LaVozdelSur.es /uploads/feeds/feed_1_33547.xml Periodismo en Andaluz, Libre e Independiente Sat, 27 Apr 2024 10:25:07 +0200 es /uploads/static/lavozdelsur/logos/logo-main.svg LaVozdelSur.es /uploads/feeds/feed_1_33547.xml <![CDATA[Flick Flock Danza: el baile como terapia contra los prejuicios]]> /la-voz-seleccion/flick-flock-danza-el-baile-como-terapia-contra-los-prejuicios_153325_102.html Thu, 17 Aug 2023 19:19:12 +0200 /la-voz-seleccion/flick-flock-danza-el-baile-como-terapia-contra-los-prejuicios_153325_102.html Cuando apenas tenía dos años, Ana ya se quedaba embobada mirando por una ventana cómo en el interior de un local de la calle José García Agulló de Cádiz había personas bailando, dando brincos, volteretas y todo tipo de piruetas que a ella la dejaban fascinada. “Hasta que un día apareció Susana, habló con mi madre y le dijo que me dejara”, relata Ana de Coza, que ahora tiene 20 años, y que cuando apenas levantaba un palmo del suelo asistió a su primera clase de danza. “Estuve allí sentada, flipando, mirándolo todo”, recuerda.

Ahora es una bailarina “espectacular”, como la define Susana Alcón, directora artística, profesora y coreógrafa de Flick Flock Danza, una academia de baile especializada en ballet y danza clásica, fundada en 1995 en Cádiz, en la que la mitad de sus alumnos y alumnas son personas con discapacidad diagnosticada. “Pero aquí solo hay buenos bailarines y bailarinas, punto pelota, no puedo ponerle etiquetas a nadie”, zanja Alcón cuando lavozdelsur.es visita las instalaciones de la academia, situadas en la calle Villa Parada de la capital gaditana.

“Bailaba porque me gustaba, y cuando veo que cada vez los resultados son mejores, obviamente me alegro y me emociona”, expresa Ana de Coza, una de las alumnas de la academia, diagnosticada con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), para la que formar parte de Flick Flock Danza “ha sido una forma de encontrarme a mí misma como persona y como bailarina. No solo aprendemos a bailar, sino a ser uno mismo”. "Es difícil de explicar, hay que vivirlo”, agrega la joven, quien de pequeña dice que era “muy nerviosa” y que en la academia “empecé a tomar conciencia de mí”. “Somos una familia. Nelson es mi pareja de baile, he crecido con él, y cada vez que bailamos juntos tenemos un vínculo que con nadie más de la escuela tengo”, dice.

De izquierda a derecha: Luz Gil, Nelson Navarro, Susana Alcón y Ana de Coza. FOTO: MANU GARCÍA
De izquierda a derecha: Luz Gil, Nelson Navarro, Susana Alcón y Ana de Coza.  MANU GARCÍA

Nelson Navarro, a quien se refiere, lleva en la academia desde los cuatro años —ahora tiene 22—. “Bailar me ha gustado siempre”, confiesa, “y de pequeño más todavía”. “Cuando descubrí que me gustaba tanto, empecé a dar clases”, añade. Cuando acaba la conversación con lavozdelsur.es, Nelson se cambia rápidamente de ropa y empieza a estirar, levantando la pierna casi a la altura de la cabeza, y doblándose hacia atrás como si fuera de goma, antes de situarse en la posición correcta para desarrollar una pequeña coreografía.

“Mi objetivo es bailar por todo el mundo”, expresa poco antes el joven, que tiene síndrome de Down. Ya lo ha hecho en varios países, como Francia, Marruecos e innumerables escenarios a lo largo y ancho de España. Desde el Centro Pompidou de París, al Théâtre Montansier de Versalles, pasando por el Liceo de Barcelona, a un teatro de Casablanca (Marruecos), delante de público tan variopinto como los eurodiputados del Parlamento Europeo o la Reina Sofía en el Gran Hotel Conde Duque de Madrid. Hasta en el programa televisivo Got Talent, donde llegaron a semifinales. “Susana no quería, pero nosotras tiramos de ella y al final participamos”, cuenta Ana, para la que ha sido “una oportunidad para darnos a conocer”.

La joven bailarina señala que han tenido que trabajar “muchísimo” pero que “ese esfuerzo ha sido recompensado. En cada ensayo te unías más al grupo y al final hemos sido uno. Nos ha enriquecido como grupo para unirnos más y estar más conectados”, cuenta. “A mí me ha encantado que me reconozcan por la calle”, dice Nelson. La directora de Flick Flock Danza, Susana Alcón, no estaba muy por la labor. “Nos llamaron varias veces y al final aceptamos”, cuenta, “no me interesaba para nada actuar en televisión, lo nuestro son los teatros”.

Susana Alcón, mirando a Nelson Navarro, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Susana Alcón, mirando a Nelson Navarro, durante la entrevista.   MANU GARCÍA

Susana dirige la academia junto a su marido, Rafael Navarro, que se encarga del sonido, la iluminación e imparte las clases más “intensivas”. Rafa, como lo conocen, tiene alumnos desde los cuatro años, y desarrolla un “proceso de trabajo psicofísico”, define Alcón. “Las clases de Rafa son muy duras, con mucho trabajo físico, pero esta gente son lobos”, dice Susana, señalando a Nelson y Ana. A ella, que se encarga de las coreografías y de diseñar el vestuario, lo que más le gusta es el proceso de montaje de los espectáculos. “Tenemos a gente muy buena colaborando”, explica, “es un trabajo abierto en el que nos aportamos los unos a los otros”.

El motor de la compañía es la empatía que hay entre sus miembros. “Yo no tengo hijos, pero tengo alumnos. Para mí son lo más, los quiero porque los hemos criado”, expresa Alcón, que es natural de La Línea pero se trasladó a Cádiz, donde entró en contacto con la danza. "Desde chica siempre he bailado. En Cádiz encontré una escuela y empecé a formarme, a leer, a estudiar…”, relata. "Hemos ido evolucionando juntos. Aquí soy yo misma y la gente me quiere como soy. Todos somos importantes”, complementa Ana de Coza, una de las alumnas más veteranas.

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Nelson Navarro durante los ensayos   MANU GARCÍA

Bárbara tiene ahora 15 años, pero cuando empezó en Flick Flock Danza apenas llegaba a los cinco. A su madre, Luz Gil, le hablaron de la academia y decidió probar. “Llamé a Susana y me dijo: vente ya”. Bárbara, que tiene síndrome de Down, empezó las clases en enero, y en junio ya estaba actuando en el Gran Teatro Falla. “Ahí supe que no me había equivocado”, cuenta Luz, que la lleva a Cádiz desde El Puerto, donde residen, varias veces en semana para que ensaye. “Para Bárbara este es el espacio fuera de nuestra casa en el que ella es más ella”, relata su madre. “Cuando va a algún sitio siempre tienes la duda de saber cómo encajará, pero aquí no, las personas encajan tal cual son. Bárbara aquí es ella”, añade. “Aquí no es tan importante el síndrome, es importante ella”.

Luz dice que, cada año, llora en la actuación de Flick Flock Danza en el Falla. “Siempre le digo a todo el mundo que si le gusta la danza que venga a ver un espectáculo, que no se arrepentirá”. Esto no es una ONG, ni nada parecido, es solo danza". Las coreografías de la compañía, para la madre de Bárbara, son una mezcla de “esfuerzo, sentimiento, ilusión y esperanza”.

Al entrar en las instalaciones de Flick Flock Danza, de paredes acristaladas, hay varias fotografías de alumnos y alumnas sobresalientes, y también un cuadro con frases del poema Los niños aprenden lo que viven, de la escritora y terapeuta familiar Dorothy Law Noltre. Entre otras frases, recoge que “si un niño vive con la tolerancia, aprende a ser paciente; si un niño vive con la seguridad, aprende a tener fe; si un niño vive con la aceptación y la amistad, aprende a encontrar amor en el mundo”. En esta academia, desde luego, lo llevan a la práctica.

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<![CDATA[El barrio más joven de El Puerto, un tren histórico, un puticlub y mucho baloncesto: "Es muy tranquilo"]]> /la-voz-seleccion/barrio-mas-joven-puerto-tren-historico-puticlub-mucho-baloncesto-es-muy-tranquilo_283296_102.html Sun, 25 Sep 2022 19:12:48 +0200 /la-voz-seleccion/barrio-mas-joven-puerto-tren-historico-puticlub-mucho-baloncesto-es-muy-tranquilo_283296_102.html En una mañana cálida, una inmobiliaria acaba de abrir su puerta, una peluquería de caballeros prepara las tijeras y en un centro infantil se escuchan las risas de los niños. En la barriada más joven de
El Puerto de Santa María hay cierto movimiento comercial, pero se divisan locales vacíos o cerrados que esperan una nueva vida.

En esta localización arropada por la avenida Sanlúcar y la carretera de Sanlúcar sí se dividan bloques de pisos que hasta hace 20 años no existían. En la histórica finca Angelita Alta se empezó a construir el nuevo hogar de muchas familias, con fácil aparcamiento y muy próximo al centro. “Todo esto era un campo lleno de chumberas”, dice Juan López, granadino de 72 años que recuerda el paisaje que veía cuando iba para su trabajo.

Este funcionario de prisiones ya jubilado fue uno de los primeros vecinos del barrio Angelita Alta. De Cádiz se mudó a la localidad portuense cuando abrió el centro penitenciario Puerto II el 20 de octubre de 1984. “Estuve viviendo en el Penal antes de que existiera esta barriada y compré este piso cuando aún no estaba construido”, cuenta a lavozdelsur.es sentado en el bar La Belleza, donde suele desayunar cada mañana.

Juan López, uno de los primeros vecinos de la barriada.
Juan López, uno de los primeros vecinos de la barriada.   MANU GARCÍA

Antes de levantar los primeros bloques, más próximos a la carretera, lugar con gran afluencia de tráfico, ya se divisaba un establecimiento que ha dado mucho que hablar. Primero Oh Palace y, desde 2015, tras dos años clausurado, New Palace u hostal El Caserón, como se puede leer en un cartel colocado en su fachada.

En 2013 tuvo ciertas desavenencias. Doce personas fueron detenidas en una operación contra la explotación sexual de mujeres y, dos años después, su gerente apareció asesinado en el interior de un coche.

“Es un club de alterne, lo sé yo y lo sabe todo el mundo”, dice Juan. El negocio se instaló en esta zona muy cerca de las viviendas a mediados de los 90, cuando cerró la antigua discoteca 05 en la que bailaron muchos jóvenes. Y desde entonces, ha recibido miradas de todo tipo, unas de desaprobación y otras de deseo.

Club nocturno ubicado junto a las viviendas.
Club nocturno ubicado junto a las viviendas.   MANU GARCÍA

El vecindario convive con este local que, lejos de lo que pueda parecer, no perturba a la rutina. “Verdaderamente, no molesta al barrio, a mí personalmente no me da problema”, dice el granadino que asegura que es “una barriada muy buena”. Su visión coincide con la de José Carlos Romero, de 34 años, que, aunque nunca ha residido en la zona, lleva desde 2007 respirando su sentir.

"No hay ni un piso vacío"

Quince años han pasado desde que abrió el segundo establecimiento hostelero de la zona, Elcano, un bar típico que probablemente haya alimentado a los policías, militares o médicos que residen a su alrededor. “Es una barriada un poco dormitorio, hay muchos funcionarios de Puerto III, mucho tránsito”, comenta mientras termina de sacar las mesas a la terraza.

Según explica Juan, todos los bloques están ocupados por familias. “Aquí no hay un piso vacío, y si queda, al día siguiente ya está cogido”, añade el vecino, que señala que son viviendas “caras, desde luego”.

Una de las calles del barrio portuense.
Una de las calles del barrio portuense.   MANU GARCÍA
Vista del club El caserón.
Vista de El caserón.   MANU GARCÍA

Ventanas abiertas y coches arrancando. Algunas personas vuelven del trabajo y otras se dirigen a él. Las que se quedan en Angelita Alta entran en bloques cuidados. Se nota que no son casas viejas con patio como las del casco antiguo. Algunas tienen piscina y parque dentro del residencial.

La barriada siempre ha estado a la espera de la construcción de los nuevos Juzgados o de la futura Comisaría de la Policía Nacional, proyectos fallidos anunciados a principios de los 2000 que se quedaron en el tintero.

El único que ha cuajado ha sido el pabellón deportivo, bautizado con el mismo nombre que el barrio. Un espacio que se ha convertido en símbolo del lugar desde que se abrió al público en enero de 2016, pese a que la obras finalizaron en 2008.

Interior del pabellón deportivo Angelita Alta.
Interior del pabellón deportivo Angelita Alta.    MANU GARCÍA

Años de paralización debido a algunos desperfectos del edificio, que se encuentra ubicado en la calle Carmen Valenzuela, justo al lado del club nocturno. Un grupo de jóvenes realizan un entrenamiento de baloncesto en una de las tres pistas de las instalaciones, donde también se juega al fútbol sala, al balonmano y al voleibol. La imagen choca, pero nada más.

Ramón, trabajador de mantenimiento, cuenta que la escena solo llama la atención y no impide que esté lleno de vita durante todo el día, hasta su cierre, a las 23.00 horas. “Aquí viene gente de todo El Puerto, tiene movimiento, ahora mismo hay chicos de un grado superior de deporte, pero también hay gente que alquila las pistas para uso propio”, dice desde el edifico que ha sido testigo de importantes victorias de la Gymnástica Portuense, el club local de baloncesto.

Un paseo por la zona desvela una calle que recuerda a un medio de transporte que forma parte de su historia. Las vías del mítico ferrobús, conocido como el tren de la playa, estuvieron cerca de los primeros bloques hasta 1985, cuando dejó de circular. Ese tren que transportó a cientos de pasajeros a las localidades costeras como Sanlúcar, Rota y Chipiona perdura en el recuerdo de Juan que lo llegó a ver en funcionamiento en varias ocasiones.

Zonas verdes en el barrio de El Puerto.
Zonas verdes en el barrio de El Puerto.   MANU GARCÍA

Desde la calle Tren de Rota, donde está terminando su café, hace una apreciación. Aunque la vía se llame así, “realmente no pasaba por aquí, iba por la avenida Sanlúcar y no llegaba al hospital”. Al granadino le viene a la mente un puesto de control que estaba situado donde en la actualidad se ubica el restaurante italiano Little Italy. “Aquí había una barrera, cuando venía el tren, la bajaban y los coches tenían que esperar”, dice.

Cuando se puso la primera piedra de Angelita Alta, el ferrocarril ya había desaparecido y tan solo quedaban restos de las vías que algún que otro fotógrafo ha capturado con su cámara.

Con apenas 20 años en pie, el barrio —como todos— tiene sus reivindicaciones. Una de ellas no hace falta que la denuncie ningún vecino. El estado de conservación de las zonas verdes se ve a simple vista.

Ambulancia circulando por la avenida Sanlúcar, frente a la barriada Angelita Alta.
Ambulancia circulando por la avenida Sanlúcar, frente a la barriada Angelita Alta.   MANU GARCÍA

La seguridad también ha preocupado al vecindario en algún momento, y la instalación de contenedores. El año pasado, según pudo constatar el equipo de Unión Portuense, algunos vecinos y comerciantes tenían que cruzar la avenida para poder tirar sus residuos, pese al espacio existente.

"Todo esto era campo"

A su vez, Juan añade otro problema. Con indignación, manifiesta su malestar por el ruido que emiten las ambulancias al pasar por la avenida Sanlúcar. “Andamos locos. En esta rotonda no hay ninguna ambulancia que no pase de urgencias, a la hora que sea. A veces me he asomado a la ventana, si no hay coches, ¿por qué tienen que llevar la sirena? Es horroroso”, expresa.

El vecino, que vive justo en la esquina del primer bloque, al lado de la glorieta, está cansado de escuchar ese sonido y, aunque es consciente de la contaminación acústica que genera el tráfico, no entiende que estos vehículos siempre lleven la sirena. “He estado a punto de ir al ayuntamiento. He estado viviendo ocho años en Suiza, seguro que allí lo penalizarían”, suspira. A pesar de todo, para él, “es un barrio tranquilo”.

]]> <![CDATA[Pensionistas del mar, nostalgia y años de gloria de la pesca en El Puerto: "Si pudiera ir enfermo, volvería"]]> /la-voz-seleccion/pensionistas-mar-nostalgia-anos-gloria-pesca-en-puerto-si-pudiera-ir-enfermo-volveria_283170_102.html Wed, 21 Sep 2022 20:49:52 +0200 /la-voz-seleccion/pensionistas-mar-nostalgia-anos-gloria-pesca-en-puerto-si-pudiera-ir-enfermo-volveria_283170_102.html Las vidas que se ha cobrado el mar son innumerables. Cuántos hombres cayeron en las garras de las mareas bravías desempeñando una de las actividades humanas “más duras, heroicas y generosas”. Así define a la pesca una lápida en la fachada del edificio que albergaba la lonja de El Puerto en otros tiempos. “A nuestro abuelo lo trajeron muerto de la mar, lo descargaron ahí”, dice Manuel López Galán, portuense de 72 años, señalando al muelle donde no hace mucho atracaba el Vaporcito.

Él fue partícipe de los años de gloria del sector pesquero en la ciudad allá por finales de los años 60, cuando muchos hombres de la costa alicantina (Calpe, Denia o Vinaroz) forjaron lazos con sus hermanos de la Ribera portuense. Personas también recordadas en otra lápida de la antigua lonja.

Manuel junto a las lápidas conmemorativas en la antigua lonja.
Manuel junto a las lápidas conmemorativas en la antigua lonja.   MANU GARCÍA

La industria pesquera estaba en auge. “Un día normal podía haber mil cajas de lenguado de 50 kilos cada una”, cuenta Manuel sentado frente al río Guadalete, en la Bajamar. En 1978 empezó a trabajar en una de las cuatro lonjas que ha tenido El Puerto. Estuvo casi 20 años levantándose a las cuatro y media de la madrugada para encargarse de descargar y clasificar las especies que traían los marineros y prepararlas para la subasta.

Asomó la cabeza en este sector después de haber estado en un taller de pintura aunque, su verdadera vocación era navegar. “No fui a la mar, pero tengo raíces. Mi padre y mis hermanos fueron pescadores. Yo le pedía a mi padre que me sacara la libreta de embarque, pero nunca lo hizo, decía que eran suficientes”, comenta.

Cuando tuvo la oportunidad, aprendió este oficio ligado al mundo marino y, con el tiempo, se dedicó a exportar pescado a todas partes de España. “Lo intenté llevar a Canadá en avión, pero la mafia portuguesa lo cogió y lo puso al sol, estaba para tirarlo”, dice.

Manuel y Antonio durante la entrevista en la Bajamar.
Manuel y Antonio durante la entrevista en la Bajamar.   MANU GARCÍA

El agua del río permanece quieta. Ni un ápice del movimiento que antaño se percibía con cada barco que entraba y salía del muelle. Manuel mira los que hay atracados. “Esos son de Huelva y están en parada biológica”, dice.

A su lado, su primo Antonio Galán Marchena, de 74 años, también recuerda ese trasiego de embarcaciones ya extinto. “Aquí había más de 200 barcos de pesca y venía gente de todos lados a trabajar, de Sanlúcar, Conil, Barbate”, dice el portuense. Ambos son pensionistas del mar, esos que estuvieron ligados al sector pesquero de una forma u otra hasta que comenzó el declive.

Antonio, al que llaman Chispa porque es muy nervioso, sí que vivió en sus carnes largos días de navegación en alta mar. Según cuenta a lavozdelsur.es, con 12 años, 10 meses y 12 días su padre le gestionó un permiso y se embarcó con él en el barco Antonio Morrillo. “Iba de chiquillo, yo no ganaba nada. Cuando llegaba a El Puerto, un marinero me daba una pesa y otro un duro. Con el tiempo me dieron un cuartón —de cuatro partes, una—”, explica.

Antonio Galán, conocido como Chispa.
Antonio Galán, conocido como Chispa.   MANU GARCÍA

Después se hizo marinero y llegó a tener varios puestos, desde contramaestre a cocinero pasando por mecánico y patrón de pesca y costas. También dirigió una cooperativa. A Antonio no se le resistía ningún tipo de barcos, desde factoría hasta congeladores ni tampoco la duración de las travesías ni las zonas de pesca.

“Una vez fui de redero en el barco de Paquito Miguel 100 días y cuando llegué, me fui otra vez para la mar”. A su mente llegan recuerdos de los lugares que alcanzó en barcos de maderas muy pequeños. En Marruecos pescando gambas durante quince días o en el Sahara español. “Allí me pilló la Marcha verde”, dice aludiendo a la invasión marroquí de la entonces provincia española del Sahara en 1975.

Cada vez que se embarcaba, dejaba en tierra a su mujer y a ocho hijos que cuando volvía “no me conocían, pensaban que era un intruso”. Momentos que todo marinero experimenta a su regreso tras horas y horas en medio del mar.

Los pensionistas durante la entrevista con lavozdelsur.es.
Los pensionistas durante la entrevista con lavozdelsur.es.   MANU GARCÍA

Antonio vivió tres naufragios, en el Sahara español en El Médano y Puerto Cansado próximo al Cabo Juby, en la costa occidental de África. “Tuvimos que nadar hasta la orilla y uno de los hombres se ahogó”, comenta el portuense, que dormía en el rancho con otros hombres.

“La mar es dura, solo ves agua, y cuando hay mal tiempo hay que tener cuidado. Cuando me he hecho mayor, yo mismo digo, estaba chalado, a dónde iba yo en una cáscara de nuez”, expresa.

Fue uno de tantos que se enfrentaron a golpes de mar y vientos del Norte para mantener vivo un sector que generaba gran riqueza para la ciudad. Junto al mundo de la vid —este miércoles en pie de guerra— , permitían casi el 100% de empleo y “apenas había paro”.

"Un hombre se ahogó"

“Aquí se llegaron a vender más de 5.000 millones de pesetas en la lonja, había una actividad enorme”. Hasta que se hundió cuando la Unión Europea decidió delimitar la zona de pesca y estableció restricciones. “Cortó con Marruecos, había que pagar más canon y puso la regla de navegar a 200 millas de la costa, has el barco de guerra venía detrás de nosotros”, exponen los primos.

Los primos posan junto al muelle, zona donde desempeñaban su trabajo.
Los primos posan junto al muelle, zona donde desempeñaban su trabajo.    MANU GARCÍA

Por entonces, la UE indemnizó a los armadores, les ofrecía hasta 800.000 pesetas por tonelada que pesaba su barco. “Pero a los marineros, nada, al desempleo”. Según explican, todo se fue desmoronando y muchos trabajadores del mar se vieron “en la calle” y con unas pensiones bajas. “Mi primo en Comisiones y yo en UGT cortamos la carretera, montamos unos follones de miedo, pero la Unión Europea es un monstruo muy grande” dice Manuel que acabó jubilándose con 39 años.

Desde entonces, con una pensión que no llegaba ni a los 400 euros tiró hacia delante con tres hijas hasta que le reconocieron una ayuda familiar del INEM —actual SEPE. Fue el primero de España en recurrir para poder recibir esa cuantía además de la pensión. Ahora, cobra 890 euros con la suma por su cónyuge.

Sin embargo, desde que se jubiló las ha pasado canutas. “Estaba de créditos hasta aquí y tuve que entregarle mi vivienda al banco. Pasé mucha fatiga, me dieron ocho anginas de pecho y pasé por un tribunal médico que me dio la invalidez permanente total”, cuenta. Con cuarenta años y enfermo, no pudo volver a trabajar y, finalmente, el ayuntamiento le concedió una vivienda social.

Estatua en honor a los marineros en El Puerto.
Estatua en honor a los marineros en El Puerto.    MANU GARCÍA

Antonio se jubiló en 1997, cuando tenía 49 años, “por enfermedad” y con “una miseria”. Frente a un paisaje totalmente cambiado, explica que las pensiones de los pescadores son bajas, en parte, “porque se hacían trapicheos”. “Con la cuquería, los armadores daban de alta en la cofradía a los marineros, la comandancia veía que estaba todo en regla y despachaba el barco para la mar. Pero al día siguiente, el armador les daba de baja en la Seguridad Social. Si yo en este barco me he llevado dos años, ¿cómo es que tengo 30 días cotizados?”, explica.

Lejos quedan las historias de marineros tan arraigadas a la cultura popular portuense. “El mar tiene su halo de misterio, yo no he ido y lo siento”, dice Manuel. Su primo asegura que añora esos días entre olas y la nostalgia se apodera de él. “Me gustaba. Con lo duro que era, me llevaba 40 días en el mar relajado, no pensaba en nada, me encontraba a gusto. Si pudiera ir enfermo a la mar, iba otra vez”.

Sus palabras resuenan en el muelle donde los barcos ya tienen radares y satélites. Los primos miran al horizonte. Ellos siguen luchando cada “lunes al sol” junto a otros jubilados por mejorar sus condiciones y que las generaciones venideras tengan otro final laboral.

Manuel: —Ahora la Unión Europea quiere quitar la pesca de arrastre. Hay un lío…

Antonio: —Como se pongan, lo quitan, esta gente tiene mucho poder.

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<![CDATA["Me he acostado con Jerez, pero no ha servido de nada"]]> /la-voz-seleccion/me-he-acostado-con-jerez-pero-no-ha-servido-de-nada_10810_102.html Tue, 28 Jun 2022 11:25:45 +0200 /la-voz-seleccion/me-he-acostado-con-jerez-pero-no-ha-servido-de-nada_10810_102.html

 

En las próximas semanas hay programadas en Jerez alrededor de 1.500 Zambombas. Excusas de todo pelaje: sociales, solidarias, teatrales, asociativas, lucrativas, vecinales, familiares… El fenómeno socio-económico-cultural se ha disparado año tras año. Imparable. Lo hace en una dimensión todavía incuantificable, que empieza descaradamente a traspasar fronteras. El Ayuntamiento apremia a la Junta de Andalucía para que nombre al evento-tradición Bien de Interés Cultural (BIC) y así crear la denominación de origen, la marca que ha de ser colocada en el mapa del competitivo país que se prostituye ante el turismo global. Seguramente nada de esa Zambomba de Jerez que ahora se ve como un filón comercial y que están ustedes a punto de disfrutar o soportar, según se mire, sería posible sin la lucidez, sin el cerebro brillante en su hemisferio izquierdo y ejecutivo en el derecho, y sin la materia gris desprejuiciada de Juan Pedro Aladro Durán (Jerez, 1938).

 

Aunque igual que ahora se fugan cerebros y jóvenes talentos por la puta crisis-estafa, también él hace casi medio siglo que tuvo que dejar su ciudad para poder labrarse el futuro que le apasionaba y que no hallaba en casa. "Nada nuevo bajo el sol", concluye. Cuando volvió a tener contacto con su tierra casi 20 años después de la mano de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Jerez, con la que empezó a colaborar dentro de aquel plan expansionista propio de un contexto de autonomías "más que incipientes", alumbró el primer volumen de una obra discográfica convertida en antología monumental que atesora los sonidos con los que esta ciudad ha sabido volver a crear, con tópicos, con mitos, con sus propias leyendas, la forma tan especial de vivir y sentir la época navideña.

 

Aladro empezó sin que los que estaban al mando creyeran en la idea, ya que era una "absoluta novedad", pero con su insistencia y buen hacer logró convencerlos durante 28 años más: "Yo sí sabía lo que estaba haciendo y tuvieron que fiarse de mi honradez. ¿Qué habilidad tuve? Vender la idea entregando un gran producto con un gran equipo". En 2011, tras la crisis generalizada y la reestructuración del sistema financiero español con la absorción por parte de La Caixa de los engendros posteriores a aquella Caja fundada en 1834, la primera que se creó en España hace 180 años, este legado se detuvo de forma abrupta. Murió sin despedirse. Con una brusquedad chirriante. O quizás solo fue un inquietante coma inducido del que ojalá despierte algún día. "Caldo de malta que tenga por ahí guardao", demanda al camarero tras desechar la marca ‘b’ que le ofrece. Ha bajado de su habitación en el Hotel Jerez tras una reparadora siesta. "Necesitaba recargar la batería porque anoche acabamos a las tantas con los ensayos (Que suenen con (+) alegría)".

 

Nos confirma que estamos ante la primera entrevista en profundidad que concede: "Soy enemigo de mi información. He trabajado mucho, sí, lo que vosotros hacéis ahora, pero me gusta estar como estás tú: detrás (le dice al fotógrafo)". El reinventor de la Navidad jerezana que hoy conocemos, esa que corta calles y bloquea plazas o que da empleo y alivio a hogares al límite, repasa su vida y obra con generosa y prolija memoria. Recordando aquel Jerez "tan distinto al de ahora pero más rico en lo económico", evocando a las grandes leyendas del flamenco, recuperando aquella memoria histórica manoseada por la política de vertedero… "Lo más importante que he tenido en mi vida es haberla disfrutado día a día disfrutando con mi trabajo", proclama.

 

Un jerezano en la cúspide del imperio de los hermanos Seix y Barral

Ese Juan Pedro Aladro de la calle Gaitán, 19, y ese hombre que se fue con 27 años a Málaga contratado por la editorial Seix y Barral para cumplir su sueño: amar su trabajo. "Empecé en la bodega Bobadilla de la calle Cristal, de auxiliar administrativo porque había estudiado profesorado mercantil; luego me fichó Jerez Industrial, pero como no me gustaba nada mi profesión, porque entonces tenías que estudiar lo que te decían tus padres, cuando pude irme de Jerez me fui. Me gustaba el mundo de la comunicación, no había estudios, escuelas, no te digo ya universidad… De Málaga paso a dirigir la delegación de Madrid de Seix y Barral, y en el año 70 me nombran director comercial de industrias gráficas y me voy a Barcelona". Era el primer director no catalán que llegaba a Seix, llegaba a la cabeza del grupo del ya por aquel entonces baluarte de la edición literaria en el mundo hispanohablante. También cayó en sus manos la agencia de publicidad.

 

Aladro, durante la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: JUAN CARLOS TORO

 

Empiezan a publicar a un tal García Márquez y a un semidesconocido Vargas Llosa. Desfilan por las páginas que controla Aladro la letra impresa de Borges, Neruda, Hemingway, Octavio Paz, Cela... "Fue mi gran universidad, me coge toda la época de Carlos Barral, toda aquella generación, hasta que en el año 79 me nombran gerente. Ya eso es otra historia muy larga. Porque los políticos habían acabado con la empresa. Eso lo puedes escribir. En el consejo de administración estaba Carner, Banca Catalana, Reventós… En fin, aquello era un mejunje. La misma tensión política de hoy en día. Pero si tienes un gallinero y metes una zorra… Acabó muriendo aquel Seix y Barral -en el 83 la compró su dueño actual, Grupo Planeta-. En el año 80 fundo mi propia compañía, Cinterco, y me volví a Madrid con la familia y hasta hoy".

 

De vuelta a la capital, Aladro exprime su creatividad: “En Madrid ya hago lo que verdaderamente me gustaba, que era imaginar, crear, dentro de una empresa de comunicación y no estar pendiente de un taller ni de que el medio de comunicación sea un libro u otro soporte. Consigo encontrarme libre del soporte en el que quiero crear, ya fuese flamenco, ópera, zarzuela o naturaleza. O el Diccionario enciclopédico de la provincia de Cádiz. Mi vida era la empresa privada. Si todo el mundo vive del cotizante, ¿quién cotiza, eh?". Y no paró de publicar y publicar, de crear, de asesorar... "A la edad que yo ya tengo… Creo que decía Erasmus que el cielo se puede vivir en la tierra. No hace falta morirte, se puede disfrutar. Y puedes disfrutar desde el momento en que el trabajo no es una condena. Cuando vas a trabajar todos los días porque amas lo que haces. Y eso es lo más importante que yo he tenido en mi vida. Me fui de Jerez buscando ese trabajo que amara, que me levantara por las mañanas entusiasmado, que yo creyera en lo que hacía, que aportara algo...". Y a fe que lo logró.

 

Así ve la luz 'Así canta nuestra tierra en Navidad'

Así canta no fue ningún proyecto piloto. Juan Pedro Aladro tenía la idea y el concepto claro desde el minuto uno. Probablemente todo fue producto de una juerga demasiada larga en casa de La Paquera o de esos recuerdos infantiles que te taladran durante toda la vida. El caso es que la idea había germinado y por narices debía florecer. ¿Y cómo? De otra manera: reinventando aquella historia. "Lo de aquella época no tenía nada que ver con la Zambomba en la calle. Hoy hay un confusionismo tremendo con eso y a lo mejor yo soy bastante culpable. No mire usted, eso es mentira. No solo no estaba en las calles sino que no estaba ni en todas las casas", desmitifica. Pero una de esas casas era la suya. "Las letras se aprendían en las cocinas o como entretenimiento de los niños que se ponían a cantar en el patio. Cuando vas siendo un adulto, te vas de tu pueblo, llegan las añoranzas en esos días, y buscas por todos sitios. También lo hacía por mi afición al mundo de la música, mi asignatura pendiente. El caso es que buscas a ver dónde estaba el Marinero Ramiré y dónde estaban aquellos villancicos. Aquello no existía, eso no aparecía y lo añoraba: todo lo que había cantado en mi casa con mis primos, en otras casas… Lo echaba de menos y puede que eso fuera aquella chispa que se encendió cuando a mí me llaman para colaborar con la Caja y propongo la idea. Se hizo el primer Así canta nuestra tierra en Navidad, una marca, Así canta nuestra tierra, que ya estaba creada y de la que sale este derivado".

 

Las letras se aprendían en las cocinas o como entretenimiento de los niños que se ponían a cantar en el patio"

Más atrás. ¿De dónde viene la obsesión por emprender esta infatigable labor arqueológica que le llevó hasta por asilos a entrevistar a los mayores? "Tuve mucha amistad con La Paquera y la última zambomba a la que asisto, que ya no era de patio pero que seguía siendo una singularidad, fue en un garaje en la cuesta del Espíritu Santo. Se organizó una zambomba y acabamos en casa de La Paquera, podía ser en La Asunción. Lo recuerdo como un sueño, qué piso tan pequeño, yo sentado en la almohada de una cama de matrimonio con cuatro amigas más, no se cabía en esa casa, fue una de las noches más memorables que recuerdo… Se te queda grabado a los 20 y pico años, y todas letras que ya me sabía se me quedaron grabadas en la cabeza. Lo que no tenían era título". Propongámoslo y busquemos a la columna vertebral musical de la propuesta, debió pensar muchos años más tarde de aquella juerga.

 

Faltaban muchos años todavía para la llegada del cedé, del mp3, del megabyte colgado en la nube de Spotify. Los discos eran para gente pudiente y el tiro se centraba en el casete. La obra social en toda su dimensión. Una Caja pop. "Los discos eran un 5% de la tirada, el resto eran casetes porque en las casas de los clientes de la Caja no había tocadiscos. Pero sí radiocasetes en los coches. Yo regalé todos los discos de la primera tirada porque si no, no hubiera habido disco. La Caja no lo quería pagar porque no creía en la idea ya que los que mandaban, excepto Mariano Ruiz Carretero, no tenían tradición de Zambomba. ¡Pero es que era normal entonces! En la calle solo se cantaba el día 24, entonces no existían los pisos actuales, se vivía en familia, aquella colectividad propiciaba el encuentro. Pero cantaban donde les cogiera solo en la Nochebuena. Después de la misa del Gallo, Jerez era una cosa espectacular, no había calle por la que pasaras en la que no saliera sonido de villancicos, pero llegaba el día 25 y hasta el año que viene".

 

Columna vertebral: la música de Manolo Parrilla

Ya conocía de sobra a Manuel Fernández Parrilla de Jerez. De verlo en el bar Cristina tomar café al caer la tarde y salir rumbo a la venta Benjamín para liarla parda. Pero también, más tarde, de escucharle tocar en tablaos de la capital. "Con La Paquera, con El Serna..." En Benjamín, junto a la Rosaleda, se daban reuniones flamencas que "hoy serían imposibles: hasta las tantas de la madrugada, acabando en una viña haciendo caldereta hasta el domingo". Su desconexión de entonces con Jerez, año 82, le lleva a pedir recomendación a Manolo Ríos Ruiz y a otros jerezanos en el exilio. Todos apuntan a Parrilla. "Yo era consciente de que no se podía volver a oír la Navidad cómo yo la había escuchado en el patio de mi casa. Yo sabía que eso no podía devolverlo de esa forma porque estaría llamado al fracaso. Había un arsenal debajo porque en un disco caben diez villancicos. Entonces Manolo me recomendó que hablara con Manolo Parrilla. El cimiento lo tuve".

 

Camino a la Plazuela. "Cuando tomo la decisión de hablar con Parrilla, él ya había hecho otros intentos, había hecho una misa del Gallo, y ya tenía experiencia. Yo quería devolver aquello de una forma más nueva, la Zambomba no era flamenca y se aflamencó, y la aflamenca Manolo con Gerardo Núñez, que era el segundo guitarrista de aquel volumen. No se podía devolver con una zambomba, unas panderetas mal sonantes y un coro. Manolo fue el vehículo ideal, fue un gran músico, y la innovación de la guitarra que introdujimos provocó que aquello adquiriera una nueva dimensión". Por lo que a él respecta, "venía a colaborar en un plan de expansión de la Caja con dos o tres productos", entre ellos también el emblemático e imprescindible Jerez canta a Manuel Alejandro. "Venía muy preparado de Barcelona, la verdad, por lo que tampoco era una dificultad. A ello sumé mi afición al flamenco como parte de mis señas de identidad y de todo eso se parió aquello". Cuando la Caja dio el 'ok' al proyecto, también se sumó el flamencólogo Juan de la Plata.

 

Y todo giraba al son del toque de Parrilla, poseedor de "una música que por desgracia hoy en la guitarra falta. Porque se ha impuesto una guitarra nerviosa, escuchas media hora a un guitarrista y no sabes qué coño ha tocado. Y además te pone nervioso. Pero con Manolo sí sabía siempre lo que estaba tocando, tenía mucha música en su guitarra". "Manuel sabía más de música de lo que todo el mundo supone, tenía una intuición y un oído privilegiado. Tenía inteligencia natural de la música. Después era un trabajador nato, no era un perezoso, no perdió ni un segundo de su vida. Otra cosa es que lo pareciera. Lo quise muchísimo y sentí muchísimo los errores médicos gravísimos que lo llevaron a la muerte. De Juzgado de guardia. No tengo nombres ni apellidos pero Manolo podía estar hoy vivo perfectamente. Aquello tocó y tocó, pero no voy a desperdiciar la oportunidad de decirlo". Sin desmerecer en ningún caso a un hombre al que "quise mucho", la verdadera piedra angular del éxito de la colección Así canta fue que "lo importante es que supimos construir un equipo de trabajo donde las bases no se cambiaron: había bases en las voces de las mujeres, Mercedes y La Macanita, había bases en los hombres, y Parrilla era la base sobre la que giraba todo el montaje artístico del disco.

 

Pero también José María Álvarez-Beigbeder, hermano de Manuel Alejandro, que era el director artístico de la grabación". Todo estaba medido, todo conjuntado y casi, casi milimetrado. "Lo consensuábamos todo aunque el repertorio lo impusiera yo que era el que tenía que dar la cara en la Caja, pero les pedía opinión. Quedan grabaciones maestras porque íbamos preparados, no dejábamos nada al albur, el cantaor iba con ciertas libertades pero controladas, de manera que si no gustaba tenía que repetir y no había que decírselo". En la calle Santa Clara de Sevilla lo pasaban en grande. La cosa funcionaba como un reloj suizo al que daban cuerda unos cachondos mentales desbordados de talento.

 

"Volvíamos todos locos de contentos"

"El ambiente en Alta Frecuencia era una maravilla, volvíamos todos locos de contentos, tendría para escribir dos libros solo de anecdotario de las grabaciones. Era todo el tiempo de cachondeo. Recuerdo el día que José María tuvo a Torrito todo el tiempo metido en la pecera del estudio. Le pegó una paliza al pobre... Pero quedó muy bien. ¿No iba a quedar bien la grabación? ¿Por qué me metería yo en esto si lo mío es coser?, le decía a la Macana (ríe a carcajadas). Lo que nos hemos reído ahí…”. Y Parrilla sin parar de sumar. "Sale Ángel Vargas, que fue un descubrimiento hasta para Lola Flores, y se lo enseña todo Parrilla. Le escuchamos en una saeta a la salida del Prendimiento y dio dos veces el do de pecho. Esa saeta la tiene guardada Manuel Alejandro en Madrid", descubre. El reguero de grandes artistas que desfilaron por los 29 volúmenes de la colección marcó una época.

 

Tomi Macanita fue un puntal, ha hecho cosas muy importantes; Torrito era un pedazo de artista; Mercé dejó una gran huella, Ángel..., pero La Paquera  era sorprendente en sí misma, era una señora inteligentísima, con una cabeza privilegiada"

Destaca Aladro los que siempre le impresionaron: "Tomi Macanita fue un puntal, ha hecho cosas muy importantes; Torrito era un pedazo de artista; Mercé dejó una gran huella, Ángel..." Pero por encima de todos, La Paquera. "Era sorprendente en sí misma, era una señora inteligentísima, con una cabeza privilegiada. Y después cantaba y tenía un sentido... Era una artista integral, como la copa de un pino". Luego también estuvo aquello de Rocío Jurado, que "creo que fue importantísimo. Pero para la música española". "Probablemente porque fue tan importante esta colección, nadie después se ha atrevido a meter mano... Aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, y tenía relación con musicólogos, me mandan cinco o seis temas que están en la colección, como A la niña guapa le ha cogido el toro y le ha metido el cuerno por el as de oro. Unas letras que están en los estribillos de canciones populares españolas, hasta en la Tía Norica. Y eso es de Salamanca. La escuchaba, se lo contaba a Manuel y veíamos si entraba por bulerías o por dónde entraba".

 

El fin de 'Así canta' fue consecuencia de "la poca vergüenza de los políticos"

Y llegamos al final: la paralización del proyecto en 2011, a punto de cumplir tres décadas. "No es consecuencia de la crisis, es consecuencia de la poca vergüenza de los políticos. Se puso a toda la golfería política al mando de las cajas porque con los profesionales que estaban al mando no hubiera pasado esto. Golfería política y sindical, de un signo y de otro. Porque lo que ha pasado en Andalucía ha pasado en Castilla y en Cataluña. Esto es lo que el país le debe a Alfonso Guerra, la ley es del mismo que dijo que se había muerto Montesquieu". Y ahora, con otra Navidad en ciernes, estamos sin Así canta y con una exposición de La Caixa sobre drogas en la plaza del Arenal. "Tienen puestas otras miras. No había interés ninguno porque les dejaba una foto al año y tenían 364 fotos más. Ahora hay un mercado colonizado que han traído los golfos estos, han traído la ruina en muchos sentidos porque todas las obras culturales estaban sostenidas por las cajas: han arrastrado a los teatros, las exposiciones, los pintores, la poesía, la novelística... Lo han arrasado todo, no han dejado títere con cabeza. Es mucho más gordo de lo que imaginan todos. ¡Y andan sueltos! Ahora se fijan en Ana Mato porque no vio un Jaguar en el garaje, pero ¿y los que han estado presidiendo las cajas, las expoliaron y andan sueltos por las calles, de esos no se va a hablar nunca? ¿El director general del Banco de España, que tenía la obligación de vigilar, también está en su casa?"

 

Juan Pedro Aladro durante un momento de la entrevista. FOTO: JUAN CARLOS TORO

 

 

 

La edad de oro de la Zambomba comercial de Jerez

Unas 1.500 zambombas en apenas cuatro semanas son muchas. La mayoría no pasará ningún filtro que mida su autenticidad, su respeto por la tradición y por aquella labor ingente que emprendieron ilustres jerezanos a principio de los 80. Pero aquí tampoco hay prejuicios para Juan Pedro Aladro. "Lo veo cojonudo. Es una forma de ingresos. Me contaba El Guapo una anécdota muy graciosa: cuando llegaba el invierno y veía a los candeleros se echaba a temblar porque llegaba el frío y el hambre, y en Navidades no se comía una rosca. Ahora tienen trabajo. No tiene nada que ver la Navidad de aquellos flamencos con la de ahora". Porque eso es otra, cuenta, "todo el mundo se ha tragado que esto era de los flamencos. Pues mire usted, no. Eso era de los payos, era una celebración paya. Parrilla, Juan de la Plata y yo empezamos a buscar letras flamencas porque no había, y específicamente para las bulerías. Se llegaron a encargar. Porque ellos tenían cuatro cositas cogidas de aquí y de allí. La Navidad siempre fue para ellos por bulerías. ¿Que ahora se pierda eso? Peligro no hay de ninguna clase". Nada fue por casualidad. Había materia prima, había una idea y había ganas de hacer algo auténtico que perdurara. Todo está grabado y todo ha seguido preservándose con los años también en la tradición oral, bajo nuevos usos y costumbres propios de otro contexto.

 

"Recogimos una herencia, costó mucho trabajo encontrar eso, había que ir a residencias de ancianos, hablar con ellos con el tremendo problema de que cuando entraba el último Rey Mago ya no se acordaban, estaban acostumbrados a evocar con la fecha, no el resto del año. Manolo Parrilla me acompañó en varias ocasiones, también Andrés Cañadas, entonces director de Radio Popular, Pepe Marín... De su mano puse en pie al romance de Gerineldo. No sabía de qué carajo iba, no me creía los primeros versos y es un clásico de la literatura española". "¿Que ahora lo arreglen? ¿Que se desvirtúe? ¿Por qué se va a desvirtuar? Que me guste o no es harina de otro costal, pero ya no soy nadie para opinar de esto. Mi trabajo ya terminó. He devuelto lo mejor que me encontré, vivía de los mejores y desde luego el mejor de los mejores con los que trabajé era Manolito Parrilla. Si querían me echaban a mí pero había intocables en mi equipo. Para bien o para mal, se grabó siempre lo que a mí me dio la gana".

 

Y Jerez...

"Te voy a hablar de mi pueblo, que también es el tuyo, ¿no? Estaba haciendo yo el Diccionario Enciclopédico de la provincia de Cádiz y una de las personas de confianza era Jesús de las Cuevas, que ya estaba mayor. Pues iba a ver a Jesús a Arcos, donde íbamos a una venta bajo la peña y durábamos hasta la noche. Un día, entre La Ina y La Ina, esta enciclopedia viviente me dice: ¿Te casarías con Jerez, Juan Pedro? Vamos a ver Jesús, ¿eso qué es? Fernando Quiñones era muy metafórico pero no Jesús. Déjame que lo piense, le dije". Y sentenció taxativo: no. ¿Por qué? "Porque Jerez es una mala mujer. Y me respondió, pues yo me he casado con Arcos y es la mujer más fiel que he encontrado en mi vida". Se para y nuevamente reflexiona sobre aquella respuesta.

 

Llega a la misma conclusión. "No he conseguido hacer con Jerez nada más que la colección de los villancicos. He fracasado con todo lo que he intentado en Jerez, ni las bodegas, ni el napolitano que es mío y está puesto en el Museo del Belén... Jerez te pone los cuernos a la que vuelves la cara. Es ingrata, lo lleva en el ADN y es grave. Es necesario que alguien se lo diga a la ciudad". Perdona el injusto olvido, pero obvia los homenajes. "¿Reconocimiento yo? Eso post mortem. Yo no lo quiero. Me he acostado con Jerez, pero no ha servido de nada". Y confiesa: "Es la primera vez que cuento esto... El whisky me está traicionando". Será que el whisky no es tan dulce como los labios de esa mujer, pero sí más sincero. ¿Que ahora están promoviendo un monumento que rinda tributo a la figura de Manuel Fernández Molina Parrilla de Jerez? Aladro lo deja claro: "Ole los cojones de quienes lo estén promoviendo. Manolo se lo merece".

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<![CDATA["Si me quedo en un golpe de tos, dona mis órganos"]]> /la-voz-seleccion/donacion-organos-fibrosis-quistica_151964_102.html Sat, 26 Mar 2022 10:59:45 +0100 /la-voz-seleccion/donacion-organos-fibrosis-quistica_151964_102.html Tatiana Chagoyen Barroso, jerezana, 32 años, médico especialista en Medicina del Trabajo, pone dos condiciones antes de encender la grabadora. Una) "Quiero dejar claro que no quiero ser protagonista. Estoy dando la cara, pero hay muchísima gente así". Dos) "Sobre todo, lo que quiero es concienciar sobre la importancia de la donación de órganos. Tampoco quiero dar pena, ni parecer una enfermita".

Tatiana, más que dar pena o parecer una enfermita, suscita envidia por sus ojos tan abiertos a todo, por cómo devora cada minuto, por una sonrisa que sin parecer forzada le llega de oreja a oreja una y otra vez, y por un aspecto envidiable coronado en el centro, bajo la nariz y sobre los pómulos, con unas gafas nasales que, si se las pusiera, qué sé yo, Rosalía, seguro que podría pensarse que es la última moda tras las uñas de gel. Tatiana, cuando cuenta su historia, no parece frágil. Solo parece haber estado en una larga pelea de la que sale airosa por carácter y actitud cada vez que una y otra vez se la juega. Y como la cuenta junto a su pareja, José Ramón Rosa, pareciera que es una superheroína junto a su fiel escudero, una guerrera junto a su enfermero. José Ramón oposita a tiempo parcial mientras "cuida de mí las 24 horas. En casa tenemos un hospital".

Porque la historia de Tatiana es también la historia de su familia. La familia que sabe casi desde que nació que aquella tosecita de bebé ya sonaba rara. La familia que sabe que esta luchadora nata ha estado batallando por romper la media que los médicos dictaron para los pacientes que sufren lo que ella. La que sabe lo que le costó llegar para no ahogarse en la orilla. Y la familia que sabe, como José Ramón, que cuando alguna visita se lía en parte de los siete metros de cable que la conectan al respirador de casa, ella responde con guasa: “¡Cuidaíto con mi bata de cola que me da la vida!”.

La joven médico jerezana junto a José Ramón, su pareja, tras la entrevista con este medio. FOTO: MANU GARCÍA

Tatiana vive contrarreloj aunque no lo parezca. En realidad, toda su vida ha sido así. “Nosotros hacemos vida normal, ella vive todo el día como si estuviera esprintando”, puntualiza muy gráfico su pareja, quien insiste en mantenerse todo el tiempo en un discreto segundo plano. A los tres años le diagnostican la enfermedad. Fibrosis Quística (FQ). El test del sudor que le hicieron en Cádiz dio error. La máquina estaba averiada. Su padre, el doctor José Ignacio Chagoyen —enfermo de cáncer de pulmón, “pero por otros motivos”—, se lo temía. Por eso contactó con el doctor Héctor Escobar, uno de los grandes especialistas del país. En el Ramón y Cajal de Madrid una segunda prueba confirmó los temores: FQ. “Eso era tanta diarrea y mi tos de perro...”. “Yo soy hija única y a mis padres les dan la noticia y les dicen que mi vida media iba a estar en 18 años. Así, de entrada. Tengo 32. Esto ha evolucionado, pero en aquel momento para unos padres primerizos que les digan que su hija cuando llegue a los 18 se va a morir…”.

¿Qué es la FQ? Lo va a explicar el propio Héctor Escobar, en un artículo que publica junto a otros colegas del Hospital de Cruces (Bilbao) y Virgen de la Arrixaca (Murcia). “La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad genética, de herencia autosómica recesiva, presente en todo el mundo, pero más frecuente en la raza caucásica (blanca), donde una de cada 25 personas es portadora heterocigota sana. La incidencia en nuestro medio se estima en torno a 1 por 4.500 RN vivos”. (…) “Clásicamente, se ha considerado que la FQ es un trastorno genético que da lugar a una enfermedad severa en los primeros años de la vida, cuyas manifestaciones más comunes son la malabsorción intestinal con diarrea crónica, la malnutrición y la neumopatía crónica, pero actualmente se conoce como un trastorno complejo que produce un amplio abanico de expresiones clínicas que pueden aparecer a cualquier edad y también de forma atípica”.

El caso de esta joven se corresponde con este segundo tipo. Si el primer diagnóstico no alargaba su vida más allá de los 18 años, a los 20, en la facultad de Medicina de Cádiz, bromeaba porque “ya tenía 20 años y en teoría debía de ser como un fantasma de los de Iker Jiménez”.

Un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

Tatiana explica que “en la FQ están los homocigotos y los heterocigotos (genes de la cadena cromosómica). Los primeros son cuando los padres y madres te dan la misma mutación genética, pero yo no, yo tengo la típica en la FQ por parte de madre, delta 508, pero por parte de padre tengo mutación leve, que es lo que me ha permitido desarrollarme personal, formativa y profesionalmente”. “Hasta los 27 años no he estado realmente atrapada por la enfermedad, aunque he tenido mis tratamientos”, especifica. Siempre han estado latentes, pero Tatitana convive con dos “bichitos” en su interior: “Me cogieron tanto cariño que se quedaron a vivir”. Sonríe.

En torno a los 20 años le dieron la cara. El moco que cualquiera puede tener es defensivo frente a factores externos, pero ella tiene “paraíto” el movimiento ciliar, por lo que el moco se transforma en un “cemento” que es un caldo de cultivo propicio para todo tipo de infecciones. Con 10 u 11 años, recuerda, tuvo una infección respiratoria que la tuvo dos semanas sin ir al cole. “Ahí ya pregunté a mis padres qué me estaba ocurriendo. Ellos nunca me han generado conciencia de enferma, por lo que me comía y me como la vida, y me siento una mujer arrolladora. Soy muy feliz, dentro de lo que cabe, y dentro de que lo bueno y lo malo me ha pasado todo a la vez”.

"Solo quería ayudar a los demás"

De niña, quiso ser actriz, luego se metió en un coro y estudió piano. Pero ya adolescente vio que lo suyo eran las ciencias y que, como su padre, como "mi referente", su opción era la medicina. “Solo quería ayudar a los demás”. Ambos son especialistas en Medicina del Trabajo. Tatiana quiso ser dermatóloga o dedicarse a la medicina estética, pero no tuvo mucha más opción en su carrera porque ejercer en casi todas las especialidades era situarse ante un enorme foco de infecciones poco compatibles con su vida. Sacó la carrera en sus seis años (2005-2011) y luego, en el Virgen del Rocío de Sevilla, hizo el MIR. Entre medias, trabajó en un instituto médico de su Jerez natal. El MIR, desde luego, casi le cuesta la vida.

Tatiana con su aparato de oxígeno, con el que convive 24 horas. FOTO: MANU GARCÍA

Tatiana, que incluso se metió en un sindicato para pelear por ella y por otras futuras especialistas que pudieran encontrarse en situación similar, trató de evitar que la enviaran a guardias de 24 horas en urgencias y traumatología, “el foco”, pero no lo logró. El MIR le costó sus dos primeros ingresos hospitalarios. La FQ ya había llegado con fuerza. José Ramón, que ya vivía con ella en el segundo, tomó conciencia de la gravedad de la situación al verla descender de la ambulancia. “Ella siempre tiene buen aspecto, pero ahí…”. “Tengo buen aspecto porque me echo mis potingues”, replica la joven con sorna. Tatiana, 27 años en ese momento, ya estaba colonizada por los dos “bichitos” que hacen que la persona entre en declive con la FQ: pseudomonas aeruginosa y staphylococcus aureus.

Esta joven que quiso ser actriz se sacó el MIR con su padre pinchándole corticoides. Se especializó y al día siguiente ya estaba trabajando en Cádiz en la Mutua Universal. El momento crítico llegó en 2018. Tatiana, que como los superhéroes parece que no lo son y cuando ven que la necesidad aprieta se meten en una cabina y se ponen las mallas, tosía de forma terrible en el trabajo, pero lo hacía en el baño. “Volvía con la cara lavada” y ahí no había pasado nada. Pero pasaba. Cada vez peor. Una eminencia española en FQ con la que contactó, la doctora Esther Quintana, le advirtió de que, o lo dejaba, o se iba a morir. “Mi trabajo era mi vía de escape”. Es la primera vez que se emociona tras 50 minutos de una detallada cronología de su vida.

“Mi energía era olvidarme de que yo era la paciente. Nadie sabía nada, yo me mantenía en mi posición de médico. No se lo creían. Lo tenía súper oculto, nadie se lo creía”. Se dio de baja. Incapacidad. 24 horas de asistencia respiratoria. Gafas nasales. Encadenar goteros. De un 20% de capacidad pulmonar a un 19%. Antes de eso, la derivaron al Reina Sofía de Córdoba y su doctor le fue rotundo: “La FQ no tiene cura. Solo te queda un doble trasplante”. Era verano de 2018. Hasta hoy. Tatiana, que tiene 32 años ahora, trata de hacer su vida esperando una llamada. “Mi teléfono está operativo 24 horas, pero no me llaman”. 24 horas convive también con su "bata de cola", un respirador artificial con el que se mete hasta en la ducha. "No puedo despegarme de él, cuando digo que lo utilizo para todo es para todo".

8 de enero de 2020. Día de la liberación

Tatiana cuelga un vídeo en las redes sociales después de Reyes contando su caso y animando a donar órganos. Se viraliza. Miles y miles de reproducciones de esta grabación casera hecha desde su sofá. Con sus gafas nasales y su enorme sonrisa. La bombardean otros enfermos, le escriben desde el extranjero, gente cercana que no tenía ni idea de su grave dolencia… hasta una amiga de la peluquera de su madre que está depresiva por encontrarse en paro le explicaba que ver el vídeo le ha proporcionado un subidón y ganas de tirar para adelante. “Estar en paro es duro, pero tienes salud”, espeta. Para Tatiana, que acaba de zamparse entre risas un mollete con jamón para desayunar, la salud es algo muy serio. “Bajar aquí al bar para mí es un triunfo”.

Nos habla del día de la liberación. “Ha sido brutal, me he quitado una mochila, lo tenía muy interno. A Jose le dije: si me quedo en un golpe de tos, dona mis órganos. Estoy muy mal y tenía que hacer algo. Los órganos dan vida y los órganos en un cuerpo sin vida no sirven para nada. He nacido para ayudar a la gente y creo que tengo una energía muy positiva que la contagio”. Pablo Raéz, el joven malagueño que finalmente falleció de leucemia, fue su inspiración. “Gracias a sus vídeos, las donaciones subieron —se multiplicaron por mil—; y yo también tenía que hacer algo”. Como él, al posar para la foto, dobla el brazo en alto y aprieta el puño. Siempre fuerte, Tatiana. Siempre con humor: “El portátil —la máquina de oxígeno que saca a la calle— podía tener un unicornio o algo… he pensado en tunearlo, unos brilli brilli…, no me pega este cacharro tan soso”. Tatiana nos ha puesto antes de empezar dos condiciones: que no sea la protagonista y que no parezca que da penita, y que tratemos de que esto ayude a potenciar las donaciones de órganos.

Las manos de los dos jóvenes agarradas al respirador portátil. FOTO: MANU GARCÍA

Andalucía, con 51,5 donantes de órganos por millón de habitantes en 2019, ha vuelto a superar el objetivo de 50 donantes por millón de población establecido por la Organización Nacional de Trasplantes para 2022. Esto ha sido posible gracias a que el 89% de los andaluces han dicho sí a la donación, lo que ha permitido la realización de 889 trasplantes de órganos a partir de 430 donantes de órganos. Por fin somos líderes en algo. España por delante de Alemania en algo positivo. Pero hacen falta más donantes. A Tatiana no le valen dos pulmones cualquiera. Necesita dos pulmones para curar su FQ que sean de alguien de su edad “para que me duren toda la vida”. “La gente de mi edad generalmente fallece por muertes trágicas y traumáticas para la familia, por lo que mi caso aún es más complicado. De ahí que lo que quiero trasladar es que hay accidentes y entonces los órganos no van a ningún lado, pero pueden seguir dando vida”. Hace el llamamiento para que por fin suene el teléfono después de año y medio de espera.

Tatiana habla de su madre, Marisol Barroso; de su padre, José Ignacio Chagoyen, zaragozano, “un tiarrón del Norte que puede con todo”; y de sus muchos amigos y amigas, “no podía haber elegido mejor familia; se quitan de días de la Feria para estar conmigo, y luego yo les mando vídeos con el gotero y les pido que me pongan rebujito. Soy muy feriante [Ríe mucho]”. Tati, como la llaman sus seres queridos, no va a dar “penita”. En cualquier momento va a sonar su móvil, con el que anda todo el día haciendo fotos, y entonces tendrá que estar preparada para una nueva batalla.

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<![CDATA[Las batallas de un ganadero extensivo en Los Alcornocales: "No hay que demonizar a la ganadería intensiva"]]> /la-voz-seleccion/batallas-ganadero-extensivo-en-alcornocales-no-hay-demonizar-ganaderia-intensiva_270900_102.html Thu, 27 Jan 2022 09:29:58 +0100 /la-voz-seleccion/batallas-ganadero-extensivo-en-alcornocales-no-hay-demonizar-ganaderia-intensiva_270900_102.html El viento sopla con fuerza en el parque natural de Los Alcornocales. En la dehesa Alberite, una finca de unas 70 hectáreas donde la naturaleza manda, unas 60 vacas nodrizas y 36 terneros pastan al sol. En el silencio abrumador irrumpen los mugidos del ganado que da la espalda a la antigua carretera Jerez- Los Barrios.

La maleza se apodera de las zonas situadas fuera de la valla que indican que hay cabezas de ganado a la vista. “Si no estuvieran aquí, el paisaje sería como este trocito”, dice Antonio Visglerio señalando el suelo.

Antonio junto a una vaca nodriza.
Antonio junto a una de sus cabezas de ganado. MANU GARCÍA

El ganadero extensivo, natural de Alcalá de Los Gazules, es el encargado de supervisar y alimentar a las especies de esta explotación familiar que su abuelo comenzó en los años 60. Él es el tercer Antonio Visglerio que cuida todos los días de las vacas, la tercera generación que continúa en este trabajo “relativamente tranquilo” del que disfruta al aire libre.

“Lo he vivido desde pequeño, aunque aquí no hay días iguales”, comenta el ingeniero agrónomo que lleva a rajatabla los controles de vacunación, identificación y otras cuestiones sanitarias.

Antonio pasea bajo la atenta mirada de las vacas por estas tierras ubicadas en la provincia donde más vacas se contabilizan de toda España. “Cádiz es productora de ternero”, señala. Sin embargo, la ganadería extensiva se enfrenta a diversos problemas.

El ganadero con una de las vacas de la dehesa.
El ganadero en la dehesa Alberite. MANU GARCÍA

“La baja rentabilidad provoca un abandono notable de la actividad, en la provincia hay 30.000 vacas menos que hace 10 años, un 25 % menos, algo que está dificultando el relevo generacional”, explica Antonio que destaca que los terneros se siguen vendiendo al mismo precio que en los años 80 pese al aumento de los costes de producción.

“La baja rentabilidad provoca un abandono notable de la actividad”

Aunque sea la provincia con más vacas, hasta hace 5 años no ha contado con una regulación de la ganadería extensiva como tal. Fue Antonio y un grupo de compañeros, quienes impulsaron la cooperativa Bovinos del Sur, integrada en el grupo alimentario Dcoop, dedicada a la comercialización de la carne -de la que forman parte 120 ganaderos que suman unas 12.000 vacas nodrizas.

Antonio durante la entrevista con lavozdelsur.es.
Antonio durante la entrevista con lavozdelsur.es. MANU GARCÍA

“Nos hacía mucha falta una infraestructura así. Cádiz estaba muy aislada de otras zonas de producción y concentrar la oferta nos ha permitido sacar una mayor rentabilidad. Además, antes se vendía todo a ojo”, añade el ganadero.

“Antes se vendía todo a ojo”

La iniciativa supuso una mejora en el sector gaditano, pero este no se libró ni de las reducciones establecidas en las reformas de la PAC ni de la pandemia. “Nos ha afectado porque somos muy dependientes de la hostelería. Hubo una bajada de precios enorme y al final esto es una cadena”, comenta mientras una vaca amamanta a un ternero.

 

Vacas pastando en el parque natural de Los Alcornocales.
Cabezas de ganado pastando en el parque natural de Los Alcornocales. MANU GARCÍA

Por si no fuera poco, los costes de los piensos se dispararon en “un año trágico” donde las lluvias han sido escasas y la sequía amenazaba. Sin agua, no crece el alimento del ganado. “En esta época del año ya tendríamos bastante comida para los animales, pero, ahora mismo tenemos que estar racionándolo”, añade Antonio, que sigue notando los estragos de la crisis.

Ahora, las batallas de la ganadería extensiva están en el punto de mira. La voz del ministro de Consumo Alberto Garzón ha resonado en todos los rincones. “La carne de España es la más apreciada que hay en Europa”, asegura el ganadero alcalaíno que rechaza las declaraciones que han dado la vuelta al mundo.

Antonio acaricia una vaca.
Antonio acaricia uno de los ejemplares. MANU GARCÍA

Enfrentar a la ganadería extensiva con la industrial de forma generalizada no es el quid de la cuestión en el sector vacuno. La ganadería intensiva no es sinónimo de macrogranjas. Así, los terneros de su dehesa, cuando alcanzan los 200 kilos aproximadamente, son trasladados a explotaciones intensivas ubicadas en Toledo, Murcia, Cataluña y Galicia próximas a mataderos.

Según explica Antonio, “en el vacuno, el término macrogranjas no existe” y, en la provincia de Cádiz, no hay rastro de ellas en ningún tipo de ganadería.

“En el vacuno, el término macrogranjas no existe”

La organización agraria COAG tampoco tiene constancia de que existan estos modelos de producción en la zona. “Nuestra ganadería es sostenible y defendemos un modelo social y profesional de agricultura con explotaciones familiares”, sostienen. Que la provincia gaditana no haya sucumbido al máximo exponente de la ganadería industrial es destacable, sobre todo, si abunda esta especie.

Vacas nodrizas en la finca del alcalaíno.
En la finca del alcalaíno hay vacas y toros. MANU GARCÍA

“Tenemos que entender que, si queremos consumir carne, en el vacuno al menos, tiene que haber un proceso intensivo”, comenta Antonio que determina esta fase como “necesaria” para producir un producto rentable y de calidad. En su caso, asegura que todo está en regla en cuanto a alimentos, tratamientos veterinarios y gestión de residuos.

En los cebaderos intensivos de España, para engordar a los animales –“no vale solo con el pasto”- se usan raciones a base de cereales nobles fundamentalmente maíz, cebada y soja. “La mayoría de estas instalaciones están certificados en bienestar animal, los terneros están allí perfectamente, como en hoteles, con agua y pienso de calidad”, defiende.

Ganadería extensiva en Cádiz.
Ganadería extensiva en Cádiz. MANU GARCÍA

Las vacas no paran de mugir y deambular por la finca a sus anchas, sin ellas saber la gran labor que realizan a nivel medioambiental. “Están abonando el suelo, mejoran la biodiversidad”, dice el ganadero, que destaca los efectos positivos de su actividad. Entre ellos, la prevención de riesgo de incendios al aprovechar residuos forestales.

“El hecho de cubrir el suelo evita la erosión y mejora la retención de agua que recarga los acuíferos, sin contar que a más masa vegetales más secuestro de carbono que contribuye a la lucha contra la contaminación”, explica Antonio sin dejar de mencionar los puestos de trabajo directos e indirectos que genera la ganadería extensiva, que fija población en las zonas rurales.

“Estamos dando un servicio a la sociedad por el que nadie nos paga”

Más allá de la producción de carne, los ganaderos extensivos como Antonio contribuyen a beneficiar al medio ambiente. “Estamos dando un servicio a la sociedad por el que nadie nos paga. Como no consigamos mejorar un poco nuestras condiciones, el proceso se dejará de hacer y tendrán que venir cuadrillas de trabajadores a limpiar”, apunta.

Vaca en la dehesa Alberite.
Ganado en pleno parque de Los Alcornocales. MANU GARCÍA

Entre reflexiones y esperanzas, alza su voz entre tantas. “No hay que demonizar a la ganadería intensiva”, manifiesta el ganadero que valora la simbiosis entre ambos tipos y no la considera competencia. Para él “es complementaria, si no tengo a un ganadero intensivo que me compre el ternero, qué hago con él, aquí no tenemos infraestructuras”.

Si se salta este paso, seguramente muchas personas no podrían comer este tipo de carne porque las carnicerías no tendrían suficiente, además no sería rentable.

“En otros países un ganadero es una persona que tiene cierto prestigio, el urbanita lo asocia al que le da de comer. Sin embargo, en España no tenemos esa conciencia, aquí el ganadero es el que no vale para otra cosa”. Es la última sensación desde el campo gaditano donde animan a evitar las generalizaciones. Nada es blanco, ni negro. Matices.

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<![CDATA[La tierra que amaba su vendimia]]> /la-voz-seleccion/la-tierra-que-amaba-su-vendimia_197572_102.html Sat, 07 Aug 2021 20:57:35 +0200 /la-voz-seleccion/la-tierra-que-amaba-su-vendimia_197572_102.html Desde la que llaman la carretera del río se vislumbra en los días más claros Matalascañas. Desde lo alto de la loma se otea la desembocadura del Guadalquivir en Doñana, ya en la vecina Sanlúcar. Y desde allí se contemplan aquellas tierras tostadas por el sol de finales de agosto que enamoraron a Steven Spielberg cuando dirigió hace más de 30 años en esta zona el rodaje de parte de El imperio del sol. Por descontado, lo que el ojo contempla son también muchas pequeñas extensiones de viñedos salpicadas de casas de viña y cuartos de aperos. Un viaje a una de las grandes tierras de producción (y crianza —más tarde hablaremos de esto—) del Marco de Jerez es un retorno al pasado, a siglos de herencia vitivinícola. Y en paralelo, un salto a un futuro que preserva las formas más tradicionales de plantar cepas, tratarlas entre los liños, cortar uvas, molturarlas y convertirlas en prodigioso caldo artesanal y sostenible. 

Juan Antonio Cordero, el Cordero para el pueblo, ha cumplido 65 años y ha trabajado durante 34 años como profesor del centro de adultos de esta localidad gaditana, muy próxima al estuario y a las marismas que dibujan las aguas del río grande a punto de surcar el Atlántico. Ya jubilado, es uno de los casos de viticultores del pueblo que tenían su ocupación profesional y descubrieron para siempre la afición por la viña, el amor por la vendimia y la crianza de sus vinos. Nos recibe entre gatos y gallinas, fastidiado por algún que otro estrago que ha vuelto a causar en algunas uvas el mildium (un mal endémico histórico en la zona), y rápidamente da una clase técnica sobre la diferencia entre cortar la uva con el método de vara y pulgar —el más tradicional, el más cualificado— y el más habitual hoy en día en la viña jerezana, en cordón. 

“Me gusta, me entretiene, me ha servido mucho para aliviar mi pena por haberme quedado viudo hace cerca de cuatro años”, cuenta melancólico, para sonreír a continuación porque en el reparto de tierras que hizo su suegro, a su mujer le tocó la que mejor vista tenía. Pueden dar fe. Cordero, aun siendo consciente de que sarna con gusto no pica, no deja de admitir que “la viña es muy bonita, pero también muy jodida porque tiene mucho trabajo”. En Trebujena, hay tres tipos de viticultores: los que como él no ganan dinero, los que tienen un complemento con sus viñas, y directamente los que tienen más aranzadas de tierra y, al final, “están esclavos o pagando peonadas. O sea, que les cuesta el dinero”. A todos les une el mismo nexo: el amor por la albariza y sus frutos.

'El Cordero', en su viña, en días pasados. FOTO: MANU GARCÍA
'El Cordero', en su viña, en días pasados.

Con unos 7.000 habitantes, el pueblo tiene dos grandes ocupaciones: la sanidad y la agricultura, especialmente el viñedo. Y entre sus vecinos, hay algunos como Juan Núñez que combinan ambas labores. A sus 45 años, “empujatólogo” (celador) de profesión en el Hospital de Puerto Real, apura sus vacaciones a caballo entre la viña familiar y la molturadora que ahora tienen instalada en uno de los famosos mostos de Trebujena. Local que en este caso —y en muchos otros— no es más que el sótano de su propia vivienda reconvertido en centro de producción de vino joven y, llegado el frío, en tasca de reunión para propios y extraños. El mosto de Juan de la Vara, como así lo conoce todo el mundo, está plagado de recuerdos por las paredes, pero resalta el retrato eterno del patriarca que da nombre al emblemático enclave trebujenero. 

“Mi padre estuvo mucho tiempo de encargado en Harveys e iba por los caminos con las horquillas, o con un sarmiento, y la gente decía: ahí viene el de la vara, el de la vara… y se le quedó”, relata Juan, mientras se le acerca, jugueteando entre los capazos de uva, su hijo, también Juan Núñez, la nueva y rubia generación de los de la Vara. El abuelo, Juan de la Vara, no solo vive sino que, a sus 78 años y tras “dos o tres ictus”, sigue “vendimiando y bebiendo”, confiesa orgulloso su hijo antes de rememorar cómo empezó este juego mitad negocio-mitad distracción. “Esto lleva abierto uno 35 años y yo estoy aquí desde chico. Mii padre lo deja en el primer ictus y aquí me quedé. Y lo malo es que me gusta el mundillo este y me gusta el mosto, así que no junto dinero, y menos con mujer y tres hijos. Mi padre decía: si a los 35 no eres rico, ¡arre borrico!”. 

El pueblo donde todos hacen alguna vez la vendimia

En Trebujena es casi imposible que alguno de sus vecinos no haya tenido nunca contacto con la viña y la vendimia. El que más y el que menos “ha echado algún cable alguna vez, o casi siempre lo ha hecho porque le gusta, porque tiene mucho de relación cultural, familiar y sentimental con la tierra”, cuenta Jorge Rodríguez, alcalde de la localidad en un recorrido por los campos del municipio y el interior de un núcleo urbano donde estos días “hay mucha más actividad, se nota el trasiego de la vendimia”. Tanto él como su primer teniente de alcalde, Ramón Galán, que abren las puertas de este viaje de final de agosto, han hecho la vendimia. Ambos tienen familia con viñas. El municipio acumula prácticamente el 10% de la superficie de viñedo del Marco de Jerez y solo entre sus dos cooperativas, Virgen de Palomares (fundada en 1957) y Albarizas (1977), suman casi 800 socios con una media de una hectárea o hectárea y media de viña de su propiedad. Minifundios que hacen aún más grande el jerez.

José Manuel Sánchez, venencia amontillado en el interior de la bodega de la cooperativa Virgen de Palomares, ya considerada como zona de crianza del jerez. FOTO: MANU GARCÍA
José Manuel Sánchez, venencia amontillado en el interior de la bodega de la cooperativa Virgen de Palomares, ya considerada como zona de crianza del jerez.

Pese a la tradición de cultivar la tierra, también recuerda Pepe Castillo, con 57 años y presidente de la cooperativa Albarizas, cómo en los años 40 y 50 del siglo pasado un pueblo tan pequeño “acumulaba 29 bodeguitas inscritas en el Consejo Regulador; y con casi 150 botas”. Con 69 kilómetros cuadrados de extensión y a 69 metros sobre el nivel del mar, por Trebujena han pasado tartesios, fenicios, romanos y árabes. Y desde hace 3.000 años es más que probable según los investigadores que allí se cultivara la vid y se produjera vino.

Sin embargo, tras su fundación en 1933, el primer Consejo Regulador de vinos que se crea en España, el de la Denominación de Origen Xerez-Xérèz-Sherry, entiende en algún momento que Trebujena, como muchas otras localidades del entorno, debe ser solo considerada como una zona de producción en el Marco, no de crianza del famoso sherry. Esto significa que los viticultores solo pueden producir uva —que venden a bajo precio a las bodegas de Jerez, o, peor aún, malvenden para ser quemada y convertida en alcohol—, pero no quedarse con parte o directamente con el excedente de la cosecha para criar y comercializar sus propios vinos bajo la DO de Jerez.

Pepe Castillo, presidente de Albarizas, en el interior de la cooperativa. FOTO: MANU GARCÍA
Pepe Castillo, presidente de Albarizas, en el interior de la cooperativa.

“Cuando pasabas un cupo te lo pagaban al precio que querían, y mi padre dijo que para malvenderlo lo defendía él”. Entonces el litro de mosto se empezó a vender en Juan de la Vara a 14 duros. El suelo era de albero y los cimientos de la casa estaban casi frescos. Ahora abren desde noviembre y cierran a finales de enero. Si no han ido, acudan a esa pequeña feria —“este año con las limitaciones del covid a ver cómo lo hacemos— donde hay hasta sorteos de pasteles al caer la tarde y mucho flamenco por derecho. La clientela es muy fiel y hay gente que le pide mosto —un vino joven de primera— desde Madrid o Baleares. Como él, Juan Antonio Cordero también tiene tres botas en su viñedo con sus propios vinos ecológicos, “sin certificar, paso de eso, yo sé lo que le echo a la uva y lo que no le echo”.

La cosecha, antes de entrar en la cooperativa Palomares, por las calles de Trebujena
La cosecha, antes de entrar en la cooperativa Palomares, por las calles de Trebujena.

Y sin registro sanitario, “porque no dejan que los comercialice”. No obstante, regala a los amigos un blanco mezcla de palomino y verdejo que, según cuentan, es un espectáculo. “Enseñamos los dientes pero aún no le hemos pegado el bocado, aquí estamos siempre con la pierna en el pescuezo. Ellos —los grandes señores del Marco— vienen aquí por el caldo de yema, con la uva recién exprimida, y porque saben que esta tierra da una uva de más graduación, lo han analizado en la Universidad de Córdoba y es verdad, así que la compran barata y encima tienen que echarle menos alcohol, que es muy caro”, cuenta un profesor que enseñó a muchos adultos del pueblo a leer y escribir, a sumar y restar, pero que es incapaz de meter el veneno de la viña a los jóvenes: “Esto no da dinero, no interesa”.

Con una reflexión más políticamente correcta, pero igualmente reivindicativa, José Manuel Sánchez, ingeniero agrícola y enólogo de 45 años, preside desde hace unos años la cooperativa más veterana y multitudinaria (560 socios) de Trebujena, Virgen de Palomares. Estos días el ajetreo fuera y dentro de sus dominios es constante. Una de las máquinas que molturan se ha averiado y “han sido dos días criminales”. Si la uva se corta y rápidamente no se hace zumo, pierde todo su valor. “Ha habido nervios sí, pero ya se ha superado el escollo”, cuenta José Manuel. Su padre era carnicero, pero todos sus abuelos eran viticultores.

Él descubrió pronto su amor por la viña y no ha parado desde entonces de profundizar en la pasión de su vida profesional. Ahora el objetivo es seguir abriendo vías que hagan perdurar una querencia que en Trebujena corre por las venas de gran parte de un pueblo que te recibe en su rotonda de entrada desde Jerez con la escultura de unas enormes manos recogiendo un racimo de uva. “Tenemos una tradición vitícola muy grande pero no tanto en la bodega y eso es lo que queremos seguir potenciando, que se vea la transformación y el valor añadido”, plantea.

Juan Núñez, hijo de Juan de la Vara, en su molturadora. FOTO: MANU GARCÍA
Juan Núñez, hijo de Juan de la Vara, en su molturadora. 

Él, que está siguiendo de cerca la negociación en el Consejo para que esta y otras zonas del Marco pasen a considerarse como territorios de crianza de la DO Jerez, es rotundo: “La Comisión Europea ha hecho consultas porque no entiende bien por qué se hace esa distinción, y vamos a darle una respuesta lógica y consensuada para tener esto en un plazo no muy largo y lograr eso por lo que han luchado muchos trebujeneros históricamente”. En este punto, Sánchez entiende que “en su día se tuvieran estas restricciones para limitar, pero la realidad es que hoy por hoy Trebujena, por su superficie de viñedo, la calidad de su materia prima, sus viticultores —no hay espacio ya en las dos cooperativas actuales— y sus participantes, merece tener esta consideración”. 

Su homólogo en Albarizas, capaz de criar blancos, generosos o de asociarse con la cerveza artesana La Piñonera, en Puerto Real, se expresa en términos similares: “Hay que abrir un poco la puerta para que la gente joven entre y vea que hay vías; si no, será crónica de una muerte anunciada”. Desde lo alto de la aranzada y media de viña —unos 6.000 metros— de el Cordero se ve Huelva, se ve el Guadalquivir dejando de ser río y se ve un paisaje paralizado por el tiempo, repleto de unos viñedos que este año dejarán una cosecha, entre una y otra cooperativa, de unos 9 millones de kilos de uva. El 98% de esa uva es cortado a mano —lo que confiere seleccionar más la uva que con la vendimia mecanizada— y previamente, en la cepa, ha sido madurada con los mínimos agentes químicos y contaminantes.

En la recta final del proceso, la mayoría de esas toneladas de fruto saldrán de Trebujena rumbo a las grandes bodegas de Jerez o, más allá de Despeñaperros, para ser convertidas en alcohol. José Manuel Sánchez, en el interior de la bodega de Palomares, venencia una copa de amontillado de la cooperativa. Da a probar. ¿Y dicen que esto no es jerez…? Por cierto, esta historia ya la escribió hace 101 años Blasco Ibáñez en La bodega. “Arañando la tierra, sudando en sus surcos, dejando en sus entrañas lo mejor de su existencia, producían ellos este líquido de oro, y los poderosos se valían de él para embriagarlos, para mantenerles como encantados en una falsa alegría”.

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<![CDATA['Luisfer', un ejemplo de inclusión por su labor como voluntario en Madre Coraje: "Me aporta mucho"]]> /la-voz-seleccion/luisfer-un-ejemplo-de-inclusion-por-su-labor-como-voluntario-en-madre-coraje-me-aporta-mucho_152577_102.html Tue, 11 May 2021 08:47:10 +0200 /la-voz-seleccion/luisfer-un-ejemplo-de-inclusion-por-su-labor-como-voluntario-en-madre-coraje-me-aporta-mucho_152577_102.html La agenda de Luis Fernando Nieto Quevedo, o Luisfer, como lo conoce todo el mundo, apenas tiene huecos libres. Cuando no está practicando deporte, está trabajando, impartiendo charlas, o ejerciendo como voluntario en Madre Coraje, algo que lleva haciendo desde hace más de 15 años y por lo que ha sido premiado recientemente. La Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta le ha concedido el Premio Andalucía + Social al voluntariado por su labor en favor de la inclusión y la participación y también como animador de tiempo libre con niños con síndrome de Down.

“Me habló un amigo de mis padres de lo que había que hacer para ser voluntario y me puse en contacto con la ONG”, cuenta Luisfer cuando recibe a lavozdelsur.es en su casa. Con apenas 19 años, empezó a dedicar unas cuantas horas a la semana a clasificar y arreglar juguetes en mal estado para mandarlos a menores de comunidades empobrecidas de países como Perú o Mozambique. “Enseño a los nuevos voluntarios a desechar o reutilizar estos juguetes”, cuenta.

Luisfer fue una de las primeras personas con síndrome de Down en involucrarse en labores de voluntariado, o como define José Luis Nieto, su padre, en “romper el molde” y abrir el camino de otras personas con discapacidad. “Me gustó la idea”, señala Luisfer, que ahora tiene 35 años, y que desde que empezó a colaborar con Madre Coraje se sintió “como uno más”, algo que valora mucho. “Me ha servido, es una experiencia muy bonita, me aporta muchas cosas”, relata.

'Luisfer', durante la entrevista con lavozdelsur.es, ante la atenta mirada de su padre. FOTO: MANU GARCÍA

“Cada vez que me ven, todos me reciben con los brazos abiertos y eso es lo más bonito, tener esa amistad”, añade. Por eso, recoger el Premio Andalucía + Social al voluntariado ha sido tan “especial” para Luisfer. “Yo no sabía nada”, confiesa. Entre Madre Coraje y sus padres tramaron la sorpresa que querían darle. Hasta que lo llamó la consejera, Rocío Ruiz. “Te queremos dar una pequeña sorpresa en Sevilla, me dijo”, relata el jerezano, quien asegura que “fue un momento muy emotivo”.

Luisfer, además de su labor como voluntario en Madre Coraje, está “muy contento” por el trabajo que desempeña en una gestoría de Jerez, en la que se encarga de “llevar documentos a empresas”, explica. Cuando ha cumplido tres años en la empresa, espera que pronto lo hagan “fijo". Con 33 años firmó su primer contrato laboral, después de realizar prácticas en centros comerciales gracias a los programas gestionados por el área de formación y empleo de Down Jerez Aspanido, que buscan “mejorar la empleabilidad” de personas con síndrome de Down y también “conseguir su inserción laboral en empresas ordinarias”.

'Luisfer', en un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

“Es mi primer trabajo remunerado”, expresa Luisfer, quien asegura que está “muy contento” por el empleo y la familia que tiene. “Hay veces que pienso: qué suerte la mía”, dice. Pero a lo que él llama suerte también hay que sumarle muchas horas de formación y esfuerzo para conseguir una inclusión real. “Estamos muy contentos con su trayectoria”, asegura José Luis Nieto, su padre, quien señala que “se mira mucho en sus hermanos”, que son “modelos” de conducta para Luisfer. De ellos le viene su afición por el deporte, y de hecho practica baloncesto, tenis y fútbol. “Siempre me han llevado a jugar, ya como cada uno tiene su familia no es lo mismo que antes”, dice entre risas, “de vez en cuando seguimos yendo”.

Para matar el gusanillo, tiene una canasta en su habitación, que está repleta de discos de música, elementos decorativos del Real Madrid y pósters de La guerra de las galaxias o de películas de Charles Chaplin. Pero, sobre todo, destaca el flamenco. Hay retratos de cantaores y cantaoras, desde El Torta a La Paquera, pasando por Agujetas o Moraíto chico. “Me gusta Camarón, pero también José Mercé, El Torta, Vicente Soto o más antiguos como Pepe Pinto…”, relata. Y también tiene muchos discos, que escucha constantemente, siempre que no esté ocupado en alguna de sus múltiples obligaciones.

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<![CDATA["Cuando estás seguro de lo que haces asumes que no le vas a gustar a todos"]]> /la-voz-seleccion/cuando-estas-seguro-de-lo-que-haces-asumes-que-no-le-vas-a-gustar-a-todos_12316_102.html Mon, 10 May 2021 16:41:59 +0200 /la-voz-seleccion/cuando-estas-seguro-de-lo-que-haces-asumes-que-no-le-vas-a-gustar-a-todos_12316_102.html No es un tópico: a veces la vida cambia en cuestión de segundos. ¿Qué pasa por la cabeza en ese instante congelado en el que sientes que todo se transforma? “Es algo tan fuerte que no te planteas qué va a pasar después”. David Lagos (Jerez, 1973) sufrió uno de esos ‘antes y después’ que suceden, para bien o para mal, a lo largo de nuestra vida. Fue la noche del sábado 16 de agosto de 2014. Fue para bien. Recuerda morder la Lámpara Minera, el galardón más prestigioso del mundo del flamenco, delante de un público entregado del Festival de La Unión. Seguramente se le agolparon en su cabeza imágenes de lo vivido en los últimos 20 años.

 

Puede imaginarse que en milésimas de segundos aparecieron ráfagas de fotogramas junto a su tío Álvaro Aguilar recorriendo peñas, fiestas locales y particulares, aprehendiendo el cante; con Domingo Ortega en el tablao El Flamenco de Japón en los duros inicios; dando la vuelta al mundo “más de una vez” con la compañía de Cristina Hoyos; y en alguna de las miles de funciones acompañando el baile de artistas tan enormes como Israel Galván, “que ha sacado de mí cosas que no sabía ni que tenía, como le pasó a Terremoto”. Seguramente fueron flashes. Como cuando dicen que vas a morir y pasa toda tu vida delante de tus ojos.

 

 

Emocionado, dedicó el premio a su mujer, la también cantaora Melchora Ortega, y a sus tres hijos. Llegó sin ánimo de concursar y barrió ganando los cinco premios en concurso: minera, alegrías, seguiriyas, malagueña y cartagenera. “Es un premio que viene después de 20 años de carrera y eso me llevó a exponer mucho. Tenía más que perder que ganar, pero al mismo tiempo tenía claro que era el único premio que hay actualmente que si lo ganaba te da prestigio. Llevaba mucho miedo pero también la tranquilidad que te da decir: ‘llevo 20 años en esto, vengo a una actuación, a cantar, y no a concursar’. Eso se notó, el público lo agradeció y el jurado lo valoró, y tuve la suerte de ganar”. A veces la vida cambia en cuestión de segundos.

 

“Hoy ya no hay excusa para no conocer los cantes. No se concibe que un cantaor de hoy conozca solo tres palos”

Han pasado varios meses de aquellos segundos, de aquel “momento mágico”. Los suficientes como para tener perspectiva de lo que supuso ese reconocimiento. “He hecho más recitales en solitario que en toda mi carrera”, dice risueño, exagerando, para añadir ya en serio: “La repercusión mediática a nivel nacional e internacional es bestial, entras en otro circuito de peñas y festivales en el que me apetecía mucho estar”. La Unión ha consagrado a este cantaor jerezano de largo recorrido, gran aficionado y estudioso: “Hoy ya no hay excusa para no conocer los cantes. No se concibe que un cantaor de hoy conozca solo tres palos”.

 

La consagración no ha sido en Jerez, la archiconocida cuna del flamenco. Ha sido en un pequeño pueblo minero murciano que no llega a los 20.000 habitantes pero que “lleva ya más de medio siglo haciendo muy bien las cosas. Se lo han currado”. “Vive por y para su festival, por y para el flamenco, teniendo muy clara la idea de que hay que apoyarlo entre todos”, resume Lagos. A él le duele la boca de reclamar un concurso de cante en Jerez. Parece que predica en el desierto. “Esta es la casa del herrero y tenemos el cuchillo de palo. Creo que lo tenemos tan innato, tan cotidiano e intrínseco en nuestras costumbres y en nuestra forma de vida que no le damos la importancia que tiene fuera de Jerez. Hay que tener en cuenta que ya las cosas no son iguales, los medios han cambiado, las familias cantaoras se van perdiendo, la transmisión oral se pierde… Jerez se puede mantener como cuna del flamenco pero hay que luchar por esa posición”.

 

David Lagos nos ha abierto las puertas de su casa en esta media tarde fría de invierno. El sol pega de costado en la calle Merced, en pleno barrio de Santiago. Se oye un taconeo con acento extranjero en la peña Tío José de Paula. Es pleno Festival de Jerez y el cantaor ya ha cumplido con los dos compromisos que tenía con Mercedes Ruiz e Israel Galván, así que “este año me dedicaré a disfrutarlo”. Ha bajado de un lugar de privilegio su Lámpara Minera, nos ha enseñado sus pinturas, la vitrina donde guarda retratos de Fernando Terremoto y El Torta, el mueble de la máquina de coser antigua de su mujer que acaba de restaurar… ¿Qué hace David Lagos cuando no canta? “De todo: escribo, pinto, trabajo la madera... Todo lo que tenga relación con crear algo. Llevo una vida muy sencilla, aprovecho para estar con mis niños, pero siempre intento meterme en faena. Hay que ponerle corazón hasta a poner dos ladrillos, este verano quiero arreglar el patio de abajo. No lo hago por fatiga o por quitar trabajo a nadie, sino que es casi como una forma de meditación”.

 

Decía Morente que cantaba por una extraña ley de la naturaleza. Lagos coincide en esa opinión: “El flamenco es algo innato. Creo que se nace con él, como con cualquier otra manifestación artística. No recuerdo en mi vida nada que no sea cantando o relacionado con la música. No te da un chispazo y te pones a cantar. Es algo que llevas ahí sin darte cuenta y que, antes o después, se despierta. Y si naces en esta tierra, pues aún lo tienes más fácil. Mi familia es cantaora, aquí en cualquier rincón tienes la suerte de encontrarte una fiesta… El arte, en todo caso, es como una planta, hay que cultivarlo, mimarlo, regarlo… Hay que estudiar y hay muchas formas de hacerlo. Chocolate dice que se acostaba y no se dormía del todo porque se ponía a darle vueltas a las letras. Eso es estudiar. Hay que juntar la naturaleza y las condiciones con las que se nace y el agua con que riegues la maceta”.

 

"El caminito entre estar entre cajas y llegar al micrófono se hace algunas veces muy largo y muy pesado"

La Lámpara Minera no le ha nublado la vista. El cantaor sigue siendo muy consciente de la delgada línea que separa el éxito del fracaso. El miedo escénico, a no estar a la altura, es un monstruo que rara vez te abandona. “Me cuesta muchísimo ver un espectáculo desde el público. Siento un poco de ansiedad, como una especie de claustrofobia. Ahí es cuando me planteo, uf, hay que ver lo que cambian las cosas desde aquí fuera a ahí dentro. El caminito entre estar entre cajas y llegar al micrófono se hace algunas veces muy largo y muy pesado. Se te pone en la espalda una responsabilidad y un peso muy grande. Cuantos más años pasan y más nombre coges, más fuerte se hace esa losa. Y al mismo tiempo cuando tienes agarradas las riendas del caballo, más satisfacciones recoges. Porque el artista va dejando complejos, asimila mejor sus defectos y virtudes, va buscando soluciones… Y cuando lo va consiguiendo, en el escenario, a veces, se disfruta mucho”.

 

Lagos es gachó. De voz redonda y tez clara. ¿Se ha sentido discriminado en el mundo del flamenco por esta circunstancia? “Es una pregunta un poco peliaguda. He sentido discriminación por la inseguridad que yo he tenido. Cuando estás seguro de lo que haces y crees en lo que haces, asumes que no le vas a gustar a todo el mundo. Y cada uno le pone un nombre a lo que no le gusta: uno le llama que es que canta muy gachó, otros le llaman que lo que canta no es puro… Cada uno le pone la etiqueta que quiere a lo que le gusta y a lo que no le gusta. Antes quería agradar a todo el mundo, es el primer error que puede cometer un artista, y entonces te ofenden muchas cosas porque eres incapaz de ver las cosas con distancia. Ahora lo veo diferente, con perspectiva, y el que todavía insista en ese monodebate entre payos y gitanos se pierde una parte importante del flamenco porque el gitano tiene un papel fundamental en el flamenco, aportando una cosa racial y le aporta algo que no le aporta el payo por no ser gitano, pero al final cada uno le ha dado al flamenco lo que le ha tenido que aportar. Y al final hemos conseguido una música  que llega al mundo entero. Todo el que siga insistiendo en esa separación me parece que no se ha enterado de la película”.

 

"Yo indago en las raíces para, precisamente, sobre ese estudio, profundidad y conocimiento, poder sentirme mucho más libre"

Él sí conoce la película. Ésta va de coger lo mejor de la raíz, beber de los maestros, y que todo madure hasta hallar esa piedra filosofal que se llama sello y personalidad propia. En su primer disco homenajeó a sus grandes referentes, El espejo en que me miró (2009), y hace un par de año hizo lo propio con un tributo a la tierra natal, Mi retoque al cante jerezano (2013), producido ya en su propio estudio, en la planta baja de su casa. "Yo indago en las raíces para, precisamente, sobre ese estudio, profundidad y conocimiento, poder sentirme mucho más libre". "Antes trataba de ser más ortodoxo y quizás ahora puedo permitirme hacer los cantes como yo quiero porque los hago con más conocimiento y sinceridad. La evolución para mí es conocer dónde está la raíz y a partir de ahí hacer las cosas como las sientas y las imagines". Ya está fraguando el tercer trabajo discográfico: "No sé lo que será. No tengo claro el concepto definitivo que va a tener pero, basándome en esa libertad de tener el conocimiento, puede ser lo que me apetezca".

¿Quién se atreve a hacer un disco, con el esfuerzo que se le presupone, si el mismo día del lanzamiento puede oírse gratis en Internet? "Si oyes música en Spotify de forma gratuita hay que buscar que esa gratuidad redunde de alguna manera en el artista". Partiendo de esa máxima, David Lagos no pierde el tiempo en pelear contra gigantes y molinos de viento. "Si te dan a elegir entre dos actuaciones buenas, una gratis y otra de pago, vas a la gratis". "Yo personalmente vendo mis discos en recitales y los llevo a las tiendas, aquí en Jerez se los llevo a Malamúsica, no se los llevo a El Corte Inglés, porque tienen una política totalmente contraria a lo que pienso que debe ser en cuanto al trato a alguien que se dedica a la música. El formato físico va a quedar para quienes nos gusta tener el disco en la mano, pero no hay que perder el tiempo en intentar amarrar, sino abrirse y utilizar los nuevos medios que tenemos porque si no será otro el que los aproveche. He puesto un video cantando en un camerino y ya lo han visto 1.000 personas, pues son 1.000 personas que pueden estar interesadas en comprar tu disco o ir a un recital. No era tan fácil hasta ahora llegar a 1.000 personas en un día".

 

"El duende, si tuviera para mí un porcentaje en el arte, sería un 2%. Ese 2% es mágico porque cuando aparece, en lugar del 98% restante tenemos el 100%, y el 100 es muy bonito"

El flamenco es (también) un mundo de tópicos, de mitos y leyendas. Una de las más manoseadas es la del duende. ¿Existe o no? ¿Puede explicarse científicamente? Lagos arroja poco espacio a la duda. "En verdad cantar en un escenario es el resultado de un trabajo, no de que seas un genio o de que venga el duende. El duende, si tuviera para mí un porcentaje en el arte, sería un 2%. Ese 2% es mágico porque cuando aparece, en lugar del 98% restante tenemos el 100%, y el 100 es muy bonito. Pero el resultado diario es el del trabajo. Siempre quieres estar bien pero no está en tu mano controlar todos los factores. No hay otro camino que no sea el trabajo y al final el resultado de éste se ve. El arte es un estado de ánimo, del alma, y cuando se junta todo eso, pues claro que se refleja en el escenario". 

 

Galvánico: "El arte de Israel no es un vale todo, todo está justificado". 

Ser el cantaor de cabecera de Israel Galván, extravagante Premio Nacional de Danza en 2005, no debe ser tarea fácil. ¿Alguna vez le ha dicho por ahí no paso? "No, no, nunca le he dicho que no pero sí que le he preguntado el porqué de las cosas. Porque nunca haría algo que me haga sentir mal y algo a lo que no le encontrara explicación. Una vez quería que cantara un fandango con sílabas sueltas (que-pare-ce-que-no-andaaa…) y le digo mira yo esto no lo entiendo, me siento un poco ridículo. Israel lo lleva muy bien pero es tartamudo, así que quería que el público sintiera a través de mi cante y lo que él iba bailando lo que a él le pasa cuando tartamudea, que se va atrancando… Creo que si no lo cuento no creo que nadie entienda lo que él quería transmitir pero a partir de ahí no sentí ninguna vergüenza por hacer algo así, todo lo contrario, me pareció muy bonito y mágico. El arte de Israel no es un vale todo, todo está justificado. No hay nada al azar".

 

A su modo de entender, "Israel es un bailaor que ha empezado la casa por los cimientos, viene de familia bailaora flamenca, y conoce esos cimientos para montar su propio edificio, para hacer las cosas a su manera, con propiedad y con conocimiento de causa. Tiene una visión tan personal, tan desinhibida, de genio que no se preocupa por esa palabra, que hay que reconocer que tiene esa genialidad. Que fácil es hacer lo que uno siente, ahí está la pureza y la sinceridad en el arte. Eso es lo que me ha enseñado a mí, a ser sincero y honesto. ¿Esa ruptura que propone es una amenaza para un arte que lleva 100 años muriéndose y está más vivo que nunca?

 

Y Lagos repregunta: "¿Qué flamenco se está perdiendo? ¿El flamenco tradicional, con respecto a qué época? El flamenco de los años 20 no tiene nada que ver con el de los 40, ni éste con el de los 60. La incorporación del piano por parte de Manolo Caracol, que hoy es un clásico, se consideró una aberración. El propio Paco… Las cosas tienen que estar bien hechas, partiendo del respeto, del conocimiento y del amor a lo que estás haciendo. Puede que un día veamos a Israel como un clásico y la gente diga que lo que él hacía se está perdiendo. El arte ha de ser atemporal, sin corsés. Hay que ver las cosas puntualmente y depende del artista que lo haga: Mairena impone modas, Marchena… Si siempre estuviéramos basándonos en la raíz nunca veríamos las flores ni las ramas de los árboles y hay muchas flores, muchos árboles y muchas ramas por descubrir".

 

"No encuentro un partido que sea afín a mis ideas".

El flamenco, el arte y la cultura en general, no permanece ajeno a la realidad social que le rodea, al contexto económico y político. "Cada uno hace política de una manera pero hoy en día soy apartidista. No siento afinidad con ningún partido tal y como están las cosas. Mi padre me inculcó ser socialista, del PSOE, porque él entendió que después de trabajar toda su vida le puso una paga. Él era felipista porque veía en él a la persona que le había recompensado sus años de trabajo pero nunca se planteó que esa paga se la ganó él con el sudor de su frente. Yo heredé esa manera de ver la política, me consideré felipista durante mucho tiempo y luego creí que era del PSOE, pero lo que hizo en su último mandato no me gustó ni lo que veo ahora me gusta. No encuentro un partido que sea afín a mis ideas".

 

El cantaor jerezano cree que el cambio parte de uno mismo. "Creo que para cambiar primero tenemos que cambiar desde dentro. Es verdad que la cosa está muy mal y demás, pero sale uno con su perro a dar un paseíto, hace sus cositas y como no te vea nadie, te vas sin coger las cositas del perro. Estás parado en un semáforo en rojo a las cinco de la mañana y si no te ve nadie te lo saltas. Mientras no nos enseñen a que no tiene que estar nadie mirando para que hagamos las cosas bien, las cosas no van a cambiar. No va a venir nadie a cambiarnos a los españoles y eso viene de la mano de la educación y la cultura".

 

¿Quién es la alternativa? "Todavía no sé yo qué programa educativo y cultural tiene Podemos, no lo he leído en ningún sitio. No sé qué proponen en lo que a mí me interesa, y lo que proponen PP y PSOE tampoco me gusta porque no veo izquierda y derecha, solo veo una mezcla donde uno dice 'a' y el otro dice 'b'. Me gustaría que alguien basara el cambio del país en base a la educación y la cultura. A partir de ahí yo confiaría en un partido, pero no lo he encontrado". Lagos es autónomo, "qué te voy a contar cómo estamos, no lo puedo entender siendo uno de los pilares de la economía del país... Nos tienen un pie en el cogote". Aun así, sostiene, "no me gusta hablar demasiado de mis circunstancias personales porque me considero afortunado. Tengo una buena casa y la nevera llena. Hay tanta gente pasando necesidad que me parecería poco ético quejarme. Hace falta un cambio pero debe de ser más profundo, debe de aparecer alguien que lo vea desde ese otro prisma".

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<![CDATA[El duelo tras un suicidio: historias de cuatro familiares que siguen "buscando respuestas"]]> /la-voz-seleccion/duelo-suicidio-historias-cuatro-familiares-siguen-buscando-respuestas_250411_102.html Tue, 23 Feb 2021 11:36:06 +0100 /la-voz-seleccion/duelo-suicidio-historias-cuatro-familiares-siguen-buscando-respuestas_250411_102.html Luchar no es lo mío.
Y tampoco deseo la sabiduría.
Soy un hombre primitivo,
que se contenta con el sueño,
la comida y la bebida;
y si pudiera ser que
alguna vez cazase a
una bella mujercita...

