Se ha escrito que el efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo que provoca que las personas menos competentes en un determinado campo sobreestimen sus habilidades y aquellas más competentes las subestimen. Sería algo como que algunas personas ignorantes piensan que saben mucho y quienes verdaderamente lo saben, son unas ignorantes.
En la categoría de personas ignorantes atrevidas se podría situar a todas aquellas que se ofenden cuando se les informa que su discurso, al poner el foco en las mujeres y no en los agresores sexuales, el resultado es alimentar la cultura de la violación.
Ejemplo de lo anterior es la campaña publicitaria de la Xunta de Galicia a razón del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer cuyo eje central ha sido: "Se viste con las mallas de deporte. Va a correr por la noche. ¿Qué sucede ahora? No debería pasar, pero pasa". La Comunidad de Madrid no se queda a la postre con sus eslóganes: "Mira lo que te sirven", "vigila siempre tu copa" o "no aceptes bebidas de desconocidos”. Y, en Castilla–León, por orden del presidente del parlamento autonómico, el fascista señor Pollan, no se iluminó de morado la sede parlamentaria porque había que “ahorrar luz”. Las tres comunidades están gobernadas por el Partido Popular.
Asimismo, en sede de la soberanía popular, diputados del partido popular, como el señor Píriz, junto a la diputada fascista, la señora Toscano, han llamado a la ministra de Igualdad, la señora Montero a razón de la ley del solo sí es sí: “Inútil”,” soberbia” o, que “el único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. O, la señora Herrarte de Ciudadanos no se cortó un pelo al decir que “está donde está porque la ha fecundado un macho alfa”.
Dichas las citadas descalificaciones personales propias de personas ignorantes atrevidas, sin que nadie de ellas las retirara, ni pidiera disculpas, lo de la señora Herrarte no lo es, cuando se les informa que esas conductas alientan la cultura de la violación se ofenden y la señora Batet, presidenta del Congreso de los Diputados y las Diputadas, llama al orden a la señora ministra y retira del diario de sesiones la expresión cultura de la violación por no ser una expresión "adecuada en términos parlamentarios dirigidas a un grupo parlamentario". Y es aquí donde emerge el atrevimiento de la ignorancia a sabiendas de la señora Batet, que no es solo una jurista y profesora de Derecho Constitucional, también es la viceprimera secretaria del PSOE de Catalunya y se supone que está al corriente de la etimología de la cultura de la violación y el contexto en el que se desarrolla. Ignorarlo a sabiendas solo contribuye a cosificar a la mujer. Lo mismo que hace la publicidad institucional de la Xunta gallega, los eslóganes de la Comunidad madrileña, el fascista señor Pollan, el señor Píriz, la señora. Toscano y la señora Herrarte. A eso se le llama, lo que ha hecho la señora Batet, blanquear, naturalizar, ignorando a sabiendas, la cultura de la violación.
A saber, la cultura de la violación se utiliza por primera vez en la década de los años 70 por el movimiento feminista de Estados Unidos, al denunciar que la violación de una mujer no puede ser aceptada como un problema social y cultural normalizado por actitudes sociales sobre el género, el sexo y la sexualidad. Siendo aquel el origen y siendo hoy un término universal del feminismo, como explicó la señora ministra, ha sido la ONU quien ha desarrollado el concepto y prevenido a los Estados miembro, en tanto que estos deben poner los medios para informar a la población, pero también, aprobando una legislación preventiva de la agresión sexual, la ley del solo sí es sí cumple ese objetivo. Las campañas institucionales y los discursos antes dichos, por el contrario, contribuyen a la cultura de la violación porque responsabilizan a la víctima de la agresión y ponen el foco en las mujeres y no en los agresores.
La ONU Mujeres viene haciendo una tarea ingente para poner al servicio de los Estados miembro estudios y formas de enfrentarse a la cultura de la violación, dado que es omnipresente, como fácilmente hemos podido comprobar, donde instituciones públicas y personas representantes parlamentarias, autonómicas y municipales y sus organizaciones políticas, naturalizan tan destructiva cultura. Unos y unas porque son unas personas ignorantes y atrevidas, otros y otras porque son unas personas ignorantes a sabiendas y, todas ellas, por conveniencia política, para desgastar al feminismo y a quien defiende esas tesis que combaten esa forma de pensar, de hablar, de hacer, tan arraigada en el poder que ejerce verdaderos controles patriarcales.
Duele más, cuando a esto contribuye una mujer de la que se supone no es una ignorante y preside el santuario de la soberanía popular.
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