naturaleza, criaturas derivadas del Emilio, de Rousseau, que son bondadosas, pero que la sociedad capitalista sólo sabe machacar. 

Tiemblan incluso eminentes cerebros universitarios que se han apresurado a mostrar su apoyo al líder elevado a los altares. Los textos de algunos de ellos me han recordado aquel editorial de El País, “Viva la Constitución”, que el diario hoy monclovita publicó cuando Tejero nos quiso robar la democracia. Creo que Àngels Barceló debería haber acudido ya, rauda, a la Moncloa, para tomar del brazo al presidente y decirle lo mismo que le dijo en un estudio de la SER a Pablo Iglesias: “No te vayas, Pedro”. Sobre ese Pedro se ha elevado la Iglesia del más puro progresismo jamás conocido por pueblo terráqueo alguno, frente a la otra Iglesia, la meapilas abusona de niños y menos niños. 

Llevamos traumatizados desde el pasado miércoles, eso no se le hace a un pueblo, Pedro, estas cosas se van pensando en los ratos libres y mientras haces deporte y, en llegando a una conclusión, se dice lo que sea ante las cámaras de televisión, como Suárez, en lugar de dar la espantada como uno de tus antecesores, Felipe González. Cuando quiso dejar el marxismo, se le opuso el PSOE y se largó para que le dijeran: “Felipe, vuelve, sin ti todo es noche, sea tu voluntad”. Por cierto, ¿has recuperado tú el marxismo? ¿Esto que llevo viendo desde hace años es tu estrategia marxista-leninista para regenerar España? Como nunca explicas la hoja de ruta… 

Pedro Sánchez llegó de por ahí del extranjero de afuera sin lograr formar una coalición de países de segunda fila que le plantaran cara a Biden y abogaran por formar un Estado palestino. Eso debe doler tela. En Gaza, además de lo que les ha caído encima, no les faltaba más que el fracaso de nuestro presidente. Su proyecto -concreto, preciso- era imprescindible para que los judíos se centraran en los negocios y dejaran de liquidar gente en nombre del pueblo elegido, con licencia para matar y hacer lo que le salga de la entrepierna. 

Con la carta pedrina —que ha sido una pedrada—, Biden ha estado a punto de detener los 100.000 millones de dólares que le regala a la industria del armamento de su país para seguir defendiendo la democracia en Israel, Taiwán y Ucrania. Con esa propina y la que le vamos a dar los europeos para rearmarnos hasta los dientes van tirando hasta 2025. Pues resulta que llegó Pedro y se enclaustra a pensar, en lo que veo como una clara reivindicación de los estudios de filosofía en la enseñanza española y mundial. ¿Qué puede hacer el mundo mientras él piensa? Temblar. 

El progresismo de América Latina tiembla, asimismo. Zapatero y Sánchez son sus nuevos protectores, la España progresista es la nueva URSS que ampara el mundo de las ilusiones de Yupi frente al egoísmo neoliberal. Así estábamos cuando a Sánchez le da por tapar el caso mascarillas haciendo públicas las miserias del novio de la Ayuso. ¿Qué quieres que haga el mundo mediático de la fachosfera, Pedro? Fue a por tu señora. Buscó muertos en su armario y dice que los ha hallado, ocultos entre sus modelitos. Mira lo que te ha pasado: debes elegir entre el amor a tu señora y el amor al poder, puedes perder el alma y ganar el cuerpo o al revés. Por lo pronto ya nos has hecho llorar, una periodista de tu cuerda estaba acusando por las redes al presidente de Andalucía de abusar de nuestras emociones por recibir cariñosamente en el Palacio de San Telmo a un grupo de personas mayores malagueñas y resulta que tu carta nos ha convertido en unos jeremías acongojados.   

En Sevilla esta semana se ha presentado un libro del profesor y periodista Teodoro León Gross que lleva por título La muerte del periodismo. Al principio creí que el autor llevaba razón sólo con ver a los que le acompañaban en el acto: Carlos Herrera, Ignacio Camacho y Alberto García Reyes, los tres vinculados a ABC y a la fachosfera. Me dije: pues sí que debe haber muerto porque ahí en el escenario no hay pluralismo alguno ni contraste de la noticia. Me equivocaba: el periodismo no ha muerto, si es que alguna vez estuvo vivo. Mira, Pedro, te están buscando un Watergate, te están crucificando a través de Begoña.   

El periodismo no se ha muerto, sigue igual, persiguiendo a los políticos que sois los payasos de las bofetadas -en frase de León Felipe- y dejando estar al Poder de verdad porque tú, Pedro, tú pasarás, decidas lo que decidas mañana, pero el Poder de verdad seguirá, a don Emilio Botín le dijeron que debía un dineral a Hacienda -mucho más que el novio de la Ayuso- pagó y aquí paz y después gloria. Tú mismo necesitas a la banca y los fondos de inversión para que te sostengan al Grupo PRISA y no quiebre. Cebrián y Savater pasan, los accionistas de Prisa permanecen. 

Termino. No sé por qué cuando Sánchez sacó la carta no hemos seguido todos a lo nuestro en lugar de tantas noches desvelados, hablando del asunto. A mí sólo me ocupa una cuestión: si se va Sánchez y llega la derecha y ultraderecha -causantes de la desgracia de Pedro-, ¿qué harían? Tampoco lo sé. Sánchez tiene razón cuando afirma que no poseen alternativa para España, lo malo es que no sabemos la que Sánchez tiene, sólo dice que es progresista y regeneradora, eso es como tener un tío en América que ni es tío ni es ná. 

¿Qué van a hacer la derecha y la ultraderecha con el problema de España que lo tiene en el separatismo infantil y excluyente? Ahí va a seguir, con Pedro y sin Pedro. España ni existe ni tal vez haya existido nunca, cuando leí el magnífico tocho del historiador José Álvarez Junco, Mater Dolorosa, me rondó otra vez esa idea por la cabeza. Pero necesitamos una marca mundial que todos respeten. No la tenemos, cada vez está más desdibujada. Y no sé cómo la desean crear ni los progresistas de Sánchez ni los regresistas de Feijóo-Abascal. El celtiberia show prosigue sus tristes representaciones.

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