Estas palabras, pronunciadas por el personaje Papageno, el hombre-pájaro de la ópera La flauta mágica de Mozart, dan buena muestra de cual era su obsesión. Después de varios rechazos amorosos, intenta quitarse la vida, una idea que evitan tres espíritus infantiles que le recuerdan las alternativas a la muerte. Más adelante, en la obra, se reencuentra con su amada Papagena, con la que tendrá numerosos hijos, por eso se llama efecto Papageno al que provoca que un potencial suicida cambie de opinión después de recibir información adecuada. 

Papageno también se llama una asociación, nacida en 2019 como plataforma nacional, no lucrativa e independiente, presidida por Daniel López, un psicólogo que también es responsable del grupo de Psicología y Conducta Suicida del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental (Copao) y asesor técnico de salud en el ámbito público. En ella participan una treintena de profesionales, la mayoría psicólogos, pero también criminólogos, sanitarios o periodistas, que trabajan la prevención del suicidio y ofrecen formación, información y consuelo a familiares de personas que se han quitado la vida —la llamada postvención—. 

“Los grupos de ayuda mutua tienen dos objetivos”, cuenta López a lavozdelsur.es. “El primero, facilitar la expresión emocional, porque muchas personas han vivido ocultando lo ocurrido; el segundo es aprender a manejar recursos para afrontar el duelo de manera adecuada”. Así combaten el “enorme estigma” que supone, aún hoy día, hablar de suicidio en España. “El duelo por suicidio es un poco extraño, provoca un parón en tu vida”, señala el presidente de Papageno. 

Durante 2018, último año del que hay datos, se quitaron la vida de forma voluntaria en España un total de 3.539 personas —2.619 hombres y 920 mujeres—, el doble que las fallecidas por accidente de tráfico, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), unas cifras que no han descendido en los últimos 15 años, y que supone una media de casi diez suicidios diarios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que, cada año, cerca de 800.000 personas se quitan la vida en todo el mundo.

Diez personas se suicidan en España cada día. Esta decisión afecta a unas seis personas del entorno, por lo que cada año se ven afectados 20.000 españoles por esta causa

El Gobierno central, durante el breve periodo que gobernó el PSOE en solitario tras la moción de censura, anunció su intención de impulsar una Estrategia Nacional de Salud Mental, al estilo de la presentada en Valencia por la ex consejera de Sanidad valenciana y ex ministra de Sanidad, Carmen Montón. El I Plan de Prevención del Suicidio y Manejo de la Conducta Suicida en la Comunidad Valenciana, finalmente, no fue replicado a nivel nacional, aunque el acuerdo de coalición progresista firmado entre PSOE y Unidas Podemos, hace mención al tema: “Prestaremos especial atención, en colaboración con las comunidades autónomas, al diseño y desarrollo de una estrategia de prevención de la conducta suicida, que incluya un protocolo especial de actuación y que prevea la puesta en marcha de un teléfono de atención público, entre otras medidas”. A día de hoy, aún no existe tal plan.

“Algunos medios hablan de suicidio cuando no deben”, se queja Daniel López, presidente de Papageno, “cuando es alguien famoso y lo abordan de manera sensacionalista. Cuando se trata de un famoso hay más riesgo de imitación”. “Nuestro objetivo —abunda— es la salud pública”, por eso anima a los medios a empaparse de las recomendaciones que realizan desde la asociación y desde instituciones públicas, para evitar el conocido como efecto Werther, inspirado en la novela Las penas del joven Werther, de Johann Wolfgang von Goethe, en la que el protagonista sufre por amor y termina por quitarse la vida. 

Además, por cada muerte se calcula que hay 20 intentos, y también suicidios que se confunden con otros accidentes. Solo el 10% deja nota de despedida y hay casos en los que es difícil discernir las causas. La Organización Mundial de la Salud viene advirtiendo desde el año 2000 de que un suicidio individual afecta íntimamente, al menos, a otras seis personas y, si ocurre en una institución educativa o en el lugar de trabajo, puede tener influencia sobre cientos de personas. Traducido a cifras, más de 20.000 personas se verán afectadas cada año en España por esta causa. Cuatro de ellas, familiares de víctimas residentes en distintos puntos de Andalucía, han querido prestar su testimonio a lavozdelsur.es, algunos con nombres ficticios, para preservar su verdadera identidad.

El hijo de María 

María perdió a su hijo cuando tenía 22 años. "Mi duelo aún no está cerrado. Está en proceso, aun no he podido superar muchas cosas", cuenta. "Al principio era como si fuera a aparecer en cualquier momento. Estaba estudiando fuera y le gustaba sorprenderme presentándose sin avisar... Cada día miraba el móvil por si me había hablado, cocinaba pensando en guardarle un tupper porque le encantaba cualquier cosa... pero tienes que aceptar que no está".

"Cada día me levanto y tengo fotos suyas por toda la habitación. Le doy los buenos días. Le cuento cosas y le pido que me ayude a seguir y que me guíe", abunda esta madre, que aún sufre cuadros de ansiedad de vez en cuando. "El duelo es un proceso, hay un camino diferente para cada superviviente", expresa. "Perder a un hijo por suicidio es desgarrador, es como si te amputaran algo de tu interior. Estás destrozada pero poco a poco sacas fuerzas para seguir, no por ti, sino por los que te rodean".

A María, la pérdida de su hijo la pilló por sorpresa. "Fue un mazazo, un golpe seco". Ella se encontraba trabajando y el móvil no dejaba de sonarle. Era la Policía comunicándole la noticia. "En ese momento pensé que era una broma de mal gusto. Es imposible". "Al principio estaba bloqueada, no podía creer lo que estaba pasando", relata."Tenía el apoyo de mis hijos, de mi familia y amigos. Me llamaban, me visitaban, me llevaban tartas, pero yo no podía comer. Ni dormir. Intentaba estar ocupada arreglando su ropa o cocinado, pero lo único que calmaba mi rabia era caminar con su perro. Cuando nadie me oía gritaba, lloraba, y descargaba mi dolor y me preguntaba por qué".

"Perder a un hijo por suicidio es desgarrador, es como si te amputaran algo de tu interior. Estás destrozada pero poco a poco sacas fuerzas para seguir"

María cuenta que escribir también le ayudó. "Me regalaron un cuaderno y ahí plasmaba todo lo que se me ocurría: mis pensamientos, mis sentimientos, mi culpa, mi rabia, mi tristeza, mi melancolía". En su familia han tratado el asunto, pero no en "profundidad". "Aún no puedo compartir artículos o campañas en mis redes sociales, ni entre mi familia", dice. Ahora, María le busca "sentido a la vida". "Estoy intentando aprender a vivir sin él, sin su sonrisa, sin sus ganas de comerse el mundo, sin sus locuras", apunta. "Pero tengo clara una cosa: seguiré luchando y ayudando a quien pueda a prevenir el suicidio y en grupos de ayuda mutua. A mí me han ayudado y yo tengo que devolver lo que me han dado".

A ella, acudir a los grupos de Papageno le ha ayudado a sobrellevar mejor la situación. "Al principio me costó hablar delante de desconocidos. de algo tan personal y doloroso, no fue nada agradable, pero estábamos unidos por el mismo dolor". María cuenta que "surgió una nueva familia" y que en el grupo "hablan "libremente y sin miedo", que se animan y apoyan mutuamente. "Hemos encontrado un lugar donde hablar libremente del suicidio y cómo lo afrontamos. Nos comprendemos. A mí es lo que me ha salvado de una depresión y me ayuda a seguir", remata.

El hermano y la pareja de María Jesús

María Jesús ha perdido a dos familiares directos por suicidio, a su hermano, cuando tenía 30 años, y a su marido, a los 50. "Es un vacío inmenso el que queda, a la tristeza de cualquier pérdida se suma la impotencia, el dolor, la culpa y la rabia por no haberles podido ayudar más", señala. "Son muertes antinaturales, terriblemente dolorosas, que deja a las familias en estado de shock traumático. No son duelos normales, el sufrimiento es infinitamente mayor", añade.

"Mis duelos fueron muy diferentes", abunda María Jesús. "En el caso de mi hermano había tanto sufrimiento por su enfermedad mental que lo acepté plenamente, como una decisión tomada por él para dejar de sufrir. Fue tremendamente traumático, pero más llevadero. En el caso de mi marido, nada que ver. Era un hombre sano y feliz, llevábamos 26 años juntos, teníamos dos hijos y todo lo que una pareja puede desear. Por eso me costó entender ese final. Y me quedé fuera del mundo. De alguna forma, morí con él. Necesité mucha soledad para poder vaciar todo mi dolor y mi rabia. Rehuía hasta a la familia y a los amigos. Finalmente pedí ayuda a una psicóloga, que me ayudó muchísimo a canalizar mi sufrimiento y a transformarlo en amor".

María Jesús leyó entonces mucho sobre el duelo y la vida tras la muerte. Y aprendió a meditar. "Por pura intuición, contacté con un centro de retiro budista y cambió mi vida. Meditar transformó mi vida, me ayudó a canalizar mi dolor y mis pensamientos, a calmar mi mente y mi corazón". En su familia, "siempre se ha hablado con naturalidad, aunque cuesta muchísimo". Tras tanto sufrimiento, ahora es "una persona diferente". 

"Sentía cómo me señalaban por la calle y yo misma callaba la razón de su muerte; pero luego entendí que era justo lo contrario lo que debía hacer, me decidí a abrir mi alma y escribí un libro"

"La vida cambia tras la muerte de una pareja, nos convertimos en viudas, hay una fractura del ser. Pero tras superar ese proceso también cambian nuestras expectativas, lo que es realmente importante y esencial. El duelo en general tiene sus fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. En el duelo por suicidio cuesta muchísimo más llegar a la aceptación", relata María Jesús, que ha escrito un libro, Amazona en la centella. Una bolsa para afrontar el duelo, con el que quiso cerrar su duelo y "crear una bolsa de valientes jinetes y amazonas que pudieran hablar sin tapujos de lo vivido".

"Hay que vivir cada parte como llega, buscando ayuda si es necesario —que generalmente lo es, es muy difícil superar por uno mismo el tsunami de sensaciones y emociones que provocan estas muertes—, pero luego, cuando conseguimos superarlo y llegar a la aceptación, se produce una cosecha: el crecimiento post-traumático, que da mayor sentido a la vida y una conciencia de ella más elevada", cuenta María Jesús, que conoció Papageno cuando tenía su "duelo cerrado" y quiso aportar su experiencia a otros supervivientes. "Mi sorpresa fue mayúscula, pues finalmente he sido yo la que ha seguido recibiendo ayuda de esta asociación", dice.

"Sentía cómo me señalaban por la calle y yo misma callaba la razón de su muerte a no ser que fueran personas de confianza", confiesa. "Siempre hablaba de un accidente, sin especificar. La gente interpretaba que era de tráfico y yo intentaba esquivar el tema. Pero luego entendí que era justo lo contrario lo que debía hacer, me decidí a abrir mi alma y hacerla pública, y escribí mi Amazona en la centella, que me ha dado muchas alegrías, he conocido a gente con la que he podido hablar de sus casos particulares tras leer el libro".

La pareja de JEM

La tercera persona que presta su testimonio quiere que se la nombre como JEM. Ella perdió a su pareja. "El día a día es difícil de llevar, hay días que es una lucha levantarte de la cama y querer continuar. Lo tengo presente cada día, como si aún estuviera aquí, incluso los viernes, cuando llega el día, pienso que nos volveremos a ver. Nuestra relación era a distancia y solo nos veíamos fines de semana y vacaciones", cuenta.

"El duelo ha sido y está siendo muy difícil e intenso", agrega. "He estado acompañada de muy buenos profesionales que han puesto sus mejores herramientas a mi disposición, pero el duelo es algo muy personal. La actitud de querer afrontarlo y poner tu alma al descubierto es muy importante para sanar la herida, y siento que aún tardará mucho tiempo en sanar. A mí, personalmente, me ha derrumbado mis propios cimientos emocionales y espirituales, y he tenido que reconstruir toda esa parte de mí, aún lucho conmigo misma, con mis antiguas y nuevas creencias".

JEM asegura que "es algo parecido a romperte en un nivel que nunca pensaste que conocerías de ti misma, y luego empezar a coger esos trozos y construirte de nuevo, llena de heridas y cicatrices emocionales. Nunca imaginé que el dolor emocional fuera tan terrible". Ella no esperaba esa decisión de su pareja. "Es algo que no hubiera imaginado nunca, son situaciones que no me había tocado vivir de cerca y es algo bastante desconocido en mi entorno, hasta ahora". Ella, tras pasar juntos un fin de semana "maravilloso, de película romántica", esperaba encontrarse con su pareja el viernes siguiente. 

"La situación al principio es irreal, la vivía como una película. Es raro de explicar, pero sentía que yo hubiera salido de la vida y fuera una mera espectadora. Además, me costaba visualizar bien el entorno, escuchar claramente los sonidos, me costaba pensar, prestar atención era algo imposible para mí, era como si estuviera flotando, una sensación de que todo era irreal, pero en el fondo sabía que había ocurrido y que era cierto, pero parte de mí no lo quería aceptar y mi cabeza intentaba asimilarlo, pero no podía. Además, me medicaron desde el primer momento, así que no sé decirte si estos efectos tienen que ver con la mediación también", cuenta JEM.

"La situación al principio es irreal, la vivía como una película. Sentía que yo hubiera salido de la vida y fuera una mera espectadora" 

Para ella, "afrontar la situación no es un inicio, sino que es algo que continúo". "Lo hablé con todo aquel que quería escuchar, no oculté lo ocurrido, me sentía un bicho raro porque pensé que me había tocado lo peor, luego fui descubriendo que es más habitual de lo que imaginamos, y se sigue tapando, ocultando, disimulando y no poniendo herramientas sociales que sirvan para que llegado el momento pidas ayuda y puedas ser ayudado. Hay que darle normalidad y naturalidad a cuidar de nuestra salud mental igual que cualquier enfermedad física, sin etiquetas ni estigmas sociales", expresa.

"Me ayudó, por suerte para mí, mucha gente, cada uno como pudo o como supo, aunque fuera queriéndome acompañar un rato y escuchando mi desahogo, sacándome de casa para dar un paseo, obligándome a levantarme de la cama por generarme algún compromiso de vernos, cada uno a su manera, fue poniendo su granito de arena", dice JEM, a la que Papageno le ha aportado "escucha, comprensión, arropo, acompañamiento, aprender a sostener a otros y dejarte sostener cuando lo necesitas".

En el seno familiar, la situación se ha abordado "un poco, no demasiado. Lo justo y necesario". "Yo sí he sentido muchas veces la necesidad de hablarlo, pero no siempre se está receptivo para este tema. De ahí mi necesidad de encontrar un grupo para hablar y soltar, compartir, añorar en voz alta, reflexionar… con personas que tengan la misma necesidad y que no les moleste o incomode". Su vida, ahora, ha cambiado. "Me he transformado, me he descubierto y he crecido como persona, a nivel intelectual, espiritual y sobre todo de conocimiento de mí misma. He descubierto partes de mí que tenía olvidadas, enterradas, ocultas o simplemente abandonadas", abunda.

JEM, que nunca ha ocultado el motivo del fallecimiento de su pareja, asegura que ahora ha cambiado "la forma de mirarme de algunas personas, pero no me quita el sueño, la verdad es que me da igual. Ha cambiado mi forma de ver la vida, de vivir el día a día, de estar presente lo más que pueda en cada momento, es algo que ya hacía, pero ahora lo he anclado". Ella considera que "ocultarlo no ayuda, ayuda compartirlo porque es más habitual de lo que imaginamos, desgraciadamente".

El padre de Verónica 

Verónica perdió a su padre hace unos años. "El primer año nada tenía sentido, ni color, ni sabor. El duelo no fue, el duelo sigue siendo y siempre será, porque no habrá un sólo día del resto de mi vida que no lo recuerde", expresa. "No supe afrontar la situación, o sí, no lo sé.  Salía muy poco, sólo para llevar a mi hijo al colegio y recogerlo. Me escondía debajo de una capucha azul de un abrigo que en esos momentos fue uno de mis refugios. Hablar era muy difícil, ¿con quién lo ibas hacer? Sólo te puede entender quién ha pasado por desgracia por una situación cómo la mía", relata.

"Hay que hablar del suicidio, es fundamental. Tanto por el que tiene el pensamiento de hacerlo como por los familiares que se quedan aquí intentando buscar respuestas"

"Después de un año de psicólogas, psiquiatra, de búsquedas desesperadas de respuestas por internet, el tiempo es la única ayuda que tuve y puedo decir que el amor tan grande que siento por mi padre", asegura Verónica, que hace un año que conoció a Papageno. "El grupo de ayuda fue una salvación en mí. Me han aportado una familia, hombros en los que llorar, oídos que me escuchan, corazones que entienden cómo me siento en cada momento, manos a las que me puedo agarrar, pero sobre todo el poder desahogarte y hablar del suicidio sin necesidad de que me digan... otra vez estás con lo mismo".

Verónica difícilmente habla del asunto con su hermano, algo más con su madre, "pero más bien poco". "Aún no pude hablar con mi hijo de lo ocurrido. Actualmente tiene nueve años y tenían muy buena relación", dice. "Hay que hablar del suicidio, es fundamental. Tanto por el que tiene el pensamiento de hacerlo como por los familiares que se quedan aquí, vacíos, destrozados, intentando buscar respuestas. Recomponerse de una situación de estas características es bastante difícil, quizás imposible, sólo que tienes que ser un superviviente del tsunami que pasó por tu vida y apenas dejó rastro de la que tenías anteriormente", señala.


María, JEM, María Jesús y Verónica concluyen su testimonio contando cómo les gustaría que se hablase del suicidio en los medios de comunicación. "Hay que informar, pero haciendo hincapié en la prevención. Quiero que se dé información del suceso, pero sin ser macabros ni entrar en detalles, para no ver reflejado tu caso", dice María. "Hay que contar las cifras y las ayudas que hay", como el teléfono de la esperanza (717 003 717) o los grupos de ayuda de Papageno (633 169 129).

JEM considera que "es trabajo de todos dar información veraz y con responsabilidad, no maquillar las cosas, porque la gente no es consciente hasta que le toca de cerca. Hay que decirles a personas que tienen pensamientos suicidas que pueden y deben pedir ayuda, que se les atenderá y que pueden ganar esa batalla, que es más común de lo que pensamos y que solo necesitamos aprender a no llegar tan hondo, debemos parar antes".

María Jesús no considera necesario que se cuenten detalles del hecho en sí en los medios, "pero sí el tratamiento de todo lo que respecta al suicidio en general, y, sobre todo, publicitar los grupos de ayuda, la necesidad de elaboración de un Plan de Prevención nacional y andaluz, que en otras comunidades ya tienen y en la nuestra aún no". 

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<![CDATA[Castañas, una escapatoria a la crisis]]> /la-voz-seleccion/castanas-una-escapatoria-a-la-crisis_10005_102.html Mon, 23 Nov 2020 09:29:55 +0100 /la-voz-seleccion/castanas-una-escapatoria-a-la-crisis_10005_102.html Por el humo blanco los encontraréis en cualquier punto de Jerez. A través de esas chimeneas, los anafes, cada día, desde el pasado 1 de octubre y hasta el 30 de diciembre, decenas de familias se buscan el jornal asando castañas y vendiéndolas a un euro la decena. El oficio de castañero, hasta no hace mucho reservado a unos pocos, se ha convertido de unos años a esta parte en una escapatoria para aquellos a los que la crisis aprieta. Así, desde hace prácticamente un lustro, los puestos de castañas asadas se han multiplicado por diez, señal de que muchas familias tienen que reciclarse y desempeñar, aunque sea sólo por tres meses, un trabajo que nunca se hubieran imaginado que llevarían a cabo.

 

La calma, como siempre, llega tras la tempestad, y así se cumplió el viernes 10 de octubre, cuando hacemos el reportaje. Después de una mañana pasada por agua, la tarde se presenta medianamente limpia de nubes. A eso de las cinco y media, Manuel Peña, 48 años y vecino de San Telmo Alto, se encuentra montando su puesto, en la esquina de la avenida de Fátima con la calle Juan Antonio Romero, junto a su hija Ana Rosa, de 16. El caso de Manuel es uno de esos que comentábamos antes, el de aquellos a los que las circunstancias les ha obligado a abrocharse el delantal y liarse a hacer castañas. Parado de la construcción los últimos cuatro años, cogió el puesto que tenía en esa esquina su cuñada, la cual ya no podía dedicarse por tener que cuidar de sus tres hijos. Ella le cedió todos los accesorios y gracias a eso Manuel puede llevar algo de dinero a casa los tres últimos meses del año.

 

Manuel lleva dos años montando el puesto. “Nunca me habría imaginado que acabaría vendiendo castañas, pero esta es la vida del pobre y hay que buscarse las habichuelas. Yo nunca le he dicho no a nada. Ahora estoy con las castañas, en verano me llaman para tema de mantenimientos de colegios en Cádiz y luego lo mismo estoy de feriante que vendiendo naranjas en la carretera. Cuando la necesidad aprieta…”

 

La ubicación del puesto de Manuel es de las mejores de Jerez. En el rato que estamos con él, hasta siete personas se acercan para comprar castañas. El Ayuntamiento alquila el espacio, dos metros cuadrados, teniendo en cuenta la antigüedad del vendedor en un mismo sitio durante los últimos años. Pero en los últimos tiempos, se han llegado a montar hasta 90 puestos de castañas, repartidos ya por todo Jerez. Para ello, hay que presentar ante el Consistorio la ubicación que se desea ocupar, el cual tendrá que tener el visto bueno municipal, y posteriormente, pagar la licencia, que vale 74 euros, y un seguro obligatorio, otros 40 euros más. A eso hay que añadirle lo que cuesta el anafe (unos 300 euros), el carbón, tanto vegetal como de piedra (entre 10 y 12 euros los sacos), y las castañas, que ahora mismo están a 3 euros el kilo. Afortunadamente, en el caso de Manuel, el mayor gasto, el del anafe, se lo ha ahorrado gracias a la cesión de su cuñada.

 

“Tenemos que aprovechar cada día, llueva o ventee, porque a partir de que pasan los tosantos esto ya baja mucho. Parece que a la gente ya se le pasa el gusto por las castañas cuando se va acercando diciembre. De hecho, muchos quitan los puestos por esas fechas porque ya no les sale rentable. Pero yo aunque me lleve cinco euros para casa todos los días, buenos son”.

 

A Manuel le enseñó a asar castañas su cuñado. “Las castañas requieren paciencia, no tienen más historia. Y el que tenga prisa, que se vaya, porque yo quiero ser honesto con el cliente, intento darle calidad, mirando las castañas una por una”, nos explica mientras coge la cazuela y la remueve para que las castañas se vayan haciendo todas por igual. El punto de sal también es importante, y a cada ratito les echa un puñado de sal gorda.

 

De la avenida de Fátima, hasta la glorieta del puente de Cádiz. En el puesto de Cayetano de Jesús, 31 años, está prácticamente toda su familia. Su mujer, sus hijas, su madre, su tío y hasta el perro. A diferencia de Manuel, Cayetano se podría decir que es un profesional de la castaña, ya que desde que era un crío sus padres lo llevaban al puesto. Ahora, y desde hace quince años, es él, junto a su mujer, los que lo llevan para adelante. “Aquí estamos, desde las tres y media, para que esto ya esté echando humo a las cinco”.

 

 

De profesión sopletista, Cayetano trabajaba en los astilleros de Puerto Real hasta que se quedó parado. Hace dos años que no cobra nada. Por eso, este vecino del Agrimensor tiene que buscarse la vida con todo lo que le va saliendo. Desde buscar chatarra hasta cazar conejos. “Estoy buscando trabajo, si lo puedes poner en el artículo…” Su mujer, Belén Pérez, de 32 años, es ama de casa, pero en la temporada de la castaña le echa una mano. Ella, de cara al público y Cayetano, con las castañas.

 

En su casa hay muchas bocas a las que hay que dar de comer. A su temprana edad, ya tiene tres hijos y un nieto, de su hija de 16 años. Todos viven en su casa. “Yo pongo la olla”, señala Manuela, de 55 años, madre de Cayetano. Y es que, ella es la única que puede echarles una mano gracias a los 426 euros de pensión que cobra. Lo demás hay que ganárselo como sea. “Fíjate que mi hijo tenía una moto para coger hierros y se la quitó la policía por no tener seguro”, lamenta Manuela.

 

Cayetano, entre gastos y beneficios, se lleva limpios a casa “unos 15 ó 20 euros al día. Con eso tenemos para lo justo, para comer a diario, vaya”. Afortunadamente, el puesto está en un lugar de paso de miles de coches al día, lo que hace que a cada ratito se pare uno en el arcén para comprar castañas. “De eso no nos podemos quejar, del sitio. Viene mucha gente, y hasta colegios a comprar”, dice Cayetano. Pero, así y todo, la gran competencia de ahora ha reducido las ventas. “Esto ha cambiado mucho”, explica Manuela. “Antes éramos cuatro o cinco, que recuerde en La Granja, El Retiro, Continente y nosotros, pero ahora hay muchos castañeros. Antes se le veía el color al dinero, ahora no.”

 

Nos despedimos de la familia mientras otro coche se para a comprar castañas. “Acuérdate de poner que busco trabajo”, incide Cayetano. Dicho queda.

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<![CDATA[Mujeres 'remendaoras' de Barbate contra el paro y contra el estigma]]> /la-voz-seleccion/mujeres-remendaoras-barbate-contra-paro-contra-estigma_251695_102.html Sun, 08 Nov 2020 09:12:21 +0100 /la-voz-seleccion/mujeres-remendaoras-barbate-contra-paro-contra-estigma_251695_102.html La aguja atraviesa la red, da la vuelta, el hilo aprieta y vuelta a empezar. Así una y otra vez para reparar o mantener en buen estado las redes que luego deben servir para traer pescado a tierra firme. En medio de una nube de artes de pesca, Manoli, María José y Rosa se afanan en seguir los pasos de Rafael, su maestro y mentor. El trabajo de las rederas, o remendaoras, como se autodenominan ellas, es constante y requiere mucho esfuerzo y dedicación. En Barbate, tierra marinera por excelencia, lo saben bien, aunque es un oficio en vías de extinción, pero no por falta de faena. Por eso un grupo de barbateñas se ha propuesto ganarse la vida remendando artes de pesca y ser la avanzadilla para formar a nuevas generaciones y que la profesión no se pierda.

Un curso de formación de rederas realizado hace dos años fue el inicio. Allí, con una amplia presencia de mujeres, se gestó la actual asociación de Mujeres Rederas de Barbate (Murebar), que preside Manuela Vélez, conocida por todas como Manoli. “Queremos trabajar en las redes”, dice sin tapujos. El oficio, tradicionalmente femenino en otras partes de España como Galicia, Asturias o el País Vasco, no tiene tanto arraigo en Andalucía, donde son las “pioneras”, y esperan sembrar una semilla que florezca en el futuro y genere empleo en una zona donde el paro es endémico. 

“Esto engancha, es como coger un paquete de pipas”, dice Manoli, la presidenta de Murebar, una asociación de la que forman parte, de momento, ocho mujeres. Cada tarde, se reúnen en el local que les han cedido para practicar, una y otra vez, con la aguja, el hilo y las redes, remendando los distintos tipos de artes de pesca que existen, el cerco, el arrastre… “Eso siempre lo ha hecho el hombre por esta zona, pero nosotras podemos hacer el mismo trabajo”, sostiene Vélez. Ella, camarera durante más de dos décadas, decidió cambiar de profesión después de sufrir un ictus, y vio en las redes una buena opción.

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Rosa Domínguez, con Rosa y Rafael al fondo, mientras remienda una red. Autor: Manu García

Rafael Miranda, alias el Pico, es el maestro de las mujeres de Murebar, y quien les impartió el curso que despertó en ellas su inquietud por esta técnica. “Antes en cualquier barco iban más de 20 hombres y la mitad sabía remendar. Hoy en día no hay nadie que lo haga, por dejadez. Hemos tratado de desvincular a nuestros hijos de la mar”, explica Miranda, el único redero que queda en Barbate. Él y otros pocos hombres mayores, que lo ayudan cuando la faena lo desborda. Todos ellos superan los 70 años.

“Esto necesita mucha práctica, adquirir conocimientos y practicar”, asegura. “Esta es una gran profesión siempre que te guste, teniendo medios se gana dinero”, dice Rafael, quien anima y ayuda a las mujeres de Murebar a lograr su objetivo. “Ellas lo van a conseguir, si luchan tendrán instalaciones dignas”, señala. Ahora mismo, esta tarea se realiza al aire libre, aunque llueva o haga calor, en el mismo muelle de Barbate, donde se despliegan las redes que hay que reparar. “Aquí no hay ningún servicio, si tienes que ir al baño hay que coger el coche”, lamenta. Él, que lleva toda su vida siendo redero —44 años de trayectoria lo contemplan—, es un “enamorado” del oficio, que ve languidecer. “Soy un privilegiado, porque tengo ofertas de todos lados, pero me hace falta ayuda”, sentencia.

El objetivo inmediato de Murebar es lograr la puesta en marcha de un curso de 400 horas "para que la profesión no se pierda”, para lo que se ha pedido ayuda al Ifapa (Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica), que tiene que homologar las formaciones para así poder acreditar la profesionalidad de las alumnas, además de ayudar a costear materiales y al profesor del curso. "Estoy intentando hacer este curso para seguir formándonos y que todo el trabajo que venga sea para nosotras y se quede en el pueblo", dice Vélez.

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Manoli Vélez, cosiendo una red de pesca. Autor: Manu García
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María José, desplegando un arte de pesca en la sede de Murebar. Autor: Manu García

Rosa y María José Domínguez son hermanas y ambas forman parte de la asociación. “Barbate es mar. Es un sentimiento que llevamos dentro, es la esencia del pueblo, de la gente de aquí, eso tiene un atractivo que no se puede explicar”, dice Rosa, trabajadora habitual de la hostelería, “pero solo hay trabajo para cuatro o cinco meses al año”, lamenta. También ha sido camarera de piso, “un oficio muy duro que pasa factura”, por lo que espera convertirse en redera más pronto que tarde. “El mar es muy machista”, sostiene Rosa, quien cuenta que hace muchos años “hubo en fábricas de pescado en Barbate, en las que trabajaban mujeres, pero cuando se perdieron la mujer dejó de dedicarse al mar. Nosotras queremos insertar a la mujer en el sector”.

A María José, que se encarga de limpiar a la Virgen del Carmen para que esté perfecta para el desfile marítimo que realiza cada mes de julio, cuando se celebra su festividad —“más marinera no se puede ser”—, le seduce la idea de poder dedicarse a las redes “durante todo el año”, porque “como no sea en hostelería, no tenemos otra cosa en la que trabajar”. Ella es optimista. “Dicen que la mujer hace las cosas cuando quiere y el hombre cuando puede, ¿no? Pues nosotras vamos a poder”, expresa. Su hermana añade: “Sacar esto sería un bombazo en el pueblo. Somos el disparadero y queremos levantar esto”.

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Manoli, María José, Rosa y Rafael, en el puerto de Barbate. Autor: Manu García

Milagros Daza es la más veterana del grupo. Ella siempre ha estado rodeada de gente de mar. Su padre fue marinero, su suegro y su marido son armadores… y ahora ella quiere ser redera, o remendaora, como se dice en Barbate. “Éste es un trabajo artesanal que nos gusta, nadie se ha aburrido ni se queda detrás”, explica. “Entre nosotras nos ayudamos y corregimos lo que no hacemos bien”. El objetivo está clarísimo: “La finalidad es trabajar de esto”. Barbate vivió su época dorada hace más de medio siglo, cuando todavía no había cuotas de captura, ni tantos intermediarios. Ahora el sector está en horas bajas y estas mujeres quieren generar empleo en una localidad muy maltratada por el paro: la tasa de desempleo supera el 45% tras los últimos datos de octubre.

En España, trabajan en el sector de la pesca unas 60.000 personas, de las que solo el 16% son mujeres. El oficio de las rederas, sin embargo, está muy feminizado, aunque en Andalucía no tenga tanto arraigo. El 89% de las afiliaciones al REM (Régimen Especial de los Trabajadores del Mar) en 2010 —último año del que se tienen datos— corresponde a mujeres, la mayor parte en Galicia, según recoge el informe Rederas, un oficio desconocido, realizado por la Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero, promovida por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Manoli, Milagros, Rosa y María José y el resto de miembros de Amurebar quieren engordar esas cifras.

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<![CDATA[Sandro Pozzi, un sevillano en las entrañas de las elecciones: "Trump y los topicazos centran todo, pero EEUU siempre será potencia"]]> /la-voz-seleccion/entrevista-sandro-pozzi-elecciones-estados-unidos-trump-biden_251469_102.html Mon, 02 Nov 2020 20:54:16 +0100 /la-voz-seleccion/entrevista-sandro-pozzi-elecciones-estados-unidos-trump-biden_251469_102.html El periodista sevillano Sandro Pozzi es uno de los referentes de los medios españoles en Estados Unidos. Un periodista de mochila al hombro desde que apenas tenía 20 años. Hoy, a sus 48, afronta las elecciones estadounidenses, las declaradas como más importantes de una generación. Hace apenas un año finalizó en El País, para el que fue corresponsal en Bruselas primero y en Norteamérica después. Antes ya había seguido la actualidad europea in situ para Europa Press. Nacido en Sevilla, pero de origen italiano, tiene su vida en Nueva York, donde cría a sus hijos con mezcla de sangres coreanas. Un sevillano del mundo al que el coronavirus, "probablemente", impidió volver a Sevilla y le obligó a replantearse de nuevo su situación. Hoy puede vérsele en La Sexta mientras que escribe para La Información.

Puedes leer aquí la segunda parte de la entrevista, donde se refiere a la clave económica para Andalucía de estas elecciones, en especial a los aranceles de la oliva y el vino.

Viene de Sevilla pero es de muchos otros sitios, no sé si sigue siendo sevillano como tal.

Me considero sevillano, no renuncio a mi acento. Cuando alguien me presenta a otra persona, me dicen que soy el italiano con acento de Sevilla. Si pierdes tu raíz, te mueres. Eso no incide en que pueda apreciar y abrazar otras cosas.

Y bético, ¿cómo lo ve este año?

Desde lejos. Es muy difícil vivirlo, es el problema.

Pudo volver a Sevilla incluso este año. ¿Se considera un cosmopolita?

No puedo renunciar a Sevilla, es donde tengo a mis primeros amigos, mi infancia. Llevo un año sin ir. Seguramente estaría de vuelta de no ser por la pandemia. Me considero sevillano, andaluz, pero no hago que me limite. No me entra en la cabeza esa limitación, no entiendo el problema de los catalanes, pero no porque esté en contra o a favor, sino porque no entra en mi experiencia vital, de riqueza de religiones, razas, culturas... Eso lo abrazo, nos mejora como personas. Mis amigos me regalan fotos de puentes, porque me encantan. Así lo veo, no entiendo por qué tiene que haber fronteras. Si desde un punto de vista legal, pero no entiendo las barreras mentales. No sé si soy cosmopolita, no creo que haya que encasillar a la gente, pero sí lo soy según la definición del diccionario. Siempre he estado rodeado de gente no española, y eso supone aprender y un esfuerzo de entendimiento del otro. Me he sentido extranjero donde he ido. En España, soy el italiano. En Estados Unidos, el europeo. En Bélgica, el español. Para el deporte, quizás extranjero, pero belga en otras muchas cosas, y americano en otras. Esta vez será la primera vez que vote aquí. Son detalles que vas cogiendo de cada uno. Y mis hijos son coreanos. Dicen que así salen con genes más fuertes, más listos.

Un corresponsal en Bruselas es un burócrata más. No se planta en un sitio a escribir una crónica como Reverte. Son muchos papeles y muchas fuentes

Sandro Pozzi estudió en Sevilla en la primera generación de alumnos de Ceade, donde compartió clases, por ejemplo, con María Patiño o con Carmen pardo. Primero hizo prácticas en COPE, vivió la Sevilla de la Expo con una acreditación facilitada por la universidad que no llegó a suponer entrevistas, y luego fue a Italia, al Cinque de Berlusconi, aprovechando que también era italiano. Volvió y comenzó en Europa Press, en Sevilla. En cierto momento, se ofreció para marcharse a Bruselas, como corresponsal dedicado a cubrir información andaluza en la Unión Europea. Entonces, quizá más que ahora, para Andalucía era la oportunidad de formar parte de la construcción de Europa que por entonces aún se daba, con una política clave de ayudas al sector primario, establecimiento de cupos o negociaciones sobre el consumo.

Cuénteme sobre Bruselas.

Llegué en el 96. En el 99 me hicieron una oferta de El País porque me concentré en información agrícola. Mi colega en Bruselas se dedicaba a política internacional y yo a cosas más económicas. Di con una información sobre cuotas de pesca para Europa Press, unos documentos, en un año complicado. Había problemas con Marruecos, Argelia... Me pasaron unas tablas inmensas a negociar y comencé a diseccionarlas con un funcionario. Entonces la relación con diplomáticos y funcionarios era muy cercana si respetabas su privacidad. Incluso los corresponsales le dábamos nuestra visión sobre los documentos que afectaban a España. Era una pieza crítica. Abrió El País en portada con eso, teniendo ya dos corresponsales. Al día siguiente me llaman y me fichan.

Le cogió la llegada del euro.

El euro ya estaba creado pero no circulaba. El cambio de año lo viví con Pedro Solbes [ex ministro de Economía] y Luis Planas [ministro de Agricultura actual], que era su jefe de gabinete, en un ATM [un cajero]. Sacamos los primeros euros. Luego, en 2003, Europa ya había llegado a su máximo. Quedaba una ampliación, pero era el máximo. Entonces ya conocía a la que es mi mujer y nos vinimos a Nueva York, sin avisar, porque no era periodista de la plantilla. Mis dos abuelos vivieron la II Guerra Mundial, que la pandemia comparado con aquello es un cachondeo, en Italia. Uno era de Milán, que sufrió una gran devastación y comía castañas tiradas en el suelo. Entonces, Estados Unidos salvó a Europa. Mi abuelo me había dado un billete de 100 dólares y me dijo que debía gastarlo para volver a Estados Unidos. Tenía ese aliciente. A los meses me volvió a llamar El País para colaborar con ellos. Así, estuve cinco años en Europa Press y otros 20 en Prisa, hasta octubre del año pasado.

Y poco después llegó la pandemia.

Asumí el riesgo porque habían cambiado las condiciones para colaborar, y a mis 47 años entendí que tenía margen de hacer algo diferente. Luego, a los meses, no tenía sentido cambiar de trabajo, no era el momento. Preferí dar prioridad a mi familia. Me concentré en Twitter y así llegaron La Información y La Sexta.

Cuenta usted que ser corresponsal suena más romántico de lo que es en realidad, algo de lo que quizás sea responsable Pérez Reverte.

Bruselas tiene el atractivo de que afecta al día a día de cualquier español. Siempre pongo el ejemplo de que si en el supermercado hay huevos de tamaño grande, mediano o pequeño es porque así lo decidió un burócrata en Bruselas, aunque parezca simple e idiota. Lo mismo pasa con el aceite de oliva, pelean hasta la última coma su regulación y las ayudas. O que arreglen el agujero de delante de tu casa, ¿son fondos españoles o comunitarios? El tipo de periodista no es el que dice Reverte, sino uno muy técnico, con muchos papeles, que habla con fuentes. No es que hace una crónica cuando se planta en un sitio. El corresponsal en Bruselas es un burócrata más.

¿Y en Estados Unidos?

Es un país muy grande que entra todos los días por la tele, en lo que compras, y hasta llevas una camiseta que pone NY. La consumimos continuamente, y si ves un taxi amarillo sabes que es Nueva York. Esta sí tiene una idea más romántica, porque cubres Wall Street, la exposición del Metropolitan o el último rapero judío ortodoxo de Queens. El problema es que era así antes de internet. Ahora es todo efímero, y si el asunto no tiene tráfico, se pierde. Yo pienso en que una persona en Estados Unidos da el imput que no da internet. Probablemente los dos conocemos las mismas encuestas, pero yo en mi viaje a Pennsylvania puedo contar las banderas de Trump que llevan los coches. Si fuera por eso, la ventaja de Trump es de diez puntos. 

¿Cómo se está cubriendo ahora Estados Unidos?

Es una vorágine y la información se centra en Trump. Se ha perdido hablar de lo que pasa, de otras cosas. Y de lo que se habla es de topicazos: el tío de las armas en los mítines, las personas obesas de Florida, los tiroteos, el famoso que abusa de mujeres, y esto es un continente de 330 millones de personas donde nacen Facebook, Coca Cola, Airboing, el cohete SpaceX para ir a Marte, o las vacunas mejor desarrolladas en las mejores universidades. Ofrecemos una visión sesgada sin frescura. Perdemos la idea de Reverte, que hacía algo diferente. Ahora no, ahora con internet hacemos lo que hacen los demás.

Creo que ganará Biden por los sindicatos. En 2016 muchos votaron a Trump, pero ahora pueden tener un presidente que perciban como sindicalista 

¿Qué va a pasar este martes?

Apostar en base a los sondeos es muy peligroso. Todo pinta que será muy ajustado. Se habla de una marea azul, de una victoria cómoda de Biden, pero hay que entender que aquí no es el voto popular, sino el electoral, el que gane cada estado. Hay 50 pero 17 son los determinantes, que son veletas. Y nueve son los más importantes. En 2016, Trump centró su victoria en Pennsylvania, Michigan y Wisconsin. Lo hizo por 77.000 votos en total, menos de lo que entra en un campo de fútbol. Luego hay otros que son cruciales, que sacas la victoria si los combinas. Son Florida, Carolina del Norte, Colorado, Nevada, Arizona, Iowa y Georgia. Si los metes en la cesta y haces las combinaciones, en teoría gana Biden por muy poco. La cifra mágica son los 270. Trump tuvo en 2016 306. 

¿Qué votantes contarán?

Influirá cómo votarán los sindicatos. Normalmente votan demócrata, pero hace cuatro años votaron a los republicanos, estaban descontentos con Obama y Hillary no tenía atractivo entonces. Después está el reto de adivinar cómo votarán los hispanos. Tenemos la idea de que son demócratas, pero eso son los jóvenes, los adultos, no. Hay que calcular más minorías como asiáticos o negros, y luego segmentar también la población de mayores, jóvenes, hombres, mujeres. Cuando unas elecciones son tan ajustadas, cualquier cuestión, como qué votarán las mujeres que viven en suburbios [urbanizaciones de clase media a las afueras de los núcleos de población], al final necesitas un ordenador cuántico para predecir qué puede ocurrir.

Hay más cuestiones como el instinto. ¿Qué le dice el suyo?

Si me preguntan, creo que gana Biden por los sindicatos, pero se me escapan otros elementos. En 2016 yo sabía que ganaba Trump por los sindicatos. El 95% votaba demócrata, pero ese año fue el 65%. Biden sí es visto por los sindicatos como el primer presidente sindicalista. Cuando votaron a Trump, fue porque pensaban en acabar con "estos cabrones y Clinton no nos gusta".

Dicen que Florida suele ser clave. 

Porque hubo problemas en el año 2000 con el asunto de las papeletas, que se resolvió la presidencia por 500 votos. Pero creo que es más importante ya Pennsylvania, porque antes no se movía y ahora sí.

Entonces, parece que los demócratas eligieron a Biden porque buscaron la referencia de un hombre blanco y moderado que atrajese a esos segmentos.

Biden es continuidad, sin ruido, pero los demócratas no votan a Biden, sino contra Trump. A Biden le favoreció la pandemia. La gente está ya muy cansada de la bronca, y la opción Biden es la de menos bronca. No era momento de experimentos. Lo de blanco da igual. Biden tiene lo que llaman likeability, que es agradable en tramo corto. Mucha gente puede identificarse con su origen de pueblo, de Scranton, que sufrió la pérdida de su mujer, de su hijo. Es un tema personal.

Sin embargo, cuenta con las críticas por las relaciones de otro hijo con el Gobierno de Ucrania.

Eso es diferente. Es un elemento más en el cálculo general, pero sobre todo para el cálculo del votante demócrata, que le puede hacer reforzar la idea de que pertenece al establishment [grupo de personas que controlarían el país para mantener un status quo, ya sea corrupto o no]. La gente de izquierdas cuestiona Wall Street. Pero quieren sacar a Trump. Eso sí, hay un concepto equivocado con Wall Street. Podemos pensar que son de derechas, pero son bastante demócratas. Muy favorables al capitalismo, pero demócratas, como Warren Buffet, Bill Gates, Jimmy Diamond, Larry Fink, Bloomberg... Luchan contra las armas, movilizan dinero contra el cambio climático...

Obama ya dejó de lado a Europa y miró a Asia. Lo que cambia con Trump es el método, porque no solo grita sino que también actúa

En España se menciona últimamente a George Soros en ese sentido.

No sigo la actualidad de España, pero Soros hace cosas también. Es un especulador, de un fondo familiar, que intentó tumbar la libra. Pero mantiene una gran actividad filantrópica. Le he entrevistado dos veces y he tenido un conflicto a la hora de etiquetarlo, aunque de hecho los periodistas no tenemos que etiquetar sino permitir que sea el lector el que llegue a una conclusión. Pero sí tenemos una tendencia a presentarlos de una forma. Lo que ocurrió con él fue que apostó contra Bush en 2004, a favor del demócrata Kerry, y no le salió. Dicho eso, en términos de estructura, su filantropía es brutal. Como Bill Gates, un genio y el mayor donante del mundo. Políticamente no se implica y Soros sí lo hace.

¿Ha dejado de ser Estados Unidos la potencia cultural que era en paralelo a la pérdida de protagonismo económico?

Trump ha hecho mucho daño a la imagen de Estados Unidos, ha creado una fractura muy grande, una ruptura en la relación transatlántica. Eso tiene un montón de implicaciones, es unilateralista,  toma decisiones a lo bruto. Como salir del Tratado de París sobre medio ambiente, con una clara intención de beneficio político. Es contrario a los ideales de unión, de multuilateralismo, crea un choque brutal, expone las debilidades de Europa. La retórica de Trump expone las divisiones internas, rompe esa alianza, revoluciona cuando saca a 10.000 tropas de Berlín... Pero las sacas para mandarlas a Italia, y los italianos encantados. Si las bases las mantiene, pues de puta madre. La manera en que actúa Trump afecta en los dos sentidos; el tradicional que viene de la IIGM, pero no en tema de aranceles. Creo que el contexto es el mismo con Obama, lo que cambia es el método. Obama también criticaba a Europa. De hecho, la dejó de lado y miró a Asia. Metía caña con el comercio, acusó a los europeos de no poner dinero en la OTAN, igual que Trump. Lo que pasa es que la retórica de Trump es que no solo grita sino que también actúa. Obama criticó a las Naciones Unidas. Trump consigue dar visibilidad a los puntos débiles, y eso se interpreta como amenaza, pero las instituciones donde tiene peso, contrabalancean a Estados Unidos y éstas plantean reformas para acelerar los cambios, para dar cabida a Estados Unidos. Pero no por Trump, porque un presidente dura cuatro u ocho años.

¿Cambiará para los europeos si gana uno u otro?

El reto es el análisis que hace Europa de la situación de Estados Unidos en el mundo. Ya Obama quería un papel más bajo. Lo que tuvo que hacerse en la Segunda Guerra Mundial, ya se hizo. Ahora los demás son maduros para desempeñar su propio papel. Europa tiene que tomar una posición más soberana el papel por jugar en el mundo. Tener su propia defensa, su legislación, su posición en lo digital. Lo más nuevo es la tasa Google o el 5G. Europa tiene dos opciones: o ser un polo independiente o quedar arrinconada en el unilateralismo de Estados Unidos y China. Estados Unidos siempre va a ser la gran potencia, otra cosa es que le planten cara en competencia, respetando las reglas del juego o no. Si Europa quiere ser un tercer jugador, tiene que saberlo, o se queda arrinconado. La mayor esperanza con Biden es que es un tío más amistoso que entiende los valores europeos. 

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<![CDATA[Palo cortado, el misterio era esto…]]> /la-voz-seleccion/palo-cortado-el-misterio-era-esto_39080_102.html Sun, 01 Nov 2020 22:05:39 +0100 /la-voz-seleccion/palo-cortado-el-misterio-era-esto_39080_102.html Hace un par de años, dentro del sorprendente resurgir de los jereces tras décadas de declive, eso que a efectos de marketing se ha dado en llamar la sherryrrevolution, la Berlinale exhibía con entusiasmo Jerez y el misterio del Palo Cortado. Dirigida por el cineasta José Luis López Linares, calificada como “thriller enológico”, el largometraje no solo entrecruza opiniones de expertos sobre el enigma del supuesto “accidente” que significa este tipo de jerez, sino que ahonda en la tradición de unos caldos generosos que se llevan haciendo desde hace 3.000 años y que “son los más especiales del mundo”. Unos 15 años antes del boom del palo cortado y de que el sherry reviviera esta nueva edad dorada, Luis Arroyo Felices, un gaditano de 60 años afincado en El Puerto, pasaba los días entre sus responsabilidades en una gran enseña bodeguera (Garvey) y soñando con el proyecto al que pensaba dedicarse tras su jubilación. Químico y enólogo, rastreó por el centro de Jerez en busca de un pequeño casco de bodega en el que levantar su propia marca. A sabiendas de que en aquel momento aún le restaban veinte años para su retiro laboral, ideó su modelo de negocio, pensó en cómo podía buscarse un hueco y en cómo diferenciarse de los grandes conglomerados vitivinícolas, y trazó una estrategia a largo plazo. Sin prisa, pero sin pausa.

¿Qué tipo de jerez podía ajustarse a este guión tan especial? No era otro que el misterioso palo cortado. 17 años después de aquello, en el punto más alto de la ciudad, la calle Molino de Viento del señero barrio de San Miguel, se encuentra la sede de Bodegas Arfe. “En esta bodega había historia, se respiraba historia, y aparte me gustó mucho su estructura. El esquema de negocio que yo tenía pensado pasaba por vender unos vinos concretos, debía pensar en las existencias concretas que necesitaba a 20 años vista, y lo que me encajaba era una bodega de unos 300 metros”, rememora Arroyo. En el dintel de la puerta ya huele a vino con insistencia. Accedemos a una coqueta nave bodeguera de 1767 —en la zona se encontraban las bodegas más antiguas del Marco, datadas en 1650—, con dos arcadas, una especie de sacristía al fondo, un altillo que su propietario usa de privilegiado despacho con vistas a un lago de botas, y una cruz del mar tatuada sobre los cantos de unas de sus columnas. Como gaditano que es, y acordándose del nexo entre este antiguo arrabal marinero de Jerez y la catedral de Cádiz, Santa Cruz sobre el Mar, "la conexión ya estaba hecha".

En el interior de la recoleta bodega de Arfe hay 216 botas y en ellas reposan exclusivamente desde hace más de década y media 100.000 litros de palo cortado. Pero no cualquier palo cortado. “Mi idea era hacer vinos propios cuando me jubilara, tenía previsto jubilarme en 2020 y quería hacer un vino VOS (20 años de crianza), de calidad, específico, por lo que tenía 20 años por delante para hacerlo”. Con tiempo por delante, con una ubicación ya elegida, restaba tener claro qué vino era el más idóneo para defender un proyecto tan exclusivo. “Yo no quería vender durante el tiempo que estuviera trabajando para otra bodega, porque no me parecía ético y además yo estaba en puestos de gestión, por lo que tenía que buscar un vino que aguantara mucho tiempo sin ningún tipo de salida", explica.

En este punto, llegó el descarte de posibilidades: "No podía ser fino, no podía ser manzanilla; y para que fuese amontillado tenía que ser primero fino o manzanilla. Quería hacer, además, un vino que fuera mío. La mayoría de bodegas, incluso las que aparecen nuevas en Jerez, lo que hacen es buscar el sitio y luego se van a comprar vinos viejos a una bodega ya establecida. A partir de ahí se busca un enólogo que lo mantenga dentro de un vino de partida, eso es lo que ha hecho Jerez de siempre. Pero yo no quería eso, yo quería un vino hecho por mí desde el principio, con mi diseño y con mi idea de cómo debía de ser. Iba a encabezar mi vino, seleccionarlo, para que diera lo que quería que fuera. Tenían que ser vinos de crianza oxidativa, y de ahí, viendo que el oloroso se hace solo y el difícil, el ‘accidente’, es el palo cortado, pues elegí el segundo”. Fue como una visión.

Desde ese momento en el que tuvo claro qué vino del Marco de Jerez pensaba criar, ya no paró hasta conseguir un producto inimitable. "Es el único vino de autor que hay en Jerez. No he tenido prisa en comercializarlo y ahora tampoco tengo intención de que se le clasifique dentro de los VOS cuando cumpla 20 años de vejez. Si se categoriza no me diferencio de los demás, quiero un vino que no se pueda comparar. Juego en otra liga, no me peleo con nadie, hago un vino diferente", cuenta Luis Arroyo, tras explicar que en su bodeguita es el chico para todo. "Aquí lo hago todo, si hay un salidero yo arreglo la bota, soy el arrumbador… El embotellado me lo hacen fuera pero el resto yo. Hasta la etiqueta la he diseñado yo mismo". En ella se ve aquel añejo símbolo que se hacían en las botas para marcarlas cuando aparecía el milagro del palo cortado, pero también ese emblema de la cruz del mar que da nombre a su vino. El único palo cortado cuya producción ha sido controlada desde el minuto menos uno. Pero ¿y el misterio? "Hay una fórmula, se puede hacer, yo he diseñado mi palo cortado. He pensado qué debía hacer desde el principio para tener este vino distinguido, elegante, con características en nariz de amontillado, que es lo que pide el Consejo, pero que es puramente de crianza oxidativa".

¿Hay entonces palos cortados que realmente no son palos cortados?

Para mí no son palos cortados todos esos que nacen de una manzanilla, eso será un amontillado. Un vino que ha estado durante la mitad de su vida más o menos en crianza biológica y luego pasa a crianza oxidativa, no es un palo cortado real. La mayoría cuando venden lo que hacen es mezclarlo pero esto no surge por ciencia infusa. Y aunque diga el secreto, nadie lo va a hacer porque de las bodegas grandes, ninguna se va a poner ahora a empezar una solera para que dentro de 20 años pueda venderla. Bodegas como la mía siempre habrá muy pocas.

¿Puede entonces compartir el secreto más perseguido del jerez? 

El palo cortado como tal, el nombre y el tipo de vino, surge de las clasificaciones que se hacían en las bodegas. Hace 100 años se fermentaba en bota, cada una era de su padre y de su madre, las uvas se prensaban en prensas pequeñas, por lo que el primer mosto no era igual al último. Cada una de esas calidades iba a fermentar en un rincón de la bodega, y luego era el capataz el que seleccionaba: este mosto es fino, y le ponía una palma; este es gordo, y le ponía una raya". "Los vinos más apretados —prosigue— marcados con la raya, iban a crianza oxidativa, se ponían a 15-18 grados y se ponían sobretabla, para al año siguiente volverlos a clasificar. Con el tiempo, se descubre un oloroso muy fino, con características de un amontillado, recuerdos a la salinidad de las zonas próximas al mar, y surge el palo cortado".

La fórmula pasa por elegir la uva de un pago cercano al mar, Sanlúcar o Chipiona; elegir una vinificación de primera calidad; mosto de primera yema sin prensa, ni restos de demasiado polifenoles, ni pepitas, ni nada de nada; una vez que eso se pone en crianza oxidativa son necesarias unas botas que hayan sido envinadas con fino, ¿por qué? No por lo que tenga la bota en su madera, sino porque el fino te deja una capa de cristalización sobre la madera mayor que los otros vinos, porque precipitan los bitartratos. Eso hace que el vino penetre poco, es un vidriado interno, un revistimiento. ¿Qué defectos tienen para mí los vinos VOS y VORS (más de 30 años de vejez) hoy en día? Que dan demasiada madera, predomina la astringencia de la madera y son vinos que no son apetecibles de beber. En este caso, este palo cortado tiene 20 grados que no se notan.

"Hay peleas entre unos y otros que son las que han desprestigiado el jerez, que, gracias a Dios, está recuperando su nivel"

Una vez que se precipitó su salida de Garvey (concurso de acreedores, prejubilaciones, liquidación…) hace un año y medio, Arroyo creía que ya tenía un vino lo suficientemente bueno como para lanzarlo al mercado. Fue en diciembre de 2015. Nada más poner en las vitrinas de tiendas especializadas como Lavinia, en Madrid, o en las cartas de vino de restaurantes como Aponiente, del chef Ángel León, el Palo Cortado De la Cruz 1767 no ha parado de cosechar elogios y premios nacionales e internacionales. De hecho, la visita se produce un día antes de que el enólogo y bodeguero se marche a una feria en Düsseldorf para promocionar su vino dentro del stand de la Guía Peñín junto a las botellas más laureadas de España. "Mi idea no era hacer fino, cream, oloroso y amontillado a tres euros la botella, ahí no tengo nada que hacer, ahí me comen. No tenía sentido, por lo que mi negocio pasaba por hacer un vino que nadie pueda decir que tiene otro igual: poquito y caro. Ahí tengo nicho de mercado, pero en lo otro, hay peleas entre unos y otros que son las que han desprestigiado el producto Jerez que, gracias a Dios, hoy está recuperando su nivel.

Recientemente, José Peñín aseguraba en una entrevista que los precios del jerez son "insultantes".

Un VOS o un VORS a 20 euros es equivocarse, es decir esto no es verdad. No puede ser. He tenido capacidad de aguante porque he podido pero por eso digo que repetir este modelo de negocio es muy difícil que lo haga alguien. Metí aquí mis ahorros pensando en jubilarme teniendo un sitio en el que distraerme y la suerte que he tenido es que lo estoy haciendo cinco años antes de lo que pensaba y con un producto que es una gran referencia ahora.

Su apuesta por la calidad y por llevar al sherry al lugar del que nunca debió salir se resume en una inscripción que la escritora Almudena Grandes dejó plasmada en una de las decenas de botas de palo cortado que atesora la bodega de Molino de Viento: "Palo Cortado Cruz del Mar, la contraseña de la felicidad". O lo que es lo mismo, el palo cortado que resolvió el misterio del palo cortado.

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<![CDATA[Manolo Corona, el torero que salió de las drogas gracias a su "apoderado terapéutico"]]> /la-voz-seleccion/manolo-corona-torero-salio-drogas-gracias-su-apoderado-terapeutico_250769_102.html Sun, 18 Oct 2020 22:09:39 +0200 /la-voz-seleccion/manolo-corona-torero-salio-drogas-gracias-su-apoderado-terapeutico_250769_102.html Manuel Cantón, más conocido como Manolo Corona, nació en Suiza en septiembre de 1971, porque sus padres fueron emigrantes, pero llegó siendo muy pequeño al municipio sevillano de La Puebla del Río. Allí, “impregnado del aroma de la marisma”, como él mismo cuenta, su padre le fue inculcando su amor por el toreo. Él fue novillero, toreó más de una veintena de tardes en La Maestranza de Sevilla. Manolo pronto cogió el testigo de su padre y desde que tiene uso de razón tuvo claro a lo que quería dedicarse.

Manolo fue novillero durante unos años, y con 21 tomó la alternativa en la plaza de toros sevillana. Luego fue banderillero de Morante de la Puebla, hasta que unos problemas cardiacos lo apartó de los ruedos. En el origen del problema estaba el consumo de drogas. “Empecé muy joven el consumo”, recuerda. A los diez años probó el alcohol y eso le fue llevando por un callejón que tuvo salida más de tres décadas después. “La droga siempre estaba rondando, poco a poco fue comiéndome terreno y me apartó de todo”, explica Manolo, que sufrió un infarto de miocardio con 35 años. Perdió su profesión, su gran pasión.

Corona consumía alcohol, cocaína y pastillas para dormir. En esa espiral estuvo 33 años, manteniendo una “gran guerra” consigo mismo. “Había una segunda voz que me trastornaba, tu segundo yo malo, pero afortunadamente llega a desaparecer”, relata. Ahora hace dos años que no consume y, de hecho, ayuda a otros adictos a dejar las drogas. El punto de inflexión fue la pérdida de su hijo. José María perdió la vida con apenas 17 años, tras sufrir un paro cardiaco durante un entrenamiento con el equipo de fútbol en el que jugaba.

manolo corona

Manolo Corona, durante una corrida, en una foto cedida.

 

Manolo Corona: "Empecé muy joven el consumo de droga; poco a poco fue comiéndome terreno y me apartó de todo"

“La vida te manda señales y algunas veces uno no las ve”, expresa Manolo. A él, la marcha de su hijo le abrió los ojos. “Había luchado mucho para ser torero, lo había tenido todo, pero no había apreciado lo más grande de la vida. Mi hijo se tuvo que ir para que me diera cuenta de lo que estaba haciendo”, expresa. “Fue un calvario, el paseíllo más duro de mi vida, cuando acompañé a mi hijo por última vez”, relata. "Si hubiera pedido ayuda antes, me hubiera ahorrado mucho sufrimiento. Es como si te segaran el alma", añade. 

Un día, Manolo conoció a Juan, al que llama su "apoderado terapéutico". Juan Marco, de 34 años, también fue adicto a las drogas. Ahora está rehabilitado, posee un experto universitario en Conductas Adictivas y ejerce como coordinador terapéutico del tratamiento Adyfa (Adicciones y Familias Afectadas), una entidad que acaba de recalar en Jerez, donde tiene sede en la calle Diego Fernández Herrera. En las instalaciones, Manolo y Juan reciben a lavozdelsur.es. "Yo vi a Juan y dije: éste da en la tecla. Me supo reconducir", cuenta Manolo, cuya vida, ahora, "tiene sentido". 

Manolo Corona, durante un momento de la entrevista.
Manolo Corona, durante un momento de la entrevista. Autor: Manu García

Dos años de tratamiento le ha costado a Corona sentirse bien consigo mismo. "Lo primero que tiene que entender el paciente es que esto es una enfermedad", cuenta Marco. "Con la ayuda del psiquiatra ponemos en marcha una pauta farmacológica para que cuando se limite el consumo de sustancias no sufra síndrome de abstinencia", añade, pero considera que "la terapia grupal es el motor de este tratamiento". "A partir del año de tratamiento es todo más bonito, se encuentra un método de vida muy gratificante, el segundo año se pasa de no poder consumir a no querer. Ahí está la clave", recalca.

Juan hace unos años que está rehabilitado. Él empezó muy joven, "con la cervecita y la copa con amigos", y estuvo 15 años "dando trompazos", consumiendo, dejándolo y recayendo en varias ocasiones. "Acabé con una parálisis por un consumo de droga muy grande y entonces me di cuenta de que me iba a morir. Llegué a pensar que no podía vivir, ni con droga ni sin ella, fueron muchos años de querer quitarme la vida", relata, pero se apoyó en su familia y se dejó ayudar, sometiéndose a un tratamiento. "Sin mis padres no hubiera podido. La familia es lo único que te queda. Los amigos van y vienen, las parejas también, los trabajos se acaban y el dinero es papel que se quema, pero tus padres siempre están ahí".

Juan Marco: "Acabé con una parálisis por un consumo de droga muy grande y entonces me di cuenta de que me iba a morir. Fueron muchos años de querer quitarme la vida"

Ahora, Juan no consume nada, tampoco alcohol. "Es la droga más peligrosa", alerta. "Es la única que te puede matar de un síndrome de abstinencia. "Al tratamiento llegué siendo un muerto viviente", recuerda, "una persona vacía, sin ilusiones, sin sentimientos", pero se recuperó y su vivencia le sirve para aconsejar y guiar por el buen camino a otros adictos, como Manolo. "Él llegó muy deteriorado tras muchos años consumiendo, pero tenía algo en su mirada, noté que quería abandonar esa vida", apostilla. "Ha hecho un tratamiento muy serio, con una disciplina inmejorable. Soy un privilegiado, he pasado de tenerlo como paciente a tenerlo como compañero", señala.

El alcohol es la droga más consumida por los españoles. La última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (Edades), publicada por el Ministerio de Sanidad, correspondiente al periodo 2017-2018, reflejaba que el 75,2% de los consultados había consumido alcohol durante el último año. Un 40,9% afirmaba consumir tabaco, un 11,1%, hipnosedantes —pastillas tranquilizantes— y un 11%, cannabis. Otras sustancias como la cocaína (2,2%), el éxtasis (0,6%); los alucinógenos (0,4%), las anfetaminas (0,5%) o la heroína (0,1%), tenían una incidencia menor. A nivel, europeo, la sustancia ilegal más consumida es el cannabis. Un 27,2% de los ciudadanos del continente asegura que la ha probado, según refleja el Centro Europeo para el Control de las Drogas y la Adicción (Emcdda, por sus siglas en inglés), publicado en 2019.  A esta droga le siguen la cocaína (5,4%), el MDMA (4,1%) y las anfetaminas (3,7%).

"Cuando hay problema de drogas la sociedad tiende a minimizarlo", se queja Juan Marco, el terapeuta de Adyfa. "Cuando hay problemas de adicción hay que acudir a un centro en el que haya profesionales", reseña. Y es claro: "La droga solo tiene tres caminos: la cárcel, el psiquiátrico o la muerte". "La adición es una enfermedad neuronal. Es ambiental, psicológica y tiene un componente genético", señala. "Si no lo pasas mal con la droga, no te recuperas", añade. "De eso te das cuenta cuando la droga entra en tu casa y le encuentras una carta a tu madre diciendo que se quiere quitar la vida o tu padre con enfermedad y no puedes ayudarlo". 

Juan Corona, coordinador terapéutico de Adyfa, durante la charla.
Juan Marco, coordinador terapéutico de Adyfa, durante la charla. Autor: Manu García

Manolo Corona es testigo de que "dejar la droga no es fácil", sin embargo, "el que quiere, puede". Él es de los que piensa que la constancia es la clave del éxito". En su caso, la "raza que tiene una persona que quiere ser torero", le sirvió para plantarle cara al "toro de la vida". "Me enfrenté a mis miedos, a mi frustración, a mi realidad. Creía que era un valiente pero era un cobarde, porque recurría a las drogas. He sido un valiente cuando le he plantado cara a todo eso", señala. "Quería mejorar, reinventarme", añade. En la actualidad, se ha quedado con su "yo bueno". "Estoy viviendo como el toreo puro, asentado, tranquilo", señala, en un nuevo símil taurino.

El torero es colaborador de Adyfa y está cursando un experto en conductas adictivas y drogodependencias. Con su testimonio ayuda a pacientes que llegan al centro. "Ahora mi vida tiene sentido. Reinventarse es difícil pero se consigue. Hay salida hay luz. Siento en mi cuerpo el sosiego de cuando tenía catorce años. No recuerdo haber estado mejor en mi vida". Él, que se sentía "incomprendido", encontró en Juan a su "apoderado terapéutico", alguien que lo entendía y guiaba. "Esto solo lo entiende quien lo padece", dice, por eso, después de pasar por cuatro psiquiátricos, tuvo que ser Juan quien lo sacara del hoyo. "Como profesional, con este caso me puedo quedar tranquilo", apunta Juan Marco. Manolo acaba la conversación con un consejo: "Con las drogas no se juega. Si no cortas a tiempo la droga te lo quita todo". Él sabe de lo que habla.

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<![CDATA[El último alfarero de Lebrija: "A este oficio le quedan cinco años"]]> /la-voz-seleccion/ultimo-alfarero-lebrija-este-oficio-quedan-cinco-anos_250227_102.html Sun, 04 Oct 2020 21:11:25 +0200 /la-voz-seleccion/ultimo-alfarero-lebrija-este-oficio-quedan-cinco-anos_250227_102.html Encima de una cuidada rotonda, en el acceso a Lebrija por la carretera SE-697, junto al hospital comarcal, se puede leer en letras blancas: “Ciudad de alfareros”. Encima de ella, una pared de ladrillo, con un hueco con forma de cántaro, da la bienvenida a los visitantes. A menos de un kilómetro de este punto, casi en línea recta, se encuentra el taller de Juan Sebastián López, el último alfarero de Lebrija, un superviviente que vaticina que a este tradicional oficio del que la localidad presume le quedan apenas “cuatro o cinco años”. Cuando llegue al medio siglo de vida —ahora tiene 45 años— ya no podrá fabricar macetas o botijos de gran tamaño. Es la fecha límite que se marca.

En la calle Camino del Aceituno, enfrente de un supermercado, las puertas del negocio de Juan Sebastián López siempre están abiertas. En la pared que se vislumbra antes de entrar se puede leer “Alfarería de Lebrija”, con letras fabricadas en barro, que están rodeadas de numerosos cántaros, macetas, cuencos o lebrillos, en la que se puede considerar una buena muestra de su trabajo. Hay hasta una reproducción de la iglesia de Santa María de la Oliva de Lebrija, con su característica torre, inspirada en la Giralda de Sevilla. Unos metros más abajo está la entrada al taller de Juan, que se encuentra repleto de sus creaciones.

“Entrad”, dice amablemente su mujer, Manuela Millán, a la que todos conocen como Loli, que lo acompaña durante sus largas jornadas de trabajo. Ella, bisnieta de un alfarero que falleció joven —Alfarería Dorante—, cuenta que su familia no continuó con la tradición, pero lo lleva en la sangre. Cosas del destino, con los años terminó casada con uno. “Aquí empezamos a las nueve de la mañana y terminamos a las nueve de la noche, parando un rato para comer”, explica Juan Sebastián López, que es la cuarta generación de alfareros de su familia y, se teme, la última. En el taller, un espacio alargado con paredes desnudas, hay decenas de macetas, vasijas y lebrillos, amontonados según su tamaño. Cuando no caben en el suelo, los almacena en vigas de hierro instaladas por encima de su cabeza. Unos cuantos recortes de periódico, con noticias sobre la labor que desempeñaban sus antepasados, y fotografías de ellos mismos, componen la decoración del taller. 

El alfarero Juan Sebastián López, en su taller, colocando una maceta de grandes dimensiones. Autor: Juan Carlos Toro
El alfarero Juan Sebastián López, en su taller, colocando una maceta de grandes dimensiones. Autor: Juan Carlos Toro 

Al final de la estancia, Juan Sebastián, con una camiseta clara y un mandil lleno de barro, está sentado junto a una maceta a la que poco a poco, con paciencia, va dando forma. Cuando activa el torno, la pella de barro que previamente ha preparado va transformándose. Antes, ha tenido que ir por la materia prima a una cantera situada a espaldas de las ruinas del castillo de Lebrija, desde donde lo traslada en un camión hasta las puertas de su taller. Una vez allí, lo licúa con una máquina, para quitarle impurezas, y una tubería lo traslada hasta una amasadora, de donde salen cilindros del tamaño que elige Juan. Luego corta las pellas y las coloca en el torno.

Las piezas que fabrica el alfarero, a mano, minuciosamente, van luego al horno de gasoil instalado en una habitación anexa. Al lado está el antiguo horno de piedra que utilizaba su familia para ello. Hace 20 años que no se utiliza, pero se mantiene intacto. “Ahí las piezas iban unas encima de otras, y como tiene tres metros de altura, las de abajo sufrían mucho”, explica. “Hoy en día no podrías vender piezas si se deforman”. En el antiguo horno, el proceso era más laborioso. “Se cargaba a la mitad, se calentaba por la noche, al día siguiente se terminaba de cargar, estaba un día calentándose y estaba durante doce horas cociendo las piezas, echándole leña por detrás”, relata López. “A los tres días se rompía la pared y se descargaba”.

José López fue el primero de esta saga de alfareros. El bisabuelo de Juan Sebastián empezó en el oficio a inicios del siglo XX y adquirió la alfarería en la que su bisnieto sigue torneando el barro en 1925, aunque antes ya trabajó en ella en régimen de alquiler. Su abuelo, Sebastián López Bellido, continuó con la tradición, que siguió su padre, Juan López, hasta llegar a Juan Sebastián. “Empecé de pequeño, jugando entre las piezas”, rememora, “estabas un rato en el torno, mañana otro ratito… el oficio hay que aprenderlo así, hay que mamarlo”. Durante su ya extensa vida laboral no ha conocido otro trabajo. “No sé hacer otra cosa”, dice. Tampoco quiere. “Es un oficio bonito, me gusta y aquí sigo”, añade. Aunque le vaticina un futuro muy negro: “Esto se va a perder, fíjate el declive, de catorce alfarerías que había hace 50 años a quedar solo una”.

El alfarero Juan Sebastián López y Loli Millán, su mujer, durante la elaboración de una maceta. Autor: Juan Carlos Toro
El alfarero Juan Sebastián López y Loli Millán, su mujer, durante la elaboración de una maceta. Autor: Juan Carlos Toro 

La llegada del plástico fue el principio del fin de alfarerías como la de Juan Sebastián. Este material, muy resistente, fácil de hacer y más barato, hizo que los hábitos de consumo cambiaran. “Con el plástico y la uralita se dejaron de hacer muchos cántaros y tejas de barro”, señala el alfarero lebrijano. “Este oficio no hay nadie que lo aprende, se perderá”, dice una vez más, pesimista. Sus hijos, un niño de catorce años y una niña de ocho, hacen sus pinitos con el barro, como se puede comprobar en los ceniceros y vasijas que hay en el taller, fabricados por ellos, pero no los ve siguiendo su estela. “Es su sitio de juego, pero ellos no continuarán con esto”, agrega Loli Millán.

La lenta producción de Juan Sebastián, al ser puramente artesanal, y la competencia de negocios que venden productos similares a precios irrisorios, lleva años lastrando el negocio. “Hay gente que lo valora y lo paga, pero muchos no. Esto tiene un valor, está hecho como se fabricaba hace miles de años”, reseña el alfarero, “pero llegará un tiempo en que deje de hacerse”. Él cree que “la gente joven no quiere aprender”, ya que “es un oficio muy pesado”, y además, “luego tienes que competir”. “Los viveros tiran los precios”, lamenta.

El alfarero Juan Sebastián López, dando forma a una de sus creaciones. Autor: Juan Carlos Toro
El alfarero Juan Sebastián López, dando forma a una de sus creaciones. Autor: Juan Carlos Toro

“Ya se hacen muchos menos cántaros, antes se vendían mucho para los trabajadores del campo”, puntualiza Juan Sebastián. A particulares, para sus patios y terrazas, siempre ha vendido muchas macetas, de distintos tamaños y formas. “Eso se vende, lo malo es la fabricación, que no puede ser más rápida”. Sus antepasados tuvieron trabajadores —su abuelo hasta una treintena—, pero él está solo, con la ayuda de Loli, ya que no tiene capacidad para contratar, ni posibilidades. “Esto tiene su mercado, el que quiera puede vivir de esto, porque la materia prima es barata y hay maquinaria, pero no es dinero. Con 60.000 o 70.000 euros montas un negocio”, dice. Eso sí, Juan avisa: “Es muy pesado de aprender”. Él, cuando cumpla 50 años, quiere realizar un “cambio radical” a su forma de trabajar. “Cuando me quite trampas bajo el ritmo, porque esto te revienta”.

Lebrija, y concretamente la alfarería de Juan Sebastián López, alberga uno de los 49 puntos de interés artesanal declarados por la Junta de Andalucía en la comunidad, que contabiliza cuatro en la provincia de Sevilla —en Salteras, Santiponce y Sevilla capital, además del municipio lebrijano—, con Jaén y Almería como las provincias con mayor presencia, con doce y once puntos, respectivamente. Para conocer los orígenes de la alfarería en la localidad lebrijana hay que remontarse varios siglos atrás. El negocio del barro ha dado de comer a muchas generaciones gracias a la fabricación de todo tipo de objetos, como botijos, cántaros, macetas y ladrillos bastos, casi en desuso actualmente. Hasta 40 alfarerías llegaron a convivir en Lebrija, una quincena le consta a Juan Sebastián que existían a mediados del siglo pasado. Ahora, solo la suya.

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<![CDATA["Hay quien piensa que 'Er Christian' es de verdad; pero es una crítica al mundo de los 'influencers"]]> /la-voz-seleccion/diego-villalba-quien-piensa-er-christian-es-verdad-critica-mundo-influencer_250148_102.html Fri, 02 Oct 2020 20:55:37 +0200 /la-voz-seleccion/diego-villalba-quien-piensa-er-christian-es-verdad-critica-mundo-influencer_250148_102.html Es difícil no ver a Diego Villalba (San Fernando, 1986) en Instagram cada cierto tiempo. La red está plagada de vídeos de su personaje, Er Christian, que roza los 300.000 seguidores y acumula cientos de miles de reproducciones con cada nueva creación, que hace por "diversión". Su trabajo es otro. Junto a su amigo de la infancia Alejandro Oneto gestiona desde 2016 la marca Puterful, nacida en contraposición a las frases edulcoradas de Mr Wonderful, en un principio para echarse unas risas, aunque terminaron creando toda clase de merchandising en torno a ella, y ahora es su forma de vida.

Villalba es el mayor de cinco hermanos, por eso asegura que la frase que más veces ha dicho en su vida es: “No puedo, tengo que quedarme con mis hermanos”. Sus padres pasaban muchas horas trabajando fuera de casa y a él le tocaba ejercer de hermano mayor. “Eso me ha ayudado a ser un poco más responsable y, aunque no estudiara, no hacía cosas malas”, explica al inicio de la entrevista que concede a lavozdelsur.es, en las instalaciones de su firma, sentado en una silla de escritorio, con una camiseta negra, gorra oscura, pantalones cortos vaqueros y mascarilla negra. En el brazo, el tatuaje de mediogramo, el nombre con el que su personaje bautizó a su gato.

“En el instituto no estudiaba, porque no había nada que me encantara, si hubiera habido algo de cine, hubiera sacado matrícula de honor”, asegura Villalba, un autodidacta del audiovisual al que le encanta la postproducción. “De joven me quedaba hasta las cuatro de la mañana haciendo edición de vídeo, efectos, mis primeros trabajos fueron con el ordenador, haciendo postpro, diseñando, aunque que no tenía ni idea… de pequeño cogía dos vídeos, grababa los videoclips de la MTV y los mezclaba en VHS. Siempre me ha gustado”.

El isleño empezó a ir como segundo cámara a bodas con el videógrafo Antonio Morenilla, aunque tuvo que dejarlo cuando sus vídeos comenzaron a viralizarse en redes sociales y los invitados lo reconocían. “Era una locura”, dice. Entre la gestión de su marca, los trabajos audiovisuales que le surgen —hace poco trabajó en el videoclip de la cantante isleña Julia Medina, salida de Operación Triunfo—, los vídeos de Er Christian y los trabajos en series como Mambo, Grasa (de Diffferent Entertainment), discurre la trayectoria de Villalba, un “fatiga”, como él se define, que no para de crear.

¿Qué es Diego Villalba? ¿Actor? ¿Director? ¿Creativo? ¿Empresario? ¿Influencer?

A mí cada vez que me presentan lo hacen de una manera, pero lo más acertado creo que es creador de contenidos para internet, que engloba todo eso. Empecé con los vídeos de cachondeo en Vine —una red social desaparecida que permitía subir vídeos de seis segundos como máximo— y creo que eso me define más. He terminado en Puterful, que lo que hace es crear mucho contenido para internet para poder vender productos, por lo que incluso así he seguido creando contenidos.

¿De dónde le viene la vena creativa?

No lo sé. Mis hermanos son todos militares, y más chicos que yo, por lo que no me han tenido como referencia. No tengo familiares que se hayan decidido nunca al humor, siempre han sido gente humilde. Sí que han sido todos unos cachondos, pero cada uno ha trabajado de lo que ha podido. Eso es una cosa que yo no he hecho, no me he aferrado a un trabajo seguro y gracias a eso tengo mi propia empresa. No me he conformado con trabajar con mi tío en el campo, por decirte algo. He ido a lo más complicado, a no tener tanta seguridad, pero esperemos que algún día diga que ha merecido la pena… Bueno, ya me merece, la verdad.

"Siempre me quise dedicar a la postproducción. Siendo muy pequeño cogía dos vídeos y los mezclaba con VHS, siempre me ha llamado la atención"

¿Tiene algún referente en el mundo del humor?

No, nunca he tenido ningún referente. Además, no soy consumidor de comedia por internet. Si me mandan algo, lo miro, me río y ya está, pero no soy un fiebre de eso. Siempre me quise dedicar a la postproducción, es lo que me encanta desde que tengo uso de razón. Siendo muy pequeño cogía dos vídeos y los mezclaba en VHS, siempre me ha llamado la atención. Al mundo del humor creo que me ha llevado mi experiencia en Cruz Roja Juventud. Empecé con ocho años a ir a campamentos para niños con problemas socioeconómicos, y me encantó. A los catorce años, cuando no podía ir como niño, me propusieron ir de monitor y seguí hasta los 26 años. Gracias a mí y a Raquel, mi pareja, mantuvimos los campamentos, hacíamos veladas, actuábamos y me di cuenta de que era un payaso y de que los niños se hartaban de reír. Eso me abrió el campo del humor.

Su carrera audiovisual empezó en 2012 con la webserie 300 pavos, ¿por qué la crea?

Yo quería trabajar para alguien, me vine arriba y quería estar en una productora, pero mandaba correos y ni me contestaban. Tenía que hacer algo para tener algo que enseñar. Un día en la playa de La Victoria me encontré a Antonio Morenilla y me ofreció su equipo de grabación. Ahí vi el cielo abierto. Al día siguiente le mandé un guión, los personajes y los días de grabación. Grabamos el primer capítulo de 300 pavos para poder enseñarlo a las productoras y tardamos un año y pico en grabar el segundo gracias a que no paraba de salirnos curro de ese tipo, videoclips, edición de cortometrajes…

¿Cree que está aquí hoy gracias a aquella serie?

Sí, además se empezó a escuchar mi nombre por San Fernando, a la gente le encantaba ver la ciudad de esa forma. Ha influido seguro porque para el primer capítulo empecé a pedir favores, sin tener un duro, y nadie me abría las puertas. Para el segundo me llamaban para que utilizara sus negocios, pasaron de ignorarme a querer que saliera su empresa. La gente se involucró un montón cuando vieron que iba en serio.

¿Cómo surge Puterful?

Estaba un día con Alejandro (Oneto), que hacía vídeos, y yo gracias a Vine empecé a saber como funcionaban las redes sociales, qué poner, a qué hora ponerlo, cómo ponerlo. Le dije: tenemos muchos conocimientos, hay que hacer una página de cachondeo, rollo Cabronazi, pero con contenido creado por nosotros. Nos quedamos hablando en mi casa y Alejandro me llamó al día siguiente: Ya lo tengo. La gente está harta de Mr. Wonderful, del rollo de las frases felices, ¿por qué no hacemos lo contrario? Puterful. Yo le dije que no me gustaba mucho el nombre, pero al final le hice caso. Al principio lo usamos para divertirnos. Lo hicimos súper andaluz, la primera frase fue: No me enfado illo, pero me da coraje. Y lo petó. La idea funcionaba y era buena, cubrimos un vacío que ninguna marca había ocupado. A la gente le cayó en gracia la marca por el contraste de ver colores pasteles con frases malsonantes. Esa fue la clave, el sarcasmo puro.

Alejandro Oneto y Diego Villalba, fundadores de Puterful.
Alejandro Oneto y Diego Villalba, fundadores de Puterful.

¿La idea fue ir contracorriente?

La filosofía de Puterful desde un principio ha sido: No te vengas tan arriba. Tú no puedes ser campeón de natación si no tienes brazos. ¿Cómo va a ser un gran día si mi trabajo es una mierda? A mí me vas a venir diciendo que es un gran día… Había más gente que estaba hasta los cojones que gente feliz. Creo que acertamos con eso. Y sobre todo la imagen que le dimos, que era riéndonos de todo eso. Son mensajes, que no son negativos, sino de estar con los pies en la tierra y de no guardar las formas. Si hay que decir hijo de puta, se dice. Y eso chocó. Entre que lo hicimos bien y que caímos en gracia, todavía estamos comiendo de eso.

Además de risas, imagino que hay mucho trabajo detrás de Puterful, ¿cómo es su día a día?

Depende del día, hay días que los dedico a programar publicaciones en redes sociales, otros a buscar nuevos productos, a crear... Un día puedo estar en una videoconferencia para buscar productos nuevos y a lo mejor al día siguiente se acumulan pedidos y tengo que bajar al almacén a mandar paquetes. Hago un poco de todo. Lo importante es que tanto Alejandro como yo sepamos hacer todo lo que necesita la empresa, en la que hay tres ilustradores y una persona en logística.

¿Imaginó en algún momento que Er Christian alcanzaría este boom?

No, no esperaba eso. Te voy a contar por qué lo creé. En Vine llegué a tener más de 30 millones de reproducciones, que es una locura, y me empezaron a catalogar como Vine Star. Un día me llamaron de la empresa que le lleva marketing a Coca Cola y unos meses después me invitaron a una gala de influencers de un canal de televisión. Esos cinco o seis meses que pasaron entre una cosa y otra han sido los únicos en los que he estado interesado por subir seguidores y ser influencer, porque justo ahí me di cuenta de que no era todo tan bonito. En la gala solo te hablaba quien tenía menos seguidores que tú, el que tenía más te miraba por encima del hombro. Me llevé un desengaño y vi que no me gustaba ese mundo. Ya entonces tenía en mente un personaje que criticara a los influencers. Cuando hice de Er Christian por primera vez me llegaron muchos mensajes y vi que había gustado. 

¿Cree que se sigue entendiendo esa crítica?

Cada vez es más complicado, porque hay muchos vídeos y algunas veces no lo hago tan enfocado al mundo del influencer, pero el que lo conoce desde el principio lo sabe. Y basta con leer un par de comentarios en Facebook para darse cuenta. Como Diego no tengo haters, pero Er Christian sí, porque piensan que es de verdad. Me llegan muchos mensajes de "así va España", "a esta gente le tenemos que pagar las ayudas"... Al principio contestaba por privado explicando que estaba actuando, pero ya es imposible. Ahora cuando veo que me llegan cuatro o cinco mensajes de ese tipo veo que el personaje está llegando a gente que no me conocía y todavía no sabe que es de broma.

Es buena señal...

Claro, cada vez que llegan dos o tres mensajes de ese tipo veo que el personaje sigue creciendo. Yo entiendo que es muy cargante y es fácil quemarlo, por eso no creo contenido siempre ni me lo tomo como un influencer. A veces hablo con gente que se dedica a esto y se pone loco si lleva dos días sin subir un vídeo. Entonces lo haces por obligación más que por pasártelo bien. Yo contra eso siempre voy a luchar. Hago un vídeo cada vez que se me ocurre algo, por eso un personaje tan cargante está durando tanto.

"Me llevé un desengaño con el mundo de los 'influencer' y vi que no me gustaba. Ya entonces tenía en mente un personaje que los criticara y nació 'Er Christian"

¿El personaje se ha convertido en un influencer de los que criticaba al inicio?

Para que hubiera pasado eso yo tendría que haber cobrado las colaboraciones.

¿Y no es el caso?

He cobrado un anuncio para un supermercado, pero más del 90% de los vídeos no los he cobrado, porque la mayoría de las veces son marcas de gente que está un poco desesperada con la empresa, los conozco y me viene bien para darle juego al personaje, que es un influencer y tiene que enseñar cosas de marca. Cuando he ganado dinero ha sido con las camisetas, que son del personaje, por eso no me puedo convertir en lo que he estado criticando.

¿Cuánto tiene Diego Villalba de Er Christian?

Sí tiene, o por lo menos tenía. Me he criado con gente así. Yo no era cani, pero iba con canis a todos lados, me juntaba con lo peorcito.

¿Es una mezcla de varios amigos?

Sí. De gente muy conocida. Incluso alguno sigue todavía así, no ve la luz (risas). Nunca he llegado a ser un cani de formar bronca, siempre he sido más o menos bueno, pero he salido a la calle con gente así. Imitarlos me sale solo, me he criado con ellos.

Diego Villalba, actor que da vida a 'Er Christian', con los trabajadores de Puterful al fondo.
Diego Villalba, autor que interpreta a 'Er Christian', con los trabajadores de Puterful al fondo.

Se ha colado en el Falla, ha hecho videoclips, tiene su propia camiseta… ¿Qué le queda por hacer al personaje?

Una colaboración con algún famosillo. El videoclip De influence tiene 2,4 millones de reproducciones, eso lo genera el personaje, porque yo no sé cantar. Aunque ese tipo de música no me gusta, tiene una producción buena, y a veces pienso: Menos mal que no se tiene en cuenta cómo canto, que esto es un personaje, porque la producción es genial.

Los hay que cantan igual y no es un personaje…

Yo he visto cada cosa... Alguna vez me han enseñado un videoclip y me he reído pensando que era broma. Se está yendo para atrás un poco. ¿Qué me habías preguntado? Me he ido por la vía de Tarifa...

¿Qué le queda por hacer?

Ah eso, sabía que quería contestarlo. Que con eso de la canción, ahora voy a hacer una colaboración con India Martínez, a la que le pido que me ayude a hacer un tema a la Chari, y luego haré el tema con Yeray de Los Rebujitos. Imagínate la pureza que va a salir de ahí. Al final con el cachondeo estoy haciendo muchas cosas. Voy a lo que me salga. No hay nada previsto.

¿Tiene fecha de caducidad el personaje?

Cada vez que me preguntan siempre lo digo, mientras no me toquen Puterful, lo demás que vuele. Si me dan a elegir, me quedo solo con la cuenta de Instagram de Puterful y dejo el resto. Esto es de lo que como y donde verdaderamente me meto presión para que las cosas salgan bien. Lo otro es un pasatiempo, me aporta mucho, pero puedo prescindir de ello. Cuando esté cansado, aunque yo soy muy fatiga y es difícil que esté cansado, o vea que el personaje no funciona, me daré cuenta de que tengo que dejarlo. Cuando no se hacen las cosas a gusto ya no salen bien. Soy de no forzar las cosas.

El brazo de Diego Villalba, con un tatuaje de 'mediogramo', el gato de 'Er Christian'.
El brazo de Diego Villalba, con un tatuaje de 'mediogramo', el gato de 'Er Christian'.

¿Cuánto trabajo hay detrás de un vídeo de Er Christian?

No hay tanto, porque tiramos mucho de improvisación, pero como mínimo llevo un guión y luego meto lo que se me va ocurriendo. Como vas tranquilo se te ocurren cosas buenas porque estás relajado. Es un ejercicio creativo súper bueno, es creatividad 100%, aunque hay días que te coge más inspirado y otros menos. A mí me encanta grabar los vídeos, más que por la repercusión, por el momento de estar grabando, el proceso creativo. Y luego hay gente que te para por la calle y te da las gracias porque su padre está en el hospital y lo único que le da ánimos es ver tus vídeos. Te quedas sin saber qué decir, pero ahí ves que esto ha merecido la pena. 

¿Tiene límites su humor? ¿Se autocensura?

Cada vez más, por desgracia. Cada vez me pienso más lo que digo. De repente me llegaban mensajes de padres diciendo que sus hijos eran fans, que no dijera tantas palabrotas. ¿Soy capaz de hacer la misma gracia sin decir palabrotas? ¿Perdería algo el personaje?, me pregunté. Hice un par de pruebas y salieron bien. Al final lo haces por el bien del personaje y para que lo vea más gente. Cuando llegas a tanta gente tienes que ser un poco responsable. Hay cosas que no dices por no ofender a algunos colectivos, siempre que sean cosas razonables.

También hay mucho ofendidito...

Sí, con Puterful siempre hemos tenido esa broma. 

¿En la empresa os autocensuráis?

Aquí controlamos la forma de decir lo que queremos decir.

¿Cuánto tiempo puede vivir sin redes sociales?

Somos bastante adictos al móvil, tanto Álex como yo, por el trabajo en Puterful. Para el personaje, a lo mejor miro Instagram tres veces al día. Yo creo que podría vivir sin móvil… por lo menos 20 minutos (risas). Es broma, no soy esclavo para nada del móvil. De hecho, cuando quedo con colegas me he visto en la situación de que todo el mundo usa el móvil menos yo. 

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<![CDATA['El Sheriff' de Medina, un 'runner' de 78 años que recorre cada día doce kilómetros]]> /la-voz-seleccion/sheriff-medina-runner-78-anos-recorre-cada-dia-doce-kilometros_250007_102.html Tue, 29 Sep 2020 17:37:42 +0200 /la-voz-seleccion/sheriff-medina-runner-78-anos-recorre-cada-dia-doce-kilometros_250007_102.html Cada mañana repite el mismo ritual. Se levanta, coge el cuchillo que tiene en la habitación de la hospedería donde se aloja, y pela un limón entero, que corta por la mitad. Primero se mete uno de los trozos en la boca y exprime el zumo con las encías. Luego, hace lo propio con el otro. “Esto es muy bueno, no te acatarras”, dice a modo de explicación Manuel Bancalero, alias El Sheriff, un vecino de Medina Sidonia que a sus 78 años conserva buena parte de la forma física que le llevó a ganar numerosas carreras durante su juventud. Manuel se hospeda en una pensión, a escasos metros del Ayuntamiento de la localidad que le vio nacer, donde duerme en una pequeña habitación con una cama, una mesita de noche y un armario en el que guarda sus escasas pertenencias, algo de ropa y yogures, fruta y dulces para la merienda.

Después de su desayuno limonero, se enfunda ropa de deporte —camiseta de tirantes de una carrera popular de Chiclana y pantalón de chándal oscuro cuando lo visita lavozdelsur.es— y sale a la calle. Cada día anda unas siete horas —“antes echaba nueve”, aclara— y recorre unos doce kilómetros por caminos, parques y fincas del entorno de Medina, que se conoce a la perfección, de su etapa de cazador furtivo. “Nunca me echaron el guante”, señala con una pizca de orgullo. “Siempre iba a las horas de más calor, aunque nunca llevo reloj sé la hora que es, y cogía a las perdices a la carrera”. Consigo siempre lleva fruta, sobre todo plátanos, ya que puede comerse siete u ocho diariamente, en lo que es la base de su alimentación.

De la competición se retiró hace “15 años, siete meses y 25 días”, dice con precisión. La mayor parte de ese tiempo lo ha pasado en una residencia de Jerez, de donde salió cuando se levantaron las restricciones de movilidad decretadas durante el estado de alarma. No poder salir a andar le agobiaba y optó por volver a su Medina natal. “Estuve viviendo hace muchos años en una casa, pero me la cayeron”, relata. “Fui a verla nada más llegar y estaba solo el solar”, dice. De allí se fue a una hospedería, pagando de su bolsillo los 20 euros diarios que le cuesta la habitación. Su pensión de jubilación no llega a los 400 euros, por lo que pronto tuvo problemas para seguir abonando la cuota diaria. “Estuve durmiendo en La Quinta —una finca cercana a Medina—, con los toros bravos”, relata. La colaboración del Ayuntamiento asidonense le permitió volver a su habitación de la pensión.

Manuel Bancalero, exprimiendo el zumo de un limón, un ritual que hace cada mañana. FOTO: MANU GARCÍA
Manuel Bancalero, exprimiendo el zumo de un limón, un ritual que hace cada mañana. FOTO: MANU GARCÍA
A Manuel, nacido en 1942 en el municipio de La Janda —“tengo 78 pero digo a la gente que tengo 80 porque me gusta cumplir años”—, la vida le ha llevado por diferentes derroteros. Ha trabajado en muchos y variados trabajos. Él cuenta que fue legionario destinado en el Sáhara, que hizo de trapecista en un circo o que estuvo de gira con el teatro chino de Manolita Chen. “Pero casi nunca he estado asegurado”, cuenta, “solo cuando iba a Francia a hacer la vendimia, estuve doce años haciéndola”. Además, ejerció de cazador furtivo en cortijos y fincas de la zona. “Cogía las perdices corriendo, las asfixiaba y se cansaban”, señala.

Manuel Bancalero El Sheriff empezó a correr con 25 años. “Andaba muchísimo y un día me animé a correr”, relata. Maratones, carreras populares y todo tipo de competiciones que se le pusieran por delante. Hubo un tiempo en el que buena parte de sus ingresos procedían de los premios que ganaba. Rara era la ocasión que no quedaba entre las primeras posiciones. Cuando lo hacía, tenía la excusa preparada, pero esas veces eran las menos. El material deportivo que conseguía lo revendía a sus rivales o conocidos, así conseguía un plus para “ir tirando”.

El Sheriff, que no tiene descendencia, “ni a nadie”, echaba de menos Medina, después de muchos años residiendo en otras poblaciones. “El casco antiguo está igual, en las afueras está cambiando”, explica. “Es un pueblo muy sano y muy bueno”, destaca. Y a él le encanta porque disfruta de sus alrededores y de su entorno privilegiado. A Manuel Bancalero también lo apodan Tarzán por su gusto por la naturaleza —“estaba siempre metido en los campos cazando perdices, conejos o liebres”— o El Andarín —mote adoptado durante su etapa en Jerez—, pero por El Sheriff lo conocen la mayor parte de los vecinos de Medina. “Me gustan mucho las películas del Oeste”, explica, “en carnaval salía con la placa de sheriff”.

Manuel Bancalero, antes de empezar su caminata diaria. FOTO: MANU GARCÍA
Manuel Bancalero, antes de empezar su caminata diaria. FOTO: MANU GARCÍA

El cuasi octogenario presume de haber practicado todo tipo de deportes —“me gustan todos los olímpicos”—, desde atletismo, hasta boxeo, fútbol o diversas artes marciales. El Sheriff dice que tiene la memoria “igual que antes”, aunque a veces le echa imaginación. Así, ha sido trapecista, masajista, torea “muy bien” —“pero no me salieron padrinos”— y quiso ser policía secreta para “coger a todos los sinvergüenzas”. En una ocasión, dice que hasta hizo de batidor —quien levanta la caza en las batidas— en una cacería en la que participó Franco.

La cita acaba poco antes de las diez de la mañana, hora a la que Manuel tiene cita con los servicios sociales del Ayuntamiento de Medina. Cuando tiene lugar la entrevista está a punto de regresar a Jerez, a la residencia de la que salió hace unas semanas. Como también canta, en la que es otra de sus "virtudes", se despide recitando unas estrofas de un tema que le gusta mucho, La Adelita, una canción popular mexicana, que interpreta a trozos:

Si Adelita quisiera ser mi esposa,
Y si Adelita ya fuera mi mujer,
Le compraría un vestido de seda
Para llevarla a bailar al cuartel.

(…)

Y se oía que decía
Aquel que tanto la quería
Si Adelita se fuera con otro
La seguiría por tierra y por mar,
Si por mar en un buque de guerra
Si por tierra en un tren militar.

(…)

Y si acaso yo muero en la guerra,
Y mi cadáver lo van a sepultar,
Adelita, por Dios te lo ruego,
Que por mí no vayas a llorar.

Cuando acaba de cantar, sale disparado para el Ayuntamiento. Luego emprenderá su marcha diaria por caminos y fincas de La Janda que ha recorrido cientos de veces. Seguro que le quedan muchas más.

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<![CDATA["Pensaba que iba a trabajar en un bar y me forzaron a prostituirme con amenazas a mi familia"]]> /la-voz-seleccion/pensaba-que-iba-a-trabajar-en-un-bar-y-me-forzaron-a-prostituirme-con-amenazas-a-mi-familia_202766_102.html Sat, 26 Sep 2020 07:42:49 +0200 /la-voz-seleccion/pensaba-que-iba-a-trabajar-en-un-bar-y-me-forzaron-a-prostituirme-con-amenazas-a-mi-familia_202766_102.html H. era trabajadora social en Venezuela, pero perdió su trabajo al agudizarse la crisis socioeconómica que azota su país. Cuando una buena amiga contactó con ella y le ofreció un trabajo en un bar durante unos meses en España lo vio como una oportunidad:

“Me dijo que ganaba mucho dinero semanalmente, así que pensé: voy, trabajo tres meses allá y ahorro el dinero para montar un pequeño negocio de fruta o de lo que sea. Mi amiga me compró el pasaje y me ofreció quedarme en su casa”.

Pero cuando H. llegó a España comenzó para ella la que sería su peor pesadilla. Su amiga la recogió en un coche junto a otra persona, pero no fueron al destino que ella esperaba. “Íbamos en el coche y el hombre que nos acompañaba hablaba de cosas que me parecían extrañas, mi amiga me mandó un mensaje de texto pidiéndome que no dijera nada”.

Llegaron a una casa extraña y, en ese momento, fue cuando le comunicaron la realidad de su situación: “Me dijeron que tenía que quedarme allí trabajando hasta saldar una deuda de siete mil euros por mi venida a España. Ahí me enteré de que mi amiga trabajaba como prostituta. Dije que no quería prostituirme, que limpiaría, lo que hiciera falta”. Pero sus súplicas sirvieron de poco: “Me llevaron a otro lugar, donde conocí a otras chicas y a algunas transexuales que estaban especialmente traumatizadas y que no querían trabajar allí. Algunas planearon escapar, pero tenían micrófonos y cámaras ocultas en las habitaciones”.

A menudo la oferta engañosa de captación se produce en las redes sociales y viene de una persona conocida, una amiga, alguien del entorno familiar, o incluso alguien de quien te has enamorado y con quien mantienes una relación sentimental (método lover boy). El perfil de la víctima suele ser de madre soltera o desempleada y las redes de explotación aprovechan especialmente la situación de países en contexto de crisis y dificultad. Esto nos lo explica Kanita Mukanovic, responsable en CEAin del proyecto Shakti, de detección, identificación y atención de víctimas de trata, tráfico de personas, financiado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

En 2019 aumentaron en un 43% las diligencias por trata de personas con fines de explotación sexual, según el último informe anual de la Fiscalía General del Estado. Según este documento, hecho público este mes y recogido por Europa Press, el Ministerio Fiscal reconoce que "en España sigue siendo preponderante" este tipo de delitos. Según el último informe de Naciones Unidas contra la droga y el delito, a nivel mundial las víctimas por explotación sexual son un 68% mujeres, un 26% niñas y un 3% niños (97% en total) y un 3% hombres.

"Yo no hago esto, yo soy licenciada, tengo dos carreras, hijos..."

“Me llevaron a una habitación con un señor holandés que decían que había pagado por mis servicios. Me encerré en el cuarto de baño, llorando y pidiéndole a Dios desesperada. Cuando salí, este señor puso el traductor en su móvil y me preguntó qué me pasaba. Le dije: yo no hago esto, yo soy licenciada, tengo dos carreras, tengo hijos, me vine porque me dijeron que iba a trabajar en otra cosa…” H. explicó todo al hombre que estaba destinado a ser su primer cliente – “Me dijo que era cliente habitual pero se sorprendió al conocer mi historia, me dijo: una cosa es que tú quieras y otra que te obliguen. Me dijo que me iba a ayudar, que iba a pagar a la dueña el dinero que supuestamente yo por pisar España ya le debía”. Ante la negativa de la dueña, llamaron a la policía y H. salió de allí. No tuvo que llegar a prostituirse, pero éste, por desgracia, no es el desenlace más frecuente.

