El antes y el después de las lluvias en Doñana: así reverdece el pulmón andaluz, aunque no es suficiente

Algunas lagunas se han inundado casi por completo, informan desde el parque, si bien serán necesarias más lluvias para alcanzar la media normal y colmar el acuífero, sobreexplotado por el riego agrícola

La vista desde la torre del Palacio de Doñana, en octubre del 23 y este 1 de abril, tras las lluvias.
La vista desde la torre del Palacio de Doñana, en octubre del 23 y este 1 de abril, tras las lluvias.

Las lluvias tardaron, pero llegaron en marzo. Cuando más urgente era. En ese tercer mes del año, en Doñana se han registrado 145,3 l/m2 de precipitación, siendo la mayor parte de estas lluvias concentradas durante la Semana Santa. Estas cifras han contribuido a un acumulado anual de precipitación de 404,4 l/m2 desde septiembre hasta la fecha, según han comunicación desde el parque. A pesar de superar los registros de los últimos tres años, aún no alcanzan la media histórica del ciclo hidrológico, que supera los 500 l/m2.

La llegada tardía de las lluvias ha sido notable este año en Doñana, donde normalmente se concentran en otoño e invierno. Este marzo ha sido el segundo más lluvioso registrado, aunque las precipitaciones durante los meses anteriores fueron escasas, afectando negativamente a los censos de aves acuáticas durante la invernada.

Las últimas lluvias han permitido que lagunas como Santa Olalla, El Sopetón y La Dulce se inunden casi por completo, devolviendo a Doñana una imagen similar a años anteriores. Esta inundación primaveral favorece el crecimiento de la vegetación, beneficiando la cría de aves acuáticas como fochas, calamones, somormujos, zampullines, cigüeñas y ardéidos.

Sensores automáticos de la ICTS-Doñana han detectado una inundación de 38 cm en Honduras del Burro, alrededor de 32 cm en Resolimán y menos de 5 cm en Cancela Millán. Sin embargo, aún quedan zonas de la marisma por inundarse. La ICTS-Doñana ofrece cámaras en directo para observar los efectos de las lluvias en la reserva.

A pesar de estas lluvias, Doñana enfrenta más de una década de precipitaciones por debajo de la media, evidenciando un problema de sequía casi estructural. Los últimos tres años han sido especialmente secos, afectando la vegetación y la biodiversidad según un informe de la ICTS-Doñana.

Ante esta situación, desde la ICTS-Doñana se mantiene cautela. Las lluvias alivian parcialmente la sequía, pero no solucionan el problema de la sobreexplotación de aguas subterráneas. Aún se necesita tiempo para que el acuífero, sobreexplotado desde hace al menos tres décadas -así se declaró en 1996- para riegos agrícolas, acabe llenándose. En 2009, de hecho, el carbón bajo tierra se secó y llegó a prender, un fenómeno peligroso para el parque. Por el momento, no se ha llegado a eso, pero el agua debe calar para llegar a esas profundidades. Por lo tanto, en el parque informan que se espera observar el efecto conjunto de las precipitaciones y las temperaturas en los próximos meses para evaluar la situación.

Sobre el autor:

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P. F. Q.

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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