Se vende niño o niña

Todas las personas son respetables, todas las ideologías no lo son. No son respetables las ideologías que ponen en peligro la seguridad de las personas, sus libertades y los derechos humanos.

Javier Milei, presidente de Argentina, junto a Santiago Abascal.
Javier Milei, presidente de Argentina, junto a Santiago Abascal.

"La libertad es que si no querés mandar a tu hijo al colegio… que puedas hacerlo". Estas son las palabras de un diputado de La Libertad Avanza, partido invitado por Vox para mayo próximo. Vox, con quien el PP define los nuevos significados de libertad para España. En Argentina, Javier Milei propone que cada quien pueda vender sus propios órganos con las leyes de la oferta y la demanda, que el aborto se prohíba, pero que los niños sean de sus padres. Que ir a la escuela sea una decisión libre del padre. Por cierto, a veces son más necesitadas en casa las niñas que los niños. Irá al colegio quien lo diga el papá, porque "la educación es el eje de la civilización. ¿Cómo se te ocurre darle a un comité de burócratas la decisión de la educación? ¿Al Estado? ¿Al Ministerio de Educación?". Donde Benegas Lynch dice civilización propone barbarie.

Los hijos son de los padres, y las hijas más, claro. Los padres son los que saben, mejor que nadie, lo que es bueno y malo para sus hijos. ¿Cuánto va de sacar al niño del colegio para que trabaje en el taller a venderlo porque la familia es pobre? 400 millones de niñøs en el mundo son vendidos por sus familias, y sin derecho a la infancia, según informa aquí laSexta.

Los neoliberales de ultraderecha se le antojan al 40% de los argentinos una novedad, pero son una cosa muy vieja. Querían un cambio, y este es el cambio. El mismo cambio Vox-PP. Ellos quieren al Estado solo para que la policía defienda el derecho a la propiedad, y no caímos en que también los hijos son parte patrimonio. ¿Y las mujeres? Ideas muy primitivas.

En las sociedades más ricas se tienen más hijos que en las sociedades más pobres, ¿por qué? Porque históricamente tener más hijos es tener una mejor pensión de jubilación y un mejor seguro médico. Cuando el Estado empieza a garantizar jubilaciones y seguro médico, la cantidad de hijos desciende. Naturalmente que la revolución sexual juega su papel, porque el Estado empieza a reconocer los derechos a la sexualidad. Si hubo algo que posibilitó la libertad individual y la emancipación fue el Estado transformado en garantía de los derechos individuales y sociales. Querer destruir el Estado para construir más libertad es simplemente un engaño, pero muchøs caen en la trampa del yo hago lo que me da la gana, como sinónimo de la libertad: el salir de cañas de Díaz Ayuso.

A muchos españoles de ciudad podrá parecerles ajeno todo lo que está columna acerca, pero España tiene muchos pueblos, muchos, donde pasan cosas que un urbanita no quiere siquiera imaginar. Y en los muchos barrios menos habituales. También la historia reciente de España esconde demasiados crímenes contra la niñez. El ablandamiento de los valores éticos es una permanente amenaza, que se materializa, por ejemplo, en ese estar a partir un piñón de Vox y PP, y de Vox y Milei: vasos comunicantes, pero para entenderlo hay que haber ido a la escuela. En nombre de la libertad, lo que hay que hacer es no ir a la escuela, según dijo recién Benegas Lynch en Buenos Aires. No sabemos si también él vendrá a España con su amigo Javier Milei, a iluminarnos con sus ideas de libertad. Vox será el anfitrión.

La peor oscuridad se desató con Trump, hijo político de Reagan y Thatcher. En Europa, el austericidio de Angela Merkel conjugó perfectamente con todos los deseos de las ultraderechas europeas. Europa, que también lo es Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía, y no solo la romántica París o el concierto de Año Nuevo de Viena, está muy necesitada de Estado que garantice derechos elementales para las mujeres y las infancias. También en España, aunque a muchos les parezca que acá está todo más que resuelto.

Todas las personas son respetables, todas las ideologías no lo son. No son respetables las ideologías que ponen en peligro la seguridad de las personas, sus libertades y los derechos humanos. Las izquierdas, los liberales, los conservadores moderados tienen que volver a la política de la confrontación. Confrontar es comparar, no polarizar; confrontar es oponer, no atacar. Desde muchas tribunas se ha demonizado para las izquierdas la política confrontativa, pero son las derechas extremadas las que ganan las elecciones con campañas agresivas y de ataques furibundos contra todo lo que no sean ellos mismos. Lo que falta, precisamente, es confrontación para hacer política. Falta asertividad, valor para presentarse como se es y hacer la política confrontativa que las izquierdas proponen respecto a las derechas. Hacerla, además de decirla. Insisto, el Estado democrático liberal presente es la garantía demostrada de las libertades sociales e individuales.

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