“En la gran mayoría de los casos es muy complicado identificar a una mujer como víctima de trata” -explica Mukanovic. “No se atreven a denunciar porque las amenazan, a ellas y a sus familias. Incluso en el caso de las que consiguen salir, no se atreven a desvelar ningún dato por miedo o por vergüenza. Sólo quieren dejar toda esa experiencia atrás. En algunos casos solicitan protección internacional, pero a menudo, pasado un tiempo les viene denegada”.

En el art. 3 del Protocolo de Palermo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, se define la trata como: “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”. 

-“Hay mujeres que vienen sabiendo que van a trabajar como prostitutas, pero no fue mi caso” – nos cuenta H. “En mi país se está pasando mucha hambre y necesidad. Al latino se le pinta Europa como el centro de la riqueza y cuando llegas aquí ves que es mentira”.

Mukanovic explica que a veces las redes de tráfico de personas captan con ofertas absolutamente falsas, otras veces ofrecen verdades a medias, te hablan de unas condiciones que luego no resultan ser como te las contaron. Ese fue el caso de E., también de Venezuela, que fue realmente consciente de su privación de libertad cuando un día salió a comprar con una compañera y las grabaron en vídeo. “Yo me vi empujada porque soy madre soltera, tengo dos niños y no tengo ayuda de nadie, si yo no tengo ellos no tienen. Recibí una oferta a través de una conocida mía y por el desespero de no tener cómo dar sustento a mis hijos decidí venir a España. Yo sabía a qué venia, pero las cosas no eran como me las contaron. Me habían dicho que la deuda se pagaba en quince días como mucho, y que nadie me iba a obligar a nada, que trabajaría en un bar como camarera y, sólo si yo lo decidía, haría algo más – nos cuenta E.

"En cuanto un cliente llegaba las mujeres salían como perros hambrientos"

-Cuando llegué al sitio y vi a tantas mujeres… más de cincuenta mujeres de muchos países y nacionalidades: brasileñas, rumanas, colombianas… de todas partes y no paraban de llegar más, me di cuenta de la realidad: ¿cuándo voy yo a pagar esto? Además la deuda aumentaba ochenta euros más por cada día que pasaba allí. Mínimo un año encarceladas para pagar. En cuanto un cliente llegaba las mujeres salían como perros hambrientos tras un trozo de carne en el suelo... era una guerra entre todas porque tienes que pagar la deuda. Yo pagaba porque alguien escribía a mi familia en Venezuela, tenía miedo por mis hijos y por mi familia. Me dijeron que no denunciara, que sabían dónde estaba mi casa y a qué colegio iban mis hijos, que eso era una red muy grande y que no sabía dónde me había metido”.

Si la oferta de captación engañosa es un factor común en la mayoría de los relatos de mujeres víctimas de explotación sexual, el de las drogas es sin duda otra clave importante, ya que se utiliza como un medio de control. H. nos cuenta que lo primero de lo que le advirtieron las demás mujeres cuando llegó fue: “Aunque te lo pidan, no les des tu pasaporte. Y sobre todo: no consumas. A muchas las obligaban a consumir con sus clientes”.

E. nos cuenta que donde ella estaba “no te obligaban pero sí que te persuadían continuamente a consumir drogas. Te decían que así el cliente estaría más contento, te daría más dinero y así podrías pagar antes la deuda. Muchas mujeres terminan haciéndolo para sobrellevar la situación”. 

L. también fue víctima de explotación sexual y nos cuenta que “hay clientes que pagan muchas horas, de cinco o seis horas en adelante, y te obligan a consumir para estar con ellos. Muchas no quieren pero terminan haciéndolo, he visto niñas muy jovencitas que llegaban bien y eran empujadas a consumir si el cliente lo pedía, y tenían que hacer de todo…” 

L. era empresaria e independiente en Costa Rica, pero cuando el último de sus negocios fue mal, a través de una amistad le ofrecieron trabajo en el sector agrario en España para la exportación de productos. En el momento de viajar a nuestro país le pidieron el favor de llevar una maleta de un proveedor con productos para vender, más tarde descubrió que esa maleta contenía droga oculta en su interior: “Sin yo saberlo podría haber terminado en la cárcel”. 

Cuando llegó a España, empezó su pesadilla: “Empezaron a amenazarme con hacer daño a mis hijos. Me obligaron a ir a una casa donde estuve encerrada durante meses junto a otras mujeres. Nos hablaban por radio, para salir, para ir a la cocina, etc. Había muchas literas. Nos obligaban a trabajar de día y de noche. Era verano y no teníamos aire acondicionado, el sol nos daba muy fuerte pero no podíamos abrir ventanas ni cortinas, habían puesto mallas para que desde fuera no se viera nada. Te levantaban a cualquier hora. Si hay siete u ocho mujeres tienes que presentarte, te escojan o no te escojan. Si te escogen trabajas, y si no te escogen tu autoestima también se daña, te sientes inferior. Ahí no vales nada, pierdes la integridad como persona, no eres nada”.

Afortunadamente L. consiguió escapar de su cautiverio: “El día que conseguí que me dejaran ir me dieron sólo 30 euros por todo el tiempo trabajado. Me daba vergüenza llamar a mi familia y decir lo que había pasado. Aunque no había terminado allí por decisión propia, sentía miedo y vergüenza de que mis hijos y mi familia supieran que yo había caído en eso. También tenía miedo de ir a la policía porque ya no tenía permiso para estar legalmente en el país y no sabía qué me podía pasar”.

Mukanovic advierte que “cuando estás en un país extraño, todo el mundo que conoces te está amenazando y no tienes documentación, muchas veces tampoco tienes confianza en las autoridades o en la policía”. 

Algunas víctimas de explotación sexual piden ayuda a los clientes. En el caso de H. salió bien, pero no es lo más frecuente. L. nos dice “los clientes lo saben, la mayoría son habituales, algunos se gastan hasta cuatro y cinco mil euros. Les mandan mensajes con fotos de las chicas nuevas que han llegado”. En el caso de P. el desenlace fue aún peor, porque pasó de ser víctima de trata a víctima de violencia de género: “Un cliente se enamoró de mí y empezó a ofrecerme mucho dinero, sabía que lo necesitaba por mi familia. Decía que quería ayudarme, traer a mis hijos aquí. Nos fuimos a vivir juntos pero después de unos meses empezó a controlarme muchísimo, no me dejaba buscar trabajo. Empezó a comportarse como un machista, me obligaba a estar continuamente con él las 24 horas del día, siete días a la semana. No podía ir ni al baño sola. Empezó el maltrato psicológico, las malas palabras, el comportamiento agresivo… Cuando le dije que nos diéramos espacio y nos separásemos se negó y la discusión llegó a unos niveles que los vecinos tuvieron que llamar a la policía”.

Actualmente P. tiene una orden de alejamiento e intenta rehacer su vida lejos de su agresor y de todo el infierno que tuvo que vivir: “Quiero dejar esto atrás, empezar en otro sitio donde nadie me conozca, donde nadie sepa nada de mí. Empezar una vida desde cero donde todo esto forme parte de un pasado oscuro, nada más”.

H. intenta concienciar en la prevención y ayudar a mujeres que han pasado por situaciones parecidas: “He llorado mucho, al principio sentía vergüenza delante de mi madre, sobre todo de mi padre. He hablado mucho con mis hijas, ellas saben lo que me pasó y ahora no me da vergüenza de que en mi país algunas personas lo sepan, si eso sirve para evitar que otras pasen por lo que pasé yo. Porque, aún sin tener que llegar a acostarme con ningún hombre, ha sido una experiencia horrible, como no te puedes hacer una idea.”. 

Y añade “esto no va a parar porque mueve mucho dinero, pero si logramos concienciar sobre estos engaños y evitar que algunas chicas que nos lean y estén recibiendo ofertas sospechosas estén alerta. A muchas chicas que me dicen que han recibido una oferta, que lo están pensando siempre les digo: ni se te ocurra, vas a caer en un mundo de drogas, y de ahí no sales. Y después son desechadas. Te quedas sin nada, sin cotizar y en la calle”. H. advierte que “actualmente hay niñas de hasta 12 y 13 años que son sacadas del país por las redes de tráfico para ser explotadas sexualmente”.

“La forma de ayudar a la reinserción es dándoles permiso de trabajo y un empleo"

H. también llama a poner el foco de atención en la reinserción de las mujeres que han sido víctimas de explotación sexual: “La forma de ayudar a la reinserción es dándoles permiso de trabajo y un empleo. A veces, las mujeres que no tienen el idioma o no tienen ningún tipo de red de apoyo familiar aquí, vuelven a caer en las redes porque no consiguen otra manera de sobrevivir y necesitan dinero para su familia”.

También E. quiere que su testimonio sirva para crear alarma social ante esta lacra y evitar que otras mujeres pasen por lo mismo: “Esto no es mentira, es totalmente cierto, es algo muy real. A mi propia hermana también le ofrecieron hace poco venir a trabajar a España al bar de un hotel, con carta de invitación y todo pagado. Le dije que no se fiara, entonces el señor empezó a pedirle fotos y ya ella no le contestó más. Espero que este testimonio sirva a alguna muchacha, incluso si sabe a lo que viene, que no se deje llevar por la desesperación… porque no es fácil. Gracias a Dios yo salí y estoy bien, pero la que salga mañana no se sabe… Crees que las cosas serán de una manera y luego llegas y te encuentras el panorama real. Yo recién me estoy levantando de mis problemas psicológicos. Salí asustada, desesperada, mal… Ahora estoy más tranquila y tengo un poco más de paz”.

En eso también coinciden todas, en esa búsqueda de paz y la esperanza de poder vivir tranquilas lejos de esta experiencia traumática en la que fueron utilizadas como mercancía para el enriquecimiento de otras personas. Una lacra ante la que asociaciones como CEAin intentan generar una mayor consciencia y alarma social. “Esto está ocurriendo todos los días, a todas horas, es importante que nos dotemos cada vez más de herramientas para luchar contra la trata de personas, que se ha convertido en la nueva esclavitud del siglo XXI”- reivindica Mukanovic.

CEAin forma parte de Andalucía Acoge y pertenece a la Plataforma Antena Sur contra la Trata, donde también participan Algeciras Acoge, Fundación Amaranta, Asociación Familia Vicenciana, Fundación Cruz Blanca, Nuevo Hogar Betania, CEAIN, Centro Social Mujer Gades, Proyecto Alma, Asociación Victoria Kent, y Save the Children España.

Todos los testimonios de este reportaje son de mujeres que han sido víctimas de trata en diferentes puntos de nuestro país y que prefieren permanecer en el más estricto anonimato, por ello no publicamos sus nombres, pero sí sus experiencias bajo las iniciales simbólicas: H.E.L.P. 

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<![CDATA["Las meteduras de pata del rey Juan Carlos eran ya incompatibles con ser un símbolo de nada"]]> /la-voz-seleccion/xrey-podcast-alvaro-de-cozar-meteduras-pata-juan-carlos-incompatibles-ser-simbolo-de-nada_198975_102.html Tue, 08 Sep 2020 19:08:34 +0200 /la-voz-seleccion/xrey-podcast-alvaro-de-cozar-meteduras-pata-juan-carlos-incompatibles-ser-simbolo-de-nada_198975_102.html Álvaro de Cózar (Cádiz, 1977) lleva casi dos décadas dedicado al periodismo, la mayor parte de su carrera en el diario El País, donde fue enviado especial cubriendo distintos conflictos armados —en países como Costa de Marfil, Kenia o Etiopía—, o la primavera árabe en Siria o Libia. El “gusanillo africano”, como él mismo lo define, le picó durante su estancia previa en Nigeria, antes de su aterrizaje en el periódico, donde estuvo como profesor de español gracias a una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). “Quería ser periodista y aproveché, me quedé a escribir reportajes para El País y ya me contrataron”, cuenta De Cózar durante la entrevista que concede a lavozdelsur.es.

Después de su etapa en la cobertura de conflictos, regresó a España para ejercer como reportero de investigación en el periódico. “Me gustaban los temas a largo plazo”, confiesa. Gracias a eso ganó el Premio Ortega y Gasset de 2014 en la categoría de periodismo digital, por un especial sobre los desahucios. Una breve etapa en El Confidencial fue el paso previo a su salto al podcast, un formato que también le está dando muchas alegrías. V, Las cloacas del Estado (Podium Podcast) fue su debut, en el que desgranó la labor del excomisario Villarejo —gracias al que le concedieron el Premio José Manuel Porquet que entrega el Congreso de Periodismo Digital de Huesca— y luego llegaron Máster, sobre el caso de Cristina Cifuentes y, éste 2020 el último: XRey.

El podcast sobre la vida y obra del rey emérito, Juan Carlos I, es una producción de The Story Lab —con Toni Garrido a los mandos— para Spotify, que consta de diez capítulos publicados entre mayo y julio, además de una entrevista inédita a Alfredo Pérez Rubalcaba, concedida poco antes de su fallecimiento.

¿La huida de Juan Carlos I ha sido la mejor “promoción” que ha podido tener XRey?

Bueno, no sé si la mejor promoción, pero sí hemos tenido un buen timing. Cuando se estrenó ya tuvo muchas escuchas, pero esa escapada del rey ha hecho que lleguen muchos oyentes nuevos que buscaban respuestas o tener una visión más amplia sobre lo que estaba pasando.

¿Es de los que piensa que lo ha hecho para eludir a la Justicia?

No lo sé.

¿Cuándo comienza la investigación para elaborar el podcast?

Comenzamos hace un año y pico, cuando empezamos a darle vuelta a varios temas. Buscábamos personajes que nos sirvieran para contar este país, para hablar de nosotros mismos. El rey Juan Carlos es perfecto para eso porque este país se puede explicar por las distintas visiones que tiene sobre la jefatura del Estado. Pero luego además es que su vida es muy interesante, una narración llena de conflictos, que es lo que al final necesitas para que haya un drama.

La vida del rey Juan Carlos es muy interesante, una narración llena de conflictos, que es lo que al final necesitas para que haya un drama"

¿Cual es el secreto para tener testimonios tan importantes como los de Álvaro de Orleans, Spottorno…?

No hay secretos. Les cuentas el proyecto y te dan una respuesta. Cada uno decide por unas razones. Siempre les dijimos que estarían las luces y las sombras del reinado y ellos accedieron con mucha amabilidad, pero es verdad que con alguno insistimos mucho, tanto Eva Lamarca como yo. Han sido protagonistas de esta historia y han accedido a contarnos muchas cosas, así que solo tengo agradecimiento para ellos.

¿Por qué empieza por su infancia?

Bueno, en realidad empezamos con la abdicación con los dos capítulos iniciales porque es ahí dónde empiezan las preguntas y luego sí, vamos al principio, a su llegada a Madrid, a la infancia, porque ahí hay algunas respuestas, no todas, pero muchas de ellas. La llegada de ese niño a Madrid, solo, que hasta ahora ha pasado su corta vida en un internado, que su padre lo entregue a Franco… todo eso marca su personalidad.

¿Qué ha descubierto durante la investigación de la vida de Juan Carlos I que le haya sorprendido más?

Su lucha entre el deber y las ganas de escapar. Creo que eso ha estado siempre en conflicto en él. Suele verse al rey solamente como un privilegiado. En parte lo es, claro, si nos fijamos solo en las palabras palacio, yate, Mallorca… Pero ser rey supone que tu destino ya está marcado desde que naces. No se me ocurre nada peor. No lo querría para mí ni para nadie.

El periodista Álvaro de Cózar, en una imagen cedida.

Es una frase inocente de Felipe González a principios de los 90 —“el Rey no está”— la que desata interrogantes y provoca la primera publicación sobre su vida privada… ¿cree que González buscaba eso o se le escapó?

No lo sé. Me habría gustado preguntárselo. Pedimos a todos los expresidentes que participaran. Ninguno de ellos quiso.

¿Por qué la prensa ha mirado hacia otro lado durante tantos años?

Seguramente haya muchas respuestas a eso. Más que la prensa es una generación, la que formó parte de la Transición con él. De alguna forma sintieron que la hicieron ellos con el rey, no como meros observadores, sino como actores de un país que tenía ya que cambiar. Cuando el rey habla en Estados Unidos en 1976, ellos sienten que el país está ya en otra cosa, que ha dejado esa cosa rancia del franquismo, que va camino de Europa, que el rey puede viajar al exterior y hablar de tú a tú con los presidentes extranjeros… La prensa, y quizá también muchos españoles, identifican al rey con ese éxito de todos y eso impide mirarlo desde otro punto de vista durante mucho tiempo. Además, la Constitución lo coloca por encima de todo, casi al margen de la ley. Lo convierte en un símbolo. El problema de los símbolos humanos es que acaban siendo muy humanos y meten la pata como todo el mundo. En el caso del rey, sus meteduras de pata eran ya incompatibles con ser un símbolo de nada.

Es imposible pronunciar el adjetivo campechano sin pensar en el Rey, ¿fue una especie de campaña de marketing para tapar sus tropelías?

No creo. No era solo campechano, claro, pero también era eso. Es que se puede ser muy simpático y dicharachero y evadir dinero, y se puede ser muy bromista y luego tener muy mal genio. Lo que sí es cierto es que durante mucho tiempo solo se vio esa campechanía. Luego hemos visto todo lo demás, pero no han hecho falta muchos periodistas, él mismo se han encargado de mostrar ese lado más oscuro.

El exdirector de Comunicación de la Casa Real llega en el podcast a decir que es una "familia desestructurada”, ¿prima la monarquía por encima de la familia?

Tradicionalmente, sí. No son familias normales, o por lo menos tienen más dificultad para ser una familia estructurada. No solo porque todos sus miembros están siempre bajo los focos, sino porque la monarquía establece desde que nacen un destino para cada uno de ellos con el que no creo que sea nada fácil lidiar.

El problema de los símbolos humanos es que acaban siendo muy humanos y meten la pata como todo el mundo. En el caso del rey, sus meteduras de pata eran ya incompatibles con ser un símbolo de nada"

¿Han recibido presiones para que no se publique XRey?

No, para nada.

¿Cree que el rey habría abdicado si no se llega a conocer el accidente en Botsuana?

No lo sé. En 2010, cuando le encuentran el tumor que luego resulta beningno, el rey inicia ya su última escapada. Los errores acumulados del pasado y los que estaban por venir estaban poniendo en peligro a la monarquía y por eso se ve obligado a abdicar.

Tras la investigación y todo lo que conocen del monarca, ¿se cree lo de que el Rey dio 65 millones a Corinna por “amor” o fue una forma de rescatar ese dinero?

Es difícil establecer con claridad qué es lo que pensaba el monarca cuando le dio el dinero a su amante. Es importante porque parte de lo que pase en los juzgados dependerá de la respuesta a ambas cosas. Lo que nosotros hemos contado en el podcast es una hipótesis basada en toda la sucesión de hechos. Y según esa hipótesis, ambas cosas son posibles si se da por bueno que el rey quería retirarse con Corinna. Para mí tiene sentido. Lo de que fuera un regalo, a mí personalmente me resulta bastante difícil de creer, pero lo curioso es que en este caso ambas versiones, la del rey y Corinna coinciden, es la versión que les salva a ambos.

Corinna ha dicho recientemente en la BBC que “habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones”, ¿llegaremos a conocer algún día toda la verdad?

No sé si eso que ha dicho es cierto y en qué se basa para decirlo. “Toda la verdad” me parece siempre demasiado. No sé muy bien qué significa eso. Cuando uno se mete en la vida de alguien para escribir sobre ella está siempre a oscuras. Luego vas completando con lo que lees, oyes, con lo que te cuentan, con lo que contrastas… y con todo eso decides luego con qué te quedas, qué es superfluo o lo que te despista y construyes un relato, que es siempre imperfecto. En el libro que Juan Francisco Fuentes escribe sobre el 23F, un libro magnífico, sugiere desconfiar de esos relatos del pasado en los que todo cuadra, en las que nada queda oscuro. Estoy totalmente de acuerdo.

¿Cómo afectará todo esto al reinado de Felipe VI? ¿Es posible separar la vida del padre de la del hijo?

Ya le ha afectado. La monarquía está siendo puesta en cuestión, fundamentalmente por los excesos del padre y por sus erráticos movimientos. Ahora bien, son dos personajes muy distintos y sus vidas no tienen nada que ver, por mucho que estén ligadas.

¿Cree que es el momento de preguntar sobre monarquía o república?

A mí me gustaría que hubiera un debate más complejo sobre eso, un poco más sesudo, vaya, a poder ser en el Congreso. No parece que vaya a pasar.

Que los 65 millones fueran un regalo a Corinna me resulta bastante difícil de creer, pero lo curioso es que en este caso ambas versiones coinciden"

¿Qué tiene el podcast que no tienen otros formatos para contar historias como estas?

El podcast tiene lo mejor de la radio, que permite imaginar mientras alguien te cuenta una historia. Las palabras, los efectos, la música… todo eso no es más que una manera de evocar imágenes y compartir pensamientos para que el oyente complete con su imaginación.

¿Piensa seguir contando historias a través de podcast? ¿Tiene pensado ya el siguiente?

Sí, creo que es una estupenda manera de contar historias y el equipo en el que estoy, con Toni Garrido de productor, Yago Mendívil y la gente que se ha sumado y se va a ir sumando, es estupendo, así que sí. En octubre sacamos otro y para este año y el siguiente tenemos muchos proyectos.

¿Por qué cambió la prensa escrita por este formato? 

Estar en la redacción de un medio es cansado, es duro, y cada vez sentía más curiosidad por ciertos temas, quería saberlo todo y descubrir qué había pasado. Para ello necesitaba tiempo y un formato que me permitiera contarlo narrativamente de una forma potente. Me fui de El Confidencial para escribir un libro que luego derivó en el podcast V, Las cloacas del Estado. En unas semanas pensé que mejor en podcast. Toni Garrido estaba buscando nuevas narrativas y fue como una conjunción de astros. El periodismo tiene una edad, tienes que tener mucha energía para estar todos los días pegándote por la noticia del día y al día siguiente estar con otra. El periodista de cobertura mola mucho, me gustaba coger una historia e ir completando el puzzle entero de lo que había pasado. Me pasó con el caso Odissey —la empresa estadounidense que rescató el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que España tuvo que luchar en los tribunales— en el que estuve trabajando cuatro años. Los medios, y esto no es una crítica, van todos detrás de la exclusiva y hay mucho ruido. La mayoría te va dando piezas del puzzle cuando tienen una información buena. El podcast permite coger todo eso y volver a ordenarlo, aportar nuevas pruebas, nuevos testimonios… Permite tener el puzzle completo.

El podcast XRey se puede escuchar pinchando aquí.

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<![CDATA[Ana Garrido, testigo clave de Gürtel: "Siento que he dejado un legado para que la corrupción se penalice"]]> /la-voz-seleccion/ana-garrido-ramos-testigo-gurtel-siento-que-he-dejado-un-legado-corrupcion-se-penalice_190291_102.html Thu, 23 Jul 2020 23:04:28 +0200 /la-voz-seleccion/ana-garrido-ramos-testigo-gurtel-siento-que-he-dejado-un-legado-corrupcion-se-penalice_190291_102.html A Ana Garrido Ramos (Málaga, 1966) apenas hace falta preguntarle para que empiece a contar su vida, concretamente, los últimos doce años, muy convulsos a nivel personal y profesional. “Me da pereza hacer entrevistas”, confiesa al inicio de la que concede a lavozdelsur.es, “aunque ahora estoy más tranquila”, añade, y por eso accede. Su nombre y su cara, desde hace más de una década, han copado multitud de titulares de prensa, horas de televisión y de radio, muy a su pesar, porque Ana Garrido Ramos es denunciante de corrupción y testigo clave del caso Gürtel. Un dossier de 200 páginas que elaboró mientras se encontraba de baja por depresión, tras sufrir acoso laboral, ayudó a desenmarañar una trama que campó a sus anchas por la Comunidad de Madrid bajo gobiernos locales y autonómicos del PP, y por la que la Audiencia Nacional condenó a 351 años de cárcel a 29 de los 37 acusados en el juicio por la primera época del caso —entre 1999 y 2005—.

Siendo técnico del área de Juventud del Ayuntamiento madrileño de Boadilla del Monte, gobernado por el PP, Ana Garrido empezó a ver comportamientos extraños. “Una vez recibí una llamada de un cargo de Alcaldía que me dijo que teníamos contratar los seguros para excursiones o conciertos con la misma empresa”, cuenta Garrido. “En ese momento pensé: si contrato con esta empresa y han dado la orden a todas las concejalías, eso es un fraccionamiento de contrato, que tendría que ser sacado a concurso, ya que estaríamos hablando de un contrato que se puede disparar a no sé cuantos miles de euros”, aclara. “Eso me chirrió”, dice, pero siguió haciendo su trabajo y concediendo los contratos a las empresas que presentaban mejor oferta. Hasta que un día dijo no… y empezaron sus problemas.

Las negativas de Garrido a firmar y conceder contratos a empresas a dedo, como querían sus superiores y permitía el entonces alcalde, el popular Arturo González Panero, el Albondiguilla, alcalde desde 1999 y uno de los principales protagonistas de la trama Gürtel, provocó que la trabajadora se diera de baja por depresión. El acoso laboral al que se vio sometida, incluso tras su reincorporación tras pedir una excedencia, cuando ya gobernaba el también popular Antonio González Terol, obligó al Ayuntamiento de Boadilla a indemnizarla con 96.314,15 euros por la "extinción del contrato de trabajo" y por el "daño moral" sufrido, como confirmó el Tribunal Supremo. Eso fue en 2017, diez años después de iniciar una lucha que todavía continúa.

Mucha gente me dice que lo mío es para escribir un libro; me han pasado tantas cosas que sería un thriller

Como denunciante de corrupción y activista —“aunque lo estoy dejando”— ha sufrido de todo: amenazas de muerte, persecuciones en coche, noticias falsas… “Mucha gente me dice que lo mío es para escribir un libro”, apunta Ana Garrido, quien confiesa que “se pusieron en contacto conmigo unos guionistas para hacer serie de Netflix, pero no salió”. El libro, sin embargo, asegura que lo escribirá tarde o temprano, pero cuando no le duela tanto. “Me han pasado tantas cosas que sería un thriller”, señala. Sin embargo, tras sufrir acoso laboral, amenazas de todo tipo, intentos de asesinato, perder su trabajo, su casa… lo que más le duele es la “traición” del equipo con el que trabajaba en el Ayuntamiento. “Mintieron en el juicio, me pusieron en contra de todo el mundo”.

Desde que se animó a denunciar, tuvo que vender su casa, estuvo viviendo como okupa, ha tenido varios negocios y ha llamado a muchas puertas laborales que se le han cerrado antes de entrar por atreverse a mirar debajo de las alfombras. La entrevista se realiza una mañana de julio, en la terraza de un bar cercano a su nueva residencia, tras reinventarse una vez más, y ya van unas cuantas, y trasladarse a la provincia de Cádiz, donde trabaja para una inmobiliaria. Ana Garrido viste para la ocasión una camisa de colores vivos, pantalón vaquero y una mascarilla azul y blanca, con los colores corporativos de su nueva empresa. Se sienta, va a por tabaco —“lo estoy dejando, como el activismo”— y se pide un café, que apenas toca durante la charla, porque no para de hablar y de rememorar vivencias de unos años que le han cambiado la vida para siempre.

¿Cómo acaba en la provincia de Cádiz? ¿Por qué aquí?

Mi idea era irme a Málaga, siempre he querido volver a mi tierra, porque aunque no tenga acento, soy boquerona total. Con lo que me quedó de la venta de mi casa quería buscar un terreno y montar un negocio de turismo rural, es lo que siempre me ha gustado, pero Málaga es muy cara y fui mirando hasta que encontré en Cádiz. Siempre me ha enamorado Cádiz, hace muchos años veraneaba en los Caños de Meca, en El Palmar… recuerdo esa época con mucho cariño. Quiero recuperar esa parte interna de mí que he perdido. Ahora vivo en mitad del campo, con un gran jardín para mis perros.

¿Cómo ha vivido el confinamiento?

Llegué poco antes de que empezara y al principio pensé en volverme a Madrid, pero luego lo pensé y quise aprovechar para organizar la mudanza y para formarme. He estado entretenida, con mi nuevo empleo, y con los arreglos que necesita la casa. Los denunciantes de corrupción estábamos entrenados para el confinamiento. Tenemos una forma de vida muy diferente. La parte social se vuelve inexistente durante mucho tiempo, porque estás pendiente de juicios, con el activismo... Casi todos hemos pasado por una depresión. Esto ha sido una prolongación de lo que ya sabíamos hacer. Aquí vengo a cambiar de vida después de doce años de persecuciones.

Ana Garrido, tras la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Hace unos meses grabó un vídeo reconociendo lo mal que lo estaba pasando, física, mental y emocionalmente, ¿está mejor?

No me gusta mostrar mi parte débil, pero en ese momento lo hice era porque toqué fondo. Me he reinventado no sé cuantas veces ya: he tenido una tienda online de venta de bisutería, he vendido por mercadillos, monté una tienda de comercio justo… Cuando pensé en vender mi casa estaba tan agotada que decía, ¿para qué continuar? Me considero una persona bastante fuerte, pero todo tiene un límite. He tenido tentativas de suicidio porque no podía más. Quizás esto es muy duro y no es el mensaje que me guste transmitir, pero es mi visión personal. Son doce años de tu vida. ¿Sabes lo que es perder doce años de tu vida? A una persona que sufre cada día le puedes contar lo que quieras, ¿pero merece la pena vivir si no eres feliz y ves que por mucho que luchas te van poniendo barreras? Lo que más me gusta de mi momento actual es que mis problemas son cotidianos, los que puede tener cualquiera, no que te puedan imputar —aunque luego me desimputaban—, que se contaran mentiras en prensa… Han manipulado titulares para que parecieran cosas que no son. Pero ahora tengo los problemas de cualquier persona que sufre esta crisis, con el agravante de que soy una persona que ha dedicado unos años a luchar contra la corrupción.

¿Ha pasado miedo?

Hubo momentos en los que pasé miedo, claro. Si te amenazan de muerte y te intentan echar a la cuneta… Cada vez los ves más cerca. Yo vivía en una urbanización cerrada y me reventaron las cerraduras del coche tres veces. Ahí empecé a salir en los medios, porque era la única forma de proteger mi integridad física.

¿Qué ha sido lo peor de todo lo vivido estos años?

La traición de los que eran mis compañeras y mis amigas. Hubo una de mis mejores amigas, que fue concejal, que decía en los plenos que a mí lo único que me importaba era el dinero, cuando sabía que el dinero es de lo que menos me importa del mundo, valoro otras cosas mucho más. Mis compañeras mintiendo en el juicio, gente que ha comido en tu casa... todavía sigo teniendo pesadillas con ella. Muchas veces pienso en escribirles una carta simplemente para expresarles mi dolor, para que sean conscientes de que ha sido lo que más daño me ha hecho y lo que todavía no he superado. Y es que hasta tuve una pareja que, presuntamente, se metió en mi vida infiltrado para pasar información a la parte contraria. Y ha sido testigo de la parte contraria. Conviví con él un año, estuve viviendo con el enemigo. Era encantador, voluntario en comedores sociales, activista en Greenpeace, el típico perfil de buena gente. Vino a una manifestación de apoyo a mi caso, decía que vivía en Boadilla, nos conocimos y tuvimos una relación de pareja. Lo acogí en mi casa porque lo acababan de desahuciar y luego me enteré, después de haberlo dejado, que estaba aportando información. Me quedé perpleja, no daba crédito.

¿Cuando fue la primera vez que dijo no en el Ayuntamiento de Boadilla?

Me lo han preguntado varias veces y, si te digo la verdad, no lo recuerdo. Sí recuerdo que me llamó la atención que una persona de Alcaldía me dijera que teníamos que contratar los seguros de responsabilidad civil con una empresa. Como era un contrato de obra menor pedíamos presupuestos y lo adjudicábamos al que tuviera la mejor oferta, y si era del municipio se priorizaba para generar empleo en la zona. Me acuerdo de que la empresa estaba en Villalba y el dueño me saltó luego en mi dossier de investigación. En ese momento pensé: si contrato con esta empresa y han dado la orden a todas las concejalías es un fraccionamiento de contrato, pero siempre he ido a mi aire. Yo pedía tres presupuestos y me daba igual que me hubieran dicho que contratara con una empresa, si había otro presupuesto mejor, lo contrataba.

Lo peor de todo ha sido la traición de mis compañeras y amigas, que mintieron en el juicio. Y eso que hasta tuve una pareja que, presuntamente, se metió en mi vida infiltrado para pasar información a la parte contraria. Pero lo que más me ha dolido fue la traición"

¿Cuándo le dio problemas por primera vez esas negativas?

Era un continuo. Yo no tragaba, no pasaba por el aro y continué con mi forma de trabajar de siempre. Siempre digo que no hay corrupción si no hay políticos corruptos, funcionarios corruptos y empresarios corruptos. Igual que hay compañeros que hacían lo indecible para no meterse en ese berenjenal, el miedo es libre y había otros que hacían la vista gorda y quien estaba encantado de entrar en la rueda. Siempre me pregunto por qué se han imputado tan pocos funcionarios en el caso Gürtel, porque podría dar una lista de gente que ha firmado adjudicaciones irregulares, técnicos que casualmente ascendían de categoría o cobraban un plus de por vida desmesurado tras estas prácticas. Sin embargo, a los que no firmábamos nos degradaban de categoría. Si dices que no, después te intentan comprar de muchas maneras, con una plaza que tenga un sueldo suculento, pero hay muchas formas. A mí me intentaron hacer el lío y me di cuenta demasiado tarde. Tenía una papelería y un día me llama un político diciendo que no hay folios en la empresa municipal del suelo y la vivienda, y le vendimos unos paquetes. Ese mes, haciendo la contabilidad del negocio había muchos más pedidos, unos 1.000 euros a lo mejor. Yo no quería ser la suministradora de papelería del Ayuntamiento porque me metía en un lío, pues ha salido en los medios diciendo que me he beneficiado de la Gürtel. Otro día me dijeron que fuera a la nave de obras, que sobraba material por valor de dos millones de pesetas, y seguro que algo podía utilizar para la reforma que estaba haciendo. Hay muchas formas de comprarte, no hace falta poner un maletín encima de la mesa.

¿Se premian estas prácticas?

Esa es la contradicción en la que vivimos, que se premia al corrupto y se castiga al justo. Es contra lo que he intentado luchar. A cada uno nos han educado de una manera, y yo tengo una serie de principios. Es que me repugna todo eso, ni siquiera tenía tentaciones, me da tanto asco la gente que compra a la gente, que no podría. Es superior a mí. Que la gente se gaste el dinero público en cosas innecesarias cuando hay tanta gente que lo necesita no me entra en la cabeza. El empresario puede ser un tirano, que los hay, pero que gente a la que has votado, que se supone que está ahí por vocación de servicio para gestionar el bienestar de los demás, utilice el dinero público para irse a comprar casoplones, tener dinero guardado en las Islas Vírgenes y sacar patrimonio fuera de España, me pone enferma.

Llegado este punto de la entrevista, Ana Garrido hace una pausa. Se acuerda de una canción que, durante sus momentos más difíciles, la saca a flote. Vivir, que interpretan Rozalén y Estopa. La busca en el móvil. Y suena: “¿Sabes?, he pasado mucho miedo / este bicho es un abismo / se me cansa el cuerpo / se me parte el alma y a llorar / pero ¿sabes? He aprendido tanto, tanto / esta vida me ofreció / una nueva oportunidad / Y ahora, ¿sabes? / sé bien que es vivir / no hay tiempo para odiar a nadie / ahora sé reír”. Para ella, la canción refleja en parte la historia de su vida. “He estado muerta en vida, necesito volver a sentir y a vivir”. Y vuelve a repetir que se está “quitando del activismo”, porque todo este proceso le ha dejado secuelas, como trastornos del sueño. “Voy a intentar vivir en mi burbuja por un tiempo porque lo necesito, quiero respirar buena gente, sentarme a mirar el mar y no tener ninguna preocupación”.

Ana Garrido Ramos, tras la entrevista. FOTO: JUAN CARLOS TORO

La entrevista prosigue:

¿Cuándo se dio cuenta de que no estaba ante un caso de corrupción local?

Justo antes de presentar el dossier, por eso quise preservar mi anonimato y lo hice muy mal. Cuando empecé a investigar a mi Ayuntamiento para denunciarlo ante la Fiscalía Anticorrupción elaboré un dossier de unas 200 paginas durante el año que estuve de baja por depresión. Probar una mordida es muy difícil, es como probar una infidelidad, así que intenté dar toda la información posible para que la Policía investigara que el alcalde de Boadilla tenía un patrimonio infinitamente superior a los ingresos que percibía. A él —Arturo González Panero— lo conocía muy bien, porque había sido mi primer jefe, conocía muy bien su forma de ser, y estuve cruzando datos de adjudicaciones. Le conté a compañeros del Ayuntamiento lo que iba a hacer.

¿La ayudaron?

Sí, me ayudaron. Y sus nombres nunca han salido a la luz, excepto una vez que el juez De la Mata me obligó a revelarlos. Que un juez te obligue a dar nombres de gente a la que pones en peligro… En fin. Su ayuda me sirvió para ver que había empresas que tirando del hilo conseguían adjudicaciones de municipios de la zona Noroeste de Madrid, y me salían nombres como los de ex ministros del PP como José María Michavila y Ángel Acebes. Contacté con dos periodistas de investigación y fueron quienes me abrieron los ojos. Hoy todo el mundo sabe quién es Bárcenas, pero también había otros nombres como el de Ramón Blanco Balín, entonces vicepresidente de Repsol. El gran error que cometí es que me equivoqué de interlocutor, esa es la clave de la protección a los denunciantes de corrupción.

¿Se refiere a Manos Limpias?

Sí. Cuando hablé con ellos no sabía ni quienes eran los de Manos Limpias. Alguien me dijo que había un sindicato que protegía a funcionarios que quieren denunciar corrupción. Fui a Miguel Bernad —secretario general de la organización ultraderechista— y le conté lo que tenía entre manos. Estuvo súper amable. La segunda vez que lo vi, justo cuando salía, me dice: El otro día me reuní con Esperanza Aguirre y con Juan José Güemes —secretario de Comunicación del PP de Madrid— y me han dicho que tires para adelante con este tema. Yo, además, le había escrito una carta a Esperanza Aguirre, de forma anónima junto a otros compañeros, contándole lo que estaba pasando.

¿Es de lo único que se arrepiente? ¿De haber hablado con Manos Limpias?

Tengo claro que lo volvería a hacer. No puedo ser de otra manera. Pero fui una inconsciente. Jamás me imaginé el alcance que iba a tener esto para mi vida y lo largo en el tiempo que iba a ser. Cometí errores y he aprendido mucho, por eso cuando asesoro a otros denunciantes les digo que no denuncien con nombre y apellidos en la Fiscalía Anticorrupción, que no se lo digan a sus jefes…

Tengo claro que lo volvería a hacer. No puedo ser de otra manera. Pero fui una inconsciente. Me equivoqué de interlocutor"

Con la perspectiva que dan los años, ¿cree que le ha merecido la pena tanto esfuerzo?

Igual que me he llevado palos, la vida me ha hecho un regalo para que valore lo que es importante y lo que no. Es con lo que me quedo. Nunca he sido muy materialista. Desprenderme de mi casa era más por el valor sentimental y por lo que suponía, porque era lo que me quedaba.

¿Tendrá España alguna vez una Ley de protección al denunciante de corrupción?

Es lo que me queda pendiente conseguir. Eso es en lo único en lo que estoy participando. Pero no hay voluntad política, eso de entrada. Es mi percepción. No creo en la clase política, nunca he estado en ningún partido y no me siento representada por ninguno. Dentro del activismo he elegido luchar por esa ley, en Europa lo hemos conseguido y en España me he reunido con distintos grupos parlamentarios y todos dicen que sí. Hay partidos que buscan colgarse la medalla y hay políticos a título individual que se lo creen, pero luego está la disciplina de partido y dependiendo de quién lo proponga, saldrá o no. Hay voluntad por parte de determinadas personas que forman parte del sistema político, pero no hay voluntad política. Eso sí, nos utilizan como quieren para la foto. Invito a cualquier político a que pase 24 horas con una persona que haya denunciado corrupción, eso es saber la importancia que tiene.

¿Qué le supuso el premio que le concedió Transparencia Internacional después de tantos años de malas noticias?

Fue como ser reina por un día. Un subidón. Fue un reconocimiento a nivel personal tremendo. Y era cambiar roles, premiar a la gente que es honesta y no a la corrupta. Aunque mi vida real no cambió, luego tienes que volver a calentarte una lata donde puedes, porque he estado de okupa durante un tiempo. Si hubiera sido un premio con un plus económico me habría ayudado a no pasar hambre, sinceramente. Hay un dilema entre la gente que protege a los denunciantes, unos no quieren incentivarlo económicamente y otros sí. ¿No os dais cuenta de que a la gente se le arruina la vida? Yo me he gastado en abogados dinero que no tenía. Cuando gané el juicio por acoso laboral lo primero que hice fue repartir dinero. No es que te premien como si fueras un cazacorruptos, simplemente que te ayuden a restablecer tu vida, a encontrar empleo.

Ana Garrido, en un momento de la charla. FOTO: JUAN CARLOS TORO

¿Se le han cerrado muchas puertas laborales por ser denunciante de corrupción?

Si supieras la cantidad de gente que me decía en la primera entrevista que mi currículum era bueno y al día siguiente que habían recibido una llamada y no podían contratarme… ¡Lo he oído tantas veces! Hasta en organismos públicos.

¿Qué sintió cuando vio caer el Gobierno del PP después de conocer la sentencia de la Gürtel?

Lo viví como si fuera una forofa de un equipo y cantara un gol. Aquel día estaba en el Ayuntamiento de Tarragona porque me iban a dar un premio. Estaba sentada, compartiendo auricular con una periodista de investigación, y cuando se conoció la votación nos levantamos las dos como dos locas. ¡Bieeeeen! Entonces empezó a sonar el teléfono, empezaron a llamarme periodsitas. Me daba vergüenza, no quería que me atribuyeran el mérito de que cayera el presidente del Gobierno, porque no es por lo que he hecho yo. E insisto, si hubiera denunciado a un partido de izquierdas hubiera reaccionado exactamente igual, es algo que quiero dejar claro, no tengo nada en contra del PP. Si hubiera trabajado en un ayuntamiento del PSOE, y hubiera pasado por mis manos, habría actuado igual. Hay gente que me dice, ¿y los ERE qué? Pues hubiera hecho lo mismo.

¿Cree que se ha hecho Justicia?

No, en absoluto. Mi alcalde, al que empecé a investigar, todavía está en la calle, dentro de poco va a salir el juicio. Desde el momento en que la Justicia está politizada y es lenta, sobre todo que es lenta, no es Justicia. Lo es porque no tiene medios y eso no es casual, hay mucha gente a la que le interesa que sea así. Aunque me he quitado del activismo, en teoría, siento que he dejado como un legado para generaciones futuras, que no lo voy a ver, pero espero que se proteja a los denunciantes y la corrupción sea penalizada. El día que me muera pensaré que he dejado algo en este mundo que ha servido para algo.

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<![CDATA[Ser pastor en tiempos revueltos]]> /la-voz-seleccion/ser-pastor-en-tiempos-revueltos_24848_102.html Fri, 03 Apr 2020 19:43:16 +0200 /la-voz-seleccion/ser-pastor-en-tiempos-revueltos_24848_102.html

Suena el despertador, como cada día, a las seis de la mañana. Antonio se levanta, cada poco tiempo, en un lugar distinto. Ahora está asentado en una finca cercana a la barriada San José Obrero. Vive en una caravana la mayor parte del año. En ella afirma que está cómodo, ya se ha hecho a dormir ahí a pesar de que tiene una vivienda, a la que apenas va. Prefiere estar cerca de sus ovejas. Tiene casi 700 y con ellas está la mayor parte del día. Sobre las ocho de la mañana ya está preparado para salir. Antes ha repasado que todo el rebaño esté bien y que no falte ninguna. Alguna vez le han robado. Coge su bastón, la comida, la suya y la de sus perros, y el agua que beberán. Unos cuatro litros para Rosi y Charo, las dos perras que le acompañan. “Mis perros comen antes que yo, que trabajan mucho”, dice. Tiene al menos nueve, que van rotando según el día. “Descansan más que uno”, añade Antonio, que nada más llegar dice a modo de saludo: “Aquí estamos, luchando con esta vida dura y perra”.

Cada vez le cuesta más encontrar terrenos donde llevar a pastar a su ganado. Se le nota cansado. Pero no sabe, o no quiere, dedicarse a otra cosa. Confiesa que ha pensado en dejarlo “millones de veces”, pero luego recula: “Miro para atrás y digo: si lo dejo, ¿qué hago?” No le queda otra que luchar. Antonio Rodríguez, 52 años, comenzó hace doce con unas cuantas ovejas que poco a poco se han ido multiplicando hasta llegar a las 700 con las que cuenta ahora. A pastar saca unas cuantas menos. Tiene medio centenar que han parido hace poco y están cuidando de los borregos. Con unos dos meses de permiso materno tienen suficiente. Luego vuelven al rebaño.

Antonio no ha conocido otra cosa. Desde los seis años, cuando su padre, también ganadero, empezó a enseñarle el oficio, no ha dejado de ejercerlo. Al salir de la escuela, el poco tiempo que fue, se dedicaba a cuidar rebaños. Vacas, cabras u ovejas. “Soy alfabeto cúbico”, dice, “no sé leer ni escribir, conozco la a por el rabito”, cuenta Antonio, que desde su infancia solo recuerda haber hecho una cosa: “Luchar, luchar y luchar”. “Nos vamos a morir luchando”, abunda. Porque, aunque diga que ya le fallan las fuerzas, no piensa dejar de hacerlo. “¿Con 52 años quién te va a querer?”, se pregunta. Y se contesta solo: “Nadie”.

Ana, una pastora de nacimiento. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Él es pesimista: “La trashumancia se está perdiendo”. Es uno de los últimos mohicanos que resiste. Pronto llega la época de esquilar a las ovejas. De cada una saca entre un kilo o kilo y medio de lana, que se vende a 60 céntimos cada 1.000 gramos. “Ahora la están comprando los chinos”, apunta. A los corderos les logra sacar unos 50 euros. Hace poco ha tenido unas 40 ovejas que han tenido problemas al parir. Él dice que es por los herbicidas que rocían en muchas cañadas. “Luego cuesta mucho que se vuelvan a quedar preñadas…”, se queja. Y pide más protección para las vías pecuarias, que están invadidas. “No hay sitio para llevar a las ovejas, hay veneno por todos lados”, dice, y recuerda cuando, de pequeño, recibía a pastores que venían desde Ronda. "Ya eso se ha perdido".

Con él va Ana, hija de un amigo suyo, que le ayuda cuando puede. “Esto lo traigo en la sangre”, dice ella, a la que le relaja pasear con el ganado. Y la quita de su casa. “Vengo por distraerme”, apunta. Cinco años lleva ya en paro. Siempre ha trabajado en el campo. En viñas, campañas de remolacha, pipas… “Pero ahora no hay nada”, resalta, y también se queja del estado en que se encuentra el terreno donde están pastando las ovejas, a espaldas del McDonalds de La Granja. “Si estos animales están protegidos ¿por qué no hay comida para ellos? Esto da asco como está, con tanta basura, es un peligro para los animales”.

Las ovejas, mientras, como si la cosa no fuera con ellas, siguen pastando mientras su dueño hace balance de lo que le supone criarlas. “El que más trabaja es el que menos gana”, señala sin titubear, tras ver el precio al que se venden las patas de cordero en algunos supermercados. “Si vendes un borrego lo tienes que declarar y pagar el 21% de IVA”, señala también quien asegura que cada vez tienen menos ayudas. “Me gustan las ovejas, más que comer, porque yo sueño con las ovejas”, dice Antonio. Por eso, aguantará "hasta que Dios quiera".

Juan Pérez, natural de El Cuervo, aunque residente en Jerez desde hace cuatro años, decidió hace diez dedicarse a criar ovejas. “Empecé con diez y ahora tengo 800”, explica orgulloso. Antes tenía un cebadero de becerros, pero la subida del precio de los cereales y la bajada del de la carne hizo que tuviera que cambiar de negocio. “Fue una ruina”, recuerda. Él, como Antonio, se levanta bien temprano y está “todo el día fuera”. “Si no empeora, esto malo del todo no es”. Juan lleva desde pequeño criando ganado. “Esto lo tiene que llevar uno en la sangre, son muchas horas y es muy sacrificado. Aquí no hay fiestas”.

En una caravana, que ahora tiene aparcada cerca de Área Sur, duerme junto a sus ovejas. Lleva ya unos días, por lo que cambiará pronto de destino. “El próximo no lo digo, porque aquí no hay compañerismo y ya me han pisado el terreno más de una vez”, señala. En invierno va con otra persona, que le ayuda a cruzar el ganado por vías más estrechas. En verano, como se lleva a las ovejas a terrenos abiertos, se basta él solo.

“De aquí a 15 años no quedan ovejas en la comarca”, dice muy seguro Juan, que apunta que “no hay sangre nueva” en la profesión. Por falta de ganas de la propia juventud y de ayudas por parte de la Administración. “Se necesita mucho dinero, hay que arrendar una finca que tenga arboleda para que en invierno las ovejas tengan refugio, o una nave. Dan una subvención, pero como está la Junta cuando vaya a llegar será en tres o cuatro años”, se queja Juan. La Consejería de Agricultura organiza desde 2010 una escuela de pastores en distintos puntos de la comunidad para intentar garantizar el relevo generacional. Pero la gran inversión que supone iniciarse en este mundo echa para atrás a muchos aspirantes.

“Es un ganado que limpia mucho terreno”, explica Antonio. Y no le falta razón. Un informe elaborado por la Asociación Andaluza en Defensa de la Trashumancia recoge que “la ganadería extensiva y trashumante ha probado desde hace miles de años que es capaz de sostenerse a sí misma, de generar riqueza económica, social y ambiental al mismo tiempo” y anima a la sociedad a que “cambie de actitud y apueste por actividades más sostenibles que mitiguen algunos de los problemas ambientales que sufrimos en la actualidad”.

Para ello, reclaman, tienen que adecentarse muchas vías pecuarias que se encuentran en estos momentos impracticables o han sido invadidas. Entre otros beneficios, el paso del ganado por ciertas zonas “evita o disminuye la erosión, mejora la fertilidad del suelo, mantiene con vida los manantiales, fuentes y abrevaderos que de otra forma habrían sido olvidados, evita la contaminación biológica puntual, previene los incendios de forma eficaz y preserva la diversidad de razas autóctonas”, recopila el citado informe.

Pero, a pesar de las múltiples ventajas que supone su labor, cada vez van a menos. En Andalucía hay algo menos de 60.000 cabezas de ganado que trashuman por sus tierras, o lo que es lo mismo, apenas un tercio de las que lo hacían hace 20 años. Antonio y Juan resistirán mientras puedan.

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<![CDATA[El clavo ardiendo de los 'sintecho']]> /la-voz-seleccion/el-clavo-ardiendo-de-los-sintecho_18257_102.html Mon, 24 Feb 2020 21:33:32 +0100 /la-voz-seleccion/el-clavo-ardiendo-de-los-sintecho_18257_102.html El Albergue Municipal, que cumplirá dos décadas en 2016, ha logrado en el último año que 158 personas hayan mejorado su situación de vivienda y que un 11% de los usuarios del Programa de Inserción Social hayan encontrado empleo.

De vez en cuando saca la placa de vigilante de seguridad de su inseparable faltriquera. “Lo hago para no volverme loco cuando tengo momentos de bajón en los que veo que ya no pertenezco a la sociedad”, confiesa Arturo de 51 años, usuario del Centro de Acogida e Inserción Social Albergue Municipal desde hace dos años. Desde que se separó en el 2007 anda dando tumbos. Hasta entonces dormir bajo la manta de estrellas era una experiencia desconocida. Problemas personales, depresión, sucesión de decisiones erróneas… Una espiral que ha podido controlar gracias a la ayuda del personal de esta institución pública. “Desde el coordinador hasta el último empleado son los únicos que me tienen en cuenta. Es su trabajo y les pagan, pero también le ponen corazón”, afirma.

Arturo, ex vigilante y marinero competente, es una de las 47 personas que quedan a salvo de la gélida e inhóspita intemperie gracias al cobijo de este albergue, enclavado en la calle Cantarería, en pleno corazón de Santiago, e inaugurado en el año 96 del pasado siglo. Nacía para dar respuesta a las necesidades propias de una ciudad que iba creciendo. “Con 210.000 habitantes debe haber un recurso de estas características”, defiende Paco Peláez, coordinador y uno de los responsables del albergue casi desde su génesis. Se puede decir que él mismo se erige como memoria histórica de esta “pensión” para personas sin recursos y problemáticas diversas que desde entonces, casi 20 años después, ha evolucionado.

“Absolutamente todas las personas que solicitan techo y comida los 365 días del año son acogidas, habilitando camas o siendo trasladadas a otros centros”

Según Peláez, en la segunda mitad de los  90, los usuarios eran mayoritariamente hombres, mayores de 45 años y todos con problemas de alcohol. Conforme ha ido pasando el tiempo, aparecieron otras problemáticas como el consumo de drogas – cocaína y heroína- y más adelante algún caso de ludopatía. El número de mujeres ha ido ‘in crescendo’. “Hace dos décadas había menos mujeres en la calle, eran acogidas 1 mujer por cada 9 hombres y en la actualidad, 2 mujeres por cada 8 hombres”, señala Peláez. En el 2014, el Programa del Albergue, servicio de acogida permanente en el que se incluye entre otros Arturo, atendió a 150 personas de las cuales 127 eran hombres y 23 mujeres, y la mayoría con edades comprendidas entre los 46 y 65 años de edad. Los usuarios atendidos en este programa de estancia permanente provienen de Europa (82%), mayoritariamente de España, seguida por ciudadanos de origen africano (14%), principalmente de  Marruecos; y de América (4%).   

Resulta llamativo que en este programa también se hayan atendido a tres chicas y a catorce chicos de entre 18 y 25 años. El dato provoca escalofríos. La directora de la Fundación Centro de Acogida San José, de la que depende el albergue, Fátima Villar, asegura que a las instalaciones del centro llegan chicas de Jerez con familias normalizadas de clase media-alta por consumo de sustancias y trastornos mentales, lo que se denomina patología dual. “En esos casos, la familia en muchas ocasiones están coordinadas con el centro sin que la persona acogida lo sepa. No la dejan abandonada, pero las situaciones son tan complicadas que a veces se tienen que retirar para que toquen fondo a ver si salen, y para eso está el albergue para darle el último empujón”, apunta Villar.

El coordinador del centro confiesa que pese a trabajar con personas sin hogar desde 1992 aún se sorprende. “Hemos atendido a hijos de compañeros de trabajadores del Ayuntamiento y de la fundación, y –recalca- a compañeros de trabajo que no nos esperábamos, pero tienes que ser profesional, te acabas acostumbrando”, reconoce. El albergue no es una alternativa; es la última oportunidad, el clavo ardiendo al que se aferran estas almas que se encuentran el resto puertas cerradas, cuyo cerrojo, conscientemente o no, echaron ellos mismos. “Cuando alguien viene hasta aquí a pedir ayuda, han caído del sistema por completo, los servicios sociales ya han agotado las posibilidades de trabajar con ellos”, enfatiza la directora.

“Cuando alguien viene hasta aquí a pedir ayuda, han caído del sistema por completo, los servicios sociales ya han agotado las posibilidades de trabajar con ellos”

En el Programa del Albergue, uno de los que desarrolla este centro de acogida, se han atendido a un total de 150 personas en el último año. De estos, 120 han sido nuevos ingresos y los 30 usuarios restantes, como Arturo, se encontraban alojados en el centro desde el año anterior, por lo que ya se estaba avanzando con ellos en la labor de integración social.

En un paseo por sus instalaciones algunos de los usuarios se marchan donde la vista de los ‘forasteros’ no alcance a reconocerlos. En la sala de estar la televisión está apagada poco antes de la hora del almuerzo. Impera el silencio aun estando la habitación ocupada por los comensales que parecen estar solos. No hablan entre ellos; prefieren dedicar el tiempo a hacer crucigramas y sopas de letras. Todos, mayores, coinciden en que son muchas horas allí viendo la televisión; se cansan.

Crear lazos de amistad resulta casi imposible entre los usuarios del Programa Albergue que “conviven” o al menos comparten techo a diario. Reina la desconfianza, el egoísmo y la envidia,  según dice uno de ellos. “He tenido un amigo senegalés, éramos uña y carne. Nos llamábamos el culo blanco y el culo negro, pero ya se ha ido porque se busca la vida como La Paquera”, cuenta Arturo. “Cuando las personas llegan aquí tienen más tiros dados que la ventana de un sirio… No se sabe de qué hablar, es complicado… Venimos heridos por la vida, independientemente de quién sea responsable”, confiesa este usuario.

Vaivén de huéspedes

Si es complicado entre ellos, ni siquiera se contempla la posibilidad entre aquellos que se benefician del Programa de Baja Exigencia (PBE). En su origen, allá por el 2008 fue llamado Programa de Ola de Frío. Éste fue pionero en la provincia al igual que otros puestos en marcha por este centro de acogida e inserción, de hecho en la actualidad no existe ninguno, ni siquiera  en la capital. Posteriormente, ejecutivos locales de distinto color han ocupado el Ayuntamiento y el programa se ha manteniendo. La necesidad de su continuidad es avalada por las cifras: 406 personas se acogieron a éste el año pasado, 76 más que en 2013, un 23% más.

Sus 17 camas -12 para hombres y 5 para mujeres- son ocupadas cada noche por el huésped que la demande, o bien por aquellos captados por el Programa de Intervención en la Calle, un total de 152 ‘sintecho’ (109 hombres y 43 mujeres) en 2014. Tanto la directora como el coordinador del albergue aseguran tajantemente que a pesar de carecer de lista de espera “absolutamente todas las personas que solicitan techo y comida los 365 días del año son acogidas, habilitando camas o siendo trasladadas a otros centros”, afirman.

Para muchos supone el primer paso que luego les lleva a ser acogidos en el Programa del Albergue o derivados a otras instituciones. La ocupación media de alojamiento del PBE es del 97%. Un total de 406 personas fueron atendidas durante el pasado año 2014, de las cuales 361 son hombres y 45 mujeres. Generalmente son hombres, toxicómanos, transeúntes, con un elevado porcentaje de adicciones a sustancias tóxicas y un gran deterioro físico.

“Hemos atendido a hijos de compañeros de trabajadores del Ayuntamiento y de la fundación, y a compañeros de trabajo que no nos esperábamos”

A través de él intentan contribuir a la rehabilitación y reinserción social y laboral de personas en situación grave de exclusión que son aseadas, aseadas y arropadas. Las personas que se acogen a este programa reciben asesoramiento relacionado con la orientación sobre trámites sociales (derechos, recursos y prestaciones existentes) y jurídicos. El área técnica, por su parte, detecta el posible padecimiento de enfermedad mental, y ofrece atención psicológica, trabajando codo con codo con los servicios de salud mental. En este sentido, Fátima Villar, apunta que sería conveniente contar con recursos más especializados para abordar estas dolencias: “Jerez cuenta con muchos profesionales especializados en otros campos como el geriátrico, y necesitaríamos más trabajadores y educadores sociales, psicólogos y médicos”.

Impulso para continuar

A lo largo de 2014, 994 personas fueron atendidas en los distintos programas del centro (albergue, baja exigencia, de calle, atención socio sanitaria…) y se ofrecieron un total de 1.348 servicios externos como aseo personal, lavandería, ropería. Además, se realizaron un total de 495 consultas médicas.

Hay que celebrar especialmente los logros, aunque siempre sean insuficientes: 158 personas han mejorado su situación de vivienda, y un 11% de los usuarios del programa de inserción social han conseguido sus objetivos de búsqueda de empleo. Todo ello, fruto del trabajo en la Red de Integración Social de Jerez en la cual aúnan y coordinan esfuerzos las diferentes instituciones desde 1999.

El futuro sobre los perfiles y la mejora de la situación de los ciudadanos es incierto para todos. ¿Vendrá otra recesión cuando ya se veía luz al final del túnel? Peláez subraya que hace 10 años la crisis que se está viviendo resultaba “impensable”, crisis que ha abierto brechas de desigualdad como hacía mucho no existían, que ha arrastrado a personas normales y corrientes a la exclusión social y, por ende, no se atreve a realizar pronósticos.

Arturo hace lo posible por trabajar, asiste a grupos de inserción laboral, a diario practica deporte en un gimnasio. Desvía la mirada y a duras penas confiesa que duda si está emocionalmente preparado para trabajar y que teme recaer de nuevo en una fuerte depresión. Aunque en el albergue, afirma, se está fortaleciendo. “El futuro puede ser peor si se pierde la dignidad, cuando ya uno no se siente persona. De rendición hablaremos después de muerto”.

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<![CDATA["Nos toca vivir entre la porquería"]]> /la-voz-seleccion/nos-toca-vivir-entre-la-porqueria_20716_102.html Mon, 24 Feb 2020 21:30:43 +0100 /la-voz-seleccion/nos-toca-vivir-entre-la-porqueria_20716_102.html Los vinos de Jerez gozan de gran prestigio internacional. Esta ciudad levanta y hace disfrutar a sus ciudadanos y foráneos de la gran Feria del Caballo. Uno de sus grandes atractivos es el Circuito de Velocidad, de los mejores del mundo. Sin embargo, los jerezanos y jerezanas, el Ayuntamiento y las concesionarias de limpieza viaria y de residuos han de agachar la cabeza en lo que a limpieza se refiere.

La quinta ciudad de Andalucía se encuentra a la cabeza en el ranking de las más sucias de España tal y como lo avalan las quejas de los vecinos del núcleo urbano, las barriadas y pedanías rurales. Así quedó patente en el estudio de limpieza urbana de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, elaborado en 2014, análisis cuatrienal que pide opinión a más de 5.800 usuarios de las 60 grandes ciudades españolas entre las cuales Jerez ocupa el puesto 49 y suspende con 45 puntos de media sobre 100. Por entonces, el Ayuntamiento de Jerez, gobernado por los populares, se negó a facilitar información a la OCU para su elaboración. Los datos que se querían recabar abordaban el Presupuesto anual (euros por habitante) destinado a la limpieza urbana; y el número de habitantes por cada papelera, medios mecánicos y empleado de limpieza.

Al igual que sucede en otros ámbitos, la limpieza de la ciudad se lleva a cabo de forma muy desigual dependiendo de las zonas. Los más afortunados en cuanto a aseo viario son los vecinos del centro. “La calle Larga está limpia porque van turistas, pero al margen del centro no se barre, no hay personal. La limpieza es muy deficiente, según las quejas que recogemos”, afirma Sebastián Peña, presidente de la federación de vecinos Solidaridad. Esta tesis también queda refrendada por Juan Carlos Conesa, presidente del comité de empresa de Urbaser, concesionaria de limpieza viaria y de recogida de basuras, quien afirma que los operarios de esta empresa baldean el corazón de Jerez tres veces al día, “a primera hora de la mañana, a las dos de la tarde y a las diez de la noche; se cubre perfectamente”.

Juan Carlos Conesa (comité de empresa de Urbaser): “En la misma jornada sacan a los operarios de un barrio y lo mandan a otro para ir tapando pisadas, limpiar lo que más se ve”

Al pasear por el Polígono San Benito el repertorio de las quejas vecinales llega a ser muy amplio. Desde la joven asociación Mujeres en Pie señalan que el carril bici ha tenido algo que ver en cuanto a la reducción de contenedores, problema que obviamente se acentúa los días festivos. “Por ejemplo: dos contenedores que antes servían a dos edificios de 64 pisos ahora recoge la basura de unos 100”, asegura una de sus fundadoras, Claudia Toledo. “Si hay residuos fuera del contenedor, ahí se quedan y la basura que se cae se queda en el suelo tirada”, añade. Además, asegura que se colocaron papeleras sobre todo para los chicos y chicas. “Ellos depositan las latas de refresco y demás, pero no las recogen y rebosan de basura”. Varios vecinos de esta parte de Jerez eximen de toda culpa al Ayuntamiento y responsabilizan directamente a los operarios de Urbaser puesto que, declaran, se han ofrecido a vaciar las papeleras y los empleados de la concesionaria “nos dicen que ellos luego lo harán y no lo hacen”.

Cuentan que están continuamente recogiendo latas, papeles y concienciando a los muchachos. “Nos toca vivir entre la porquería”, lamenta Toledo. La asociación Mujeres en Pie baraja varias soluciones para paliar la situación: requiere una mayor supervisión de los trabajadores, más personal cualificado, la creación de cooperativas formada por personas de las diferentes barriadas y un mayor compromiso de todos.

La limpieza diaria con los carritos para los más de 212.800 habitantes de Jerez viene siendo realizada, según Conesa, por 84 personas –de las 400 que hay en plantilla–, con lo que no se puede dar cobertura a toda la ciudad. El presidente del comité de empresa de Urbaser se apresura a subrayar que estas deficiencias se vienen produciendo desde hace unos años dado que el servicio de limpieza está bajo mínimos por la situación económica de las arcas municipales y la política de la empresa no cubre las bajas ni las jubilaciones, lo que merma las tareas y queda reflejado en la ciudad. “No es cuestión de que un barrendero sea más rápido o menos. Incluso en la misma jornada sacan a los operarios de un barrio y lo mandan a otro para ir tapando pisadas, limpiar lo que más se ve, eso es lo que predomina por parte de la empresa y sus encargados”. Por tanto, admite que las asociaciones están en su derecho de quejarse y decir que las calles están sucias. No obstante, –reitera el representante de los trabajadores de la limpieza viaria– la culpa no es del barrendero que trabaja todos los días desde las seis de la mañana y va al lugar que lo mandan, sencillamente, “no hay tiempo suficiente para dar cobertura a la todo Jerez”.

La organización en cuanto al destino de recursos humanos y de la maquinaria para el aseo de las calles jerezanas depende de la concesionaria. Al respecto, Conesa como trabajador, apuesta por una mejora en este sentido trabajando en coordinación con otras empresas concesionarias como Elsan, encargada del servicio de parques y jardines, así como con los propios operarios del Ayuntamiento para ser más eficientes. “Los trabajadores de la limpieza a lo mejor empiezan a trabajar a las seis y media de la mañana y en ocasiones cuando acaban llegan los operarios de parques y jardines que empiezan a cortar árboles”, explica Juan Carlos Conesa.

Sebastián Peña (Solidaridad): “Tenemos que caminar mirando al suelo, independientemente de la zona o calle de Jerez”

Precisamente las quejas en la zona Norte están centradas principalmente en la suciedad relacionada con los parques y jardines. El mantenimiento de parques como Atocha “deja mucho que desear”. Jesús Palomo, ex presidente de la asociación de vecinos Palos Blancos, también destaca “el grave problema” que tienen al “convivir” con las ratas que habitan en las palmeras del Paseo de las Viñas. El dirigente vecinal reconoce la buena respuesta obtenida en los últimos meses por el ejecutivo local y la delegación competente. “Cuando hemos presentado un requerimiento han venido al día siguiente”, declara. Sin embargo la problemática persiste. A juicio de Palomo, pese a la buena voluntad de los operarios para zanjar la situación, deberían proceder a la poda de las palmeras y otras plantas en las que se cobijan estos roedores y, en general, a la limpieza de los solares para evitar que esto suceda en cualquier zona.

El panorama en pedanías rurales como La Barca no difiere mucho del núcleo urbano de Jerez, aunque con algunas variantes. Los ayuntamientos de cada una de ellas son los responsables del baldeo de las calles –salvo en San Isidro, donde también se encarga de ello Urbaser–. En este aspecto, Alejandro López Valenzuela, alcalde de la La Barca, asegura que no existe problema alguno y niega que haya suciedad. “Los dos barrenderos prácticamente se encargan de recoger solo hojas”. En cuanto a la recogida de basuras, de la que es responsable Urbaser, considera que durante los fines de semana los medios resultan insuficientes y lo peor es que “los contenedores, no se limpian, no llegan los lavacontenedores, las tapaderas están defectuosas y no permanecen elevadas cuando depositas la basura; aquellos que están rotos no son repuestos y echamos en falta contenedores de papel y vidrio”, expone el alcalde pedáneo.

Las deposiciones caninas y otros males incívicos

La mayoría de los jerezanos, tal y como trasladan los portavoces vecinales, se quejan de la falta de civismo en general, especialmente con un mal que cada vez mancha más la imagen de Jerez: el mapa formado por la ingente cantidad de deposiciones de las mascotas. “Tenemos que caminar mirando al suelo, independientemente de la zona o calle de Jerez”, lamenta Sebastián Peña, presidente de Solidaridad. Coincide así con el aspecto peor valorado en materia de limpieza urbana como se desprende del informe de la OCU. Palomo, por su parte, defiende que entre los vecinos de Palos Blancos, “hay mucha solidaridad”. “Si el dueño de alguna mascota se despista otro le avisa, se disculpa y la recoge, sin mayor problema, pero en el centro, sobre todo, olvídate de que los dueños de las mascotas recojan las cacas”.

Para atenuar este mal endémico, las asociaciones vecinales, los ayuntamientos pedáneos y el propio ejecutivo local están realizando campañas de concienciación. Y no sólo eso. Cumpliendo con lo anunciado, José Antonio Díaz, teniente de alcaldesa de Medio Ambiente, afirma que se han iniciado los expedientes sancionadores a los responsables de las mascotas que no recogen los excrementos en la vía pública con hasta 500 euros de multa y, por otro lado, tienen proyectado habilitar ocho parques caninos.

Las pintadas y la cartelería masiva son otros de los problemas que más afecta a la limpieza de la ciudad. No en vano, este es uno de los delitos más comunes cometidos por los menores.

2012, Jerez condenada a la mugre

Según el pliego de condiciones del servicio de limpieza viaria, todas las barriadas y distritos se limpian a diario por completo. Sin embargo, explica el delegado municipal de Medio Ambiente, José Antonio Díaz, la realidad no es ésa desde la reorganización del servicio, tras ser aprobado el recorte de 4,5 millones en las cuentas de 2012. Como consecuencia del mismo el personal de Urbaser viene sufriendo una bajada del 10% en los salarios, en los pluses y un 20% menos en la partida destinada a costear este servicio.

Díaz aclara que a los operarios de limpieza no les da tiempo de limpiar cada sector (zona) en una sola jornada como está establecido porque son muy amplios, “de modo que en la siguiente comienzan en el punto en el que se quedaron y por tanto, las barriadas se limpian una sola vez por semana, eso fue lo que planificó el PP”; y añade: “Ese el gran engaño y lo intentamos paliar con maquinarias en la medida de los posible”.

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<![CDATA[Un cuarto de siglo de la culminación del 'procés' de San José del Valle]]> /la-voz-seleccion/un-cuarto-de-siglo-de-la-culminacion-del-proces-municipalista-de-san-jose-del-valle_157352_102.html Tue, 18 Feb 2020 07:50:15 +0100 /la-voz-seleccion/un-cuarto-de-siglo-de-la-culminacion-del-proces-municipalista-de-san-jose-del-valle_157352_102.html Las campanas repicaron y se escucharon en todo el pueblo y alrededores. El alcalde proclamó por los altavoces de la plaza: “Vallenses, ya somos independientes”. Con estas palabras se puso fin a un largo proceso de segregación y se desató la euforia entre los poco más de 4.000 vecinos de San José del Valle, hasta entonces entidad local perteneciente a Jerez. La independencia, hecha oficial tras la publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el 1 de abril de 1995, se celebró con una degustación de arroz con conejo, que en 2020 se repetirá para conmemorar esta efemérides, de la que se cumplen 25 años y que el Ayuntamiento pretende celebrar con una amplia programación de actos.

“Antes de ser independientes, en el Ayuntamiento —una modesta edificación de una planta situada en el centro de la localidad— había una mesa vieja con una pata rota, una silla en la que no te podías sentar, un folio y un lápiz que no pintaba”, describe Francisco Requena a lavozdelsur.es, considerado como el “cronista del pueblo” —tiene anotadas todas las muertes y nacimientos de San José del Valle desde que es independiente— y uno de los vecinos que empujó para conseguir su constitución como municipio. El 28 de marzo de 1995, día en el que se segregó oficialmente de Jerez, se encontraba en su negocio, una barbería, con un cliente. “Fue un día glorioso, pensé: ya me puedo morir tranquilo que me muero en un pueblo”, confiesa.

Hace 25 años cristalizó un sentimiento de segregación que llevaba muchos años antes impregnado en el espíritu de los habitantes de San José del Valle. “Todos nos sentimos molestos, perjudicados, humillados y desorientados; predispuestos continuamente a la queja, la censura y tal vez la murmuración. El ánimo tranquilo, reposado y optimista, fruto de un floreciente estado de cosas, en su triple aspecto, económico, social y moral brilla por su ausencia, en la mayor parte de nuestra sociedad”, escribía Juan Ramírez, quien fuera secretario del Ayuntamiento de San José del Valle en 1960, en su escrito llamado Manojillo de ideas, con el subtítulo Exclusivamente para los hombres que componen la directiva de los que quieren a su pueblo, y están dispuestos a trabajar por él.

Pineda, sosteniendo un recorte de periódico de 1976, en el que se habla de la deriva de San José del Valle. FOTO: MANU GARCÍA

Ramírez recoge, pasada la mitad del siglo XX, el sentir de unos vecinos que no se consideran jerezanos y que reclaman su propia identidad. “¿Por qué razón tenemos que ser, solamente nosotros, los hijos de San José del Valle, una colonia pobre y atrasada, sin derecho a la vida civilizada, abandonada a su suerte, precisamente en una España cuna del derecho de gentes? Tenemos un pueblo y no podemos renunciar a él, pues sería igual que renunciar a nuestros padres”, escribe el secretario municipal, en unas páginas en las que explica el procedimiento a seguir para convertirse en entidad local —figuras que ya regían en La Barca o El Torno— y el perjuicio que les supone depender de Jerez.

“Jerez se cree que San José del Valle es como una dehesa o coto de su propiedad privada que tienen para su recreo, y explotarla a su antojo; por esto no hay que extrañarse que ante nuestro plan reaccionen malhumorados”, advierte Juan Ramírez en su Manojillo de ideas, que se distribuyó entre los vecinos de San José del Valle. Ramírez fue, así, el primer “valiente” que se atrevió a expresar por escrito el sentir de unos vecinos que hasta 1995 no lograron su ansiado objetivo: constituirse en municipio independiente, algo por lo que, por cierto, fue “castigado”, y enviado a Jerez a trabajar para enfriarle su afán independentista.

“Estábamos abandonados”, se queja Francisco Pineda, otro de los vecinos impulsores de la independencia, antiguo presidente de la asociación de empresarios de la localidad. “No teníamos nada”, insiste, y recuerda que en marzo de 1976 se reunieron hasta 600 hombres —las mujeres no lo tenían permitido— en una asamblea de la Asociación de Cabezas de Familia, donde hablaron de la conveniencia de emprender el camino hacia la segregación. “No te dejaban hacer nada”, dice Pineda. Él mismo adquirió unos terrenos y tuvo que pelear lo indecible para poder construir en ellos, como le habían prometido que haría desde Jerez.

“Pagábamos impuestos como si viviéramos en la calle Larga, pero no teníamos apenas servicios”, se queja Francisco Requena, quien todavía recuerda una frase que pronunció Tomás García Figueras, alcalde de Jerez entre 1958 y 1965: “San José del Valle es una pepita de oro para Jerez, dejadlo tranquilo”. Requena sentencia que “ahora se está demostrando que el Valle tiene futuro”. Antes de ser pueblo independiente tenía un policía municipal, ahora cuenta con siete, y solo Álvaro Domecq, regidor jerezano al que relevó García Figueras, “hizo algo por el Valle”, ya que impulsó la llegada de agua corriente, luz y teléfono. De hecho, hasta tiene una calle junto al Ayuntamiento.

Francisco Pineda, Francisco Requena y Antonio González Carretero, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

“Un hijo con hambre sale antes de la familia que un hijo que lo tiene todo”, dice a modo de ejemplo Antonio González Carretero, alcalde de San José del Valle. Para él, “la segregación ha sido con diferencia lo mejor que le ha pasado a este pueblo en toda su historia… y lo mejor que le pasará en los próximos 300 años”. González Carretero recuerda que, cuando el pueblo se proclamó independiente, volvía del instituto de La Barca, donde estaba cursando segundo de BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) y se lo contó su abuela, con la que vivía: “Ya somos independientes”. Al principio, dice, no se lo creía.

San José del Valle, un pueblo con “identidad propia”, empezó entonces a mejorar. “Es más fácil decir en qué no nos ha beneficiado la independencia…”, señala. “La dejación de funciones de Jerez para este pueblo era tal que la feria la teníamos que organizar los vecinos y empresarios, no querían que hubiera feria”, rememora el alcalde vallense. Requena y Pineda, más veteranos, cuentan que se trasladaron a El Puerto, donde les prestaron unas casetas con las que organizaron la celebración. “Ojalá La Barca y Torrecera fueran independientes, sin duda les iría mejor”, señala Antonio González Carretero, quien añade: “San Martín del Tesorillo se acaba de independizar y ya se le nota”.

San José del Valle celebrará sus 25 años como pueblo independiente con una serie de actividades que van desde exposiciones, talleres y muestras, a jornadas formativas, pasando por fiestas extraordinarias y actos institucionales, para dar a conocer a sus vecinos la historia del municipio. Además, también celebra los 325 años desde la fundación del primer asentamiento poblacional en la zona, ya que en 1965 se instalaron los carmelitas, con su prior Fray Antonio de la Trinidad a la cabeza, en la falda del Cerro del Águila —hoy llamado Monte de la Cruz—, dando al convento el nombre de San José y, por consiguiente, al pueblo.

“Queremos conmemorar todo lo que durante estos 25 años se ha consolidado en el pueblo, como el carnaval”, cuenta el alcalde, quien relata que también habrá simposios sobre la historia del pueblo —“que es la gran desconocida”— y una línea de fiestas como la recuperación de la feria de septiembre, un plan extraordinario de conciertos durante el verano, muestras gastronómicas en torno al cerdo o una salida extraordinaria de la Virgen del Carmen.

Detalle de la primera urna instalada en San José del Valle con la llegada de la democracia. FOTO: MANU GARCÍA

El “guerracivilismo democrático” del Valle

El alcalde de San José del Valle, Antonio González Carretero, fue proclamado en 2015 como regidor de la localidad tras liderar la lista más votada —por tan solo 78 papeletas—, con el mismo número de concejales que el PP, por lo que necesitó del apoyo de IU, pero una moción de censura lo destronó a mitad del mandato en favor del popular Antonio García. Sin embargo, la Justicia dio la razón a González Carretero y consideró que la moción fue "ilegal", por lo que volvió a coger el bastón de mando del municipio tras unos meses convulsos de continuos enfrentamientos. Los electores, en las municipales de 2019, le dieron su confianza y ahora tiene ocho de los once ediles del pleno.

“Los vallenses, una vez que hemos elegido, debemos dar un margen de confianza al alcalde”, expresa González Carretero, quien lamenta que en San José del Valle exista “mucho enfrentamiento político”, o como él lo llama, “guerracivilismo democrático”. Hay, en su opinión, “una derecha muy poco democrática y una izquierda muy poco madura”, dice en referencia a PP e IU. “La derecha cree que esto le pertenece, pero es un error pensar que eres dueño del Valle y no gestor de lo público”, agrega.

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<![CDATA["No me hago ilusiones de ser eterna; los años que me queden quiero aprovecharlos al máximo"]]> /la-voz-seleccion/maria-vargas-no-me-hago-ilusiones-de-ser-eterna-pero-los-anos-que-me-queden-quiero-aprovecharlos-al-maximo_155980_102.html Fri, 14 Feb 2020 19:39:08 +0100 /la-voz-seleccion/maria-vargas-no-me-hago-ilusiones-de-ser-eterna-pero-los-anos-que-me-queden-quiero-aprovecharlos-al-maximo_155980_102.html Cuando los hijos de María Vargas Fernández sabían que se mudaba a Jerez después de toda la vida residiendo en Madrid, donde hasta un incendio en su casa casi le arruina, entre otras cosas, el poema enmarcado —a la reina del cante gitano— que le dedicó el llorado Manolo Ríos Ruiz, le pidieron que no convirtiera su nueva casa en un santuario. Casi un año después de medio hacer la mudanza, reconoce que “en Madrid tenía más pared, aquí no puedo colgar tantas fotos”.

Aun así, casi cada rincón de su piso en la zona de Madre de Dios es un retablo de recuerdos y un museo de muchas épocas en cuya entrada hay un recibidor presidido por tres imágenes muy potentes: la de su boda, con 21 años; una foto con María de las Mercedes, madre del Rey emérito ya fallecida y “gran aficionada al flamenco”, en la que ésta le agarra con fuerza las manos después de cantarle María un fandango; y otra estampa con su padre, Manuel Vargas, “mi maestro”, junto a sus inseparables gallos en Sanlúcar. 

Allí nació esta mujer gitana en 1947, junto a la desembocadura del Guadalquivir, siete años antes de abrir la boca por primera vez, nueve años antes de cantar su primera saeta, y doce años antes de su revelación artística, ya en Jerez. Fue en un homenaje en el Teatro Villamarta a Manuel Torre y Javier Molina, organizado por la Cátedra de Flamencología —que la hizo catedrática con 15 años—, donde comenzó su precoz despegue hasta la cima más alta del arte jondo.

Era 1959 y mientras España vibraba con el estreno del primer serial radiofónico, Ama Rosa, en la noche negra del franquismo, y Fidel Castro proclamaba la revolución que no fue en Cuba, aquella niña cantaba por seguiriyas que ya se rompía. En todo caso, decir que María Vargas lleva más de sesenta años cantando sería inexacto. María Vargas canta desde que tiene uso de razón y se hizo cantaora profesional de adolescente, aunque en sus genes todo eso ya estaba escrito mucho antes.

El carné de artista profesional ante un jurado extraordinario

En el sevillano Patio Andaluz se sacó María su carné profesional de artista tras un riguroso examen ante un jurado que ya quisiera cualquier reality televisivo de hoy en día. Lo borroso de los años no le impide recordar que ante ella, “con calcetines, una niña”, estaban gigantes evaluadores de la talla de Mairena, Pastora, Talega y Pinto. Hizo siete u ocho cantes y lo logró. Con eso ya tenía pasaporte con Caracol, que quedó prendado de su genio cuando la vio en la Venta de Vargas con doce añitos, y acabó llamándola para llevársela a Los Canasteros. 

¿Popaíto, me llamará?”, preguntaba inquieta María a su padre. Manolo, que por aquel entonces triunfaba con La niña de fuego, se hizo de rogar, pero cumplió. Seguramente porque vio la veta dorada de esa portentosa garganta tan joven y antigua a la vez. En Los Canasteros empezó María ganando mil pesetas por noche, “un buen dinero, ¿no?”, bajo la férrea supervisión de su padre, “que no me quitaba ojo”. Hacía bien porque las noches eran muy largas y las fiestas y las recepciones se sucedían sin solución de continuidad. La gente de Hollywood andaba por España y el exotismo del cante gitano andaluz les enloquecía. María lo sabe porque se lo confesaba Yul Brynner o porque Ava Gardner la invitaba junto a su padre a alguna de las célebres fiestas en su casa con las que ardía Madrid. 

Un momento de la conversación de María Vargas con lavozdelsur.es FOTO: JUAN CARLOS TORO

María Vargas fue saltando de tablao en tablao, Los Canasteros, Las Brujas, Café de Chinitas…, hasta labrarse un hueco y un nombre y recorrer festivales y auditorios. Grabó más de una veintena de discos desde principios de los 60 con discográficas de peso como CBS y Virgin Records. Muchos de los cantes que registraba tenían letra del inmortal Antonio Gallardo y contaban con el toque de Manolo Sanlúcar, Melchor de Marchena, los Morao, Cepero o Paco de Lucía. Se hizo amiga de Lola Flores y Sarita Montiel, entre otros muchos artistas de una época dorada que no volverá.

Y luego, tras tanta agitación en tan pocos años, vino un receso. No le gusta llamarle “parón”, y ni mucho menos quiere que digamos que se apartó de los focos, “porque yo seguí con lo que me interesaba”. Pero, en todo caso, su tiempo pasó a estar centrado en la crianza de sus hijos más que a prodigarse por los escenarios. Se casó muy jovencita con su inseparable Sergio Santos, empresario y gran aficionado al cante, y hasta Paco Gento, entonces gran goleador del Real Madrid, asistió a su boda. Hasta en El Pardo tiene una foto saludándola Carmen Polo. "Yo no entiendo de política", zanja María Vargas.

El pasaporte, a los casi 73 años

Este 2020 cumplirá 73 años y le encanta la cocina. Tiene tres hijos y seis nietos. Sigue presumida, sigue con nervios en la barriga cuando sube al escenario o la entrevistan, “porque eso es ser profesional”, y sigue siendo pura dulzura cuando no canta. Cuando canta la boca no sabemos si le sabe a sangre, pero hay una amarga pena negra en su cante que solo debe venir de las pérdidas. Se canta lo que se pierde. Tras el receso, descanso o como quieran llamarle, el cante le ha dado una nueva oportunidad. Una segunda juventud superada la edad en la que el tiempo marca la retirada al común de los mortales. A esta mujer eterna, el tiempo le pide que, por ahora, siga haciendo rosquitos en sus ratos libres y abriéndose en canal en cada recital.

Entre los más diversos reconocimientos, en abril recogerá la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes —concedida en diciembre pasado—, y entre los cada vez más frecuentes bolos, anda desbordada. “Estoy a tope, hasta el pasaporte tengo que ir a sacarme”. Sesenta años después de su revelación, María cantará por primera vez en Estados Unidos. Será en el Festival de Miami este verano. Antes, en el XIV Festival de Jerez, ofrecerá un recital (2 de marzo) en la distancia corta del Palacio de Villavicencio. Si pueden, no se la pierdan. “De mi época quedaremos… yo me parece a mí que quedo yo sola, ¿no?”. Piensa… Silencio. No, no quedan muchas (ni muchos) como María Vargas. Historia viva del flamenco, otra de las reinas del cante gitano.

¿Qué sintió cuando le comunicaron que le otorgaban la Medalla de Oro de las Bellas Artes?

La verdad que me ha hecho muchísima ilusión. A lo largo de mi carrera me han dado bastantes premios, pero la verdad que no me esperaba que me dieran la Medalla y me ha hecho mucha ilusión.

¿De quién se acordó?

De mi padre, de mi marido… que hubieran disfrutado muchísimo… [Silencio] Mis hijos están locos de contentos, y el resto de mi familia y mis amigos...

Más de 60 años después de aquella revelación y de que Caracol se la llevara a Los Canasteros…

Ya hice mis bodas de oro en el cante. Empecé con nueve años cantando por saetas en mi pueblo y, a partir de ahí, empezaron a llamarme para ir a fiestas y eso. Luego, me vine para Jerez, donde fue mi lanzamiento artístico en el Teatro Villamarta. De allí, en una fiesta en la Venta de Vargas, me escuchó Caracol y me dijo que le había gustado mucho cómo cantaba, que iba a abrir un tablao y que me llamaría para la inauguración en Madrid. Yo me puse loca de contenta y se lo dije a mi padre, que no me dejaba ni a sol ni a sombra, venía conmigo a todos los sitios, y de ahí, como tardaba mucho en llamarme, yo le decía a mi padre popaíto, Caracol ya no se acuerda de lo que me ha dicho, ¿me va a llamar?… pero me llamó, la verdad que sí. Me llevó a Los Canasteros, grabé mis discos… y hasta hoy.

Yo empecé muy bien y no dejé de trabajar nunca hasta que yo lo decidí, hasta ese momento en el que dije que ahí descansaba un poquito

¿Cómo fue aquel salto?

Fueron años de gloria para mí. Madrid me ha dado muchísimo. Desde que me fui, con trece años, he estado hasta el año pasado.

¿Su padre estuvo a favor de esa carrera o en algún momento dudó?

Hombre, mi padre no me ha dejado en ningún momento sola, venía conmigo a todos los sitios. Mi padre ha sido mi maestro y claro que le gustaba.

Pero era otra época, y usted era muy joven y supongo que también había mucho machismo.

Te voy a decir una cosa, yo empecé muy bien y no dejé de trabajar nunca hasta que yo lo decidí, hasta ese momento en el que dije que ahí descansaba un poquito.

Retrato de la cantaora sanluqueña, en su casa de Jerez. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Nunca dejó de cantar, aunque se apartó.

No, nunca he dejado de cantar, pero ya me casé y con los niños, pues no es que me retirase y me apartara, pero dejé de tener tanta actividad de trabajo. Siempre he hecho cosas que me han interesado. Hice turnés por el extranjero, pero por Andalucía no venía tanto. Me retiré un poco, pero por mis hijos, que tenía que atenderlos.

Le he leído en alguna entrevista que también se había desilusionado un poco. ¿Por qué?

Bueno, no desilusionada, pero hubo un momento en el que los festivales eran sota, caballo y rey, y mi marido incluso fue el que me dijo: si no te encuentras a gusto, fuera. Veía que siempre iban los mismos a los festivales…

En el fondo, sigue siendo una queja generalizada a día de hoy de muchos artistas, ¿no?

Bueno, no lo sé, siempre hay algo de eso.

¿Qué cosas inolvidables conserva de aquella edad dorada del flamenco?

Uf, desde Los Canasteros y todas las figuras del flamenco y del cine que pasaban por allí, hasta todo lo demás. Es que lo recuerdo todo, son tantas cosas… con Lola, con todos…

He vivido la época dorada del flamenco y esa satisfacción la tengo. Había muy buenos artistas y mucho compañerismo

¿Cómo era la relación con Lola Flores?

Muy buena, buenísima. Era mi amiga, hemos trabajado juntas y era una relación muy buena. 

También con Pastora Pavón, La Niña de los Peines.

Con ella fue la primera vez que fui a Sevilla a cantar, que no fui con mi padre, sino que me llevó mi tío Paco y mi primo Lolichi. Mi tío Paco era muy amigo de Pastora y yo era muy niña, tendría unos diez u once añitos. Nos íbamos todas las noches al bar de La Campana y ella se sentaba con nosotros. Nos gustaba mucho el pescaíto frito y cuando ella llegaba le decía a mi tío: iAnda, chimenea negra (porque mi tío era muy moreno), vete por un pescaíto!, y allí echábamos muy buenos ratos. Luego trabajé en festivales con ella. Para mí era la reina.

¿Abrieron el camino de alguna manera?

Yo creo que todos los artistas tenemos un tiempo (ríe). O por la edad, o por el tiempo en sí. Lo que sí te puedo decir es que he vivido la época dorada del flamenco y esa satisfacción la tengo. Había muy buenos artistas y mucho compañerismo. En Los Canasteros estábamos todas las figuras: mi prima La Perla, Terremoto, Bambino, Sordera, Cepero… bueno, bueno… figúrate cómo era ese tablao. Allí iban los toreros, los artistas de cine… ahí estoy con Yul Brynner y con El Fugitivo —señalas las fotos—. Todas esas vivencias…

Esto es una cultura que no se puede perder y tiene que salir gente nueva que continue con el cante puro y el cante gitano, que es lo nuestro

¿Recuerda a Ava Gardner por allí? 

También. Fíjate que no tengo foto con ella, pero sí que he estado en la casa de Ava Gardner de fiesta. A mí me impactó mucho la fiesta en su casa porque no he visto una mujer más guapa que Ava Gardner sin gota de pintura, y esos ojos preciosos, guapísima, pero lo que me impactó es que en la casa no tenía luz, todo eran velas. Velas, velas… Cuando llegué con mi padre me dio impresión, pero bueno… tendría ella esa costumbre. Iba mucho a Los Canasteros, le gustaba mucho el flamenco. En su fiesta cantó mi padre.

¿Las fiestas flamencas se han perdido?

La fiesta se ha perdido, y eso era un aporta grande, no ya por la cuestión monetaria, sino por la vivencia de esos artistas. Yul Brynner iba a Las Brujas y daba una fiesta allí. A mi padre siempre lo cogía porque aunque nunca fue profesional, cantaba que no se podía aguantar. Esas vivencias te llenan incluso más que el dinero. Siendo jovencita, en esa época, pues eso para mí era…

Vargas posa junto a algunos de sus reconocimientos. FOTO: JUAN CARLOS TORO

¿De alguna manera su padre vio en usted la prolongación suya en los escenarios? ¿A qué se dedicaba él profesionalmente?

Mi padre preparaba gallos ingleses para exportarlos a América. Era un gallero extraordinario. Pero él cantaba porque toda mi familia era de cantaores. Mi tío bisabuelo era Tomás el Nitri (primera Llave de Oro del Cante), mi abuelo en la fragua, mi padre, los Félix Serrano de Sanlúcar, que también eran familia nuestra… pero artistas profesionales solo hemos salido mi sobrina Aurora Vargas y yo. También salió, pero muy poquito tiempo, mi prima Cristobalina Suárez. Las dos salimos en Rito y geografía del cante, pero ella no continuó.

¿No tiene la impresión de que antes lo de menos era ser artista, ahora importa más llegar casi que el flamenco, no?

Sí, bueno, a mí me hacía mucha ilusión ser artista, claro que sí, pero luego lo disfrutábamos con los compañeros. Terminábamos de cantar y nos reuníamos todos. Nos comíamos un pollito en una venta o después de trabajar nos íbamos juntos a escucharnos, a disfrutar unos de otros. Eso hoy se ha perdido. No creo que ya eso se dé. Eso de quedarse así para escucharse unos a otros, eso no lo veo ya. 

Todo está más profesionalizado, todo es más individual.

Sí, vamos, cantamos, y enseguida volvemos. Esa convivencia se ha perdido. Hoy es distinto y se ha evolucionado en muchas cosas. A mí me gustaba mucho la época de antes, aunque hoy estén saliendo también muy buenos cantaores. Esto es una cultura que no se puede perder y tiene que salir gente nueva que continue con el cante puro y el cante gitano, que es lo nuestro.

¿Te quieres creer que no puedo opinar de Rosalía porque es que no la he escuchado? Yo sin escuchar a una persona no opino

¿Es optimista en ese sentido?

Con las innovaciones ahora... entiendo que se puede innovar, se puede cambiar, pero un cante por seguiriyas es un cante por seguiriyas y un cante por soleá es un cante por soleá. Cada cante tiene ya hecho todo lo que tenía que hacerse. Si le metes cosas sin salirte del cante puro, pues lo acepto; de la otra forma, pues lo acepto igual, pero vamos que no va con mi forma de ser.

¿Rosalía es flamenco?

¿Te quieres creer que no puedo opinar de Rosalía porque es que no la he escuchado?

Pero habrá quien opine sin haberla escuchado, que eso también es un clásico.

Pues yo sin escuchar a una persona no opino. Cuando dices Rosalía, cuando ya he escuchado tanto, pues ni la pongo. Entonces, no puedo decir si me gusta o no me gusta, no opino nada y punto.

¿Usted, con todo este revuelo, ve que pueda ser similar este fenómeno tan controvertido a otros del pasado cuando surgieron artistas flamencos que no se comprendieron en su tiempo por la ortodoxia, como Camarón con La Leyenda del tiempo?

¿Quién Rosalía...? Yo creo que no, ¿eh? (Ríe) Para nada. Para nada.

Eso dicen también…

Eso es otra cosa. No la he escuchado, pero no creo que… Camarón… eso son palabras mayores.

¿La experiencia es un grado?

Claro que sí. 

¿Se siente diferente cuando canta ahora a cuando empezó?

Por supuesto que sí. Mi modo de sentir, de expresarme, los conocimientos… el dolor de haber pasado por pérdidas familiares hace que al cantar expreses lo que llevas dentro y, claro, pues a la hora de transmitir creo que al público le llega más. Empiezas con mucha voz, pero ahora lo que llevas agarrado dentro lo echas para afuera y lo transmites al que escucha.

Empiezas con mucha voz, pero ahora lo que llevas agarrado dentro lo echas para afuera y lo transmites al que escucha

El cante bueno, duele.

Sí, por supuesto. Por ejemplo, la seguiriya, que es uno de los cantes que a mí… dicen que soy una cantaora larga, pero me identifico mucho con la seguiriya porque es la que hacía mi padre. Tiene un sello de mi casa. No es que diga que son mejores que las de otros, pero son mías, y me siento muy a gusto cuando canto por seguiriyas. 

¿Por qué empezó a cantar?

Hombre, desde que tenía siete años ya cantaba por soleá y por seguiriyas. Mi padre me estaba cantando todos los días. Me gustaba. Desde un corral hasta llegar a casa se escuchaba la voz tan flamenca de mi padre. La pena es que no le pude dejar nada grabado. Tampoco había los medios que hay ahora. Pero vamos, su eco y su forma de cantar lo tengo por todos los sitios (se señala al corazón, a la cabeza, al pecho...).

Vargas junto a su amiga y especialista en flamenco Estela Zatania, tras la entrevista con este medio. FOTO: JUAN CARLOS TORO

El otro día leía a Sara Baras en una entrevista decir que si el flamenco no fuera español lo tendríamos en un altar.

Estoy de acuerdo con eso. A lo mejor en otros países lo valoran mucho más. Cuando hice una turné por Alemania con Paco de Lucía y Camarón, en esas salas de concierto enormes había un silencio escuchando… y luego te aplaudían a rabiar. Te ovacionaban. Era el modo de expresar lo que les gustaba aquello. Cuando he ido al extranjero he estado muy contenta. Yo en todos lados de todas formas me entrego, aunque me reviente. 

¿Cómo se prepara para sus recitales?

Pues no te creas que ensayo mucho. A lo mejor yo sola aquí hago un poquito de voz y dos días antes le digo al guitarrista, Miguel (Salado), vente un poquito aquí y vemos qué vamos a hacer… Preparándome sí, porque tengo que saber qué voy a cantar para que quede lo mejor que pueda quedar.

¿Le gustaría grabar algún disco como colofón de su carrera?

Me apetecería grabar uno en directo, fíjate. Una recopilación. Es muy difícil hacer grabaciones hoy en día, pero lo estoy intentando. Me apetecería hacerlo en este momento de mi carrera.

¿Cómo le gustaría que la recordasen?

Como artista y como persona. Como persona. 

¿Qué le dice su médico de estas nuevas giras?

A mí no me ha dicho . Si me dice que me queda poco tiempo… uy, con el miedo que me da a mí de la muerte (ríe). Toco madera. No me hago ilusiones de ser eterna; los años que me queden quiero aprovecharlos al máximo. 

¿Va a seguir en los escenarios hasta que el cuerpo aguante?

Por lo menos hasta que mi garganta me responda. Cuando mi garganta no me responda, una retirada a tiempo es una victoria. 

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<![CDATA["Todos podemos vivir juntos, felices y en paz"]]> /la-voz-seleccion/todos-podemos-vivir-juntos-felices-y-en-paz_19618_102.html Wed, 12 Feb 2020 20:32:14 +0100 /la-voz-seleccion/todos-podemos-vivir-juntos-felices-y-en-paz_19618_102.html Los hijos de Boulahi Ahmed reciben regalos de sus Majestades los Reyes Magos. “Si sacan buenas notas y se portan bien, así se esfuerzan. Hay que saber sacar lo positivo de todo”. Los miembros de esta familia residente en la zona Sur profesan el Islam lo que no impide que festejen la Navidad, cojan caramelos en la Cabalgata y disfruten de la Zambomba, fiesta típicamente jerezana que conmemora el nacimiento de Cristo. “Lo hacemos de forma laica, igual que mucha gente de aquí”, porque, defiende, “se puede convivir y, sobre todo, compartir las alegrías; nada es incompatible”, -repite como una letanía- , “a mí me respetan y yo respeto”. Sí, hace siglos Jerez fue frontera entre dos mundos distintos: el cristiano y el musulmán. Esa linde física y psicológica quedó diluida hace ya muchos años.

Ahmed tiene 46 años. Llegó a España hace más de dos décadas. Antes vivía en el campamento de refugiados de Dajla, una provincia del Sáhara, antigua colonia española. Al acabar el instituto en Argelia el Ministerio de Exteriores español le concedió una beca para fomentar el habla de la lengua española. Al instalarse aquí cursó los estudios de Empresariales en Sevilla. En la actualidad trabaja como traductor para la Policía, los Juzgados y la Guardia Civil mientras lo compagina con los estudios de Filología Árabe.

Hoy día residen en Jerez 15.000 inmigrantes de diferentes nacionalidades. Entre ellos no se encuentra Ahmed y sus hijos, ya que poseen la nacionalidad española con todas sus consecuencias, aunque sí se incluyen entre los 2.000 musulmanes que residen en Jerez y los 8.000 que hay en toda la provincia.

“Cuando una mujer lleva el pañuelo quiere decir que es musulmana, que tiene a quien la ama y que quiere que la respeten”

[caption id="" align="alignnone" width="2048"] “Cuando una mujer lleva el pañuelo quiere decir que es musulmana, que tiene a quien la ama y que quiere que la respeten”.[/caption]

En España conoció el amor y formó una familia. Su mujer, también saharaui, trabaja como auxiliar administrativa para el Ayuntamiento desde hace más de 15 años. Viste con la ropa occidental y la cabeza cubierta por el pañuelo como lo establece su religión. En este sentido Ahmed no lo duda, recalca que ella lo luce libremente. “Cuando una mujer lleva el pañuelo quiere decir que es musulmana, que tiene a quien la ama y que quiere que la respeten”. En su opinión, algunas mujeres van a veces “medio desnudas”, algo que después de más de 20 años en este país ya no le llama la atención, y por supuesto lo respeta, pero reitera: “La forma de vestir y la apariencia es la identidad de una persona, así la identifican”.Asegura que a sus hijos - el pequeño de diez años y la primogénita de doce- los educa exactamente igual: “Mi hija siempre va a ser para mi una niña, pero los trato de la misma forma. Un padre desea lo mejor para su hija, que triunfe, es lo que yo pienso, pero eso depende mucho del nivel cultural de los padres”, como suele suceder en el resto de la sociedad, independientemente del dios al que recen.

“Van al cine con sus amigos y luego comen en restaurantes de comida rápida o donde vayan los demás, por supuesto. ¿Cómo le vas a negar eso a tu hijo? Ellos ya elegirán cuando tengan edad”

En su tiempo libre Ahmed y su esposa disfrutan como una pareja más con diferentes amigos, sin tener en cuenta sus credos. Cuando salen son capaces de divertirse sin beber. Con una amplia sonrisa y las palmas de las manos mirando al cielo exclama: “Yo le digo a mis amigos: ustedes beben y yo cojo el coche. ¿Qué problema hay?”. También celebran el Ramadán y la Fiesta Grande del Cordero, las reuniones y bodas siguiendo los ritos del Islam, citas a las que invitan a las personas de su entorno. “Nos une mucho más de lo que nos separa”, remacha.

