Este miércoles, el centro de Sevilla acogía una manifestación de la plataforma 'Sevilla se muere'. Convocados por una cuenta en redes sociales, la protesta contó con un número no excesivamente alto de personas. Hay que tener en cuenta que era un miércoles, a unos días de la Feria. Quizás la fecha no era la mejor. Y quizás es un movimiento sin presencia masiva.
Fuentes del gobierno local han dejado caer que todo está orquestado desde la oposición, y concretamente, del PSOE. Acusan a esta cuenta en redes de ser un cambio de nombre de un perfil que llegó a pertenecer al anterior gobierno local, una cuenta de distrito. Sea o no eso así, más allá de que haya recibido un 'empujón', analizar el asunto así es mirar solo el árbol y no querer ver el bosque.
Porque en Sevilla, en el centro, y especialmente después de la experiencia de la Copa del Rey, la turistificación existe. Excesos que cambian el día a día de los vecinos. Pisos en alquiler por décadas que se convertirán en vivienda turística, como el caso de Rocío, desahuciada con su familia en esa parte del centro que hasta hace no tanto se salvaba.
Una de esas imágenes, icónicas, de una generación, es la de los seguidores del Athletic orinando en las paredes del templo del Cachorro, símbolo de Sevilla, no solo de Triana.
Rechazar el turismo en sí parece, a nivel económico, en lo laboral, una locura. Guste o no, es una industria que da trabajo a muchas familias. El atractivo de Sevilla lo hace inevitable. Y la generación de eventos, una alegría para el trabajo en la ciudad. El problema, cuentan desde 'Sevilla se muere', como también lo puede contar casi cualquier vecino del centro, es el exceso, la falta de convivencia.
Y esa falta de convivencia no tiene solo que ver con la falta de decoro, como recoge la ordenanza de despedidas de soltero. Tiene que ver con que la ciudad sea cada vez más difícil, más cara, más colapsada. En definitiva, como pasa en muchas ciudades, con la sensación de que el centro de Sevilla ya no es de los sevillanos. Con que sea imposible ir a los bares de toda la vida a tomar cerveza. Porque, con la mera idea de intentarlo, surgirá otra opción menos cansada.
En 'Sevilla se muere' hay voces totalmente independientes, convocadas por ese sentimiento de agotamiento y no por ningún partido político. Basta preguntar a los vecinos. Este movimiento, bajo ese nombre, podrá triunfar y marcar la agenda los cuatro años, o quedar en algún titular sin más pena ni gloria en el futuro. Es lo de menos. Si no es este colectivo, será otro. Porque el rechazo a los visitantes, prácticamente la turismofobia, digamos, es un sentimiento que empieza a surgir en Sevilla. Están dolidos por muchas imágenes que se van repitiendo. Y es un sentimiento transversal, de izquierdas a derechas.
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