Aquellos que vendían pegatinas e insignias de Falange, y pulseritas con la bandera del pollo en la calle Ancha, son hoy concejales o delegados de algo. Ya estaban hartos de fingir que no eran tan de derechas
Vanidades, postureos, egos y el mercado rebosaron como la lava de un volcán en defensa del COAC. Cuando se sabe que es un solapado artefacto para hacer dinero más o menos opaco.