La familia Ahmed compra en las grandes tiendas de alimentación donde lo hace todo el mundo, también van al mercadillo de los lunes. Solo tienen cuidado con lo que comen cuando lo hacen en restaurantes. En cambio sus hijos gozan de plena libertad en ese sentido. “Van al cine con sus amigos, por ejemplo y luego comen en restaurantes de comida rápida o donde vayan los demás, por supuesto. ¿Cómo le vas a negar eso a tu hijo? Ellos ya elegirán cuando tengan edad”, manifiesta este padre de familia musulmán.

De su religión mantiene ritos y costumbres como el rezo cinco veces al día, asistir a la mezquita. Uno de los aspectos fundamentales del Islam que intenta cumplir a rajatabla es el respeto: “Respeto a uno mismo y a los demás aunque no te lleves bien con el vecino. Debes respetarle siempre si eres buen musulmán”.

Ahmed aporta su granito de arena para evitar la propagación de los prejuicios y las generalizaciones erróneas tanto de un lado como de otro. Durante un tiempo ha estado implicado de forma activa dando clase en el centro cívico de San Telmo, en la zona Sur, con el fin de mostrar a las nuevas generaciones que “todos podemos vivir juntos, felices y en paz”, afirma.

Afortunadamente, el paisaje urbano de la provincia de Cádiz está salpicado de mezquitas en localidades como Chiclana, Sanlúcar o Cádiz. Algunos musulmanes de la ciudad se decantan por estas otras para realizar sus rezos. Un jueves por la tarde, durante una visita a la Mezquita An-nur de Jerez se puede ver cómo rezan una decena de fieles del Islam. En la planta baja, los hombres; en la de arriba, las mujeres. El viernes es el día de mayor afluencia, asisten unas 150 personas según su imán, Ibrahim Elilo. Hasta aquí se desplaza Azeddine El Kammoun, natural de Tánger, de 37 años, casado con una vecina de La Barca donde tiene su hogar. Pisó suelo español en 2008, después de pasar un tiempo en Inglaterra. En su país, afirma, ha trabajado “de todo”. Vino en busca de un futuro mejor. Aquí conduce camiones. “Los sueldos son mejores y aquí se respetan más los derechos humanos”.

“Qué voy a querer para la tierra en la que vivo… Yo quiero lo mejor para España. Hay mucha corrupción; necesitamos un cambio, un nuevo horizonte”

Este tangerino prueba que los musulmanes, como los cristianos y el resto de la ciudad, son muy heterogéneos. Asiste a los rezos cuando puede y contrajo matrimonio con una cristiana practicante. “Me casé por la Iglesia porque yo aún no tenía papeles y por el juzgado tardaba mucho y a mi suegra también le hacía ilusión”. Elilo y su mujer van a esperar aún un tiempo antes de tener bebés porque les encanta viajar y en este momento no es la prioridad de ambos.

Una tímida marroquí, con 45 años, divorciada y vecina de la zona Sur, llegó a España a trabajar hace algo más de un lustro. Actualmente cuida a una señora mayor. Casualmente lleva la cabeza cubierta con un gorro de lana, pero a diferencia de la mujer de Boulahi Ahmed, no suele lucir el pañuelo. Pese a ello, admite orgullosa que es musulmana y reza cinco veces al día. Por lo demás sale con las mujeres de aquí y su vida es completamente “normal”. Tiene varias hermanas en Jerez y siempre que puede hace una escapada a Marruecos.

[caption id="" align="alignnone" width="2048"] Afortunadamente, el paisaje urbano de la provincia de Cádiz está salpicado de mezquitas en localidades como Chiclana, Sanlúcar o Cádiz.[/caption]

Ahmed y Elilo comparten con esta mujer marroquí algo más que la religión. Los tres tienen a sus padres y a la mayor parte de sus parientes en el otro lado del Estrecho. En el caso del saharaui, no lo duda, “si pudiese aportar algo a su tierra nativa, se iría”, subraya, “sólo si puedo aportar algo” porque sus hijos son completamente españoles y eso tira. Este musulmán además de ser español se siente español y pese a tener parte de su corazón en los campamentos de refugiados no lo duda: “Qué voy a querer para la tierra en la que vivo… Yo quiero lo mejor para España. Hay mucha corrupción; necesitamos un cambio, un nuevo horizonte”.

Según Boulahi Ahmed, jamás han tenido ningún problema relacionado con la religión más allá de alguna pintada en las paredes a la que no ha otorgado mayor importancia. Pero los más pequeños, son más vulnerables. “Mi hija llegó un día del colegio apenada. Le habían dicho que sus primos eran yihadistas y me preguntó: ¿papá dónde están esos primos? Los niños son una esponja”, cuenta. “Me gustaría que la gente no mezcle el Islam con la lacra del terrorismo; de tanto repetirse en los medios todo el mundo lo asocia”, este es el mayor deseo de Boulahi Ahmed.

'Cuasi' exclusivo para musulmanes

[caption id="" align="alignnone" width="2048"] En torno a 8.000 musulmanes residen en la provincia de Cádiz, de los cuales 2.000 se encuentran en Jerez.[/caption]

En la famosa Carnicería Halal compran la carne que consumen en casa los musulmanes de la ciudad y otros foráneos porque es la única de Jerez, como su nombre indica, con alimentos Halal, es decir, permitidos. El proveedor, un matadero ubicado en barrio Jarana – próximo a Puerto Real-  garantiza el sacrificio de los animales según la sharia, o ley islámica, dando muerte a los animales estando estos orientados hacia La Meca y decir en árabe: “En nombre de Dios”.

Este negocio ofrece productos típicos árabes: especias, dulces, infusiones… Todo sin ningún vestigio de cerdo ni de sus derivados, ni ningún producto Haram o prohibido. Creyentes, no creyentes, jerezanos de otras religiones y agnósticos, demanda los productos árabes (incluida la carne). Así lo señala uno de los empleados que atiende al público, quien también advierte de un aumento de la venta de estos productos muy en boga en los últimos años.

Desde 2001 Jerez también cuenta con un cementerio municipal musulmán, una pequeña parcela de 322 metros cuadrados dentro del cementerio católico, solicitado por el colectivo islámico. La tradición dicta, entre otras cosas, que el cuerpo sea lavado y sometido a abluciones, y después enterrado de lado, orientado hacia La Meca y en contacto directo con la tierra, aunque han incorporado los féretros.

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<![CDATA[Todos quieren a 'don Zanahorio' en Lomopardo]]> /la-voz-seleccion/todos-quieren-a-don-zanahorio-en-la-escuela-rural-de-lomopardo_155250_102.html Fri, 07 Feb 2020 21:14:54 +0100 /la-voz-seleccion/todos-quieren-a-don-zanahorio-en-la-escuela-rural-de-lomopardo_155250_102.html En unas hileras perfectamente alineadas hay sembrados ajos morados de la Vega de Granada. Ese pedazo de tierra, con la verde ribera del Guadalete como telón de fondo y bajo un sol cegador y casi primaveral, enseña a los escolares matemáticas, naturales, historia, geografía y otras muchas asignaturas que solo puede enseñar un huerto. Con su tez tostada y sus ojos turquesa, con sabiduría en cada arruga y en cada callo en sus manos, Paco Lara Barba (Jerez, 64 años) es el encargado desde hace dos años de mantener un pequeño vergel que preside don Zanahorio, un personaje al que Paco no quiere que los niños llamen espantapájaro o muñeco. Porque no lo es.

No quiere porque don Zanahorio bien podría ser su alter ego, un hombre de campo que apenas tuvo oportunidad de ir a la escuela, pero que acumula litros y litros de cultura en la sangre. “A veces, al principio, no se le ha entendido, pero él lo que dice lo demuestra y lo hace; si no, no lo hace”. “Trabajo y respeto, eso me enseñaron mis padres”, espeta con los ojos encogidos, defendiendo que uno puede ser creyente “de todos los dioses”. Siempre sentando cátedra sin querer, siempre hablando con retranca o como con una especie de clave oculta que solo desentraña el que muestra verdadero interés. Como la tierra, como las raíces.

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“Esto está riquísimo, ¿te acuerdas de Charlie Chaplin?”, cuenta mientras se come una capuchina, "una especie de rábano más suave”. Con esa flor comestible habla a los niños de la Cartuja y de cómo llegaron las monjas clarisas capuchinas de Belén al monasterio jerezano, a apenas unos metros de donde nos encontramos. Hablamos de niños porque Paco es conserje de la escuela rural de Lomopardo, junto al cerro de la Cabeza del Real, donde se supone que el caballero xerezano Diego Fernández Herrera dio muerte al príncipe moro Abu-Malik. “Hay muchas versiones y muchos historiadores para esa historia”, indica Paco, dejando entrever que la historia oficial siempre la escriben los vencedores, pero que igual o más importante es la historia, las causas y el contexto de los vencidos.

Desde el colegio, uno de esos centros de los Pactos de la Moncloa que se construyó a principios de los 80, se divisa una barriada rural jerezana con algo más de 300 habitantes que, como todas en estos tiempos, vive entre la deserción de los jóvenes en busca de salidas laborales y las dificultades socioeconómicas de quienes resisten. Este hombre que se ha criado en el campo, que lleva trabajando desde los once años y que ahora se jubila, ha acabado sus últimos años de vida laboral —al menos, la que consta en los documentos oficiales— como portero en centros públicos del municipio.

Emilio Arquero, en el patio del cole, atendiendo a lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA

Desde principios de los años 80 ha estado trabajando en el Ayuntamiento de Jerez, “entraba, salía… pero también estuve siempre en el campo, en cosas de hostelería, en la Expo 92…”. “Esto para don Zanahorio es como el curioso caso de Benjamin Button, ahora resulta que ha acabado yendo a la escuela a la vejez”, ironiza Lara, siempre poniéndose por delante el escudo del personaje que ha creado, igual que alumbra el mosto en los albores del invierno o pisa la uva en el final del verano.

“Alguno pensó que esto sería un castigo y lo que hicieron fue premiarme”, confiesa, al tiempo que nos presenta al limpia cristales que acaba de llegar al colegio o bromea con los encargados de uno de los pocos comedores escolares autogestionados del municipio. A los pies de don Zanahorio los niños tienen una cesta con verduras que han ido cultivando ellos mismos y tienen libros que van desde el Quijote, libro de cabecera de este hombre de campo nacido en la Plazuela pero criado en la barriada rural de Las Tablas, hasta el ratoncito Pérez del jerezano Luis Coloma, pasando por Desde el almíjar, un vocabulario vitícola del Marco de Jerez escrito por el jornalero Manuel Morales Godínez.

Junto a la pista de futbito del colegio, ahora en calma porque los 92 alumnos del centro (procedentes de Lomopardo y de otras barriadas y núcleo rurales próximos como La Corta, Los Albarizones o Las Pachecas) están en clase, Paco tiene también un tren del vino hecho de materiales reciclados. Emula el antiguo tren carreta o tren de las viñas que antiguamente unía Jerez con Sanlúcar. La locomotora es una bota con una canilla. Cerca, hay una réplica del Circuito de Jerez, “ese del que todo el mundo hablaba mal y del que ahora todo el mundo habla bien”. Hay, en fin, historia del entorno, contacto con la tierra, cultura a borbotones y memoria histórica. Y un continuo aprender. "Yo aprendo todos los días de los niños", admite Paco.

Lara explica matemáticas, historia o geografía en el huerto escolar. FOTO: MANU GARCÍA

Aquí no vamos a hablar de políticos, ni de pines parentales porque aquí no dedican demasiado tiempo a hablar de banalidades. Acaba de acercarse Emilio Arquero, director del colegio, motrileño, aunque jerezano de adopción, y nos cuenta que el proyecto educativo de su centro es “abierto, buscando el aprendizaje a través de áreas transversales: la igualdad, la educación hacia la paz, trabajamos los contenidos relacionados con los hábitos de vida saludable…”. Le gusta tanto su escuela rural que, aun viviendo en el núcleo urbano, tiene aquí matriculado a su hijo: “Esto es otra historia, es muy enriquecedor”. La complicidad con la quincena de docentes del centro es similar a la que tiene con los encargados del comedor, que “interactúan mucho con los alumnos —hace poco elaboraron entre todos galletas por el día de la paz—“, o con el propio Paco/don Zanahorio.

"Esto es otra historia, muy enriquecedor", confiesa el director del centro, que tiene a su hijo matriculado en el cole

El comedor y el huerto escolar son claves en el proyecto de este centro ejemplar en el que su comunidad educativa entiende su trabajo allí como “un lujo”, reconoce Arquero. “La ratio por aula es muy baja, en Infantil son diez alumnos y eso es un lujo para los docentes y para los niños y niñas, es un trabajo más individualizado y el trabajo por proyecto es más enriquecedor”, explica. Hay colegios rurales en España que tienen mejores índices en las evaluaciones de PISA que centros finlandeses o alemanes. No es broma. “La atención tan individualizada que se lleva a cabo con estos alumnos y la fuente que representa el centro para cubrir las carencias formativas y culturales del ámbito familiar es decisiva; y en todos los ámbitos de la vida, no solo en el aspecto educativo”.

Miguel Ángel Franco, jefe de cocina de la escuela de Lomopardo, con su espectacular guiso del día. FOTO: MANU GARCÍA

Los niños y las niñas acaban de bajar al comedor, totalmente alejado de lo ultraprocesado, “todo real foodie”. Miguel Ángel Franco y su equipo no solo le han preparado un potaje de garbanzos con verdura (tienen menús distintos durante 35 días seguidos, afirman orgullosos) y jamón cocido con juliana de verduras (de postre, cuatro días a la semana fruta y un día, lácteos), sino que “los mayores mañana se van de excursión al Pinsapar, en Grazalema, y ya les tenemos preparados sus filetes de pollo empanado para sus bocadillos”. Allí todos se conocen. Hasta los cocineros saben cómo respira cada chiquillo. “¿Ves aquel? Es Mateo, es el number one en el comedor, se lo come todo en dos minutos y le gusta todo”.

'Don Zanahorio', un referente para el alumnado. FOTO: MANU GARCÍA

“Aquí los niños viven a otro ritmo, están más vinculados a la tierra, tienen mucha relación con animales, con la naturaleza… y las familias depositan mucha confianza en nosotros”, asegura el director del centro, que va a cumplir 29 años en la docencia y dos años dirigiendo la escuela de Lomopardo. Los mismos que lleva Paco Lara y su don Zanahorio en Lompardo. Ambos, el hombre y su personaje, prometen seguir viniendo a menudo a la barriada rural, pese a la jubilación. Y prometen seguir enseñando como si no enseñaran y, sobre todo, animando a leer. “Es importante que siempre nos vean con un libro en la mano”, asegura el conserje, que insiste en trasladar a los pequeños que “la lectura te da la opción de elegir a quién te crees”.

Él cree en muchas cosas, siempre que sean auténticas. Nos enseña un enorme símbolo de la paz con piedras en cuyos huecos hay sembradas verduras. Hay papas, pimientos, tomates, maíz, alcauciles romanos… todo tiene un significado y todo sirve para hablar de la historia y de otras muchas asignaturas. “Los niños están locos con las actividades que propone el señor Lara, este es su medio y tanto él, que cayó aquí de pie, como los niños se sienten como en casa”, sostiene el director. Don Zanahorio, que acepta las críticas constructivas, que enseña a los niños los nombres de las hierbas, y que “es un peón que ha aprendido de sus oficiales y de su gente”, se ha puesto corbata y se ha arreglado porque “es un honor que vengáis a contar lo que hace”. Pero advierte Paco, emocionado: “Y eso que a él no le gustan mucho las ropas oficiales; son casi siempre de mala calidad y él es un tío de campo”.

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<![CDATA["El drag es un acto político; nadie nos tiene que decir cómo comportamos en base a nuestro género"]]> /la-voz-seleccion/drag-queen-lgtbi-jerez-festival-acto-politico_154568_102.html Mon, 03 Feb 2020 20:38:47 +0100 /la-voz-seleccion/drag-queen-lgtbi-jerez-festival-acto-politico_154568_102.html Con cuatro años, cuando veía a Rocío Jurado, Lola Flores o a María Isabel en televisión, salía corriendo en busca de una peineta y las imitaba. Juan José Torres, entonces, se rebautizó a sí mismo como Jota, su alter ego artístico que muchos años después es una de las drag queen que forman parte de las Queen Yeyes, una banda LGTBI que participa en el I Festival Drag Sherry Queens celebrado en Jerez. Viendo a Lady Gaga se abrió ante Jota un mundo de posibilidades. “La escuché con ocho años y le pedí a mi padre su disco: la vi con el flequillo rubio, gafas de pincho y unas latas en la cabeza… y cogí la fregona, me puse latas y la imitaba”, rememora. Su estilo, cuenta, es el “menos femenino” de las participantes en el festival.

Con David Bowie como otro de sus referentes, Jota apuesta por un estilo andrógino, “lejos del típico estereotipo del travesti”. “Estábamos acostumbrados a los rockeros típicos, como los Ramones, y llega Bowie con plataformas, tacones, lentejuelas, pelucas…”, narra. Él se define así: “A mi padre le gusta el rock y a mi madre la Pantoja y Lola Flores, lo juntas y salgo yo”, dice entre risas. Cuando actúa como drag queen, con las Queens Yeyes, no interpreta un personaje. “Yo siempre he sido así”, señala. “Jota no es un personaje, soy yo, pero es cierto que hay cosas que puedo hacer con las Queens Yeyes que no puedo hacer como Juan José”.

A su compañero Daniel Lagos, como Deena Citrón, lo conoció durante la celebración del Orgullo LGTBI de Jerez. “Me gustaba lo que hacía y le pregunté si se hacía una foto conmigo”, relata Jota. Daniel Lagos, con pocos años, se ponía la ropa de su abuela y se travestió por primera vez con 16 años. Tres antes ya había salido del armario. “Con once años tuve claro que era gay”, señala, pero luego tuvo problemas de identidad sexual y sufrió disforia de género, es decir, se identificaba con el sexo opuesto —fruto de una crisis que suele surgir en situaciones de ansiedad o irritabilidad—. “Como todo el mundo me preguntaba si era una mujer, me empecé a plantear mucho mi identidad de género y no terminaba de encontrar mi lugar dentro del colectivo LGTBI”, explica.

 

Las drag, preparándose en camerino antes de su actuación. FOTO: MANU GARCÍA

Deena y Jota son solo dos de las drag queen que participan en el I Festival Drag Sherry Queens, junto a las Queens Yeyes, Nair Franks, Shaniqua La Santa y Mary Conazo, un evento que apoya la delegación de Juventud del Ayuntamiento de Jerez, y las asociaciones Jerelesgay, Amare (Puerto Real) y Libres (El Puerto), La Faraona, y La Librería. “Me siento muy contenta de poder colaborar con esta iniciativa, promovida por nuestra juventud, y que trata de dar visibilidad a un tema que es importante que se reconozca, se respete su espacio, que puedan expresarse libremente, y que sientan a este Ayuntamiento como cercano”, decía la delegada Ana Hérica Ramos durante la presentación del festival.

“Hay que sacar de su contexto el mundo drag, siempre se hacen estos espectáculos en salas de ambiente, por eso es tan importante este tipo de festivales”, señala Jota, para poder “abrirnos a un público diferente”. Deena Citrón aporta que “es un orgullo y un honor” participar en este festival, “porque el colectivo LGTBI no tiene la visibilidad que debería y si hablamos de travestismo y el colectivo trans… ni te cuento. Tenemos mucha ilusión, en Jerez no se hacen cosas así todos los días”. Shaniqua, durante la presentación, agregó que “el drag está estereotipado de una forma negativa, y este festival nos va a permitir mostrar qué es el drag, que está a pie de calle y puede llegar a todo el mundo”.

Daniel Lagos y Juan José Torres, tras la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA

Dani Lagos considera que “el drag es un acto político, una manera de decir que el género es un constructo social, que es performativo, y que nadie nos tiene que decir cómo comportarnos en base a nuestro género, a nuestra sexualidad, o a nuestro sexo biológico”. Para él, “el drag es arte con un mensaje: el hecho de que un hombre lleve tacones o una mujer una barba postiza es un acto político en sí”. Deena Citrón, cuenta, “no es un personaje que haya creado, es una parte de mí a la que como hombre no puedo dejar salir”.

En esencia, Dani y Deena son la misma persona, “aunque hay cosas que como Dani las puedo hacer y como Deena no y al contrario”. El transformismo, de momento, es un hobbie, ya que se está preparando las oposiciones para profesor de Secundaria, y no sabe si dentro de unos años podrá seguir ejerciendo como drag. “Ahora mismo me lo estoy pasando muy bien y simplemente estoy aprovechando el momento”. Pero, ¿cómo define a su alter ego? “No sé cómo me las apaño pero siempre acabo en bragas, no sé si eso lo define”, dice entre risas. “Es una persona muy refinada, una señora”, añade Jota. “Una folclórica”, remata Deena.

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Juan José, que suele transformarse en Jota casi todos los fines de semana, está cursando bachillerato de Artes Plásticas en la Escuela de Arte de Jerez, recibe clases en una academia de Artes Escénicas, también clases de canto y hace teatro. “Todo forma parte del drag”, dice. Él, que cada día es “un poquito más travesti”, asegura, también ha vivido malos momentos por los intolerantes con los que se ha encontrado a lo largo de su vida. “Después de actuar en Feria hubo uno que venía detrás mía con una navaja y me decía que me quería matar”, recuerda. “Obviamente molesta, pero estoy tan acostumbrado que desistes de explicarle nada a gente así, no lo entienden, viven en una cueva”.

Por estas cosas, añade Jota, “hay que seguir yendo a manifestaciones, a los Orgullos… para que la gente se vaya concienciando”. Su compañera Deena la completa: “La homofobia en realidad es el miedo que tienen muchos hombres a que los traten como ellos tratan a las mujeres, porque la homofobia parte del machismo”. Deena Citrón considera que “parte de culpa la tiene el colectivo LGTBI, porque se ha normalizado que los hombres deban ser masculinos, ser y vestir de una determinada manera”. Y aclara: “El hecho de que un hombre sea masculino no es malo, el problema es que estés en contra de lo que no sea como tú entiendes la vida”.

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<![CDATA[Vivir en un colegio: así es el día a día de uno de los últimos porteros que reside en un centro educativo]]> /la-voz-seleccion/vivir-en-un-colegio-asi-es-el-dia-a-dia-de-uno-de-los-ultimos-porteros-que-reside-en-un-centro-educativo_153949_102.html Fri, 31 Jan 2020 08:29:12 +0100 /la-voz-seleccion/vivir-en-un-colegio-asi-es-el-dia-a-dia-de-uno-de-los-ultimos-porteros-que-reside-en-un-centro-educativo_153949_102.html Javier Gómez lleva toda la vida en el colegio. Y no tiene nada que ver con sus notas. A sus 51 años, prácticamente nació en uno de ellos. Y hasta que se jubile, continuará en esta situación. Es como un docente y sabe más del mundo de la educación que muchos titulados en Magisterio que apenas han pisado un aula más que cuando han sido ellos mismos alumnos, aunque lo niegue y explique que jamás se metería en cómo hay que hacerlo dentro del aula. Ni mucho menos sería Ministro de Educación, dice. No ofrece ideas de cómo tienen que hacerse las cosas, aunque da la impresión de que, por dentro, sabe mucho. Porque Javier Gómez es uno de los últimos porteros residentes en colegios. En Jerez se cuentan con los dedos de una mano.

Su padre también era portero de colegio. Entró en el Ayuntamiento a trabajar hace 30 años, y en cuanto vio la oportunidad, quiso dedicarse a la misma profesión que su padre. Hoy en día, en los colegios quedan cada vez menos. Es la dirección de cada centro la que debe decidir qué hacer con las instalaciones de vivienda que van quedando. En muchos, la dirección prefiere ceder los espacios a las Ampas, o dedicarlas a otras cuestiones. En La Unión, donde reside y trabaja Javier desde hace "5 o 6 años", prefirieron mantener esta figura. "Sí, se están perdiendo los porteros como yo", expresa. Su casa, desde dentro, sencilla, tranquila... Nadie diría dónde se ubica.

Javier, durante su jornada a las puertas del colegio. FOTO: MANU GARCÍA

Caminando por La Unión uno comprueba cómo conoce por su nombre, prácticamente, a los 800 alumnos. Es profe de ninguno pero conocido por todos. "Cuando no te das cuenta, uno que acababa de entrar en el parvulario va ya por sexto de Primarias, y dices, ¿cómo va a ser?". Son 800 niños con sus historias, sus padres, sus madres, tíos, tías y abuelos. "A mí los que nunca me han dado un problema son los niños", viene a decir Javier.

La primera función de Javier es abrir las puertas del colegio, a las nueve menos cuarto de la mañana. Insiste en que "jamás, jamás he llegado tarde, ni un solo día... He podido faltar a lo mejor por temas familiares, tema de males, pero muy poco". Después, se tiene que hacer cargo de todo lo relacionado con las instalaciones, que son su competencia, porque son competencia municipal. Limpia los patios, planta arbolitos con ayuda de los niños dentro de sus tareas académicas, está pendiente de que no queden restos de bocatas en el patio... No es vigilante, pero, a fin de cuentas, lo ve todo.

Durante el recreo, unos niños se acercan a Javier. "Mira", le dicen. Llevan unos petos azules. Son como una 'policía de la limpieza', una manera de concienciar a los peques de la sostenibilidad y el reciclaje. Miran a Javier con ganas de aprobación. Javier les responde positivamente y continúan con su labor.

Javier, en plena faena. FOTO: MANU GARCÍA

Otra de las funciones de mantenimiento implican el arreglo de cosillas, diríamos, sencillas. Grifos, persianas, pomos... Si se estropea algo, claro, está Javier. Y si pasan cosas más graves, claro, todo no lo puede. "La directora cuando entré quiso tener a alguien aquí viviendo para tener esto vigilado, para que todo funcionara".

Preguntado sobre si en los veranos echa de menos el ajetreo de los niños, es realista (seámoslo todos), dice que no. "Se vive muy tranquilo". Tiene su mes de vacaciones, como cualquier trabajador municipal. Y un mes lo dedica a preparar todo para el nuevo curso. "Hay gente que lee el Marca", sugiere Javier. Él no. "A mí me gusta este trabajo".

Su padre, sin embargo, no vivió bien la jubilación. Como en muchos casos, el retiro suele tener sus problemáticas. Javier espera no vivirlas. "Yo ya lo he hablado con mi mujer siempre, que cuando me jubile, alquilaremos, porque comprar no he comprado casa aparte, y quiero que sea una casita a ras del suelo, no un piso. Mi padre se metió en un piso y eso no...".

Aparte de algún repartidor confundido, el hecho de vivir en un colegio nunca le ha causado ningún problema. "Sí que viene gente que sabes que estás aquí cuando está el colegio cerrado y te pide por favor entrar para recoger algo que es muy importante que se le haya olvidado. Pero eso no pasa nada...". Por no tener, no tiene ni anécdotas con sus hijos, o las parejas de sus hijos. Tan normal. Cuando trabajaba en el Nebrija (ubicado en La Granja), "tenía a mis hijos allí y yo, todos los días, hacía que entraran y salieran por la misma puerta que el resto de compañeros... Yo nunca he querido que fuera de otra manera. Sí que algún día se han podido despertar y les he dicho 'venga, bájate conmigo', pero no...". No seguirán, en principio, su estela. Son futbolistas. Los dos. Uno, jugando en Ibiza; el otro, en el Xerez DFC, en la cantera. Sí es cierto, como le pasa a muchos padres-profes, que tenía a mano a su prole. "A lo mejor de entrar en una clase y que te diga una profesora: "Javier, éste está hoy simpático". Había que tener cuidado. Porque Javi no regaña. Pero papá sí.

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<![CDATA["El éxito es subirte al escenario y que te quieran"]]> /la-voz-seleccion/el-exito-es-subirte-al-escenario-y-que-te-quieran_15586_102.html Sun, 26 Jan 2020 10:37:23 +0100 /la-voz-seleccion/el-exito-es-subirte-al-escenario-y-que-te-quieran_15586_102.html "Será una fiesta para celebrar la permanencia, como el Cádiz en el fútbol". El músico y compositor Javier Ruibal (El Puerto, 15-M de 1955) nos abre las puertas de su casa a escasas semanas para la celebración de sus 35 años de carrera artística. Un evento que, durante cuatro días de septiembre (10, 11, 12 y 13), se desplegará en diferentes espacios de Cádiz, y donde "evidentemente van a venir muchos amigos, artistas muy señeros". Un vaquero, una camisa azul oscura casi negra y una de la docena de sus inseparables gorras visten al trovador portuense. Un mito para muchos, un artista de esos que llaman de culto. Entre bolo y bolo veraniego, ha compuesto la música de La asamblea de las mujeres, de Aristófanes, cuyo estreno ha tenido lugar en el Festival de Teatro de Mérida, y el tema central de Lejos del mar, la última película de Imanol Uribe.

Infatigable a sus 60 tacos, con la misma humildad de los comienzos, con el sentido crítico de lo que le rodea intacto, el músico se siente un privilegiado: "Puedo permitirme el lujo de estar en uno de los oficios más bellos del mundo; es un regalo que me ha hecho el destino y la vida". Con diez discos a sus espaldas e incontables colaboraciones y giras, sus versos ahora también fluyen libres por las redes sociales, aunque comprimidos en 140 caracteres. Usuario habitual pero crítico con el empleo que a veces se les da a plataformas con Facebook y Twitter: "Asomarse a Internet es asomarse a la vía láctea, es un disparate. Todo se publica y nada es contrastable salvo que te encargues de ello. Somos carne de tergiversación". Hay dos guitarras al fondo del salón; un enorme cartel de la primera Bienal de Flamenco de Sevilla; un piano de pared; La razón del populismo, de Ernesto Laclau, sobre una mesita baja... Todo salpicado de imborrables recuerdos. Es media mañana. Conversamos con el maestro Ruibal.

Tres décadas y media de carrera después, ¿sabe ya quién es Javier Ruibal?

Eso quisiera yo (ríe)... Qué va. Artísticamente, mi primer planteamiento era parecerme a los grandes del rock de mi época, que eran Jimi Hendrix, Eric Clapton y esta gente. Después uno madura y empieza a entender que las músicas también pueden llevar unas letras, unos textos, unas ideas y unos pensamientos con los que creces. Y aparecen los cantautores, por ejemplo Serrat, que fue el que más me influyó, e indudablemente a toda mi generación. Entonces empecé a tomar la idea de que quería hacer canciones. En ese momento también empecé a tratar de entender lo que decía Bob Dylan y lo que decían otros en inglés, que para mí era un wachu wachu que acompañaba a unas canciones que me servían para arrimarme a las chavalas bailando en los guateques. Después ocurrió el fenómeno Paco de Lucía-Camarón que, a su vez fue Lole y Manuel, Enrique Morente…

Un montón de aportaciones a la música popular que tenían que ver con mis raíces naturales y ahí decidí volver a ellas con mucha precaución y con todo el respeto que supone un arte como el flamenco y sus aledaños, que son muchos. En esa búsqueda empecé y ahí estoy todavía. Creo que con el tiempo uno consigue un poquito más de madurez en el oficio y logra tirar para adelante. Ahora he conseguido escribir algunas canciones que hace años no me las imaginaba y las músicas de esas canciones, las melodías, los arreglos y las letras, bajo mi criterio, están mucho mejor que las anteriores. El público decidirá otra cosa aunque creo que a todos los artistas nos pasa eso, con el tiempo vamos mejorando. Ahora bien, ¿llegar a enterarse de quién es uno...? Creo que el artista nunca dice ya sé lo que quiero, sino más bien, ya sé lo que busco.

"¿Llegar a enterarse de quién es uno...? Creo que el artista nunca dice ya sé lo que quiero, sino más bien, ya sé lo que busco".

¿Hay algo de eterna insatisfacción?

Otro momento de la entrevista. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Más bien, tienes que estar vigilante contra la propia copia y la reiteración de lo que uno ya ha hecho y se lo han aplaudido. No es una canción, son todas las canciones y todo el proceso lo que te tiene que dar el sosiego de decir: vamos bien. Es un ir caminando y hay rachas en las que estás más insatisfecho porque la imaginación no te da para mucho más de lo cotidiano. El mero hecho de sentarse a escribir y componer ya es un estado de gracia estupendo. El artista es el primer gozador de lo que hace y luego el público es el que lo asume o no. En todo caso, somos unos privilegiados, echados al monte y haciendo lo que nos da la gana.

Como dicen los flamencos: hay que rebuscarse.

Claro, querer algo más. Y ese querer algo más va relacionado con un esfuerzo de trabajo añadido. Esto no deja de ser un trabajo. A las musas hay que ligárselas, hay que estar con ganas de que aparezcan, no vale cualquier idea que se te ocurra, hay que desarrollarla. Unas se quedan, otras se caen por el camino y otras vuelven más tarde. Pero es una cuestión de trabajo fundamentalmente.

"Jimi Hendrix me encantaba pero llegó Paco y me abrió una puerta que la música de Hendrix no me la podía abrir; y era igual de moderna, electrizante y maravillosa".

¿Hasta qué punto le influyó en su primera etapa la dupla Paco-Camarón y trabajos tan rupturistas como La leyenda del tiempo?

Me marcó el tándem Camarón-Paco de los primeros discos haciendo flamenco, flamenco, porque eran muy espectaculares y al mismo tiempo muy puros y exuberantes. Luego aquel acontecimiento de ellos, La leyenda del tiempo, fue un poco más liviano que lo que arrancaba en los discos que producía el padre de Paco y que los hacía trabajar como lo hacían Los Beatles en el estudio, que no salían hasta que sacaban algo notable para la historia. Me influyeron mucho más en esa época. La Leyenda... me gustó mucho porque se daba la libertad de trabajar con muchos músicos de otras disciplinas y me sirvió para pensar que si juntaba Roma con Santiago nadie me lo iba a censurar siempre que lo hiciese a favor de la obra. Ellos dos solitos eran tremendos y después todo lo que vino era de esperar, fascinante y maravilloso. Aun  lo que me enganchó fue aquello del principio. Yo escuchaba cantaores por seguiriyas muy reconcentrados, con tono bronco y voces afillás, y aparecía de pronto Camarón que era un malabarista, jugaba con la voz con otro colorido, con otras resonancias… Y Paco era un guitarrista modernísimo sin faltar al canon del que había estudiado, sin faltar a lo que era el flamenco, y de pronto lo hacía crecer de una manera… Jimi Hendrix me encantaba pero llegó Paco y me abrió una puerta que la música de Hendrix no me la podía abrir; y era igual de moderna, electrizante y maravillosa.

El duende: "Es una excitación maravillosa que te sorprende cuando ocurre porque no es frecuente y la felicidad puede parecerse bastante a eso".

¿Usted ha conocido el duende?

De pronto, cuando estás viendo a otros artistas actuar, hay noches en las que sientes que algo medianamente mágico está ocurriendo. Cuando estás componiendo y escribiendo, hay un momento en el que el duende o las musas te rodean de una energía especial que está relacionada con lo que acabas de encontrar, con una secuencia armónica o con unos versos. Es una excitación maravillosa que te sorprende cuando ocurre porque no es frecuente y la felicidad puede parecerse bastante a eso. El duende es magia, algo imprevisible que ocurre y te ilumina. Cuando quiera que ocurre, me ocurre componiendo y escribiendo.

Nos decía Agujetas en una entrevista que el duende es como ese coco con los que se asusta a los niños pequeños, una gran mentira.

(Ríe) A veces también es verdad que esperar demasiado el momento mágico te puede convertir en un duendeadicto. Tampoco es eso. Suele venir de forma azarosa, y también es verdad que al principio aparece más por el pulso de la juventud y luego ocurre porque ya tienes más conciencia de lo que haces y sabes qué verso y qué música están más cercanos a la belleza que otros. Ahora lo conoces, al principio era la excitación de eso de qué grande es ser joven, que dirían los Beatles.

En su música, ¿qué ha sido más importante el compromiso, la estética o la libertad?

De todo un poco. Al final estamos haciendo una cosa que no se sale de la vida que nos rodea a todos. Uno no puede pensar que la gente lo va a mirar como si fuera un ídolo o un extraterrestre. Eres uno más entre todos y el que se piense que es divino porque está haciendo una cosa tan hermosa como el arte está equivocado. Es un compendio de todo: tengo que intentar fascinarme a mí, que fascine a los demás lo que hago, que tenga relación con lo que he oído, he leído y he aprendido, teniendo conciencia de lo que es el acervo cultural o la tradición literaria y artística.

Todos esos factores están, no es un flash imprevisible, tiene su por qué y su para qué. Si se habla de sentimientos humanos como el amor, que es la gran preocupación que tenemos todos, querer y que nos quieran, no se deben decir banalidades. Y si Lope ya había escrito grandiosos versos sobre el amor, tienes que intentar que no se pierda el hilo que te une a ti con aquello. Evidentemente entre uno y otro hay una diferencia de estatura a su favor impresionante pero hay que ser consciente de que el hilo continúa y formas parte de una tradición. Y si hablas de dolores, asperezas e injusticias de la vida, tienes que intentar que se sepa que eres una persona comprometida con los débiles aunque que no dejas de ser un artista. Y entonces debes huir lo más posible de la frase hecha, de la consigna por sí misma o de la propuesta panfletaria.

Los comienzos en la Transición: "Pude escribir en plena libertad, sin tener que hipotecar un verso ni que mis canciones hablaran de eso".

En gran medida, usted ha huido durante su carrera de los clichés que podrían identificar al cantautor al uso, como el de la reivindicación. O al menos de cierta definición que en el imaginario colectivo rodea a esta figura.

Sí, sí, con el tiempo eso se fue perdiendo pero es verdad que hubo una época, por la falta de libertad, de respeto, por la indefensión que había, que los cantautores cantaban eso. Yo no empecé a componer y a grabar en ese momento, empecé realmente en el 76, viviendo en Barcelona, no había llegado la democracia más avanzada pero había muerto el dictador y ya podíamos decir de todo. Sentía que decir cosas a favor de la libertad y todo eso, aunque formaba parte de mi deseo personal, suponía ser un impostor. No me podía poner a decir cosas que no habían salido de mi sentimentalidad o de mi propia experiencia. Estudiaba Medicina en Cádiz y tuve relación con gente que estaba en la lucha por la democracia y la libertad, aunque los procesos vienen cuando te vienen y me vino un poco después. Pude escribir en plena libertad, sin tener que hipotecar un verso ni que mis canciones hablaran de eso. En todo caso, he huido más de ello porque creo que el discurso reivindicativo a veces merma un poco el objeto artístico. Una consigna puede tener mucho impacto y mover muchos corazones pero a mí no me interesa la agitación por la agitación. Me interesa que el que reciba un verso, si contiene ideas políticas, que en mis canciones las hay, las perciba de forma artística y que siempre prevalezca esta intención. En el arte siempre se lee entre líneas y eso es mejor que decir abiertamente una idea.

"Una consigna puede tener mucho impacto y mover muchos corazones pero a mí no me interesa la agitación por la agitación".

Movimientos sociales tan importantes como el 15M o las mareas no han estado acompañados por una banda sonora de una manera tan clara como si lo estuvo la Transición, ¿por qué cree que ha sido así?

Ruibal y su colección de gorras. FOTO: J. C. TORO

Probablemente no les ha hecho falta. En realidad, las canciones en tiempos de la dictadura iban por delante de la gente para aliviarla de una falta de inercia reivindicativa. Ahora es la gente la que reivindica y las canciones están ahí detrás, cada uno que se ponga lo que quiera en los auriculares. Una de las cosas que tienen los movimientos a raíz del 15M es que se parte de una madurez importante; incluso de gente que ha madurado políticamente con este proceso. Es mucho más importante que un We shall overcome de Joan Báez, en aquellos tiempos de los movimientos contra la guerra de Vietnam. No ha sido necesario ese movimiento artístico. Quizás sí me consta un movimiento más de artes plásticas para, por ejemplo, la campaña de Carmena en Madrid. Lo que sí creo es que lo asambleario también tiene algo de creación porque todo el mundo puede hablar y opinar, y hay que ir discutiendo, elaborando y rechazando ideas de forma dinámica. No hay púlpito y eso no deja de ser un acontecimiento cultural, donde reside la belleza de la creación: barajarse con todas las ideas y sacar de ahí un fruto.

¿Ha perdido la capacidad de sorpresa con los años?

No sé qué decirte… No por haber pasado por un mismo caminillo cree uno que lo conoce, siempre aparecen matices. El que he ido cambiando un poco he sido yo, que tiene otro sosiego, que ha visto muchos fuegos artificiales para saber cuando éstos lo son o son realmente una explosión cósmica... Algo en el cielo está pasando. Perder la capacidad de sorpresa es lo peor que le puede pasar a alguien, pero sí es verdad que mi emotividad no tiene la pujanza de la adolescencia o de mis 20 años. Lo que noto que me sorprende cada vez menos de lo que va ocurriendo es lo artístico, lo musical. Tuve la buena o la mala suerte que de toda la información de la revolución musical que ocurrió entre los 60 y 70 lo que ha ido viniendo es una reiteración de eso mismo. Los Beatles, en cuanto al pop y al rock, lo dejaron absolutamente todo hecho, juntaron todo, tocaron todos los palos, hicieron hasta las canciones más tendenciosamente bobas con otras canciones maravillosas. Es difícil dar un salto sobre eso y muy pocos artistas lo han hecho. La mayoría por culpa del negocio hacen recreaciones. No ha aparecido algo que digas: ¡Dios mío! Algo bueno que sí ha habido es que la gente ha vuelto a sus raíces. Una música moderna con raíces. Cada uno a su modo, en los Balcanes, en la India o aquí con el flamenco. En lo tocante a la música pop y rock, eso está prácticamente igual porque pesa mucho la losa de aquellos cuatro. Del baúl de las ideas arrasaron con todo. Sigo oyendo a los Beatles con una predilección que me sigue motivando como al principio. Hay gente que no les da importancia; yo creo que en cuanto al hecho artístico son incuestionables.

"Perder la capacidad de sorpresa es lo peor que le puede pasar a alguien, pero sí es verdad que mi emotividad no tiene la pujanza de la adolescencia o de mis 20 años".

¿Le han propuesto alguna vez que vendiera su alma al diablo?

No, no. Por un lado he tenido la suerte de que me han dejado solito, no han intentado soliviantarme, en el sentido de que quisieran hacer de mi trabajo algo más trascendental de lo que en realidad es, buscando una fama a costa de lo que sea. A mí sinceramente no me lo han propuesto. Si el diablo me ha tentado, me ha tentado a mí directamente y cuando he visto que algo está quedando así demasiado superficial pues no lo he terminado. No ha faltado quien me diga ‘y por qué no si hiciste la rumba del Ay pelao…’ Ya he hecho una. Cuando el cuerpo me pida rumbita, haré otra. El camino no puede estar en una sola de las opciones musicales que propones. Me gustaría que mi música llegara a más gente por el placer de que llegara a más gente, pero no me solivianta. No me han propuesto ni que me cambie de rollo ni nada, pero por otra parte también me han dejado ahí tirado. Nadie, salvo algunos periodistas especializados y el público que me ha ido descubriendo canción a canción, ha hecho nada por mi música y eso también hace que lleguemos hasta aquí, celebremos la permanencia y piense que no estoy solo. Estoy acompañado por un montón de gente que donde vas te espera y recibe tus discos con ilusión; y va a tus conciertos con una emotividad idéntica a la que tendría con cualquier otro artista de muchísima fama. El éxito es subirte al escenario y que te quieran. Esto ha sido un camino en solitario que tiene sus virtudes, en el sentido de que te concede muchísima libertad, intentando entroncarte con la buena literatura, la buena poesía y la buena música. Yo doy hasta donde doy, mi deseo es ese; y el mero hecho de intentarlo ha hecho que mejore el resultado y eso es lo que me importa.

¿Le habría gustado en algún momento de gozar de mayor repercusión, más fama...?

Esto es un tránsito, cada vez lo percibo más con los años. La vida en general es un tránsito…

¿Qué le dice la vida a los 60?

Pues que estamos de paso. Últimamente me escribo versos a mí mismo que comparto con la gente en las redes. Concentro una idea en unos pocos caracteres, y hace poco escribí: estás de paso, nada es triunfo, nada es fracaso. Eso es lo que hay que percibir. El triunfo y el fracaso son dos sensaciones que uno alimenta en su cabeza y en su alma, si existe el alma, que no lo sé. No hay que soliviantarse, es cuestión de nadar y guardar la ropa.

Uno de esos últimos tuits suyos: Todos quieren hacer caja / se vende al peso el talento / la honra está de rebaja.

Sí, sí (ríe)… Veo que estás pendiente. Claro, es que todo se ha llevado a traducirse en dinero. De los individuos talentosos que puedan aportarnos cosas para todos se va buscando lo más liviano, lo menos profundo, hay una cierta mala intención de dejar al público en una cosa parvularia. No quieren un público que cada vez quiera más y mejor, sino que consuma eso, y lo consuma durante algún tiempo. En la literatura de hoy hay tres o cuatro escritores destacados que son muy buenos y luego se saca cualquier chabacanería solo porque hay gente que la va a comprar.

La era del márketing y las novedades.

Es el imperio del dinero, el dinero por el dinero. Yo he pagado todas mis cuentas y he podido incluso ayudar a terceros a que peguen un acelerón en sus carreras artísticas. La creatividad no te la va a proporcionar tener a miles y miles de personas que estén pendientes de ti, a lo mejor eso te sobrecoge.

"Desde luego si tus versos y tu música se sostienen por sí solos, date con un canto en los dientes. Eso es lo ideal".

Al final la clave siempre es el público, ¿no?

El músico portuense apunta unas notas con su guitarra. FOTO: J. C. TORO

Sí, claro, es que en realidad el proceso se da. Evidentemente si en algo uno ha echado en falta un poquito de más repercusión ha sido a la hora de poder poner en pie otras cosas, espectáculos más diferentes... Mi compañía ahora soy yo y lo que tengo es lo que yo pongo en pie. Tampoco te creas que he tenido la cabeza llena de ideas, no es mi caso, he ido haciendo en función de la repercusión y el público que tengo, y ya está. El que tiene una idea y la quiere hacer no hace falta que tenga detrás un gran respaldo económico, pero sí es verdad que el que lo tiene puede hacer las cosas de otra manera. Desde luego si tus versos y tu música se sostienen por sí solos, date con un canto en los dientes. Eso es lo ideal.

¿Y dónde queda la Cultura, la han enterrado ya…?

¿Me lo preguntas porque tú lo notas? (Ríe) Es que la cultura no es el pan imprescindible para vivir, no lo consideran así. Es un desperdicio. A la gente solo se le alimenta el ego y el estómago. Es una estafa. La Cultura debe orientarse a proporcionar al individuo estados de felicidad que estén relacionados con su discernimiento, sea artístico o no lo sea. Incluso la conciencia sobre la ecología. ¿Por qué no se fomenta cuando es esencial? Machacamos el medio y nuestro alimento está ahí, pero eso no interesa. Interesa el dinero; y si el dinero arrasa con el Amazonas, da igual. El incremento de la riqueza y el abuso de la acumulación de ésta por parte de unos cuantos es totalmente contracultural e inhumano, va negándonos y quitando más terreno a la supervivencia de la especie. El egoísmo va a acabar con todo. Una Cultura, por supuesto, relacionada con Educación. Tiene que haber un entrenamiento previo para la cultura y es formativo y educativo. Este último gobierno ya vemos lo que ha hecho: arrasar con todo. Por ejemplo, quitando la música de todos los tramos educativos. Es imperdonable, una sinvergonzonería.

¿Hay algo de vendetta contra los titiriteros con sinsentidos como la subida del 8 al 21% del IVA cultural?

El problema es que son incultos. Tienen miedo a que la gente piense y conozca. Son reaccionarios, tremendamente. Hay otros países donde hay gente conservadora y, en cambio, las cuestiones cultural y educativa son cosas que quedan al margen de las ideas, del concepto de Estado personal o de si se quiere que la empresa pública deje de serlo. Por supuesto que siempre habrá una educación privada, pero es la idea de arrebatarle cada vez más terreno a lo público y a que la gente pueda mejorar su vida y sus capacidades laborales. No les interesa, siguen considerando que todo eso es cuestión de élites y de privilegios. Cuántos millones de euros se creen que caben en un ataúd. Ninguno de esos canallas lo piensa. Todos con una codicia imparable que si no fuera en detrimento de la mayoría me daría igual. Hínchese a acumular millones pero no lo haga a costa de la salud y de la vida de los demás. No nos machaque.

¿Han desahuciado al dueño de la Pensión Triana? ¿Cómo le ha tratado la crisis?

(Ríe) La Pensión Triana ha sido tratada maravillosamente. Porque está en la memoria colectiva. Nunca existió hasta que la gente la eligió como un lugar en el que ocurrían cosas que les conmovían. Es el prodigio de la creación. Sigue igual, con los mismos desconchones que tenía entonces, y se sostiene. Y el patrón, el que la lleva, pues digamos que ha asociado que la vida es igual que cuando no teníamos nada, cuando escasamente nos alcanzaba para comprar tabaco y unas cuerdas de la guitarra. Prefiero sentirme en ese estado de cosas por más que suba a escenarios magníficos. No soy mejor que aquel que penaba por conseguir una canción nueva en la Pensión Triana.

"Lo de la Ley Mordaza es algo transitorio que terminará derogándose porque incluso desde Naciones Unidas y tribunales internacionales han dicho que es ilegal".

¿Se va a dejar amordazar? ¿Hacia dónde se dirige este país con leyes como la llamada Mordaza?

Este país ya no se va a dirigir hacia eso porque lo primero que va a ocurrir, espero que en muy breve tiempo, es que esa Ley Mordaza va a ser derogada, y se va a revertir a lo público casi todo lo que se pueda recuperar. Eso lo sabe todo el mundo. Esta gentuza llegó y se creyó que esto era su cortijo y que iba a poder hacer lo que le diera la gana. Si un día les rodearon el Congreso, la gente dijo: ahora vamos a entrar. Y eso es lo que va a pasar. Con tanto hostigamiento han conseguido lo que se merecen, que se vayan a la calle y que empiecen otra vez. Nunca empezarán desde cero porque tienen mucho dinero y mucha influencia, pero los apaleados se van a meter ahora hasta la cocina del Congreso y eso me provoca mucha esperanza. Lo de la Ley Mordaza es algo transitorio que terminará derogándose porque incluso desde Naciones Unidas y tribunales internacionales han dicho que es ilegal.

"No soy mejor que aquel que penaba por conseguir una canción nueva en la Pensión Triana".

¿Cree que la estrategia creciente del miedo puede mermar las posibilidades de fuerzas políticas emergentes como Podemos?

Ese criterio se ejerce sistemáticamente. Cuando un partido gobierna, lo primero que hace cuando ve que se tambalea por su praxis política errónea o por algo que se le ha venido encima imprevisiblemente es decir: pues como vengan los otros... No hay tantas diferencias entre los dos partidos mayoritarios, hay unas cuantas leyes de progreso, pero luego al final todos rinden pleitesía a la banca y al eufemismo ese del accionista. Eso tiene que acabarse, tiene que haber una tercera vía. Va a costar muchos disgustos que eso ocurra, aunque es un proceso que se acaba de abrir y va a venir por sus pasos. Lo del miedo, pues eso lo hacen todos, incluso contra el partido opositor que sabe que te puede relevar en el gobierno. Prefiero las leyes de progreso del PSOE, los vote yo o no los vote, las prefiero pero me parecen absolutamente insuficientes y es de una precariedad que dice poco de la inteligencia y de la formación que una izquierda que accede al poder debe tener. Otro de los procesos que debe ocurrir es que la mera militancia no sirva de garantía en los partidos políticos.

Acabar con los políticos profesionales.

Si me he preparado y lo merezco, vale. Lo que pasa es que luego te dan una concejalía porque tienes 30 años y llevas desde los 18 pegando carteles. El que está dentro ha demostrado que tiene esas ideas y que las defiende, pero si el erudito de fuera puede hacer una gestión para todos, pues se ficha. El tipo que sabe es el que tiene que estar ahí, como los consejos de ancianos que había en tiempos tribales. Hay un montón de cosas que tienen que cambiar y no hay miedo ante eso, los partidos necesariamente van a mejorar por esta inercia de los acontecimientos.

 "La corrupción es una basura social; de toda la basura que genera la existencia del ser humano una de ellas es la corrupción y de momento no es reciclable".

¿España será Venezuela si Podemos toca poder?

Hay una parte autoritaria en Venezuela pero también hay un desabastecimiento que está provocado por los sectores económicos y poderosos para que caiga eso. España no es Venezuela, y estamos en Europa. Si se vislumbrara que algo así puede venir, mi voto iría a parar espirales de autoritarismo. De momento lo único que se está haciendo es intentar fiscalizar desde dentro del Congreso lo que está pasando allí. No me interesa esa política endogámica, el secreto de Estado es lo más canalla que puede tener una democracia. Salvo en casos de Defensa, todo lo demás tiene que estar a cara descubierta. Si llegan al poder y lo ejercen de forma autoritaria, mañana por la mañana estaremos en la puerta del Congreso para rodearlos igual que hicieron ellos. No tengo miedo ninguno, las cosas catastróficas solo las vaticinan aquellos que tienen el culo pegado al asiento del poder.

¿Qué título le pondría a la cantinela diaria de la corrupción?

Es que la corrupción no necesita canción que cree conciencia. Hay que ir a los tribunales y rellenar una denuncia contra el corrupto si se tiene conocimiento directo de ello. Es tan penoso y bochornoso. Sobre todo porque hay una estrategia de crear e inventarse un lugar desde el que sacar rentabilidad sin estar en ese libre mercado que ellos mismos cacarean. Busca que te recompensen tu trabajo fuera de la política, vete a la realidad de la competencia y de tenerte que buscar la vida para obtener las ganancias que te mantengan. Con tal de no entrar ahí, se es capaz de untar o de ser untado por terceros. La corrupción es una basura social; de toda la basura que genera la existencia del ser humano una de ellas es la corrupción y de momento no es reciclable.

Volvamos al plano personal con un tópico: ¿son Javi y Lucía sus dos mejores composiciones?

Retrato de Ruibal. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Es una frase hecha pero es verdad. Son una sorpresa...

¿Qué siente al verlos en el escenario, por ejemplo, en Casa Ruibal, donde comparten espectáculo?

Siento muchas cosas simultáneas. Por un lado, una excitación de que como son muy buenos profesionales en lo suyo, lo hacen muy bien, y sé que el resultado no se cae. No está hecho por un mero ejercicio de voluntarismo y de ganas sino que el espectáculo se sostiene. Eso, cuando trabajan conmigo. Al mismo tiempo, me provocan una emoción que tengo que dominar porque a veces me puede; me tengo que controlar porque se me hace un nudo en la garganta, pero me encanta verlos sobre todo cuando están trabajando por su cuenta. Es una sorpresa porque realmente a estos niños no se les puso en el camino de que fueran artistas, su vida no fue diseñada por sus padres, fue una elección de ellos totalmente libre. Quisieron estar en eso, lo eligieron y ya está. Lucía empezó jugando, yendo con cuatro añitos a una escuela de Danza, y luego siguió y siguió, hizo el conservatorio, hizo el Superior de Flamenco, y ahí ha hecho su carrera. Y Javi (batería y percusionista del grupo Glazz) lo mismo. Sé que cuesta creer que cuando hay un padre artista los hijos no hayan sido inducidos por el padre. No lo hemos hecho tan mal en el sentido de que ha sido una elección de ellos, y a su madre y a mí eso nos conmueve porque no están haciendo algo oportunista sino que se han echado encima un trabajo que requiere esfuerzo y estudio. Se les ha inculcado el deseo de no mentir por encima de todo. Cuando se suben a un escenario no hay triquiñuelas ni bajas intenciones. Eso como padre me da satisfacción.

 Sobre sus hijos Javi y Lucía: "Han llegado a subirse al escenario habiendo estudiado férreamente lo que tenían que saber para subirse al escenario, y yo he sido autodidacta".

¿Qué te enseñan?

Me gusta la tenacidad que tienen. Han estudiado mucho más a fondo lo que hacen que yo. Han llegado a subirse al escenario habiendo estudiado férreamente lo que tenían que saber, y yo he sido autodidacta. Me eché al monte un día, baje del monte con una cancioncita y unas maneras, y con eso me he buscado la vida. Luego con el tiempo he ido estudiando un poco más, he leído, me he propuesto hacer las cosas mejor… Ellos ya han ido más preparados.

El pellizco no se aprende, no todo es la técnica...

Claro, por supuesto. No todo es preparación. Es tener la suerte de ir acertando en una de cada tres cosas que te planteas. El esfuerzo merece la pena. Me sorprende de ellos la dedicación y que saben bastante mejor que yo en qué consisten los mimbres de su felicidad y su alegría. Yo me fui dando cuenta con el tiempo.

Hace poco recibió el mazazo de la muerte de su amigo Javier Krahe, ¿qué es lo que más le llegaba del maestro?

Lo que más me llegaba de él era su inteligencia incuestionable, su altura de miras en cuanto a lo que escribía y componía. Él sí que realmente era un tipo muy responsable con lo que escribía porque se había leído a todos los clásicos y los sentía vigilantes por encima de su hombro. Eso es una de las cosas que con el tiempo un poco yo también he ido incorporando: si alguien que para mí es un Dios me oye algo, no quiero recibir una colleja. Él estaba en otra dimensión. Una de las cosas que más agradezco fue el cariño con el que siempre me trató. No mostraba con euforia sus afectos, pero permanecía en ellos y siempre veías que estaba ahí. Estábamos en dos órbitas diferentes en cuanto a mundos creativos pero él me alentaba mucho. Me decía que quería que le sorprendieran y que yo siempre lo hacía; y eso me llena de satisfacción.

Sobre Javier Krahe: "Estábamos en dos órbitas diferentes en cuanto a mundos creativos pero él me alentaba mucho".

¿Alguna curiosidad, alguna vivencia, anécdota?

Mucha gente no lo sabe pero él era un grandísimo aficionado al flamenco, tenía una relación tan especial que unos días antes de irse, en Zahara, en el patio de su casa, escuchó música flamenca por una ventana y dijo esto sí que es lo que me hace vibrar, y se dio una pataíta. Es algo muy curioso que poca gente sabe de él. A él, que se suponía que era tan analítico, no se entiende cómo podía excitarle algo tan incontrolable como son las pasiones en el flamenco. Tenía una excelente relación con Morente, y admiraba mucho a grandes guitarristas…

¿Qué otros artistas con los que ha tenido contacto le han dejado huella?

Lo que espero siempre de los artistas es que se la jueguen, que cada vez intenten hacer diferente y que sorprendan y me desconcierten. He conocido a muchos artistas que son así. Tengo muchos artistas que admiro. De los que he tenido relación, por ejemplo, Morente, con el que tenía una relación cómplice pero intermitente; el propio Krahe… He tenido la suerte de que a quienes he admirado mucho me han dado siempre un abrazo artístico grande, como Paco. Y luego he tenido relaciones más personales con Martirio, Carmen París… Carmen es un alter ego, juega con todo, pone sobre la mesa todo lo que tiene y algo saldrá. Tiene un compromiso estético y yo también tengo un compromiso con la belleza. Si no hago algo que irradie belleza, ya sea por la música, los arreglos, la idea o el texto, a mí no me conmueve, por lo que creo que no va a conmover a los demás. Me dejo a muchos en el tintero, pero sorprendentes de verdad de mi círculo de artistas inmediatos, esas dos mujeres. Y luego también está Jonathan Pocoví, que no conoce casi nadie, pero que hace unas cosas realmente bellas; goza de una frescura y una liviandad que no pretende trascender y que al final lo consigue.

En otoño vuelve a Latinoamérica. ¿Qué le dicen los ojos de la gente allí que no le dicen los de aquí?

Una de las cosas fundamentales es la predisposición a que lo que les llevas les toque el alma. Van a escucharte en un estado de gracia que no es el nuestro. Aquí estamos más maleados. Ellos tienen todavía una mirada y unos oídos de niños que son maravillosos. Dan mucha importancia al hecho artístico. Cuando en Latinoamérica alguien te llama maestro no lo usa así porque sí. Lo dicen con toda la consideración, no van a verte como el que va a oír a un gurú, pero sí con una predilección y una devoción muy grande. La educación y el comportamiento social es muy diferente, la gente es exquisita en su lenguaje y en su manera de tratarte. Una de las cosas más bellas de Latinoamérica es que conservan todo aquello que fuimos y que perdimos. Y lo hacen en un estado de precariedad económica que, en términos medios, nosotros superamos. Subimos un escalón en cuanto al confort pero hemos perdido eso, una mezcla de inocencia y candidez, un estado de pureza. No te dicen ‘eres un monstruo, qué grande eres’, sino ‘maestro, tal verso me ha conmovido especialmente’… Es algo muy rico, hay una calidez en el abrazo que aquí hemos ido perdiendo.

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<![CDATA[Salarte, al rescate de los tesoros salineros de la Bahía de Cádiz]]> /la-voz-seleccion/salarte-al-rescate-de-los-tesoros-salineros-de-la-bahia-de-cadiz_152601_102.html Fri, 24 Jan 2020 06:37:41 +0100 /la-voz-seleccion/salarte-al-rescate-de-los-tesoros-salineros-de-la-bahia-de-cadiz_152601_102.html Hace ya nada menos que ocho años, un grupo de mentes inquietas y concienciadas con el medio ambiente, lanzaron un SOS para alertar sobre el estado de abandono y deterioro progresivo en el que se encontraban las antiguas salinas y marismas salineras del Parque Natural de la Bahía de Cádiz.

Algunas habían degenerado hasta el punto de convertirse en un vertedero. Es el caso de la antigua salina San José, hoy en vías de recuperación, donde el reconocido chef Ángel León (socio fundador de Salarte) decidió atracar su barco y ubicar en su molino de mareas el laureado restaurante Aponiente que luce tres estrellas Michelin.

Hoy la antigua salina de San José es un paraje natural recuperado donde se pueden avistar centenares de aves, un paraíso para los amantes de la naturaleza y la ornitología. Pero su aspecto actual, aunque aún no está recuperada al cien por cien, no siempre fue así y todo esto ha sido posible gracias a los miembros de Salarte, una organización sin ánimo de lucro creada bajo el epígrafe de fondo para la recuperación de la marisma salinera de la Bahía de Cádiz.

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“Salarte es el fruto de una situación dramática en la que se encuentran las salinas artesanales, ya no solo en la Bahía de Cádiz sino en toda España”. Son palabras de Juan Martín Bermúdez, socio fundador de Salarte, esta iniciativa puesta en marcha por profesionales que van desde periodistas hasta cocineros pasando por arqueólogos, arquitectos, historiadores o ambientólogos que, “tras aprender la realidad de la Bahía de Cádiz, de sus salinas y de la importancia que ha tenido a lo largo de la historia, decidimos dar un paso al frente, tras organizar dos ferias internacionales de la sal en Los Toruños en los años 2007 y 2009, y fundar una asociación con el fin de recuperar salinas abandonadas y marismas mareales que puedan ser gestionadas, bien como reservas naturales, o para la implantación de nuevas empresas”.

“Nuestro papel es ponernos las botas de agua, coger los prismáticos y meternos en el fango de la marisma para restaurar estos tesoros que hicieron a mano nuestros antepasados con sangre, sudor y lágrimas. Es una auténtica vergüenza que, teniendo el récord de Europa en desempleo, un tesoro natural, histórico y medioambiental como las salinas artesanales y las marismas salineras estén en el estado en el que se encuentran”, sentencia Juan Martín.

Juan Martín: "Nuestro papel es ponernos las botas de agua, coger los prismáticos y meternos en el fango". FOTO: MANU GARCÍA

La explotación de las salinas artesanales está muy desarrollada actualmente en otras zonas como en Portugal, Francia o en las islas Baleares aquí en España. Hasta los años 70, la Bahía de Cádiz contaba con unas 160 salinas en activo. A día de hoy tan solo quedan cuatro salinas artesanales y unas 5.300 hectáreas de antiguas salinas que se encuentran en desuso. También existen algunas salinas industriales o mecanizadas, como La Tapa, Santa María o Cetina, que siguen desarrollando “una actividad económica fundamental en el siglo XXI ya que la sal tiene un total de 13.000 aplicaciones en el mundo actual”, asegura el que fuera uno de los fundadores de Salarte.

“Siempre nos hemos puesto a disposición de las administraciones públicas y también de la sociedad en general, porque lo que queremos es demostrar que no se necesitan grandes capitales ni grandes patrimonios para gestionar la marisma, sino que hay que incorporar al salinero, al mariscador y a esas personas que tienen los conocimientos heredados de siglos de historia para gestionar estos recursos”.

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“Tampoco pretendemos volver a poner en marcha las 160 salinas, primero porque sería inviable, por otro lado, también causarían un importante impacto ambiental, pero sí existen algunas que aún se pueden reconvertir para desarrollar actividades de acuicultura, tanto para la cría de peces como para el cultivo de algas. De hecho, ya se ha puesto en marcha una empresa dedicada al cultivo de estas plantas marinas, Suralgas, que comercializa especies autóctonas de la Bahía de Cádiz”.

Pero las salinas de la Bahía de Cádiz también se pueden aprovechar como atractivo turístico medioambiental. “Actualmente el 40% de las camas hoteleras con las que cuenta la provincia de Cádiz se encuentran cerradas en estos meses de invierno. Ya que siempre se habla de la desestacionalización del turismo, no se me ocurre una alternativa mejor que el turismo de naturaleza del mismo modo que se aprovecha el turismo enológico o patrimonial”, asegura Juan Martín.

La periodista Mara Escassi, también socia fundadora de Salarte, explica que “podemos ofrecer experiencias turísticas exclusivas, un ejemplo de ello es una asesora del gobierno de Obama, de Estados Unidos, que vino con su marido a un estero de Puerto Real expresamente para conocer la marisma y para conocer cómo se trabaja en una salina. También conocemos casos en los que han venido parejas de viaje de novios a vivir una experiencia en las marismas de Trebujena. Hablamos de recursos que están ahí y que solo hay que saber aprovecharlos. Además, nos encontramos en un momento en el que el mundo quiere volver atrás, volver a pisar la tierra y preocuparse por la sostenibilidad”.

Juan Martín y Mara Escassi en la salina San José de El Puerto de Santa María. FOTO: MANU GARCÍA.

En este sentido, la idea es promover la implantación de diferentes actividades económicas sostenibles en torno a la riqueza medioambiental e histórica de la Bahía de Cádiz que, quizá de manera independiente no serían tan rentables, pero sumándose entre todas, conformarían una realidad muy distinta a la que se vive hoy en este parque natural.

Bajo esta premisa se ha puesto en marcha el proyecto internacional MedArtSal para la gestión sostenible de salinas artesanales del Mediterráneo en países como Libia, Túnez, Italia y España. Sus principales promotores han sido la Universidad de Cádiz, Salarte y la Junta de Andalucía que participan como entidades asociadas.

Hablamos de actividades como la producción de algas, de sal artesanal, actividades de acuicultura, turismo ornitológico, turismo de experiencias en la naturaleza o turismo educativo con centros escolares por nombrar algunos ejemplos.

En cuanto a la recuperación ambiental de las antiguas salinas, Salarte ha intervenido, por el momento, en la recuperación de la salina de San José, en El Puerto de Santa María, y en las salinas de La Covacha, El Consulado, La Esperanza, Valvanera y Molineta, estas últimas en el término municipal de Puerto Real.

Lo cierto es que, en los últimos años, Salarte ha conseguido poner sobre la mesa el debate sobre la recuperación de estos recursos que existen en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz y cada vez se habla más de su importancia, tanto medioambiental como histórica, y las posibilidades para poder hacer de ellos una fuente de riqueza para la provincia de Cádiz. Hoy se habla de la flor de sal, de la sal artesanal como producto gourmet, se están poniendo en valor los pescados de estero y los despesques más allá de nuestras fronteras, hoy podemos encontrar la salicornia en muchos platos de restaurantes de la provincia, hoy podemos comer plancton extraído del agua de las marismas salineras… Todo ello gracias a este grupo de curiosos que, en su día, miraron al Parque Natural de la Bahía de Cádiz y decidieron ponerse manos a la obra para frenar su deterioro.

Por todo ello, desde Salarte animan a otras entidades, a autónomos y a pequeñas empresas a que también pongan sus ojos en la marisma y lo conciban como un territorio vivo aún por descubrir.

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<![CDATA[Un sanluqueño de 66 años cambia el ladrillo por la apicultura para sobrevivir a la crisis]]> /la-voz-seleccion/un-sanluqueno-de-66-anos-cambia-el-ladrillo-por-la-apicultura-para-sobrevivir-a-la-crisis_152028_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:36:28 +0100 /la-voz-seleccion/un-sanluqueno-de-66-anos-cambia-el-ladrillo-por-la-apicultura-para-sobrevivir-a-la-crisis_152028_102.html Ricardo Sánchez, a sus 66 años, es un profesional totalmente reinventado que ha estado toda su vida dedicado a la construcción, sin embargo, como consecuencia de la crisis económica, ha pasado de ser contratista de obra a apicultor artesanal.

“Hace ya un tiempo, compré un libro sobre apicultura, me lo leí y me gustó mucho, tanto que me lo leí varias veces, y cada vez que las cosas iban mal en la empresa en la que trabajaba, me acordaba del libro que tanto me gustaba, y pensaba en dedicarme a la apicultura, pero entonces, cuando el trabajo en el sector de la construcción iba bien, las dos cosas a la vez no se podían hacer. Fue en el año 2007, cuando comenzó la crisis económica en España, cuando me puse a fabricar colmenas, que las he hecho yo casi todas, y poco a poco me fui haciendo con enjambres de abejas. Finalmente, la empresa constructora se fue a pique y tanto yo como mis hijos, que también trabajaban en ella, nos vimos obligados a cambiar de oficio”, explica Ricardo a lavozdelsur.es.

“A mis hijos también les gustaba este tema por lo que decidimos montar nuestra propia empresa de apicultura artesanal y fabricación de miel en la que, a día de hoy, trabajamos todos los miembros de la familia”.

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Así nació empresa familiar Miel Doña Ana, que lleva el nombre de la esposa de Ricardo, Ana Ruiz, uno de los pilares fundamentales del negocio ya que ella es la que se encarga del tema comercial y de repartir la miel por los diferentes puntos de venta. "Aquí todos los días hay trabajo que hacer, un día toca envasado, otro limpiar los cuadros… pero lo hacemos entre todos los miembros de la familia".

Ricardo Sánchez y Ana Ruiz, artífices de Miel Doña Ana.

Ricardo es quien suele estar más tiempo en el campo con las colmenas, cuidando a las abejas para que crezcan y se reproduzcan sanas y den buena miel. Algunas de sus colmenas se encuentran en una finca junto a la iglesia de Capuchinos de Sanlúcar, un lugar privilegiado con vistas al parque de Doñana y al Guadalquivir, muy cerca de donde crecen las piletas, plantas autóctonas de Sanlúcar, similares a la zarzamora, a las que acuden sus abejas. También tienen colmenas en El Portal, en el término municipal de Jerez, y en la Sierra de San Cristóbal en El Puerto. De esta manera, la miel de Doña Ana procede de plantas que no han estado tratadas con ningún tipo de pesticidas ni productos químicos, de ahí que sea un producto natural de muy buena calidad.

El centro de producción lo tienen en su propia casa donde han habilitado un pequeño garaje en el que se llevan a cabo los proceso de extracción y envasado de la miel. Además de diferentes tipos de miel, de flores, de azahar, de romero, de encina o de castaño, también extraen el polen, propóleo y jalea real, unos productos muy beneficiosos, especialmente para reforzar las defensas del cuerpo humano.

Miel Doña Ana está integrada en una cooperativa de apicultores que tiene su sede en Villafranca, en la provincia de Sevilla, a la que también están asociados otros artesanos que, con su miel, elaboran productos dedicados principalmente a la cosmética como jabones, champú, gel de baño o cremas hidratantes, además de un vinagre de miel, que también comercializa Doña Ana.

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Para elaborar la miel de diferentes sabores se tiene que llevar a cabo un complejo proceso para ubicar las colmenas que se vayan a destinar a esa producción, en una finca donde haya muchos ejemplares de un determinado árbol o una planta, como naranjos, eucaliptos, el romero o los castaños, en el momento en el que éstos estén en su época de floración. Allí permanecen las colmenas durante el tiempo de floración con lo que, la miel que tengan las colmenas a la hora de retirarlas, estará elaborada con el polen de esos árboles.

Cada colmena tiene 12 cuadros colocados por el apicultor con unos alambres, los de los laterales suelen ser los que usan las abejas para depositar la miel, y las que están más en el centro es donde tienen las crías y donde suele estar la abeja reina. De esta forma, los cuadros de miel sirven de aislante para las abejas que están en el centro de la colmena, tanto para el frío como para el calor.

El apicultor extrae los cuadros de los laterales y los traslada al centro de producción de miel, que en este caso es la propia vivienda familiar. La miel está cubierta con una pequeña capa de cera que hay que retirar previamente con un cuchillo. Los cuadros se introducen en una especie de máquina centrifugadora que extrae la miel que luego se almacena en tanques donde, los restos de cera que hayan podido quedar, suben a la superficie y la miel queda totalmente limpia.

La cera les sirve a los apicultores para seguir renovando los cuadros ya que las propias abejas usan las planchas de cera para elaborar los nuevos panales.

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El cariño que Ricardo y Ana le tienen tanto a su empresa familiar como a sus abejas es tal que, aun habiendo cumplido la edad de jubilación, continúan trabajando a diario para sacar adelante este pequeño negocio que comenzó por una afición y ha acabado siendo el sustento de toda la familia. “En un futuro serán mis hijos los que se hagan cargo del negocio”, asegura Ricardo quien, al cabo de los años, ha descubierto en la apicultura su verdadera pasión.

“Yo animo a las personas, tanto a los jóvenes como a los mayores como yo que no encuentran trabajo, y les digo que hay muchas oportunidades y maneras de buscarse la vida. Simplemente se trata de buscar algo que te guste e intentarlo. Para esto no existen las edades y todo es posible”, concluye Ricardo, el mejor ejemplo de una persona que con más de 50 años tuvo que reinventarse y encontró en la apicultura artesanal, además de una pasión, un balón de oxígeno para salir a flote en plena crisis económica.

Los productos de Miel Doña Ana pueden adquirirse en algunos pequeños comercios en Sanlúcar, así como en su página web: www.doñaana.com. También se pueden hacer encargos por teléfono: 600648523 y 692275131, o escribiendo a la dirección: miel@doñaana.com

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<![CDATA[Fernando Polavieja, conversación con un verso suelto]]> /la-voz-seleccion/fernando-polavieja-conversacion-con-un-verso-suelto_152369_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:34:46 +0100 /la-voz-seleccion/fernando-polavieja-conversacion-con-un-verso-suelto_152369_102.html En una habitación de apenas unos ocho metros cuadrados de una casa de una zona residencial de Jerez cabe un universo. También hay un paquete de tabaco y pronto habrá un chupito de ron. El amor es cantar y respirar. Allí canta con su guitarra y allí respira lo único que lleva en un camino ligero de equipaje. Alguna medicina por los achaques de la edad. Quizás la memoria sentimental sea lo más valioso que conserva de todo aquello. Fotos familiares, estanterías repletas de libros, y miniaturas de todo tipo y condición.

Hay un reloj de Los Beatles —“me lo ha regalado mi hija, mira qué bonito es…—, y hay, en “mi museíto”, un collage de Carlos Edmundo de Ory y otro de su mujer, Laura Lacheroy. Hay una ilustración de Luis Eduardo Aute, y el logo original con el que el cantautor, ahora en horas bajas, dedicaba sus discos. Cuelga otra obra en la pared, esta vez de Gonzalo Torné… Cuelga otro Aute. Y Hay libros e instrumentos musicales. “Tengo algunas cositas”, muestra Fernando Polavieja (Santander, 1947), como el niño entusiasmado que enseña a los invitados su cuarto de juegos nada más llegar a casa.

Entramos en el santuario de un cantautor jerezano que empezó a cantar, a componer y a poner música a los poetas hace medio siglo. Sin hacer ruido, sin buscar nada. Un verso suelto en los márgenes. Un artista que, a día de hoy, aún sigue con la cabeza llena de pájaros. Su camino es el amor y nada más, que escribiría Ory, de cuya muerte sobrevienen ahora diez años. El mítico Tragaluz de la calle Almenillas fue el sitio donde conoció personalmente a su adorado Carlos. Corría el año 88. También se empezó pronto a juntar con Aute, con quien firmó a medias El desenterrador de vivos (Galaxia Gutenberg, 2006), disco-libro que dedicaron al postista gaditano de los aerolitos como para cerrar un círculo eterno.

El Marinero en tierra de Alberti abrió su discografía y, por ahora, la cierra La amante (autoedición, 2019), 24 poemas en media hora de grabación con un quinteto de cuerdas dedicado a la obra que el portuense escribió en un viaje por el norte de España acompañado de su hermano que, como profesionalmente Polavieja durante 37 años, fue representante de vinos. De hecho, al igual que Alberti tenía vinculación por su padre con la portuense Osborne, Polavieja es miembro de la familia jerezana Medina García de Polavieja, propietarios de Williams & Humbert, con una gran tradición bodeguera y especialistas en exportación. Enciende un cigarro. Piensa contestar a lo que le dé la gana.

¿Usted para qué iba?

Para , porque no servía para nada (ríe). Yo es que cuando murió mi padre, que trabajaba en la antigua La Voz del Sur, periódico del que era administrador, me fui a Madrid…

Pero nació en Santander…

Nací en Santander, pero como si hubiera nacido en Cuba. Tenía un año o menos cuando ya se vino mi familia para acá. Fui el último de los once hermanos que nació allí. Primero se vinieron a Cádiz, porque mi padre se fue con sus hermanas allí mientras encontraban casa en Jerez, y yo me crié en Jerez. Mi mujer cuando me quiere cabrear me dice que soy santanderino. ¿Dirías que Aute es filipino? Pues nació en Manila. Cada uno es de dónde quiere, joé. 

¿Qué edad tenía cuando murió su padre?

Cuando murió mi padre tenía 14 años. Entonces éramos imbéciles perdidos, éramos más niños que ahora. Me mandaron a un colegio de huérfanos de periodistas, San Isidro, y menos mal, porque fíjate tú mi madre con once criaturas para vestirlas, dales de comer, los colegios… Allí estudiaron los que estudiaron porque yo tampoco estudié. En cuanto pude me escapé. El ambiente no era malo en ese orfanato, no era como los de Dickens, ni era monstruoso, pero es que no me gustaba estudiar. Allí es donde empecé a componer mis primeras canciones y a tocar la guitarra. Daba recitales, me presenté a un programa, Música 3 en TVE, y como canté a Miguel Hernández, gané un parcial pero no me volvieron a llamar.

El ambiente no era malo en el orfanato, no era como los de Dickens, ni era monstruoso, pero es que no me gustaba estudiar

Plena Dictadura.

Sí. Muchos recitales nos los cortaban. Siempre cantaba a Alberti, a Lorca… a la ultraderecha… (ríe)

¿Cuándo regresa?

Volvía de vez en cuando, aquí tenía un grupo musical. Con Pepe Marín di muchos recitales, él recitando y yo cantando… Mi hermano Javier empezó a escribirme poemas para que yo los musicara, pero Javier murió con 48 años. Y yo lo que escribo no me gusta, es muy malo, ¿qué quieres? Y además, como siempre me ha gustado tanto la poesía, pues no me resultaba difícil, entre comillas, poner música a los poemas. Algunos sí me cuesta un trabajo horrible, pero estos de La amante no me costaron mucho. Creo que ya será la madurez, que es un eufemismo de vejez. 

—Corta de repente la entrevista: Bueno, para haceros la pelota… [nos entrega su último disco-libro] Son 500 euros cada uno… (Risas)

El cantautor jerezano, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

¿Por qué volver a Alberti?

Lo descubrí en esa época de Madrid, en la que nos llegaban libros prohibidos en España. Allí empecé a conocer la poesía. El orfanato me sirvió para descubrir estas cosas. Aprendí mis primeros acordes e historias. 

¿Se considera en cierto modo un bohemio?

Yo qué sé que es un bohemio. Yo me he hartado de trabajar, killo. La música no me daba para comer. Yo he estado 37 años viajando por el mundo trabajando para bodegas de Jerez. Cuando cumplí los 25 dije: esto de la música a mí no me da para comer, y menos si me quiero casar y formar una familiar. Me casé a los 29. Sin dejar la música, estuve viajando por todo el mundo como director de exportación, otro eufemismo para lo que es vendedor de vinos fuera (ríe). Suena mejor exportación. Como me defendía bien en inglés…

Pero nunca dejó la música…

No, no, pero en Madrid me aburrí. Con lo de la política era un rollo, no dejaban cantar en casi ningún sitio… Una vez, en una ocasión, me oyó uno y me dijo que hiciera una prueba y luego me dijo que hiciera algo más comercial. A lo mejor me equivoqué, pero le dije que qué comercial ni qué leches, que eso era lo que yo hacía. ¿Y qué es comercial…?

Vivir del arte sin venderse es casi imposible, ¿no?

Yo no sé venderme. He sido comercial de vinos, pero para mí no sé venderme, ni hacer la pelota, ni esas cosas…

Mis amigos me dicen que no salgo para nada, pero es que en mi casa tengo todo lo que me gusta: mis discos, mis libros, mi historia…

Ni estar en los sitios adecuados en los momentos justos…

No, no hago vida social nunca. Mis amigos me dicen que no salgo para nada, pero es que en mi casa tengo todo lo que me gusta: mis discos, mis libros, mi historia… Salgo muy poco. He salido a cantar a algunos sitios de España.

¿Tiene nostalgia de algo?

No. Lo único que sí me digo algunas veces es por qué no haber aceptado hacer algo más comercial o haber podido vivir de la música. Luego me vuelvo escéptico y pienso que si no eres un Joaquín Sabina o uno de esos… gente a la que le sale naturalmente, sin dejar de tener calidad, lo que sí parece más comercial… Hay música comercial buena y otra que es una mierda. Amancio Prada también es amigo, he cantado alguna vez con él. Con Aute también cantamos juntos, como cuando presentamos El desenterrador de vivos, por nuestra amistad con Carlos Edmundo de Ory.

—Enseña una foto de los tres en la casa en Francia del poeta gaditano y otra de Aute y Ory en la boda de su hija Elena. 

Qué pena que Aute esté así, joder… —impedido tras dos infartos— Carlos ha sido para mí como un segundo padre, nos queríamos mucho.

¿Qué es lo que más echa de menos de él?

La persona. En el Tragaluz, después de haber leído cosas suyas, sospechaba que podía venir, porque llegó de Francia a la inauguración de la feria del libro de Jerez. Luis Pérez le habló de mí, que iba a cantar algunos poemas suyos en el Tragaluz, y esa era la foto que te enseñé. Con tu padre —Paco de La Zaranda—, lo nombramos rey de la poesía. Ahí sigue la corona…

Polavieja enseña algunas de las piezas de su "museíto". FOTO: MANU GARCÍA

¿Para qué cosas sigue siendo un niño?

¿Yo? Creo que para todo. Me salva de muchas historias el sentido del humor que tengo, me río de todo. 

Casi fundamental hoy en día, con todo tan encabronado, ¿no?

Pero tampoco creo que sea todo para tanto… todo está mal, todo está bien… todo está como tú te lo montes, killo. O como te lo puedas montar, que esa es otra. Pero hombre, ahora veo el fruto de todos estos años en todos los aspectos, sobre todo en lo humano. Esas amistades que he tenido, la gente que he conocido…

¿Es el mejor bagaje, no?

Sí. Sí. Y ahora estamos encantados con nuestros nietos. Hemos tenido dos hijas y tenemos tres nietos: Gonzalo, Gabriela y Manuela. 

¿Cómo andamos de vanidad?

Ninguna.

Pero en este mundillo hay mucha.

Sí, hay muchos intereses y muchos rollos. Yo por eso nunca he participado de esta vidilla. En Madrid, fíjate tú, a lo mejor podía haber hecho algo más, pero cuando cumplí los 25 dije: anda y que os den morcillas con el rollo de la política y demás que yo me voy para mi pueblo. Estuve una gran temporada sin tocar para nada, me vine de allí aburrido, y luego poquito a poco fui retomando. En realidad la música es mi vida. Lo demás ha sido para seguir viviendo, subsistiendo. Yo terminé del trabajo… después de 37 años, de estar prácticamente por todo el mundo… canté en algún restaurante en Londres y en Viena. Uno me dijo que si quería seguir allí cantando… pero le dije que estaba de paso.

Soy muy de instinto. Hay rachas en las que compongo mucho, me pongo con la guitarra y sale

¿Para qué no tiene ya edad?

No he pensado en eso, pero yo creo que tengo edad para todo… con moderación (risas)

O sea, no ha dicho su última palabra.

Sí, supongo que sí. Tampoco soy de planificar mucho, según me va dando la ventolera. Soy muy de instinto. Hay rachas en las que compongo mucho, me pongo con la guitarra y sale. En casa de Aute, cuando estaba bien, pasé largas temporadas y nos pasábamos las noches fumando, bebiendo y charlando de estas cosas. Yo le decía que sé cuando no puedo componer: cojo la guitarra y suena a lata, la dejo. Coño, pues eso me pasa a mí, me dijo. No siempre es así. 

El duende.

No sé si es el duende. ¿Eso es más bien para el flamenco o el toreo, no? Bueno, en realidad es para todo. Hay gente con duende y hay gente malaje (risas).

—Bueno, ¡vamos a echar un chupito de ron o de whiski!, ¿qué os gusta más?, propone al cronista y al fotógrafo. Nos conduce a la cocina de su casa. ¿Habéis probado este ron? Después de tantos años vendiendo vinos, me aficioné… me tomo dos copitas al día de vino de Jerez.

—¡Salud!

Polavieja, Ory y Aute, en una foto para el recuerdo. FOTO: CEDIDA

En una de sus últimas entrevistas, Alberti afirmó: “No reniego de nada”. ¿Y usted?

Tampoco. No tengo de qué, ni por qué. Yo he llevado la vida que he querido, nadie me ha forzado a nada y, en este aspecto, he sido un poco rebelde. No me conformaba nunca con nada. 

Obediencia a uno mismo.

Claro. Me haya equivocado o no, me he guiado mucho por mi instinto y lo hecho, hecho está. Tampoco he cometido grandes crímenes…

Como otros…

Cabrones…

Alberti le dio la mano a Pemán. ¿A Pemán no le ha musicado ningún poema, no?

Una mierda (risas). Es que era muy malo, killo. 

¿Pero quién puede convertir en facha a Alberti? Hay que ser ridículo, es absurdo. Lo que hay hoy en día es mucha gente aburrida y queriendo dar por saco

¿No hay demasiado sectarismo hoy en día? De Alberti han llegado a decir hasta que se había ‘convertido’ por culpa de esa foto…

¿Pero quién puede convertir en facha a Alberti? Hay que ser ridículo, es absurdo. Lo que hay hoy en día es mucha gente aburrida y queriendo dar por saco. Se inventan cosas… lo de las noticias falsas es un horror, ¿eh? Con las redes sociales, donde la gente en su mayoría, además, se esconde sin su nombre verdadero, solo dan morcilla. Es que hay mala leche, de verdad.

Ya estaban, ¿no? Ahora el altavoz es más potente…

Sí, y ha salido Vox que, para desgracia nuestra, ha tenido que surgir con fuerza en Andalucía. Tiene huevos que aquí saliera ese partido. Nada más que hacen sembrar cizaña, solivianta a la gente… si además es que no son demócratas, no creen en eso… ¿qué pintan en el Congreso, salvo para dar morcilla? Y luego la derechona se cabrea con el PSOE porque va a gobernar con Unidas Podemos. ¡Pero si ellos están gobernando en Andalucía con Vox! ¿Con eso no pasa nada? Bah, una pandilla de hipócritas.

¿Este sistema de partidos sirve para algo?

De momento, mientras no haya otra cosa. Si queremos democracia es lo que hay.

¿Usted qué piensa de esta vuelta a los dos bandos?

Nunca hemos dejado de estarlo. Somos un país de subnormales en muchos aspectos. Y uno de ellos sigue siendo ese: todavía estamos con la izquierda, la derecha, los rojos, los blancos, los verdes y sus mulas. ¿Qué bando impera finalmente? ¿Cuándo coño se va a morir el franquismo? Veo a chavales de veintitantos años locos con Vox… ¿cómo se puede tener esa mentalidad siendo joven?

Fernando Polavieja, en plena entrevista con este medio. FOTO: MANU GARCÍA

¿Ha visto alguna propuesta del nuevo Gobierno relacionada con la cultura?

Todavía no. Ha sido una vez más uno de los últimos nombramientos ministeriales. ¡La cultura no interesa a los políticos, tampoco eso es nuevo!

¿De qué se declara independiente de forma unilateral?

¿Yo cómo soy? Como tú me ves. Eso lo decía Carlos Edmundo de Ory. Eso es sabiduría pura. 

Estamos en un mundo de dobleces, de perfiles falsos.

Mucho interés. Y tó pa’ mí, tó pa’ mí. Pero vamos, no soy derrotista, ni catastrofista. Es mi forma de ser. No quiero perder la esperanza de que todo va a ir mejor, a nivel mundial. No me cabe en la cabeza que el ser humano deje de serlo porque no tenga papeles. ¿Has visto mayor repugnancia que esa, niños muriendo de hambre en campos de refugiados? Si el país no tiene petróleo…

La virtud que más echo en falta hoy es ser más solidarios. En todo. Como seres humanos, como artistas…

¿El mundo está más enfermo de lo que imaginabas?

Yo siempre esperé que el cambio fuera más rápido, pero desgraciadamente esto va muy lento: siguen las guerras, el hambre, y encima nos estamos cargando el planeta. No lloramos más porque no queremos, pero la verdad que es un desastre. 

¿Qué poeta le queda por cantar?

César Vallejo me encanta, pero es difícil de musicar. Tengo mucho musicado: Neruda, Ory, Lorca… Hay poetas más musicales que otros, poemas que solo tienes que traducir porque ya traen su música. Es una experiencia bonita porque te pones en el espíritu del poeta y en lo que quería decir con ese poema. Unas veces aciertas y otras no. 

¿Qué virtud echa en falta hoy en día?

Ser más solidarios. En todo. En todo. Como seres humanos, como artistas… Eres conocido o famosillo y todo el mundo quiere hacerse una foto contigo. Si no eres famoso y esperas un poco de ayuda de ellos, ni puto caso. Se ayudan entre ellos, los premios se los reparten entre ellos, y hasta la SGAE también se la reparten.

España entierra bien.

Sí, trata mejor que en vida.

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<![CDATA[La piragüista con cáncer de mama que creó una marca de cosmética natural para cuidar la piel]]> /la-voz-seleccion/cancer-mama-cosmetica-natural-viventie_152031_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:33:09 +0100 /la-voz-seleccion/cancer-mama-cosmetica-natural-viventie_152031_102.html “Me parecía una tomadura de pelo lo que me hicieron. Nada mejoraba mi piel”, dice Inmaculada Durán (Sevilla, 1970), cuando recuerda los efectos secundarios que le provocaron las sesiones de quimioterapia a las que tuvo que someterse durante 2016. A principios de ese año le diagnosticaron cáncer de mama, empezó con el tratamiento y poco después la operaron, extirpándole 18 ganglios de su brazo izquierdo, aunque “se quedaron cortos”, según cuenta ella, y tuvo que volver a pasar por quirófano. “Una vez acabé con la quimio tenía la piel muy mal”, relata, por lo que empezó a buscar productos de cosmética natural para aliviar sus picores e hidratarse la piel.

Después de visitar varios laboratorios y de probar todo tipo de productos, una idea rondaba la cabeza de Inmaculada: “¿Por qué no hacemos nosotros una línea de cosmética natural?” Ahí empezó una aventura, que emprendió junto a su compañero Antonio López, que derivó en la creación de Viventie, una marca de cosmética natural dirigida a personas que requieren cuidados especiales, ya sea porque se hayan sometido a sesiones de quimioterapia o radioterapia, o porque hayan recibido otros tratamientos que han provocado reacciones en su piel.

“Yo soy muy cabezona y me propuse el objetivo de conseguir un producto que sea efectivo, para que no nos tomen el pelo a los pacientes oncológicos”, expone Inmaculada Durán, fundadora de Viventie. Ella es la primera que comprueba la eficacia de la línea de productos que ofertan. “Cuando te dicen que tienes cáncer tienes tal desconocimiento que te vienen las tortas por todos lados y no sabes dónde acudir”, explica. “He llegado a ver establecimientos que venden un champú por 65 euros que supuestamente hace que no se te caiga el pelo tras la quimioterapia. Cada vez que lo veo me pongo mala”, agrega, alegando que hay quien hace negocio a costa de enfermos de cáncer sin ningún tipo de escrúpulo.

Inmaculada Durán, impulsora de Viventie, durante la entrevista. FOTO. JUAN CARLOS TORO

“Muchos médicos no tienen en cuenta el cuidado de la piel”, sostiene Durán, por lo que eso hizo que junto a Antonio López, su compañero, fundara una empresa y que lleven meses recorriendo hospitales, centros de salud y farmacias para intentar colocar el producto. “Es como si fueras a una mina con un pico y una pala, hay muchos intereses económicos”, reseña Inmaculada, quien antes de ser diagnosticada con cáncer de mama era vendedora de seguros en un centro comercial. “Me hicieron tanto bullying que cuando empecé con la quimioterapia estaba mejor que yendo a trabajar”, dice. “No puedo decir que yo haya sufrido por el cáncer”, agrega Durán.

Hace un año, a Inmaculada le detectaron que su cáncer evolucionó hacia una metástasis que le afecta al hígado, a un pulmón y al esternón. “Pero tengo una calidad de vida… llevadera”, cuenta. De hecho, sigue practicando piragüismo, su gran pasión. “Solo lloré en el hospital cuando la oncóloga me dijo que no iba a volver a remar”, confiesa. La enfermedad que padece no tiene cura. Le dieron cinco años de esperanza de vida. “El deporte es lo que me da fuerza para convivir con la enfermedad y para minimizar los efectos secundarios de los tratamientos”, dice. “No pienso en la muerte, pienso en la vida, en mi día a día”, señala Inmaculada, quien le saca el lado positivo a la metástasis.

Inmaculada Durán pertenece a la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (ACMM), nacida a principios de 2017 a raíz de la creación de un grupo de Facebook por parte de la joven Chiara Giorgetti, para compartir las vivencias de mujeres que “viven una realidad diferente de las mujeres con cáncer de mama”. La organización organiza eventos para recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama metastásico. “Para nosotros es importante hacer visible la enfermedad y contribuir a que se profundice más en su investigación. Con los tratamientos actuales se ha avanzado en la cronificación de la enfermedad durante cierto tiempo, incrementando la supervivencia, si bien todavía no hay cura para el CMM”, señala la asociación.

La línea de productos de Viventie para cuidar la piel. FOTO: JUAN CARLOS TORO

“Soy consciente del valor que tiene la vida y del tiempo que se pierde con cosas sin importancia. Yo no paro en todo el día, lo exprimo al máximo, porque no sé si dentro de poco mi enfermedad me va a quitar la calidad de vida que tengo”, señala Durán, cuya empresa, de momento, no da beneficios. Antonio López, propietario de una correduría de seguros en Lebrija durante más de dos décadas, la vendió para dedicarse en cuerpo y alma a Viventie. “Intentamos solucionar los problemas que provocan muchos tratamientos en la piel”, cuenta, “por eso buscamos un producto que tuviera activos que fueran efectivos para el cuidado de la piel y que combatiera la inflamación, los picores o las grietas”. Viventie viene de la frase “vive en ti”, cuenta Antonio. “Nadie va a mirar por ti como no seas tú”.

“Sus ingredientes ayudan a recuperar el pH de la piel, a hidratar, suavizar, nutrir y reparar la piel en profundidad y restablecer el tejido cutáneo”, explica la marca. El hijo de Sonia Las Heras puede dar fe de ello. El pequeño, que ahora tiene trece años, padece una enfermedad rara que tiene apenas 25 diagnosticados en España. Su nombre es fibrodisplasia osificante progresiva y es un trastorno hereditario del tejido conectivo, que provoca malformaciones en los dedos gordos de los pies —“nació con juanetes”, cuenta Sonia— y la formación de huesos en sitios extraesqueléticos. Alejandro, que es como se llama, tiene desplazado el hombro derecho, donde le ha crecido un nuevo hueso donde tiene “una úlcera abierta continuamente”, relata su madre.

El joven forma parte de un ensayo clínico desde mediados de 2018, cuyo tratamiento le provoca úlceras que “no había manera de cerrar”, señala Las Heras. “El efecto secundario de su medicación es una sequedad en la piel horrible”, por lo que “llega un momento en el que estás desesperada y pruebas lo que sea”, dice, “y estos productos nos han funcionado”. El joven Alejandro, que tiene reconocida un 77% de discapacidad, “se levantaba la piel de rascarse, por el picor que le provocaba la medicación”, dice su madre. “Le ponía crema tres veces diarias y cuando probé la de Viventie ya no se quejaba”, añade.

Sonia Las Heras, que tiene un hijo con fibrodisplasia osificante progresiva, es usuaria de los productos de Viventie. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Avances en el estudio de la metástasis

La metástasis es responsable de alrededor del 90% de todas las muertes por cáncer, aunque no se sabe mucho sobre lo que hace que las células cancerosas sean capaces de formar metástasis. Por eso son tan importantes las conclusiones de los trabajos liderados por el oncólogo español Joan Massagué, del Instituto Sloan Kettering de Nueva York, que han descubierto que las células que inician la metástasis de los tumores aprovechan las capacidades de curación de las heridas para propagarse.

“Ahora entendemos la metástasis como la regeneración del tejido equivocado —el tumor— en el lugar equivocado —los órganos vitales distantes—. Esto no es solo una metáfora. Es literalmente cierto en términos moleculares y fisiológicos”, explica Massagué en un artículo científico publicado en la revista Nature Cancer.

Durante 2018, en España se detectaron 270.363 nuevos casos de cáncer, según cifras de la Asociación Española contra el Cáncer —un 1,85% más que en 2017—, siendo el cáncer de mama el más detectado entre las mujeres españolas, con 33.000 nuevos casos, solo superado en cifras totales por el cáncer de colon y recto, con 37.000 nuevos enfermos. Luego están los de próstata (casi 32.000 casos) y pulmón (más de 27.000). La Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) recoge que la probabilidad de desarrollar el cáncer aumenta más de un 10% entre las personas de entre 55 y 64 años y que es a partir de los 60 años cuando empieza a ser superior en hombres que en mujeres.

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<![CDATA["Hay riesgo de que los partidos 'anti-establishment' de 2015 sean sustituidos por Vox"]]> /la-voz-seleccion/hay-riesgo-de-que-los-partidos-anti-establishment-de-2015-sean-sustituidos-por-vox_151921_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:31:46 +0100 /la-voz-seleccion/hay-riesgo-de-que-los-partidos-anti-establishment-de-2015-sean-sustituidos-por-vox_151921_102.html Ángel Calle Collado ha cambiado sus clases en la Universidad de Córdoba por el valle del Jerte. Allí, en una pequeña parcela que adquirió hace unos años, cultiva cereza ecológica. Este sociólogo, miembro de la Red de Apoyo al Municipalismo (Redinam) y del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos, acude a la que considera "una de las ciudades con un carácter más localista de Andalucía", para participar en un taller de Ganemos Jerez. Un “municipalismo transformador”, tal y como titula la agrupación de electores al encuentro, que se reivindica precisamente en esta fuerza política, nacida a la luz del 15-M y de la ola de experiencias políticas locales que le siguió en todo el territorio nacional.

El investigador, que es un experto en agroecología política, en bienes comunes y en sustentabilidad, ha escrito varios ensayos y obras poéticas al respecto, poniendo ahora el acento sobre los grandes retos ambientales, que a su juicio sólo pueden ser abordados “desde abajo”. En ese camino de emergencia climática, en el que también asumimos la posibilidad de un “colapso energético”, se hace imprescindible, a su juicio, contar con realidades sociales como el cooperativismo.

Un terreno abonado durante años al calor de las opciones políticas localistas, a las que considera una realidad en todo el país desde el siglo XIX. “Desde el movimiento cantonalista hasta las candidaturas locales de los años 80, este país es muy de lo local; cada uno es de su pueblo y de su ciudad”, dice durante el encuentro con lavozdelsur.es. Una sensibilidad política que tuvo un fuerte revival hace unos años con las llamadas candidaturas del cambio, que hicieron que en los ayuntamientos de muchas ciudades llegaran fuerzas ajenas al tradicional bipartidismo.

Viene a Jerez a dar a conocer el último estudio de la Red de Apoyo al Municipalismo (Redinam), la Fundación Entretantos y Betiko. Expresa que en España hay una realidad municipalista singular y única en toda Europa.

Venimos a presentar La dimensión social del municipalismo, en el que analizamos 25 experiencias municipalistas. Lo cierto es que este país es muy de lo local, cada uno es  pueblo y de su ciudad. Desde el movimiento cantonalista hasta las candidaturas locales de los años 80, se ha elaborado un proceso por el cual el municipalismo tiene mucha fuerza. En los últimos años su propósito está ligado a relocalizar la economía, generar derechos desde la ciudad y hacer frente a riesgos como la emergencia climática.

Ángel Calle durante el encuentro con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.

Ese municipalismo, bebió mucho del 15-M y de las experiencias derivadas en los años posteriores...

Fue a partir de 2015, con las llamadas candidaturas del cambio, cuando el municipalismo tuvo cierto revival. Es entonces cuando se da un ciclo político institucional. Sin embargo, en lugares con la identidad muy marcada, como es el caso de Jerez, ese municipalismo ya existía y puede calar. El estudio trata de ver experiencias sociales que están en contacto con candidaturas municipalistas, observar qué interpretan ellos con ganar gobierno y economía para la ciudad, y cómo se han visto con este último ciclo político.

A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela, Zaragoza, Cádiz, Valencia, Madrid o Barcelona. Son ciudades en las que en las penúltimas elecciones municipales el bipartidismo perdió y las candidaturas ligadas, en cierta manera, a la indignación y a una praxis más municipalista triunfaron. Sin embargo, hay cierto mal sabor de boca tras los últimos comicios locales de 2019...

Lo hay. Existe el riesgo de que los partidos o candidaturas que en el 2015 representaron el voto anti-establishment puedan caer o estar representadas ahora por Vox. Cuando se llegó a las instituciones hace unos años, con algunas de las experiencias políticas, se puso de manifiesto que los poderes fácticos de la ciudad juegan en contra. Dijeron: “Hay que sacar de la agenda a esta gente”.

Sin embargo, usted considera que el municipalismo no perdió.

El municipalismo no ha muerto. Que no ha muerto quiere decir que una cosa es el ciclo político y otra cosa es el ciclo cultural y social más amplio. Este país tiene unos mimbres, como Andalucía, basados en el localismo, el cooperativismo, y las empresas de economía social ligadas al territorio, que hacen que partidos y lógicas municipalistas funcionen. La existencia de esos mimbres hace que abrir las ventanas del Ayuntamiento para que la gente o que haya co-gestión opine sea posible. A veces se ha interpretado o ha derivado en caciquismo local, pero eso siempre ha estado.

