MasterChef vuelve a estar en el ojo del huracán. Pintado sobre un papel de teórico programa de cocina, tras el telón los hilos se mueven de una forma totalmente diferente. Casi todo está guionizado en busca del espectáculo más que de ofrecer buenos platos y cocinados a los televidentes.
Patricia Conde, una de las participantes de la última edición de famosos, ha compartido en redes sociales su experiencia en el programa. Y la misma no ha sido muy positiva. "Un día nos dijeron ‘esto es un show, no un programa de cocina’. Ha habido amor, ha habido Guerras, yo siempre he sido partidaria del amor y del humor. Y cuando me gritan o no me tratan bien, no lo sé gestionar".
La presentadora ha denunciado recibir una gran presión, que la llevó a bloquearse en más de una ocasión. Tras llegar a la final, decidió abandonar y desenmascarar por completo al equipo del programa y a los presentadores Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y a Jordi Cruz. "Presión no solo la del cocinado, sino la de toda la gente que tenemos en frente dando órdenes y, sobre todo, presión por lo que dirán de nosotros en redes sociales después. Que ya sabéis algunas terribles consecuencias”, destacaba Conde en clara alusión al paso de Verónica Forqué por el programa y el desenlace que sufrió posteriormente la actriz.
Patricia ha confesado en sus redes que "nunca había visto MasterChef y quise investigar desde dentro. Y les estoy eternamente agradecida por la oportunidad de que todos me hayan conocido y ahora sepan que soy actriz, no presentadora. Lo he dicho muchas veces, soy sensible y vulnerable y mi salvavidas es el sentido del humor. Nos dicen que cocinemos o que hagamos un show divertido, como los que nos ha ofrecido mi querido Xavier (Deltell).
"Cada uno vive las experiencias a su manera, no todos somos iguales, pero lo que yo he hecho ha sido tratar a todos mis compañeros con respeto, pasara lo que pasara. Y, en lugar de sacar el estrés gritando o insultando a los demás, he preferido reírme de mí misma e inmolarme en un divertido show para quitarle hierro al asunto", ha añadido Conde, que ha desvelado otra de las mentiras del programa, relacionada con la gente que espera la comida que cocinan los concursantes. "Por los comensales no os preocupéis, no solo les dan lo que cocinamos. En el Ritz había mucha más comida. Yo no le pedí a nadie llegar a la final. Yo no eché a Isa o a Nico, de hecho me pareció injusto y me hubiera cambiado por cualquiera de los dos, ellos lo saben".
Tras perder perdón a familiares, amigos y al equipo de MasterChef, Conde ha sentido no haber sido “más competitiva y ambiciosa… Cómo habéis visto, tímida, algo rebelde y muy sensible… y payasita. Y, sobre todo, no puedo con las mentiras y antes de ofender a un compañero o creerme mejor que nadie, prefiero reírme de mí misma y ofrecer un show. Lo vuelvo a decir, la televisión es mentira”.
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