La jornada de taller sobre municipalismo organizada por la agrupación de electores Ganemos Jerez. FOTO: MANU GARCÍA.

Parte de ese municipalismo ha estado representado históricamente por partidos como Izquierda Unida, con fuerte implantación en los municipios y en las agendas locales.

En efecto, forma parte del ADN político de nuestro país. Esas variables de nacionalismo periféricos, cultura local, manejos comunales, importancia del abanico, hace que este país, o país de países, sea así. Lo municipalista tiene una lógica diferente. A partir de 2015 se expresó a través de diferentes candidaturas y en el 2019 cambió el ciclo. Hay que analizar en qué medida desbordó a ciertas experiencias el hecho de estar en las instituciones, que arrolló a sus proyectos, y cómo supuso un distanciamiento con las lógicas sociales, que en ocasiones no coinciden con las lógicas institucionales.

¿Se alejaron algunas de esas candidaturas de sus principios originales?

Hay una parte que dice nos vemos atrapados en la burocracia institucional local y otra parte que dice que es muy difícil cambiar cosas. Voluntaria o involuntariamente hay dinámicas en las que ya dar voz a los sin voz o hablar de derecho a la ciudad se hace complejo, por lo que parte de la ciudadanía pensó que ya no eran ellos los representantes, que había otras fuerzas políticas o que había volver a los de siempre. En nuestro estudio se revisan algunas de esas cuestiones, pero lo que venimos a decir es que el municipalismo, especialmente con la emergencia climática, va a estar ahí, y que tiene más capacidad de hacer y decir cosas que otros movimientos. Con otros problemas como la turistificación o el de la vivienda pasa lo mismo. Puede que ahora no hayan recogido los votos pero continúan en esa dinámica y han trabajado esas realidades. Se trata de entender una forma de ver la ciudad que en vez de venderla sea ponerla en servicio a la ciudadanía.

Se han dado casos, como el de Ganemos Córdoba, en el que la irrupción de una candidatura fake incluso ha roto las esperadas reglas del juego.

En el caso de Córdoba no ha habido ninguna demanda de ningún grupo político. Eso dice mucho de cómo se cierran filas ante la política clásica.

El sociólogo Ángel Calle es miembro de la Red de Apoyo al Municipalismo (Redinam). FOTO: MANU GARCÍA.

¿Son los comunes de Ada Colau, que han salvado el gobierno de la ciudad condal in extremis, esa referencia municipalista?

Para mí no lo son en el sentido de que Barcelona es tan compleja y es tan gran ciudad que bebe de otras dinámicas. Es cierto que hay mucha gestión pública realizada por parte de su Ayuntamiento, como en el tema de la pobreza energética o de la sanidad, donde son más plausibles. Podríamos decir que los comunes representan el ala de políticas de proximidad, pero que hay otros sectores, como en zonas rurales, donde hay una mayor relación con la cogestión, y el cooperativismo. Es el municipalismo entendido como capacidad de gobierno.

De más limitada gestión, imagino. La Ley Montoro, la estabilidad presupuestaria, y las reformas que limitaron la autonomía de las administraciones locales en los últimos años, no han jugado a favor. ¿Hay una labor pendiente en devolver autonomía a los municipios?

Bueno, no se trata de devolver, sino de conseguir. En la Constitución se dijeron que se desarrollarían tres pilares. Por un lado, el Estado, por otro las Autonomías, y por el otro, los poderes políticos locales. Esta última pata no se desarrollo y representa a nivel estatal sólo el 11 o el 12%, cuando le debería corresponder un tercio de la asignación presupuestaria.

El sociólogo durante la charla. FOTO: MANU GARCÍA.

Es difícil ese desarrollo sin un apoyo supramunicipal...

Es que ha habido un desarrollo consciente del centralismo, una política en contra del empoderamiento local. Sin embargo, a pesar de ser residual, la mayoría de fuerzas políticas de todo signo político, consideran que esto de que emerjan fuerzas políticas locales puede significar un desafío para los poderes de los partidos centrales. Hacen una lectura muy vertical, autoritaria y centralista. A ellos no les interesa que haya diferentes reinos. Los municipios juegan un papel importante en la atención básica a la población pero eso implica soltar poder.

Habla de economía social, de co-gestión, de agroecología, de cooperativismo. Iniciativas, todas ellas, que en cierta manera están en la agenda del Ejecutivo conformado hace unos días. ¿Se abre un horizonte con el nuevo gobierno?

Los dos partidos que están en el poder tienen también unas lógicas muy centralizadoras, por lo que les cuesta ver el poder municipal como algo importante. No obstante, han aportado una serie de puntos en clave de favorecer la transición ecológica y el consumo local que puede ser un balón de oxígeno para la creación de un tejido económico diferente. Eso inevitablemente puede contribuir a llevarnos a que la idea del municipalismo cogiera fuerza pero tiene dos lecturas. Por ejemplo, si abres una agenda sobre el reciclaje puedes hacerlo de dos formas: de abajo hacia arriba, o de arriba hacia abajo. Si lo haces de arriba hacia abajo, supone no tocar los privilegios del mercado, como ocurre con la empresa Ecoembes. Sin embargo, si lo haces de abajo hacia arriba, haces que participen actores locales que pueden beneficiarse de ese reciclaje, desde agricultores, composteras a empresas pequeñas. Eso implicaría otra visión de la política, más en clave de co-gestión y no tanto de gestión o de mercado, que desafortunadamente es lo que están considerando ahora.

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<![CDATA[Pepe Cuenca: "Si se le diera una oportunidad en la tele al ajedrez, triunfaría"]]> /la-voz-seleccion/pepe-cuenca-si-se-le-diera-una-oportunidad-en-la-tele-al-ajedrez-triunfaria_152661_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:26:39 +0100 /la-voz-seleccion/pepe-cuenca-si-se-le-diera-una-oportunidad-en-la-tele-al-ajedrez-triunfaria_152661_102.html La vida de Pepe Cuenca (Granada, 1987) cambió de rebote. Pasó de joven investigador y profesor andaluz emigrado en Alemania a entrar en una de las mayores plataformas de ajedrez del mundo, Chess24. Así, se dejó de cálculos para preparar material educativo para los usuarios y a comentar partidas. Esto último, con dejes de Andrés Montes, uno de sus ídolos. Se descubrió a un narrador apasionado, desacomplejado, con un gran sentido del humor y sin perder su Norte, el ajedrez. Las 64 casillas en idioma castellano tienen desde 2015 un nuevo referente. Comenta casi a diario durante horas, tanto lo más granado del mundo como el itinerario de Paco Vallejo, número 1 español, y de David Antón, número 2 y una promesa de este juego.

Tiene predilección por el peón. Después del rey, es su pieza más importante. ¿No tiene algo de revolucionario? ¿Los de arriba contra los de abajo?

Claro, El Facun, que puede llegar a octava fila y coronar dama y que en posiciones bonitas puede dar mate con el caballo. El ajedrez te pone en su sitio, donde pueden competir todos, de todas las razas, de todas las edades, y por eso es tan bonito. Es un idioma universal.

Usted no tiene problema con ese idioma. Ha viajado por todo el mundo como profesional. ¿Cómo lo ha compatibilizado con sus estudios? ¿Cómo se llega a ser ingeniero?

Cuando cumplí los 17 años tuve que tomar la decisión que toma cualquier ajedrecista, entrar en la Universidad o seguir. Por aquel entonces era un jugador bastante fuerte pero estaba claro que no sería campeón del mundo. Decidí estudiar y obviamente no puedes entrenar mucho. Trataba de aprobar todo para el verano dedicarlo a jugar torneos. Lo retomé después de un máster, cuando fui a trabajar de ingeniero a Hamburgo, como profesor e investigador universitario, pero allí está la sede de chess24. Acabé con ellos y como retomé el ajedrez y me preparaba bien para estudiar, logré el título de Gran Maestro de Ajedrez. Empecé a preparar material riguroso para los usuarios, y así tuve más teoría, que no era mi punto fuerte.

¿Se considera el Andrés Montes del ajedrez?

Tanto a mi compañero Divis (David Martínez, gran maestro y preparador de David Antón) como a mí nos gustaban mucho Andrés Montes y la NBA. El baloncesto tiene muchas similitudes con el ajedrez, donde hay tantos tiempos muertos. Hay muchas pausas en la narración, ahí los comentaristas tenemos que hablar de cualquier cosa. Imagínate una final mundial, en la que se pasan los jugadores mucho tiempo pensando. Es intentar mantener al público atento. Tratamos de hacerle ver a la gente que el ajedrez es más emocionante de lo que se pueda pensar a priori.

https://youtu.be/L5TwtnrzS9c?t=60

(OJO, ajuste el volumen antes de dar a play al vídeo. Cuanto más bajo, mejor)

¿Entre narrar una final del mundial de ajedrez o la final de la NBA…?

Hombre, la final de la NBA sería flipante, pero sé más de ajedrez, así que no sé si pegaría. La final de ajedrez, pues siento que soy un privilegiado por poder comentarla desde hace años.

Dicen que los niños en Rusia, Ucrania, Georgia, etc., aprenden ajedrez porque hace mucho frío en la calle. Aquí tenemos muchos futbolistas, muchos motoristas, pero muy poquitos ajedrecistas.

Eso que dices puede tener sentido, pero no te olvides de los jugadores indios, que hacen muy buen trabajo para sacar ajedrecistas allí. En España se vive muy bien, con el clima que tenemos que invita a practicar deporte fuera.

¿Pero para tener más jugadores necesitamos más ajedrez en las clases?

El ajedrez está creciendo muchísimo en España. Por la calle cada vez hay más gente que sigue las transmisiones. En las escuelas se están haciendo muchas cosas. Tenemos el ‘Aula de jaque’ que coordina mi amigo Manuel Azuaga desde Málaga, con 200 o 300 centros adscritos a este programa.

De entre los comentaristas de ajedrez, con Luisón o Reydama, los tres posiblemente más conocidos en España sois andaluces. ¿Es casualidad?

La verdad es que es buenísimo que haya tanta gente que suba contenidos de ajedrez. Hace 20 años no había prácticamente material. Hoy son grandes maestros los que hacen esos vídeos, y muchos por amor al arte. Respecto a los andaluces, no lo sé si es coincidencia o no, pero ahí estamos.

Jugó contra Magnus Carlsen, el mejor del mundo de los últimos años. No sé si, para explicarlo a la gente, se puede identificar más como el Messi o el CR7 del ajedrez.

Yo soy del Betis, pero soy muy fan de Messi. Carlsen es que es increíble. Para poder enfrentarme a él tuve que enfrentarme a un gran maestro georgiano, que era difícil. Lo logré y sabía que iba al matadero. Te aprieta en cada jugada, en cada posición. Tiene mil recursos. Lo pasamos superbien y ojalá jugara con él cada día.

https://youtu.be/aoiVptROcQo?t=73

¿Cualquier chaval puede ser el próximo David Antón?

En España somos el país más privilegiado para el ajedrez, organizamos más torneos internacionales que nadie. Me comparo con los mexicanos, con uno o dos torneos solamente. Aquí hay cada semana prácticamente. Animo a todos a que se acerquen al ajedrez. Mis mejores amigos los he hecho gracias al ajedrez. Existe el tópico de que el ajedrecista es poco sociable, y para nada. Viajamos desde los 10 años solos por el mundo y estamos acostumbrados a socializar.

¿Veremos un campeón mundial español?

Confío mucho en el niño Antón. Es muy difícil, pero ahí está con 24 años, no ha llegado a su techo y estuvo a punto para clasificar para el Torneo de Candidatos (eliminatoria previa de pocos participantes para optar a la final). Lo bueno es que es capaz de conseguir resultados increíbles. Hay otros jugadores sólidos que no le ganan a los mejores. Él sí es capaz de meter el turbo. Ojalá lo veamos.

¿Se ve dando el salto a la tele? Ya se estrenó en Zapeando.

Yo nunca lo pienso. Cuando empecé a ser comentarista de ajedrez, jamás pensé que me dedicaría a esto. Si nos dieran una oportunidad en la tele, creo que triunfaría el ajedrez. Si podemos ver un campeonato de curling, creo que un campeonato de ajedrez relámpago, ¿por qué no?

¿Falta un Fernando Alonso que haga que se ponga de moda como pasó con la Fórmula 1?

Claro, eso es muy importante. Pasó con los Gasol, con Nadal… Eso ayuda para que se interesen los medios, así que hay que empujar un poco al Niño Antón o a Paco Vallejo

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<![CDATA[David Selva, profesor de la UCA: "La publicidad de las apuestas te dice que vas a salir de una vida de mierda"]]> /actualidad/sociedad/david-selva-profesor-de-la-uca-la-publicidad-de-las-apuestas-te-dice-que-vas-a-salir-de-una-vida-mierda_152373_102.html Thu, 23 Jan 2020 12:11:00 +0100 /actualidad/sociedad/david-selva-profesor-de-la-uca-la-publicidad-de-las-apuestas-te-dice-que-vas-a-salir-de-una-vida-mierda_152373_102.html Como profe universitario, se rebela ante el planteamiento que orienta a ser “una rata de biblioteca”. Para David Selva (Cádiz, 1980), ser profesor es algo más. “Hay algo de teatro en ser profesor, sigue estando ahí de cuando lo practicaba. Ojalá todos los docentes tuvieran ciertas nociones de teatro”. Actualmente docente en la UCA, pasó antes por la Universidad de Sevilla. Como doctor en Publicidad y Comunicación Audiovisual, ha publicado manuales universitarios y desgrana el universo publicitario. Cuentan de él que marca como profe. Presentó las charlas TEDx que había orgianizado junto a sus alumnos, y YouTube da cuenta de su faceta musical.

La charla la tenemos que hacer por teléfono. ¿Qué se le ha perdido en Lisboa?

Desconectar del mundo. Después de una época de estrés, lo suelo hacer, donde encuentre un vuelo barato me voy.

¿Cómo es que un profesor universitario está estresado? ¿No viven estupendamente?

(Ríe) Respecto a eso, hay un tema importante, los mitos de cuánto cobramos, los meses de vacaciones. Los sueldos en la Universidad, sobre todo al comienzo, no son buenos. Como asociado ganaba 400 euros, ya hoy es verdad que no me quejo. Pero en la Universidad nos quieren como hombres orquesta. Damos docencia, que tiene su dificultad, y tenemos que investigar, porque es nuestra posibilidad de subir peldaños, y encima que gestionemos. Trabajas fines de semana, vacaciones…

Desgraciadamente, hay capas de la sociedad que siguen siendo machistas, y por eso hay aún publicidad así"

400 euros… Mientras, sí que hay catedráticos que se pegan una buena vida, que en confianza lo dicen abiertamente.

Si estás en unas capas bajas de la Universidad, no llega para vivir. En la Universidad se habla de que existe endogamia, pero no hay promoción interna, yo vuelvo a concursar desde cero para cada promoción, con el riesgo de acabar yéndome a la calle. Una vez que llegan a cierta edad, están tan quemados, que algunos intentan vivir más tranquilos. Actitud que no apruebo (ríe), pero la mayor parte de la gente no es así. En la Universidad haces un trabajo invisible. Tú haces el examen un día, y si al día siguiente no has subido las notas, se echan las manos a la cabeza tus alumnos, pero estás hasta arriba de papeles, peticiones, etc. Yo soy más de docencia, pero lo demás lo hago. Hay que hacerlo.

Usted es doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad. ¿Cuál de las dos es la suya?

En España se considera el mismo área, simplemente. Mi tesis trata sobre videoclips musicales, como herramienta, en formato audiovisual, y a la vez publicitario. Estamos ahí en la frontera. Pero mi área es Publicidad.

Y a un doctor en Publicidad, que tiene tanto visto sobre cómo se la pueden colar, ¿se la acaban colando alguna vez?

Me la cuelan totalmente. Soy malísimo vendiendo lo mío, además. Creo que, primero, en casa del herrero, cuchillo de palo. Tengo mi cara pública, donde canto, bailo, etc., pero, por dentro, soy muy tímido. Cuando presento un libro, no les hablo a mis alumnos de él. Por mi propia timidez, no vendo lo que hago.

https://www.youtube.com/watch?v=bKK3FF9Y1FM

Del uno al diez, la publicidad en España qué nota tiene.

Vamos a poner un ocho. No somos la meca, pero se está avanzando.

En Argentina, cuando llega un Mundial, las marcas que patrocinan a la Selección suelen hacer anuncios de esos que te dan ganas de ir con Messi.

Es verdad que tienen un estilo, original. Pero realmente en publicidad, las dos grandes potencias son EEUU y Brasil. Estados Unidos, por la envergadura en términos económicos, y Brasil arrasa en los festivales, tienen un trabajo muy interesante, y se nota que muchas campañas que conocemos, como Nike o Dove, son creadas en Brasil.

Aquí en España parece que al fin se van perdiendo los anuncios que llevan traducción, donde la voz del actor o actriz se nota que está doblada.

Depende del caso, si tiras de un testimonial de un famoso en publicidad, hay ciertas figuras de Hollywood con prestigio que son adaptadas al mercado nacional. Pero todavía existe la idea de que quien viene de fuera nos vende lo bueno de verdad. Seguimos teniendo, no sé, si quizás un sentimiento de inferioridad.

No sé si seré cínico, pero si la gente conoce a Mozart gracias a la publicidad, bendita sea la publicidad".

La publi suele ser termómetro de lo que piensa una sociedad.

Yo creo que la publicidad es un discurso que va en relación con la sociedad. Existe el estereotipo es que nos manipula, pero intenta conectar y conocer al público. Es hija de su tiempo. La publicidad es un espejo deformado de lo que pasa en la sociedad. Si no conecta, no funciona.

Parece que se van perdiendo también ciertos mensajes machistas.

Sí, en la publicidad y en general. Efectivamente, ha habido machismos grotescos que en gran medida han ido evolucionando con la sociedad. En estos años que se es menos, con cierto matiz, tolerante, ha habido cosas que se han tolerado antes y no hay que tolerar, estereotipos groseros. La publicidad está avanzando pero siempre va un poco por detrás. No se puede esperar que lidere a la sociedad. Aunque es ciertos que las marcas tratan hoy de conectar con formas de pensar, con la ideología incluso. No sólo política, sino socialmente. Hay un valor importante. Se encuentra incluso un discurso feminista. Hoy se rechaza el anuncio que refleja a la ama de casa. Pero sigue habiendo capas de la sociedad que son así, machistas, y sigue existiendo esa publicidad. Es un poco triste, porque la publicidad no es inocua, refuerza cosas en cada uno. La propia profesión debiera tener un código ético.

Dice que la publicidad no manipula, pero qué me dice de los anuncios de apuestas. Esos “apuesta, apuesta, apuesta. Gana, gana, gana”. O que sean jugadores del Madrid los que las anuncien. ¿No es eso manipular?

El problema es que esa publicidad intenta conectar, aprovechándose groseramente, con quien tiene problemas económicos. Está aprovechando cosas dentro de ti, de salir de una vida de mierda y tener un dineral. La mayor probabilidad, sabemos, es que acentúen los problemas sociales. Estaría a favor de una regulación.

Como fue el caso del tabaco y el alcohol.

En general no soy excesivamente partidario de la hiperregulación, porque al final siempre existen canales. Vía internet, si el tabaco quiere, puede encontrarlas. Pero hay aspectos de especial sensibilidad como el caso de las casas de apuestas, que requieren una regulación. Están generando un problema social de cierta gravedad. Habría que ver cómo plantear algo. Hay que meterle mano, aunque no tengo clara la solución.

Hábleme de algún anuncio que le inspiró, o uno que recuerde de sus inicios.

Recuerdo una campaña de la ONCE al empezar la carrera, que era un cupón del verano de la ONCE. Consistía en que si querías ser millonario, tenías dos opciones. Una era el cuponazo, y el otro era hacer la canción del verano. Aquellos del “Tú me das cremita”, “La medusa del amor”… Recuerdo ver ese anuncio, reírme, y decir, joder, me gusta la publicidad.

¿Y su primer anuncio de pequeño?

Recordar, recordar, no sabría decirte. Recuerdo aquellos míticos de Farala, una canción de perfume, “Chica nueva en la oficina, se llama Farala y es divina”. En aquella época abundaban los jingles.

https://www.youtube.com/watch?v=v4keI1fWM2g

No hay nada más transversal que el humor, ¿no?

A todos se nos gana con el humor. Si haces un chascarrillo en un congreso, le gusta más a la gente tu charla que otra más potente y aburrida. Pero también, en la Publicidad, según el humor. A cada uno le hace gracia una cosa. Una virtud del publicitario es la empatía. No usaría el mismo humor en Campofrío o en MTV. Hay humoristas a los que una parte le encanta, y otra lo aborrece, pero depende de qué humor.

La música en la publicidad es un mundo.

Efectivamente, me interesa, todo lo que tiene que ver con las dimensiones que tiene la publicidad, como el arte, la música, el cine, todo eso me interesa mucho. Hay gente que conoce una canción por un anuncio. Hace poco hizo AirFrance un anuncio con música de Mozart, y fue muy buscada en Spotify. Hay gente que critica eso, reducir a Mozart como fondo sonoro. No sé si soy más cínico, pero al menos es bueno que la gente lo conozca gracias a eso. Bendita sea la publicidad.

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<![CDATA["Siempre hemos sido maltratados cruelmente"]]> /la-voz-seleccion/siempre-hemos-sido-maltratados-cruelmente_16587_102.html Wed, 04 Dec 2019 13:09:21 +0100 /la-voz-seleccion/siempre-hemos-sido-maltratados-cruelmente_16587_102.html

Personas de todas las edades se encuentran en el Salón del Reino, el templo de los testigos de Jehová. Niñas de tres o cuatro años, adolescentes, parejas jóvenes, adultos y ancianos. La reunión comienza a las ocho de la tarde. Cantan con voz queda y al acabar la canción agachan la cabeza como si estuvieran sentenciados. El orador, el que lleva la batuta de turno, lee de las Santas Escrituras. Todos callan y escuchan cabizbajos lo que tiene que decirles el hermano mayor. Una vez terminado, levantan la mirada, se sientan, y abren un capítulo del libro de estudio. Como si de una clase de religión de primaria se tratase, el “profesor” lee el texto y después pregunta qué le sigue. Los asistentes que creen saber la respuesta alzan la mano. Por los costados de la sala se acercan dos hombres que flanquean los pasillos para ceder un micrófono inalámbrico. El hermano de la tarima le da paso como en la escuela, pero incluso más formal, primero diciendo su apellido y luego el nombre. Después de ser reconocido, este mira hacia su texto, recita un versículo y da su opinión al respecto. Y así con todo aquel que quiera participar en el estudio.

Famosos por las visitas en casa y por las polémicas en torno a las transfusiones de sangre, pero desconocidos en sus otros hábitos. Ellos visten de camisa y corbata -o pajarita-, ellas pueden ponerse lo que quieran siempre que estén decentes ante los ojos de Dios. Los testigos de Jehová son una religión arraigada en España desde 1974. Al ocaso del franquismo salieron de su escondite para oficializar su institución. A día de hoy en nuestro país hay más de 110.000 hermanos. No obstante, todavía hay personas que relacionan esta religión con la palabra 'secta', a lo que Paco Cordero, anciano de la Congregación del Norte replica: "La terminología de secta significa personas que están siguiendo un líder, un líder humano se entiende, por lo que está fuera de contexto. Nada de eso coincide con lo que somos nosotros".

En Jerez la institución empieza a edificarse a mediados de los 60. Dos madrileños -Jorge Mella y Vicente Páramo- llegaron a la ciudad para instaurar lo que actualmente ha atraído a más de 600 personas. Al principio se reunían unos pocos en hogares privados, pero debido al aumento de fieles construyeron en 1988 el salón en el que se encuentran a día de hoy. 500 personas son de habla española, pero Jerez también acoge a una congregación de habla inglesa, china y rumana, además de lenguaje de signos. La cifra de hermanos crece, se están quedando sin espacio, lo que provoca que piensen "hacer un complejo múltiple con varias salas", como afirma Carlos Egea, anciano de la Congregación de La Rosaleda.

"Es un manual de un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Eso es la Biblia, un libro de instrucciones para saber cómo manejar nuestra vida"

Paco Cordero está jubilado, pero Carlos Egea sigue siendo docente, pero entre ambos se nombran como ancianos. "Anciano se denomina a aquel testigo de Jehová que por su experiencia y conocimiento de la Biblia tiene una edad espiritual en cuanto al manejo de las escrituras para poder enseñar a los que forman parte de la congregación", apunta Paco Cordero. Ser testigo de Jehová es un estilo de vida, una manera de vivir. "No naces con esta religión, yo lo fui cuando tenía 29 años. Yo ya era un hombre casado con una hija en el mundo. Yo sé vivir de esa manera, pero sé vivir de otra", comenta uno de los hermanos, que asegura que sus creencias le han llevado a la felicidad plena; y es que conciben a sus propias escrituras, a su Biblia, como un manual de la vida: "Es un manual de un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Eso es la Biblia, un libro de instrucciones para saber cómo manejar nuestra vida", declara Cordero. ¿Qué limitaciones o normas tienen sus creencias? Ellos no entienden las palabras de la Biblia como obligaciones, para un testigo de Jehová, "es la manera fácil, cómoda, eficaz y bonita... de poder vivir".

"Nuestra fe es difícil de derrumbar, aunque también hay que nutrirla, la fe no es para siempre"

No solo van predicando la palabra de Dios e intentando enganchar a nuevas personas en sus creencias. Ellos estudian, se acercan a las cárceles para "encaminar algunas vidas", hacen labores sociales como dar alimentos y ayuda económica en algunas catátrofes naturales. ¿Fanatismo? Especifican que no tienen fe ciega en Jehová, que dicha fe no es la correcta porque puede desvanecerse con cualquier golpe de la vida. Su fe se basa en algo "sólido y tiene una parte muy importante del intelecto", como afirma Carlos Egea, a lo que añade: "Nuestra fe es difícil de derrumbar, aunque también hay que nutrirla, la fe no es para siempre".

Este colectivo religioso se despoja de toda relación icónica. Quizás tengan un punto de vista en común con los evangélicos, ellos no van venerando iconos o símbolos relacionados con la vida de Jesucristo: "La Biblia es muy clara frente a la idolatría. Hay textos que incluso la ridiculizan", comenta el anciano de la Congregación del Norte, pero es cierto que tampoco guardan el símbolo de la cruz.

Cuidan su dogma a la perfección. Quien se salga de las líneas que mandó a escribir Jehová queda totalmente fuera de la congregación, "pero no por nosotros, él mismo se excluye", asiente uno de ellos. Y sí, para ellos Dios personalmente ordenó que se escribiera la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras -su Biblia-. A pesar de esta afirmación, perciben a Dios como a un espíritu y no un cuerpo antropomórfico. 

Una pizca de sangre, homosexualidad y democracia

Sangre... Su ermita se encuentra en la calle Taxdirt, antiguamente conocida como La Sangre. Curioso que un colectivo que rechaza todo contacto con ella se establezca en dicho pasaje. Numerosos artículos denuncian la negativa de los testigos de Jehová a efectuar transfusiones de sangre. Los hermanos del Salón del Reino se cuestionan y esclarecen su postura: "¿Por qué nos hacéis siempre esa pregunta? Realmente los testigos de Jehová no hemos inventado el hecho de no aceptar sangre. Se nos atribuye a nosotros porque nosotros cumplimos con eso. Para Dios la vida es sagrada porque emana de él. Jehová ha dado la vida y la considera sagrada. Quitarle la vida al animal no es lo que se pena, Dios dice que la sangre va a representar la vida. Y como eso es sagrado, tú la sangre tienes que tirarla al suelo". De acuerdo con las palabras de Paco Cordero la sangre simboliza la vida, por lo que permitir que la sangre de otra persona entre en contacto con la propia significaría deshonrar a Dios. Este colectivo resalta que hay otras vías médicas para sanar a la gente y que no es esencial usar sangre ajena para ello.

"Ha habido testigos de Jehová que eran homosexuales" menciona Paco Cordero. ¿Ya no? "No, tienen que dejar de ser homosexuales. La homosexualidad no tiene ningún fundamento bíblico que lo justifique. La conducta homosexual, al igual que el matrimonio entre personas del mismo sexo, no tiene base bíblica. Es incompatible en absoluto con la forma de vida del cristiano". Religiones tan extendidas como el cristianismo y el islam tachan de antinatural cualquier relación entre personas del mismo sexo. Los testigos de Jehová, al ser igualmente cristianos, siguen esta misma línea y confiesan que hay hermanos que se "han curado". No obstante, afirman que no hacen una 'caza de brujas' y que respetan "su opción de vida". Ocurre lo mismo con las relaciones sexuales prematrimoniales y el aborto. Tener sexo antes del matrimonio está mal visto y se sale de la moral cristiana. Por otro lado, para esta religión la vida comienza cuando el espermatozoide entra en contacto con el óvulo, por lo que rechazan la pastilla del día después, pero no el preservativo.

"La Biblia enseña que el hombre no está hecho para gobernar y la historia lo demuestra, el hombre no es capaz de gobernarse correctamente"

Son personas muy ordenadas. Al igual que siguen al pie de la letra las palabras de la Biblia, respetan y obedecen la ley. No obstante, es un colectivo que hay que tener en cuenta en las elecciones porque no votan; pero cuando la ley decreta que es obligatorio sí meten la papeleta en la urna y especifican que ejercen voto nulo. A pesar de seguir la ley, no creen en un Estado gobernado por personas: "El tipo de gobierno que nos agrada es la teocracia más que la democracia. La Biblia enseña que el hombre no está hecho para gobernar y la historia lo demuestra, el hombre no es capaz de gobernarse correctamente", aclara Carlos Egea, que lo enlaza al segundo con sus creencias religiosas: "Estamos convencidos de que el reino de Dios, la teocracia, es la que va a hacer el cambio en la Tierra y ese cambio va a incluir desde eliminar fronteras -para acabar con este problema migratorio que hay ahora-, equilibrar los ecosistemas hasta quitar la enfermedad. Es el único que promete y ha demostrado que va a haber alimento abundante para toda la humanidad y que todos van a tener un trabajo y una casa propia. No existe ningún gobierno que haya conseguido algo parecido".

Paz, amor y fuera convencionalismos

A diferencia de otras religiones que han generado devastadoras guerras, los testigos de Jehová se diferencian por ser un grupo religioso que evita cualquier conflicto con otras personas y se sienten orgullosos de ello: "Nunca hemos pertenecido a ningún ejército. Nunca hemos participado en una guerra. ¿Todos aquellos que se llaman cristianos pueden decir lo mismo?" Por este hecho han sido duramente criticados y martirizados en cualquier época de guerra, ya que no se posicionaban en ninguno de los bandos. Los testigos de Jehová fueron el segundo colectivo religioso más torturado por la Alemania nazi y a día de hoy siguen sufriendo discriminación: "Siempre. Siempre hemos sido maltratados cruelmente y ejecutados por diferentes situaciones. Principalmente por seguir el ejemplo de Jesús, y él lo dijo, seríamos odiados por imitarle, por no ser parte del mundo, por no ser igual que los demás", anuncia Carlos Egea.

"Nunca hemos participado en una guerra. ¿Todos aquellos que se llaman cristianos pueden decir lo mismo?"

Igualmente sostienen que el racismo no tiene cabida entre ellos: "Entre los testigos de Jehová nunca ha existido el racismo, porque la Biblia indica que Jehová es un Dios que no es parcial, sino que en toda nación el que le obedece es alguien que él aprueba", afirma Paco Cordero, a lo que el otro anciano continúa: "No se trata solo de abandonar la homosexualidad, el adulterio, la borrachera, la fornicación… si uno tiene un sentimiento de racismo en el corazón, tiene que desterrarlo antes de ser testigo de Jehová".

Otra peculiaridad de esta religión es su posición hacia las fiestas populares, ninguno asiste a las fiestas de cumpleaños ni festejan los días que "se inventa El Corte Inglés", como indica uno de ellos: "No nos regimos por las costumbres populares, aunque nos hagan parecer impopulares. Tampoco entramos en el bucle del consumo mercantil porque el calendario o la tradición lo impongan. Realizamos las fiestas y hacemos regalos siempre que nos apetece y siempre que podemos. Es lo más inteligente. Ni la Navidad ni los cumpleaños son fiestas que la Biblia indique que haya que celebrar".

El evolucionismo y el creacionismo quedan fuera de la lógica de los testigos de Jehová, ya que no hay fundamento bíblico para ello y manifiestan las evidencias que les han transmitido sus escrituras: "Tenemos muy claro que todo lo que nos rodea es fruto de un diseño inteligente. No hay una explicación para la homosexualidad, el suicidio y el altruismo, dentro de una especie que supuestamente tiene que sobrevivir". Por otro lado detestan la convicción de que "Dios se lleva a las personas", ellos contradicen esta suposición: "Dios no se lleva a las personas, no las necesita. Él las creó para que fuesen felices en la Tierra. Es una idea que ha difundido la Iglesia siempre y que es errónea", aclara Carlos Egea.

Finalmente, ¿qué esperan los testigos de Jehová sobre su creador? La respuesta es clara: el día del juicio final. Ellos lo perciben como un propósito de Dios, pero no como un cataclismo que acabe con la especie humana, sino todo lo contrario: "Lo entendemos como el día del juicio de Dios que empieza ahí para restaurar la Tierra a las condiciones paradisíacas que él había hecho. Por tanto nosotros lo esperamos con gozo. Deseamos que eso llegue".

Tampoco pasan el cepillo ni tienen una rendija con un cartel que ponga 'para el culto', pero sí poseen una urna alargada en el salón para que las cinco congregaciones depositen los donativos que ellos mismos crean convenientes. Luego este dinero se recoge entre dos, como aquellos animales que entraban en el arca de Noé. En pareja suman las cantidades y las exponen en el tablón de anuncios. Cargados con las revistas con mayor tirada mundial (100 millones entre ambas): ¡Despertad! y La Atalaya, abren la puerta a quien quiera incorporarse a las enseñanzas de Jehová y subirse al carro de una religión que tal vez no excluye, pero que sí tiene un pensamiento sólido que siguen con devoción y que es imposible de modificar.

Ya todo está escrito y decidido por un libro.

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<![CDATA[El laberinto del crimen de Juan Holgado]]> /la-voz-seleccion/el-laberinto-del-crimen-de-juan-holgado_19271_102.html Thu, 21 Nov 2019 13:36:10 +0100 /la-voz-seleccion/el-laberinto-del-crimen-de-juan-holgado_19271_102.html A Francisco Holgado se le atragantan las palabras, tartamudea y abre y cierra muchos los ojos y tuerce la boca y parece que se avergüenza y por eso interrumpe el relato, el mismo relato de siempre, para admitir que ha estado siete años con tratamiento psiquiátrico. Respira hondo, agacha la cabeza, se quita la gorra, se frota los ojos, mira otra vez a la cámara y continúa con la historia, su historia, una tragedia dura y llena de aristas, contada en directo, tocada y trastocada y convertida en ficción, una historia que le quema porque el protagonista es su hijo muerto, asesinado de 33 navajazos, acuchillado sin miramientos una noche de noviembre de hace más de 20 años.

La cuenta a trompicones, regresa una y otra vez a la gasolinera y al brick, a las pruebas de ADN, traga saliva, vuelve atrás, insiste en que las cosas no se hicieron bien, la policía, la investigación, una cadena de errores, sangre por todas partes, en el suelo, en el mostrador, en la fotocopiadora, las pisadas, el escenario absurdamente contaminado y el vehículo oscuro y la medalla y cinco pares de huellas dactilares que, a día de hoy, continúan siendo de nadie. ¿O ya no?

Este hombre es Francisco Holgado, la persona y el personaje de su propia tragedia, la muerte de su hijo que en cierta forma fue también la suya, la de su madre, la de toda una familia rota y expuesta, hecha ya solo de tristeza, de heridas abiertas y de recuerdos. Dentro de la cabeza de Francisco Holgado, la fijación de que el caso no prescriba, pero también otra obsesión, más peligrosa, que no admite atenuantes ni réplicas, para la que no vale ningún argumento ni cabe ningún consuelo: la obsesión por no poder cambiar el pasado. “Si se hubiera…” “Si entonces…” “Si yo…” “Si el Juez…”.

Interior de la gasolinera de Martín Ferrador en la mañana siguiente al crimen. Escenas de sangre y lucha. FOTO: andaluciainformacion.es

Las ojeras, la perilla poblada y canosa, el balanceo constante, primero sobre un pie, luego sobre el otro, el Trangorex y el Apocard, los tranquimazines que le recetaba el médico y que él canjeaba a los yonkis por cualquier clase de información. La mente de Francisco Holgado es un laberinto lleno de vacíos, recovecos y puertas ciegas, un recorrido tramposo que siempre desemboca en los mismos sitios, la gasolinera, aquel hostal en las afueras de Valladolid, la plaza de la Asunción, Rompechapines. Y el juego perverso y agotador de intentar darle la vuelta, de retroceder en el tiempo, de cambiar las cosas.

¿Cuál fue el momento en el que se echó su suerte? ¿El día en que le dieron aquel trabajo? ¿El instante exacto en el que dijo “sí” a la posibilidad de cambiar el turno en la gasolinera de Martín Ferrador?

En todo hay un antes y un después, y nunca se sabe dónde termina lo uno y dónde comienza lo otro. ¿Dónde empezó la tragedia de Juan Holgado? ¿Cuál fue el momento en el que se echó su suerte? ¿El día en que le dieron aquel trabajo? ¿El instante exacto en el que dijo “sí” a la posibilidad de cambiar el turno en la gasolinera de Martín Ferrador? ¿Qué pieza de la larga sucesión de decisiones mínimas que suponen una vida lo abocó a la muerte? Francisco Holgado sabe que la caja registradora marcó su última operación a las 4 y un segundo de la madrugada. Los asesinos, presupone el sumario, estaban ya dentro. Así que al final de todas las preguntas hay solo una: “¿Qué pasó en ese segundo definitivo?”

Antes, Juan Holgado, 26 años, un currante aficionado al fútbol, formal y con novia, muy atento con sus padres, algo tímido, serio para sus cosas; después, un cadáver cosido a navajazos, su foto repetida en las pancartas, chaqueta oscura y corbata, uno de esos retratos de estudio con el fondo coloreado, su nombre en los muros de medio Jerez, el espectro difuso y maleable en el que se convierten los muertos cuando están en boca de los taxistas, de las señoras que hacen la compra en el mercado, de todos los delincuentes de la ciudad.

Antes, Francisco Holgado, empleado de banca, la cara redonda y unas gafas enormes, hecho a la cómoda rutina de la clase media, un vecino anónimo y tranquilo, la serenidad de espíritu que sólo se reconoce cuando se ha perdido; después, un extraño con peluca y bigote postizo que deambula por todos los tugurios de la periferia, dándole palique a los enganchados y a sus camellos, cada vez más flaco, cada vez más nervioso, cada vez más obcecado en que hay alguna pieza fundamental que se le escapa, cada vez más seguro de que más pronto que tarde habrá una especie de destello que lo iluminará todo. Antes, Antonia Castro, la madre; después, Antonia Castro, la presencia enlutada que recorre a diario la distancia que hay entre su casa en la Sagrada Familia y la Comisaría, que cumple estrictamente el ritual de visitar la tumba de Juan, adecentarla, dejarle flores.

“Si se hubiera…” “Si yo…” “Si entonces…” Es la madrugada fría del 22 de noviembre de 1995 y Juan se defiende de sus asesinos desde el suelo. Los forenses escribieron luego que se resistió hasta donde pudo. El revoltijo de papeles y los productos arrojados de los estantes y el rincón de la oficina en la que terminó por desplomarse dan cuenta de su valentía, confirman con su testimonio mudo que la pelea fue salvaje, así que Francisco vuelve a frotarse las manos y se pregunta si de verdad no había un testigo cerca, si nadie vio ni escuchó nada, por qué no pudo llegar cinco minutos antes la persona que avisó de que algo raro pasaba dentro, o tres minutos antes la ambulancia, con Juan todavía vivo, desangrándose pero vivo… Cinco minutos, tres minutos, la diferencia abismal que Francisco sigue intentando deshacer en su particular máquina del tiempo, los 180 segundos infinitos que terminaron por consumir la vida de Juan, la de Francisco, la de Antonia, la fría sentencia del reloj.

Los forenses escribieron luego que se resistió hasta donde pudo

Enésima manifestación reclamando justicia para Juan Holgado, este pasado viernes 20 de noviembre, a dos días de que prescibiera el crimen. Antonia Castro en el centro de la imagen. FOTO: JAVIER FERGO

Después, la Policía, la gasolinera convertida en un circo por el que se pasearon fotógrafos de prensa, vecinos y curiosos, la clase media y su miedo visceral a reconocerse en el drama ajeno, en la posibilidad física de su sufrimiento, el cálculo compartido de que eso le podía haber pasado a cualquiera, el estamos solos y desprotegidos, las manifestaciones, la investigación a salto de mata, las prisas por demostrar que el sistema funciona y que todos los asesinos se parecen entre sí, son escoria, residuos, gente débil, previsible, que acaba por cantar lo que sea cuando los hombres de bien hacen valer sus instituciones.

Esos son los asesinos, decían los padres de familia en los bares, el periódico en la mano, el café con leche humeando junto a una galería de retratos marginales, tipos melletos y suburbiales, motes turbios, negritas en los antecedentes penales, el regreso fugaz a la idea de que los criminales son tan fáciles de reconocer que basta con buscarlos donde siempre, en sus guetos, fumando en plata junto a bidones en los que se queman palés y bolsas de basura. No hay más. A Juan, un chico honesto, lo mataron unos yonkis medio tarados que sólo querían pegarse una buena juerga, botellas de whisky, tabaco, 70.000 miserables pesetas. Todo normal. Todo en su sitio. La opción más probable.

Pero no, a Pedro Asencio, Domingo Gómez, Francisco Escalante y Jesús Sañudo, los “presuntos” iniciales, el tribunal los deja libres porque dice que no hay pruebas concluyentes, sólo confesiones parciales y confusas, un relato policial sin pilares sólidos, mucha especulación sin sustento, un argumentario flojo que parece cogido con alfileres y que no aguantaría un examen serio. La acusación particular pedía 30 años de cárcel para cada uno. Se quedaron en cero.

 La acusación particular pedía 30 años de cárcel para cada uno. Se quedaron en cero

Los presuntos ya no son presuntos, sino inocentes, y salen a la calle, regresan al barrio, siguen con sus vidas torcidas, pululan por los parques y las plazas, alguno se crece incluso ante la notoriedad pública, presume de peligroso y navajero, juega a que sabe más de lo que parece y afirma y recula según le conviene para seguir en el ajo. Otros se quitan de en medio, lidian con sus adicciones, obtienen certificados médicos que acreditan sus problemas mentales.  Mientras, tras el batacazo del juicio, Francisco y Antonia y la ciudad entera intentan tragarse el asombro de que nadie sabe quién mató a Juan.

“¿Y si yo…?” ¿”¿Y si entonces…?” Ahora Francisco Holgado es Pepe El Gitano, un ATS recién llegado del Norte que anda tramando algún porte gordo y que busca cómplices entre la fauna lumpen de Rompechapines. Dice que tiene contactos, inventa historias sobre negocios redondos, reparte pastillas y paga los whiskys y los drogatas del barrio lo toleran porque se huelen que es otro de esos homosexuales reprimidos que busca cualquier excusa para tratar con tíos, porque reparte medicamentos y habla de fútbol y sólo de vez en cuando se interesa por la muerte de Juan Holgado, aquel pobre chaval al que le partieron la vida a las cuatro y un segundo de una madrugada cualquiera, el hijo de otro, la tragedia exótica que tiene noqueada a la ciudad, un tema de conversación tan corriente que de entrada no levanta sospechas.

Francisco Holgado, Pepe El Gitano, ahora los rasgos más afilados, la mirada opaca por los tranquilizantes, una peluca imposible de creer, una camisa de flores y vaqueros y una chaqueta de cuero que parece de segunda mano. Pepe El Gitano, en los bancos de La Asunción, dándole bola a  Pedro Asencio. Que si la medalla de Virgo, que si hubo o no hubo una fiesta después, que si quien hizo de anzuelo para que Juan abriera la puerta. Y Carlos, el gancho de Juan, apurando los límites y preguntándole a bocajarro por el asunto, “¿Qué pasaría en la gasolinera?” “¿Qué se dice en el barrio?”, mientras Francisco accionaba el resorte de la grabadora y Pedro se ponía cada vez más en guardia.

Asencio les da carrete porque dice que tiene una hija y necesita el dinero, se aferra a la posibilidad de que alguno de esos negocios raros de Pepe (Francisco) salga bien, o a lo mejor sabe que Pepe no existe, que sólo es un bicho raro, quizás un confidente, porque alguna de las cosas que afirma en las grabaciones son sospechosamente interesadas: “Te juro por mi santa madre que no le quito la vida así a un chaval”; o “Yo lo que quiero es coger a quien tenga algo que ver”. Pero Francisco Holgado, ahora con perilla, los pómulos muy marcados porque ya apenas come, se agarra a otras insinuaciones con las que Asencio parece querer alimentar su curiosidad: “Si tengo delante a esos tres, yo les saco solito lo que saben”.

“Si tengo delante a esos tres, yo les saco solito lo que saben”

Paco Holgado, de camino a Madrid. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Pepe El Gitano, Francisco Holgado, se la juega a una carta desesperada. Un largo viaja a Valladolid, muchas horas de carretera, con las oportunas paradas para beber y soltarle la lengua a Asencio, buscarles las vueltas, una grieta por la que colarse y descubrir ese detalle revelador en torno al que sigue girando su existencia. Pero la trampa sale desastrosamente mal. Paran en un hostal para descansar. Asencio no tiene un real y se queda a dormir en el coche. A la mañana siguiente se despierta el primero y pregunta en recepción en qué habitación puede encontrar a Pepe, pero no hay ningún José inscrito, ningún cliente se alojó anoche salvo un tal Jaime (Carlos) y Francisco Holgado Cintado, natural de Jerez para más señas. Y se acabó. Ahora es octubre de 2003. La causa se ha reabierto por el recurso al Supremo de la familia, que pide que se tengan en cuenta las cientos de horas de grabación que Francisco obtuvo en sus incursiones en todos los barrios chungos de Jerez. Además, parece que hay nuevos indicios por las declaraciones de María José Manzano, ex mujer de Asencio, que en teoría apuntaban a una supuesta autoinculpación del delincuente. La otra baza de la Acusación Particular era Yolanda Castro, manifiestamente desequilibrada, que parecía conocer con demasiada exactitud qué productos se habían llevado de la gasolinera y cuánto dinero faltaba en la caja.

La sala de la Audiencia está llena y ahí sigue Francisco Holgado, convencido de que ahora sí habrá argumentos de peso para condenar a los sospechosos, ávido de que todo el mundo escuche las cintas, sus cintas, esas que fue grabando durante meses con paciencia, las que repasaba una y otra vez al llegar a casa, ruido de fondo de bares y toses o música o el runrún continuo del motor del coche, divagaciones y afirmaciones sueltas y comentarios y cotilleos, acusaciones de unos yonkis sobre otros, hipótesis probables y otras absurdas, un sinfín de especulaciones sobre las que se vuelcan los abogados de la defensa. Ellos se esfuerzan en dotar de sentido ese caos de palabrería confusa, armar una versión creíble, pero en la sala se van mudando los gestos a medida que las cintas avanzan, no hay confesiones sólidas, sólo aproximaciones y teorías, vaguedades y sospechas. Los periodistas se miran los unos a los otros, contrariados, mientras en los altavoces sigue el continuo de nieve de la grabación. Ya se ha dicho la última frase, la última palabra. Y nada.

La cara de Francisco Holgado, esta vez sí, es un lamento sin paliativos. No encuentra en los ojos de los demás lo que esperaba: la confirmación explícita de que ha descubierto él solo, con sus pelucas y sus tranquimazines, a los asesinos de su hijo. No hay suspiros de alivio, ni abrazos solidarios, ni llantos de alegría. Sólo el silencio. Un silencio espeso y significativo, sembrado de decepciones, que todavía le duele.

Francisco Holgado, a los pies de la cuneta de una carretera secundaria, cerca de un pueblo perdido de Castilla La Mancha, la camiseta con el mismo retrato de su hijo, la misma sonrisa formal, la chaqueta azul, la camisa de rayas, doce años después de que se juzgara por segunda vez el asesinato de Juan. Ahora ya es Padre Coraje, porque así lo bautizó la prensa, porque se escribió un libro y se hizo una serie de televisión, y todo comenzó a mezclarse en el imaginario colectivo, los nombres reales y los falsos, Asencio y el Maquea, delincuentes habituales con sus trasuntos ficticios, los tics de los actores con la personalidad de los sospechosos de verdad, las versiones de barra de bar, cada vez más delirantes, con los hechos contrastados en el sumario, Francisco Holgado, Pepe El Gitano, Jaime, Carlos, interpretaciones posibles y conspiraciones estúpidas, castillos en el aire, una rotonda con una placa insertada en mármol que lleva el nombre del muerto.

Francisco Holgado, antes empleado de banca, ahora es un anciano que tiene órdenes de alejamiento cruzadas con su esposa y el patrimonio consumido en minutas

Es octubre de 2015 y Francisco Holgado, Padre Coraje, nervioso, mentalmente agotado, camina 700 kilómetros hasta Madrid. Repite que no va a tirar la toalla y que ahora está más fuerte que nunca. También se lleva el índice a la sien, se la golpea dos veces y dice: “Esto es duro”. Francisco Holgado, antes empleado de banca, ahora es un anciano que tiene órdenes de alejamiento cruzadas con su esposa y el patrimonio consumido en minutas, un abuelo que pinta con espray en la entrada de los pueblos y con el que algunos chavales se hacen selfies que luego suben orgullosos a sus perfiles de Facebook. A todo el que quiere escucharle, le cuenta su tragedia. El cambio de turno, los errores policiales, las cintas. “¿Para qué vas a Madrid, Francisco?”, le pregunta la prensa, las radios, las televisiones locales. “Para que el caso no prescriba”, dice. Para que no hayan pasado 20 años. Sabe que no puede volver atrás en el tiempo. Pero él sigue empeñado en detenerlo.

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<![CDATA[In memoriam]]> /la-voz-seleccion/in-memoriam-2_18446_102.html Fri, 01 Nov 2019 12:31:48 +0100 /la-voz-seleccion/in-memoriam-2_18446_102.html Llega la hora de visitar a aquellos seres queridos que ya no están. Centenares de personas van al cementerio con cubos y fregonas para limpiar las lápidas de sus difuntos, portan flores para adornarlas y cargan escaleras para llegar hasta sus nichos. El cementerio de Jerez, que se abarrota estos días y paradójicamente se llena de vida, alberga miles de recuerdos desde que se construyera en los años 50 del pasado siglo para sustituir al antiguo de Santo Domingo. Aquí yacen jerezanos anónimos, pero también otros muchos que han pasado a la historia por una u otra causa. Igualmente, las iglesias de la ciudad albergan los restos mortales de otros tantos personajes más o menos ilustres, no sólo de Jerez, que merece la pena recordar o, en algunos casos, conocer. Nobles, artistas, alcaldes, santos, un dictador y hasta una reina fueron enterrados en Jerez. lavozdelsur.es hace un recorrido por algunas de las tumbas más celebres repartidas a lo largo y ancho de nuestra ciudad. No están todos los que son, pero he aquí una buena muestra.

Doña Blanca de Borbón, una reina en San Francisco

En la iglesia de San Francisco, alejado del ajetreo de personas y autobuses que hay a diario a solo unos metros de allí, en plena plaza Esteve, una lápida de mármol con inscripciones en latín recuerda la triste vida de Blanca de Borbón, noble francesa y reina consorte de Castilla. La misma, traducida al castellano, dice lo siguiente: Consagrada a Cristo Sumo Bienhechor y Todopoderoso Señor Nuestro, Doña Blanca Reina de la Españas, hija de Borbón descendiente del ínclito linaje de los reyes de Francia, fue grandemente hermosa de cuerpo y costumbres, mas prevaleciendo la manceba, fue muerta por mandato del rey D. Pedro I el Cruel su marido. Año de Salud de 1361. Siendo ella de 25 años de edad. Nacida en la localidad francesa de Vincennes en 1339, doña Blanca tuvo que casarse, por motivos estratégicos, con Pedro I, apodado El Cruel. A Castilla le interesaba mantener una alianza con Francia, toda vez que era de vital importancia para la corona el control del Canal de la Mancha para mantener una ruta comercial hacia Flandes, sin olvidar el frente común que ambos países hacían contra Inglaterra. Doña Blanca fue la cuarta pretendienta que le buscaron a Pedro I, y que incluso días antes de solicitar su mano, la delegación castellana intentó en vano que otra Blanca, ésta de Navarra, fuera su prometida, algo a lo que se negó no una, sino dos veces. Sin embargo, la boda entre ambos tardaría un año debido, entre otras cosas, a problemas en el pago de la dote de doña Blanca. A todo esto, Pedro I ya se había buscado una amante, María de Padilla, a la que incluso le había dado una hija. Lo cierto es que don Pedro apenas llegó a convivir con Blanca de Borbón, abandonándola a los pocos días, lo que desembocaría en una guerra civil en el reino de Castilla. Desde entonces, doña Blanca pasaría por Medina Sidonia, Arévalo, Toledo, Sigüenza y El Puerto de Santa María -en lo que se cree es actualmente el castillo de Doña Blanca- para volver de nuevo a Medina Sidonia, donde se cree que moriría de muerte natural, ya que ella misma había solicitado a los monjes de la iglesia de San Francisco ser enterrada allí, si bien también circula la historia de que murió a manos del ballestero Juan Pérez de Rebolledo, mandado por el propio Pedro I, tal y como narra su lápida. A pesar de todo, parece que el cuerpo de Doña Blanca ya no estaría enterrada en San Francisco, desconociéndose hoy día donde se hallan sus huesos.

El orante caballero de San Juan

En la histórica iglesia de San Juan de los Caballeros, una de las seis que ordenó levantar Alfonso X tras la reconquista de Jerez, en una recoleta capilla que en tiempos fue Sagrario, encontramos una menuda figura de madera y yeso, vestido con ropajes propios del siglo XVII en los que destaca el escudo de la orden de San Juan sobre su negra capa. De rodillas y de manera orante, a unos metros elevado sobre su propio sepulcro, se trata del caballero Diego López de Carrizosa y Perea, caballero de la orden de San Juan de Jerusalén y comendador de la Higuera, fallecido el 14 de julio de 1616.

Primo de Rivera, muerte en París, descanso en La Merced

Miguel Primo de Rivera sigue cabalgando en la plaza del Arenal, pero sus restos mortales se encuentran en la capilla de Riquelme de la Basílica de la Merced. Nacido en Jerez en 1870, ascendió en la carrera militar hasta encabezar el 13 de septiembre de 1923 un golpe de estado apoyado por Alfonso XIII, instaurando una dictadura hasta enero de 1930, cuando dimitió de su cargo y se exilió en París, donde moriría seis semanas después a causa de su diabetes.

Dos santos en San Juan Grande

A uno lo canonizó la Iglesia y a otro no hace falta que lo haga nadie porque ya fue considerado un santo en vida. Sus restos reposan a escasos metros de distancia en el santuario de San Juan Grande, junto al hospital que la orden de San Juan de Dios tiene en Jerez al final de la calle Taxdirt. Hablamos de San Juan Grande y del hermano Adrián del Cerro. Juan Grande Román nació en el pueblo sevillano de Carmona en 1546 pero pronto, con sólo 19 años, llegaría a Jerez con el sobrenombre de Juan Pecador para vivir por y para los pobres y los enfermos, hasta el punto de fundar su propio hospital para cuidarlos, el de la Candelaria. Juan moriría de peste en el año 1600 y siglos después sería, primero, beatificado por Pío IX y luego canonizado por Juan Pablo II en 1996. Diez años antes sería proclamado patrón de la nueva diócesis de Asidonia-Jerez. De otro lado, Adrián del Cerro, más conocido como el hermano Adrián, nació en un pueblo de Toledo en 1923, pero desde 1962 ya se afincó en Jerez donde, al igual que Juan Grande, daría su vida por y para los más necesitados. De pequeño tamaño pero de gran corazón, el fraile fue considerado el último limosnero. Siempre se le recordará, maletín en mano y boina en la cabeza, recorrer todo Jerez para conseguir fondos para los pobres y marginados. En sus últimos años de vida, y después de varias caídas y fracturas de huesos, el hermano Adrián tuvo que recurrir a una silla de ruedas, si bien su labor continuó hasta el último día de su vida. Fallecido en agosto de 2015, el fraile, que siempre será recordado por su labor y por el economato social que lleva su nombre, descansa al pie de un altar en el santuario de San Juan Grande.

Burgueses y linajes jerezanos a las puertas del cementerio

Dicen que la muerte iguala a todos, sean ricos o pobres. Y bien es verdad, porque de las garras de la parca no se libra nadie. Pero a la hora del descanso eterno vuelven a notarse las diferencias entre unos y otros, algo que se aprecia nada más cruzar las puertas del cementerio de Jerez. Nombres y apellidos ilustres se reflejan en las grandes lápidas y panteones, más o menos artísticos, en el patio primero del camposanto. Aquí encontramos tumbas como la del primer marqués de Bertemati, José de Bertemati y Troncoso, bodeguero, alcalde de Jerez y uno de los fundadores de la Cámara de Comercio de Jerez, o la de Álvaro Domezq Díez, ganadero, rejoneador y alcalde entre 1952 y 1957, entre otros.

Un garrapatero eterno

Tenía sólo 21 años cuando en la tarde del 6 de julio de 2004 se le paraba el corazón a Miguel Ángel Benítez Gómez, para todos Migue Benítez o el Migue, fundador, compositor y vocalista de Los Delinqüentes. Se fue de este mundo sin hacer ruido, haciendo la siesta, precisamente todo lo contrario a lo que había hecho siempre, que no fue otra cosa que llamar la atención desde bien pequeño cuando ya comenzaba a componer y a tocar con la guitarra sus propias letras. Convertido en un mito para muchos, en su nicho, en el que nunca faltan las flores, encontramos tres mecheros, como los tres miembros que conformaron Los Delinqüentes: Migue, Marcos y Diego. Y hasta un botellín de cerveza artesana Matajare, creada en su recuerdo. Un santuario para fans y fieles de su grupo y sus canciones, evocando la tumba del mítico Jim Morrison en el cementerio parisino de Père Lachaise, parada obligada para los turistas.

Sir Thomas, el hombre que trajo el fútbol a Jerez

A finales del siglo XIX la relación entre Jerez e Inglaterra era fluida gracias a la exportación de vino. Ciudadanos de uno y otro lado cruzaban el charco para trabajar y hacer negocios y uno de ellos fue el inglés Thomas Spencer Reimann, que se establecía en nuestra ciudad para trabajar en las oficinas de Williams & Humbert. Junto a otros compatriotas, Thomas fundaría el Jerez Football Club, primer equipo de fútbol de Jerez y germen de lo que años más tarde sería el Xerez Club Deportivo. Thomas, que llegó a ser jugador y presidente de aquel primigenio club, murió en Jerez. Sus restos reposan en el cementerio protestante del camposanto jerezano, bajo una gastada cruz de piedra. La Fundación Xerez Club Deportivo le dedicó dos azulejos conmemorativos, uno en el estadio municipal de Chapín y otro sobre su tumba.

La Paquera, junto a Moraíto, Gallardo y El Torta

25 coronas de flores se colocaron sobre la lápida de mármol negro de la tumba de Francisca Méndez Garrido, La Paquera de Jerez, un 28 de abril de 2004. Días antes, una trombosis había callado para siempre una de las voces más puras del flamenco. Aquel día el cementerio se quedó pequeño para despedirla. Entre esas personas que le dieron el último adiós se encontraba Manuel Moreno Junquera, Moraíto Chico. Desde el 12 de agosto de 2011, Paquera y Morao descansan juntos en el cementerio de Jerez. Sobre sus lápidas, los rostros del Cristo de la Expiración, en el caso de ella, y el Prendimiento, en el caso de él, las dos grandes devociones de ambos y símbolos de los barrios que los vieron nacer, San Miguel y Santiago. A unos metros de La Paquera, el compositor que más escribió para ella, Antonio Gallardo Molina, también descansa en el cementerio de la Merced desde abril de 2013, como lo hace Juan Moneo Lara, El Torta, desde hace casi dos años. “Si algún día me da por volver, iré con el alba, como la brisa fresca que trae la mañana”, reza como epitafio una de sus letras, en la esquina inferior izquierda de su lápida.

Ángeles para los Terremoto

Duquela a pico cavando sin fondo el mundo, Fernando, se queda chico sin tu cante jondo

Este epitafio, dedicado en su día a Fernando Fernández Monje cuando falleció en 1981, bien podría también valer para su hijo, Fernando Fernández Pantoja. La saga de los Terremoto ha sido tan prolífica en arte como en mala suerte. Terremoto padre murió a la temprana edad de 48 años, pero es que su hijo lo haría con tan solo 40 en el año 2010. Ambos yacen junto a Isabel Pantoja, esposa y madre de ambos, respectivamente, en una tumba coronada por un busto del patriarca que escoltan dos ángeles de piedra.]]>
<![CDATA["No creer en Dios no implica no creer en nada"]]> /la-voz-seleccion/no-creer-en-dios-no-implica-no-creer-en-nada_36484_102.html Tue, 27 Aug 2019 11:52:35 +0200 /la-voz-seleccion/no-creer-en-dios-no-implica-no-creer-en-nada_36484_102.html

Los antiguos filósofos grecorromanos pensaban que la religión y el temor a los dioses se inventaron para imponer a cada cual disciplina y sentido del bien y del mal en la convivencia en sociedad. Pero también para explicar lo incontrolable. Miles de años después, de las sociedades de cazadores-recolectores a la red que rinde culto a lo social y al dios de la imagen, poco o nada ha cambiado. Aunque muchas preguntas que carecían de explicación sobre el universo que nos rodea y por qué las cosas son como son han ido respondiéndose en esta larga travesía, hay misterios con difícil resolución.

En 352 páginas, José Ruiz Mata (Jerez, 1954) describe "sin partidismo" y "desapasionadamente" una panorámica de los distintos sistemas culturales a lo largo de los siglos que han conformado lo que se conoce como religiones. De Zoroastro a Cristo, de Buda a Mahoma, su historia ha conformado en gran medida la historia de la humanidad. Desde ese punto de partida en el que las creencias o no creencias individuales han sido casi consustanciales al hombre, el autor de Eso no estaba en mi libro de Historia de las Religiones (Almuzara, 2017) aborda un ensayo centrado en hechos históricos.

En él comprueba de "dónde surgen las religiones y por qué, y cómo unas van aportando a otras muchos temas que influyen en el hombre desde siempre. Sé que este tema puede incluso herir a mucha gente con cualquier comentario, por eso he querido hacerlo de forma desapasionada". Revela la Wikipedia que, según algunas estimaciones, existen alrededor de 4.200 religiones vivas en el mundo e innumerables extintas. Ruiz Mata empieza su ensayo por Oriente: hinduismo —la más practicada y la más antigua de cuantas se siguen practicando—, budismo y confucianismo.

Luego salta a Occidente, "para ver los orígenes del cristianismo". Y ahí aparece, como en la portada de su libro, Alejandro Magno. "Es una pieza fundamental en esta historia porque pone en contacto a Oriente con Occidente. Empieza a tener un concepto diferente de lo que había hasta entonces: conquistaba de una manera más moderna, incorporaba a enemigos a su ejército... Muchas religiones, culturas y filosofías, sobre todo de Persia, aparecen por Europa, y viceversa, y el mundo se empieza a ver de otra manera".

Órficos (a Orfeo ya le crucificaron), los egipcios, el platonismo, Apolonio de tiana, Mitra, el judaismo, el islam y los sunitas y chiítas... y la gnosis. "Para mí todo el cristianismo surge de ella, de la que no se conocía casi nada porque la Iglesia se había encargado de ocultarla". Ya en el terreno del cristianismo, "lo que quizás más nos afecta a nosotros, hablo del simbolismo de los Evangelios, de la escatología, la iconografía, de la Virgen María, los santos...". En ese recorrido aséptico, el lector podrá comprobar que "la religión en primer lugar surge como idea liberadora de una necesidad del hombre, pero poco a poco el hombre se pone al servicio de la idea, como ocurre también con muchos pensamientos políticos, que acaban creando ritos y dogmas que encorsetan al hombre". Ideas que, en paralelo, se convierten en fuentes de dominación, poder y dinero. "No ha habido un negocio más grande en la historia que el de la Iglesia. La creación del purgatorio ha sido una de las grandes ideas de negocio de la historia", apunta Ruiz Mata.

¿Sigue teniendo sentido la religión en nuestros días? 

Cuando hay oscuridad absoluta el mejor guía es un ciego pero una vez que el hombre ya se está dando cuenta de dónde surge la vida, cuáles son las leyes de la naturaleza, la física... seguir al ciego pues ya no ha lugar. Ya ha amanecido, como quien dice. Si ya ha amanecido para la humanidad y entendemos muchas cosas del universo, pues no sigamos a los ciegos sino a los que ven, ¿no? Antiguamente daban respuesta a una serie de respuestas que el hombre no tenía y ahora sí las tiene. No nos aferremos a las cosas que tienen respuesta. ¿El infierno está en este mundo de refugiados y hambrientos?

Dicen que Dios es perfecto y creó este mundo, que no es ni mucho menos perfecto. Con lo cual, la perfección dejó mucho que desear. Ha ido mandando a sus hijos para arreglar esto, para nosotros a Jesucristo, y esto sigue exactamente igual que estaba. El mundo sigue igual. O Dios no tiene arreglo, y debe estar tirándose de los pelos porque no es tan perfecto como él dice, o esto es mentira. Después de mandar a su hijo a liberarnos a todo el mundo esto sigue haciendo aguas por muchos sitios. El mundo no es ni un ápice mejor tras la venida de ninguno de los profetas. Con lo cual mucho me temo que esto de los mesías suena a camelo. Han mandado a técnicos a reparar averías y la instalación sigue mal hecha.

La barbarie sigue llevando a justificar asesinatos en nombre de la religión.

También hay una utilización por parte de los Estados bastante importante. No es solo que la religión utiliza al hombre sino que los Estados utilizan a las religiones. El tema del terrorismo islámico también esconde mucha injusticia social. No podemos olvidarnos del petróleo, de la lucha de los Estados, el terrorismo más grande es el de los Estados, el terrorismo es utilizado por ellos para desestabilizar. Somos gente civilizada y no vamos a ir ya a la guerra pero sí pueden producirse ataques terroristas, ¿vale? En muchos aspectos el terrorismo actual no se puede enjuiciar directamente con un problema de la religión sino que hay que ver lo sociopolítico muy profundamente.

"En muchos aspectos el terrorismo actual no se puede enjuiciar con un problema de la religión sino que hay que ver lo sociopolítico muy profundamente"

Al final hoy Dios es el dinero y el poder.

Están por encima del terrorismo y de las religiones en este momento. El terrorismo es más grande desde que dijeron de luchar contra el eje del mal. Se atacó Libia por el petróleo o a Siria por intereses en gaseoductos y oleductos, Irak es otra prueba palpable… Después se ve que los motivos esgrimidos son mentiras y eran otros, pero no pasa nada. El terrorismo habría que tratarlo más bien desde otro prisma antes que desde el religioso.

Raztinger alertaba de la descristianización de Europa. ¿Puede revertir un Papa como Francisco la tendencia? Hay quienes ven el sentido de la religiosidad como algo pasado de moda.

Las religiones tienen un problema gordo, y el Islam quizás más que el cristianismo. Son algo que se inventaron hace un montón de siglos y que pretenden que sigan de forma inamovible. La sociedad ha cambiado, todo cambia, pero Dios queremos que sea el mismo que hace siglos. Dios para mí es un concepto del hombre. El hombre no está creado por Dios, es el hombre el que crea a su Dios, por eso son diferentes, porque dan respuestas a una sociedad concreta y a su forma de ver el universo, el mundo y las cosas, por eso el hombre crea un Dios a su imagen y semejanza. Pero nos intentan imponer un concepto de religión o de Dios creado hace un montón de siglos y eso hace aguas porque por mucho que tú quieras ya no lo identificas, evolucionas.

Buñuel decía 'soy ateo, gracias a Dios'.

Estoy en contra totalmente de la gente que dice que cuando no hay Dios hay caos o de ese concepto de que al creer menos en Dios la gente ha perdido los valores. La gente sigue luchando por la libertad, contra la injusticia, por la paz, por la solidaridad… El hecho de no creer en Dios no implica no creer en nada. Hay muchísima juventud que sigue luchando por estas cosas, lo que sucede es que nosotros creemos que en la antigüedad todo el mundo tenía pensamiento único. Hace mucho tiempo los que sabían leer y escribir eran cuatro, y ahora pretendemos que todo el mundo sepa leer y escribir, pero en el fondo seguirán siendo cuatro porque el resto se deja vivir. Es decir, los preocupados por los temas sociales, culturales, educativos… siempre son muy pocos. La mayoría se deja vivir. Cuando la religión era una pues se dejaba vivir en eso. Ahora que la religión no está adaptada a los tiempos la gente se aferra al consumismo, a la televisión, a los programas basura… que en definitiva constituyen una vida paralela. Ves que un matavacas ha tenido un niño con una folklórica y te creas un mundo paralelo que te hace olvidar la miseria de todos los días. Seguimos necesitando algo que nos libere de toda la miseria.

"En Andalucía, por ejemplo, existe más una tendencia folklórico-religiosa que una religión profunda. Seguimos adorando a Astarté, que tiene unos pocos de miles de años"

En Andalucía, y concretamente en Jerez, hay procesiones todo el año. ¿Tiene algo que ver eso con la religión o con la oferta lúdica?

En Andalucía, por ejemplo, existe más una tendencia folklórico-religiosa que una religión profunda. Seguimos adorando a Astarté, que tiene unos pocos de miles de años. Y esa es la Virgen del Rocío. La Iglesia tiene que echar mano de la Virgen porque es incapaz de erradicar los cultos a las diosas de la tierra, entre ellas Isis. Eso también lo trato en el libro. Por eso tiene la Virgen tantísimos nombres porque era Isis, la de los mil nombres. Entonces, la Iglesia ha utilizado una serie de medios para ir imponiéndose, los primeros padres denostaban a la Virgen, que apenas aparece en los Evangelios y que decían que no creía en Jesucristo, sin embargo después tuvo un protagonismo muy grande por ello. Somos un pueblo de conciencia agrícola y nuestra diosa siempre fue Astarté, diosa muy cercana a la tierra, y eso ha sido sustituido por la Virgen en sus diferentes aspectos. La Semana Santa es algo folklórico-religioso totalmente, y eso hay que verlo también desde ese punto de vista y cómo influye.

Decía recientemente el padre Repetto en una entrevista en este medio, que en Semana Santa solo hay dos procesiones realmente y el resto es un "ventilar a los santos".

Pero es que en cierta manera, la religión es eso también. No puedo imponer mi concepto de religión a los demás. Aquí se han paseado en parihuela a todos los dioses del mundo, se paseaba a Astarté, a Juno, a Orfeo… El pueblo mediterráneo ha sido muy de pasear a sus dioses. Ahora mismo la religión católica no hace ni más ni menos que lo mismo. Oponerse a eso es oponerse a nuestro concepto de religión. No lo entenderíamos de otra manera.

¿Facebook es Dios?

Lucho por mi intimidad y, sin embargo, pongo en el Facebook que mi niño tiene diarreas hoy, y exhibo al niño. Lo ves desde fuera y suena a cachondeo. Pero buscamos sustitutivos para poder soportar la miseria de este mundo y de nuestra existencia. El mundo seguirá y la gente que está preocupada por la justicia y la solidaridad seguirá siendo una minoría que creerá o no en Dios, pero el mundo seguirá adelante. Y la mayoría, que antes podían ser fanáticos religiosos, ahora se ponen el Sálvame y ya está. Si antes ponían cirios a un santo, pues ahora vas a un centro comercial, compras cosas que no necesitas o visitas el patio de vecinos del siglo XXI.¿Tan poco ha cambiado esto?

El teatro nunca fue lo que era… Nunca fuimos lo que dicen que éramos. Hay una carta de Aristóteles que la lees sin saber que es de él y parece de un padre actual hablando de la juventud de hoy: ya no respetan a los mayores… y cuando ves que es de Aristóteles dices: nada ha cambiado. El hecho de que se sustituya la religión no nos hace mejores ni peores, pero si ésta no da respuesta, pues la dará otra cosa y nos seguiremos evadiendo con vidas que ahora creemos que son reales.

¿El hombre siempre será un lobo para el hombre, pese a Dios?

Sí. Lo que pasa que esa frase tiene una segunda parte que no se dice. El hombre es un lobo para el hombre y no lo conoce. Somos unos lobos si no conocemos a ese otro hombre. En cuanto le conoces ya no actúas igual. Somos duros con África porque nunca hemos estado allí. El hombre lo que necesita es conocer a sus semejantes para poder amarlos. En El tercer hombre, cuando se montan en la noria, preguntan desde arriba a cuánta gente mataría si le dieran un dólar por cada una… Claro, desde arriba se ven personas como hormigas pero cuando la noria baja ya ves a las personas con sus caras y no matarías a nadie. Creo que los que atacan las aldeas, si fueran allí y les conocieran, a sus familias, a sus hijos, no mataban a nadie. La lejanía nos hace ser crueles.

"Por mucho que digan que en España no existen analfabetos, seguimos siendo analfabetos funcionales"

Autor de casi una veintena de publicaciones, Ruiz Mata es director de la revista de literatura Tierra de Nadie y de las diversas publicaciones del mismo nombre; ha sido secretario de la asociación andaluza de escritores y críticos literarios, Escritores y Críticos del Sur; y su novela La mano que aprieta (Calambur, 1999) fue finalista del Premio Andalucía de la Crítica. Intelectual comprometido, verso suelto e ingenioso hidalgo letraherido, este autor jerezano es tan cuentista como filósofo. "Un novelista no es alguien que meramente cuenta una historia, debe contener algo más dentro para que sea novela lo suyo", expone, quien asegura que "fundamentalmente hago ensayos de historia o novela". "Me encuentro muy a gusto en las dos. A veces la novela me hace llevar el planteamiento que tengo y no quiero discutirlo, porque si lo hago como ensayo se me pueden echar más encima, y entonces mis conceptos filosóficos los expongo como novela porque ahí creo un mundo, que es mío, y ahí intento que entre el lector. Sin embargo, en el ensayo ya el mundo está hecho y lo que intento es explicarlo. El éxito mayor es cuando el lector entra en mi mundo y ve que es vivible y real".

¿Cómo se siente un escritor cuando ve un titular que dice que cuatro de cada diez españoles no abre un libro?

(Risas) Mira, eso lo único que hace es corroborar lo que te dije antes: por mucho que digan que en España no existen analfabetos, seguimos siendo analfabetos funcionales. Pretender que todo el mundo sea… mire usted, no. El arte no es demócrata, es para el que tiene esa capacidad. Y si no la tienes no eres artista, no es una cuestión de derechos sino de habilidades. Quiero cantar en la Scala de Milán pero con mi voz no canto ni en la ducha. Al final, la gente que sigue leyendo y los intelectuales son los que son. No somos ni mejores ni peores, siempre ha sido así. De la historia han quedado los intelectuales pero ha habido un montón de gente anónima que se ha ido olvidando.

"Una ciudad debe ser laica y luego que cada cual practique en su intimidad la religión que quiera practicar"

¿Se podrá disociar algún día el Estado de la religión? En Jerez vuelve a reabrirse el debate sobre los símbolos religiosos en espacios públicos.

Me fastidia enormemente. El tema religioso es algo íntimo. Nadie se puede meter con lo que tú quieras creer pero eso es algo de la intimidad. Y punto. Socialmente, y sobre todo, se utiliza para imponer ideas. Bastante con que ya intenten imponernos ideas políticas como también las religiosas. Una ciudad debe ser laica y luego que cada cual practique en su intimidad la religión que quiera practicar. Estoy en contra de las clases de religión. Si usted quiere que su hijo dé religión mándelo a la catequesis, a la madrasa o a la sinagoga, pero el estado civil debe ser aconfesional y que todos respetemos las creencias de los demás. Pero, claro, venimos de una España donde obligaban a creer y solo había una religión verdadera y autorizada. Así nos luce el pelo. Nada más entrar a Jerez por Sevilla te encuentras a monseñor Escrivá de Balaguer, más adelante a los Rotarios, luego a Álvaro Domecq, uno de los tipos más nefastos que ha habido en esta ciudad, y más a la derecha a la Virgen del Sagrado Corazón. Creo que la ciudad debe pasar esa página. Usted es religioso, pues para usted.

Al final, es una manera como otra cualquiera de arrancar votos.

Exactamente. Se trata de arrancar votos, pero no puede ser. Su concepto religioso es para usted. No voy por la vida queriendo que todo el mundo piense igual que yo, ni hago alardes de mi ideología. La religión es respetable pero forma parte de la intimidad de cada cual. La Iglesia tiene un problema: o se hace lo que diga, o estás en contra, y no es así, puede haber otro tipo de relación lógica o amable sin necesidad de esa sumisión. Ahora vamos a hacer una jornada sobre laicismo en Jerez, y vamos a tratar el tema de las inmatriculaciones y las exenciones de impuestos. Me parece muy bien que no paguen por sus lugares de culto público pero es que tiene propiedades en alquiler por las que hace negocio y tampoco paga. ¿Por qué no va a pagar impuestos por algo que le produce una renta? Habrá que ver qué temas son libres de carga por dar servicio a la comunidad y con cuáles hace negocio.

Usted también es un activo defensor de la Memoria Histórica. Entre quienes están a favor de reparar la dignidad de las víctimas ¿hace falta más acción y menos postureo?

Porque al final es lo mismo, hay personas que somos convencidos y otras que no son convencidas pero actúan como si lo estuvieran porque hay que estarlo. Y al final canta la gallina. Su postura no era de conciencia sino de oportunidad, y al final no haces nada porque de ti no sale. Si ciertos políticos tuvieran un verdadero interés en zanjar este tema ya habría acabado. La sociedad empuja a algunos políticos —qué trabajito nos costó quitar el busto de Pemán, por ejemplo; no digo ya que quitemos las calles, pero no pongamos más, ¿no? En Jerez en lugar de quitar se pone— porque los políticos andan perdidos y no tienen una plena conciencia, y actúan solo si se les empuja, a remolque. A poco que se quedan solos pues meten la pata. Hace más de 40 años que se debió hacer esto y nunca nadie lo ha hecho. Pacheco no movió un dedo y se hartó de poner glorietas y monumentos. Que la plaza más importante de la ciudad esté presidida por un dictador… Y lo curioso es que la mayor parte de estos dictadores están enterrados en lugares sagrados: desde Queipo de Llano, un asesino del que La Macarena luce un fajín; o el propio Valle de los Caídos… La Iglesia ampara a estos señores.

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<![CDATA[Cabral, el jerezano que jugó con Petrovic: "El baloncesto es un veneno"]]> /la-voz-seleccion/cabral-el-jerezano-que-jugo-con-petrovic-el-baloncesto-es-un-veneno_36081_102.html Tue, 13 Aug 2019 23:11:29 +0200 /la-voz-seleccion/cabral-el-jerezano-que-jugo-con-petrovic-el-baloncesto-es-un-veneno_36081_102.html

Un hombre de 2 metros de estatura y 105 kilos nos espera en el Palacio de Deportes de Jerez. Ese podría ser su santuario, pero más tarde descubrimos que solo es su lugar de trabajo. Lleva en la delegación de Deportes desde 2004, prácticamente desde que decide dejar de ser profesional. Son las nueve de la mañana de un día invernal de enero y él nos recibe con una bufanda hecha a mano rodeando su cuello. Su altura llama la atención, pero más aún su presencia de bonachón y su voz cándida y lineal. En cuanto accedemos al pabellón no para de dar los buenos días a todos con una amplia sonrisa. Paseamos por los laberínticos pasillos del Palacio de Deportes de Jerez. Realiza un pequeño tour para mostrarnos cada una de las instalaciones. Lo hace con ahínco, no para vendernos el espacio, sino por pura cortesía. No obstante, a los pocos minutos, cuando pasamos por uno de los fríos túneles de hormigón, confiesa que de todos los palacios y pabellones en los que ha estado, "este es el peor" que ha visto. "Y le dieron un premio y todo. No sé por qué. Es muy frío, muy irregular", comenta con sorna y una mueca agria.

Una vez que llegamos a la cancha central, donde hace unos años jugaba con el Canasta Unibasket Jerez, nos habla de las gradas retráctiles. Mientras él describe el entorno, vemos que, como por arte de magia, hay un pequeño banco azul en mitad de la pista de goma. Aprovechamos esta excusa para sentarnos y empezar a indagar sobre la historia y trayectoria completa de Miguel Ángel Cabral en el mundo del baloncesto. Fue un niño especial nada más nacer. "Mi madre se tomó las 12 uvas y una hora más tarde nací yo", expresa. Sus primeros años los pasa en Torresoto, pero se cría en San Miguel, en la plaza del Carbón. Él, que jugó durante nueve años en la ACB, admite que cuando era pequeño realmente solo tocó un balón de fútbol. No comienza a botar el esférico hasta que con 14 años de edad inicia BUP en La Salle, instituto que por aquel entonces era la 'cuna' del baloncesto en la ciudad.

Cabral, como así se daría a conocer profesionalmente, ingresa en el único equipo de baloncesto que tenía Jerez en la década de los 80, el Caja Jerez, nada más empezar a practicar este deporte. Tenía un talento innato. Aunque desde los 18 años juega únicamente como alero, al principio se posiciona como pívot en el Caja. Comenta que no solo comienza a jugar al baloncesto porque La Salle no contemplara otro deporte, sino porque en aquella época este deporte pegó muy fuerte en el país gracias a la plata que logra la selección española en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. Cabral recuerda sus primeros años con ternura, resalta que aquel equipo se "nutre de jugadores con muchísima tradición" en el equipo jerezano, y sobre todo destaca la figura de su primer entrenador, Miguel Soto. "Corazón, es decir, capacidad de sufrir y superarse. Carácter, ya que puede decidir en el momento justo ya que es un líder nato. Por último pienso que tiene un buen físico y una buena técnica individual", así describía Soto a Cabral, a quien lo concibió como una de las grandes promesas del baloncesto jerezano. Después de tres años en el Caja Jerez, ficha por el Mayoral Maristas Málaga. Por ello, abandona el nido con tan solo 17 años. "Tengo que agradecerle a mi padre que me permitiera avanzar en este mundo y que me siguiera siempre entre bambalinas". Sin embargo, solo está un año en la Costa del Sol, ya que en la temporada siguiente, 88-89, lo ficha el Real Madrid Junior. Cabral piensa que logra formar parte del conjunto blanco gracias a las recomendaciones que su primer entrenador le hace a Lolo Sainz, técnico del Real Madrid en esa misma temporada. Al año siguiente, Cabral debuta en la ACB con un equipo formado por mitos del baloncesto, "sin ser consciente de ello".

A finales de los 80, la prensa jerezana reflejaba sus primeros pasos en la ACB. "Por el momento, este joven jerezano sigue trabajando duro y soñando con que alguna vez, quién sabe si dentro de poco, deje de admirar al 'monstruo Petrovic' para pasar a jugar habitualmente con él", recogía la pluma de Agustín Madariaga. Cuando Cabral cumple la mayoría de edad comparte vestuario con Fernando Martín, el primer español en jugar en la NBA; su hermano Antonio Martín, quien jugó 62 veces como internacional absoluto con España; Drazen Petrovic, para muchos el mejor jugador de Europa de la historia; Fernando Romay, plata olímpica en Los Ángeles 84 y Alexandrovich 'Chechu' Biriukov, hispano-ruso a quien el entrenador George Karl declaró como su favorito.

"Creo que George Karl fue un incomprendido aquí"

En aquella época el Real Madrid no solo destacaba por la plantilla de jugadores que albergaba, sino también por su técnico George Karl, actual entrenador de Sacramento Kings, un ex jugador de la NBA que tras sus primeras incursiones en los banquillos en Estados Unidos aceptó la oferta del club blanco para recalar en Europa. "Creo que George Karl fue un incomprendido aquí. Era un adelantado para el baloncesto que se hacía en Europa, de hecho volvió a Estados Unidos y en muy poco tiempo fue elegido mejor entrenador", expresa. Karl, quien ha sido galardonado tres veces como Entrenador del año por la CBA (Continental Basketball Association), entrena al conjunto blanco intentando que este se aproxime al nivel de los estadounidenses. "Ahora la palabra scouting –estudiar al equipo rival– está a la orden del día, pero en aquella época no. De pasar de ver un vídeo, como hacíamos, a recibir un tocho de información de cada club al que nos íbamos a enfrentar. Sus jugadas, qué es lo que hacía cada jugador en la cancha, cómo era ofensiva y defensivamente… Una serie de datos que aquí verdaderamente no le prestábamos mucha atención. Por eso se dice que los americanos van siempre 30 ó 40 años por delante nuestra en todo este tipo de detalles", cuenta mirando al cielo, buscando más anécdotas sobre esa época que según él "tiene más fresca" que la actual.Sobre ese vestuario blanco, resalta que había "dos gallos en un mismo corral": Fernando Martín y Drazen Petrovic. "Tenían sus más y sus menos, pero esto venía de largo en los enfrentamientos que había entre ellos -ya que Petrovic le arrebata la Copa Europa a Martín en 1985-. Pero en cualquier tipo de colectivos ocurren estas cosas. Ambos intentaban no exteriorizarlo pero tenían sus discrepancias, eran dos personas con muchísimo carácter", declara Cabral. "No era fácil jugar con ellos ni llevarlos. Eran los dos estandartes del equipo, eran las primeras figuras. Ellos sobresalían porque era así", enlaza.

Se estruja la mente y hace memoria sobre la muerte, también, de ambos. Primero recuerda la de Drazen Petrovic, uno de los mitos del baloncesto internacional que consiguió sobrepasar la frontera europea, ya que el mismísimo Larry Bird lo consideró como el mejor jugador del mundo. Cabral relata que quedó con él dos semanas antes de que falleciera en un terrible accidente de coche en 1993. "Estaban haciendo una fase de preparatoria y la selección de Croacia vino a Sevilla para jugar partidos amistosos y nosotros hicimos una selección de jugadores andaluces para enfrentarnos contra ellos. Fue ahí cuando lo vi, a él y a algunos yugoslavos más con los que también coincidí en la liga ACB", cuenta, a lo que continúa: "Me alegró muchísimo verlo, porque desde entonces –desde que sale del Guadalajara en el 91- no había estado con él y seguía siendo no igual de bueno, sino mejor todavía. Igual de exigente con todo el mundo y con él el primero". Desgraciadamente a las dos semanas sufriría su mortal accidente de tráfico.

"Eso lo viví, desgraciadamente también, con Fernando Martín", añade. El primer español en llegar a la NBA fallece en un accidente de coche en la M-30 de Madrid, cuatro años antes que Petrovic, en 1989. "Así que esa situación la he vivido dos veces, la de Fernando muy cerca, porque yo estaba en Madrid. Y lo de Drazen lo vivimos aun no estando en la antigua Yugoslavia. Pero bueno, son circunstancias de la vida… es así. También son mitos por eso”, relata con voz queda y ojos vidriosos. “También son mitos por eso”, repite inconscientemente, como si su mente recobrara en pequeños instantes imágenes vividas junto a esos dos “gallos de pelea”. Ambos, dos grandísimos jugadores que fallecen muy jóvenes y del mismo modo. “Estaba escrito”, murmura.

Silencio. Después de tragar saliva, Cabral manifiesta que jugar en el Real Madrid le enseñó prácticamente de todo. Le exigían lo máximo, porque si no "te mandan para casa". Permanece en el equipo hasta que termina la temporada 91-92. En ese último año el jugador jerezano estaba a dos bandas, entrenaba tanto en el equipo de Karl como en el Guadalajara, un equipo que estaba vinculado al Real Madrid. "Hice doblete", ríe. De ese año destaca también haber jugado con Vladimir Tkachenko, el mítico jugador de baloncesto ruso. "Era enorme, un gigante, un señor de 160 kilos, 2,24 metros de estatura y con un bigote que podría ser perfectamente un gato de angora. Recuerda algunas anécdotas de Tkachenko, como por ejemplo que este, por su envergadura, no entraba en algunos coches, o que una vez arrancó un volante mientras intentaba aparcar. Por último, dice que también se colaron dos ladrones en la casa de Tkachenco, en un segundo piso. "Se equivocaron de domicilio, claro". Este les pilló y cuenta que uno de ellos se tiró del balcón huyendo y rompiéndose las piernas.

Con 21 años, después de jugar de alero junto al "gigante" ruso, pasa a formar parte del Gran Canaria en la ACB, equipo que hoy es el Herbalife Gran Canaria. Sin embargo, dice que en ese momento estaba, como se conoce en el mundo del baloncesto, "pasado de forma", es decir, que necesitaba tomarse un descanso para recuperarse y pasar un rato con su familia, ya que ese mismo año también jugó con la selección española sub 21. En 1992 continúa su camino en la ACB jugando en Galicia, con el Club Baloncesto Breogán de Lugo, después a Cáceres. Y luego, recorriéndose el mapa español al completo, juega en el club que, según él, más le ha marcado: el Cantabria Lobos de Santander. "He estado muy bien en los diferentes clubes, no me puedo quejar, al contrario. Pero el primero que se me viene a la mente es el Cantabria, de logros, de estar muy bien, de tener protagonismo… En los otros también ha sido así, pero quizá el mejor cóctel estaba en ese sitio. También vivía con mi mujer, en un colectivo que tenían mi misma edad… y así se crea más feeling", confiesa, hasta el punto de reconocer que "todavía todos seguimos manteniendo el contacto y de hecho coincide en que este verano celebramos el 20 aniversario de un ascenso que tuvimos a la ACB. Creo que hasta intentarán hacernos jugar. No sé cómo estará la gente pero si yo no estoy bien el resto puede estar fatal".

“El baloncesto es un veneno, cuando no lo tienes sufres de abstinencia”

En el reencuentro que vivirán este verano de 2017 acudirán jugadores de ese equipo que a día de hoy siguen vinculados al baloncesto: Pepe Blanco, que es el delegado de equipo del Real Madrid; Paco Aurioles, entrenador que está en el grupo técnico de Unicaja; Ricardo González, agente de jugadores como Mirotic o Abrines... Cabral es uno de ellos, uno que tampoco se ha desligado del deporte de la canasta. Juega una vez a la semana porque se lo pide el cuerpo. “El baloncesto es un veneno, cuando no lo tienes sufres de abstinencia”, comparte. Mientras contesta a alguna de nuestras preguntas ojea su móvil, con una jerezanísima funda con el logo de Tío Pepe. Se ha escapado un rato del trabajo y tiene que estar atento por si le necesitan en algún momento. Si por él fuera se quedaría hablando todo el día sobre baloncesto, sobre todo por las mil anécdotas que guarda. "Mis amigos me dicen que escriba un libro, quizá lo haga dento de unos años", desvela. Cuando vamos a hablar de sus últimos clubes, nos para y nos dice que mejor miremos en Wikipedia. Tenerife, Mallorca, Los Barrios y por último Jerez. Finalmente se queda en su ciudad natal por estabilidad, por añoranza, por su familia. Actualmente compagina su puesto en la delegación de Deportes, específicamente en promoción deportiva, con el de entrenador de un grupo infantil del DKV. Cabral, quien ha hecho de su pasión su vida profesional, opina que en Jerez "a lo mejor no se están haciendo las cosas demasiado bien en el baloncesto actual". Indica que no se trata del número de clubes, ya que en su época solo estaba el Caja Jerez, sino por el poco amor que despierta actualmente el baloncesto. "Miro categoría de edades actuales y no creo que sean tan apasionados a este deporte. En mi época eran personas autodidactas que no tenían unas zapatillas como las que hay ahora, o canchas cubiertas, y que buscaban donde no tenían", explica.

Cabral, quien se dejó la piel, o mejor dicho, algunas partes del cuerpo (se fracturó la nariz, algunos dedos...), anhela una época del baloncesto que competía con el fútbol, al que hoy solo hace sombra. "No hay transcendencia del baloncesto. Todos recuerdan a Raúl González, pero no resuenan nombres de este deporte. Solo cuando alguien gana una competición, un mundial, solo ahí tiene cabida el baloncesto en los medios de comunicación", concluye.

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<![CDATA[Manuel Valencia: "Tengo la obligación de morirme cocinando"]]> /vida/sabor-del-sur/manuel-valencia-tengo-la-obligacion-de-morirme-cocinando_36993_102.html Tue, 13 Aug 2019 23:06:57 +0200 /vida/sabor-del-sur/manuel-valencia-tengo-la-obligacion-de-morirme-cocinando_36993_102.html

"Lo que viví en La Asunción con mi abuela creó un vínculo tan grande entre la cocina y yo, que supe que la gastronomía nunca se iba a apartar de mí", relata el chef jerezano Manuel Valencia, antes de agregar con dureza: "La cocina me ha arruinado". Aceptó el fracaso hace ya años, pero lo tiene presente como si le acompañase en su día a día. Él, que ante la élite de la gastronomía española llegó a impartir en San Sebastián una master class mientras Martín Berasategui le ayudaba a emplatar, afirma modesto que nunca ha llegado a ser famoso. Empezó a ganar reconocimiento en 2004. Sin embargo, un año después, apostó fuerte y lo perdió todo. Desde entonces, desde que cerrara La Andana en 2012, tiene miedo al fracaso. "La cocina me ha dado muchos problemas...", expresa sin pronunciar verbalmente un punto y final en la frase. No quiere cerrarla, le falta algo. "Y muchas alegrías", remata.

Manuel Valencia Lazo (Jerez, 1958), de familia gitana, es el mayor de cinco hermanos. Se cría en la calle de Los Reyes, en el barrio de La Asunción, con sus abuelos. "Arriba vivía Tío Gregorio El Borrico", comenta. A los pocos años, cuando cumple cuatro, sus padres se independizan y se mudan a una casa de vecinos de la calle Nueva. Cuenta que él fue el único que nace en La Asunción, ya que sus hermanos Juan Diego y Felipe lo hicieron en Santiago y su hermana Manuela, la pequeña, en La Guita. Si bien Santiago es su segunda casa, Manuel crece en el barrio donde vino al mundo. "Ese era el centro de reunión no solo de mi familia, sino de todos los nietos, tíos… allí siempre había alguien. Esa fue mi niñez". No obstante, su pasión por la cocina nace en la calle Nueva, gracias a las catorce ollas que todos los mediodías desprendían olores "fantásticos" desde la cocina común que tenía aquella casa de vecinos. "Catorce ollas funcionando para darle de comer a las catorce familias que allí convivían", describe. "Eso fue lo que a mí me embriagó, lo que produjo mi interés gastronómico", añade.

"Mi abuela 'Pontoca' era una bendición del cielo. Tenía duende cocinando"

"Tuve la suerte de tener a mi madre Juana, que cocinaba muy bien, como mi tía Antonia. Pero la que bordaba todo era mi abuela Antonia, la Pontoca, que era una bendición del cielo". Manuel dice que a diario, ya casi adolescente, cogía un taburete y se colocaba cerca del hornillo de carbón de su abuela para, con lápiz y libreta, tomar nota de todos los pasos que daba. "Recuerdo a mi abuela levantarse a las siete de la mañana para poner unas lentejas a las dos de la tarde", rememora. "Me sentaba a ver cómo hacía el puchero y antes de servirle a nadie me daba un vaso de caldo porque su puchero era fascinante. No sé cómo era capaz de fabricar esos aromas. Mi abuela tenía duende cocinando", expresa. Él curioseaba y merodeaba por la cocina mientras ella echaba las verduras al cazo. "Eso de que un niño le fuera preguntando a su abuela cómo se cocinaba tal cosa en aquella época era muy raro", apunta. Pero dice que la Pontoca tenía un don, una sensibilidad especial que le hacía pensar diferente a los demás. "Ella era súper inteligente aunque no lo pudiera demostrar. En aquellos años —la década de los 60— una mujer inteligente lo tenía difícil, pero mi abuela estaba por encima de todos los prejuicios del mundo", apostilla.En 1970, con tan solo doce años, empieza a trabajar de friegaplatos en el Bar Canaleja, en La Plata —hoy en día Bar La Parada—. Y cuatro años más tarde se va a la mili. Cuando vuelve del servicio militar, con 19, recupera su primer trabajo. No obstante, entra a formar parte de la plantilla de un nuevo bar que abre su antiguo jefe, la Bodega La Andana. Manuel no llega a dar rienda suelta a su cocina hasta 1983. Tres años antes La Andana solo sirve jamón, queso, caña de lomo y vino de Jerez. Su jefe comienza a ampliar la carta con riojas, cervezas de marca... y decide traer algunos platos del Bar Canaleja a su nueva bodega. "¿Qué pasaba? Que lo que me traían de allí no me gustaba nunca, siempre ponía pegas y al final terminé metiéndome en la cocina improvisando, porque allí no tenía ni sitio", comparte.

Manuel empieza a moverse entre fogones en una cocina minúscula usando cacerolas, cuchillos y un pequeño hornillo que trae de su casa. Cada vez empieza a venderse menos jamón y menos queso porque la gente disfruta muchísimo de sus platos. Prepara cazón con tomate, menudo, corvina con chícharos... cocina tradicional. Y entre todos sus platos destaca su pollo con almendras, una de las primeras recetas que Manuel hace suya. A raíz de la gran aceptación que tiene su comida, se atreve con recetas más sofisticadas. Doce años más tarde, su jefe se jubila y le traspasa La Andana. Es 1995 y decide agrandarla y colocar dos fuegos y un microondas. Y así, poco a poco y a través del boca a boca, empieza a sonar no solo en Jerez, también más allá de Despeñaperros.

Incansable, "inconformista", como él mismo se define, nunca deja de estudiar, de hojear libros de cocina y de querer mejorar sus platos. Con ganas de aprender, viaja hasta Madrid para asistir al primer seminario de gastronomía de España en 1997. Allí se topa con un tal Ferrán Adriá —que en aquella época pasaba desapercibido para el gran público—, con Juan Mari Arzak, para Manuel, uno de los grandes autores de la cocina; grandes de la repostería como Francisco Torreblanca, además de escuelas de cocina de prestigio como Le Cordon Bleu. "Ahí es cuando me doy cuenta de que lo que yo estaba haciendo en La Andana no tenía ninguna importancia", confiesa. "Cuando vi a Ferrán Adriá con biberones o a los otros emplatando, un bacalao con tomate no tiene importancia. Eso lo hacen 40.000”, enlaza. Dice que el certamen le abre los ojos, las expectativas y un mundo gastronómico inmenso y sacrificado por conocer. Cuando vuelve del seminario confiesa que entra en la cocina de La Andana para colgar el cartel de cerrado durante dos semanas. “No salí de allí hasta que tuvimos una mise en place —forma de ordenar los ingredientes— totalmente nueva”. En 1997 el restaurante ya ofrece un concepto de cocina diferente, sin perder los olores tradicionales pero a la vanguardia de los nuevos métodos culinarios. No satisfecho con la evolución, Manuel se marcha a San Sebastián para trabajar allí y ampliar su formación. "Seguía siendo un inconformista con lo que hacía, y cuando veía lo que hacían estos monstruos de la cocina me seguía viendo poca cosa", explica. El chef jerezano recorre el mundo buscando la excelencia, insatisfecho con su trabajo a pesar de su gran evolución desde aquella vez que cocinara por primera vez en el hornillo de su abuela. Visita Estados Unidos, Inglaterra, Alemania o San Sebastián en busca de nuevos sabores, para aprender técnicas, recordar montajes y apuntar todos los datos relevantes que le lleven luego a innovar y a encontrar esa perfección que tanto desea.

No obstante, Manuel, y él mismo es consciente de ello, nunca se llega a sentir realizado con lo que presenta en sus platos. Es por ello que quiere ir más allá, dar un paso más porque se siente pequeño entre los demás chefs, aquellos con los que comparte encimera y cuchillos en el congreso Lo mejor de la gastronomía, en 2004. Manuel Valencia participa junto a Ferrán Adriá, Martín Berasategui o Michel Bras y logra formar parte de un elenco de cocineros de alta categoría gracias a Rafael García Santos, crítico gastronómico y responsable de este congreso que se celebraba en San Sebastián. De García Santos, que cada vez que paraba por Jerez se presentaba en La Andana, recuerda Manuel que llegó a decirle que era "el único cocinero gitano del mundo que hacía alta cocina".

Durante su actuación en aquel congreso, Manuel tenía que presentar recetas en las que apareciera el vinagre de Jerez. “Eran los tres platos más sencillos del mundo”, espeta como siempre, con modestia. El primero era una ensalada de lechuga con tomate, apio y morrillo de atún. Así, tal cual, parece que describe una ensalada cualquiera, pero no: “La lechuga era una gelatina, la convertía en cilindro y se veían sus tres colores, el aceite emulsionado, el agua y el verde esmeralda de la propia lechuga”. Una elaboración que Manuel se inventa al licuar este producto, proceso que nunca antes se había hecho en las cocinas a finales del siglo XX. “Me obligué a no poner nunca lechuga en La Andana, pero me dije que si alguna vez la ponía, sería gelificada”. Cuatro años después, Manuel Valencia es considerado uno de los 16 mejores hosteleros del año a nivel internacional y en 2003 llega a ser el segundo mejor cocinero de Andalucía, solo por detrás del malagueño Dani García. Sin embargo, su prestigio le llevaría a la ruina años más tarde. Llega un momento en que La Andana se le queda pequeña. "Me di cuenta de que teniendo el local como yo lo tenía, pequeñito y coqueto, no reunía las condiciones para el tipo de cocina que estábamos haciendo", explica. "No solo me lo decían los críticos, sino también los clientes habituales. Me echaban de allí", bromea.

"A lo que sí le tengo mucho miedo es al fracaso otra vez. Con mi edad no me lo puedo permitir"

Manuel se deja llevar por los consejos de varios críticos que le aseguran que si monta algo de más categoría, el éxito y el reconocimiento de su cocina llegarían solos. "Creían bastante en lo que yo hacía. Eso fue lo que me hizo comprar una parcela. Y a raíz de ahí vinieron mis problemas". Manuel cierra La Andana en 2004 y la traspasa para invertir en su nuevo proyecto. Su idea era ambiciosa, quería hacer un catering, formar a nuevos chefs y camareros... Sin embargo, y a pesar de la gran inversión, la lenta burocracia ralentiza las obras nada menos que ocho años. No culmina su proyecto, pero termina abriendo el restaurante a costa de créditos, subvenciones… “¡Lo voy a abrir con los dientes!”, repite una y otra vez. Era diciembre de 2010, pero la aventura dura hasta marzo de 2012. ¿Qué pasó? “La gente no venía, no había dinero".

Mientras esperaba la inauguración de su 'palacio', trabaja como asesor gastronómico y jefe de cocina en hoteles y catering de la provincia, e incluso publica su libro La cocina gitana de Jerez en 2007. Ahora, por necesidad, después de su ruina, su "derrumbe", como él tanto enfatiza, se ha visto obligado a hacer las maletas a sus 58 años. Vuelve a viajar, pero esta vez no compra billete de vuelta. Manuel viaja solo a Escocia para trabajar, como mínimo durante nueve meses, en un restaurante de un jerezano ubicado en un pequeño pueblo llamado Onich. "Y es que tengo la obligación de morirme cocinando". 

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<![CDATA[Corchero, el oficio por el que no pasa el tiempo]]> /la-voz-seleccion/corchero-el-oficio-por-el-que-no-pasa-el-tiempo_28544_102.html Thu, 01 Aug 2019 23:07:06 +0200 /la-voz-seleccion/corchero-el-oficio-por-el-que-no-pasa-el-tiempo_28544_102.html Aquí el tiempo se paró hace años. No hay maquinaria avanzada, apenas cobertura, todo se sigue haciendo a la vieja usanza. Hacha, mucha maña y mulas, las herramientas principales. La cadena de montaje está perfectamente engrasada. Así se lleva haciendo desde hace cientos de años. La jornada empieza pronto, antes de que asome el sol por el horizonte. Para entonces la cuadrilla de corcheros, porteadores y arrieros que trabajan en la campaña del corcho en los Montes de Propio ya está lista para comenzar a trabajar.

Fernando Ramírez lleva desde los 16 años descorchando alcornoques. Ahora tiene 53. Vive en el pueblo sevillano de Constantina, aunque se desplaza donde haga falta para trabajar: Toledo, Córdoba… La profesión le viene de familia. Su padre también era corchero y le enseñó a desenvolverse con el hacha. Ahora es el más veterano de la cuadrilla con la que comparte horas de trabajo, almuerzo y casa durante la campaña. En una vivienda que pertenece a los Montes de Propio, un espacio natural propiedad del Ayuntamiento de Jerez y que ocupa más de 7.000 hectáreas dentro del Parque Natural de los Alcornocales, Fernando pasa las tardes junto a sus compañeros. “Hacemos nuestra comida… ahora cuando lleguemos ya tenemos el puchero preparado, nos duchamos y comemos”, dice, deseando que llegue esa hora. Aunque todavía le faltan unas cuantas.

“Esto hay que aprenderlo desde chico, es muy duro”, dice haciendo una breve pausa en su jornada, que comienza a las seis y media de la mañana y termina pasadas las dos y media de la tarde. Ocho horas “pegando tamborilazos”, como dice él mismo. Una vez acabe la jornada habrá ganado otros 96 euros. Es lo que le pagan por día. Durante el mes y medio que dura la campaña –entre principios de junio y mediados de julio– puede ganar unos 3.000 euros. Y pierde unos cuatro kilos de peso. “Se suda mucho”, asegura. De hecho cada corchero lleva su bombona de cuatro litros de agua. “Y si son cinco también nos los bebemos”, dice un compañero de Fernando.

A su lado, un joven salta desde un par de metros al suelo. Ha acabado de descorchar un alcornoque y va a por el siguiente. Aquí las pausas son cortas. No se puede parar. Jaime hace un esfuerzo. Lleva una década dedicado a esta profesión. “Hasta Ciudad Real he ido”, cuenta. También es de Constantina, como Fernando. Va con sus compañeros, “Romanito” y “Rancapino” los llama. No es la primera campaña que hacen juntos ni será la última. Y no sólo del corcho. El resto del año tala, desbroza… “Todo trabajo de campo”, señala. A su hijo pequeño lo deja en el pueblo. Casi 200 kilómetros los separan. “Ya estoy acostumbrado”, dice. De hecho se lleva todo el año de una localidad a otra. Poco trabajo tiene cerca de su casa.

Cuando Jaime y Fernando, dos de los trece corcheros que componen la cuadrilla, dejan las placas de corcho junto a los alcornoques, llegan los porteadores, los encargados de amontonarlas. Luego es el turno de los arrieros, que cargan el corcho en mulas, el único método posible para trasladarlo hasta los camiones. Es difícil conseguir que José Peña, un joven arriero, se detenga un momento. “Aquí no puedes parar en todo el día, en el momento que te pares no sirves”, dice sin pestañear. Es de un municipio malagueño, Cortes de la Frontera. Allí aprendió a recoger y transportar el corcho desde muy pequeño. Lo lleva en la sangre. “No sé si soy la tercera, la cuarta o la quinta generación… que yo haya conocido cuatro”, señala.

Diez años lleva recorriendo bosques de alcornoques por Cádiz, Málaga, Huelva o Sevilla. “Donde haya corcho, allí vamos”, dice. El mulo que lleva a su lado es capaz de transportar 200 kilos. “Tiene un poco de percherón”, explica. Él mismo lo ha domado, y a los otros ocho que los acompañan, a él y a su padre, durante la campaña. Los compran en León y los adiestran aquí. En mitad de la conversación lo llaman. “¡Arriero!” Él responde: “Por aquí no, para abajo, donde está Paco”. A sus 33 años tiene un hijo de siete que ya monta en los mulos. “Pero no sabe, no es lo mismo”. Él recuerda acompañar a su padre con esa edad y verlo trabajar. Ya ha parado demasiado tiempo. No puede esperar más. “Bueno, me voy”, dice pegando un tirón a la cuerda con la que lleva dos mulos, antes de correr colina abajo.

En el sendero, con su camión, espera Francisco Cabezas. Criado en los Montes de Propio. En ellos estuvo viviendo hasta los diez años. “La primera vez que entré aquí tenía tres días”, dice. Su vida gira en torno a los Montes. De hecho, sus padres se conocieron ahí. “Mi abuelo era guarda forestal y el otro vaquero”. Con los años nació él. Y ya no se quiere ir. Hasta nueve familias llegaron a convivir en varias casas repartidas por este espacio natural, donde lleva 22 años trabajando. “He tenido la posibilidad de irme, me ofrecían casi el doble, pero vengo aquí como si esto fuera mío. Prefiero mis Montes, mi vida”. Lo tiene claro: “Estoy donde quiero”. Empezó pintando hierros, luego cargando leña… “Lo que me mandaran”. Desde hace doce años es fijo. Y no piensa moverse.

El trabajo lo supervisa Andrés, encargado de que la recogida del corcho se realice según lo previsto. Este año se espera conseguir unos 9.000 quintales –414.000 kilos, ya que un quintal equivale a 46–, pero el paso de los días deja entrever que serán algunos más. “Este año la arboleda está dispersa”, cuenta, va a ser “regular”, aunque mucho mejor que el anterior, cuando apenas se sacaron 5.000 quintales. Cada temporada se extrae de una finca distinta. El ciclo del corcho dura nueve años, por lo que éste toca trabajar en el Charco de los Hurones, en el paraje conocido como Rincón Malillo, y también en la zona conocida como La Jarda. Andrés se conoce bien los Montes de Propio. Es de Jerez de los Caballeros y trabaja aquí desde los 33 años. Ya tiene casi 60. Por los estrechos senderos de los Montes conduce un viejo Land Rover. “Este coche no hay quien se lo cargue”, señala. Por ahora se cumple su profecía.

La vuelta en coche la dirige Andrés. Junto a él va Ana Timmermans, responsable técnica de Ememsa –la empresa municipal que gestiona los Montes de Propio–, que explica que la mayoría del corcho que se extrae en tierras jerezanas acaba en Portugal. "Se vende a quién salga más rentable”, señala. De hecho, es una importante vía de ingresos para la sociedad municipal, que también gestiona una explotación ganadera que cuenta con casi 400 cabezas de ganado y cede espacios para practicar la caza mayor. “Este año quizás saquemos más corcho del que teníamos previsto, porque siempre hacemos previsión conservadora para no equivocarnos, ya que tenemos que hacer proyección de las cuentas anuales”, explica Timmermans, para la que “los Montes de Propio son la joya del Parque Natural de Los Alcornocales”. Una joya, a 61 kilómetros de la ciudad, desconocida para muchos jerezanos.

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<![CDATA["Los niños no ven la discapacidad, ven más allá"]]> /la-voz-seleccion/los-ninos-no-ven-la-discapacidad-ven-mas-alla_44051_102.html Wed, 26 Jun 2019 13:36:30 +0200 /la-voz-seleccion/los-ninos-no-ven-la-discapacidad-ven-mas-alla_44051_102.html Carrito arriba, silla abajo. A diario dos mujeres se convierten en "los pies y las manos" de sus hijos, ambos con parálisis cerebral desde que nacieron. El más pequeño tiene cinco años, pero según cuenta su madre, dice muchas cosas que no son de su edad. “Estuvimos escuchando una sevillana sobre la virgen del Rocío donde el cantante decía —por coincidencia— que no podía andar. Mi hijo me dijo: Yo quiero ir al Rocío. Y le pregunté, ¿y tú qué vas a pedirle a la virgen?”, a lo que él le respondió: “Primero, un juguete de agua y después que cuando yo sea mayor, pueda andar”. No puede contener la emoción que le provocan las palabras de su hijo, quien enfurruñado le pide que le de un paseo. Su pequeño de cinco años tuvo un problemas en el parto, lo que le derivó una incapacidad motriz. No tiene problemas cognitivos, pero no anda, no puede coger las cosas por sí solo, no puede escribir, bañarse, comer solo… "Pero él tiene la esperanza de poder andar cuando crezca. Ahora se ve todavía pequeñito y piensa que cuando él sea mayor, va a andar”.

Mientras él tiene dificultades motrices, Lucía, de ocho años e hija de Carmen García, tiene problemas psicomotrices. Cuenta que, o bien no creció lo suficiente en la placenta o venía con una posible enfermedad desconocida. Los médicos no supieron decirle exactamente por qué su hija nació con una parálisis cerebral. Baraja la negligencia médica, pero tampoco está segura de ello. "Lucía hasta los dos años dormía con una máquina porque se ponía cianótica, no respiraba… Dejaba de respirar porque nació con inmadurez de la laringe y la faringe", relata Carmen con voz queda. "Recuerdo que luego le pusimos una vacuna para la meningitis un sábado y al día siguiente entró en estatus convulsivo. Tuvo cerca de 28 convulsiones en un día, lo que le hizo estar en la UCI más de una semana hasta que se le pudo controlar un poco". Hoy Lucía está mejor desde que hace dos años empezara a dejar de tomarse el tratamiento. Carmen dice que su hija ha evolucionado, lo que no ve es un cambio en su entorno más cercano.

Dos madres, naturales de Jerez, son la voz de lucha y de indignación de unos pequeños con una discapacidad de Grado III y una dependencia total. Ninguna de las dos trabaja, confiesan que les es imposible desvincularse, alejarse, del día a día con sus hijos. Como sus "pies y manos", son las encargadas de sortear cualquier obstáculo. Para ellas, los coches aparcados en zonas de minusválidos y en las bajadas de las aceras son los principales impedimentos que se encuentran a diario por la vía pública. "Yo porque voy empujando el carrito, pero si yo fuera sola en silla de ruedas… ¿cómo me subo? Nada, tendría que ir por la carretera. Un peligro", expresa una de ellas. Son conscientes que Jerez, o cualquier otra ciudad de España, no está adaptada para que sus hijos puedan vivir como uno más, como un igual.

Ambas se conocen del colegio, un centro educativo de Jerez que aseguran que solo tiene una plaza de minusválidos cuando hay tres niños discapacitados escolarizados. "Y da la casualidad de que ese sitio siempre está ocupado por alguien que no lo necesita". Reivindican que la Junta de Andalucía responda y actúe ante el Decreto 293/2009, de 7 de julio, con el que se comprometieron a eliminar el 100% de las barreras arquitectónicas en los espacios públicos.

"Nos vamos adaptando a lo que hay, porque no queda otra, además de protestar… Pero parece que muchas veces es para nada", expresa la madre del pequeño mientras niega cabizbaja. Buscan la inclusión social y que la sociedad se involucre para eliminar los obstáculos diarios que se les presentan. Pero no dan con las soluciones, las alternativas. "Creo que no tienen una educación digna, no como verdaderamente se lo merecen. Si tienen que ir a algún sitio, o tienen que ir de una clase a otra, necesitan un monitor particular, pero no lo hay. Creo que no les dan la oportunidad, porque parece que no tienen. No van a todas las excursiones porque no todas están adaptadas, y los autobuses tampoco", denuncia Carmen.

"Yo creo que el problema lo tenemos más los adultos que los niños", incide la mamá del pequeño con problemas motrices, a lo que continúa: "Sus compañeros, por su cumpleaños, le hicieron un cuento y todos, los 25 de la clase, le hicieron un dibujo y ninguno lo pintó sentado. Uno lo dibujó jugando al fútbol, otro al tenis, en la piscina… Los niños no ven la discapacidad, ven más allá". Él es un niño muy constante, tiene mucho interés por aprender y siempre quiere hacerlo todo… "Si los niños están jugando allí, pues yo también. Que él no quiere jugar a la pelota, él quiere jugar a un partido de fútbol", ríe su madre. Sin embargo, Carmen comparte que Lucía, a pesar de ser muy cariñosa, no le gusta trabajar y piensa que podría mejorar si ella pusiera de su parte. No sabe escribir, ni hablar, pero se comunica mediante gestos. Puede andar, pero le falta estabilidad. Además de haber estado recluida durante dos años en el hospital, Lucía ya ha pasado por quirófano en dos ocasiones y va por la tercera. "Cada vez hace más cositas sola. Hace poco se levantó y fue al baño ella sola". Un logro para la familia.

Entre el estrés diario, los llantos en silencio, la incomprensión en la calle y las barreras en el sistema educativo, estas madres siguen luchando para que sus hijos sean los que se pongan sus propias límites. "Desde que te levantas… piensas que… su madre y su padre no van a estar siempre. Estamos haciendo lo imposible para que él llegue hasta donde tenga que llegar. Que él pueda defenderse por sí solo hasta donde pueda", declara con pausas la madre del niño de cinco años. "Quiero que mi hija llegue a donde pueda, no a donde le dejen llegar. Que tenga la oportunidad y los medios, que es lo que necesita. Todos los niños, eh, no solo ella", remata Carmen con fuerza, rabia, frustración y cansancio, pero a la vez, con mucha esperanza y fe.

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<![CDATA["En Semana Santa hay dos o tres procesiones de verdad, las demás sacan a los santos a ventilar"]]> /actualidad/sociedad/en-semana-santa-hay-dos-o-tres-procesiones-de-verdad-las-demas-sacan-a-los-santos-a-ventilar_35279_102.html Sun, 23 Jun 2019 09:32:39 +0200 /actualidad/sociedad/en-semana-santa-hay-dos-o-tres-procesiones-de-verdad-las-demas-sacan-a-los-santos-a-ventilar_35279_102.html Dice que desde que tenía siete años ya sintió la llamada de Dios. Hijo de un matrimonio profundamente religioso, José Luis Repetto Betes (Sanlúcar de Barrameda, 1936) prácticamente no ha vivido otra cosa más allá de la Iglesia. A los diez años ya quiso entrar en el seminario, pero como no podía hacerlo al ser 12 la edad mínima, fue la propia hermana del cardenal Segura quien intercedió por él, logrando ingresar a tan temprana edad. Allí pasó doce años repartidos entre Sanlúcar y Sevilla, estudiando Humanidades, Filosofía y Teología, un periodo que recuerda con mucho cariño. El 21 de junio de 1959, con 22 años, se ordena sacerdote en la Catedral hispalense. Lo hace también de manera temprana, por lo que para ello necesitó un permiso especial del propio Juan XXIII.

Tras una breve estancia de tres años en Carmona, donde fue coadjutor, llegó a Jerez, a la parroquia de Santa Ana. Ya de Jerez no se movería, ni siquiera tras su jubilación en septiembre de 2014. Hasta que llegó ese día, el padre Repetto ha ejercido diferentes cargos dentro de la Iglesia y fuera de ella. Desde 1969 es académico numerario de la Real Academia de San Dionisio, de la que fue vicepresidente; también presidió el Centro de Estudios Jerezanos; es miembro de la orden del Catavino de Oro; ha sido 25 años delegado diocesano de Bellas Artes y durante 21 fue profesor de religión y moral católica en el instituto Asta Regia. Además, tiene la insignia de oro de Sanlúcar y es hijo adoptivo de Jerez desde 2010. Un extenso currículo al que hay que añadir más de sesenta publicaciones sobre Jerez, el Arte y la Iglesia. Normal, por tanto, que en la ciudad se le tenga mucho cariño al sacerdote. Recientemente, y por idea de su sobrina, creaba un perfil en la red social Facebook, donde mantiene contacto con viejos amigos y conocidos.

La entrevista se concierta por teléfono. Cuando le preguntamos, cuestiona si ya jubilado tiene algo interesante que contar. “Ya la gente no se acuerda de mí”, nos dice con modestia, algo que discutimos viendo los saludos y recuerdos que recibe en Facebook. Días después llegamos a su casa, en la plaza de San Miguel, frente por frente a la preciosa mole gótica que da nombre al barrio. Es mediados de diciembre y Repetto, “un friolero de miedo”, nos abre la puerta de su casa pertrechado entre mantas.

El veterano sacerdote anda con dificultad. “Antes iba como un pajarillo, ahora tengo problemas en las rodillas”, cuenta. Entramos en un salón que hace las veces también de despacho y biblioteca. Desde su jubilación, el sacerdote se dedica a “rezar, leer y escribir”, y entendemos que es aquí donde hace las tres cosas. La habitación, como no podía ser menos, presenta una agradable temperatura gracias a un calentador. Tras invitar a su gato a que salga, nos sentamos en dos butacones para comenzar la entrevista, pero cuando ve la cámara de Maky Gassín dice que no quiere fotos. “No estoy vestido de cura”, explica. Un rato después, tras insistirle un poco, accedería no sin antes ponerse su camisa negra y el alzacuellos.

¿Tan claro tenía lo de ser sacerdote siendo solo un niño?

Yo me sentía llamado. Además mi familia era profundamente religiosa salvo un hermano de mi padre, que se fue a hacer la mili a Pamplona y volvió ateo y republicano. Acabó fusilado.

¿Influyó el franquismo en esa iglesia española de hace 70 años?

Ni la iglesia en el franquismo ni el franquismo en la iglesia. Ni poco ni mucho. La iglesia tenía sus normas, su tradición y sus historias. El franquismo fue una sublevación militar de las muchas que había habido desde el siglo XIX.

José Luis Repetto Betes, en su domicilio, minutos después de la entrevista concedida a lavozdelsur.es. FOTO: MAKY GASSIN

Pasa un tiempo en Carmona antes de llegar a Jerez.

Sí, me mandaron de coadjutor allí tres años. A los tres años de estar allí se convocaron oposiciones a parroquias, pero con la edad que tenía pensé que para qué iba a hacer oposiciones, si no tenía méritos. Así es que no me presenté. Pero un día, estando de capellán en el hospital, la superiora me dice que había llamado el secretario del cardenal Bueno Monreal porque al día siguiente me esperaba. Yo cogí el autobús de Carmona a Sevilla, me presenté al Cardenal, que me preguntó por qué no había presentado petición para hacer oposiciones y le dije que no tenía méritos. Fue él el que me dijo que las hiciera. Y me presenté y saqué 28 de 30 puntos. Fui el número uno. Luego, a raíz de un trabajo que había hecho, y en el qu había empleado el griego en lugar del latín, pensaron que lo mismo prefería ser profesor. Me volvió a citar el cardenal para preguntarme y le dije que no, que yo quería ser párroco, pero que yo haría lo que él dijera. La cuestión es que podía elegir hasta ocho parroquias y las elegí todas por Sevilla: Morón, Estepa… y el cardenal me dijo que me mandaría a una de esas.

Pero acaba en Jerez.

Te cuento. Al tiempo me hacen llamar otra vez, pero esta vez no me recibe el cardenal, sino el secretario canciller, que entonces era un cargo muy importante y mangoneaba la diócesis a su antojo. Me dijo que las parroquias que había pedido no se me podían conceder, porque habían hecho planes y que en esos planes no entraba yo. No dije nada. Me mantuve callado. Me dijo que el cardenal le había dicho que Santa Ana, de Jerez, o nada. Yo seguía callado y él igual. Al cabo de dos minutos de silencio me dijo que el cardenal no dijo que Santa Ana o nada, sino que Santa Ana y punto. Pues muy bien. Me despedí y cuando estaba ya en la puerta para salir, bajó y me dijo que a dónde iba, que cómo me iba a ir a Santa Ana si no lo había pedido por escrito. Tuve que pedir entonces por escrito la parroquia antes de irme.

¿No le dolió que no respetaran sus destinos?

Yo me hice cura para obedecer. De hecho, cuando te ordenas sacerdote, te arrodillas ante el obispo, te coge de las manos y te pregunta: ¿me prometes a mí y a mis sucesores reverencia y obediencia? Y yo, de corazón, dije que prometía.

En fin, que llega a Santa Ana. ¿Cómo eran La Plata y Jerez por entonces?

El barrio de llevaba unos ocho o nueve años construido y la parroquia, como comunidad, había que hacerla. El cura que había habido antes de mí era muy antiguo, y yo empecé a formar comunidad. Creé el centro de jóvenes, fundé la legión de María, Cáritas… Por entonces solo estaba la conferencia de San Vicente y la hermandad de la Candelaria. Todo lo demás lo tuve yo que hacer. Y Jerez me pareció una ciudad preciosa, no estaba estropeada como ahora. Daba gusto pasar por la Alameda Cristina, que era una preciosidad, la Porvera, que era otra preciosidad, la calle Corredera, que por entonces era Cánovas del Castillo, la plaza del Arenal… Era una ciudad preciosa.

El padre Repetto, posando tras la entrevista. FOTO: MAKY GASSIN

Y de Santa Ana a la por entonces Colegial, hoy Catedral.

Esa fue otra historia. Tras 11 años en Santa Ana, un viernes, estando en casa, me llama el cardenal y me pide que fuera a verlo, que me quería pedir un favor. Por entonces no había obispo vicario en Jerez y él venía aquí todos los viernes. Me presento y me pide que dejara Santa Ana para que fuera a la Colegial, que por entonces estaba abandonada. Lo grave, me dice, es que había que hacer oposiciones, pero que él podía escoger a quién quisiera y que me escogería a mí. Le dije que yo quería jugar limpio y que quería que se presentasen los que quisieran. Se abrió la convocatoria y se presentaron tres o cuatro que al saber que me presentaba se echaron para atrás. Me quedé yo solo, pero hice el examen porque no quería llegar a la Colegial a dedo. Me examiné en la Catedral de Sevilla. Hice cuatro exámenes y saqué 10 en cada uno. Los canónigos me sacaron hasta en el ABC.

¿Y qué se encuentra al llegar a la Colegial?

Me encontré lo que me encontré. Había habido obras y por falta de presupuesto se quedaron a medias. Había una capilla llena de chismes, habían desmontado el baldaquino y estaba todo allí, en el suelo… Llamé al cardenal y le pedí que por favor viniera a la Colegial. Vino, llegó con él su secretario, y lo llevé a donde estaba el baldaquino. ¿Esto qué hace aquí? Me preguntó. Yo le dije que esa era mi pregunta. Y me dijo que lo vendiera, porque iba a costar más ponerlo de pie. Luego lo llevé a que viera las bóvedas, la torre, que tenía una raja inmensa…

Una ruina, vaya.

Había estado ocho años abandonada. Los párrocos y canónigos que había habido antes se habían echado el muerto uno a otro y la casa se quedó sin barrer. Es más. El bibliotecario, cuando llegué de deán, me dio las llaves de la biblioteca porque decía que no quería saber de ella. Cuando la vi se había hundido medio techo y había llovido sobre los incunables. Se habían perdido una montaña de libros. Tuve que pedir ayuda para arreglar todo. Me fui a la Caja de Ahorros, hablé con la condesa de Bustillos y con la Junta de Andalucía. De Ruíz Mateos también conseguí ayuda para la biblioteca. Y luego conseguí hacer el actual presbiterio, que la gente por entonces me puso como los trapos, cuando aquí nadie se había preocupado por la catedral para nada. En fin, propio de este pueblo…

Luego llegó la diócesis. Ha conocido a tres obispos. ¿Con cuál se queda?

Del obispo actual no tengo nada que comentar. Es el representante de Cristo en la diócesis y le tengo respeto absoluto. Entre don Rafael Bellido y don Juan del Río me quedo con don Juan por una diferencia enorme. Don Juan tiene categoría para cardenal.

Fue durante 25 años delegado de Arte Sacro y Patrimonio. ¿Se han cometido muchos disparates en Jerez en cuanto a patrimonio?

Durante mi mandato no, o al menos he intentado que no se hicieran, pero se hacía difícil a veces con las hermandades, porque quieren hacer su santa voluntad. Cada hermandad quiere ser una diócesis y cada hermano mayor quiere gobernarlas como el obispo gobierna una diócesis.

¿En qué sentido se hacía difícil esa relación con las hermandades?

Durante los 25 años que estuve de delegado todas las tallas que se han hicieron han pasado por mí, salvo una que la hermandad me esquivaba y se iba directa al obispo, a don Rafael.

Siempre hay periodistas con ganas de escándalo. Si no hay escándalo no estáis contentos

¿Piensa entonces que hay imágenes en nuestra Semana Santa que no deberían procesionar?

Sí, pero no te digo cuáles. Hay algunas que no tienen categoría. Luego hay un Cristo con mucha categoría, pero como no es barroco ni de tipo sevillano, los cachorros cofrades de Jerez no lo aman, y es el Cristo del Perdón, que es una preciosidad de imagen.

¿Se ha magnificado en exceso la Semana Santa de Jerez?

Sí, sí. Yo hablé mucho con don Rafael y estábamos de acuerdo. Con el Perdón ya había 30 procesiones y estaban sobradas. Pero don Juan empezó a erigir nuevas hermandades. Le pregunté si sabía lo que había hecho…

Entonces piensa que hay demasiadas.

Demasiadas, demasiadas. Pero en la Semana Santa de Jerez hay dos o tres procesiones de verdad, las demás son sacar a los santos a ventilar. Procesión, procesión es la que hace Amor y Sacrificio, por ejemeplo, con todo el mundo rezando, todo el mundo en penitencia. Y eso es nada menos que el capítulo 7 del ritual romano, donde se explica qué es una procesión, un tiempo de oración, no de cachondeo.

También ahora muchos piensan que se deberían regular más las procesiones extraordinarias.

Eso lo permitió este obispo, está permitiendo todo esto. Pero no lo critico, porque no quiero meterme con lo que el obispo manda. Punto.

Otro instante de la conversación con este periódico.

¿Qué piensa de la falta de vocaciones? ¿Era antes más fácil ordenarse cura?

No era más fácil, eran doce años en un internado levantándote a las seis de la mañana. En mi modesta opinión el Concilio fue estupendo, pero el postconcilio catastrófico. Después del Concilio se vaciaron los seminarios, se casaron la mitad de los curas, salieron las monjas… Fue desastroso.

¿Entonces, es más complicado en estos tiempos ser religioso?

Vivimos en un mundo muy ateo y la religiosidad que hay es de poco fundamento, de poco calado, de poca hondura.

¿El que quiera ser sacerdote hoy, qué tiene que tener claro?

Que tiene que dedicarse a Dios por completo, que tiene que ponerse al servicio de la Iglesia, que tiene que prescindir del matrimonio, del dinero, de la riqueza y vivir dedicado a Dios, al culto divino y a los pobres.

Lo que pasa es que se están dando demasiados casos en que no se cumplen esos preceptos…

Y siempre hay periodistas con ganas de escándalo. Si no hay escándalo no estáis contentos.

Pero hay que contarlo, igual que los casos de corrupción en la política… ¿O no?

(Calla)

¿Se ha sabido adaptar la Iglesia a los nuevos tiempos?

Lo ha intentado.

Vivimos en un mundo muy ateo y la religiosidad que hay es de poco fundamento, de poco calado, de poca hondura

¿Lo ha conseguido?

En parte.

¿Ha conseguido el Papa Francisco cambiar un poco esa mentalidad que había de una Iglesia añeja, rancia?

Igual que no comento sobre el Obispo no comento sobre el Papa.

¿Pero le gusta Francisco?

No me tiene que gustar o no gustar. Es el representante de Cristo en la tierra y yo beso por donde va pisando.

¿Con él se ha ido restando la opulencia que había en el Vaticano?

No es verdad. Pío XII vivía pobremente, Pío XI aún más, Pío X pobrísimamente, León XIII vivía en la miseria… Es falso. No había opulencia. Hubo opulencia en el siglo XV, XVI y XVII.

¿Hace falta cambiar la Iglesia?

No.

¿Está a favor de que en el futuro haya mujeres sacerdotes?

No. Creo que Jesucristo no puso mujeres sacerdotes. Creo que es, como dicen los ortodoxos, una tradición que viene de Jesucristo. Y las mujeres tienen otro papel en la Iglesia que lo cumplen muy bien: el papel de madre, el papel de monja, de enfermera, de maestra, de catequista… Cumple un papel impresionante. Y la Iglesia está llena de monjas santas.

Repetto, en un momento de la entrevista. FOTO: MAKY GASSIN

El pasado mes de abril, Francisco, a través del documento Amoris laetitiaLa alegría del amor, en latín- hacía una llamada a los sacerdotes de todo el mundo para que acepten y reciban a divorciados, familias monoparentales, homosexuales y parejas heterosexuales que viven juntas, pero no están casadas.

Pero aceptar no significa darle la comunión a un homosexual o a un heterosexual si por la noche ha estado con su pareja. O a un divorciado que se junte con otra mujer, porque viven en público pecado mortal.… Eso no lo ha dicho el Papa ni lo va a decir.

Pero don José Luis, los tiempos han cambiado…

Es que no se les puede dar la comunión. No está permitido ni se puede permitir.

¿Cómo ve la situación actual en Jerez y la provincia?

(Medita) El paro es una cosa terrible. La he tratado, porque he ayudado a pobres parados todo lo que he podido y más, hasta el punto de quedarme sin un euro. Es un problema gravísimo que tiene España. Cuando ganaron los socialistas la primera vez en la Junta dijeron que iban a quitar el paro. Llevamos 40 años y seguimos igual…

¿Fallan entonces los políticos?

Yo no creo que sean los políticos los que pueden crear puestos de trabajo. Los puestos de trabajo los crea el capital privado y lo que hay que hacer es darle ánimos, impulso.

¿Qué opina de los nuevos partidos, como Podemos?

Pienso que Podemos es una forma moderna de comunismo. Y pienso de Podemos lo que pienso del comunismo.

¿Y qué piensa del comunismo?

Me parece que es un gravísimo error, que ha tenido a Rusia con una dictadura de 70 años. Y mira China, y mira Corea del Norte, y Laos, mira cómo están. No estoy de acuerdo.

¿Le apena que el partido que gobernaba y gobierna, el PP, no llevara en su programa electoral el tema del aborto?

Es un tema muy difícil, porque cuando se hace una ley, quitarla es sumamente difícil, pero no puedo saber hasta qué punto llegan las posibilidades de quitarla. Pero tampoco estoy a favor de una pequeña ley del aborto. Cualquier ley del aborto me parece mala, porque la vida es sagrada.

Usted que ha conocido a varios alcaldes de Jerez, ¿qué opinión le merece que dos de los cuatro últimos hayan acabado en prisión?

Lo siento mucho. Me parece que Pedro Pacheco es una buenísima persona e igual pienso de Pilar Sánchez. Pero yo no soy juez y carezco de la capacidad de juicio para valorar si aquí en Jerez se han hecho tan mal las cosas como para que hayan acabado así.

Jerez le nombró hijo adoptivo. ¿Quién le ha dado más a quién? ¿Jerez a Repetto o Repetto a Jerez?

Jerez a Repetto. Yo no termino de ver qué le he hecho a Jerez.

Hombre, algo ha hecho. Ahí está su trabajo en la Catedral, San Dionisio...

Algo, pero llevo 60 años viviendo en Jerez. Eso sí, la gente es muy cariñosa conmigo, le tengo mucho cariño y gratitud a Jerez.

¿Y la jubilación, cómo la lleva? ¿Echa de menos ejercer?

Muchísimo, pero el obispo me dijo que quería que dejara la parroquia y no le digo no al obispo. Pero si por mi fuera, seguiría.

¿Cómo le gustaría que le recordasen?

Como una persona que procuró ser buena gente.

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<![CDATA[Santiago y 'El Prendi': la fiesta es sagrada]]> /la-voz-seleccion/santiago-y-el-prendi-la-fiesta-es-sagrada_12881_102.html Wed, 17 Apr 2019 15:30:07 +0200 /la-voz-seleccion/santiago-y-el-prendi-la-fiesta-es-sagrada_12881_102.html Aquella mole barroca acaba de arriar justo delante nuestra. Es casi un milagro que sea justo aquí ante cientos y cientos de almas apiñadas. La marabunta que acompaña a quienes trasiegan el misterio desde por la tarde se agolpa casi en el mismo punto. La calle Ancha se estrecha hasta cortar la respiración. Serán casi las tres de la madrugada, entrados ya en el Jueves Santo. Sigue el bullicio, siguen saliendo vasos de tubo de plástico con cubatas y prosigue el ritual profano: el costalero que tras el relevo se fuma con su novia un cigarro, la niña nazarena con el capirote bajo el brazo que discute con sus padres, el que mira la imagen del paso desde su móvil, los grupitos de adolescentes maqueados como pavos reales, la señora a la que le duelen los pies de los tacones y no se queja, el agente de la autoridad que regula el tráfico con aire cansado, está el extranjero desubicado y el (falso) señorito engominado, el hombre que da la camballada imposible... Entre lo barroco y lo kitsch, entre lo refinado y lo vulgar. La cosa da para un estudio sociológico muy amplio. Todos tan a lo suyo como el agua que chorrea en la céntrica fuente romántica de la plaza que distribuye las calles que bombean la sangre del barrio.

Desde arriba, la luna se llena lentamente y la mirada de la talla sin autor definido se torna entre desafiante y piadosa. Entonces, aunque el jaleo estalle, el silencio manda. "Amos allá los lecos...", jalea alguien desde el fondo. Tomasa Guerrero Macanita, que ha logrado retener un poco más el misterio, abre el pecho frente por frente al Señor del Prendimiento. "Al son de roncas trompetas, a la voz del pregonero...", se acuerda de Manuel Torre, que era de La Plazuela pero que cantaba saetas, según cuenta la leyenda, como nadie en el mundo. "Qué alegría de voz. Ole mi Tomasa...", siguen jaleándola. Se oye al capataz dirigirse a la cuadrilla, escrupuloso con la hora oficial de recogida: "Meeenooosss". Mientras las andas se levantan a pulso, el responsable del paso sigue con sus instrucciones: "De frente, po-co-a-po-co...". Desde atrás, siguen los jaleos: "Toma que toma, ole las gitanas que cantan bien, ole las rancias, échale leña, aguanta ahí hermana...". "...El pueblo se escandaliza. Y el pueblo se alborotaba... y al ver la muerte amarga de Jesús del Prendimiento...". Acaba la saeta. Ovación cerrada y más jaleos: "Bien, Tomasa, bien; bien Tomi..." Y ella espeta al capataz: "¡Qué bulla tienes hijo!". Si difícil es describir todos los pequeños grandes detalles que simultáneamente suceden durante una saeta, "cantar es rezar dos veces", que diría San Agustín, casi imposible es explicar con palabras todo el significado que encierra esa sentencia final de la cantaora de Santiago.

https://youtu.be/JcDiReiouPs

Si fuera posible algo tan imposible como la eternidad, parafraseando al maestro Enric González, una de las cosas a las que se parecería mucho aquella sería a la recogida del Prendimiento, del Prendi para sus devotos. Eternidad contaminada por el implacable paso del tiempo. Eternidad revestida de tradición, al fin y al cabo. Delante del maltrecho monumento al conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca y de un pedazo de lienzo de muralla almohade con más de 850 años de historia lleva un lustro instalando Diego su churrería cada Semana Santa. "Ojalá gaste los 200 sacos de harina que tengo ahí, éste es el mejor día de esta semana", asegura mientras seca el sudor de su frente dentro de su propia liturgia consistente en freír el máximo de churros en una noche. "El Prendi es de los mejores que hay en Jerez, ¿no? Es de los mejores", resume un tipo próximo al tenderete en una extraña e incomprensible competencia ajena para el foráneo y más propia de rivalidades futbolísticas. Cruzas de acera en la misma calle Ancha y puedes leer Bar Gitanería en pequeñas placas de azulejo colocadas en la fachada. Es, junto con El Arco, uno de los puntos de referencia del castizo barrio.

"Me ponía la estampa con el olivo en la academia y allí le cantaba yo mi saetita", dice Mateo Soleá. 14 años lejos de su 'Prendi' por trabajar en Suiza

Mateo Soleá, su propietario desde hace cinco años -tomando el testigo del mítico bar Canaleja-, recuerda cómo se perdió 14 recogías de su Prendi por estar trabajando en una academia flamenca de Suiza. "Me ponía la estampa con el olivo en la academia y allí le cantaba yo mi saetita". ¿Cómo explicar lo inexplicable? El seguiriyero lo intenta: "Para el gitano de Santiago este día es muy especial. Lo vivimos a todo velamen. Vamos desquiciados desde por la mañana, con los ramos de flores, con las túnicas de nazareno... Somos únicos con el Prendi. De aquí nos hemos ido cantando y bailando a las ocho de la mañana, el Prendi nos da muchas vivencias y mucha alegría. Cuando se recoge, nos venimos de fiesta a cantar y bailar hasta que venga el lechero".

Santiago, en ruinas desde hace 320 años. Y ahí sigue

Este arrabal de extramuros, levantado en el siglo XIV al Noroeste de la muralla que fortificaba la urbe andalusí, no pierde su esencia desde que Alfonso X ordenara construir una ermita que acabaría teniendo pintaza de catedral y que acumula a sus espaldas el récord de 320 años en riesgo de ruina, según recoge el estudio Los problemas estructurales de la Parroquia de Santiago de Jerez, de Ángeles Álvarez Luna, José María Guerrero Vega y Manuel Romero Bejarano. Su modelo arquitectónico, más acertado al parecer que su desarrollo constructivo, fue la Catedral de Sevilla y en su interior albergaría desde 1660 a la hermandad de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, María Santísima del Desamparo y Apóstol Señor San Pedro.

Atestado aspecto que presentaba este Miércoles Santo, ya entrada en la madrugada del jueves, la plaza de Santiago vista de la capilla del asilo de San José. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Desde el principio pareciera que esta hermandad, fundada por canteros y albañiles y refundada por gente pudiente, se hubiese abrazado al espíritu nómada y enigmático de la etnia gitana que tanto fervor profesa a sus imágenes titulares. Llegó a extinguirse y a reinventarse en apenas un siglo -de finales del XVIII a finales del XIX-, y desde entonces ha vivido un peregrinar entre templos del entorno -San Marcos, La Victoria, asilo de San José- para buscar cobijo frente al mal bajío casi crónico que aqueja a Santiago. Del último y actual exilio, por cierto, se cumplen este mes de abril diez años ya. Nada de ese pasado centenario y turbulento parece importar en la concentración masiva de la recogía del Prendi un Miércoles Santo más.

Pataíta por bulería en plena fiesta a las puertas de Gitanería, en la 'santiaguera' calle Ancha. Es Juan Soleá el que canta. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Arremolinadas en la puerta de Gitanería, un grupo de vecinas de Santiago, jóvenes y de mediana edad, aguardan la llegada de la procesión. Son fanáticas del Prendimiento, "del señor de los gitanos". Se echan un cantecito por tangos, aunque alguien las interrumpe con sorna reclamándoles otro estilo flamenco más autóctono: "Niñas, cantad un poquito por lo nuestro, un poquito por bulerías hijaaa...". Una de las vecinas es una señora de la calle Nueva llamada Ángela, que se autodefine como "de Jerez y de Santiago pura". "De toda la vida he vivido aquí, para mí este día es el mejor del año: desde por la mañana hasta que se recoge la Virgen del Desamparo. Mi padre me sacaba de chica con mis hermanas y lo vivía con la misma profundidad que ahora. En mí no ha cambiado nada, lo vivo todo exactamente igual". Otra cosa es el barrio, con una ruina social y económica estructural -muy similar a la del resto de Jerez- casi pareja a la de la Iglesia de Santiago. Ángela lo certifica: "El barrio, tú sabe... De paro estamos estancaíllos, hay poco trabajo. No estamos bien pero vamos tirando". O sea, seguiriya y bulería. Tragedia y alegría. La vida misma.

En el interior del bar, recogidas sus mesas y sillas para que entre más gente, apilados los vasos de plástico y bien colocadas las botellas de alcohol, hay un enorme trasiego de idas y venidas. Nadie debate si la talla del Prendimiento pertenece a Luisa la Roldana, tal y como se le atribuyó en su día, o es de Camacho de Mendoza. Juan Junquera ensaya ante amigos, familiares y aficionados la saeta que cantará en un rato ya delante del paso. "La saeta tiene mucha, mucha guasa", asegura tajante Mateo Soleá. "Soy muy responsable -agrega-, y para cantar una saeta hay que encajarla y doblarla bien, y llevarla arriba. Y si no, no la cantes porque para que se ría la gente de uno... Si yo hiciera la saeta como la seguiriya, que me rebusco y no veas, no tendría problema". Recuerda a Curro de la Morena, José Vargas El Mono y su hermano Ángel... Las saetas que se cantaban antes ya no se cantan porque no está ninguno, están todos muertos: El Serna, Terremoto, Diamante Negro... Fallecieron todos. Y la nueva ola tampoco está".

Cuando Camarón conoció al 'Prendi'

Santiago abrió sus puertas, la del Olivillo concretamente, en 1479 para que los Reyes Católicos entraran pacíficamente en Jerez. Cuatro siglos después, también fue epicentro de la revuelta popular conocida como el Motín de las Quintas, en 1869. Numerosos indignados levantaron barricadas en la plaza para protestar por el servicio militar de siete años que había que realizar en guerras coloniales en América y Filipinas. Más de medio centenar de muertos fue el saldo de aquel levantamiento en un barrio acostumbrado a tambalearse sin rendirse nunca. El antiguo arrabal, con un pasado tan diverso, tan de raíces, tan legendario, es un imán para otros flamencos y artistas de fuera. Lo mismo el mediático Miguel Poveda descubrió los entresijos de la bulería en la tristemente desaparecida peña Los Juncales de calle Nueva, que Rocío Jurado y Camarón se abrazaban al Prendimiento cada Miércoles Santo.

El Prendimiento, a punto de recogerse, en una vista desde el interior de su sede provisional (desde hace 10 años) en el antiguo Hospital de La Sangre del siglo XV. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Testigo de aquello fue el chiclanero Alonso Núñez Rancapino, que está con Diego Carrasco, su hijo Alonso, y otros amigos sentado en una mesa del enorme salón interior de Gitanería. Traje de chaqueta negro. Camisa blanca y corbata negra, sonriente, se le ve feliz a sus 70 años por poder volver a estar cerca de su Prendi una Semana Santa más. "Cada vez que puedo he venido", dice mientras se le acumulan los recuerdos en la cabeza. "Tengo un recuerdo muy grande y cada vez que vengo me acuerdo porque venía con mi José, con mi Camarón, y veníamos a ver al Prendi y de ahí hasta por la mañana. Ya íbamos a gusto cuando se recogía, y salíamos cantando uno por un lado y otro por otro. Una vez Tío Gregorio, Tío Borrico, por la gloria de mi mare, hasta se cayó de lo emocionado que estaba y lo cogimos José y yo. Yo le he llegado a cantar al Prendi por bulerías. José decía que era precioso. Qué gitano es, decía, y le cantábamos por bulerías".

"Es muy difícil que un gitano pida al 'Prendi' trabajo, le pide salud, mucha salud, lo otro ya vendrá...", replica entre risas Rancapino

¿Por qué esta imagen y no otra? "Es que en esta imagen está todo: el Prendi es el Prendi, no he visto cosa con más fuerza y más de verdad, creo que está cantando, o no sé si está bailando. Tiene compás... Cuando ves a esos gitanos alrededor cantándole por saetas, por bulerías, repartidos... Otros llorando... es que el Prendi es la verdad de nosotros los gitanos". A su lado, su hijo Alonsito, al que también le ha inoculado su devoción por el Señor de Santiago: "Los niños vienen también y se ponen a rezarle, se ponen a pedirle cosas: dadnos suerte, salud, vida..." ¿Y trabajo, no? "Mira, es muy difícil que un gitano pida trabajo, le pide salud, mucha salud, lo otro ya vendrá...", replica entre risas. ¿Qué significa aquí el Prendimiento? Diego Carrasco se queda mudo y espeta: "Sin comentarios". Silencio. "Para mí, ahora mismo, el Prendi es él", señala a Alonso antes de golpear con sus nudillos la mesa y dedicarle una letrilla a compás.

Juan Carlos Toro@CarleteToroAlonso Núñez Rancapino escucha a Diego Carrasco, este Miércoles Santo en el bar Gitanería de Santiago. FOTO: JUAN CARLOS TORO

En el exterior, se oyen entre el bullicio las cornetas y los tambores. El paso cada vez está más cerca. La fiesta en la puerta del bar ya es imparable. Juan Soleá habla en sus letras de su tía Rafaela, de Juana la del Pipa, de su mare María, "que formaba el alboroto", de su tío Terremoto, de Paula en la torería... Juan Junquera, que sigue calentando la voz para más tarde encarar la saeta, mete por bulerías una letra de villancico navideño alusiva a la discriminación histórica sufrida por el pueblo gitano. Una leyenda urbana al menos aquí en Santiago, donde las razas, las emociones, los colores y los cuerpos se difuminan bajo el manto eterno del flamenco. Así lo siente Francisco, que viene expresamente de Huelva cada Miércoles Santo a ver al Prendi. Camisa roja y pantalón blanco -los colores de la hermandad-, "esta imagen me transmite todo lo que es Santiago y el arte que regaláis en esta tierra.

Conozco gente de mi tierra a la que se lo he recomendado y ha venido alguna vez, pero yo es que vuelvo todos los años. Todos los años es diferente, en cualquier momento salta un chispazo de mucho arte, aquí la gente es muy cariñosa y muy entrañable, todos te acogen muy bien". Santiago está que se cae. Hay un silencio solemne y sobrecogedor por encima del gentío popular. El gran silencio. La fiesta está en plena calle, la procesión va por dentro. El monumento pisa firme la tierra a golpe de llamador. Las cuatro patas del paso reposan a un metro de donde estamos. Quizás todo tenga sentido.

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<![CDATA["Jerez no ha sido Marbella, ni de coña"]]> /la-voz-seleccion/jerez-no-ha-sido-marbella-ni-de-cona_29320_102.html Sun, 07 Apr 2019 14:12:23 +0200 /la-voz-seleccion/jerez-no-ha-sido-marbella-ni-de-cona_29320_102.html El isleño Benito García Morán (1962) lleva 27 años con Jerez en la cabeza. Un año después de titularse como arquitecto en Sevilla, en 1988, aterrizó en la extinta Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento jerezano tras una convocatoria que puso en marcha el entonces arquitecto municipal Ramón González de la Peña. De ahí no se ha movido. Junto a otros “maestros y amigos” como Andrés Luque, Chano Olmedo y el inefable Manolo González Fustegueras, por sus manos pasó la culminación del Plan General del 84, el diseño del Plan del 95 y la dirección del PGOU de 2009, que recibió un año antes el premio a la Excelencia Urbanística que concede la Asociación de Técnicos Urbanistas de Andalucía.

Lejos de pavonearse por el galardón, en unos años en los que la burbuja inmobiliaria se deshacía en mil pedazos, ya aventuró que aquel documento, ajado por las disputas políticas y que determinaba el Jerez que debía venir, sería “papel mojado”. No erró el tiro. A día de hoy, ese papel que lo resiste todo no ha visto hacer realidad prácticamente nada de lo que contenía. Eran más de 25.000 viviendas y 5 millones de metros de suelo para actividad económica. Previsiones que no contaban con la llegada de la gran recesión y una profunda crisis financiera que derribó todo. Director de planeamiento, gestión y urbanización, el máximo responsable técnico en el edificio Los Arcos se resiste a no intervenir ante la enorme parálisis de la quinta ciudad andaluza. Él, que ha sido protagonista y testigo de la transformación urbanística de Jerez en los últimos treinta años. Grandes aciertos y demoledores errores que han derivado en el municipio que conocemos hoy. Nos guste más o nos guste menos.

—¿Jerez ha crecido de forma razonable en las últimas décadas?

—El tema del crecimiento urbanístico lo comparo con una familia. ¿Es razonable que una familia con 900 euros al mes tenga un coche de alta gama que gasta 22 litros a los 100? No. ¿Y si tienen 6.000 euros al mes? A lo mejor sí, por qué no. El problema del urbanismo es que nos hemos creído que es el ombligo de la gestión municipal y solo es una cosa más. Está tremendamente marcado por la economía de la ciudad. Si ésta tiene recursos suficientes para sostener y aguantar una urbanización con unos costes de mantenimiento determinados, pues es un crecimiento lógico. A mí no me parece que el crecimiento de Jerez sea ilógico, es normal. De hecho, las leyes de Ordenación del Territorio y de Ordenación Urbanística de Andalucía dicen que las ciudades tienen que crecer como ha crecido Jerez, en continuidad con la ciudad existente, no tenemos ninguna urbanización ‘más allá de’…

—La famosa mancha de aceite.

—Efectivamente. A mí me parece que es una ciudad conectada en redes y viales. Una decisión muy interesante del Plan del 95 fue la ronda Este (avenida Juan Carlos I), algo que se nos olvida. Articuló todo el este de la ciudad, no es que aquello fuera el campo, que sería bueno, es que era el suburbio de cosas inconexas que hoy están conectadas. Que luego te puedan gustar las pitufas o no, es distinto, porque una cosa es el urbanismo y otra la arquitectura.

—El urbanismo en Jerez en democracia parece haber contado con una perversa ambivalencia: por un lado, ha sido modélico a nivel nacional; y por otro, ejemplo del desarrollismo peor entendido.

—Es muy complicado. Cuanto más años paso en esto más me convenzo de que el urbanismo es muy complicado en España. El urbanismo en España es una anormalidad en el mundo. Las leyes urbanísticas en España son anormales en el mundo, no solo en Occidente. Parten de unos supuestos de los que nadie parte. Hay un gobierno municipal refrendado por un gobierno autonómico que pinta un Plan y que, de alguna manera, con una varita mágica le da una serie de expectativas a una serie de suelos. Pero, por otro lado, a esa serie de suelos también le pone una espada de Damocles encima para desarrollarse sí o sí, y si no la administración puede llegar y expropiarlos. Eso no pasa en ningún sitio del mundo.

"Las leyes urbanísticas en España son anormales en el mundo, no solo en Occidente. Parten de unos supuestos de los que nadie parte"

—¿Eso no favorece la especulación?

—Sí, de alguna manera favorece todas las cosas negativas vinculadas al urbanismo que tenemos ahora mismo. Favorece que las cosas interesantes no se hagan. La gestión es extremadamente complicada. Aquí además se obliga al propietario a ser promotor, independientemente de que lo sea o no. Cosas como las juntas de compensación hacen que las cosas no salgan, ahí hay promotores profesionales y una serie de vecinos que habitan esos suelos que quieren conservar sus casas. Es imposible conciliar sus intereses. El promotor no es la madre Teresa y el propietario pequeñito va a intentar que le cueste lo mínimo. La especulación de la que hablas se da por parte de los grandes propietarios y no sale nada cuando sobre todo entras en un ciclo económico desfavorable. Es imposible ahí que la ciudad vaya hacia delante.

—¿Usted es un urbanista antiPGOU?

—No, yo no soy antiPGOU, estoy en contra de lo que se hace aquí. En Francia, Alemania o Inglaterra se hacen planes de grandes líneas, de intenciones… lo que aquí sería un avance, pero lo de aquí es de locos. Por ejemplo, te piden que hagas una evaluación medioambiental estratégica completa en quince meses. Eso es imposible.

"También es prevaricación impedir que se hagan cosas que pueden hacerse. En mi ámbito, nada se ha hecho por la cara"

—¿Eso ha lastrado inversiones en Jerez?

—No, no, no, aquí en Jerez ha frenado inversiones el ciclo económico. Te hablo a nivel andaluz y es demencial. Me llama mucho la atención que ahora mismo el esfuerzo sea dificultar muchísimo el planeamiento urbanístico reglado, metiéndole por ejemplo ese proceso de evaluaciones en 15 meses, y sin embargo, cada vez es más fácil legalizar viviendas por la cara en suelo no urbanizable.

—¿Jerez ha sido Marbella en los años del pelotazo?

—No, hombre, no. No, no, para nada. El que diga eso no sabe lo que está diciendo.

—¿Esas voces perseguían otros fines, no estaban en lo cierto?

—Para nada. El que diga eso no conoce lo que ha sido Marbella ni lo que era el intramundo de Marbella y cómo funcionaba. Jerez ha podido tener sus cosas, en todos lados tiene que haber y hay operadores urbanísticos que mueven mucho dinero y siempre están cerca del poder, que no quiere decir en connivencia, pero eso hasta cierto punto es lógico. El poder municipal tiene que estar al loro de quiénes controlan los desarrollos. ¿Eso significa que Jerez haya sido como Marbella? No, no tiene nada que ver. Aquí teníamos un planeamiento que se ha desarrollado: te puede gustar más o menos, se puede haber desarrollado mejor o peor, pero se ha hecho con todos sus avíos de dotaciones. Pero de ahí a que esto sea Marbella, donde se daban licencias sin amparo del Plan General, ¿qué estamos diciendo? Que yo sepa, y ahí están las pruebas, aquí no ha habido licencias sin amparo del PGOU o al amparo de una modificación urbanística. El otro día tiraron un casco de bodega y lo que digo es: ven y deniégalo tú, y cuando estés en Puerto III, hablamos. También es prevaricación impedir que se hagan cosas que pueden hacerse. En mi ámbito, nada se ha hecho por la cara. Jerez no ha sido Marbella, ni de coña.

—¿Cómo ha cambiado la crisis esas relación entre el poder y los operadores privados?

—Ahora esas cosas en Jerez han cambiado. Hay mucha gente que aún no lo concibe pero la realidad es que, aunque un operador se quiera reunir con el concejal, los informes los hago yo. Las leyes son un caminito muy estrecho y lo que hay fuera de ese camino son culebras y alacranes que te pueden picar. Y eso ya está en la conciencia de todos. ¿Qué hubo un momento donde parecía que no? Pues sí, había un momento en que la gente iba a los alcaldes, a los concejales…

 "Hay mucha gente que aún no lo concibe pero la realidad es que, aunque un operador se quiera reunir con el concejal, los informes los hago yo"

—Hubo un momento en el que el urbanismo parecía ser la solución a todos los males, especialmente a los problemas crónicas de las finanzas municipales.

—Quiero desmitificar el urbanismo como lo hemos conocido. Parafraseando a Álvaro Siza, uno de los arquitectos más lúcidos del mundo, que dice que la arquitectura no da la felicidad, yo diría que el urbanismo tampoco la da. Es muy complejo, estamos aquí para intentar resolver los problemas pero no tenemos una varita mágica. Puedes vivir en un sitio sin dotaciones y ser feliz y puedes vivir en un sitio con unas dotaciones fantásticas y ser un desgraciado. Hay sitios con solares que cuestan muchísimo dinero y no hay dotaciones. Sotogrande no tiene ni aceras ni colegios. En el urbanismo hay que intentar ser muy humilde, que en lo que hagamos nos equivoquemos lo menos posible y que lo que esté mal lo intentemos corregir poquito a poco.

García Morán diseña ciudades. Se ocupa de pensar en los espacios dotacionales (equipamientos), los sistemas generales (espacios libres), los porcentajes de usos del suelo, los suelos industriales... Es dibujante en una disciplina que en España ha sido sinónimo de corrupción y despilfarro en los últimos tiempos, cuando de repente muchos dejaron de enriquecerse a costa de reclasificar suelos y levantar mares de urbanizaciones. Lejos de ese chapapote del pelotazo, este arquitecto es de la filosofía del "no construir", del urbanismo "pobre pero digno", y de la vivienda colectiva, en altura, antes que esa que depreda todo el suelo a su paso. Su método de trabajo, en cualquier caso, es el pragmatismo: "No hay verdades absolutas en el urbanismo, al final siempre encuentras problemas. Nuestro trabajo es estar atentos a todas esas cosas e irte adaptando a las circunstancias de cada momento".

—Urbanísticamente todo el mundo coincide en que el gran hito para la transformación de Jerez vino de la mano del PGOU de 1995 y la elevación del tren. 

—Efectivamente. El Plan del 95 fue interesantísimo, en el sentido de que por un lado se volcó mucho con la transformación de la ciudad consolidada, sobre todo con el tema fundamental de la elevación del ferrocarril, a la que dimos muchísimas vueltas porque la apuesta en principio era soterrar, y la ronda Este, que articuló la ciudad en esa zona. Pero es que además conozco muy pocos polígonos con la categoría del Parque Empresarial Norte, y nos cabe el orgullo de haberlo hecho nosotros; también está el PAU de la avenida Lola Flores, con esas plazas como Iguazú; El Altillo 1, con cierta mixtura de usos interesantes entre vivienda unifamiliar y colectiva…  

—¿El gran error ha sido que la ciudad no haya terminado de mirar al río Guadalete, tal y como llegó a plantearse?

—Yo no estoy tan de acuerdo con eso (risas)…

—¿Ha sido como un mantra, una idealización?

—Exactamente, exactamente. Hombre, a ver, los errores suelen ser por falta de recursos. A mí, por ejemplo, me gustaría haber hecho un desarrollo bonito en cuanto al espacio libre de Santa Teresa. Muchas veces hablamos de urbanismo como exclusivamente construcción, que durante mucho tiempo fue un fin en sí mismo, pero creo que no tiene por qué ser solo eso. A lo mejor ahora tendríamos que estar en la no construcción, soy partidario de resolver problemas sin construir o construyendo lo mínimo. Para mí, una cosa que queda pendiente, y de hecho ahora el gobierno actual está dando pasos, es la conexión con el Guadalete. Pero no a nivel construido sino de espacios libres públicos, que la gente entienda una continuidad con la ciudad habitada.

—¿Entonces, según su criterio, cuál ha sido el gran error del urbanismo jerezano de los últimos 30 años?

—Me voy a pringar, aunque habré tenido algo de culpa. Hay un error importante que fue la Ciudad del Flamenco. Un error que  todavía no hemos logrado solucionar, estamos en vías. Te puedo decir que este gobierno tiene la intención y las cosas claras de qué es lo que hay que hacer, pero el problema es que no hay dinero, aunque nos han hecho caso a los técnicos teniendo en cuenta que la prioridad número uno es arreglar la plaza Belén. Es el producto de una política errónea. Se pensó en el efecto Guggenheim de Bilbao, se trajo a unos señores que cobraron un pastizal, 1.500 millones de pesetas de la época, por hacer un proyecto. Empezaron a hacer una cimentación con unos costes demenciales y eso ha hecho mucho daño al centro histórico. Solo eso costó cinco millones de euros y hoy no sirve para nada. Creo que las cosas hay que arreglarlas. Los ayuntamientos tienen una muy limitada capacidad de desarrollo, pero lo que sí tienen es la obligación absoluta de mantener lo suyo. Y eso no se está haciendo. En las épocas buenas ha habido mucha inversión en la ciudad y no se ha invertido en la plaza Belén. Eso es un error gordo.

Patrimonio público: "Si malo es lo de San Blas más sangrante es lo de Riquelme. Si no tienes dinero no compres cosas. Si no tienes para echarle gasolina a un Porsche no te lo compres"

—¿Qué otras aberraciones urbanísticas del municipio no le gustan?

—No me gusta personalmente, no como técnico municipal, el concepto y la idea de Área Sur-Luz Shopping. No me gusta. Aquello empezó con Área Sur y terminamos de empatarla con Luz Shopping. Fue una decisión municipal, nosotros al fin y al cabo somos instrumentos técnicos al servicio de una decisión política.

—Esa ya tiene difícil solución, pero ¿lo de la Ciudad del Flamenco cómo se soluciona?

—Hay otra forma de hacer la Ciudad del Flamenco, se está trabajando en eso. Se puede hacer de otra manera. No desarrollar una especie de alcazaba del flamenco, como se estaba planteando, sino de alguna manera plantear un gran espacio público multiusos en plaza Belén, y luego aprovechar una serie de solares a disposición del Ayuntamiento para meter distintos tipos de equipamientos. Puede ser muy interesante, tampoco quiero adelantar nada, pero puede haber posibilidades económicas. Algún proyecto que concurrió al concurso público para la Ciudad del Flamenco —el de SANAA (Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa)— se basaba en esa idea.

—Tampoco se trata de convertir esa zona en un parque temático, ser devorados por el fenómeno de la gentrificación.

—Efectivamente. No, no, no. Ese peligro también está ahí. Así y todo, creo que a nosotros nos falta mucho para llegar a eso. Vamos a intentar solucionar lo que tenemos por delante.

Plaza Belén: "Ahora mismo allí es impensable que alguien desarrolle apartamentos turísticos o un negocio. Fíjate el daño que puede hacer la megalomanía"

—Usted es de los que dice que es mejor un centro pobre pero digno. ¿Dejaremos alguna vez de sentir vergüenza al pasear por el intramuros jerezano?

—Sí (sonríe)... Bueno, creo que en eso tenemos que estar, en dejar de sentir pena y congoja al pasear por el centro. También hay algo que digo siempre: lo que no podemos es estar continuamente dando una imagen negativa del centro histórico. Llevamos ya un tiempo los técnicos, desde la legislatura pasada, diciendo que solamente se recupera el centro poquito a poco y mediante pequeñas acciones puntuales, que no tienen por qué ser caras pero sí contundentes y en las que hay que creer. Pueden ir desde quitar unos contenedores a retirar cuatro coches mal aparcados. Donde el Ayuntamiento tiene que actuar ya es ahí. En el otro sentido, en el de expropiar, hay que dejarse de tonterías porque no hay dinero. Estoy convencido de que si nosotros arreglamos la plaza Belén, con un proyecto que no es el mejor del mundo pero es digno, con un presupuesto que no llegará a un millón de euros en licitación, habrá posibilidades de que puedan abrirse negocios. La plaza quedará urbanizada y será digna, aunque no la haya firmado Herzog y De Meuron. Al menos vamos a poner los mimbres para que alguien quiera invertir. Ahora mismo allí es impensable que alguien desarrolle apartamentos turísticos o un negocio. Fíjate el daño que puede hacer la megalomanía. También hay que ser capaces de darle un cierto uso más intensivo al Zoco y desarrollar dos o tres solares municipales para que, poquito a poco, vayamos viendo esa recuperación. Esto sí que es mancha de aceite. Esto es muy difícil y muy lento pero tampoco hay que ser derrotistas y hablar todos los días de lo mal que está el centro histórico.

—¿Los subterráneos se cargaron el centro, como sostienen muchos?

—A mí no me parece que desestructuraran el centro. La peatonalización fue fundamental. El tema de calle Larga, por ejemplo, fue una guerra pero mira ahora. No puedes hacer un centro solo para cierto tipo de público, solo para gente joven o que está en contra del coche; está claro que con el coche hay que llegar y dejarlo en algún lado. La idea de los parkings periféricos no me parece mal y en el estudio de movilidad de 2009 se volvía a plantear. Distinto es dónde los metes. Yo en la plaza del Mercado o en Belén no veo un parking porque, o hay muy poca gente que llega y es una ruina, o destrozas el centro. Los parking sí pero en una situación periférica al centro histórico. La parte más sensible hay que hacerla peatonal con posibilidad de acceso a los residentes y servicios.

—Y se ha hecho todo lo contrario: ampliar zona azul al entorno de San Mateo y San Miguel.

—Hombre, entiendo que habría que intentar ganar para el peatón las máximas zonas posibles. La zona azul tiene otras connotaciones, es un contrato que se hace con una empresa en un momento dado, y no es de mi área (risas), entiéndeme.

"Habría que intentar ganar para el peatón las máximas zonas posibles. La parte más sensible del centro hay que hacerla peatonal"

—¿De quién es la culpa del estado de deterioro y la desertización del centro?

—Siempre se ha actuado mucho en el centro, ¿eh? Desde los primeros ayuntamientos democráticos se hacen actuaciones. En el año 82 lo primero que se hace es un plan especial de recuperación del centro. El Ayuntamiento siempre ha tenido el centro como una de sus prioridades. Pero el problema es que el urbanismo no lo resuelve todo, hay que tener en cuenta también el libre albedrío de la gente. La gente empieza a abandonar el centro desde hace muchos años, desde el franquismo. Esa diáspora hace que el centro se vaya quedando para gente que no puede salir y hay muy poca gente que vuelve por muchas razones ligadas a la vida actual. El centro no es caro con respecto a otras ciudades pero sí es caro de ejecutar y mantener una rehabilitación. Creo que el Ayuntamiento lo que tiene que hacer es sobre todo mantener lo suyo perfecto. Con eso me daría por satisfecho. Que la urbanización y los espacios libres estén perfectos, y hay que apretar y dar la lata a los promotores privados que aún tienen zonas que están abandonadas y sin ordenar.

—Ponga un ejemplo.

—Por ejemplo, me refiero al solar junto a la Puerta del Arroyo, que todos sabemos de quién es. Que esté ahí en esas condiciones, y que haya pasado por él la época de las vacas gordas sin que se haya desarrollado, me parece impresentable. Tienen que ser conscientes estas empresas de que ahí hay que arrimar el hombro. Lo mismo sucede con el palacio del Pantera, en la calle San Blas, en San Mateo.

"El Ayuntamiento siempre ha tenido el centro como una de sus prioridades. Pero el problema es que el urbanismo no lo resuelve todo, hay que tener en cuenta también el libre albedrío de la gente"

—La expropiación ya ha dicho que es impensable.

—Con todas esas cosas hay que dar la lata pero también hay que tener en cuenta que la legislación en materia de disciplina urbanística es muy limitada. Si como Ayuntamiento te metes hasta el final y no hay nadie que lo quiera comprar cuando lo sacas a venta forzosa porque el propietario no cumple con sus obligaciones, el Ayuntamiento es el que se lo tiene que quedar. Al final te lo comes con papas y son los ciudadanos los que se quedan con el problema de una empresa. Eso es injusto también. El papel municipal tiene que ser que al menos lo público esté perfecto e intentar por todos los medios que lo privado tire para adelante. Si malo es lo de San Blas más sangrante es lo de Riquelme. Si no tienes dinero no compres cosas. Si no tienes para echarle gasolina a un Porsche no te lo compres. Ahora mismo lo que estamos haciendo es determinar que el poco dinero que podamos tener lo invirtamos con cabeza. Hay que hacer una política de madre, que saben dónde hay que gastar el dinero.

—Justo ahí nace el plan de urgencia para actuaciones en zonas especialmente degradadas de la ciudad.

—Hemos un documento muy sencillo que marca una serie de prioridades para este año: eje Arroyo-Belén-San Lucas-Mercado; otro sitio fundamental que es rematar la zona de La Hoyanca, que es una brecha que tiene la ciudad casi en el centro, que viene del plan del 84, y que es iniciativa pública pura y dura y hay que hacerlo a pulmón; y por otro, también hemos metido el gran sistema general que es Chapín, para el que queremos una mejora del contacto con la ciudad. Rápidamente los periodistas decís, ¿y dónde está el dinero? Pues no lo sé pero lo que digo es que si hay un euro se gaste en eso, en lo realmente importante. Podríamos hablar cinco años de cosas necesarias pero sobre todo esos son los puntos negros ahora.

El actual Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Jerez, en vigor desde 2009, tiene 9.300 folios y 830 planos. Si un ciudadano quisiera llevárselo a su casa fotocopiado tendría que gastarse 11.000 euros. Con estas tres cifras, uno puede hacerse una pequeña idea de la complejidad del documento. Si farragosa es su literatura, no menos árido es trasladarla y materializarla en la realidad. El gobierno local trata ahora de desbloquear el documento, flexibilizando sus condiciones y renunciando abiertamente a lo que ya se sabe que no podrá hacerse en muchos años.

—Usted, que dirigió la redacción del actual Plan, predijo que sería "papel mojado". ¿Le ha pasado factura aquella afirmación?

—(Risas) No me equivoqué, ¿no? No, creo que no, siguen confiando en mí, muy malo no debo ser. Por desgracia es papel mojado, ahora mismo sí. Pero vuelvo a lo mismo, no por culpa del Ayuntamiento de Jerez, sino por la legislación urbanística. Es un Plan que no se desarrolla porque con los precios que tenemos en Jerez de vivienda es imposible. No salen las cuentas en los nuevos suelos. Hemos desarrollado nada: una unidad de ejecución en suelo urbano y se ha aprobado un sector que está parado. Además, la gestión urbanística es cada vez más compleja; la legislación es cada vez más compleja; la justicia, cada vez más garantista… Entonces es muy difícil hacer gestión urbanística. Hay muchas cosas desarrollándose al margen de la legislación, por ejemplo el tema de El Palmar, donde la gente paga 200 euros al día por alojarse en un contenedor. Y mientras, la Junta sigue informando desfavorablemente a los desarrollos normalizados en esa zona.

—¿Cómo se puede volver a hacer útil el planteamiento?

—Estamos dándole vueltas a ver qué podemos hacer porque las leyes nos dejan un camino muy estrecho. Vamos a hablar con la Dirección General de Urbanismo para cambiar la programación de los suelos, dejar menos suelos urbanizables, que sean más asumibles por el municipio desde el punto de vista de la aguantabilidad económica; y el resto pasarlos a una situación de urbanizables no sectorizados. Un suelo de reserva que ahí estará por si cambian las cosas. Y la idea es que también pasen a reserva, a la espera de mejores tiempos, ciertas dotaciones que se previeron a nivel metropolitano, cuando había una gran euforia.

"Todo el mundo quiere meter su mano en el Plan, con lo cual salen muchas veces instrumentos contradictorios porque son muchas cosas contrapuestas"

—¿No es, en la práctica, hacer un nuevo PGOU?

—No, no, porque no tocaríamos el suelo urbano, solo el de expansión, y no desclasificaríamos suelos. No entraríamos en un motivo de revisión total del Plan. Ahora mismo el municipio que se meta en una revisión del Plan está loco. A los técnicos habría que echarlos a la calle. Ahora mismo las cosas son absolutamente demenciales. Los planes generales, y ya lo dije hace mucho tiempo, son como una especie de cajón desastre para que los ayuntamientos hagan su trabajo a todas las administraciones sectoriales: Costas, Aeropuerto, Cultura, Medio Ambiente, Salud… Es de locos. Todo el mundo quiere meter su mano en el Plan, con lo cual salen muchas veces instrumentos contradictorios porque son muchas cosas contrapuestas. Nosotros vamos a intentar ir flexibilizando poquito a poco las cosas para que quienes quieran invertir puedan hacerlo y evitar que si las cosas cambian de manera radical pueda llegar alguien que vuelva a hacer una barbaridad desagregada de la ciudad existente y se nos quede esa carga. Para eso queremos pasar algunas cosas a no sectorizado, para que eso sea lo último que se desarrolle.

—Proponen también flexibilizar el uso de suelos rústicos, ¿eso no corre el riesgo de atraer pelotazos indeseables?

—No. Mientras que la ordenación del suelo urbano en la legislación está muy tasada, el tema del suelo rústico es un poco más abierto y ambiguo. Si te pones a hacer una comparativa de los PGOU cada uno tiene su propia reglamentación del suelo rústico. Nuestro Plan, por una tradición ya de muchos años, tiene una reglamentación bastante restrictiva, con el problema añadido de que tenemos un complejo, dinámico y enorme suelo no urbanizable. El suelo rústico no solo sirve para plantar, poner árboles y vacas porque, a la vista está, la realidad no es esa; y, a la vista está, mira cómo está Andalucía. No queremos dejar que se miren las actividades una por una, pero sí creemos que se pueden flexibilizar las condiciones reestudiando zonas. Te pongo un ejemplo: hay una categoría de suelo no urbanizable con especial protección forestal pero resulta que en muchos de esos suelos no hay árboles. Los propietarios dicen: me parece muy bien pero es que no hay árboles. Hay otra categoría muy poética: no urbanizable de especial protección paisajística, pero qué es el paisaje. Para mí, la ausencia de basura. Eso es una categoría muy sui generis. Planteamos revisar esas dos categorías por una empresa que sepa. Esto está más enfocado a la zona de La Barca, toda la vega del Guadalete… Para la implantación de actividades compatibles con suelo no urbanizable que ahora mismo no se pueden llevar a cabo.

—¿Y el plan del viñedo?

—El plan del viñedo se puede hacer en cualquier momento porque lo que intentaba, con una técnica un poco novedosa y arriesgada desde el punto de vista jurídico, era acortar un poco los plazos y los procedimientos de cosas que ahora mismo en el PGOU se pueden hacer. Todo lo que decía el plan del viñedo en el PGOU está admitido, lo único que pasa, y la Junta no lo vio, era que queríamos hacerlo de forma más ágil.

 "El suelo rústico no solo sirve para plantar, poner árboles y vacas porque, a la vista está, la realidad no es esa"

—También van a cambiar el sistema de actuación urbanística al que obliga el Plan en algunos suelos: de expropiación a compensación.

—¿Tú te crees que el Ayuntamiento está en condiciones de expropiar un suelo para invertir en urbanizar un millón y medio de metros de polígono industrial? Y sin embargo el PGOU te obliga a ello. Pero en un ejercicio de realismo y honestidad queremos cambiar el sistema para abrir la puerta para que si el privado quiere, lo desarrolle; nosotros no tenemos capacidad. Nos encantaría.

—¿El suelo urbanizable vale algo?

—El suelo ahora mismo vale muy poco. A los precios de Jerez, a 800 euros el metro de vivienda más o menos, nadie es capaz de hacer casas a ese precio. Solo con lo que necesitas para poner allí los servicios ya te vas de precio. No puedes hacer nada. Es un tema puro de números, no es urbanismo ni nada de eso, es pasta, la economía. Esto es complicado de cambiar porque la ley urbanística es tremendamente conservadora con las situaciones que aprueba sin ser capaz de adaptarse a nuevas circunstancias. Ahí estamos, en que la Dirección General de Urbanismo nos deje flexibilizar las cosas para no incumplir las leyes.

—¿Terminará de resolverse alguna vez el problema de las viviendas irregulares en el municipio?

—Nuestro problema son las vías pecuarias. Aquí hasta cierto punto entiendo a la Junta de Andalucía, ya que se le abre un melón enorme a nivel andaluz si de pronto un día dice que todo el monte es orégano en Jerez. La gente se sigue equivocando mucho en este tema. Cuartillos sabes que se desafectó pero no se desarrolla porque el suelo es de la Junta. El problema es muy complejo y no se arregla diciendo ya no hay vía pecuaria. El Ayuntamiento, tal y como está la gestión urbanística, no se puede meter a desarrollar urbanísticamente un suelo que no es suyo. La sacrosanta legislación urbanística dice que el propietario es el que debe desarrollar su suelo. Que cada palo aguante su vela. También te digo que ahora mismo somos de los municipios de la provincia que menos situaciones de edificaciones ilegales e irregulares tenemos. Distingo mucho entre edificaciones de asentamientos históricos, que es lo que fundamentalmente tenemos nosotros y que no se regularizan por estar en vías pecuarias, y construcciones en parcelaciones ilegales, que son pocas. Ahora hay un fenómeno de la segunda residencia cutre, como ocurre en El Palmar, y que en Jerez también se está sufriendo pero ligado a la necesidad de la gente. Viviendas en contenedores, por ejemplo. 

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<![CDATA["En Colombia no solo las guerrillas violan los derechos humanos, también las fuerzas estatales"]]> /ediciones/jerez/en-colombia-no-solo-las-guerrillas-violan-los-derechos-humanos-tambien-las-fuerzas-estatales_34018_102.html Tue, 02 Apr 2019 14:41:53 +0200 /ediciones/jerez/en-colombia-no-solo-las-guerrillas-violan-los-derechos-humanos-tambien-las-fuerzas-estatales_34018_102.html “Hoy quiero compartirles una parte de lo que pasa en mi país”, saluda Luz Marina Bernal, activista colombiana nominada al premio Nobel de la Paz 2016, en la Biblioteca pública de Guadalcacín. Finalmente, el afamado galardón sueco se quedó en Colombia, no se lo otorgaron a ella, pero sí al actual presidente de la república colombiana, Juan Manuel Santos. “Tomaron la decisión por un fin meramente político pero que realmente sirve para presionarlo, para que cumpla con el proceso de paz”, expresa Luz Marina. Entre estanterías de libros y un público casi prácticamente formado por mujeres, habla del proceso de paz que firma Santos el 26 de septiembre de este mismo año y que posteriormente somete a plebiscito en octubre.

Si bien su presidente ya había dicho que sí, con un 63% de abstención, el pueblo colombiano, influenciado por el expresidente Álvaro Uribe, se pronuncia con un ‘NO’ ante el acuerdo de paz entre el Estado y las FARC, un movimiento revolucionario político paramilitar que somete al país a un estado de guerra civil desde hace más de 50 años. Frente a dicho conflicto armado se produce un binomio de quiénes son los buenos y los malos.

Para muchos colombianos el Estado es el bien y las FARC es el mal. Para otros esta línea es difusa y es vulnerable. Todos son villanos o héroes, y en determinadas ocasiones los llamados héroes se manchan las manos con sangre de inocentes. Luz Marina es una de esas personas que no sabe a quién demonizar y a quién sacralizar. Su tragedia, provoca que se pregunte qué ocurre exactamente en Colombia y qué sistema se está llevando a cabo para acabar con el paramilitarismo y la guerrilla. Su lucha comienza en 2008, desde que las fuerzas estatales decidieran secuestrar a su hijo mayor, asesinarlo y convertirlo en un mal llamado “falso positivo”, es decir, un crimen extrajudicial por parte de las fuerzas del Estado para presentar bajas de guerrilleros y paramilitares.

Luz Marina Bernal llega a España el 21 de octubre junto con su grupo Tramaluna Teatro para actuar en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, además de ser invitada días después a un encuentro de Intermón Oxfam en Barcelona. La entidad jerezana también ha querido aprovechar su presencia para llevar a cabo distintas charlas y eventos para que la localidad conozca su historia: su drama y sus logros. “Aproveché esta visita para hacer incidencia política respecto a lo que está pasando en Colombia”, indica.

¿Y qué está pasando? “En Colombia hemos vivido un conflicto de una guerra que ha causado tanto daño a gente indígena afrocampesina y sobre todo a personas menos favorecidas. En mi país hay violaciones sexuales a mujeres, niños y niñas, y adolescentes; tortura; desaparición forzada; genocidios; masacres; reclutamiento de menores; trata de personas; secuestros con fines políticos; presas y presos políticos…”, señala, a lo que continúa: “Desgraciadamente en Colombia no solo las guerrillas y el paramilitarismo han violado los derechos humanos, sino también las fuerzas estatales de mi país; los miembros armados del Estado, la policía, el ejército, el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario), la fuerza aérea, la marina, la caballería… son los que han venido asesinando a una cantidad de personas de familias en condiciones difíciles. Se los llevan al campo a 20 kilómetros de sus casas y allí los asesinan y los disfrazan de guerrilleros para presentar bajas legales en combate”, defiende.

Lo cuenta mecánicamente, lo ha repetido tantas veces que no quiere ni que le corten el testimonio para no dejarse ni un mal, ni una violación, fuera del tintero. Luz Marina habla de tortura y asesinato por parte del Estado colombiano desde la presidencia de Álvaro Uribe y que todavía perdura en el mandato de Santos. Ella se convirtió en activista al ser víctima de los horrores que se estaban realizando en la república. El asesinato de su hijo Fair Leonardo Porras Bernal el 12 de enero de 2008 por la brigada móvil 15 en Ocaña, Norte de Santander, provocó que se dedicara en cuerpo y alma al activismo social, a destapar todos los casos de “falsos positivos”.

"Están prostituyendo a las niñas desde los 4 años y las filman con 14 para pornografía”

Estos casos no son algo del siglo XXI. Durante la Guerra de Vietnam las tropas estadounidenses se inventaban las cifras de los enemigos caídos en batalla para inflar su resultado con el fin de conseguir condecoraciones, ascensos, en definitiva, un mayor beneficio económico. En Colombia, tantos años después, ocurre algo parecido pero con un método más atroz. Mientras que los estadounidenses se inventaban las muertes, las fuerzas militares y policiales de Colombia, a día de hoy, secuestran forzosamente a campesinos de regiones totalmente olvidadas por el Estado, los asesinan y luego los visten de guerrilleros para que cuente como una baja del enemigo. No obstante, en esta historia el país de las barras y estrellas no queda impune. La nominada al premio Nobel de la Paz cuenta que en Colombia existen “siete bases americanas donde los estadounidenses entran con una inmunidad diplomática”. “No se les puede señalar como violadores de los derechos humanos, pero ellos están prostituyendo a las niñas desde los 4 años y las filman con 14 para pornografía”, afirma.

Luz Marina cuenta que “Álvaro Uribe Vélez crea una ministerial, la 029, que es la que da una recompensa amplia a cada militar que presente bajas en combate”. Ascensos, medallas, cruces al exterior y grandes permisos, son algunas de las innumerables recompensas económicas y sociales que desencadenan más de 6.000 ejecuciones extrajudiciales en todo Colombia durante los 8 años de gobierno de Uribe. “Realizamos un estudio en el que vimos que desde 1980 hasta 2012, en los gobiernos de Gaviria, Samper y Pastrana hubieron falsos positivos, como unos 38, 75, 120… Pero no con la misma masividad que en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, quien realizó una política sistemática con un modus operandi en todo el país. No solamente Uribe, Juan Manuel Santos tiene mucho que ver en esta presentación de resultados ya que los falsos positivos todavía continúan”.

¿Cómo se construye un cuerpo de seguridad con ansias de matar a inocentes con un fin económico? “Yo creo que se trata de la presión de los políticos. Para nadie es un secreto que Colombia está recibiendo dinero de todo el mundo para acabar con el narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla; y resulta que este dinero lo tienen que justificar con caídos en combate. Entonces deciden presentar los resultados con jóvenes inocentes que no tienen ninguna inclinación política, ni son militantes, ni son sindicalistas…”, explica.

Su hijo mayor fue uno de ellos. Su muerte, junto con la de otros vecinos, ocasionó la movilización de “las madres de Ochoa”. Así fue como ella se convirtió en activista con el propósito de demostrar que su hijo no era el jefe de una organización narcoterrorista, como señalaron las fuerzas estatales, “sino un chico de educación especial que nunca llegó a aprender ni a leer ni a escribir, ni a identificar el valor del dinero con una discapacidad en su brazo y pierna derecha”. A causa de sus manifestaciones y sus exigencias ante los cuerpos de seguridad, Luz Marina recibe amenazas. “Comienzan el 19 de octubre del 2009. No paran de llegarle advertencias a otro de mis hijos, le persiguen constantemente y le llega una carta en la que decía: Lástima que la muerte de usted va a ser en vano, pero de alguna forma su mamá se debe de callar. Lo que me obliga a sacar a mis tres hijos de la casa”, relata con el ceño fruncido.

"Conseguí que en 2013 se condenara a los seis militares que asesinaron a mi hijo a 64 años de cárcel"

"No ha sido fácil buscar justicia en Colombia, pero a pesar de ello, aposté por demostrar que mi hijo era inocente y conseguí que en 2013 se condenara a los seis militares que le asesinaron a 64 años de cárcel y que se reconociera crimen de lesa humanidad", contesta orgullosa, pero devastada por la experiencia. Han pasado ocho años desde el asesinato de Fair Leonardo y tres desde que ganara su batalla, pero la herida, por lo que se comenta durante la charla en la pedanía, nunca se cierra. Por sus méritos ante la justicia, le proponen llevar a La Habana una propuesta de paz con el fin de llegar a acuerdos con la guerrilla más grande del país, las FARC. De ahí su nominación al Nobel de la Paz, por su involucración en el proceso de paz. Luz Marina, por lo que ha sufrido y por empatía a que nadie más lo padezca, prefiere "unos malos acuerdos a que continúe la guerra" por ambas partes. Ella votó SÍ.

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<![CDATA[Cristóbal: 102 años, combatiente en la batalla del Ebro y secuestrado por "los rojos"]]> /actualidad/sociedad/cristobal-102-anos-combatiente-en-la-batalla-del-ebro-y-secuestrado-por-los-rojos_35357_102.html Fri, 29 Mar 2019 18:53:31 +0100 /actualidad/sociedad/cristobal-102-anos-combatiente-en-la-batalla-del-ebro-y-secuestrado-por-los-rojos_35357_102.html “Pasé mucha hambre después de la Guerra Civil, incluso llegué a comerme una lata de grasa consistente”, cuenta Cristóbal Jiménez Morales, posiblemente el hombre más mayor de Jerez. “¿Tú conoces a otro que tenga más de 102 años? Si lo encuentras me lo dices”, expresa uno de sus hijos. En una de las viviendas de la barriada La Pita reside el matrimonio Jiménez Ballestero. Algunos vecinos de La Pita comentan que su barrio “es el más viejo de Jerez”, y no lo dicen por el año en el que se erige, sino por la cantidad de personas mayores que viven entre sus calles. “Aquí reside el hombre más mayor de Jerez, pregúntale a Manolo o al ‘Feo’ por él”, dice Antonio ‘El Paternero’. Al preguntar en voz alta por el paradero del hombre con más edad en la ciudad, una vecina se detiene y nos señala la vivienda de Cristóbal. Al ver el arco de la puerta nos agachamos para poder acceder. Después de recorrer un pasillo largo y estrecho decorado con pequeños cuadros al óleo con escenas pastoriles y religiosas, llamamos a una puerta vieja, de esas que son mitad hierro, mitad ventana translúcida.

Cristóbal se encuentra sentado. Porta un bastón entre sus manos, pero prefiere no tentar a la suerte. Su hijo comparte que no tiene ningún problema físico, que está fuerte y que incluso muchas veces le cuesta parar sus tozudas caminatas. “Lo que le pierde es la cabeza. Se inventa cosas sobre la marcha. El otro día, por ejemplo, nos dijo que se iba a ir a su casa, que hacía varios meses que no veía a su mujer”, menciona su hijo mientras Cristóbal tiene la mirada perdida. Su esposa Isabel Ballestero, de 94 años, está sentada a su lado; viste una amplia sonrisa, mantiene sus manos sobre su falda y nerviosa, enlaza sus finos y alargados dedos entre sí. Tanto Cristóbal como Isabel desprenden humildad, sencillez. Ambos reposan en el único sofá que dispone lo que es a su vez, entrada, salón y comedor. Su casa es minúscula y tradicional. Incluso el cuarto de baño se encuentra fuera de la vivienda, pasando un patio interior o exterior.

Isabel Ballestero, Cristóbal Jiménez y su hijo. FOTO: MAKY GASSIN.

“Me parece que nací un 12 de 1914 en Paterna de Rivera”, cuenta Cristóbal entre pausas. Dice que se crió en La Janda hasta que se fue a la mili. No recuerda el destino de su servicio militar. Duda y apenas compone frases completas. Su hijo, ante varios silencios, toma el testigo de la entrevista y le ayuda en la reconstrucción de los hechos. “Al poco de que mi padre comenzara la mili, librando precedente de cupo, estalla la Guerra Civil y lo movilizan. A él le cogió  el fregao, es por eso que lucha en el bando nacional con Franco”. Explica que él le contó hace años que estuvo en todas las batallas que se libraron en la Guerra Civil española, que combatió en la batalla del Ebro, la más larga y sangrienta de los cuatro años de guerra. No obstante, lo que mejor -y peor- recuerda Cristóbal es cuando “los rojos” le secuestraron. “Cuando el bando republicano se estaba retirando al exilio, capturaron a mi padre y se lo llevaron a Francia. Allí lo tuvieron preso”, relata su hijo. Cristóbal asiente. Expresa que para él fueron meses de hambruna, que no sabía ni lo que se llevaba a la boca. Meses después, ya en 1940, cuando el ejército español da con él y lo libera. Dice que le dan la opción de quedarse en el país vecino, o de regresar. Él, sin pensárselo, decide volver a su tierra.

Pero no volvería a su ciudad natal, sino que comenzaría una nueva vida en Guadalcacín. “Él llega allí buscando personas para recoger aceitunas y lo recibe el hermano de mi madre. Así es cómo se conocen los dos”, cuenta uno de sus dos hijos. Cristóbal e Isabel se casan el 1 de enero 1947. “Hace 69 años ya”, puntualiza Isabel. El matrimonio concibe a cuatro varones, pero dos de ellos fallecen a los meses de nacer. Lo cuenta sin brusquedad. A mitad del siglo XX la mortalidad infantil era frecuente. Cristóbal nos mira atentamente y no murmura palabra. Su hijo dice que conserva ese porte, esa “juventud”, porque ha trabajado como un “mulo” en el campo y en la construcción. También ha estado limpiando canales con una pala y como vigilante de riego. Oficios manuales que le han permitido vivir más de un siglo. “De la mitad de todo me acuerdo muy poco”, manifiesta. “Estoy teniente, casi capitán ya”, añade aludiendo a su sordera.

Cristóbal Jiménez Morales durante la entrevista. FOTO: MAKY GASSIN.

Él y su familia se trasladan a Jerez por la década de los 60 para trabajar en la finca que antiguamente ocupaba todo el terreno de lo que hoy es el barrio de La Pita. Y diez años más tarde compran la casa ya hecha. Desde entonces no se han mudado. Casi 40 años después ahí siguen, viviendo en esa pequeña casa blanca de vecinos. Isabel admite que ya se quiere morir, que no quiere que sus hijos estén pendientes de ellos y los visiten a diario. “Los pobres”, espeta. Cristóbal no. “Yo no me quiero ir”, zanja. Quiere seguir sumando años y vivencias. Le gusta ir al campo a coger espárragos y tagarninas o irse de pesca con los vecinos. “Aquí en el barrio siempre le llaman chavea”, alude su hijo entre risas. ¿Cuál es el secreto para vivir más de 100 años? “Él siempre me decía que había comío mucha carne de grulla”, concluye.

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<![CDATA['Alma de África', más que un club de fútbol]]> /la-voz-seleccion/alma-de-africa-mas-que-un-club-de-futbol_18081_102.html Sun, 24 Mar 2019 21:14:31 +0100 /la-voz-seleccion/alma-de-africa-mas-que-un-club-de-futbol_18081_102.html Han luchado por mantenerse con vida. Algunos han dejado incluso amigos en el camino después de no poder seguir hacia delante. Otros llevan años sin volver a ver el rostro de sus familiares, observando continuamente una fotografía que incluyeron en su maleta. Hijos, padres, hermanos, miembros de su misma sangre por los que luchan día a día para mandarles algo de dinero y cumplir el sueño de traerlos a España, al edén europeo.

En barco, patera o incluso andando, la historia de los inmigrantes es uno de los dramas que sacude tristemente a la sociedad. Muy pocas veces se dan casos en los que la sonrisa se vuelve a ver en el rostro de algunos de los inmigrantes, pero cuando se produce ese gesto de felicidad es uno de los momentos más felices en sus vidas. Desde hace poco menos de un año, un grupo de inmigrantes llegados a Jerez ha encontrado la felicidad en el fútbol. El balompié, ese deporte universal que consigue unir lazos entre personas de diferente raza, religión o cultura. Creado como una asociación para estrechar lazos de integración social y ayuda para los inmigrantes, Alma de África se ha convertido en el primer equipo de fútbol del mundo formado exclusivamente por personas llegadas de diferentes países. Gente sin recursos que lucha día a día por llevarse algo de comer al estómago, por pagar un alojamiento en el que poder residir, por mandar dinero a esa familia que lleva años sin ver.

Quini y Kameni, amigos dentro y fuera del campo. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

La historia de Alma de África no es ningún cuento de hadas. Es un relato real, compuesto por el amor y la ilusión de unas personas que son felices disfrutando mientras ayudan a los demás. Quini, fue el fundador de esta iniciativa. Como padre acudía cada domingo a la pradera hípica de Chapín para pelotear con su hijo y enseñarle los valores del fútbol. Desde hacía algún tiempo observaba como un grupo de africanos jugaba al fútbol entre ellos. La curiosidad comenzó a picarle al mismo tiempo que la vida se llevaba a una de las personas más queridas para él. Este ángel de la guarda, como le llaman los integrantes de Alma de África, decidió acercarse una tarde al grupo de personas que discutían entre ellos para formar los equipos.

-No os peleéis. Os llevo observando varias semanas y me gusta lo que hacéis pero no es necesario pelearos. Conozco a una persona vinculada con el fútbol que va a venir una tarde y va a ser vuestro árbitro.

Estas fueron las palabras mágicas que escucharon las almas africanas que hacían deporte en aquel lugar. Dicho y hecho, Quini habló con su buen amigo Alejandro Benítez para que hiciera de colegiado entre estos jugadores. “Lo que un árbitro manda siempre en el campo hay que respetarlo” comenta Kameni, capitán del equipo.

Con el pitido final de aquel encuentro, Quini supo que tenía que ayudar a estas personas que habían arriesgado su vida para darles un motivo por el que sonreír. Fue entonces cuando tras varias conversaciones con Alejandro, decidieron poner la maquinaria a funcionar para crear Alma de África. “Con este club pretendemos crear una puerta a la esperanza. Es bonito que se disfrute del fútbol pero lo importante es que la parte social y de solidaridad salga hacia delante. El alma de África no es el fútbol, son estas personas que están luchando por hallar una vida digna. La vida nos enseña muchas veces lo pequeño que somos. Ver sonreír a estos jugadores es la máxima satisfacción que puede tener un ser humano. El sentimiento es algo que se produce lentamente, como los pasos que estamos dando porque lo importante es la dignidad de estas personas”.

Crear un club de fútbol no es nada fácil. Aunque compitan actualmente en la última división del fútbol andaluz, los protagonistas de esta historia ya se sienten disfrutando el fútbol en Primera División. En el primer partido de la competición lograron vencer por 4-0, un triunfo que para ellos fue una fiesta. “Parecía que habían ganado la Champions League. Cuando disputábamos algunos partidos de pretemporada los perdíamos todos y que hayan ganado el primer partido ha sido algo precioso. La ilusión con la que corren, tocan la pelota, es superior a cualquier otra cosa. Las tarjetas amarillas que vieron en el partido fueron por puro desconocimiento”, comenta Alejandro Benítez.

Otro de los integrantes de Alma de África. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Los martes, jueves y viernes los integrantes de Alma de África practican el deporte rey en la pradera. No han entrenado nunca en un campo de verdad, tampoco tienen material deportivo de primer nivel. Cualquier bota deportiva, un simple zapato para correr, ellos lo usan para jugar al fútbol. “El drama de la inmigración muchas veces parece que lo vemos desde la distancia y lo tenemos al lado. No conocemos ni la mitad de los problemas de estas personas, y las historias de todos ellos te tocan realmente el corazón. Tienen una personalidad y una actitud positiva que es para quitarse el sombrero. Unos vienen de Camerún o de Nigeria, han sido estafados por las mafias o han visto cadáveres en el mar pero ellos mismos te agarran la mano y te dicen que si tu hermano cae tú no puedes parar, hay que seguir hacia delante. Son como una familia para Quini y para mí”, dice Alejandro.

Venden pañuelos, limpian coches, hacen recados, luchan por mantenerse día a día después de haber visto la muerte a su lado. La historia de Kameni, capitán del equipo, es uno de los muchos dramas que componen este club. Se marchó de Camerún dejando a su familia atrás para luchar por un futuro mejor para todos ellos. Llegó en el año 2008 y desde entonces no ha vuelto a ver a sus hijos. Ha caminado por el desierto, viendo como compañeros con los que salió desde su país perecieron tristemente sobre la arena o sobre el frío bosque. “Nadie me va a hacer olvidar la madrugada de aquel domingo en el que logré saltar la valla de Melilla. Me sentía como un anciano, apenas tenía fuerzas y estaba lloviendo una barbaridad. La valla se cayó aquel día y aproveché con las pocas fuerzas que tenía para entrar. La policía me cogió y me mandó a un centro en el que pasé tres meses. Poco después vine aquí a Jerez, la única ciudad de España que he conocido”.

Emocionado pero sin perder su sonrisa, Kameni actualmente sobrevive limpiando coches en Jerez. Un trabajo que no le importa hacer para sobrevivir o para mandar dinero a su familia. Por las tardes durante la semana, es una de las rocas de este equipo que tira junto a sus compañeros del carro para intentar cambiar la situación social en la que viven. “He tenido una vida muy dura, sé que no tenemos nada pero tenemos que intentar ser felices. Sabemos que las cosas van mal para todos pero tenemos que aguantar. La gente de Jerez me ha demostrado que tiene un corazón muy grande. Llevo seis años sin ver a mis hijos y estoy luchando día a día para volverlos a ver. Mi mayor sueño es traerlos junto a mí, y quedarme tranquilo sabiendo que están bien”.

Mientras Kameni charla con lavozdelsur.es alarga su mano para abrazar a Quini y decirle que “eres nuestro ángel. Si tu caes nosotros caemos contigo porque eres nuestra roca”.

No necesitan ropa deportiva de última moda, tampoco los mejores balones, únicamente que la solidaridad que están encontrando no se detenga. “Sé que necesitamos ayuda pero no necesitamos millones. Mira mis botas, están rotas, pero si tengo unas así, a mí me valen. Si alguien tiene una bota despegada que me la dé, yo la puedo arreglar. Ojalá algún día tengamos un campo en el que poder entrenar”.

La vida de Kameni está cambiando poco a poco al igual que la de Abdul, uno de los benjamines de este equipo. Con 21 años que tiene, hace siete años pisó el suelo español procedente de un barco de Marruecos. “Me subí a la cuerda de un barco y logré entrar en él. Me bajé en Algeciras donde tuve que tirarme al agua para llegar nadando. Luché por mi vida para sobrevivir, fueron momentos duros. En Marruecos tengo a mi familia y aquí estoy solo con 21 años pero he encontrado en estos compañeros una familia. Espero mejorar poco a poco en el fútbol y algún día que me pueda fichar un equipo”.

Un jugador se lanza para alcanzar un balón. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Otro de los artífices de este milagro del fútbol, es sin duda la labor de su entrenador Pepe Correa. Algunos integrantes del equipo lo ven como un padre, otros como el santo de su tribu. “A mí se me saltan las lágrimas cada vez que viene uno a darme un abrazo y me dice solamente gracias. Cuando conoces la historia de todos ellos, los problemas que tenemos el resto de personas no son nada comparable con la de ellos. Aquí están aprendiendo a jugar al fútbol porque no tienen nivel táctico por ejemplo pero físicamente son un portento. Estamos luchando día a día para hacerles entender que el fútbol es un medio para evitar el sufrimiento que padecen día a día. Poco a poco les vamos arreglando la documentación además de que se están integrando muy bien. En el vestuario me ven como un brujo al que respetan mucho porque saben que les puedo ayudar. De esta labor me quedo principalmente con la ilusión que ponen durante los entrenamientos. Tienen mucho que ganar porque desgraciadamente lo han perdido casi todo”.

Junto a Pepe Correa, Cristian es otro de los protagonistas del vestuario. Procedente de Nigeria, vino hace casi 9 años a España. Actualmente ejerce de segundo entrenador, una labor de la que está aprendiendo y donde Guardiola es su referente. “He tenido una vida muy dura pero actualmente estoy muy contento. Tengo a mis dos hijos aquí y a mi mujer. Los jugadores cuando vienen a entrenar o jugar son felices porque no tendrán para comer pero cuando llegan a esta pradera ellos son felices, disfrutan del deporte. Hemos encontrado a gente muy buena que nos está demostrando todo su amor”.

Actualmente el equipo cuenta con 15 fichas a la espera de tramitar el resto. Mientras los días pasan, ya se ha puesto en marcha abriendo una campaña de captación de socios simpatizantes para colaborar con un equipo que es más que un club de fútbol. Un equipo deportivo que es ante todo una casa de la solidaridad a la que siempre serán bienvenidos el amor y las ganas de ayudar.

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<![CDATA["Te tratan como si fueras una enferma imaginaria"]]> /actualidad/sociedad/te-tratan-como-si-fueras-una-enferma-imaginaria_14914_102.html Thu, 28 Feb 2019 09:49:12 +0100 /actualidad/sociedad/te-tratan-como-si-fueras-una-enferma-imaginaria_14914_102.html Si has visto la serie de televisión House puede que la palabra 'lupus' te suene. El doctor de ficción se enfrentaba a casos difíciles constantemente; una de las enfermedades que siempre barajaba era el 'lupus'. El actor que encarnaba el papel del conocido galeno, Hugh Laurie, ansiaba que sus pacientes tuvieran un 'lupus sistémico' para poder combatirlo. Es una enfermedad poco conocida que, por ende, es poco investigada. No obstante, gracias a la serie estadounidense muchas personas la conocen, pero quizás no sepan cómo afecta al organismo y cuáles son las limitaciones de una enfermedad autoinmune que no tiene cura.

"Tardaron 8 años en diagnosticármelo, porque esto no es una cosa que vayas y te digan: tienes lupus. Fue un verano. Yo toda mi vida he tenido cosas, pero fue un verano que tuve ya una fiebre muy alta a cuenta del sol. Nos fuimos de excursión y ya cuando llegué por la noche tenía una fiebre muy alta. Fui a urgencias porque me iba de viaje al día siguiente, pero no me detectaron nada. Nos fuimos mi marido y yo de viaje a Ávila. Aquella noche estuve delirando en el hotel y me empezaron a salir en la piel como las cabrillas que te salen en las rodillas cuando estás en invierno y te pones en el brasero, unos redondeles morados. Me salió por todo el cuerpo". Inma tiene 52 años, vive en Jerez con su marido, sus dos hijos y un perrito. Fue profesora de inglés en un colegio público pero ahora está de baja por enfermadad. No sale de su casa a pleno sol, no debe. Tiene por costumbre jugar largas horas a los Sims, ver programas de decoración en la televisión, leer y ver alguna que otra serie.

Ha deambulado por numerosas consultas médicas y ha llegado a encontrarse en la situación de sufrir rechazo por la falta de conocimiento ante dicha enfermedad: "A mí me han llegado a decir algunos médicos: mira, que yo no te atiendo, vete a otro médico". Como cuenta Inma, nunca llegó a estar del todo bien en su vida diaria. Siempre tenía algo que le dolía, un agotamiento perenne. La dermatóloga que le atendió en urgencias tuvo un familiar que falleció por lupus, por lo que le ordenó a Inma que le hicieran las pruebas: "Yo cuando me mandaron los resultados vi que tenía una palabra nueva que yo no había visto nunca: ANA (Anticuerpos Antinucleares, indica la presencia de autoinmunidad). Empecé a buscar por Internet, yo tampoco sabía nada sobre las enfermedades autoinmunes. Dio la casualidad que de todas las que leí, cuando vi el lupus, dije: no quiero tener ninguna, pero ésta de ninguna de las maneras".

Inma tocándose las manos durante la entrevista.. FOTO: PABLO URIEL.

Le mandaron que fuera a la Clínica Universitaria de Pamplona, pero no le dieron un diagnóstico claro. Inma se encontraba en un mar de posibilidades que le hizo entrar en depresión, la tenían mareada. Del reumatólogo a la dermatóloga, pero ella declara que lo lógico hubiera sido visitar a un internista. La dermatóloga le dijo de hacerle una banda lúpica (coger una muestra de piel [biopsia] y someterla a una luz ultravioleta para buscar unas “sustancias” concretas que tienen los pacientes de lupus) para salir de dudas. Fue en Pamplona donde le comunicaron bajo el criterio de la dermatóloga, que tenía un lupus sistémico (enfermedad en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca por error el tejido sano. Puede afectar a cualquier órgano del cuerpo). También la examinó una doctora del Carlos Haya de Málaga, María Teresa Camps, quien ha escrito bastante sobre esta enfermedad, "es de las personas que más conoce la enfermedad aquí en España". Pero incluso la especialista no lo tenía claro. Desde lavozdelsur.es destacamos tres aspectos difíciles a la hora de afrontar un lupus eritematoso sistémico.

"Cualquier cosa que hagas te cuesta unos esfuerzos que los demás no entienden"
1. Cuando el remedio es peor que la enfermedad

Desde Málaga le recetaron antipalúdicos (la misma medicación para la Malaria). Todos los tratamientos que ha probado Inma no son curativos, "esto no tiene cura, es para que se te quede la enfermedad paraíta, paraíta y no te vaya avanzando". También estuvo a base de cortisona (medicamento especial para la artritis), dice que cada medicamento tiene efectos secundarios muy severos. Aclara que con la cortisona ya tiene un principio de cataratas en un ojo, y que a causa de tomar inmunosupresores corrió el riesgo de quedarse ciega al salirle un herpes en la córnea. "Lo que hace es anularte las defensas, como esto es una enfermedad que lo que hace es que tus defensas atacan a tus propias células, te anulan las defensas, entonces qué pasa, que todos los virus que hay por ahí puedes pillarlos", explica Inma acerca de los inmunosupresores. Finalmente le han mandado un tratamiento de última generación, el tratamiento biológico. Ella ha decidido dejar a un lado esta medicación porque, además de costar 1.000 euros al més, tiene efectos secundarios bastante drásticos: "Lo mínimo puede ser una gripe, de ahí te podía dar hasta cáncer".

2. Cuando la enfermedad florece

Actualmente Inma no toma ningún tipo de medicación: "Ahora mismo yo estoy como jugando a la ruleta rusa, porque nosotros siempre tenemos que tener un tratamiento de base preventivo", aunque continúa haciendose analíticas. Los brotes (momentos en los que se le activa la enfermedad) pueden darle por diversos motivos: estrés, fallecimiento de alguien cercano o por la luz -ya sea solar o artificial-. "Siempre tengo mucho cansancio, te agotas con nada. Eso es básicamente lo peor. También me he llevado casi toda mi vida con fiebre, las articulaciones te afectan mucho y el riñón siempre está dañado", comenta Inma abordando los síntomas del lupus eritematoso sistémico. "Siempre vas bajo mínimos en energía. Cualquier cosa que hagas te cuesta unos esfuerzos que los demás no entienden".

"Quizás mañana me levanto coja o con un fiebrón horroroso. Es muy frustrante"
3. Cuando los demás te ven bien

Inma no puede hacer vida normal: "Yo llegando ya la primavera… llevo vida de vampiro. Salgo solo de noche. Protección solar del máximo siempre. La doctora de Málaga me dijo que tenía que ponérmela hasta de noche". Aquellos que padecen la enfermedad viven relaciones sociales complicadas, el lupus sistémico no se nota por fuera, lo que provoca que los demás no lo comprendan del todo. "Esta enfermedad es muy puñetera porque tú no tienes aspecto de estar enferma. La gente te dice: pues yo te veo muy bien. Te tratan como si tú fueras una enferma imaginaria, que tienes mucho rollo, que eres muy vaga y que llevas muy buena vida" expone Inma entre risas que guardan una profunda impotencia. Comenta que no puede hacer planes, "quizás mañana me levanto coja o con un fiebrón horroroso", por lo que las personas que antes contaban con ella para quedar, a día de hoy no la llaman. Con los ojos brillantes, Inma admite que hay días en los que le entra el bajón porque se siente muy inútil ya que sus incapacidades afectan a todos los que tiene su alrededor. "Es duro porque incluso a tu familia muchas veces se le olvida que tú estás enferma. Incluso a mí misma se me olvida que estoy enferma".

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<![CDATA[Manuel Pinto, anarquista, héroe y cosaco (II)]]> /ediciones/jerez/manuel-pinto-anarquista-heroe-y-cosaco-ii_17642_102.html Sat, 23 Feb 2019 07:37:54 +0100 /ediciones/jerez/manuel-pinto-anarquista-heroe-y-cosaco-ii_17642_102.html El jerezano Pinto Queiroz participó, como soldado de la mítica Nueve, en la toma de París y en el asalto al Nido del Águila de Hitler. Ésta es su historia.

Manuel Pinto desembarcó en Normandía con la tercera gran oleada de la invasión, un mes después de la ruptura de la línea de defensa costera de los nazis. La Segunda División Blindada, donde se incluía La Nueve, avanzó con dificultades hasta Alençon, sofocando algunas bolsas de resistencia alemana que causaron las primeras bajas a la unidad. Los soldados españoles, incluyendo el anarquista jerezano, que además conducía uno de los half tracks de mando, quedaron a las órdenes de un oficial francés, el capitán Dronne, ex funcionario y diplomático, bajito, rechoncho y bigotudo, muy formal, con fama de académico, pero sin apenas experiencia en el frente antes de la campaña africana.

Durante los primeros días en Francia, Dronne entró en un bucle de conflictos con los soldados de La Nueve. Los consideraba obstinados y faltos de disciplina, con una marcada tendencia a desobedecer las órdenes “cuando no las entendían”. El coronel Putz, un brigadista veterano de la Guerra Civil que conocía bien el carácter de los españoles, intentó mediar entre ellos en varias ocasiones. Le advirtió a Dronne de que la compañía “nunca terminaría de respetarlo” si intentaba imponer sin más los esquemas del ejército francés y le recordó que los soldados españoles ya tenían muchos años de guerra encima, mientras que el grueso de la oficialidad gala había sido promocionada por “falta de mandos” entre las escasas unidades rebeldes al Gobierno de Vichy. Aunque Dronne llegó a admirar profundamente a los republicanos de La Nueve (deja buena constancia de ello en sus diarios, los ‘Cuadernos de Ruta’ que publicó tras la Guerra), el proceso de adaptación mutuo no fue nada fácil. Manuel Pinto resumiría la causa de tantos desencuentros una forma muy ilustrativa: “Yo creo que en fondo nos tenían miedo”.

De entrada, según el relato de los veteranos, los españoles descubrieron y alentaron un extraño cambalache con las unidades americanas. Los ‘yankis’ necesitaban prisioneros para acumular permisos, y los republicanos se aprovecharon de esa circunstancia para establecer un curioso sistema de intercambio: tantos alemanes por un bidón de gasolina, tantos por un juego de botas en buen estado, tantos oficiales por una carga de ametralladoras… El general alemán, la pieza más deseada, se cotizaba a precio de jeep, más latas de conserva y tabaco. Los hombres de La Nueve no pretendían sacar una rentabilidad personal del asunto, sino que aspiraban a acumular armas y reservas para la dotación de un futuro Ejército Republicano en el Exilio, la herramienta que habría de servirles para derrocar a Franco.

Cuando tuvo constancia del trapicheo, el capitán montó en cólera. Dronne llegó a acusar a los españoles de comportarse “como cosacos”, de ahí que el half track de Manuel Pinto se rebautizara con el sonoro e irónico nombre de Les cosaque. El oficial acabó por pedirles disculpas y los españoles liquidaron el mercadillo, al menos de cara a la galería, ya que hay constancia de que otros militantes de la CNT, como Campos, se dedicaron a ocultar armas en arsenales clandestinos hasta, al menos, el cruce del Rin.

Bautizo de fuego en Ecouché

La primera gran batalla en territorio europeo en la que participó La Nueve fue en la toma de Ecouché, considerado uno de los grandes escollos para el avance de las tropas aliadas en Normandía. El pueblo, prácticamente convertido en un fortín, estaba defendido por dos unidades de élite del ejército alemán, la 2ª y la 9ª División Panzer. Fueron varios semiorugas conducidos por españoles los que lograron internarse en el casco urbano y también fue una patrulla dirigida por españoles (Campos y Reiter) la que tomó al asalto un castillo cercano que servía a los nazis como centro de mando, cárcel y polvorín. Hicieron 150 prisioneros de una tacada.

Los alemanes, en su retirada, destrozaron la ciudad y volaron la iglesia. Manuel Pinto y otros veteranos contaron después que el párroco de la ciudad, el abad Verget, se había ganado las simpatías de las tropas aliadas ya que, en medio de la batalla y arriesgando en varias ocasiones su vida, había acudido en ayuda de los heridos, arrastrándolos incluso hasta la iglesia, donde se había improvisado un hospital. A pesar de que los republicanos eran manifiestamente ateos y abiertamente anticlericales, antes de abandonar Ecouché hicieron una colecta para ayudar a la reconstrucción del templo y, según cuenta Dronne en sus memorias, casi todos acudieron a un responso por los caídos. En el cementerio de la ciudad aún pueden visitarse las tumbas de los  españoles que cayeron en la batalla: Pujol, Fernández, Sánchez, Vidal…

En el centro de París

La historiografía oficial, siempre muy preocupada por remendar, aunque fuera a base de retales y versiones mal casadas, el dolorido orgullo francés después de la vergüenza de Vichy, ha hecho todo lo posible por minimizar, cuando no por ocultar, el papel de los soldados españoles en la toma de París. Hay autores que ni siquiera los citan (Henri Michel, Andrien Dansette, Lapierre y Collins), y ha tenido que ser el peso de pruebas tan sólidas como las memorias de Dronne, las fotografías captadas por la prensa el mismo día de la toma de la ciudad o los informes militares ‘rescatados’ por nuevos investigadores, la mayoría no franceses, quienes otorguen a Manuel Pinto y al resto de combatientes españoles el papel que honestamente les corresponde en la gesta: el de haber formado parte de la primera unidad aliada que alcanzó el centro de París.

El día 24 de agosto, mientras el alto mando francés y el alto mando americano discutían quién habría de arrogarse el mérito de la reconquista de la capital, el general Leclerc ordenó a Dronne que se escapara hacia el centro de la ciudad con los half tracks de La Nueve, dos secciones de infantería y algunos tanques Sherman. Pinto, siempre en la avanzadilla de mando, llegó a la plaza del Ayuntamiento a lomos del semioruga Ebro, junto a los cenetistas Fábregas, Campos y Bullosa y otro vehículo en el que está contrastada la presencia de Cortés, Ortiz, Argueso, Hernández y el capitán Amado Granell, a cargo de la columna.

A la mañana siguiente, cuando los reporteros se acercaron a la Plaza del Ayuntamiento, una multitud arropaba ya a los aliados, a pesar de que formalmente la ciudad continuaba en manos de los nazis. Uno de los fotógrafos captó la imagen de un soldado y de una bandera que se levantaban entre el gentío. La imagen fue portada al día siguiente en uno de los principales diarios de la capital. El soldado se llamaba Baños y era extremeño. La bandera, de la que en algunas fotografías sólo percibe el mástil, era la republicana. El pegadizo himno que cantaban los soldados era, en realidad, el “Ay, Carmela”.

Manuel Pinto recuerda que París “sí se volcó” con los aliados, al contrario de lo que les había ocurrido en las zonas rurales, donde confiesa que la población, quizá por miedo, siempre se había mostrado reservada. Tras liquidar algunos focos de resistencia en edificios del centro, los soldados de La Nueve formaron en el Arco del Triunfo y fueron saludados militarmente por De Gaulle, antes de acompañar al general en el desfile por los campos Elíseos, un gesto que no gustó a algunos de sus camaradas del Estado Mayor. Para la posteridad quedan las imágenes documentales en las que pueden leerse perfectamente los nombres de los vehículos que tuvieron el honor de escoltarlo en la parada: Guernica, Teruel, Guadalajara… “En mitad del desfile –recordaba Pinto-, comenzaron a dispararnos desde algunos de los edificios, por lo que tuvimos que parar los vehículos y responder al fuego”.

Con el orgullo del deber cumplido, Pinto Queiroz contaría después que los soldados de La Nueve recibieron por fin un ‘largo’ permiso y estuvieron varios días “de fiesta”, acampados en los bosques del entorno de París y recibiendo las visitas constantes de las chicas francesas, “que querían bailar con los vencedores”.

El jerezano confesó que la euforia que vivieron las tropas españolas en esos momentos se debía a que estaban completamente convencidos de que detrás de París vendría Berlín, y después de Berlín, Madrid. Con ese espíritu abandonaron la capital parisina el 9 de septiembre en dirección Andelot. Combatieron en Dompaire, Chatel, Vacqueville y Estrasburgo. La ruta está jalonada de bajas: caen Vázquez, Fábregas, Morillas. También se condecora con la medalla militar, entre otros, a Campos y a Pujol. El 27 de abril cruzaron el Rin.

El último capítulo de la gesta de Pinto y sus compañeros fue la participación, largamente disputada por franceses y americanos, en el asalto al nido del Águila de Hitler. Supervivientes de La Nueve narraron cómo los españoles, adscritos todavía al ejército francés, se sumaron a las tropas de vanguardia americana, penetraron en las instalaciones de Berchtesgarden y “se llevaron de allí muchas cosas”. Otros admitieron muchos años después que todavía conservaban cubiertos de plata con la cruz gamada e, incluso, carísimas figuras de ajedrez con las que pretendían financiar su próxima campaña, a este lado de los Pirineos.

“Todos los españoles de La Nueve queríamos volver a España. Esperábamos que Leclerc cumpliera su promesa de terminar con el fascismo en Europa, pero nos dimos cuenta de que para ellos la guerra se había terminado en Berlín”, relataría más tarde Queiroz. “Teníamos muchos camiones con material. No participamos en la invasión organizada por los guerrilleros de la Unión Patriótica porque aquella operación estaba controlada sólo por los comunistas y sabíamos que con ellos no llegaríamos a nada. Si no hubiera sido así, hubiéramos avanzado hasta Barcelona”.

Pinto fue desmovilizado a finales de 1945. Por cuestiones políticas y estratégicas (había un nuevo equilibrio de poder en Europa, y el bloque soviético se perfilaba como el nuevo enemigo a batir), España y Portugal quedaron finalmente fuera de la campaña aliada. Sería la segunda gran derrota de Pinto y sus compañeros. Faltaría una más: la de la memoria, apenas parcialmente recuperada 60 años después de que Manuel se hiciera aquella foto en París, los pulgares en la correa del uniforme americano, la sonrisa abierta, el gesto de triunfo propio de alguien que aún no conoce toda la verdad.

(La primera parte del reportaje se publicó, con el mismo título, el sábado pasado en La Voz del Sur)

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<![CDATA[Manuel Pinto, héroe y cosaco (I)]]> /la-voz-seleccion/manuel-pinto-heroe-y-cosaco-i_17415_102.html Sat, 23 Feb 2019 07:35:14 +0100 /la-voz-seleccion/manuel-pinto-heroe-y-cosaco-i_17415_102.html El anarquista jerezano participó en el Desembarco de Normandía, en la toma de París, en el asalto al Nido del Águila de Hitler...

En el invierno de 1985, cuando Laurent Giménez acudió a entrevistar a Manuel Pinto a un viejo caserón de París, pensó que aquel edificio ruinoso, condenado al derrumbe, parecía extraído de una novela de Dostoievski, los rellanos oscuros, las escaleras estrechas y torcidas, el crujido constante de la madera. En aquel barrio pobre, con el aire equívoco que tienen los guetos de las ciudades ricas, emigrantes argelinos, desguaces, mercerías, vivía un héroe, Cruz de Guerra según la disposición dictada el 31 de octubre de 1944 por el general Leclerc, en la cabecera el membrete de la Segunda División Blindada. El documento, apenas un recuerdo más que amarilleaba en la pared del pasillo entre condecoraciones, fotografías borrosas, citaciones militares, dibujos abstractos y poesías enmarcadas, acreditaba el valor de aquel abuelo de 70 años que, para no romper con el contexto de las evocaciones literarias que parecían condicionar el encuentro, “guardaba un parecido sorprendente con el Caballero de la Triste Figura”. Giménez, en su texto, lo describe así: “Tiene la misma delgadez de cuerpo y la misma altura soberana que Don Quijote; tiene el mismo idealismo también, intransigente y utópico”.

“Tiene la misma delgadez de cuerpo y la misma altura soberana que Don Quijote; tiene el mismo idealismo también, intransigente y utópico”.

En algunas de las fotografías de entonces, reproducidas luego en portales anarquistas y documentales históricos, el abuelo Manuel, camisa blanca de cuellos de pico, gafas de montura negra y cristales gruesos, puntas de lápices que asoman en el bolsillo, posa junto a la ampliación de otra imagen, en un retrato de cuerpo entero hecho el 24 de junio de 1944, justo después de la toma de París. A pesar del parecido físico (la piel oscura, los pómulos muy marcados, la boca amplia, la cara larga y flaca), parecen dos personas distintas, quizá por el gesto gastado del abuelo Manuel, o por la poca naturalidad con que se enfrenta al objetivo, casi como si fuera un compromiso o una imposición, o quizá porque el escenario es una salita pequeña, corriente, con una mesita redonda y paños de croché, el paisaje prosaico en el que se mueve un jubilado.

El soldado Pinto Queiroz, el liberador de París, se estira sin embargo ante la cámara con una seguridad orgullosa, la sonrisa amplia, la mirada oculta por la sombra del casco, los pulgares colgando de los correajes del uniforme, el fusil americano apuntando al suelo. Detrás se adivina el lomo de un vehículo y franceses de a pie que celebran algo, el mástil de una bandera, el perfil satisfecho de una chica. La imagen de 1944 es sin duda la imagen de la victoria. La imagen de 1985 es la imagen de muchas derrotas.

Frente a frente

En julio del 36 Manuel trabaja como jornalero en la vendimia, en el entorno de su Jerez natal, huérfano temprano de madre, hijo de un camarero anarquista y militante precoz del Sindicato de Arrumbadores. Del aquel Jerez prebélico Pinto recordaría después en un compendio de narraciones dispersas (escribió hasta doce libros, entre ensayo y poesía, además de folletos difícilmente clasificables en los que apunta y divaga, describe y sueña), que la gente discutía de política en la puerta de las casas, mientras tomaba el fresco y comía higos chumbos. También recuerda el ambiente de ebullición social que vivía la ciudad y reconoce que, además de por la influencia de su padre, se abocó al compromiso obrero tras lo mucho que le afectó la muerte de su madre, que cayó gravemente enferma “por culpa de unos bultos” y a la que no pudieron salvar “por falta de dinero”.

Con el Golpe de Estado ya en marcha, a Manuel lo convence su padre de que tiene que escapar de Jerez. Él, con apenas veinte años, obedece a regañadientes, pero sólo para alistarse en el Ejército Popular republicano

Con el Golpe de Estado ya en marcha, a Manuel lo convence su padre de que tiene que escapar de Jerez. Él, con apenas veinte años, obedece a regañadientes, pero sólo para alistarse en el Ejército Popular republicano, en el que le esperaba una larguísima relación de batallas perdidas. Pinto Queiroz fue reculando frente a frente, desde Granada hasta Alicante, en una retirada angustiosa que alternó contraataques casi suicidas con la protección de los civiles que huían en tromba de los bombardeos nacionales.

Allí llegó a principios de marzo del 39, con la guerra ya perdida. La ciudad naufragaba como naufragaba la República, en una larguísima agonía de huídas y delaciones, los frentes desechos, las instituciones desarboladas, un sálvese quien pueda en el puerto y en los aeródromos, rumores continuos y salvajes sobre el avance de las tropas fascistas y sus represalias en las poblaciones del extrarradio.

Queiroz, después de participar en la última línea de resistencia, logra embarcar a finales de mes en un pequeño pesquero, La Joven María, en el que avistó por fin el puerto de Orán en la mañana del 1 de abril. La estampa, según el relato del historiador Eduardo Pons Prades, es desoladora: cientos de barcos, desbordados de refugiados españoles, se afanaban por arribar en lo que entonces era territorio francés, pero las autoridades coloniales no sólo les prohibieron abandonar las embarcaciones sino que les negaron abiertamente cualquier clase de auxilio. En cubierta, cuenta Max Aub, se arracimaban mujeres y niños, soldados y civiles, familias enteras, hambrientas y enfermas, expuestas a la humedad y al escarnio de los funcionarios argelinos, preocupados porque entre los refugiados hubiera portadores del virus comunista.

Vagabundo en Orán

Manuel consiguió eludir el cerco y llegar a tierra. Se recuerda a sí mismo como “un hombre perdido, que no hablaba nada de francés y que no llevaba ni un céntimo encima”, un tipo esquivo que vagabundeaba por una ciudad atestada de refugiados clandestinos, de esquina en esquina, de soportal en soportal, la estación de autobuses y sus hangares vacíos, el calor de las cafeterías y los solares comidos de basura, siempre atento a las parejas de policías que exigían la documentación a cualquier viandante sospechoso.

Lo detuvieron dos días después. Junto a cientos de compatriotas, lo encerraron de mala manera en un almacén de mercancías en el mismo puerto de Orán, un tugurio con fugas de agua, ventanales rotos, piojos y ratas, donde pasó varias semanas “rodeado de alambre de púas y vigilado a todas horas por la guardia senegalesa”. Sin derecho si quiera a lavarse, Pinto se dirigió al director de la prisión improvisada y le pidió jabón y una toalla. “El tío, con las manos en los bolsillos, empezó a dar vueltas, se echó a reír y me dijo: ‘¿Tú qué te crees, que estás en un hotel?’”.

En los campos de concentración

Hasta noviembre de 1942, cuando se produjo la liberación de los aliados (Argelia quedó del bando de Vichy, el gobierno que colaboró con los nazis), Pinto Queiroz peregrinó por al menos tres campos de concentración del Norte de África, “siempre haciendo trabajos forzados, aplastando tierra o cavando zanjas”. En Colomb-Béchar, uno de los más duros del ‘circuito’, según explica el investigador Alfonso Domingo, Queiroz, delante de varios prisioneros, se atrevió a vaciar una carretilla cargada de piedras sobre uno de los jefes alemanes del campo. “Era un hombre cruel”, admitió después. “Y no sobrevivió”.

Los americanos cerraron los campos de trabajo argelinos y buena parte de los presos españoles optó por alistarse en los Cuerpos Francos de África, un batiburrillo de voluntarios antifascistas, polacos judíos, ingleses y franceses de las colonias con los que Pinto participó, entre otras batallas, en la toma de Bizerta, una de las primeras grandes derrotas del Eje.

De ahí, ya hecho a la dinámica heterogénea del Ejército de la Francia Libre, pasó a la División Leclerc, donde acababa de formarse la novena compañía del Tercer Regimiento de Infantería del Tchad, la mítica Nueve, compuesta casi exclusivamente por españoles, donde convivieron soldados procedentes de todo el espectro político republicano: moderados, socialistas, comunistas y anarquistas.

Pinto recuerda que una noche, junto a las ruinas de Temara, ya en Marruecos, tuvieron que decidir cómo bautizaban a los semiorugas americanos. Cada grupo quería ponerle al suyo el nombre de algún referente propio (Durruti, La Pasionaria, etc…), así que el coronel Putz decidió que en las tanquetas solo se escribirían nombres de batallas (Teruel, Ebro, Guernica, Belchite…), aunque entre todos lograron convencerlo de que al menos dos rindieran homenaje al Almirante Buiza y a Don Quijote.

El 11 de abril de 1944, Manuel Pinto y el resto de los soldados de La Nueve embarcaron en el Franconia, un crucero de lujo adaptado al transporte de tropas, rumbo a Inglaterra, desde donde partirían a Normandía. A catorce nudos, el barco se acercó a la Península. Los españoles subieron en tromba a la cubierta. Desde lejos, Pinto Queiroz y sus compañeros observaron las cumbres blancas de Sierra Nevada. La mayoría de ellos nunca volvió a ver España.

(La segunda parte del reportaje, donde se relata la participación de Manuel Pinto Queiroz en el desembarco de Normandía, la toma de París y el asalto al ‘Nido del Águila’ de Hitler se publicará el próximo sábado 10 de octubre).

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<![CDATA[El retratista de la gente sencilla]]> /la-voz-seleccion/el-retratista-de-la-gente-sencilla_45730_102.html Fri, 15 Feb 2019 10:16:17 +0100 /la-voz-seleccion/el-retratista-de-la-gente-sencilla_45730_102.html Entrevistar a un activista del periodismo no resulta fácil, sobre todo, porque no estoy segura de que él se identifique con esta definición de activista. Pero cuando Raúl Solís Galván (Mérida, 1985) se sienta al ordenador, las teclas son como pistolas y sus artículos verdaderas bombas de opinión que reflejan sin cortapisas el clasismo, la pobreza y la desigualdad del que el discurso hegemónico instaurado por los medios de comunicación tradicionales no se hace eco. A éstos, sobre todo, a los andaluces también se dirigen sus críticas razonadas y valientes por construir un relato de Andalucía que nada tiene que ver con la realidad de sus gentes.

Europeísta convencido, este periodista es uno de los extremeños que no mira hacia el norte sino que vuelve su mirada a una tierra hermana de la que es un auténtico apasionado. “Andalucía me ha regalado las mejores oportunidades de mi vida”, dice, mientras toma un café a la sombra de una terraza en la Plaza Mina de Cádiz. Acaba de entrevistar a Salvaora, y más tarde, a la Petróleo, dos transexuales gaditanas protagonistas junto a otras seis de su primer libro, La doble transición, un libro homenaje a las mujeres transexuales de España que lucharon por la libertad en los años del franquismo y en la transición y que ha puesto en marcha con la editorial libros.com , a través, de un proyecto de crowfounding con el que lleva recaudados casi el 70% del coste.

Un proyecto que nace de su gran pasión dentro del periodismo, dar voz a la gente sencilla. “Cuando me multaron por la Ley Mordaza, una amiga me propuso escribir un libro sobre el periodismo y la censura pero después de pensarlo le dije que no: odio el periodismo ombliguista. A mí me gusta contar historias de la gente”. Gente de la que se enamora y sabe retratar de una manera sublime.

Imagen de una manifestación por los derechos sexuales en España.

Como lo hizo con su madre en su artículo Hijo de una limpiasuelos, un relato real que Raúl escribió desde las entrañas cuando un concejal del PP dijo que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, “tendría que estar limpiando suelos”. “Cuando lo leí quise escribir algo al respecto pero aquel día tuve mucho trabajo. Llegué a casa a las diez de la noche pero no podía resistirme”. En una hora lo tenía listo y al día siguiente, cuando despertó, el artículo había sido visto por 40.000 personas. Hoy acumula más de 300.000 visitas y ha abierto un debate sobre el clasismo imperante en la sociedad española. En lo personal, “ha establecido una relación especial con mi madre. Por primera vez se sintió orgullosa, no de nosotros, sino de sí misma y vio que su vida había tenido sentido”.

Y es que la historia familiar marca de arriba abajo a Raúl y a su forma de hacer periodismo. El pequeño de cinco hermanos, “nunca nos faltó nada pero no tuvimos lujos”. Su familia es un ejemplo del desarrollismo español: una familia sencilla que con mucho esfuerzo estaba prosperando y  logrando salir de la clase baja para ocupar la media pero que la crisis los ha vuelto para atrás.

Él, que no conoció la playa hasta los catorce años, pasaba todos los veranos en el campo recogiendo tomates y berenjenas pero siempre supo que quería ser periodista. Su pasión por esta profesión le hacía ir por la noche al bar de debajo de su casa para coger el periódico usado y leer las noticias. Se levantaba con Iñaki Gabilondo y cuando podía, veía Informe Semanal. “Yo quería estudiar para defender a mi madre”, por la que siente adoración. “Ella es analfabeta pero de cuentas, sí sabe. A pesar de todo, ella era la que llevaba el control de la casa y yo le le leía las cartas que llegaban. Cada diez o quince días, siempre en domingo, me sentaba con ella a leerle las cartas y a las que valían, les ponía una cruz”.

"El periodismo andaluz es cortesano, poco valiente y dependiente de las ayudas institucionales"

La cultura del trabajo es otra de las herencias que el periodista debe a su familia y al periodismo llegó con un mandil de cocinero y de pescadero. “Lo peor que te podían decir que en nuestro familia es que eras un vago”. Así que con 19 añitos llegó a Cádiz para estudiar en la Escuela de Hostelería de Cádiz y hacerse cocinero. Esa fue su primera profesión que ejerció en Mérida, adonde volvió desde Cádiz, y luego en Asturias. Hizo luego un curso de pescadero y marchó a Sevilla para cumplir su verdadero sueño: estudiar periodismo. “Trabajaba por la mañana de pescadero y por la tarde, estudiaba”. Así estuvo durante un año porque a partir del segundo curso consiguió una beca de fondos europeos. “Me quité el mandil y me dediqué al periodismo”. De ahí a Bruselas durante unos meses y de vuelta a Sevilla a escribir en Paralelo 36, un espacio de pensamiento y cooperación política donde conoció a su amada Concha Caballero. Más que una madrina, una referencia, una amiga. A ella le debe mucho de sí mismo. Para empezar, su conocimiento profundo de la historia y realidad andaluza. “Fue la mejor conversadora de la historia de Andalucía y de su lucha por la autonomía” y para terminar, su profesión. “Tú defiendes las causas, Raúl, nunca las siglas”, recuerda mientras se le ilumina la cara. “Es que el enamoramiento fue mutuo”. “Y escribe, escribe mucho”, le dijo.

Su muerte le pilló en Bruselas, adonde volvió a aprender francés, mientras subsistía cocinando para una familia. Su experiencia fue “de lo más dura”, sobre todo, porque “sentí la injusticia todo el día. La meritocracia es mentira. Yo jamás puedo llegar tan lejos como una persona que ha nacido con más oportunidades”. De vuelta en España, recaló en Madrid con el equipo de Luis García Montero, candidato por Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid. Un trabajo del que disfrutó enormemente junto con el poeta granadino pero que se acabó cuando IU perdió la representación en la Asamblea de Madrid.

Sevilla le esperaba otra vez con los brazos abiertos pero sin un empleo a la vista. Al menos, no en el periodismo. A punto de entrar a trabajar como pescadero en un gran almacén, se lo pensó y se dio de alta de autónomo para ejercer su profesión. “Cuando me hice autónomo tenía menos 745 euros en la cuenta”.

“Teatralizaron sus vidas para poder sobrevivir”

Desde entonces, trabaja como periodista freelance para diferentes entidades culturales y sociales de Andalucía y colabora con distintos medios como eldiario.es/andalucia o el huffingtonpost.es. Y escribe, y mucho. Sin cortapisas, sin filtros, a bocajarro pero “siempre desde el respeto”. Las redes sociales han sido sus grandes aliadas para “colarme” en el discurso hegemónico y para “saber que tengo talento porque no me lo había dicho nadie”. Sus artículos sobre el socialismo andaluz, Susana Díaz o la cobertura de Canal Sur del desastre de Doñana lo han situado en el punto de mira “del comisionado político del PSOE”, dice. Pero no se calla. Al contrario, insiste en que el “periodismo andaluz es cortesano, poco valiente y dependiente de las ayudas institucionales”. Y avisa: “si algún día me viera yo como esos compañeros que sus puestos dependen del político de turno, aceptaría las críticas que nos hicieran por el caso de Doñana, por ejemplo, pero encima no saldría a defender esa cobertura”. En todo caso, “yo estoy dispuesto a trabajar de pescadero pero no a tragar carros y carretas.

Está feliz en su mes de vacaciones –las que puede tener un autónomo- retratando a Petróleo, Salvaora, Silvia, Candela, Mar, María José o Manolita, ocho mujeres que se rieron de la dictadura y que, sobre todo, fueron pioneras en la lucha por los derechos sexuales. Tanto es así, que en 2018 se cumplen 40 años de la primera manifestación del orgullo en Andalucía en la que participaron 600 personas. “La lucha moderna la organizaron las mujeres transexuales no los gays pero el franquismo fue tan miope y tan imbécil que no supo distinguir entre orientación sexual e identidad de género: tú puedes esconder lo que te gusta (tu orientación sexual) pero no lo que eres (tu identidad de género) y ellas eran mujeres”. Con su libro quiere restablecer la aportación de todas ellas porque “se ha contado la historia del mundo gay pero ellas, con la mercantilización del orgullo, han sido invisibilizadas cuando han tenido una vida muy dura”. “Es un testimonio vivo que tenemos que contar y darles protagonismo a ellas porque han sufrido doble discriminación; muchashan sido pobres, tuvieron que abandonar la escuela con 12 o 13 años y han tenido todas las papeletas para ser las grandes perdedoras de esta historia”.

Y a medida que va avanzando, lo tiene más claro: “Teatralizaron sus vidas para poder sobrevivir y su sentido del humor no ha sido otra cosa que una forma de subsistencia. Muchas de estas niñas fueron expulsadas de sus casas, obligadas a prostituirse o a bailar en un tablao para cuatro señoritos”. Y la defensa de la causa crece con cada historia personal. “Yo me enamoro de la gente”, mientras se despide camino al barrio de la Viña. Le espera Petróleo. “Qué ganas tengo de escucharla”.

 

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<![CDATA["Estamos en la era de la posverdad, pero manipular la verdad por intereses no es nuevo"]]> /la-voz-seleccion/estamos-en-la-era-de-la-posverdad-pero-manipular-la-verdad-por-intereses-no-es-nuevo_46300_102.html Sat, 09 Feb 2019 12:53:13 +0100 /la-voz-seleccion/estamos-en-la-era-de-la-posverdad-pero-manipular-la-verdad-por-intereses-no-es-nuevo_46300_102.html ¿Se suicidó Blesa realmente? ¿Cuándo murió exactamente Fidel Castro? ¿Está Elvis en una isla desierta con Michael Jackson? Para los amantes de las conspiranoias, la madre de todas es la que habla de la muerte de Adolf Hitler. ¿Y si realmente, más allá de una mera teoría especulativa, fuese cierto que el dictador no murió como se dice que murió? ¿Y si hubiese logrado huir a Argentina? ¿Y si hubiese pisado la gaditana playa de los Alemanes tras hacerse público su suicidio en el búnker de la Cancillería de Berlín aquel 30 de abril de 1945? A Wayne Jamison, periodista y escritor roteño afincado en Jerez, no le van las conspiraciones judeomasónicas pero, como buen miembro del gremio de la canalla, recela de los relatos oficiales. Después de empaparse durante años de las caras a y b de esta historia, está a punto de publicar (el próximo 17 de agosto) La sombra del Führer, donde la realidad y la ficción cuestionan el final de Hitler y, sobre todo, donde subyace una reflexión sobre qué es la verdad y sobre cómo se distorsiona por los poderes imperantes.

Llegar hasta este punto no ha sido un camino fácil para Jamison, que hace unos años también tuvo que digerir cómo Vocento daba el cerrojazo a la delegación del periódico que dirigía en Jerez. El libro que ahora presenta se gestó hace cuatro años y cuando lo tenía a punto su ordenador decidió fundirse a negro y tragarse sus más de 300 páginas. "Fue tal el cabreo y la frustración que guardé en el cajón el manuscrito que me quedaba". Hace un año, en un concurso literario por capítulos, logró llegar hasta la final rescatando episodio tras episodio este relato que, gracias a esa renovada ilusión, ahora verá la luz.

Un periodista, un alto cargo del Vaticano y una profesora están dispuestos a descubrir la verdad tras la muerte en extrañas circunstancias de un amigo. Jerez, Cádiz, Roma, Zahora, el Faro de Trafalgar, la playa de los Alemanes, Bariloche… Deberán recorrer para ello numerosos escenarios en una trepidante aventura en la que casi nada es lo que parece y donde, desde la primera página, cobra fuerza esa sombra de la manipulación de la historia en la figura de un dictador que podría haber simulado su propia muerte. Como diría Umbral, pasemos a hablar de su libro... pero también de periodismo, comunicación política y un poco de eso que llaman actualidad.

Dígame por qué ésta no es otra novela más sobre Hitler y el nazismo.

A mí me gusta mucho esa parte de la historia, he leído mucho sobre ese tema, y soy consciente de que hay muchísima oferta en las librerías sobre este tema. No quería un típico ensayo sobre la muerte de Hitler, y lo que he hecho es novelarlo. Utilizar este episodio, o parte de la historia, como excusa para hacer dos tramas, una del pasado y otra del presente, que acaban convergiendo. Intento que la parte histórica atrape para que sirva en la otra trama. La base histórica es totalmente real, documentada, y luego está la parte de ficción. Pero es curioso porque al final la gente descubre que, por ejemplo, hubo una gran presencia de nazis en la provincia de Cádiz y ves que eso fue mucho más potente incluso de lo que pensabas.

"Todos podían tener interés en vender esta historia de que Hitler se había suicidado, y por eso muchas veces la verdad no es lo que nos cuentan"

Usted ha hecho para su libro una labor netamente periodística, ¿queda claro qué es ficción y qué realidad?

Lo que he hecho es diferenciarlo muy bien. Creo que se nota mi condición de periodista. Es como si hubiese un tres en uno: trabajo periodístico, novela y ensayo con desarrollo histórico. Lo que hago es recopilar mucho de lo que se había escrito contra la versión oficial de la muerte de Hitler y es lo que va saliendo a medida que avanza la trama paralela. Documentos del FBI y de la CIA demuestran que muchos años después de la Segunda Guerra Mundial los norteamericanos seguían buscando a Hitler; y en España también lo buscaron. La mayoría coincide en que su destino final pudo ser Bariloche, una región argentina, hasta el punto de que allí había más nazis que nativos.

La sinopsis de su libro habla de la que sería una manipulación flagrante de la historia. ¿Considera que estamos ante una práctica habitual?

Ese es el trasfondo de todo y es el mensaje que me gustaría que acabase calando. La historia siempre la escriben los vencedores y en un bando y otro había muchos intereses por enterrarla de esta manera. Lo que está claro es que todos podían tener interés en vender esta historia de que Hitler se había suicidado, y por eso muchas veces la verdad no es lo que nos cuentan. Estamos en la era de la posverdad, pero siempre ha existido la manipulación de la verdad en función de unos intereses, no es nada nuevo. No soy amigo de teorías conspiratorias, pero hay que hacer un ejercicio crítico sobre las versiones que nos ofrecen los poderes imperantes. A nivel doméstico, basta entrar en Facebook para comprobarlo. La gente se está dejando arrastrar por todo esto y eso es más grave: me creo la verdad que me quiero creer porque es la que me interesa.

"La autoedición es una forma de salir a la luz y de asegurar que mantengo el 100% de los derechos"

Usted ha optado por la autoedición, ¿es el único recurso para los escritores noveles o ha sido una decisión premeditada?

Aquí ha habido un poco de todo, había un interés de un editorial importante que me pidió permiso para estudiar el original, pero me decía de antemano que el lanzamiento no sería, en el mejor de los casos, hasta mediados del año que viene. Por todo lo que te he contado, no quería esperar más. Era algo que tenía siempre en el subconsciente y quería romper ya y pasar página. Lo que sí está claro es que la autoedición es una forma de salir a la luz y de asegurar que mantengo el 100% de los derechos, aunque aquí hay una fórmula mixta con distribución nacional, no es autoedición pura y dura. Al final, desde luego, uno mismo es quien mejor defiende su trabajo.

Tiene otro libro publicado pero, en cambio, se mantiene secuestrado desde 2005, ‘La cara oculta de OT’. ¿Otra historia, en este caso de éxito y triunfo, manipulada?

Hay gente que me sigue recordando, entre comillas, como el periodista de OT. En apariencia son temas muy diferentes pero es verdad que de lo que hablas al final es de cómo se manipula la verdad y de cómo muchas versiones oficiales no se ajustan a la realidad. En aquel caso era un libro cien por cien periodístico que plasmaba los contratos que hacían firmar a chavales de 18, 19 o 20 años para concursar en aquello, contratos alucinantes en muchos casos. Hablo de la primera edición que fue el auténtico boom. Sigo guardando dos cajones repletos de documentación de contratos, originales incluso, porque ni les dejaban tener copia. No sé si eso seguirá siendo así o no, pero aquel libro me sigue poniendo los vellos de punta. Se iba a hacer una primera edición de 20.000 ejemplares, que es una barbaridad, y había pactado un acuerdo con Interviú para lanzar el primer capítulo dos o tres días antes de que saliera a la venta. Y de pronto, te dicen que una de las productoras de televisión más potentes ha pedido el secuestro del libro. Y el juez acepta el secuestro cautelar a cambio de una fianza de medio millón de euros. El fiscal se pronunció a favor de la publicación del libro, pero la legión de abogados intimidó a todos. Yo firmaba el libro con la madre de un concursante de OT, que usaba seudónimo por miedo a represalias, y todo aquello acabó muriendo en el olvido.

¿Usted, que es mitad norteamericano, se cree la versión oficial de todo lo que rodea al fenómeno Trump?

No sé… Lo pongo todo en cuarentena. No sé qué creer. Mi único hermano vive en Texas, con mi cuñada y mi sobrino, y también viven mi tía y su marido, que son muy, muy americanos. No suelo hablar de estos temas con ellos, pero las cosas se ven muy diferentes allí de cómo se ven desde la distancia. La clase media estaba muy desilusionada y este voto ha sido de rebeldía. Algo parecido siento yo con el tema catalán; he trabajado y vivido durante 11 años en Cataluña y lo que sí es cierto es que todo es muy diferente con la distancia.

Jamison posa con su primera novela. FOTO: MANU GARCÍA.

Es usted experto en comunicación política, ¿es más políticamente correcto que incorrecto?

Yo siempre me he considerado un periodista muy crítico, de los que les gusta escarbar, investigar, moverse… ir más allá. Ahora mi situación personal me ha hecho ver las cosas desde el otro lado de la barrera en muchas situaciones y es lo que te he dicho antes, las cosas se ven de forma muy diferente y entiendo que es muy difícil ejercer hoy el periodismo con valentía y honestidad. Es más difícil que nunca, pero igual que eso, por muchas circunstancias, también hay un periodismo muy digno que pelea y lucha. Hay que saber leer y hay que leer de todo.

¿Qué le recomendaría a los políticos para que su historia diaria fuese más creíble?

Gestión, gestión y gestión. Y la verdad. El consejo que siempre doy cuando me preguntan pasa por no mentir nunca. Seguir para adelante con tu verdad; eso acaba calando y acaba llegando. Las críticas siempre estarán ahí pero cuando no mientes, nunca te van a poder pillar en esos renuncios. Es la mejor forma de comunicar. Lo que nunca me han gustado son el envío de esos mensajes efectistas, los fuegos artificiales del titular inmediato. Entiendo que es la manera a veces más fácil de llegar, pero no me gusta. Creo en la política de las emociones porque es una forma también, si es honesta, de hacer política sincera.

"Creo en la política de las emociones porque es una forma también, si es honesta, de hacer política sincera"

En su carrera periodística, ¿qué relato le quedó por contar?

Muchos. Y muchas ganas de contar muchas cosas. Recuerdo un episodio trabajando en Tarragona, cuando junto a otro compañero destapamos que Mohammed Atta tuvo el último cónclave antes del 11S en Salou. Imagínate el eco que tuvo y lo que aquello nos reportó para seguir estirando del tema. Lo publicamos dos semanas después del 11S y siempre me ha quedado la cosa de que no llegamos al final de la historia y siempre lo he tenido ahí, pero eso es un ejemplo solo. Un director que tuve me decía que los temas gordos hay que estirarlos como chicle y te das cuenta de que era posible, incluso en lo que menos imaginabas.

¿Se puede ser periodista sin ser escéptico?

No, para nada. Creo que no. El periodista debe poner en cuestión casi todo. Tal y como está la profesión hoy en día, es muy complicado, con los medios cómo están y a veces es normal que muchos acaben tirando de notas de prensa, y de corta y pega. Hacen lo práctico porque no les queda otra.

¿A dónde va el periodismo?

Es una situación igual que la de antes, en el sentido de que hay buen y mal periodismo. Eso sí, hoy en día hay sobreinformación. Es un panorama muy complicado, pero a la vez hay un periodismo más que digno que tiene, precisamente por lo que te he dicho, mucho más valor. Hay muy buen periodismo y hay quien cree que cualquiera puede ser periodista. Eso sí, hay que reinventarse en esta nueva era y hay quienes están haciéndolo bien y otros que no. El buen periodismo siempre sobrevivirá, de una forma u otra. No queda otra. Imagínate un mundo sin periodismo.

"El periodista debe poner en cuestión casi todo pero tal y como está la profesión es muy complicado"

Padre de una niña de cuatro años y marido de alcaldesa (Mamen Sánchez, regidora en Jerez), ¿la madrugada es el territorio del escritor?

No, no, en este caso las mañanas… Es cuando la niña está en el colegio y es cuando puedo ponerme delante del ordenador a escribir. Otra cosa es hilar ideas, algo que vas haciendo mentalmente durante todo el día. Estoy en la labor previa de investigación de una nueva novela y lo que hago es adaptarme con mis tiempos y los de mi familia. Las noches me gustan para leer y, normalmente, voy leyendo 3 o 4 libros a la vez, y casi siempre hay uno o dos que tienen que ver con el tema sobre el que estoy escribiendo.

¿El gobierno actual de Jerez se quedará en relato breve o dará para, al menos, un segundo volumen?

(Risas) Yo qué voy a decir… Paso palabra.

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<![CDATA["Ese miedo lo sigo teniendo presente. Es horroroso"]]> /ediciones/jerez/ese-miedo-lo-sigo-teniendo-presente-es-horroroso_7530_102.html Thu, 31 Jan 2019 14:33:44 +0100 /ediciones/jerez/ese-miedo-lo-sigo-teniendo-presente-es-horroroso_7530_102.html Está sentado en la cafetería del centro de día de mayores de Las Angustias y observa nuestra llegada en duermevela. Pronto nos regala media sonrisa afable mientras nos saluda y trata de incorporarse para buscar otro espacio donde atendernos que sea menos ruidoso. Su aire es de vetusto Paul Newman y su porte físico es envidiable pese a su avanzada edad y sus pasitos cortos y dificultosos. Su memoria está fragmentada, repleta de lagunas que hacen que algunos datos y fechas, algunos nombres, bailen. Eso en cambio no impide que siga lúcido y clarividente en lo esencial a sus 92 años de edad.

Lo primero que hace es tentarse la cartera para mostrarnos con orgullo dos carnés: "El del PSOE y el de la UGT. Los tengo bien guardados", confiesa José Dorantes Ortiz, una memoria viva, un testigo imprescindible en la ciudad, del relato ignominioso que significó la Guerra Civil y el franquismo. Y también una aguerrida voz, ahora ya casi entrecortada, que lleva décadas reclamando Justicia en forma de recuerdo para las víctimas de la represión, para los asesinados por la sinrazón, entre ellos su propio padre. El proyecto de Ley de Memoria Democrática que promueve ahora el Gobierno andaluz supone un nuevo paso adelante en la lucha contra el olvido y contra la impunidad de quienes desataron aquellos días, según Dorantes, de "terrorismo, sangre y lágrimas".

Presidente de honor de los socialistas en Jerez, se afilió al partido el 26 de abril de 1977 como reza en su carné de militante. En menos de un mes se cumplirán 37 años de aquella decisión: "Yo soy el más viejo que hay en el partido hoy, y estoy apuntado desde que fueron posibles las asociaciones y los partidos. Cuando murió Franco ya se permitió y yo enseguida me apunté". Hace unas semanas se le homenajeó de forma muy emotiva con la inauguración de una biblioteca que llevará por siempre su nombre en la sede del PSOE jerezano de calle Sevilla. Enciendo la grabadora: "Estoy muy deteriorado. Me olvido de los nombres de las calles, de las plazas, pero… puede usted preguntarme lo que quiera que yo le respondo".

"Me estaba quedando dormido cuando habéis llegado, yo no sé lo que me pasa hoy...". Antes que nada, sus palabras se interrumpen con un aviso: "Más me valdría no acordarme de nada". Pero se acuerda. Se acuerda perfectamente de aquella época en la que “los viejos han estado callados sabiendo y los jóvenes nunca sabrán nada”, como él mismo ha dicho en alguna ocasión. En sus palabras siempre rebrota su íntima obsesión: el ansia de Justicia para los represaliados, la necesidad de morir sabiendo donde reposan los restos de su padre.

La herida abierta: su padre

"Más me valdría no acordarme de nada. De aquella época lo que me acuerdo es que cogían y fusilaban todos los días y todas las noches a unos cuantos, entre ellos mataron a mi padre. Que se lo llevaron. Mi padre era un hombre normal, la única aspiración que tenía era buscar las mejores condiciones para los jornaleros con la Reforma Agraria. Él fue presidente del partido de los trabajadores de la tierra, aunque eso de presidente fue lo de menos porque lo hubieran fusilado igual. Reivindicaban mejoras en el campo, para los que trabajaban la tierra, para el desarrollo de los pueblecitos de colonización que teníamos aquí… Esa era su pelea, tener un trozo de terreno, labrarlo y darle de comer a sus hijos".

"Mi padre la única aspiración que tenía era buscar las mejores condiciones para los jornaleros"

"A mi padre lo mataron en octubre del 36, en los últimos días del mes de octubre. A mi padre ya lo tenían antes preso en el Alcázar, que estaba como cárcel modelo, le hicieron un juicio sumarísimo, pero sumarísimo vamos, y lo mataron. Algunos se salvaron por las cosas que había en aquella época. Yo conocí a un hombre que estaba casado y su mujer pues se tuvo que ir con uno del Movimiento… Y se salvó. Lo echaron a la calle. Un tal Manolo yo no sé qué. Lo conocía de antes, de chico, porque mi padre no tuvo otro sitio donde colocarme que en Las Siete Puertas, un café barato de prostitución en la calle San Cristóbal. Ahí entré a trabajar yo de chiquillo, que no había visto una pileta en mi vida. Yo tendría 12 años cuando entré. Unos dos años después, cuando mataron a mi padre, él no llegaba a los 50 años".

El estadillo de la Guerra

"Aquello fue… Me acuerdo que era verano ya, venía de La Corta, de bañarme yo solo, y fui a recoger unos pantalones que me habían hecho y me fui para casa. Cuando anocheció, mi padre y yo fuimos a la dirección del partido republicano en la calle Medina, cerca de Villamarta. Estábamos allí y cuando llegó la hora nos fuimos para casa, empezaron los tiros. Lo vimos desde un balcón. Al día siguiente, domingo, venía bajando por la calle Bodegas y a uno le habían pegado un tiro y traía un reguero de sangre por la acera. Se quedó inútil de un brazo el pobre. En ese momento sentía miedo, mucho miedo. Se sentía el odio, la gente estaba… en Las Siete Puertas yo veía como todos se apuntaban a Falange, todo el que tenía miedo. Al día siguiente ya iban vestidos de falangistas a desfilar por la calle Larga".

"Aquí en España con las libertadas que había en el año 34, 35… no pasaba por la imaginación de nadie que aquello iba a terminar tan malamente. Aquí en esta plaza (señala a la ventana, a Las Angustias) era donde más hicieron, estaba muy vigilada, muy vigilada, pero el primer cuartelillo de Falange estaba en la plaza de la Yerba. Me acuerdo perfectamente. De allí se fueron cerca de la plaza Aladro, donde estaba el Obispado. Hay cosas que no se dicen y han sido verdad. Por ejemplo, lo de Las Angustias era una cosa mala, aquí estaba . Toda la política y . Estaban los simpatizantes de Falange, los militares… Fusilaban otra gente, serían falangistas, pero no sé yo. Hasta un médico había que salía todas las noches con una cuadrilla y mataba a unos pocos. Fusilaron a todo el equipo de ‘Ráfaga’, que era un periódico de izquierda de Jerez que salía todos los lunes. Fusilaron al director y a los colaboradores en el Pozo de la Víbora, en Picadueñas. ¿Cómo era el nombre…?"

La figura de su tío Juan, el edil que logró escapar, y la muerte del último alcalde republicano

"Mi tío sí fue concejal y si no se quita de en medio lo matan. Yo me acuerdo que aquella noche estaba allí. Mi padre estaba preso en el Alcázar y me dijo que hablara con alguien del partido, en pleno Movimiento, fusilando a gente todos los días. Fui a la viña de El Corregidor y supe que mi tío, con otro vecino, pudo escaparse por una ventana de la casa. Primero se fue el compañero pero a los ocho o diez días el vecino volvió y se llevó a mi tío. Cuando terminó la guerra estaban en un pueblo importante de la provincia de Granada, pero no me acuerdo del nombre. Cuando volvió vino casado y nosotros nos habíamos quedado sin padre, sin madre y sin . Cada uno por un lado… Cuando él volvió se hizo cargo de la casa donde vivía antes con la mujer con la que venía".

"Mi tío Juan era concejal por un partido muy raro, Partido Sindicalista. En aquel momento era alcalde Antonio Oliver, de Izquierda Republicana, al que también mataron. Lo fusilaron en la tapia del cementerio, en el pino gordo del parque. Allí lo mataron a los 8 o 10 días del Movimiento. Era de Correos pero yo no sé qué cargo tenía. Aquella noche estaba todo el mundo en la calle Consistorio esperando a ver qué decía, salió y dijo que no pasaba nada y que se fueran tranquilos a sus casas. Y después empezaron a fusilar a gente durante una semana. Eso no se lo deseo yo a nadie".

El Jerez de antes y el Jerez de ahora

"Jerez estaba bien dentro de lo que había en aquella época. Todo se ha hecho después. Hoy hay tres o cuatro Jerez frente a lo que era aquello. ¿Jerez? Hoy hay cuatro o más Jerez que entonces… Y mucho paro. Yo entré en la bodega con 20 años la primera vez, y antes trabajé mucho como camarero. Me coloqué después de las Siete Puertas en el bar Victoria de la plaza Plateros y luego, cuando estaba de moda, en los Caracoles, que iba la gente con más hambre... Y ya me casé (en 1941 con Mercedes, que le convirtió en padre de 8 hijos: una de ellas, una niña de 19 meses, fallecería de tuberculosis mientras él fue llamado a prestar el servicio militar en el Campo de Gibraltar) y me coloqué en la bodega. Una hermana de mi esposa era la mujer del capataz de Sánchez Romate y por él entré. Después, en una de las veces que me quedé parado, entré de aprendizón, que era el último de la cuadrilla, en Sandeman hasta que allí terminé ascendiendo hasta llegar a capataz general. Había siete capataces y yo era el capataz de los capataces".

Otro momento de la entrevista con José Dorantes. FOTO: CRISTÓBAL ORTEGA.

El interés por la política que venía de lejos

"Cuando murió Franco se abrieron un poquito, un poquito nada más, las libertades, hasta que fueron posibles las asociaciones y unos pocos nos apuntamos. Un profesor de instituto fue el que se hizo cargo de ir asociándonos a todos los que queríamos. Y después pues ya vino todo lo demás, cada vez había más gente y hasta hoy. Nosotros siempre teníamos un sitio donde ir, yo he conocido al menos cuatro o cinco sitios donde estaba el partido: nos reuníamos, hablaba uno, hablaba otro…"

"Cuando me apunté en el PSOE yo asistía a las reuniones, y seguía lo que ellos acordaban y demás. No llegué a ser político. No me arrepiento de eso porque yo no soy político, yo no sirvo, he contado cosas, tengo discursos dados y he hablado mucho, y por algo me miran bien en el partido, pero de política… He hablado de lo mío, de la Guerra Civil, y a la gente le ha caído bien porque es tontería, no he dicho ninguna mentira".

Y en la política llegan a decirse muchas mentiras...

"Se dicen, se dicen. Yo nunca he mentido. Si he mentido ha sido por una necesidad, hacía menos daño mintiendo que diciendo la verdad. Yo no he sido político nunca, no me ha gustado. Sobran los políticos de profesión, de eso hay muchos. Hay muchos que se dedican a eso porque tienen buena labia, se creen y después…".

Republicano socialdemócrata y contra los totalitarismos

"Yo soy socialista, como era mi padre. Soy del partido socialista. Monárquico no he sido nunca. Soy republicano socialdemócrata porque la República es un régimen que lo mismo se adapta a la gente de izquierda que de derecha, y por esa razón yo no sería republicano a secas. Cuando habla un socialdemócrata estoy con él porque siempre dice lo que yo pienso. ¿Qué hacemos con el Rey? No debe de estar, ni tampoco la bandera que ellos tienen. Debe de estar la de tres colores: roja, amarilla y la morada. Esa es la bandera, pero esta gente se sublevaron y pasó lo que pasó. El Rey no tiene derecho a ocupar el sitio que ocupa, está puesto por los que hicieron el Movimiento y mataron a tanta gente, que se dejen de cuentos. El Rey era un chiquillo, yo lo comprendo, pero es que nosotros no tenemos Rey ni puñetas, tenemos un jefe de Estado que debe ser elegido por el pueblo como cualquier representante".

"Los totalitarismos hay que condenarlos todos. El Partido Comunista actual es otra cosa que no tiene nada que ver con el de aquella época. El mismo Santiago Carrillo lo dijo y lo practicó. En España nunca hubiera mandado, el pueblo no lo quiere. El pueblo con el comunismo no quiere nada. Si se pone parecido al socialismo sí podría hacer algo, y ahora están haciendo eso".

La crisis donde los pobres vuelven a ser la mayoría

"En Jerez no se hace nada, no se aplica política ninguna. Nada, nada, nada. Es el único pueblo que no dice nada. ¿España? A España le están dando coba. Tendríamos que tener una República como Francia porque no nos pueden ver. Y desde luego el capital es el que manda. En mi época no había la mitad de las cosas que hay hoy, la ropa nuestra era… En aquella época iba la gente con remiendo en los pantalones y las chaquetas igual, no había otra cosa. Los pobres eran la mayoría".

Dorantes muestra sus carnés de afiliado al PSOE y UGT. FOTO: CRISTÓBAL ORTEGA.

El futuro político del país

"Yo veo hoy a los jóvenes que están comprometidos. Como haya elecciones pronto, creo que los jóvenes cambiarán las cosas. Yo no lo conoceré porque yo me voy a morir pronto. Me tengo que morir porque es tontería, yo soy consciente. Hoy está la cosa que los partidos no pueden hablar. Y no hay libertad de nada, es mentira. Están callados y ya está. Pero hoy hay elecciones en España y gana la izquierda. Seguro, seguro. En fin, yo no lo conoceré, quedan dos años, ¿pero yo voy a vivir dos años?"

Y el futuro del PSOE, su casa

"En el PSOE hay muchas cosas que no están bien pero naturalmente esta organización tiene que seguir porque es más de un siglo lo que tenemos de existencia. Empezamos a funcionar en el mil ochocientos yo no sé cuántos con Pablo Iglesias. El PSOE lo que tiene que hacer, de momento, es que todo el mundo se ponga a trabajar. Así de fácil. Que todos trabajen a favor del PSOE. El PSOE tiene ya 125 años lo menos. Hay que ponerse a trabajar con la gente, y ésta se acercará. Tan sencillo como eso".

¿Que falló en la anterior legislatura para la debacle de aquella mayoría absoluta socialista?

"Tenía el apoyo del partido y de mucha gente que votó por ella (por Pilar Sánchez). Ella no se equivocó, es que ella era así. Ella era así. Era hija de un militar hombre... Los militares en el Movimiento se tuvieron que apuntar todos… Empezaron por Marruecos y todos los que no estaban de acuerdo eran fusilados. En Marruecos fusilaron tela. El Movimiento fue una cosa que cogió de sorpresa a todo el mundo".

¿Habrá alguna vez Justicia? ¿Por qué hay miedo a cerrar las heridas del pasado?

"No, de eso nada, eso está callado en Jerez y bien callado. Ha habido voluntad pero no por parte de los políticos que mandan, que lo que han hecho ha sido ocultar todo lo que han podido. No se sabe nada. ¿Que si hay miedo? Mucho miedo. Yo es que he perdido mucho, mucho, no soy ni la mitad de lo que era, no me acuerdo de nada, pero no he querido olvidar nada de aquello. No confío en que se haga justicia con aquello, ya ha habido tiempo. Han pasado ya casi 80 años y todo sigue callado. Supongo que algún día habrá justicia porque algún día el pueblo se sublevará, habrá manifestaciones, y el Rey se tendrá que ir como se fue su abuelo. Pero aquí en España es impensable acordarse de las víctimas".

"¿Justicia? Ya hoy no se puede juzgar aquello y alguno tiene que ser más viejo que yo, que tengo ya… 92 años. La manera de hacer justicia es decirlo todo, que salga todo. Aquí nadie ha hecho nada. De aquello en Jerez nadie sabe nada, se ha quedado todo en un punto muerto".

El fantasma que aún sobrevuela

"Hombre hoy, qué sé yo. Los criminales son criminales siempre pero con el descaro que lo hicieron en aquella época sería muy difícil. Hoy no pasaría eso. Hoy no puede pasar pero el recuerdo de aquel momento, ese miedo, lo sigo teniendo presente. Es horroroso".

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<![CDATA[Antonio Pampliega: "Si no empatizas con una víctima es que no puedes ser periodista"]]> /cultura/antonio-pampliega-si-no-empatizas-con-una-victima-es-que-no-puedes-ser-periodista_31508_102.html Thu, 24 Jan 2019 16:45:04 +0100 /cultura/antonio-pampliega-si-no-empatizas-con-una-victima-es-que-no-puedes-ser-periodista_31508_102.html Antonio Pampliega es, ante todo, periodista. Nace en un pequeño pueblo de Madrid: “Soy de Mejorada del Campo, el pueblo en el que un señor en bicicleta explica cómo monta una catedral de la nada en un anuncio de Aquarius. Ese es mi pueblo”, cuenta. Es un periodista freelance especializado en zonas de conflicto. Desde 2008 ha cubierto guerras en países como Irak, Líbano, Pakistán, Egipto, Afganistán, Somalia y Siria. Este último lugar marcó un hito en su vida tanto personal como profesional, ya que en julio de 2015 fue secuestrado por el Frente Al Nusra, una facción de Al Qaeda en Siria. Cuenta que durante su cautiverio los yihadistas intentaron que se convirtieran al islam enseñándole los versos de El Corán, líneas que ponía en duda. Curioso y por su afán periodístico, preguntaba a sus raptores el significado de algunas palabras. Todo quedaba en la nada. Las escrituras de El Corán eran argumentación suficiente ante todas las preguntas. “Son muy intolerantes. Pero bueno, nosotros también lo somos con ellos”, comparte.

Diez meses después, en mayo de 2016, él y dos rehenes más, José Manuel López y Ángel Sastre, regresan a España. Antonio Pampliega, cuatro meses después de su llegada, se presenta en la ciudad para recoger un premio que le fue concedido por la Asociación de Prensa de Jerez en 2015, el Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García. Luce una sonrisa. Irradia ilusión y felicidad. No son emociones que fuerce, lo siente realmente así. No es una máscara ante la realidad, cuenta que “es más fuerte de lo que pensaba”. Antonio Pampliega se ganaba la vida arriesgándola en la guerra. Vivía para dar voz a los que no la tienen. Ya no. Después de salir vivo de Siria da gracias a Dios. Le da gracias a ese Dios que encontró mientras vivía cautivo en Alepo bajo el régimen de Al Qaeda. Porque como él dice: “No hay un Dios hasta que te quedas solo. Entonces, es cuando aparece”.

Después de vivir una experiencia extrema, rozando la muerte, Antonio Pampliega quiere que el mundo conozca de cerca la guerra, la realidad que existe en Siria: “Caen de 300 a 400 bombas a diario, al menos cuando yo estuve desde septiembre a octubre de 2014. Ahora la cifra será mayor. La situación ha empeorado”. Comenta que el fotoperiodista Gervasio Sánchez le dijo que Siria le recordaba a Sarajevo, pero que era mucho más salvaje. “En la guerra no hay buenos ni malos, hay hijos de puta. Y yo intento estar siempre donde caen las bombas”, señala durante su intervención en el Ateneo de Jerez.

Tiene especial inquina contra la prensa española. No es fruto de su imaginación, se trata de su propia experiencia. Dice que uno de los periódicos a los que vendía reportajes sobre el conflicto sirio —junto con las fotos de Manuel López— les llegó a pagar 32 euros, es decir 16 a cada uno por artículo. ¿Lo peor según él? Cuándo ambos regresan tras el cautiverio, esos mismos periódicos les llaman para entrevistarles. “¿Nos pagáis eso y queréis entrevistarnos?”, recrea indignado. “A día de hoy ninguno me ha preguntado cómo estoy”, espeta. Pampliega habla sobre vidas que quedan enterradas bajo tierra. Cuerpos que siguen su día a día en Siria mientras caen barriles de TNT desde el cielo a cualquier hora de la mañana. “¿Paro mi vida por la guerra? ¿Y si no se acaba la guerra? Tengo que seguir viviendo”, le decía uno de sus amigos sirios que le acompañó durante su estancia en 2014.

Momentos antes de la entrega del premio por su reportaje Los niños perdidos de Alepo (El País, 2014), Antonio Pampliega nos recibe en uno de los salones la nueva sede de la APJ. Mantiene la mirada fija durante la conversación. Gesticula mucho con sus amplias manos. Ríe y se emociona al segundo. Muchos pensamientos, muchos recuerdos evocados en su regreso a la carrera periodística. Durante la entrevista está constantemente soltando preguntas al aire. Quiere saber qué opina la gente de Siria, qué saben de la guerra. Por ello propone un juego: lanzar esta pregunta a los lectores y luego, después de leer lo que tiene que contar, volver a trasladar la misma: ¿Qué opina de la guerra de Siria? Antonio Pampliega posando momentos antes de la entrevista. FOTO: MAKY GASSIN. La APJ en el V Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de 2015 reconoce su trabajo: Los niños perdidos de Alepo. Estuvo secuestrado durante ese año hasta que lo liberaron en mayo de este. Ahora se lo pueden entregar, pero… ¿cómo cree que estará a día de hoy Noor y Faisan, que son niños vehiculares en su reportaje premiado? Es posible que estén muertos. ¿Es lo más probable? Sí, es posible que estén muertos. Sobre todo viendo los últimos ataques y bombardeos de la aviación rusa, es posible que no solamente ellos, sino el 80 o 90% de los niños y niñas que salen en ese reportaje hoy sean o refugiados o sean víctimas mortales del conflicto. Como la mayoría de sus familiares, como cuenta en el reportaje. Sí, como la mayoría de ellos que han participado en el conflicto. Es así de triste. Pero no solamente ellos. Tengo muchos amigos y mucha gente a la que he hecho fotos y vídeos… que están muertos. Miro las imágenes de archivo y empiezo a decir: “Este está muerto, este está muerto…”. A uno de mis mejores amigos le cortaron la cabeza, el primer periodista norteamericano que asesinaron, Jim Foley. ¿Cómo se enteró de ello? El día que lo mataron. Otro compañero me mandó un link y recuerdo que era agosto de 2014. Estaba viendo la Supercopa entre Real Madrid y el Atlético de Madrid en mi casa y un amigo me lo mandó. Solo ponía Jim y el link. Le di al play y mi primera reacción fue: “Joder Jim, hacía dos años que no sabíamos nada de él”. Eran momentos antes de la ejecución.
"La gente me pregunta por qué sonrío, y es que de allí no se sale con vida"
Y a día de hoy tiene una sonrisa. Yo estoy vivo, él no (silencio). Yo tengo mucha suerte. He tenido mucha suerte, mis compañeros y yo. Hemos tenido muchísima suerte. Entonces… ¿cómo no voy a sonreír? La gente me pregunta por qué sonrío, y es que de allí no se sale con vida. ¿Ha llegado a superar lo que ha vivido? ¿Se puede superar? Sí, con tiempo, con ayuda psicológica… Ha tenido muy poco tiempo. Llevo cuatro meses. Soy más fuerte de lo que yo pensaba. Muchísimo más. (Silencio). Antonio Pampliega con un nudo en la garganta al comienzo de la entrevista. FOTO: MAKY GASSIN. Es un periodista freelance, que ha cubierto muchas zonas bélicas porque quiere dar voz a aquellas personas invisibles que están en guerra, y puntualiza que si no cuenta sus historias, ganan los Señores de las Sombras. ¿Quiénes son esos señores? Es que tienen tantos nombres… Dictadores, grupos rebeldes, yihadistas, señores de la guerra, países traficantes de armas y tanta gente que no quiere que se conozca la verdad… Podría decir tantos y tantos nombres: Estados Unidos, Rusia, China, Francia… Las grandes potencias. Las grandes potencias que hoy están en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que son los cinco mayores traficantes del mundo. Esa gente no quiere que se sepa. ¿Se ha topado alguna vez con ellos? Me he topado con dificultades para hacer mi trabajo. Nosotros entramos en Siria siempre de manera ilegal porque el régimen de Bashar Al-Assad, por ejemplo, no nos permitía la entrada. Teníamos que entrar ilegalmente. He tenido que entrar en zonas de Siria y de otros países como Afganistán, escoltado por tropas, porque los talibanes en Afganistán nos secuestraban o porque en Siria el Estado Islámico secuestraba a periodistas. Yo tenía que ir empotrado en unidades militares porque mi vida corría peligro. Me he topado con eso. Eso es por ser un periodista freelance Eso es por ser periodista. Antes, hace años, éramos imprescindibles. A día de hoy los periodistas somos prescindibles. Y a las personas que son prescindibles en las guerras, tienes dos opciones: o las tiras a la basura o intentas sacar provecho de ellas. ¿Cómo se saca provecho? O las decapitas para hacer propaganda o intentas sacar beneficio económico. Hablando un poco ahora de los medios de comunicación y de esas grandes potencias que realmente son las que están detrás de los medios, ¿cree que están dando una buena cobertura a lo que está sucediendo en Siria? La guerra siria se ha contado muy mal. Los medios internacionales, o los españoles por ejemplo, no han apostado jamás por una cobertura seria.
"A día de hoy los periodistas somos prescindibles. Y a las personas que son prescindibles en las guerras, tienes dos opciones: o las tiras a la basura o intentas sacar provecho de ellas"
¿Apuestan más por el morbo? Apuestan por otras cosas, no solamente por el morbo. Ellos siempre se escudan en que no hay dinero. No tenemos dinero para pagarte, no tenemos dinero para desplazar equipos y pagar un seguro de vida que son muy caros. Mi respuesta siempre es la misma: Ha habido Juegos Olímpicos hace dos meses y habéis desplazado equipos de 20 personas. Radio Nacional, por ejemplo. Y uno de mis amigos que trabaja allí me dijo: Éramos la radio que menos gente llevó. Solamente la radio, imagínate las televisiones. Y todavía dicen que no tienen presupuesto para la guerra de Siria. Con que manden a uno o dos redactores, bastaría. La guerra de Siria lleva cinco años y ninguna televisión española ha mandado a gente. No hay interés. Yo creo que no. Lo tienen en internet. En internet está todo porque ha surgido la figura del periodista ciudadano que lo cuelga todo en internet, entonces ¿para qué voy a mandar cosas si ya me lo dan gratis? Hay propaganda, es partidista. Eso ya les da igual, yo tengo la imagen. Antonio Pampliega durante la entrevista concedida a lavozdelsur.es. FOTO: MAKY GASSIN. El nivel de calidad de los textos periodísticos que llegan de Siria, ¿puede ser parecido al caso de la CNN (se prometió la primera guerra televisada y esta cadena fue la única con acceso informativo una vez pasada la censura iraquí) en la guerra de Irak? La CNN ha hecho cosas muy buenas y muy malas. Por ejemplo, en 2003 en la invasión a Bagdad, el grupo de CNN que estaba allí se dirigió a una plaza donde estaba una estatua de Sadam Hussein y dio dinero a los iraquíes que había allí para que se juntaran y tiraran la estatua. Eso es mal periodismo. Hay otros medios que también manipulan, no solamente la CNN. Vivimos en un país convulso políticamente donde se manipula casi todo. Es complicado. En una guerra la primera víctima es la verdad. ¿Qué realidad no se ha mostrado? Si la gente fuese consciente de lo que es la guerra de Siria, mañana mismo había manifestaciones de personas en la calle pidiendo que se detuviese. La gente no sabe realmente lo que es eso. Es posiblemente una de las peores guerras del siglo XXI, si no la peor, y no se sabe absolutamente nada. ¿Cuáles son los estereotipos que han circulado sobre la guerra? Hablan de terrorismo, manipulación mediática… ¿Es real, pero es todo muy superficial? Es muy superficial. No hay sensibilidad y la propaganda lo está cubriendo todo. Hablan de terrorismo, pero es que esto vino de una guerra civil que vino de una revolución pacífica. La gente, después de 40 años aguantando a la familia Al-Assad, salió a la calle a decir: Ya está bien. Y en las manifestaciones pacíficas les disparaban francotiradores del régimen. Lo sé porque lo he visto. A mí me han disparado. Y eso ha acabado en lo que es hoy, que es un nido de terroristas. Con muchos frentes ¿no? Son muchas facciones. No se sabe quién está detrás de cada una de ellas, todos tienen intereses… Están los rusos ahora, están los americanos, los franceses, los iraníes… Todos quieren parte del pastel. Siria es hoy una guerra mundial a pequeña escala. Están todos, pero solo en un territorio. Es lo más parecido a una guerra mundial.
"A día de hoy, en 2016 se sigue crucificando a la gente como hacían los romanos en tiempos de Cristo"
Aquellos que os secuestran, el Frente Al Nusra, ¿de quién es aliado? Cuando empieza la guerra de Siria, Al Qaeda entra y forma el grupo que hoy se llama el Frente de la Conquista del Levante. En ese momento el Estado Islámico de Irak se mete dentro de Al Qaeda y de este grupo para apoyar. Pero en 2013 se separan. Se separan porque el Estado Islámico quiere otra cosa. Entran en Siria para hacerse un hueco para que les dejaran entrar con esa excusa, y una vez que están dentro se apartaron, se quitaron las caretas y dijeron, ahora, a lo nuestro, que no es la libertad de los sirios, sino la reunificación de lo que ellos llaman Sham, que no es otra cosa que Siria, Líbano, Palestina y Jordania, que es de donde salió Saladino, el que crea el gran islam y lidera la lucha contra los cruzados cristianos. Leyendo su blog he visto que hay cruzados del siglo XXI. Sí. Este nuevo conflicto, que se está produciendo en estos momentos, es una especie de regresión a las cruzadas. Por un lado tienes a los musulmanes del Estado Islámico que lo que quieren hacer es crearse un Califato, como quería Saladino, y por otro lado tienes a los cristianos. Son los nuevos cruzados. Van ahí a luchar, a hacer la yihad. Tanto unos como otros. Cruzadas como las del siglo XI. Son como si fueran las del siglo XI, pero con armamento del siglo XXI, aunque usan técnicas también como las del siglo XI o el siglo primero. A día de hoy, en 2016 se sigue crucificando a la gente como hacían los romanos en tiempos de Cristo. En Siria, los del Estado Islámico crucifican a gente y decapitan, como se hacía en las cruzadas. Propaganda. Propaganda… y porque la imagen visual es muy potente. El mensaje llega mucho más. Una cosa es que te rajen o te peguen un tiro y ahí te quedas, ¿pero qué te cuelguen en una cruz? O que te decapiten y pongan tu cabeza en una plaza de Raqqa para que el resto de vecinos entienda el mensaje. Antonio Pampliega durante la entrevista concedida a lavozdelsur.es. FOTO: MAKY GASSIN. ¿Hay cruzados de los dos bandos? Sí, por supuesto. La guerra también se ha globalizado. Tienes gente pro Estado Islámico como los que atentaron en París, lobos solitarios que los llaman, que son los cruzados del Estado Islámico aquí que luchan contra occidente. Y después tienes a los occidentales que se van a combatir contra el Estado Islámico. Hay de los dos bandos. Al final esto se ha terminado convirtiendo en una guerra religiosa. ¿Qué intereses hay detrás del nacimiento de este conflicto? El nacimiento del Estado Islámico es recuperar los bastiones de los musulmanes que era el Sham (El Levante), pero había algo más: implementar lo que quería el profeta, o lo que quería Alá. El Corán dice que todo el mundo tiene que acabar siendo musulmán y el que no se convierta hay que matarlo. Al final no solo acaba extendiendo El Levante, como lo llaman ellos, sino que su objetivo es extenderlo a todo el planeta. Ese es su principal objetivo: acabar con todos. ¿Por qué? Porque lo dice el Corán. Y como tienen tiempo… Los talibanes tiene una frase que a mí me gusta mucho y que le decían a los americanos: Vosotros tenéis el reloj, nosotros tenemos el tiempo. ¿Piensa que el cerrojazo por parte de Europa a los refugiados puede sumar más aliados al Estado Islámico? Sí, claro. Lo que estamos consiguiendo nosotros es que haya una separación muy grande y abismal entre Oriente y Occidente. El problema es que no entendemos que toda la gente que rechazamos, a la que maltratamos, se acaba radicalizando porque, insisto, no se sienten de ningún grupo. No tienen pertenencia a ningún bando. Entonces esta gente acoge a todo el mundo con los brazos abiertos. Los que se han reventado en Bataclán o en Niza son de aquí. Es que no vienen de Irak. No vienen de Siria ni de Somalia. Son nacidos y criados en Europa. La pregunta es: ¿Qué hemos hecho mal como sociedad para que nuestros propios conciudadanos, gente nacida en Occidente, nos odie? El hijo de puta que ejecutó a Jim Foley era británico, no era sirio. Era británico, rapero. ¿Qué lleva a un rapero británico a decapitar a un occidental en Siria? La pregunta quizás se la tendríamos que mandar a nuestros políticos. ¿Qué habéis hecho mal para que esta gente nos odie? Si te vas a Londres, a Bruselas, a Príncipe… verás dónde viven, y lo que ves son guetos. Viven ellos solos en su burbuja. No tienen educación, las escuelas son muy malas, las oportunidades laborales son pésimas, la gente les mira mal… Crean rechazo. Y eso al final va haciendo mella en gente que no tiene ninguna esperanza de nada. Cuando pierdes la esperanza te ganas muchos enemigos. En el mundo siempre habrá gente dispuesta a inmolarse por Alá mientras haya incultura, desesperación, odio, rencor…
"Las guerras dejarán de existir el día que dejen de ser rentables"
También hay una construcción de la guerra. A algunos les interesa alejar Occidente de Oriente. Da mucho beneficio, cuánto más separación haya entre los dos, mucho más enfrentamiento. Para luchar se necesitan armas. Y las armas se compran. Valen mucho dinero, las guerras son muy caras. Las guerras dejarán de existir el día que dejen de ser rentables. Hace unos años, en Somalia, encontré a un señor de la guerra que había estado con todos los actores en conflicto durante estos 25 años. Había estado con el gobierno de facto, con los golpistas, con el gobierno anterior, había estado con los gobiernos musulmanes, con Al Qaeda y ahora estaba con las tropas de la Unión Africana, los cascos verdes. Y mi pregunta es: ¿Tío, por qué? Y dice: Porque yo soy una persona que cambia, como cambia la vida, como cambian las circunstancias. Antes, lo más rentable para mí era vender armas y hacía negocio con la guerra. Hoy es mucho más rentable la paz porque el país está tan destruido que aquí hay que edificar, y yo ahora vendo cementos y vendo ladrillos. La paz ahora es más rentable que la guerra. El día que eso cambie, yo volveré a cambiar. Una persona sin principios. Sí, como muchos que hay. Antonio Pampliega mordiendo el premio 'a lo Nadal'. FOTO: MAKY GASSIN. Todo por dinero. El dinero es lo más importante. En Siria no se están matando por la religión, sino por dinero. Las cúpulas son los que buscan el dinero; las bases son las que luchan por Alá. Eso es. Si escarbas, el motivo de las guerras son siempre las mismas. No esta, todas. En la guerra de 2003 en Irak las tropas norteamericanas lo primero que defendieron fueron los pozos de petróleo. La guerra de Sierra Leona en 2001 fue por los diamantes. Y si te vas hacia atrás, la batalla de Troya, no fue porque los troyanos se llevaron a Helena, es porque los griegos querían hacerse con el control de Troya. Las cruzadas no son una guerra de religión, son unas guerras por comercio. El Papa Urbano II fomenta esta guerra porque Jerusalén es un paso obligado para todas las mercancías que venían de Europa y que venían de Oriente. Es un paso obligado para las caravanas. Por eso se luchaba por Jerusalén.
"En Siria no se están matando por la religión, sino por dinero"
¿Qué consecuencias deja ser espectador de esas atrocidades que cuenta en sus reportajes? A nivel personal te deja tocado. Si lo que ves no te toca emocionalmente como persona, no estás haciendo algo bien en tu trabajo. Si no empatizas con una víctima, es que no puedes ser periodista. Tienes que empatizar porque tus fotos, tus vídeos y tus textos tienen que llegar a otra persona que no conoce el conflicto y cuando te lea o vea tus fotos tiene que entenderlo. Entonces si no es buena persona, como decía Kapuscinski, no puede ser periodista. Te toca a nivel emocional muchísimo. Yo tengo pesadillas. Hablo en sueños. Mucho. Y mis muertos son míos y me van a acompañar durante toda mi vida por desgracia. Te cambia la vida cubrir un conflicto. Para bien, pero también para mal, sacrificas muchas cosas y hasta que a mí no me ha pasado lo del secuestro, yo anteponía mi trabajo a mi vida personal. Ahora es al revés. Ahora mi vida es más importante que mi trabajo. Por mucho que yo vaya a Siria, Somalia, Afganistán… jamás seré ni un sirio, ni un somalí, ni un afgano… Soy un occidental, tengo la suerte de ser español y lo siento mucho, yo también soy persona y merezco también disfrutar de la vida. Se va la semana que viene de España. ¿vuelve a la acción? Vuelvo a probarme, a ver cómo estoy, cómo me han afectado estos diez meses anteriores y porque soy periodista. Yo soy lo que soy, y a mí una panda de hijos de puta no me va a cambiar mi modus vivendi. Ello lo que quieren es que vivamos con miedo y eso no puede ser. Quiero empezar, ir poco a poco. Son solamente diez días pero lo necesito para saber si quiero seguir, o en este caso dar un paso hacia atrás y dedicarme a otras cosas, quién sabe si dar clases en la Universidad, que también me gustaría. Preferiría que fuese algo a largo plazo, pero si veo que no tengo ánimo para continuar en una zona de guerra, pues por qué no dar clases a los chavales y que les llegue algo de mi experiencia. Va a Irak. Me voy al Kurdistán iraquí con las tropas peshmerga, a combatir contra el Estado Islámico. Sus trincheras están a 800 metros del Estado Islámico. No vuelve a Siria. A Siria nunca más. Y ahora: ¿Qué opina de Siria?]]>
<![CDATA[Unidos por la tragedia: "Fijé la meta de buscar a Marta hasta que Dios me llame"]]> /la-voz-seleccion/unidos-por-la-tragedia-fije-la-meta-de-buscar-a-marta-hasta-que-dios-me-llame_38097_102.html Thu, 24 Jan 2019 07:53:27 +0100 /la-voz-seleccion/unidos-por-la-tragedia-fije-la-meta-de-buscar-a-marta-hasta-que-dios-me-llame_38097_102.html Recogemos a Paco Holgado poco antes de las 8 menos diez de la mañana de una fresca mañana del 24 de febrero. Es viernes y sobre Jerez empieza a caer una densa niebla. Quien siempre será el Padre Coraje viste pantalones y polo negro, chaqueta y gorra del mismo color y porta una pequeña mochila gris en la que lleva su medicación. Paco, de 73 años, aparentemente está bien de ánimo, pero como se suele decir, la procesión va por dentro, toda vez que ya reconoce abiertamente que el caso de su hijo Juan ha prescrito definitivamente.

Paco lleva más de 21 años luchando por saber quiénes fueron los criminales que le arrebataron no solo a su primogénito, también la vida medianamente feliz que una vez conoció, cuando era un simple y desconocido padre de familia y trabajador de banca, no un hombre desesperado, capaz de infiltrarse disfrazado en los bajos fondos de Jerez para conseguir pistas que aportaran más luz a una investigación policial que siempre consideró nefasta. Él, que todavía afirma que tiene pendiente dos indagaciones más relacionadas con la muerte de Juan, lleva meses centrado en apoyar otras causas, digamos, perdidas.

No quiere que ningún crimen cometido en España quede impune. Su cabeza no entiende cómo los delitos de sangre pueden prescribir pasados 20 años. Por eso ha estado ligado en los últimos años a la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos, y por eso viajó andando hasta Madrid hace un año y medio, para reclamar no solo justicia para su hijo, también para otras muchas familias que en España pasan por una situación similar a la suya. Como por ejemplo, la de Marta del Castillo.

lavozdelsur.es se pone en contacto con José Antonio Casanueva, abuelo de la adolescente sevillana, a primeros de la pasada semana, recién retomada la búsqueda de su nieta en un tramo de la dársena del Guadalquivir. La noticia se conocía unos días antes, cuando el juez que lleva el caso aprobaba esta nueva batida tras conocerse la versión de una testigo, una enfermera, que afirmó haber visto a tres jóvenes empujar una silla de ruedas en dirección al río, algo sospechoso porque fue misma noche en que ocurrieron los hechos. José Antonio, de 80 años, es junto a su hija y su yerno la cara más visible del drama de esta familia.

Toda España se volcó con ella, como pasó con la de Juan Holgado hace dos décadas, y también se ha indignado junto a ellos al ver cómo actualmente, de los tres principales implicados en la muerte y desaparición de Marta, solo uno, Miguel Carcaño, cumple condena, sin que además ninguno haya dicho de manera fehaciente dónde está su cuerpo. Es por eso que este medio quería conocer cómo lo están pasando y cómo vivían esta nueva búsqueda que, finalmente —y como muchos tristemente auguraban—, ha vuelto a quedar en nada. Pero junto a nosotros ha querido venir Paco Holgado.

Nunca olvidará como en su camino a Madrid, el único que lo recibió en Sevilla para darle ánimos y fuerzas fue José Antonio Casanueva. El hoy ministro Zoido, por entonces alcalde, no pudo o no quiso, eso no lo sabe Paco, pero nadie de su gobierno lo atendió. Solo recibió el apoyo del abuelo de Marta, y ahora, año y medio después, quería otra vez verlo, para devolverle aquellos ánimos y aquel afectuoso abrazo.

El viaje en autopista a Sevilla apenas nos lleva 50 minutos. Durante el trayecto, Paco, hablando en un tono bajo, cuestiona que esta nueva búsqueda vaya a dar resultados positivos, y lamenta que la justicia pueda ser tan liviana en casos como estos. La llegada al punto donde se realiza la búsqueda de Marta del Castillo, entre los puentes de La Barqueta y El Alamillo, es bastante más pesada, ya que la niebla ha provocado retenciones en muchos puntos de la capital. Para cuando logramos aparcar, divisamos una gran cantidad de medios de comunicación siguiendo los trabajos de los buzos de los GEO. No divisamos a José Antonio, aunque sí a su hermana Pilar, acompañada de unas amigas, que cuando ven a Paco le muestran también su solidaridad y piden hacerse fotos con él, a lo que Holgado accede gustosamente.El abuelo de Marta llega un rato después de la hora acordada. Se excusa, porque en su momento no recordaba que esa mañana tenía cita en la ITV. El encuentro entre José Antonio y Paco es cariñoso. A la postre, son dos sufridores que han pasado por similares trances. El “abuelo”, como le dicen todos los presentes, incluidos medios de comunicación, viste chaqueta de pana azul de la que cuelga de una de sus solapas una chapa con el rostro de su nieta y un lema: “Todos somos Marta. Justicia”. Es imposible, al verla, no recordar esas pancartas con el rostro de Juan Holgado en las que también se reclamaba justicia tras su muerte.

Nos sentamos en la terraza de un bar cercano, a escasos 150 metros de donde los buceadores siguen buscando el cuerpo de Marta. Por el camino, Paco y José Antonio han hablado de sus achaques, de los últimos acontecimientos en sus respectivos casos, de la justicia, más ahora tras las últimas y polémicas sentencias y decisiones tomadas en diferentes casos… Incluso José Antonio le comenta que una vez repostó en la gasolinera de Martín Ferrador, al poco de perder Juan la vida.

“Me robaron el coche y apareció en Jerez. Estaba con los cables pelados de haberle hecho un puente y tenía que echarle gasolina. Paré en esa gasolinera y cuando me vieron que para arrancar tenía que unir los cables, todo el mundo se quedó mirándome. Tuve que explicar que es que me habían robado el coche, pero claro, allí estaban todos pendientes de cualquier cosa por lo que le había pasado a Juan”.

Marta fue la primera nieta de José Antonio. El octogenario la recuerda con mucho cariño por ese motivo y porque prácticamente la criaron entre él y su difunta esposa, fallecida el pasado noviembre. “Era muy cariñosa. Éramos sus ídolos. Siempre nos decía de broma que nuestra casa sería para ella el día de mañana”. El mismo día de la desaparición de Marta, 24 de enero de 2009, sábado, fue la última vez que la vio con vida. Era por la mañana. Lo recuerda perfectamente. “Salía de casa y vino a buscarme para pedirme dinerito. Quería comprarse un incensario de barro. Me dijo que costaba seis euros y le dije de broma que no, que para eso era mejor una lata de tomate. Le di diez euros, la compró y a la vuelta me vino a devolver los cuatro euros. Le dije que se los quedara. Eso fue lo último que hablé con ella aquel día. Ya no volví a verla”.

A diferencia de Paco Holgado y Antonia Castro, la familia Del Castillo Casanueva no vivió el trance de recibir a una pareja de policías informándoles del fallecimiento de su hija. Lo supieron días después, cuando se produjeron las detenciones de los sospechosos y Miguel Carcaño confesó el crimen. Sin embargo, hasta que llegó aquel día, la familia estuvo en vilo. “Ella normalmente venía temprano, a las 10 de la noche tenía que estar en casa, pero siempre se conectaba con la madre llamándola.

Aquel día el teléfono no funcionaba, fueron pasando las horas, me llamó mi hija para decirme que Marta no aparecía, que no había conexión. Llamamos a sus amigos, estaban todos alarmados. Fuimos yendo a sitios donde sabíamos que ella no frecuentaba, pero había que visitarlos por si las moscas, tanto nosotros como sus amigos y sus respectivos padres”, relata de carrerilla José Antonio, como si la desaparición de su nieta se hubiera producido horas antes.

A las dos de la mañana, después de buscarla por todos lados sin suerte, dieron parte a la Policía. Sin embargo, no comenzarían a buscarla hasta las siete de la tarde del domingo. “Ese fue el primer fallo que cometieron, a cuenta del famoso protocolo que tienen de que hasta las primeras 48 horas no pueden buscar a las personas desaparecidas. Pero ahí fue un protocolo totalmente falso, porque cuando desaparece un menor o un discapacitado, inmediatamente se tienen que poner a buscarla y eso no lo hicieron hasta las 7 de la tarde. Si cuando pusimos la denuncia inmediatamente mandan un coche Z al domicilio de Carcaño, los hubieran cogido in fraganti. Pero no lo hicieron”.

Desde entonces, la familia ha vivido muchos disgustos y muy pocas alegrías. “La vida te da un giro de 180 grados. De ser una familia feliz a llevar esto… Todos estábamos juntos, íbamos en verano a la casa de Chipiona… Te preguntas por qué a nosotros, qué ha pasado… No tienes respuestas”. José Antonio, creyente, se aferra a Dios. Ni la tragedia le ha hecho replantearse su fe. “Dios lo ha querido así. Yo hace poco viví otra desgracia, la muerte de mi esposa. Ella se ha ido sin saber dónde está su nieta, pero ahora pienso que estarán juntas y se cuidarán una a la otra”.A día de hoy, solo Miguel Carcaño cumple condena por el crimen de Marta. Los otros principales sospechosos, Samuel Benítez, Francisco Javier Delgado —hermano de Carcaño— y su novia, María García Mendaro, están en libertad, al igual que Javier García, ‘El Cuco’, que como menor por entonces fue juzgado y condenado a dos años y 11 meses de internamiento en un centro de menores. Todo ello, además, a pesar de las fundadas sospechas de que mintieron ante el tribunal, habida cuenta de sus numerosas contradicciones a lo largo del proceso de instrucción y posteriormente durante el juicio. De hecho, tanto el Cuco como sus padres están siendo investigados por supuesto falso testimonio durante el proceso. Lo cierto es que ninguno afirma saber dónde está el cuerpo de Marta, algo que como es lógico indigna no solo a su familia, sino a toda España. “Han mentido desde primera hora”, señala dolido José Antonio.

¿Cómo es posible que unos adolescentes pudieran reírse de todo el mundo?

"Muy sencillo. Por la justicia que tenemos. Una justicia permisible, caduca, del siglo XIX, porque las últimas leyes son del año 1885 y no se han cambiado. Nuestros legisladores parece que solo se preocupan de cobrar a final de mes. Fíjate lo que nos ha costado conseguir la cadena perpetua revisable —posteriormente derogada—. La ley es la que está mal, y lo mismo que hay estafadores en los gobiernos, también los hay en la justicia. Hay jueces buenos y jueces malos, y lo estamos viendo claramente con los casos que se están dando. ¿Pero en qué país vivimos?".

Las palabras del anciano se entienden si se tiene en cuenta que han llevado su caso al TSJA, al Supremo y a Estrasburgo con escaso resultado —solo el Supremo agravó la pena de Carcaño en apenas 15 meses de prisión—. “¿Las víctimas no tenemos derecho a nada?”, se pregunta, y recuerda que han presentado, en balde, un millón y medio de firmas al Ministerio de Justicia para que se repitiera un juicio que Casanueva considera “una pantomima total. Y sé lo que digo porque lo viví en primera fila, desde primera hora. Aquí ha habido dos tribunales, el del menor y el de los adultos y son dos sentencias divergentes”. Casanueva lamenta que en una de las sentencias, la que condenaba al Cuco, se reflejaba que el cadáver de Marta fue sacado del piso de Carcaño entre la una y la una y media de la mañana, mientras que en la segunda, que condenaba al autor confeso, se habla de entre las diez y las diez y media de la noche.

Mientras hablamos, a unos metros la búsqueda prosigue. Unas labores que, por otro lado, empiezan a ser discutidas entre algunos sectores de la población que cuestionan si merece la pena seguir utilizando dinero público (ya se han invertido más de 600.000 euros) para buscar un cuerpo que no se sabe con certeza dónde está. José Antonio no comprende estos comentarios. “Yo como doliente digo que el dinero se gaste, ¿o es que no se gasta en otras cosas? Qué mejor que usar ese dinero en buscar a personas desaparecidas, y no solo en Marta, porque hay un montón de personas desaparecidas en España”.Afortunadamente y a pesar de estas pocas voces críticas, José Antonio señala que su familia sigue recibiendo muchísimo cariño y apoyo, no solo de Sevilla. “En Oviedo recogimos 4.000 firmas”, recuerda. Incluso ha recibido llamadas de videntes para intentar aportar su grano de arena a la investigación. “El otro día me llamó una señora de Villamartín que echa las cartas y me dijo una serie de cosas que me dieron un pálpito. Me habló del puente y de una zona en concreto y me pidió por favor que le dijera a la Policía que la buscaran allí”.

Pero el anciano, al igual que Paco, que escucha atento sus palabras, se ha visto obligado a investigar por su cuenta. Ya lo hizo con unos amigos en un tramo del río, tiene confidentes que de vez en cuando le dan pistas que le sirven para tomar por un camino u otro… Sabe, aunque no quiere pensar en ello, que puede que esta sea la última vez que se permite la búsqueda de su nieta, que quizás el juez que sustituya al actual instructor, que pasará en breve a la Audiencia Provincial de Sevilla, no sea tan permisivo en este sentido… “Yo no duermo. Me acuesto todas las noches dándole vueltas a la cabeza pensando en lo que voy a hacer”. Él lo tiene claro: “Esto no lo superaré nunca. Yo me fijé la meta de buscar a Marta hasta que Dios me llame”.

Porque, que algún día alguno de los sospechosos diga donde está Marta, ¿es una utopía?

“A Carcaño se le ha ofrecido incluso dinero, pero dice que no le compensa. No sé por qué no quieren decir dónde está el cuerpo, porque ya están todos juzgados. Es lo que nos preguntamos todos. Quiero pensar que si encuentran el cadáver quizás haya algún vestigio o algo que pueda incriminar a alguien”.

Tras la charla, abandonamos la terraza y volvemos al punto donde prosiguen los trabajos de búsqueda. Una vez allí, nos despedimos. Paco y José Antonio se dan otro caluroso abrazo y prometen verse pronto. “Para cualquier cosa, tienes mi teléfono”, le comenta el jerezano. “Lo mismo te digo”.

Apenas una hora después de abandonar Sevilla concluía la búsqueda de Marta, de nuevo, sin que apareciera su cuerpo. Un día después, Antonio del Castillo, su padre, se vería las caras con Miguel Carcaño en prisión. “Han tenido que cambiar el cuerpo de sitio”, le diría al sufrido padre. ¿Una nueva mentira? Quizás. Quién sabe. Del Castillo ya habla de buscar a su hija por su cuenta. Y entonces, recordamos las palabras del abuelo un día antes: “Yo me fijé la meta de buscar a Marta hasta que Dios me llame”.

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<![CDATA["Si te gusta echarle kétchup al jamón de pata negra, perfecto, pero a mí me gusta lo auténtico"]]> /la-voz-seleccion/si-te-gusta-echarle-ketchup-al-jamon-de-pata-negra-perfecto-pero-a-mi-me-gusta-lo-autentico_49627_102.html Sat, 05 Jan 2019 14:02:02 +0100 /la-voz-seleccion/si-te-gusta-echarle-ketchup-al-jamon-de-pata-negra-perfecto-pero-a-mi-me-gusta-lo-autentico_49627_102.html María del Mar Moreno (Jerez, 1973) parafrasea a Cortázar cuando dice que es una pena venir a este mundo para no poder ser. Lo va a decir al final de esta entrevista, cerveza mediante, frente al Teatro Monumental, en la frontera entre el barrio de Las Letras y Lavapiés. A sus 44 años, con los pies molidos desde que se subió a un escenario con diez años y después de 17 años con su propia compañía de baile, después de bailar en teatros de medio mundo, y de haber impartido clases en Milán, París, Burdeos, La Valleta y Jerez, donde su empresa tiene la sede, la bailaora entrega ahora su magisterio un fin de semana al mes en uno de esos templos sagrados de la historia de la danza y el baile flamenco del último medio siglo en España, la escuela madrileña de Amor de Dios. Medalla al Mérito en las Bellas Artes, da escalofríos pensar que por sus clases han pasado maestros como Antonio el Bailarín, Luisillo, Pilar López, Gades o Carmen Amaya. Con esa historia y ese prestigio, no es extraño que nos encontremos a la artista jerezana como una niña con zapatos nuevos.

"La vida te lleva de forma natural a que se alineen los planetas y aquí estoy, emocionada con la acogida", cuenta nada más encender la grabadora. Recuerda que al volver de París la primera vez, con apenas 17 años, le dijo a su madre: "Mamá, aquí me aburro...". Y, desde entonces, no ha parado de volvar y de vivir en constante amor-odio con la tierra que la vio nacer, como muchos otros que cabalgan a caballo entre las raíces y el desarraigo. En el fondo, matiza, "soy muy apegada a mi tierra, la llevo por bandera, pero al final siempre me ha gustado crear, ser inquieta y aquí —por Madrid, donde trasladara su residencia a final de año— hay una serie de posibilidades que hay que aprovechar. Uno siempre tiene que volver a sus sueños".

Y los sueños de María a veces son frenéticos. Hasta 2001 fue la primera bailaora de la compañía de Manuel Morao. En paralelo, se licenciaba en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz. En los años en los que inició el camino en solitario con compañía propia, con la que ha producido siete espectáculos hasta la fecha, también tuvo tiempo de sacarse un máster en dirección de empresas en la Cámara de Comercio. Ha recibido premios y galardones —Copa Jerez de la Cátedra en 1999 o Premio del Público al mejor espectáculo en el IX Festival de Jerez—, y ha participado en documentales internacionales sobre el arte jondo y como invitada en las más prestigiosas escuelas y conservatorios de música y danza del mundo: desde el Instituto del Mundo Árabe en París hasta el Instituto Cervantes de Bremen.

Ahora en Amor de Dios, rodeada de sus alumnas, María del Mar tiene al lado a su cantaor de cabecera, Antonio Malena, para profundizar en los estilos de Jerez: Frijones, la Moreno, Marrurro, Loco Mateo... "Para ellos eso es un universo desconocido, hacemos trabajo técnico y de estilos del baile, pero desde esa forma jerezana de entender el baile. La gente flipa y es muy fuerte que muchos, y eso que tienen nivel avanzado, no conozcan a esos cantaores". Aquí llega su primer lamento, casi como una seguiriyera. "Estás en un epicentro flamenco y, desgraciadamente, eso no se conoce. Hay un gran conocimiento técnico, los pies muy veloces, las piruetas, pero por desgracia veo que hay un desconocimiento grande de la cultura flamenca. No hablo de ortodoxia, ni heterodoxia, pero sí de una cultura flamenca. Les da miedo pararse, templar… pero al mismo tiempo, me emocioné justamente por eso, porque la gente me dice que ha venido por obtener ese conocimiento".

Qué opina, usted que es maestra, de los que dicen que el flamenco no se enseña.

Se enseña todo. Todo. Más que maestra, me gustaría que me llamasen transmisora o portadora de experiencias, emociones, vivencias... pero todo absolutamente, aunque haya gente que venga más predispuesta genéticamente, se aprende. Desde que abres los ojos, aprendes. La forma de aprender es diferente: porque lo has visto desde niña o porque ves tutoriales de internet. Todos los hijos de Antonio Malena saben cantar, pero que luego quieran cantar o no, ellos lo eligen. Pero es lo que han escuchado siempre. Ahora bien, eso de decir que yo soy artista porque mi madre me ha parido artista… Yo soy el resultado del aprendizaje, de la enseñanza y de la transmisión de haberme podido arrimar siempre a los mejores artistas, compañeros y personas. A mí Manuel Morao, La Paquera o Parrilla no me han dado clases, pero simplemente con escucharles ya me han enseñado. Mi padre estaba siempre preocupado por que tuviera estudios universitarios pero vengo de ese equilibrio porque bebo también de la tradición oral. Necesito esa conjunción. A mí los tontos graves y los listos aburridos me dan mucho coraje. Me encanta leer a Sartre pero a veces me dicen algo por la calle y pienso esto es Nietzsche puro.

Uno se hace artista por lo que ama. No puedo creer que Picasso no amara la pintura de Velázquez

¿A quién vio bailar por primera vez?

Yo era muy chica, con unos cuatro o cinco años y supongo que fue en una Fiesta de la Bulería. Era un cuadro de gente de Jerez que me impactó, con gente como Tía Juana la del Pipa y Terremoto. Y desde niña me gustó muchísimo Ana Parrilla. Con 11 años, en mi primera actuación, estaba al lado mía Sordera con Manuel Morao. Eran los últimos coletazos del España-Jerez. Al año siguiente, me llamó Parrilla de Jerez gracias a cruzarme en el camino con esta maestra de maestras que es Angelita Gómez. He tenido esa suerte.

¿Es más importante ser aficionado que artista?

Claro, antes uno es amante de algo. Uno se hace artista por lo que ama. No puedo creer que Picasso no amara la pintura de Velázquez. El verdadero artista creo que no piensa en el resultado de su obra sino en hacerla. He sido mucho más feliz en ensayos que en un estreno. Me apasiona más pelearme creativamente que luego el escenario. 

¿Qué le molesta del mundo del flamenco?

En general, me molesta la sociedad en la que estamos y el flamenco es un reflejo de esa sociedad. Nos hemos convertido en mercenarios. No es nuevo, la humanidad ha ido tratando siempre de sacar partido económico o de poder a lo que hace. Me molesta la ignorancia y hace falta más verdad; poner el flamenco al servicio de la política o de la economía… Lo más grande del ser humano es la predisposición a hacer el bien, a amar al otro, y a crear arte. Ese arte nace del amor y de la necesidad de transmitir lo que uno lleva dentro. Entonces, no puedo explicarme cómo se mete eso en un paquete de mala política e intereses.

¿Le cansa la moda?

La velocidad de nuestro tiempo no significa que no nos guste Rembrandt o Velázquez, yo busco en el arte lo atemporal, la eternidad de la emoción, lo que no tiene ismos ni modas. Lo que sigue emocionándome, como una seguiriya de Manuel Torre, que me parece de lo más contemporáneo que puede haber. No hay nada más desfasado que estar constantemente buscando eso que llaman innovación.

Usted, el 16 de noviembre, Día del Flamenco por coincidir con la fecha en la que la Unesco lo declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, va a leer un manifiesto en un acto organizado por el Ayuntamiento de Jerez. ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza? 

Que hay una especie de despotismo ilustrado, todo para el flamenco pero sin el flamenco. Los más maltratados seguimos siendo los flamencos y el flamenco.

 "He cometido fallos como todo el mundo, sobre todo por lo que he callado y he otorgado cuando no tenía por qué, pero ya no hay que tener miedo"

¿De qué no tiene miedo ya?

Creo que estamos muertos de miedo los que no tenemos que tenerlo y no tienen miedo los que tendrían que tenerlo, que tienen muy poca vergüenza. Esto es muy fuerte. Con respeto y educación, como dice mi padre, se puede decir todo. He cometido fallos como todo el mundo, sobre todo por lo que he callado y he otorgado cuando no tenía por qué, pero ya no hay que tener miedo. ¿De qué? Yo me alimento de pan tostado con café y sigo siendo la niña de la Pita. Paso fatigas para llegar a fin de mes y para pagar la hipoteca, como muchos otros. El exceso de todo, tanto de lo mucho como de lo poco, no tendría que existir.

¿Usted es política?

En política, soy de las que confía y de las que creo que quieren hacerlo bien cuando llegan. Y lo que me duele es poner esperanzas de que todo vaya a ir mejor en personas a las que, no sé por qué, se les enciende la bombilla del poder y se les olvida que no son nuestros dueños, sino nuestros empleados. En el flamenco, hemos pasado de ser a los que se llama, a ser nosotros los que tenemos que llamar, a competir por presentar proyectos e invertir todo en tus producciones, autoproducirnos nuestros discos… Papas hay para todo el mundo, como en el campo, pero el problema es que está mal repartidas.

Explíqueme qué es para usted la pureza.

En México, la gente dice “esto es puro arte, es pura belleza, esta persona es pura…" Cuando utilizo esa palabra, y el que me conoce lo sabe, nunca la empleo en sentido excluyente. ¡Si yo no sé de dónde vengo! Me encanta hablar de pureza como esa esencia que está desde que se creó el mundo hasta que esto desaparezca; es la esencia del cariño, de la bondad, de la verdad… Si te gusta echarle kétchup al jamón de pata negra, perfecto, pero a mí me gusta lo auténtico. Hay tiempo para todo, también para tomarte un Tío Pepe con Casera, y a lo mejor no vas a escuchar a Agujetas en un chill out al lado de la playa, pero que una cosa no mate a la otra y no se confunda a la gente. No meta usted esto en el mismo saco porque esto que canta este hombre se ha mantenido casi en el mismo estado después de siglos. ¿De dónde vendrán esos romances de Agujetas el Viejo? Eso no se puede perder, ahí está nuestra identidad, ahí está el origen. Hay pueblos que defienden ese origen a muerte. En México, como te decía, te quedas muerto con cómo defienden la herencia. ¿Por qué nosotros renegamos del cante de Marrurro y lo metemos en una lata para que no se conozca? Muchas veces renegamos de nuestro ADN y yo lucho porque todo eso no se muera.

"A lo mejor callar cuando no hay que callar es una forma de dar ojana"

¿Ha sentido discriminación en el mundo del flamenco por no ser gitana?

Yo, sinceramente, no. Jamás he sentido discriminación por ser gachí. Al principio, no sabía ni cuál era la diferencia. Soy una enamorada de los gitanos y creo en la humanidad. No le pido el carné a nadie, está el que me emociona y el que no.

¿Y el peso del machismo?

Eso sí lo he sentido y hay mucho trabajo que hacer. Pero no en el flamenco, ¿eh? En general. El flamenco no es más machista que otras cosas. Te puedo decir que, dentro del flamenco, nunca he sentido el machismo, pero sí en otros ámbito, digamos, con mucha cultura y pedastal. Por ejemplo, entre los empresarios. Lo que más llevo, por circunstancias, son hombres en mi compañía, y solo he sentido respeto y admiración. En el mundo del flamenco, en general, igual. Pero sí me han cogido el cachetito en una reunión de empresa para decirme qué pasa, chiqui, cómo estás… y he dicho ya no vengo más. A mí no me coge el cachete nadie.

¿Cuándo fue la última vez que dio ojana?

Nunca he dado ojana, pero sí me he callado cuando me tenía que callar y eso me da coraje. No me gusta dar ojana, me entran sarpullidos, caigo mala, me entra fiebre. Pero a lo mejor callar cuando no hay que callar es una forma de dar ojana.

¿Cuándo la vanidad y el ego le preguntan qué les responde?

Qué va, yo creo que mi mayor pecado, en un momento dado, puede ser la soberbia, pero viene de la inseguridad. Dudo de todo. ¡Ay!, esto no lo hecho bien… Soy tan introvertida que muchas veces no hablo por no molestar y eso, a veces, hace que la gente crea que es por soberbia. Con ego, mi carrera no sería la que ha sido y la que es.

¿Con qué ha soñado últimamente?

Con ser libre de todas estas cosas que te estoy diciendo, a ver si lo consigo. Me pierdo cosas que me podían venir bien por miedo y pudor.

¿Quedan soníos negros en el flamenco de hoy?

Claro que sí, y a lo mejor quedan en el sonido más blanco que te puedas imaginar. Cuando hablo de soníos negros no es por el sonido en sí, sino por lo que encierra ese sonido. María Callas tiene el sonido más negro del mundo. ¿Y si no es sonío negro puro La Zaranda qué es? Yo lo veo más bien como pellizco, duende, algo intangible que no se puede explicar y que, en un momento dado, te lo puede dar uno de Nueva York. No distingo los ecos, hay personas que tienen pellizco andando o mirándote, pero hay otras que, ya se pueden vestir de Armani, que no lo tienen. Y a mí buscar eso es lo que me mantiene viva.

 "No distingo los ecos, hay personas que tienen pellizco andando o mirándote, pero hay otras que, ya se pueden vestir de Armani, que no lo tienen"

¿Para qué no tiene edad?

Ayyyy… para justificarme tanto. Pido permiso hasta para pedir café. Se lo digo a mi padre: qué bien me has educado, papá, ¿me das permiso ya? Es bonito, por una parte, porque me mantiene niña, pero ¿pedir permiso por existir…? Eso me viene de familia. Y la verdad que ya no tengo edad para estar pidiendo tanto permiso. ¿Te ha molestado? Perdona, pero es que me ha salido decir ¡qué me dejes!

En el fondo, quiere decir que no tiene edad para no ser usted misma.

Claro, y yo soy impulsiva, soy muy niña, siempre tiendo a decir lo que siento, mi verdadero yo es muy locaína, y claro, llega la sociedad y te impone que así no. Ya no tengo edad para no ser yo misma. Y como decía Cortázar, es una pena venir a este mundo para no poder ser.

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<![CDATA[La tradición se amasa y se carameliza]]> /la-voz-seleccion/la-tradicion-se-amasa-y-se-carameliza_34459_102.html Tue, 25 Dec 2018 13:09:31 +0100 /la-voz-seleccion/la-tradicion-se-amasa-y-se-carameliza_34459_102.html Tradición. Tradición es el concepto que respetan seis panaderías y pastelerías de Jerez que nacieron en el siglo pasado. Hay algunas que abrieron sus puertas durante la guerra, como bien cuenta orgullosa Carmen Soler, una de las hermanas que regentan la heladería y turronería Soler. Y otras son reaperturas que quisieron conservar dicho término. Tradición, pasado, añoranza… Los panaderos se echan las manos a la cabeza recordando aquellos tiempos en los que empezaban la faena a las once de la noche. “Antes la gente se levantaba a las seis de la madrugada y venían buscando pan. Hoy ese público ya no existe”, apunta Amparo Rodríguez, actual propietaria de la panadería Santa Clara. “Eso se perdió, ahora me levanto sobre las cuatro de la madrugada”, resalta José Manuel Lucena, hijo panadero de Pepi Peña, la dueña de la panadería Virgen de la Soledad.

Dentro del III Ciclo de conferencias Navidad, dulce Navidad, la asociación de Amigos del Archivo de Jerez, llevan a cabo la segunda edición de la Ruta de panaderías y pastelerías históricas de la ciudad. Un programa que, en esta edición, reúne a dos panaderías, tres pastelerías y una turronería. Algunas de ellas, como por ejemplo la panadería Santa Clara, repiten tras participar también en la primera edición. Otras, como la fábrica de Soler repleta de máquinas con más de 70 años de antigüedad, son toda una sorpresa para aquellos amantes de la historia y de la tradición artesana que participan en un recorrido de lo más navideño. ¿Qué tienen en común estos establecimientos? ¿Qué singularidades encierran? En general, guardan muchísimas semejanzas. La tradición es artesanía, y todos, absolutamente todos, son artesanos. Labran con sus manos. El pan, tocino de cielo, o incluso picos, que se elaboran de uno en uno. “En hacer un carrito de esos se tarda por lo menos dos horas”, señala Pepe Lucena mientras pellizca la masa de los picos, la suelta y luego la va colocando su hijo José Manuel en una bandeja. “Esto necesita mucho personal, pero entonces no se podría ofertar a los precios a los que se debe vender, porque hoy en día hay picos de todas las formas y de todos los colores”, añade.

Amparo Rodríguez junto a su sobrinas Marina y Jimena.

“Esto es un trabajo de monos”, expresa Marco Soler, hijo de Francisco, hermano ya fallecido de Carmen y Edelmira Soler, mientras señala con el dedo el trabajo de Juan José, un jerezano que lleva en la fábrica desde que tenía 16 años. Juan José está haciendo fondant de nueces. Quema el azúcar, pega una nuez rota con fondant, lo recubre, y a la caja. Así una y otra vez. Son artesanos. La mayoría coincide en el modo de trabajar. Les lleva tiempo elaborar turrón, pastelitos de gloria o bolitas de coco y almendra. Pero ahí, en el tiempo, la dedicación, el mimo, es donde está la magia. La calidad. No son de modernidades. “¿Para qué?”, se preguntan Sonia Jiménez y Alberto Rodríguez, matrimonio y propietarios de la panadería Jesús El Artesano.

“A pesar de saber que podemos optar por dulces más modernos, hemos preferido seguir apostando por lo antiguo. Nosotros solemos tener una misma gama de dulces y cuando solemos poner algo nuevo, entra siempre dentro de la tradición, es decir, miramos al pasado”, contesta Sonia Jiménez mientras echa un vistazo a su vitrina llena de bollitos de leche, milicianos… “Hace poco hicimos las planchas, es un dulce que casi todos los abuelitos de Jerez conocerán. Es un dulce en forma de triángulo y con tres almendritas en cada punta. Cuando innovamos es para rescatar una receta antigua”, expresa. “Nosotros seguimos haciendo la misma variedad de hace 50 o 60 años. El pan blanco, las besás…”, explica Pedro Rodríguez. Él forma parte de la tercera generación de panaderos: es un oficio heredado. Les viene de familia. Hablan de padres, de abuelos, de generaciones… “Mis padres empezaron en la Puerta del Sol con mi abuelo… y estuvieron allí hasta los años 70 aproximadamente. Después se mudaron y nos vinimos aquí a la calle Guarnidos. El negocio sigue dentro de la familia, nos encargamos mi hermana y yo”, concluye Pedro.

¿Las más antiguas? La batalla está reñida, pero la gana Vicente Acedo, pastelero que crea La Rosa de Oro en 1928. Actualmente, Cori Andrés es la que está al frente del negocio desde 1976. Cori cuenta que esta pastelería es la que inventa las carmelas. “Esto era de Vicente y de su mujer Carmela, de ahí el nombre que finalmente adoptó el dulce”, indica. La batalla por la tradición y por hacer historia la pelean La Rosa de Oro y La Holandesa, dos pastelerías que nacieron a principios del siglo XX y que en la década de los 70 pasan a otras manos. Los propietarios actuales de estos comercios relatan que en La Holandesa se servían unos dulces rellenos de manga pastelera con azúcar glas por encima que se llamaba lolita, mientras que La Rosa de Oro había denominado a ese mismo dulce como carmelita. Por lo que se ve, el negocio de Cori se apuntó dos tantos en el pasado, ya que finalmente fue su nombre el que se popularizó. Sin embargo, estas dos pastelerías siguen guardando vínculos entre ellas. Si bien el testigo lo cogen otras familias, ambas son también de tradición pastelera, y casualmente, Sonia Jiménez comenta que es sobrina de Cori Andrés. Es cierto lo que dicen de que en la artesanía, todo queda en familia.

https://www.youtube.com/watch?v=dj1zWwXf8qM&feature=youtu.be

“Solamente las familias del gremio son las que aguantan las crisis estas”, suspira Pepe Lucena. Miguel Díaz, mítico artesano del horno panadería Santos, que data de 1767, esconde el origen de los picos de Jerez y comparte que en la ciudad se han llegado a cerrar más de 40 panaderías artesanas y que con los tiempos que corren, todas las que hoy siguen abiertas están en una lista de futuras fallecidas. “Con lo bueno que está un bollo recién sacao del horno, y al día siguiente, de toda la vida de Dios, se le da un calentoncito y… Pero nada, entró la moda del pan congelado…”, manifiesta desesperado el panadero de la Virgen de la Soledad. “La gente no sabe lo que come. Si ellos supieran las cosas que lleva ese pan, no lo comerían, por muy barato que te lo dieran. Pero la gente no sabe comer”, añade su mujer Pepi. “Los panes industriales se están comiendo prácticamente todo el mercado y las panaderías tradicionales estamos pasándolo especialmente regular, pero bueno, vamos a ver si cambia un poco el tema y apostamos por las cosas buenas que nos quedan todavía”, confiesa Pedro Rodríguez.

“Esa es la lucha de estos negocios pequeñitos, ¿cerrarán o no cerrarán? Tenéis que entender que hoy día, nosotros hacemos las figuritas de mazapán a mano. Cuando yo digo en Jijona que lo hacemos de uno en uno, no se lo creen Y los pasteles de gloria también se hacen a mano. ¿Todavía lo hacéis a mano?, me preguntan. Sois tres en España, me dicen”, cuenta Marco Soler. ¿Su especialidad? Hacer malabares con la almendra. Soler es una turronería por derecho. Solo tienen maquinaria moderna para los helados, en eso sí se han modernizado. Pero cuando se trata de turrones… La elaboración tradicional es intocable. “La diferencia que vais a encontrar entre esta fábrica y las de Alicante, es que nosotros no nos hemos modernizado nada”, y lo dice una familia jijonense.

Una pequeña coge un bollo de pan en uno de los obradores de la ruta.

Si Soler hace algún invento, probablemente serán herramientas. Juan José utiliza un tenedor muy antiguo de cuatro puntas al que le ha quitado las dos del medio. “Somos tan artesanos que nosotros mismos creamos nuestras propias herramientas”, dice mientras señala una pala de madera. La Rosa de Oro es de las pocas pastelerías que sí se atreven a hacer experimentos. “Además de lo tradicional, también hacemos productos nuevos como las mousses y los bomvinos de Jerez, un bombón hecho con vinos del Marco, en concreto con oloroso, Pedro Ximénez y fino”, comparte Cori. Otro establecimiento que no sufre apenas cambios es el Convento de Santa Clara, espacio que sigue intacto desde 1635.

“Somos 13 religiosas. Tenemos siete hermanas kenianas, que son jovencitas, y seis somos españolas. Nuestra vida es contemplativa. Nos dedicamos a la oración, pero como toda criatura, tenemos que trabajar para vivir, por ello nos dedicamos a la elaboración de los dulces. Todo con materia prima natural”, es su carta de presentación. Las monjas de clausura elaboran pastitas de té, amarguillos de coco, almendrados, roscos fritos de huevo, roscos de anís, mallorquinas, mantecao de almendra, alfajores, mazapán, roscos de limón, carne de membrillo, cortadillos de cacahuete, pestiños y pastelillos de gloria, entre otros muchos dulces que aparecen únicamente en fechas cercanas a la Navidad.

Finalmente, otro aspecto que guardan en común, es la necesidad de ganar más público. Algunas tienen miedo de inscribirse en esa lista de la que hablaba Miguel Díaz, otras, como las hermanas de la orden franciscana, están faltas de jóvenes que se quieran meter a monjas de clausura. Pero sobre todo, piden que la gente sea consciente de lo que tienen en casa, en su tierra. Que prefieran un bollo que dure una semana tapado entre paños, que una barra que al día siguiente esté dura y termine en la basura. Que sepan diferenciar un buen tocino de cielo, porque no hay postre más jerezano. Que escojan calidad frente a precio, que escojan artesanía, cultura, patrimonio de la ciudad… Porque como dice Carmen Soler: “Nadie sabe que esto existe aquí, y es una pena”, palabras que se funden con un sonoro aplauso.

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<![CDATA[La remolacha, un dulce que sabe amargo]]> /ediciones/jerez/la-remolacha-un-dulce-que-sabe-amargo_43619_102.html Fri, 09 Nov 2018 18:24:34 +0100 /ediciones/jerez/la-remolacha-un-dulce-que-sabe-amargo_43619_102.html La campiña jerezana vive bajo la "amargura" desde que la Organización Común de los Mercados Agrícolas (OCM) implantara en 2010 una rebaja global del coste de la remolacha de azúcar. A 0,026 euros el kilo (unos 3 céntimos), hoy —en los tres meses de verano— pocos son los agricultores que recogen este fruto blanco que se lleva cerca de un año bajo tierra. "No es rentable", estima Juan Fernández, ingeniero agrícola y agricultor por herencia familiar.

"Tienes que pagar al maquilero para que las arranque, tienes que pagar semillas, abono, agua, informe fitosanitario, fertilizantes… Todo eso se paga con 80.000 kilos de remolacha, y a partir de ahí, lo que haya, para el agricultor. Hay veces que de una finca me puedo llevar solo 10.000 kilos para mí, es decir, 300 euritos". Pero si el agricultor no consigue sobrepasar el umbral, "estás trabajando para la fábrica sin cobrar nada". Fernández confiesa que a causa de la remolacha ha sufrido pérdidas durante muchos años y vaticina que también las padecerá este año. "Si este negocio no vuelve a ser rentable, se irá perdiendo, eso por supuesto".

En Jerez, la remolacha de azúcar vive dentro de una coyuntura social. Si bien durante el franquismo la remolacha fue el cultivo rey en la ciudad gracias a los pueblos colonizadores, a día de hoy, 30 años después, las mismas tierras están siendo cultivadas con otros alimentos como maíz o patata. No obstante, este tubérculo sufre un vaivén en la campiña jerezana.

La remolacha comenzó a explotarse en Jerez a finales del siglo XIX, años después de que la plaga de filoxera azotara los viñedos del Marco. Es más, la azucarera de El Portal, emblema de la barriada rural y edificio cuya fachada todavía resiste, se inauguró hace ya más de un siglo, en el año 1899. Dos plantas, una en Guadalcacín y otra en Jédula, rectificando azúcar durante más de 20 años hasta que... ¿qué ocurrió con estas fábricas? ¿Por qué a día de hoy solo funciona la azucarera del Guadalete en el polígono industrial El Portal?

Juan Fernández lo tiene claro y señala el bajo coste de la remolacha. "No es llorar ¡eh!, que yo no lloro", incide, a lo que luego continúa: "Si la administración no actúa, desde la raíz del problema, habrá un desabastecimiento seguro. De azúcar y de cualquier cosa. Está muy bien que España sea un país turístico, pero 40 millones de habitantes tienen que comer todos los días. Dicen que es que los agricultores lo único que hacemos es llorar por las subvenciones. No. Yo no quiero subvención, yo quiero que mi cultivo valga dinero”.

Sopla levante fuerte, son las seis de la tarde y la piel cuece con solo unos segundos al sol. Un camionero aguarda en su asiento mientras Diego Reina vierte todas las remolachas que ha recogido con su remolque. No sale de su vehículo, una vez que ha depositado todos los tubérculos vuelve al cultivo y se desliza con cuidado por el caminito de remolachas de azúcar que el maquilero ha ido dejando tras su paso. Así una y otra vez por la hectárea hasta cargar seis o siete camiones. ¿Por qué recoger la remolacha por la tarde con este calor? "¿Calor? Yo estoy fresquísimo en mi remolque", responde Reina. De familia de agricultores, este jerezano lleva desde los 18 años dedicándose al cultivo en su tierra, en Benalup y en las Cabezas de San Juan. Recoge patata, algodón, girasol, maíz, panizo y remolacha de azúcar. Recuerda que antes, hace tres décadas, su padre, Manuel Reina, no podía abarcar tanto y que por supuesto, la recogida la hacía a mano.

"Antes un tractor, con un arado, arrancaba las remolachas y luego una cuadrilla las recogían, las pelaban y las cargaban al camión", explica. Donde trabajaban 16, hoy trabajan dos. En la actualidad, los recolectores —casi siempre los propios agricultores— echan una media de dos horas al día para cargar siete camiones, mientras que antes, trabajaban bajo el sol unas nueve horas para cargar una media de dos camiones. La maquinaria y los avances científicos y tecnológicos sobre el terreno y el producto han hecho posible una mayor producción de la remolacha de azúcar. Juan Fernández asegura que cuando antes se sembraban 60.000 remolachas en una hectárea ahora se llegan a sembrar más de 150.000 unidades. No obstante, ha habido un descenso en el empleo del sector de la remolacha y ahora se siembran unas 7.000 hectáreas cuando antes, hace 30 años, se llegaba a sembrar cerca de 70.000. "Antes eran campañas de las tres fábricas a tutiplén. Recuerdo que mi padre incluso terminaba en septiembre", señala uno de los agricultores.

La remolacha en Jerez es un dulce que hoy sabe amargo. Está desapareciendo del Marco poco a poco, pero todavía sobrevive por dos razones: tradición y dinero. Juan Fernández confiesa que abandonó durante un tiempo el cultivo de remolachas, pero que volvió a trabajarlo hace unos cinco años por romanticismo. "Lo he retomado porque mi padre, lo que ha podido crear, ha sido gracias a la remolacha. Y para mí, era una lástima dejarlo". Y otro de los motivos es porque, según el ingeniero jerezano, “la azucarera siempre paga y nunca deja a deber, entonces es un dinero asegurado que tienes en tu bolsillo”. Los agricultores reclaman que el alimento recupere su valor inicial para que así vuelva a producirse aquel boom de los sesenta. "Lo que no puede ser es que España sea deficitaria de azúcar, que tenga que comprar fuera un producto que no tiene un control fitosanitario y que a nosotros no nos ayude nadie", finaliza una de las muchas —o pocas— voces de la agricultura de la provincia.

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<![CDATA[Pisadores de algodón: piernas frente a máquinas]]> /la-voz-seleccion/pisadores-de-algodon-piernas-frente-a-maquinas_32252_102.html Sun, 04 Nov 2018 18:50:54 +0100 /la-voz-seleccion/pisadores-de-algodon-piernas-frente-a-maquinas_32252_102.html “Ya está el lorenzo en la calle”. Con este grito de guerra prorrumpido por el coordinador de la recolecta, todos se ponen en marcha. Son casi las doce del mediodía, comienzan un poco más tarde de lo habitual debido a la caprichosa niebla de esa mañana de primeros de otoño. Por fin ha desaparecido el rocío, y en la vega del río Guadalete, en las cuatro hectáreas que conforman la parcela Rofer, una de las 12.000 que en Cádiz destinan a este cultivo, se disponen una decena de personas a cosechar el algodón, sembrado en la última quincena de abril y cuya campaña finiquita a finales de octubre.

Trabajan en régimen de cooperativa para reducir costes. A diario, el coordinador y los camioneros rotan de finca en finca recolectando esta fibra. En los ochenta dejó de cosecharse a mano. “Yo me crié debajo de una mata de algodón”, espeta José Luis Ibáñez, secretario de organización de COAG Cádiz. “Era un espectáculo. Veníamos toda la familia, las mujeres, los niños...”, rememora Antonio Rodríguez, de 49 años, quien se ha dedicado al campo, y es pisador desde hace más dos décadas. Él y sus cinco compañeros se han convertido en los verdaderos protagonistas de este proceso, son los encargados de prensar el algodón en los camiones antes de ser trasladado a la desmotadora. Como su nombre indica lo hacen a pie, compactan todo lo recogido por las máquinas para que la carga sea la mayor posible, ocupando el mínimo espacio. Antonio trabaja el resto del año en distintos cortijos, en las viñas, los olivos, almendros… Encadena las distintas campañas.

Para ser pisador, dice, “se necesitan buenas piernas y tener ganas de trabajar. Más vale moverse en el algodón, ir todos a una”. Dada la dureza de la labor, a este jornalero le extraña que la juventud de hoy llegue a pisar en el futuro. “Puedes acabar a las nueve, a las doce o la una de la noche. Está bien pagado, echamos muchas horas, pero sacamos el sueldo”. Obviamente el panorama laboral tampoco ofrece una amplia gama de oportunidades, de modo que, “si los jóvenes no tienen trabajo, tendrán que meter el cuello como lo estamos metiendo nosotros ahora”, apostilla.

Y parece llevar razón. Junto a él, en la cuadrilla de los seis pisadores, se encuentra Antonio García, de 29 años, natural de La Barca. Podría definirse como “jornalero profesional”. Acaba de obtener el “título de agricultor”, presume. Hace referencia a los  módulos exigidos por la Comunidad Europea para incorporarse al campo. Hijo de agricultor, bromea: “Voy a heredar las trampas”. Al igual que otros muchos jóvenes de su generación, dejó el instituto para trabajar en la construcción. Con la llegada de la crisis “me arrimé al campo con mi padre”. Ahora no se arrepiente, le gusta su trabajo, lo conoce y prefiere dedicarse a cultivar antes de abandonar su tierra, como se han visto en la obligación de hacer la mayoría de sus amigos. “Ser pisador es como un trabajo cualquiera, hay que apretar bastante las piernas y aguantar, que es lo que hay. Es duro, pero que no se vaya a perder porque entonces nos caerán más moscas encima”.

“Ser pisador es como un trabajo cualquiera, hay que apretar bastante las piernas y aguantar, que es lo que hay. Es duro, pero que no se vaya a perder porque entonces nos caerán más moscas encima”.

Andrés, es el pisador más veterano, tiene 62 años. Sus gemelos duros y fuertes como el acero delatan que lleva desde muy joven prensando algodón. Además, práctica kárate en su tiempo libre, es cinturón marrón. Ni su edad, ni su alto grado de conocimiento en artes marciales conlleva ningún tipo de concesión, ni privilegio. “Soy uno más”, afirma. Aunque el benjamín de la cuadrilla asegura que “más respeto sí se le tiene”.

En el tajo permanecen unas doce horas al día, de las cuales ocho las pasan pisando el algodón. Cuando llegan a casa pueden hacer poco más aparte de comer y descansar. El jornal merece la pena sobre todo si realizan bien su trabajo. Los pisadores ganan una 1,5 pesetas el kilo —sí, pesetas, no euros—. El total puede variar en función de la cosecha pero oscila entre los 60 y 90 euros. A pesar de lo anacrónico que resulta verles trabajar, la existencia de los pisadores es cuestión de rentabilidad. En este caso, “una plancha que realizase la labor de ellos, no llegaría a ser amortizada nunca, aunque en otros países trabajan con ellas desde hace muchos años”, asegura Ibáñez, secretario de organización de COAG Cádiz.

En esta zona las cosechadoras manejadas por cooperativistas enganchan la fibra. Tras colmar los camiones de algodón compactado —que puede alcanzar el metro y medio de altura sobre el límite de la batea—, es transportado a la desmotadora, próxima al término municipal de Lebrija (Sevilla). En esas instalaciones limpian la fibra y le quitan la semilla que se encuentra en el corazón del algodón. En la desmotadora se quedan con el algodón y venden la semilla como alimento de ganado. “Si la semilla no se utilizara, el algodón tampoco existiría porque el precio sería bajísimo”, subraya Ibáñez.

Andalucía es la región algodonera de España donde se siembran unas 60.000 hectáreas, de las cuales 12.000 se encuentran en Cádiz. En la provincia, concretamente en la vega del Guadalete –donde se siembra desde hace más de 60 años— entre 900 y 1.000 familias solicitan las ayudas de la PAC (Política Agraria Común) de algodón. Su cosecha cada vez está menos humanizada. “La última vez que cogí a mano el algodón con mis padres estaba el kilo a 50 pesetas. Ahora esta variedad se está entregando a 90 pesetas el kilo, y la mitad se va en costes. Con la reforma de la OCM que introdujo las ayudas por hectárea, lo hace aún menos rentable”, explica José Luis Ibáñez. En Andalucía, este cultivo genera unos 800.000 puestos de trabajo fijos (cooperativas, casas de fitosanitarios, técnicos agrícolas), de manera directa o indirecta, y estacionales como el de los jornaleros, entre quienes se encuentran los pisadores.

El aterrizaje de las cosechadoras conllevó la desaparición de las mujeres en los cultivos de algodón. En la parcela Rofer, los camioneros, los maquinistas y los pisadores son hombres. La perito de la organización COAG es la única presencia puntual en la parcela. “Hay mujeres en la cooperativa, pero lo habitual es verlas en las campañas de recolecta de hortalizas”. La presencia femenina prácticamente se reduce en el cultivo más tradicional de la zona a los nombres otorgados a las diferentes variedades del algodón, a las se les asigna nombres de mujer como Celia o Carmen. Al menos, queda la esperanza de que mientras sobreviva el cultivo del algodón en la vega del Guadalete, existirán los pisadores, insustituibles.

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<![CDATA[Tagarninas: "Pasamos muchas fatigas para recogerlas"]]> /la-voz-seleccion/tagarninas-pasamos-muchas-fatigas-para-recogerlas_36034_102.html Sat, 03 Nov 2018 18:13:45 +0100 /la-voz-seleccion/tagarninas-pasamos-muchas-fatigas-para-recogerlas_36034_102.html Están llenas de espinas, son poco agraciadas y muy "sacrificás", como cuenta la jerezana Juani García, una de las vendedoras ambulantes de la familia Romero, emplazada cada mañana en la entrada del Mercado Central de Abastos de la ciudad. "¿A cuánto el paquete de tagarninas?", le pregunta una mujer. "¡Barato para ti!", responde con arte. Con el estallido de la crisis en 2008, muchas fueron las personas que se lanzaron tras los rastros de la boñiga de toro. Según Juani, esta hortaliza silvestre solo nace donde estén estos terneros. Pero destaca que también existen las tagarninas de huerta, esas que cultivan artificialmente y que sacan al mercado por el mes de septiembre. Ella, que lleva recogiéndolas desde que era una chiquilla con sus manos desnudas, dice que "las verdaderas, las buenas, son las que comienzan a venderse en noviembre".

En plena Plaza, la familia Romero, envuelta entre cebollas, cabezas de ajo, limones y perejil, vocifera sus artículos especiales, de lujo. Venden espárragos y esos deliciosos cardillos que popularmente se cocinan, aludiendo a su hermano de temporada, como tagarninas esparragás. La recogida de esta hierba es para algunos, una afición en invierno, y para otros, un oficio como otro cualquiera. Juani y su marido se levantan cada lunes a las siete de la mañana para llegar al campo de Medina Sidonia a eso de las ocho y media. La faena de la mañana les puede llevar unas cinco horas. "Mi marido las recoge con una zoleta y luego las limpiamos mi hija y yo", explica. Suelen colocar la planta boca abajo y luego deslizan los dedos desde el tronco hasta las puntas. A día de hoy usan guantes, antes, como su madre Carmen La Coja —relata—, todos los trabajadores se ripiaban ambas manos arrancando tagarninas una a una.

Carmen lleva más de 50 años rodeada de verduras en dicha plaza de Jerez. Comparte que el trabajo que todavía ejerce lo hereda de sus padres, José Romero y Juana Algeciras. Se trata de generaciones y generaciones desplazándose al campo para recoger una planta comestible que forma parte de una cocina considerada, desde tiempos inmemoriales, "de pobres"; pero que al fin y al cabo se ha convertido en un manjar entre sus principales comensales, los andaluces. La palabra “tagarnina” proviene del término árabe andaluz “tagarí”, y esta a su vez del árabe “tagrí”, que significa fronterizo. Quizá una conexión especial y algo casual con el nombre de nuestra ciudad. "Lo malo de esta verdura es limpiarla", indica Juani. "Eso no está pagao con ", le espeta una señora mientras ella rellena los paquetes de tagarninas como si fueran palomitas. Las manos de estas vendedoras son pardas, no por trabajar bajo el sol a diario, sino por labrar la tierra. Ellas, Carmen y sus dos hermanas: Juana y María, junto con la primogénita de Carmen, forman una cuadrilla de mujeres que se ganan la vida dando la cara todas las mañanas alentando a que todo aquel que pase por delante de su género, se lo lleve a casa y prepare unas tagarninas con huevo, en tortilla, o como siempre "se ha comío", en una berza. Juani señala que al día, "tratándose de un buen día", concreta, puede llegar a vender casi 10 kilos de esta hortaliza silvestre que crece durante solo una estación del año formando pequeñas estrellas.

Dentro de sus peculiaridades, es diurética, soporta bien el frío y la sequía, y solo crece en la región del Mediterráneo. La hija mayor de Carmen lo sabe bien: "Las tagarninas son originales de aquí, de Andalucía. Arriba nadie las coge". Juani no solo las arranca por la mañana, cuenta que en cuanto almuerzan, sobre las dos de la tarde, ya vuelven a la carga. Clavar la zoleta, levantar la planta y cogerla por la base, por la zona que no tiene pinchos. Realizan el mismo proceso una y otra vez hasta que ya recogen y se marchan a eso de las nueve de la noche. Ella, que lleva más de 30 años como "labradora" y vendedora, confiesa que con la crisis comenzaron a arremolinarse cada vez más personas buscando lo mismo, un cardillo feo al que sacarle partido de alguna manera. "Pasamos muchas fatigas para recogerlas", comenta su madre. "¡Aquí la Carmen para ustedes!", se despide risueña. A pesar de todo.

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<![CDATA[Arrumbadores: los arquitectos del jerez]]> /la-voz-seleccion/arrumbadores-los-arquitectos-del-jerez_39322_102.html Sat, 03 Nov 2018 18:11:00 +0100 /la-voz-seleccion/arrumbadores-los-arquitectos-del-jerez_39322_102.html “¡Ah!, el gremio de arrumbadores hombres son los mejores de la clase. No hay más que verlos tan colorados, tan gordos, y hasta se hacen hombrones. Esto de tener un vaso de vino, o diez cuando se les antojan, un jornal algo decente en comparación a otros, rozarse con los señoritos y hasta cuando salen fuera de la localidad a trabajar llevar toda suerte de comodidades por hospedarse en fondas u hoteles, da al gremio cierta importancia que casi se puede decir es la aristocracia de todos los que chorrean sudor y los que tienen callos en las manos”.

La definición data de 1904, año en el que apareció en el periódico portuense El Sudor del Obrero en un artículo titulado El gremio de arrumbadores. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, estos trabajadores de las bodegas se contaban por cientos. Una estadística municipal recoge que, hacia 1876, había en Jerez 485 arrumbadores, a la par que 542 toneleros y más de 9.000 trabajadores de viña. La suma resultante da un dato que, estos días, es impensable: la mitad de los jerezanos en edad de trabajar estaban empleados en bodegas —10.093 de los 22.093 varones mayores de 16 años que había en la ciudad—.

¿Pero, qué es un arrumbador? “El obrero que en las bodegas efectúa la operación de sentar las botas y las de trasegar, cabecear y clarificar los vinos”, según la RAE. El Consejo Regulador lo complementa con la siguiente aportación: “Operario propio de la bodega que realiza las faenas de trasladar y almacenar las botas, así como el trasiego de vino y otras operaciones propias de la crianza”. Un oficio, en definitiva, que con el paso de los años ha ido perdiendo efectivos dentro de las bodegas. Pero que es de los más importantes habida cuenta del sistema de almacenaje del jerez.

Las andanas, que no son más que el conjunto de botas dispuestas en hileras, son entes vivos, sometidos al paso del tiempo y al deterioro que sufre el roble con el que están elaboradas las botas. Cuando se produce una avería, ahí aparece la figura del arrumbador que, realizando lo que se conoce como puente de andana, contrapuntea las botas que rodean a la afectada para generar el espacio suficiente para extraerla y, una vez reparada, volverla a colocar en su lugar. Una labor difícil, que requiere de destreza, ingenio y fuerza. Las botas —la “gorda” puede contener hasta 600 litros, o 36 arrobas en el argot— deben vaciarse antes de proceder a su retirada.

“Los arrumbadores, mocetones fornidos, en cuerpo de camisa, arremangados y con la amplia faja negra bien ceñida a los riñones, iban de un lado a otro con sus jarras de metal, trasegando los vinos de la combinación al tonel nuevo del envío”, escribe Vicente Blasco Ibáñez en su libro La bodega, en el que describe así a estos trabajadores. Aunque no solo es necesaria la fuerza bruta para ejercer esta profesión. “Hay que saber de viticultura”, sostiene Francisco Gago, arrumbador de Sánchez Romate hasta su jubilación hace apenas tres años. “Hay que saber de dónde viene el vino, por lo que un buen arrumbador tiene que empezar por la vendimia, que vea de dónde viene el fruto”.

Él lo conoce bien. Gago ha vivido la evolución del oficio desde dentro, la ha sufrido en sus propias carnes. Corría el año 1967 cuando un joven Francisco, con apenas 15 primaveras, tuvo su primer contacto con el mundo del vino. Ese ejercicio hizo la campaña de la vendimia en la viña Espartinilla, para la bodega Sánchez Romate, con la que no rompió su vinculación hasta su jubilación. Empezó llevando muestras de vino al laboratorio y, poco a poco, con el paso de los años y tras mucho probar, equivocarse y aprender fue haciéndose con un hueco en la bodega. “He aprendido un mundo”, confiesa sentado en su pequeña vivienda de la calle Rendona, a pocos metros de donde montó cientos de botas durante su vida laboral. “Me caía de la cama y llegaba al trabajo”, dice entre risas.

Las paredes de su vivienda son testigos de toda una vida en torno al jerez. Diplomas, fotos… y, por supuesto, botellas de vino. Su gran pasión. Este jerezano de San Miguel, nacido en la calle Campana, cerca de donde vivió la gran Lola Flores, supo desde pequeño que quería estar ligado al vino, respirar cada mañana el aire espeso de las bodegas, ese que asomando la cabeza a la puerta de su casa puede percibir por la cercanía con su antiguo lugar de trabajo. La forma de trabajar, irremediablemente, cambió con el paso de los años. La imagen de los arrumbadores, cargando botas con la ayuda de cuerdas y palos, a camiones o a la segunda y tercera fila de una andana, se ha perdido.

Las carretillas motorizadas hace años que irrumpieron en las bodegas y rompieron el misticismo, en parte primando la seguridad y también para aumentar la producción. El llenado de botas con jarras —de unos doce litros— dio paso a las mangueras. Una mecanización que los puristas no ven con buenos ojos. “Antes las herramientas del arrumbador eran la faja, una navaja y un clavo; ahora llevan un bolsillo muy grande para llevar una llave de estrías con la que abrir gomas”, define Gago, que remata: “El vino necesita tiempo”. Él es de los que piensa que “las máquinas no han cambiado el sabor del vino, sino las prisas; el vino no es querer tenerlo ya, hay que rociarlo hoy y para mañana no está bueno. Necesita tiempo”, insiste. “Tiene que tener sabor a maceración, ¿si no qué vas a vender?”

Francisco es ya pasado de una bodega en la que ahora Alfonso Rosado, con más de veinte años de oficio a sus espaldas, asume el rol de arrumbador en Sánchez Romate. Para ejercer esta profesión, dice Rosado, hay que ser “espabilado” y “tener mucha picardía, mucha vista, porque todas las botas no se montan igual”. Él aprendió el oficio de mano de su oficial. “Cuando se ausentaba, montaba una bota para que cuando volviera me dijera cómo estaba. Así aprendí yo: me sacaba el fallito, pero veía que estaba espabilado”. Las herramientas necesarias para ser arrumbador: “la presilla, la tranquilla y mucho coco”. Alfonso estaba a punto de irse a trabajar a Mallorca, en 1995, cuando le surgió la oportunidad de entrar en la tonelería de Julio Domínguez, donde estuvo once años. “Ganaba 2.000 pesetas de ocho de la mañana a ocho de la tarde”, recuerda, jornadas en las que les daba tiempo a fabricar unas cuatro botas. Desde que se acercó al mundo del vino no ha dejado de trabajar. No conoce lo que es estar en paro. “El que sepa trabajar de tonelero tiene trabajo”, dice, quien también ejerce de arrumbador, profesiones que antaño estaban bien diferenciadas pero que ahora se concentran, a menudo, en la misma persona. Renovarse o morir.

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<![CDATA[La cuadrilla del 'otro barrio']]> /la-voz-seleccion/la-cuadrilla-del-otro-barrio_18487_102.html Wed, 31 Oct 2018 11:42:18 +0100 /la-voz-seleccion/la-cuadrilla-del-otro-barrio_18487_102.html Los redondos ojos azules de Rafael Rodríguez parece que se le van a salir de la cara. Como si quisieran huir de todo lo que han visto en los últimos 16 años. “Llegue aquí con pelo”, bromea. Tiene 41 años y entró a trabajar en el cementerio a los 25. Una edad en la que quien más y quien menos ha tenido la suerte de no tener que mirar de frente a la muerte. En este tiempo, ha estado en cientos y cientos de funerales, ha desenterrado y mostrado restos de otros cientos y cientos de cadáveres, y ha acumulado en su subconsciente todo el dolor ajeno del mundo. Aun así, tiene tiempo para el humor negro.

“Cuando es un enterramiento abajo tienes a todo el mundo detrás tuya, eso impone. Esto te lo tienes que tomar de otra manera porque es un trabajo duro; yo estoy todo el día riéndome, de cachondeo, porque si no llegas a tu casa y te quieres morir de pena. Una vez que sales de aquí, hay que desconectar”.

En una pequeña mesita Diego Domínguez tiene un listado y una taza con papelitos con números. Parece un auténtico funerario, un enterrador con corbata negra finísima, camisa blanca y jersey azul marino de cuello de pico. Su llavero le delata: un pequeño ataúd al que le tiene mucho cariño. “Me lo regalaron al llegar aquí”. Lleva 12 años en el camposanto de Nuestra Señora de La Merced, que también tiene una parcela aledaña para enterramientos de la comunidad musulmana. “Este es un trabajo muy relajante, es un sitio muy tranquilo”, dice encantado. Reparte números para pillar una escalera con las que trepar por el bloque y alcanzar el nicho deseado. “Con esa mediana llegas a un quinto”, le dice a una de las alrededor de 1.500 usuarias y usuarios que pueden pasar estos días señalados por el cementerio municipal.

“Cada uno tiene su misión aquí”, asegura sobre sus compañeros. Es como otra ciudad dentro de la ciudad. O el otro barrio del resto de los barrios. Sin duda, la barriada más poblada de Jerez. Es cierto que la cremación gana año tras año en cifras al enterramiento, pero el cementerio sigue siendo un lugar apacible y muy demandado donde pasar a mejor vida. “Tengo aquí familia como me imagino que todo el mundo y yo me siento aquí muy relajado”, recalca el empleado.

La vida para los vivos que allí residen habitualmente, los que se encargan de que todo esté en orden, es dura. No lo ocultan. No son enterradores caricaturescos, ni gente desheredada. Tienen familia, aficiones y no son nada siniestros. Por mucho que Sebastián Ramírez, el encargado y 22 años en el patio de los callados, parezca salido de una peli de terror de Rob Zombie. A sus 51 años, ha visto de todo por los cuarteles y ha sufrido el mal rato de entierros multitudinarios por muertes terriblemente inesperadas. No hace mucho, en el funeral de un conocido flamenco, “se tiraron sobre la caja llorando y lo pasamos realmente mal porque casi se nos caía”. A su lado está Paco Márquez, uno de los últimos en llegar a la cuadrilla hace cinco años. “Aproveché una convocatoria interna y por una cuestión económica me vine para acá pero nunca pensé que podía tener este trabajo”, confiesa mientras fuma un cigarro tras otro.

"Este es un trabajo al que te adaptas, pero acostumbrarte no te acostumbras nunca"

Ganan unos 1.400 euros si hacen dos domingos al mes, que se quedan en 1.200 si se libra todos los fines de semana. Una remuneración que se antoja como mínimo ajustada si por ejemplo, como explica el operario municipal, a veces hay que escarbar cuatro o cinco metros bajo tierra en los panteones familiares. “Somos los primeros que entramos del Ayuntamiento, a las siete y media, y lo mismo te viene un día duro, con sepulturas de tierra, con inclemencias del tiempo, y a lo mejor te tienes que dar una buena panzada de currar. Ahí vas quitando tierra, accediendo a la caja, recuperas los restos del cuerpo, accedes a otra caja, porque puede haber cuatro o cinco difuntos enterrados”, detalla Márquez. Y añade: “Dependiendo del entierro y de cómo estés anímicamente lo pasas mal. Este es un trabajo al que te adaptas, pero acostumbrarte no te acostumbras nunca. Psicológicamente afecta mucho, y más si estamos como estamos, faltos de personal, trabajando de lunes a domingo. Yo he librado un día de los últimos veinte”.

A su lado, Rafael asiente: “Es un trabajo que en verdad es psicológico aparte de físico. Esto con el tiempo te afecta, esto no es un trabajo normal como otro cualquiera, tú estás trabajando y escuchas a la gente llorar, imagínate cuando es un niño chico. Hace unos años me tocó enterrar a un bebé que murió en un accidente y eso fue… durísimo”.

"Tómate el zumo y te vas con tus muertos"

Este reportaje quería tener cierto tono de humor negro. Ofrecer otro enfoque representado por los otros protagonistas del día de los Fieles Difuntos. Son los trabajadores del cementerio los que han ayudado a hacerlo posible. Rafael cuenta una anécdota: “En la familia es el cachondeo siempre: tómate el zumo y te vas con tus muertos”. Y le sigue Paco: “Recogiendo a los niños le dice a mi mujer una amiga, ¿dónde estarán nuestros maridos?; y le responde, el mío en el cementerio; ah, que ha muerto...; No, trabaja allí. Se ríen.

Llega Antonio Troya. 51 tacos. 9 de ellos en este terreno. "¿Voces raras aquí? ¿Yo? Yo he escuchado que vamos a cobrar este mes. Eso sí que es raro”, responde a carcajadas. Buen humor entre el frenético ritmo de trabajo. “Estos son unos quince días en los que estamos desbordados”, dice uno de ellos mientras trata de reparar una ferwin con las que acceden a las tumbas.

Si Diego, el del llavero del ataúd, se encarga junto a otros dos compañeros de las labores de portería (control de entradas y salidas, localización de enterramientos…), hay otros ocho trabajadores públicos que están para todo lo demás. Por ejemplo Rafael: “Cuando estoy de guardia ya no sé ni en qué día vivo. Sacas los difuntos para hacer los traslados, los entierros, limpieza, el mantenimiento… Estoy con las escaleras, en la oficina, atendiendo a alguna familia. Estamos desbordados”. Por si fuera poco, son los intermediarios del pase al más allá. Los de la última paletada de mezcla que pone punto y final a la presencia entre los vivos. Y ven cosas raras. Claro que sí.Este reportaje no va de fenómenos paranormales ni de psicofonías, ni siquiera de mujeres en camisón apareciendo en plena madrugada. Esta es la historia de once currantes entre los muertos. En estos tiempos en los que el mercado laboral da auténtico pavor, encontrar cobijo entre lápidas y sepulturas puede llegar a ser un privilegio. Pero un privilegio muy desagradable: “Hoy hemos enterrado una pierna de un hombre que se la habían amputado, y allí estaba; hemos sacado cuerpos momificados perfectamente por estar en bloques de nichos muy ventilados”. Por no hablar de “cuando se te cuela un descerebrado”, como apunta Diego. Y relata: “El otro día uno me hizo estar aquí hasta las nueve y media de la noche persiguiéndolo. Pero lo echas y ya está”.

¿Hay material para trasladar desde Madrid a Iker Jiménez para un capítulo de Cuarto milenio? Poco o nada encontraría, confirman. “Gracias a Dios nunca he visto ni oído nada raro”, ratifica Diego. Al igual que aseguran Rafa y Paco. El que trastoca el discurso de ‘normalidad absoluta’ en materia paranormal y esotérica es Antonio. “Aquí me han pasado a mí dos cositas raras, que yo entiendo raras. Una vez saliendo del cuarto baño, una tarde noche, salí el último, y en la calle que va para arriba juraría ver a una mujer vestida de negro, la típica abuelita mayor con el pañuelo en la cabeza. Fue verla, coger la mochila del suelo, ponérmela, y ya no estaba. Tú barres con la vista en décimas de segundo y esa persona en una décima de segundo no puede desaparecer, tenía que estar en el cuartel 5 o se había tirado en plancha en una tumba”.

Otra: “Una chavala que trabajaba con nosotros, Conchi, se iba a duchar y me dice: no te vayas, espérame que me da miedo. Me estaba fumando un cigarro de liar, esperándola fuera, y llega un tipo muy raro, con el pelo cobrizo, con muy malas pulgas. Y me dice: ¿Está Conchi? Y le digo no, se está duchando, si quiere esperar… cojo el cigarro, levanto la cabeza y ya no estaba. Le digo a un compañero que estaba en la puerta: ¿Tú has visto a un gachó muy raro preguntando por la Conchi? Y me dice que no ha visto nada. Se perdió, se perdió...”.

 "Ponen de todo: palomitas de maíz en un plato, vasos de agua con velas, cabezas de pollo, una ristra de berenjenas con lacitos de colores..."

"Alguno ha dicho que ha escuchado a un difunto explotar, yo nunca he escuchado nada. Que yo sepa aquí el Iker ese tiene poco que hacer", reitera Rafael. Y la replica uno de sus compañeros: "Si vienes predispuesto a escuchar algo claro que lo puedes oír". Se abre un pequeño debate entre los trabajadores. Coinciden en una cosa: cada vez se ven cosas más raras junto a los enterramientos. "Ponen de todo: palomitas de maíz en un plato, vasos de agua con velas, cabezas de pollo, una ristra de berenjenas con lacitos de colores... Es mucho por cosas de santería. No tanto satánico ni nada de eso". Por no hablar de que han llegado a encontrar ropa "que se la han dejado después de hacer sus cosas alguna pareja. El morbo es el morbo", sonríe Antonio. El cementerio carece de vigilancia por la noche, no hay sistema de seguridad, y "cualquiera que sea ágil salta la tapia". Sus trabajadores no piden aumento de sueldo, pero sí más medios humanos (unos cuatro empleados más) y materiales (papeleras, elementos de limpieza...) para llevar a cabo la faena en uno de los barrios más apacibles y especiales de la ciudad. Los cementerios están hechos pensando en los muertos pero sobre todo pensando en los vivos y en los futuros difuntos. Lo saben bien en esta cuadrilla de sepultureros y amos de llaves del camposanto.

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<![CDATA[El despesque, 2.000 años de tradición en plena Bahía de Cádiz]]> /la-voz-seleccion/el-despesque-2-000-anos-de-tradicion-en-plena-bahia-de-cadiz_49528_102.html Fri, 12 Oct 2018 10:09:23 +0200 /la-voz-seleccion/el-despesque-2-000-anos-de-tradicion-en-plena-bahia-de-cadiz_49528_102.html José María Jiménez afirma que se dedica a la pesca desde que tiene “uso de razón”. Le viene de familia, nada menos que desde 1755, cuando explica que el tatarabuelo de su madre erigió el famoso Molino de Mareas portuense. Desde entonces, y de manera casi ininterrumpida, sus antepasados se han dedicado a este noble arte. Actualmente, José María es quien disfruta la concesión de la salina de Nuestra Señora de Los Desamparados, enclavada en el entorno del parque metropolitano de Los Toruños, en El Puerto de Santa María. Sin embargo, a pesar del nombre, aquí ya no se trabaja la sal, a diferencia de lo que ocurre a escasos cuatrocientos metros, cruzando la autovía, donde todavía encontramos una de las cinco o seis salinas tradicionales que se conservan en la provincia, de las cerca de 200 que hubo antiguamente.

La de los Desamparados es el ejemplo de la reconversión de una industria que fue perdiendo fuelle al albor de los nuevos tiempos y la modernidad que significaban los frigoríficos. La sal, que antes se usaba para conservar los alimentos, se dejó de lado por estos nuevos aparatos, por lo que muchas de estas salinas se reconvirtieron en esteros, grandes viveros de agua de mar donde se crían de manera natural los peces que, con las mareas, acceden a ellos: lisas, lenguados, zapatillas, doradas…Llegado el mes de octubre, y durante poco más de un mes, estos esteros son escenario de una técnica de pesca que ya inventaron los romanos hace más de 2.000 años, cuando poblaban la vieja Gades: el despesque. Este curioso nombre se debe a que los peces que entran en los esteros como alevines, a primeros de año, ya se considera pescado, si bien permanecen aquí hasta que alcanzan su tamaño adecuado, entrado el otoño, cuando se procede a la extracción de ese pescado que ya estaba pescado, valga la redundancia. De ahí el término despesque.

¿Y en qué consiste este arte? José María explica que durante cuatro días, aprovechando la marea baja, se ha ido vaciando el estero abriendo sus compuertas, que previamente han sido taponadas con redes para evitar que escapen los ejemplares. Esto ha permitido que esta piscina natural se encuentre prácticamente seca salvo en su parte más honda, donde se acumula el género, que será acorralado poco a poco gracias a una red, denominada copo. Es entonces cuando los pescados, pegando saltos para intentar huir de su fatal destino, serán capturados prácticamente a mano e introducidos en otras redes con forma de embudo, los panderos, y de ahí a cestos, previo paso a acabar su vida en las cajas que irán destinadas a los diferentes mercados de abasto de la provincia.

Sin embargo, los tiempos han cambiado, lamenta Jiménez. Los Desamparados, con 67 hectáreas, de las cuales tiene en producción 40, apenas es rentable. Nada que ver con el año 1974, cuando comenzó con el cultivo de pescado. “Se viven momentos muy raros y difíciles y la ayuda de la administración del estado se hace esencial, porque nosotros solos, a pecho descubierto, no podemos sobrevivir”, señala, y explica que “esta es una profesión muy bonita cuando hay garantías de seguridad, pero ahora no hay ninguna. Hay gran riesgo económico, porque una helada lo mataría todo, un exceso de temperatura igual, ya que nosotros tomamos mareas por compuertas y hay mareas que se pueden tomar y otras que no. Así que el riesgo-precio, con la competencia del pescado de piscifactoría, hace que el pescado valga la mitad que hace 35 años. Como puedes comprender, con lo que ha subido la vida, es muy difícil sobrevivir de esto”. José María añade, además, otros factores, como el de los furtivos que acceden a Los Desamparados para capturar cuantas piezas puedan, o la plaga de cormoranes, que “esquilman” los esteros, obligando a pescar aunque el pescado todavía tenga poco valor. “Si a esto le añadimos unos cánones de ocupación como si esto fuera una piscifactoría, es muy difícil poder cubrir gastos. Aquí hay años que hemos trabajado de balde y poniendo dinero encima. Aquí se ha vendido pescado a 40 céntimos el año pasado”, abunda Jiménez.La competencia presuntamente desleal de las piscifactorías es algo que preocupa a este empresario. Así, explica que la explotación de este tipo de esteros, como el suyo, tiene una producción de carga que es la que produce el terreno, “ni más ni menos”. Así, añade que “esto lo tenemos sobre 250 kilos por cada 10.000 metros cúbicos de agua, cuando en una piscifactoría pueden hacer en este mismo volumen 40.000 kilos de pescado. Lo que no hay derecho es que ese pescado se venda como de estero legítimo porque ellos hayan registrado una marca que es engañosa Tenemos muchos problemas por la inseguridad jurídica, económica y política en la que nos encontramos”.

En Los Desamparados, como en otros esteros de El Puerto, Puerto Real o Chiclana, el despesque se lleva a cabo hasta noviembre. Habitualmente este trabajo se hace en petit comité, ante los mayoristas que comprarán el género. Sin embargo, a veces, también se abre al gran público para que conozcan de primera mano esta milenaria técnica. Los tiempos cambian y ya se sabe que el turismo es ahora mismo lo que pega fuerte en una provincia en la que la desindustrialización ha dejado a miles de personas en el paro. Es lo que ocurrió este pasado 12 de octubre, cuando aproximadamente un centenar de personas, familias en su mayoría, pudieron vivirla en directo y, de paso, comprar a pie de estero el género recién capturado. “Este sabor del pescado es totalmente diferente”, defiende José María, que compara el estero con la dehesa y el pescado con el cerdo ibérico. “La prueba la tienes en que un cochino de montanera necesita dos hectáreas de dehesa para él solo, cuando en 20.000 metros cuadrados, que son dos hectáreas, caben miles y miles de cochinos de ganadería intensiva”.El espectáculo, visualmente, es espectacular. Entre cuatro personas toman el copo y van acorralando a los peces. En apenas unos minutos, con ayuda de otros compañeros, empiezan a sacarlos y a introducirlos en cestos. Los pescados que no tienen el tamaño adecuado son devueltos a otro estero, mientras que los que sí lo tienen acaban en cajas de plástico ante la expectación del público. En un 99 por ciento la captura es de lisas, aunque en la red ha caído alguna dorada, un choco y hasta un cangrejo, que tras ser curioseado por varios niños acaba en el agua. En poco más de una hora se han recolectado decenas de kilos de pescado, que tras ser lavado, se pone a disposición de unos clientes que hacen una ordenada cola para comprarlo. Naturaleza, historia, pesca y gastronomía en apenas una mañana. ¿Se puede pedir más?

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<![CDATA[Animar después de besar la gloria: historias detrás del derbi "que nunca debió llegar"]]> /la-voz-seleccion/animar-despues-de-besar-la-gloria-historias-detras-del-derbi-que-nunca-debio-llegar_36442_102.html Sun, 16 Sep 2018 14:31:40 +0200 /la-voz-seleccion/animar-despues-de-besar-la-gloria-historias-detras-del-derbi-que-nunca-debio-llegar_36442_102.html El 16 de mayo de 2010 el Xerez CD empataba a 1 en el Reyno de Navarra ante el Osasuna de Pamplona y certificaba su descenso a Segunda División. El argentino Néstor Gorosito, que había hecho el milagro de resucitar a un muerto, no pudo finalmente salvar al equipo jerezano, que necesitaba ganar en esa última jornada de liga en Primera División y esperar a que el Real Madrid hiciera lo propio ante el Málaga, cosa que tampoco sucedió. Desde entonces, el Xerez CD, que se había ganado “el cariño de media España”, según crónica del diario Marca de ese último encuentro en la élite, apenas ha levantado cabeza. Todo lo contrario. En apenas tres años, los aficionados pasaron de disfrutar de los Messi, Ronaldo y compañía a sufrir entre mayo y junio de 2013 dos descensos, uno deportivo a Segunda B y otro administrativo a Tercera, sumado a otro a Primera Andaluza en el año 2014. Con una deuda de dos millones de euros con Hacienda y con la Liga de Fútbol Profesional pidiendo su disolución, un nutrido grupo de xerecistas, entre ellos el fundador del CD, Sixto de la Calle, fundaba el Xerez Deportivo FC con la esperanza de que se convirtiera en su sucesor, saliendo a competir en la temporada 2013-2014 desde la última categoría del fútbol nacional.

Sin embargo, esa intención del nuevo club de querer aglutinar a todo el xerecismo se quedó a medias en el momento en el que el histórico CD ha seguido compitiendo, a pesar de su abultada deuda y de pender de un hilo su existencia. Es más, para muchos ha creado una división y prácticamente un odio al FC que se ha acentuado en la actual temporada 2016-2017, con ambos clubes compitiendo en la misma categoría, la División de Honor Andaluza y luchando por una plaza de ascenso a la Tercera División. A horas de que se dispute el segundo derbi de la historia entre ambos equipos (el primero cayó del lado del FC por 1 a 2), lavozdelsur.es conoce las opiniones de diferentes voces ligadas al xerecismo sobre esta extraña situación que se vive en el fútbol jerezano.

Los aficionados históricos

En una helada mañana de enero, con la ola de frío haciendo estragos en Jerez, un grupo de veteranos aficionados al fútbol juega al dominó en una enorme sala llena de pósters, fotografías, banderas, bufandas y dibujos relacionados con el Xerez Club Deportivo. Nos encontramos en la Peña Los Cien, la más veterana de todas cuantas prometieron defender los colores del histórico club, pero donde se da la paradoja de que su presidente, José Luis Cintas, xerecista de pro, lo es ahora del Xerez Deportivo FC. En la peña no se lo reprocha nadie, aunque la mayoría afirma que siga siendo del Xerez “de toda la vida”. De los más de 200 socios que llegaron a ser, ahora apenas son medio centenar, todos ellos ya peinando canas desde hace décadas, hasta el punto de que el más joven está a punto de cumplir los 60 años. Aquí ya el fútbol prácticamente ha pasado a un segundo plano desde que el CD acabase en Primera Andaluza, una categoría semi-amateur y, por lo tanto, sin ningún interés futbolístico. Ildefonso Galindo, 72 años, lo dice claro: “Yo ya estoy muy quemado del fútbol. Aquí en Jerez ha habido muchas cosas raras y por el club han pasado sinvergüenzas por un tubo”. Desde que el Xerez jugó en Primera no ha vuelto a pisar Chapín o cualquiera de los campos por los que el equipo ha jugado en los últimos años.

Le ocurre lo mismo a Perico Vázquez, otro miembro de la peña y aficionado azulino desde que era un niño y cuyo primer recuerdo ligado al equipo es con once años, en el estadio Domecq, un Xerez-Villarrobledo que presenció aún vistiendo de riguroso luto por la muerte de su padre apenas un par de semanas antes de ese choque. Otro veterano peñista, Manuel Aguayo, 87 años, echa la vista atrás y recuerda también años gloriosos en Domecq. A su edad, afirma que “poco futuro” le ve al equipo porque no cree que aguante para ver al CD de nuevo en categoría nacional, mientras que al FC tampoco le augura un mejor panorama básicamente porque “en Jerez no hay dinero y sin dinero no se va a ningún lado”. Antonio Zarzana, igualmente miembro de la peña, se reconoce xerecista, pero del CD. Que el club de sus amores se encuentre en la situación que está le da igual. “Esto es como un niño que te nace malito. Lo vas a seguir queriendo más que al del vecino a pesar de todo”.

El presidente de la Peña Los Cien, José Luis Cintas, afirma que en la peña hay “diversidad de opiniones”, pero sobre todo “coherencia”. “Aquí somos xerecistas por encima de todo, y aunque en nuestros estatutos viene recogido que defendemos al Xerez Club Deportivo aquí cada uno puede ser del que quiera”. Él, como ya se ha dicho, defiende ahora al FC porque entiende que el septuagenario Xerez irá antes o después a liquidación. “El FC es el futuro”. Eso sí, este domingo no irá a Chapín a animarlo. “Yo siempre he dicho que si algún día se enfrentaban no iría a verlo. Y como deportista, que gane el mejor”.

El historiador oficial del Xerez CD

Rafael Romero Tarrío lleva desde la temporada 80-81 siendo socio, de manera continua, del Xerez CD. Funcionario de la Agencia Tributaria, es quizás el mayor estudioso de la historia del fútbol en Jerez y de hecho llegó a publicar un libro centrado en esta temática. En 2008 hacía lo propio con su Historia oficial del Xerez CD, plasmando la historia del club azulino desde su fundación en 1947 hasta la temporada 2007-2008, coincidiendo con su 60 aniversario. Diez años después de esa efeméride, el equipo de sus amores ha sabido lo que es jugar en la Primera División, pero también en las profundidades del fútbol español. A pesar de todo, seguirá siendo del CD. “La gente se cambia de vivienda, de coche e incluso de mujer, pero no de equipo”, dice para demostrar su fidelidad. Por eso, considera “difícil de entender” que xerecistas de toda la vida fundaran un nuevo club que ahora se vea en la tesitura de enfrentarse al histórico Xerez. “Es un caso único en el mundo. Ni comprendo ni comparto que alguien que sea de un club, según las circunstancias, se cambie a otro”.

En su opinión, entre el CD y el FC hay actualmente “una total enemistad. El FC no es filial del otro ni hay un sentimiento compartido. Es un sentimiento distinto. Los del CD seguimos viviendo lo mismo y los otros han creado un club que intenta que nosotros desaparezcamos para quedarse con las señas de identidad y resarcirse ante la sociedad”. De hecho, afirma que “si no al cien por cien, estoy convencido de que el 90 por ciento de los aficionados del CD nunca se harán socios del FC”, hasta el punto de señalar que “en caso de que desaparezcamos tomaremos dos opciones, o refundarlo o irnos a casa”.

Al Xerez Deportivo FC, Romero Tarrío le depara un futuro incierto. “Dependerá de la gente que haya dispuesta a seguirlo. Yo creo que ahora mismo, como es nuevo y ha ido ascendiendo año a año la gente lo ha ido siguiendo, pero en cuanto los ascensos no sean anuales y no haya más socios, no veo que sea un club que pase de la Segunda B o la Tercera”. Además, recuerda que “si alguna vez quiere estar en el fútbol profesional va a tener que reconvertirse en Sociedad Anónima Deportiva, algo difícil de conseguir y más con la situación económica que hay ahora en Jerez”.

¿Acudirá el domingo a Chapín? “No iré. Si te soy sincero, por no darle un duro al FC y porque me parece un insulto para el Xerez CD y un abuso que para un partido de Regional se hayan puesto precios tan altos” (entre 10 y 15 euros).

Los ultras

Desde 1991, los partidos del Xerez CD no se entendían sin el apoyo del Kolectivo Sur. Sin embargo, esta animosa peña decidió en 2013 apoyar al FC al entender que el viejo Xerez estaba condenado a muerte y lo que es peor, en manos de directivos de dudosa calaña que, a la postre, han sido los que han ido matando poco a poco al club. Y a pesar de todo, la pancarta que siguen desplegando en cada partido es la antigua que muestra el escudo del CD. Para ellos solo hay un Xerez y entienden que el FC será su sucesor natural cuando el antiguo desaparezca.

En la semana del derbi, el Kolectivo ha decidido no realizar declaraciones a los medios, misma medida que ha tomado la plantilla del FC, para no herir susceptibilidades y evitar polémicas. Por este mismo motivo tampoco acudirán a Chapín el domingo. Ya lo hicieron en la primera vuelta, cuando no estuvieron presentes en La Juventud. Entienden que este partido no se debería haber dado nunca, porque aunque ahora defiendan los colores del nuevo FC, por su cabeza nunca pasaría estar en contra de un club que les ha dado tantas alegrías.

Aun sin atender a los medios, la postura de la peña ultra es clara desde el minuto uno en que decidieron apoyar al FC. Quieren un club “libre” y “transparente”, en el que sus socios sean los que tengan el mando para evitar tropezar con la misma piedra de los Oliver, Gil-Silgado, Morales y Ricardo-García. Es la única manera que entienden para que el Xerez y el xerecismo puedan resurgir de sus cenizas para volver, antes o después, al fútbol profesional.

El exfutbolista

Para cerrar este reportaje, este medio quería contar también con un exjugador del Xerez CD que, preferiblemente, no fuera de Jerez, para que pudiera dar una visión ‘desde fuera’, y que tampoco estuviera ligado al fútbol ni a ninguno de los dos clubes. Así que encontramos en la persona del puertorrealeño José Luis Zaldívar, Selu, al personaje perfecto. El que fuera futbolista azulino entre 2000 y 2004 se retiró hace cinco años por culpa de las lesiones cuando jugaba en el San Fernando y actualmente dirige una empresa de diseño gráfico de la que, afirma “no me puedo quejar. Yo lo vi claro porque el final de mi carrera no fue muy agradable por las lesiones. Ves que quieres y no puedes y huyes y buscas estabilidad, hacer cosas diferentes, alejarte de la ansiedad y el estrés que te genera y el fútbol desaparece de mi vida, aunque siempre esté en el pensamiento las ganas de pisar el césped”.

Selu, que vivió una de las etapas más bonitas del xerecismo —llegó en el año del ascenso a Segunda con Máximo Hernández y peleó hasta el penúltimo partido por ascender a Primera de la mano de Bernd Schuster—, afirma vivir desde la lejanía lo que se vive ahora mismo en Jerez en el plano futbolístico. “Tengo amigos y compañeros en los dos equipos y aunque te informan y te cuentan, lo veo todo desde lejos. Es verdad que la masa social quería al CD, pero se ha buscado una salida para intentar que su club de siempre continuara en espíritu. Sí es verdad que todo el mundo creía que el otro iba a desaparecer y este iba a sustituirlo, al final no ha sido así y se encuentra en una situación compleja. Cada uno ha tomado la decisión más oportuna y hay opiniones de todo tipo. No tengo una opinión muy clara y yo creo que es de respetar tanto la de unos como la de otros. En el fondo lo que debe quedar es que es un sentimiento, una ciudad y ojalá vayan subiendo los dos de categoría”. Eso es, al menos, lo que espera. Sin embargo, Selu piensa que la situación es complicada “porque en el fondo son dos equipos totalmente distintos y se vive incluso una rivalidad actualmente que comparo un poco como la de un Betis-Sevilla”.

¿Se posiciona con alguno de los dos equipos? José Luis lo tiene claro. “Mis sentimientos siempre están con el CD, pero es un sentimiento dividido y complejo. Siempre he evitado dejarme caer entre uno y otro, porque tampoco quiero posicionarme ni herir la sensibilidad de nadie. La gente creo que se ha quedado con una imagen buena de mí y eso es con lo que quiero que se quede la gente”.

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<![CDATA[Fútbol base: el sinsentido de insultar y reprender a niños por dos euros la entrada]]> /la-voz-seleccion/futbol-base-el-sinsentido-de-insultar-y-reprender-a-ninos-por-dos-euros-la-entrada_38408_102.html Fri, 14 Sep 2018 10:01:32 +0200 /la-voz-seleccion/futbol-base-el-sinsentido-de-insultar-y-reprender-a-ninos-por-dos-euros-la-entrada_38408_102.html El pasado 19 de febrero, en el campo de fútbol Manuel Millán, se vivían unos hechos lamentables. Se disputaba un partido de bejamines entre el San Benito y el Xerez Balompié cuando, en un momento determinado, padres del equipo visitante se quejaban al árbitro de una decisión que perjudicaba a sus jugadores. Eso acabó con una reprimenda hacia ellos por parte del delegado del equipo local, a la vez padre de uno de los jugadores, que derivó en una discusión y posterior pelea. La bronca, en la que parece que participaron hasta cuatro personas, terminó a golpes, puntos de sutura y sendas denuncias en el juzgado.

Recordado fue también el mediático caso de un árbitro de categoría cadete de La Línea, Jesús Tomillero, que después de declarar abiertamente su homosexualidad, era insultado al grito de “maricón” y de “te vas a hartar de comer pollas” por el encargado del material de uno de los equipos a los que arbitraba. Los medios de comunicación de toda España se hicieron eco, así como organizaciones de colectivos LGTB, que denunciaron la homofobia hacia este joven colegiado que, de momento, ha dejado de lado el arbitraje.

Lamentablemente, episodios como estos se están convirtiendo en demasiado habituales en el fútbol base. La violencia y los insultos a jugadores y árbitros se trasladan de los grandes estadios a los modestos campos de albero o césped artificial y en todos estos casos, según las fuentes consultadas por lavozdelsur.es, los principales culpables hay que buscarlos en los padres.

Recordado es el mediático caso de un árbitro de categoría cadete de La Línea, Jesús Tomillero, que después de declarar su homosexualidad, era insultado al grito de “maricón”

Lo dice, por ejemplo, Miguel Zarzuela, histórico dirigente vecinal en la barriada jerezana de Icovesa y presidente, a su vez, del equipo del barrio, la Asociación Deportiva Icovesa Don Bosco, que fundó en 1994. “Nos duele que la gran labor que hacemos muchos clubes en pro de la educación de los niños se quede a veces en nada por muchos padres que pierden los nervios, insultan a los árbitros y cuestionan la labor de los entrenadores”. El propio Zarzuela afirma que más de una vez ha tenido que aguantar “algunas broncas” de padres y madres que ponen en duda hasta cómo se debe de dirigir un club. “Cualquier presidente ha tenido que aguantar eso, y si no, estará por venir. Estamos expuestos a eso, es algo muy normal que los padres no compartan las fórmulas de cómo hay que llevar un club o un equipo”.

Otro veterano del fútbol base de Jerez es Miguel Ángel García, 30 años ligado a este deporte. El actual coordinador del San Benito y técnico de uno de sus equipos cadetes afirma que “lo que veo ahora mismo no es normal, y cuanto más pequeños son los niños, peores son los padres. De infantil para abajo es horrible lo que se oye en los campos”. García piensa que “esto va cada vez a peor. Cuando yo jugaba venían a vernos solo los que verdaderamente les gustaba el fútbol base, no nuestros padres. Hoy día, al ver a tu hijo o a tu nieto, ya no aguantas verle sufrir un golpe o un rocetón, cuando eso es cosa del fútbol, y los chiquillos son los que dan mayor ejemplo. No tiene sentido ver a una madre insultar a un árbitro porque dice que por pagar dos euros ya tiene derecho a ello".

De malos comportamientos en los campos también tiene experiencia Diego Ossorio Herrera, vicepresidente de la junta directiva de la delegación en Cádiz de la Federación Andaluza de Fútbol y subdelegado de la misma en Jerez. “El fútbol se ha puesto de una manera que todas las semanas en la provincia hay algo. Tenemos que tomar medidas porque si no esto se nos va de las manos”. Ossorio lamenta que lejos de que el fútbol se viva como un simple deporte en el que los niños disfruten y aprendan valores, cada vez esto queda en un segundo plano. “Aquí en Jerez estoy viendo más alteración que otros años atrás. Llegas a los campos y ya no escuchas aplausos, escuchas broncas, insultos a los árbitros y sobre todo esto se ve en los partidos de los más pequeños. Veo menos compromiso de los padres y cada vez se ven más equipos que se retiran de la competición porque se quedan sin críos por culpa de los padres que se cabrean y se los llevan”.

Sin embargo, para el directivo, el componente ‘padre-madre’ no es el único culpable. “Tenemos que poner los pies en el suelo todo el mundo. Empezando por los presidente y siguiendo por los entrenadores, delegados, directivos y padres. A este ritmo no sé a dónde vamos a llegar. Y más sanciones que ponemos no se pueden poner, porque además tenemos un reglamento que llega hasta donde llega”.

Del terreno a la grada

En la Real Federación Andaluza de Fútbol, aun conscientes del problema que existe, no quieren ser tan pesimistas. Rafael Jiménez, jefe de prensa de la entidad y portavoz de la misma, señala que si bien “puede que haya un repunte de la violencia” considera que “de unos años a esta parte podemos decir que se ha reducido”, según datos oficiales que están recopilando y que se darán a conocer próximamente. Esto lo corrobora en el hecho de que “ahora cualquier incidente o denuncia salta a los medios de comunicación, cuando antes lamentablemente no era noticia. En los 80 o 90 era algo mucho más normal”.

Lo que sí tienen por cierto es que la violencia en los campos ha pasado del campo a las gradas, “algo lamentable porque muchas veces ocurren cosas cuando el partido discurre por los cauces normales”. Este fenómeno lo consideran desde la federación algo relativamente nuevo. “Yo he jugado al fútbol de niño y mi padre ni venía a verme ni me preguntaba por el resultado porque entendía que eso era un partido de niños. Ahora van a los partidos los padres, las madres, los tíos, los abuelos, y por cualquier patada o lance normal del juego ya escuchamos gritos, quejas e insultos, cuando precisamente los niños entienden que son cosas propias del juego”.

En este sentido, Jiménez recuerda que los padres “no son agentes federados y ahí no tenemos la potestad de sancionar como sí se puede hacer con jugadores, entrenadores o delegados, que tienen ficha federativa". En ese caso la ley dice que es el club el responsable civil subsidiario ante cualquier situación violenta fuera del terreno de juego. "Por eso, cuando se produce un tema de violencia física o verbal, desde la Federación Andaluza recomendamos, si la agresión es grave, que paralelamente a la vía deportiva se lleve también a la vía penal, porque es entonces el juzgado ordinario quien puede fallar ese caso".

Los árbitros, eternos 'malos' de la película

Pero si en el mundo del fútbol hay un colectivo siempre señalado, ese es el arbitral, no solo en la élite, también en las categorías más bajas. En la provincia de Cádiz hay federados unos 420 árbitros, de los cuales 85 de ellos son de Jerez. En categorías base, las edades de los trencillas están comprendidas entre los 15 y los 24 años, aunque a partir de los 12 ya pueden empezar a formarse. Hablamos, por tanto, de jóvenes que, del mismo modo que los futbolistas, están en un periodo de formación. Sin embargo, al igual que les pasa a los árbitros mediáticos que dirigen partidos en Primera, también tienen que aguantar insultos de toda clase los fines de semana.

José Antonio Perdigones Pacheco, exárbitro y actual subdelegado del comité de árbitros en Jerez, lo tiene claro. “Evidentemente nos estamos pasando. El fútbol base obedece a un fútbol educativo y formativo y los que componemos esta gran familia deberíamos ir todos a una en el sentido de que tanto jugadores, árbitros e incluso entrenadores están en periodo de formación y debemos inculcar otros valores que los que se ven actualmente”. De esta manera, considera que el problema fundamental parte de la educación. “Falta educación en general y no quiero excluir ni incluir a nadie. Ir a un espectáculo de categoría formativa y que lo que más abunde sean malos gestos, amenazas e insultos no corresponde al fútbol donde estamos”. De la misma opinión es Sergio González, delegado provincial del comité técnico de árbitros. “Todo está basado en la educación, los niños son reflejos de sus padres y si desde pequeño ven malos modos, al final se quedan con eso”.

Sin embargo, Perdigones Pacheco no considera que se haya producido un repunte en la violencia. “Llevo 22 años en la organización arbitral y no veo que vaya a más ni a menos. Temporada tras temporada veo el mismo ambiente, la misma discrepancia, la misma violencia… Creo que nos tomamos el deporte y el fútbol de una manera exagerada, con la de cosas que hay para preocuparnos”. González, por su parte, apunta que los partidos “más complicados” para los árbitros “siempre se han dado en el fútbol base, por culpa de los padres o cuando el mismo entrenador pierde los papeles. Eso es incomprensible. No llegas a entender el porqué se llegan a esos extremos, olvidan que están con gente que al igual que los jugadores están aprendiendo. Si se equivoca un árbitro de Primera, ¿no se va a equivocar un chaval de 15 años?”.

El resultado, por encima de la diversión y la formación

Falta de educación, padres sobreprotectores… Pero en el fútbol base hay otro componente que contribuye a generar un mal ambiente en el campo, y es el de preferir el resultado por encima del deporte y de la formación, priorizar el partido del hijo, nieto o sobrino por encima del juego colectivo. Padres que se extralimitan y más allá de ser meros espectadores, discuten la labor del entrenador y dan indicaciones a sus hijos en medio del partido, o los abroncan por no realizar bien una jugada, sin darse cuenta que lo que hacen es agobiarlos más e impedir que disfruten del juego. “Hay algunos que creen que su hijo los va a sacar de pobres, que serán una fuente futura de ingresos, cuando lo fundamental es que el deporte sea diversión. El niño tiene que jugar al fútbol con una sonrisa, no presionado desde que sale de casa por su padre, que le dice cómo tiene que entrar a un rival o cómo tiene que defender o atacar”, considera Rafael Jiménez, de la Real Federación Andaluza.

Miguel Zarzuela también es de la misma opinión. “Hoy cualquier niño que en prebenjamín mete dos goles ya los padres se creen que los van a quitar de trabajar, cuando la carrera deportiva es muy larga y hasta ciertas edades no se sabe de verdad si valen o no para esto. Pero a veces los padres se creen que desde pequeñitos sus hijos son Messi e influyen mucho en sus comportamientos, supervaloran al niño, y eso es negativo. Mi consejo a cualquier padre es que se lo tomen con tranquilidad. Hay niños a los que se les ve algo especial y esos van un paso por delante, pero esto es una carrera larga y dura. Genios salen poco”.

“Muchas veces se piensa en la clasificación y en los resultados. Se les mete demasiada presión a los chavales”

Diego Ossorio va más allá y piensa que en el mundo del fútbol base hay demasiado afán por ganar, por el resultado, más allá de la formación y el entretenimiento de los niños. “Hoy tienen representantes hasta los más pequeños y los padres se vuelven locos. Los niños lo que tienen es que estar en su ciudad, en su casa y en su colegio, no quitarse de su entorno para irse a una residencia. Yo particularmente eso no lo veo justo. Cada persona piensa de una manera, pero no creo que se les tenga que quitar la ilusión de que jueguen en su colegio y con sus amigos”.

Sergio González también piensa que “muchas veces se piensa en la clasificación y en los resultados. Se les mete demasiada presión a los chavales”. Y recuerda que la Federación Gaditana, para evitar resultados escandalosos en algunos partidos que lo único que hacían era hundir al equipo derrotado, decidió limitar estos resultados. “A partir de diez goles ya no se reflejan más en el acta, para que sicológicamente no haya este tipo de humillaciones”.

Al final, incluso todo esto lo ve contraproducente Miguel Ángel García. “El problema es que hay demasiados partidos y que todo el mundo quiere jugar. Antes solo jugábamos los que estábamos capacitados, ahora no, y con esto hacemos daño tanto en lo educativo como en la enseñanza. Hoy día el fútbol son guarderías, y a la vista está cómo está el fútbol en Jerez y en qué categorías estamos jugando”.

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<![CDATA[Padre Coraje: "A lo mejor podría haber hecho algo más"]]> /la-voz-seleccion/padre-coraje-a-lo-mejor-podria-haber-hecho-algo-mas_22311_102.html Thu, 13 Sep 2018 12:47:52 +0200 /la-voz-seleccion/padre-coraje-a-lo-mejor-podria-haber-hecho-algo-mas_22311_102.html Paco Holgado llega con aire abatido al lugar de encuentro de esta entrevista, un bar frente por frente a la gasolinera donde su hijo Juan perdió la vida. Luce entero de negro, desde los zapatos hasta la bufanda que protege su cuello ante el frío viento de mediados de este mes de febrero en el que por fin parece que se ha decidido el invierno a aparecer. Decíamos que llega con semblante serio. No es para menos. Hace apenas una semana que conocía el archivo del caso. Algunos lo tenían claro desde que se cumplieran los 20 años del crimen, pero otros, empezando por él, seguían teniendo esperanzas de que la investigación, retomada tras su marcha a Madrid en octubre de 2015, pudiera dar nuevos nombres de posibles implicados, más al conocerse el de uno de ellos, fallecido hace nueve años. Aun así, tiene buen aspecto. Anda todos los días entre dos y tres horas y sigue cogiendo la bicicleta. Sin este entrenamiento seguramente no habría llegado a Madrid andando. Paco es un luchador. En estos 20 años de disgustos y sufrimiento presume de no haber caído en la trampa, a veces fácil, del alcohol, aunque recuerda la depresión que cogió y que le obligaba a encerrarse en su casa. “Pensaba que al salir a la calle todo el mundo me miraba”.

¿Cómo está después de la noticia del archivo del caso?

La noticia ha caído como un jarro de agua fría. Yo ya he estado en contacto con José Miguel Ayllón –su abogado- para poner en marcha el recurso y ahí estamos a la espera de a ver qué deciden. Yo creo que si la huella del tetrabrick ha salido antes de la prescripción, el cauce es que se siga investigando y se sigan tomando declaraciones, porque alguno no llegó a presentarse en los juzgados, y saber si son amigos o familiares del entorno del Gata, porque aquí vemos que la gasolinera estaba a cien metros de su casa, o sea que lo tenía todo controlado. Que se siga investigando y no den el carpetazo, que es lo que están deseando tanto fiscales, jueces como la Policía.

De todas maneras, cualquier nuevo nombre que saliera a la palestra no podría ser imputado…

Pero si la línea de investigación ha salido antes de la prescripción… Es que las huellas del tetrabrick llevan ahí 20 años, ¿por qué a última hora se ha sabido esto? La Guardia Civil ha sido más profesional que la Policía, eso está claro. Cuántos comisarios han pasado por aquí con el caso de mi hijo. Yo he conocido a un montón de inspectores, de comisarios, y lo que tienen que hacer es seguir investigando y no tapar el fracaso con una prescripción. Y ser más profesionales, porque han tenido tiempo para saber quiénes han sido los asesinos de mi hijo.

¿Han jugado con ustedes?

Yo creo que sí. Ahí hay un juego y nosotros somos los perjudicados. Lo que quieren es quitarse de encima el caso de mi hijo.

Sus últimos meses han sido brutales: La marcha a Madrid, la apertura de nuevo del caso, la noticia del nombre de uno de los presuntos asesinos... ¿Les han creado falsas esperanzas visto lo visto?

Yo desde luego la esperanza no la voy a perder. Nunca la he perdido y el tema de la marcha a Madrid, los apoyos que he recibido, cuando me atendió el ministro… Yo se lo agradezco a todos. Voy a seguir en la investigación como en la lucha por la no prescripción. Y ahora quiero comprarme una auto caravana, veremos de qué forma, para apoyar a las familias de toda España que están a punto de que prescriban sus casos. La plataforma ya está en marcha.

¿Le valdría con conocer quiénes son los asesinos de Juan?

Hombre, yo lo que pido es que se haga justicia y sean condenados. Saber quiénes han sido no me vale, porque es que además están en la calle. Sabemos que el que ha muerto es El Gata, pero y los demás, ¿dónde están?¿Por qué cree que hasta que no hizo la marcha a Madrid no se analizó la huella del tetrabrick?

Esa huella lleva 20 años. La policía tendría que haber sido profesional y haber sabido antes a quién corresponde, y no haber esperado a que yo hubiera ido a Madrid a pedir justicia y que eso pasara a manos de la Guardia Civil.

Replanteo la pregunta. ¿Piensa que ha habido mano negra? ¿No interesaba resolver el caso Holgado?

Desde el primer momento ha sido una investigación mala. En el reportaje –se refiere al reciente programa de Equipo de Investigación sobre el caso Holgado- se ve hasta a los policías tomando huellas sin guantes. Eso es inadmisible, que profesionales tomaran huellas sin guantes, que no se cerrara la gasolinera… Y ante una mala investigación, ante un fracaso total en la investigación, lo que quieren hacer es quitarse el caso de encima y cerrarlo. No les interesa que sigamos pidiendo justicia y que sigamos ahí, sólo cerrar, tapar y que esto prescriba.

¿Llegaron a pensar en denunciar a la Policía, en pedir responsabilidades por la mala investigación?

Son 20 años. No sé si corresponde pedir responsabilidades. No es normal que se haga una investigación tan mala. No se entiende.

¿Qué le pareció el reportaje de Equipo de Investigación?

Me parece que estuvo muy bien.

¿Y las palabras del juez Manuel Buitrago, sobre cómo se llevaron la investigación y la instrucción?

Yo creo que es un impresentable. Como juez y como abogado deja mucho que desear. Tenía que haber hecho las cosas en su momento. En su momento lo hizo mal, pero tanto él como los inspectores que llevaron el caso.

¿Cree entonces que podría haber hecho más?

Buitrago, como juez, es el que tiene que ordenar y hacer las cosas. Alguien tiene que mandar ahí, no hacer la guerra por su cuenta. Ahí se tiraron la pelota uno a otro. Deberían haber sido condenados por la mala investigación. ¿Para qué son profesionales? ¿Sólo para cobrar? ¿Y qué pasa con la responsabilidad?

¿Cuándo se cumplieron los 20 años, no os empezasteis a oler que esto se cerraba?

Yo todavía tengo fe en que no se cierre y en que se siga investigando. Veremos qué pasa con la prescripción. Se ha recurrido, y si no tendré que hacer otra marcha o llegar a Bruselas o a donde haya que ir. Tengo muy claro que no voy a tirar la toalla.

Recientemente entrevistamos al que fue su primer abogado, Juan Pedro Cosano. Decía que tenía pena de no haber podido restablecer relaciones con usted…

Y algo más dijo… Termina…

Bueno, contésteme esto primero.

Yo no fui el que dejó la relación. Yo no dejé a Cosano. Fue cosa de Antonia Castro –ex mujer de Holgado-, como siempre. Ella dejó el caso, se metió por medio y lo hizo a su capricho. Ella no cuenta conmigo para nada, y ella buscó a José Miguel Ayllón y no dijo más nada. Pero sigo, y pon esto. A mí me pedía 13 millones por la venia por dejar el caso. Yo me reuní en el despacho de Juan Pedro Cosano con mi abogado, que le dijo que era una pasada y que no correspondía pedir 13 millones por una venia. Luego bajó a seis millones y luego a tres millones y pico. Pero yo no pagué nada, y entonces me denunció y me pidió 58 mil y pico de euros de la minuta.Él dice que no le pagó la minuta.

Juan Pedro Cosano ha cobrado igual que ha cobrado Ayllón como los procuradores y abogados que he tenido. Yo he pagado mucho en abogados. Y voy a pedir a Hacienda los pagos que tengo. Que no diga que no ha cobrado, porque sí ha cobrado.

Entonces lo de volver a entablar relaciones con él…

No, no, yo con Cosano no quiero nada. Yo no voy a perder el tiempo con él, ni le he hecho nada ni quiero nada, solamente no ha cumplido ni dice la verdad.

Y con su exmujer. ¿Ha llegado a hablar con ella del tema del archivo del caso?

Yo con Antonia Castro no quiero saber nada. Gracias a Dios que le he ganado once juicios y no estoy en Puerto 2. Por educación y respeto a mi hijo lo que debería haber es apoyo por ambas partes, pero eso de ir siempre machacando y amenazando… Así no se puede.

¿Eso le sigue afectando o ya le entra por un oído y le sale por otro?

Me duele porque podíamos tener una relación buena. Pero ir insultando y amenazando por todas partes… Eso no va a ningún lado.

¿En qué momento se parte esa relación?

Se partió hace muchos años. Nos separamos en 2004 y desde el 95 en adelante ya estaba la cosa mal. Ella dice que yo he negociado con la muerte de mi hijo, pero que me diga dónde está el negocio y dónde está el dinero. Yo no tengo nada. Yo tengo un piso de protección oficial y podía tener otro, porque yo cogí una buena indemnización y liquidación de Caja San Fernando de 29 millones de aquella época, y yo no tengo nada. ¿Quién tiene los pisos? ¿Quién tiene el patrimonio? ¿Si yo tuviera dinero estaría viviendo en un piso de protección oficial en sitios donde no quiero estar? No tengo más remedio porque lo que tengo es mi pensión y los 900 euros que le paso a doña Antonia Castro.

¿Sigue pensando en la culpabilidad de alguno de los procesados en su momento?

Puede ser que alguno haya estado allí –en la gasolinera-, porque lo que está claro es que eso solo no pudo hacerlo una persona. Ahí hubo más de dos y más de tres.

¿Por qué eligió a Pedro Asencio para investigarlo?

Tenía referencias de que era un tío lanzado y echado para adelante. Dominguín también, pero era difícil llevar más investigaciones, más personajes, y lo elegí por La Asunción, por el tema de su entorno y sus hermanos. Yo estuve en su casa, en el barrio, en el ambulatorio por el tema de la metadona…

¿Sacó algo en claro tras meterse en esos bajos fondos buscando alguna solución?

Yo lo intenté por activa y por pasiva, porque vi que en las comisarías todo se iba de las manos, que esto no iba por buen camino. Yo tuve que tomar la decisión de hacer algo, yo no podía estar esperando. No sé si habrá sido bueno, malo, si estaba bien o no, si ha podido perjudicar a la investigación, pero yo no pensaba en eso, sino en que las cosas no avanzaban. Son muchas cosas. Yo esperaba saber quiénes eran los presuntos asesinos y siempre he estado en esa lucha y había que disfrazarse, salir con ellos, irse a Valladolid… Yo estaba obsesionado con mi hijo Juan.¿No pensó nunca eso de "como me pillen, me matan"?

No, yo no pensé en el miedo ni antes, ni después ni ahora. Yo si me tengo que meter donde me tenga que meter me da igual. Me metí hasta en la Alameda de Hércules con muchos toxicómanos para verme con una prostituta que se fue de aquí a Sevilla y me enfrenté a su entorno de drogadictos y de chulos. Yo he salido de muchas cosas y he aprendido mucho en la calle. A mí me han sacado desde destornilladores, a cuchillos y hasta catanas.

¿Se arrepiente de algo en estos 20 años?

Me arrepiento de que no se haya resuelto el tema de Juan y de no haber hecho más, de que llegadas estas fechas no haya habido culpables.

¿De verdad considera que podría haber hecho más por su hijo?

Paco se emociona. Calla un rato, hasta que con voz entrecortada responde a la pregunta.

A lo mejor sí que podría haber hecho algo más… En fin, yo creo que siempre se puede hacer algo más, no sé qué más, porque creo que se ha hecho todo lo posible, pero sí, algo más se podría haber hecho.

¿Qué ha aprendido de la vida en estos 20 años?

He aprendido a luchar, a no bajar los brazos, a ser constante y a enfrentarme con gente peligrosa… He aprendido a saber entrar y a saber salir y qué cosa hacer en cada momento. Eso no se aprende en casa ni en academias, eso se aprende en la calle,  y la calle lo que ha hecho es darme experiencia, poder hacer una investigación y lo que sea en el momento oportuno.

¿Ha pensado alguna vez eso de “por qué yo”, “qué habré hecho para merecer esto”?

Pues… -se le quiebra la voz- muchas veces lo pienso. El destino es el que tiene cada uno, y mi destino ha sido este.

¿Ha llegado a sonreír Paco Holgado en estos 20 años?

Algunas veces sí. Pocas, pero sí.

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<![CDATA["No hay igualdad real sin el cambio de los hombres"]]> /la-voz-seleccion/no-hay-igualdad-real-sin-el-cambio-de-los-hombres_42382_102.html Tue, 11 Sep 2018 00:07:34 +0200 /la-voz-seleccion/no-hay-igualdad-real-sin-el-cambio-de-los-hombres_42382_102.html De nada sirve que un Estado progrese en materia de igualdad cuando aquellos hombres que perpetúan las nuevas leyes continúan teniendo una actitud machista en su día a día. “Yo llevo diez años yendo a todo lo que convoca el Instituto de la Mujer y no veas lo que me ha cambiado la vida para bien. Pero tengo un problema, y es que al llegar a casa me encuentro al marido de siempre y no entiendo por qué no se hace nada desde las instituciones para que los hombres cambien en la misma dirección”. Esas fueron las palabras que hicieron que José Ángel Lozoya creara en 1999 el programa Hombres por la Igualdad en el Ayuntamiento de Jerez, durante el gobierno de Pedro Pacheco. "Las mujeres, como vemos en los países escandinavos, pueden llegar a conseguir la igualdad absoluta en términos legales. Pero luego en esos países hay el doble de muertes a manos de sus parejas que en España. Mientras los hombres no cambien, el techo es evidente", expone Lozoya, que regresa a Jerez —doce años después de que "la ciudad" le provocara un infarto— para participar como ponente en el foro Mujeres en el espacio Mediterráneo.

José Ángel Lozoya Gómez, a sus 66 años, ha tenido una vida política, sindical, comunicativa, activista, feminista y educadora. Nació un caluroso 2 de agosto de 1951 en Valencia. Hijo de rojos, se cria pasando hambre y viviendo reuniones clandestinas en su casa, hasta que su familia decide exiliarse a Holanda. Allí trabaja en una fábrica de metal y como intérprete sindical. No obstante, vuelve a España para montar el PSOE en Valencia, que estaba totalmente desecho tras la Guerra. Llega a estar en la jefatura de los socialistas y a ser delegado en el congreso durante el gobierno de Felipe González. "Pero hay un momento en España que decido dejar de comer de la política porque no estaba de acuerdo con el partido en que me estaba manteniendo. Me cortaba el rollo a la hora de criticarlos", comparte.

Una vez desligado del PSOE, en 1979 en Valencia se funda el primer grupo de feministas que realiza abortos ilegales. Allí le invitan a entrar y le enseñan a realizarlos. Más tarde Lozoya se traslada a Sevilla junto a tres personas para fundar la Clínica Los Naranjos y continuar con las prácticas abortivas en Andalucía. Cuenta que por entonces lleva a cabo más de 1.000 abortos ilegales, actividad por la que fue detenido en 1982 y sentenciado en el 89. No obstante, recibe el indulto en 1994 a condición de no volver a "cometer delito en el tiempo normal del cumplimiento de la condena", como él mismo refleja en el periódico sevillano El Topo. Años después, trabaja para varios medios de comunicación, como Canal Sur, se inicia en el activismo feminista dentro y fuera de las instituciones públicas y da cursos de sexualidad durante más de dos décadas.

"Recuerdo que la primera vez que me entrevistaron me preguntaron: ¿Usted se ha metido en esto porque la mujer le ha tratado muy mal? No, yo me he metido en esto porque la mujer me ha tratado muy bien y me ha hecho empatizar con sus problemas". Y es que creció rodeado de feministas, la primera, su madre. "A mí me influyó mucho mi madre como modelo. Una mujer muy fuerte, independiente económicamente, modista, empleada en una fábrica y madre de ocho hijos. Ella no podía llevarlo todo, entonces repartió la mitad de las tareas domésticas entre los cuatro mayores. Siendo yo el segundo, yo tenía tareas domésticas asignadas diariamente en mi casa desde los 14 años. Mi padre era un señor muy culto, pero mi madre era más", relata. "Y luego, todas mis parejas eran feministas. Yo nazco, afectivamente, por decirlo de alguna forma, con el nacimiento del movimiento feminista en este país", agrega.

"Me he metido en esto porque la mujer me ha tratado muy bien y me ha hecho empatizar con sus problemas"

Cuando un hombre se involucra en la lucha feminista, la pregunta recurrente es: ¿por qué? ¿cómo ha conseguido empatizar con la mujer? El colectivo masculino es más directo y la primera duda que suscita es "si eres maricón o no". Pregunta a la que prefiere ni responder: "Te vas a quedar con las ganas de saberlo. Porque, ¿tú qué es lo que quieres? ¿Distanciarte? Pues no te voy a contestar porque no me da la gana. No me daba la gana de reforzar tópicos homófobos". Pero lo más curioso es que una de las razones por las que se inicia en el movimiento y se especializa en sexología en los años 80, es tras tener una mala experiencia sexual con una mujer. "Al terminar, me dijo, Oye, ¿tú que eres anestesista? Entonces vi que algo no estaba haciendo bien", desvela.

Ese territorio desconocido llamado vulva

Narra que mientras realizaba abortos ilegales, el eslogan era: "Anticonceptivos gratis para no abortar, aborto libre para no morir". Con los anticpnceptivos conseguían evitar los efectos no deseados de una penetración sexual, "pero no cuestionábamos un modelo sexual en el que solo disfrutaba el hombre". Recuerda que en la década de los 80 las instituciones le piden que dé charlas para docentes y sanitarios sobre los anticonceptivos, pero se negaban si antes no hablaban de sexualidad y aborto. Pero ¿qué era lo que se sabía de la sexualidad por aquel entonces?

"En el año 89, en un congreso estatal de planificación familiar que se celebró en Sevilla, traje a una ama de casa del colectivo feminista de las mujeres de California, que era la vanguardia mundial del autoconocimiento, para que explicara la anatomía del clítoris delante de 1.200 médicos", responde. El experimento no cuajó. Las reacciones fueron negativas. "Eso es lo que dice ella", "Eso habrá que demostrarlo", decían. Todos lo ponían en duda. Que una

mujer de 50 años explicara con láminas cómo era el clítoris, no era creíble, no entraba en la mentalidad de aquella época donde la vulva aparecía dibujada en los libros con rayas negras como si fuera un trozo de tierra todavía desconocido y sin conquistar por el hombre.

Finalmente, lo que hace Lozoya con sus compañeras de colectivo es dar charlas en base a sus propias experiencias sexuales. "Ella hablaba de su sexualidad y yo de la mía. Por lo tanto, yo desarrollé un discurso crítico sobre la sexualidad masculina, que hacía que el hombre disfrutara siempre y la mujer nunca", expresa. José Ángel Lozoya es una persona de principios, principios que le han llevado a obtener el rechazo de los hombres y la desconfianza de los colectivos feministas, además de un infarto durante su actividad política en Jerez. "Yo decía una y otra vez que algún día me iban a matar de un disgusto, hasta que al final me dio un infarto y terminé jubilándome", ríe ahora.

Pionero en renunciar a sus privilegios masculinos

Lozoya funda el primer colectivo de hombres, que parte desde la administración pública, que se manifiesta dispuesto a renunciar a sus privilegios. Antes de su hazaña en 1999, no había habido nada igual en la historia. "Claro está, eso te lleva a un cierto nivel de incomprensión de un amplísimo número de hombres y provoca la desconfianza de un montón de feministas", incide. Incluso en 2006 lleva a cabo la primera manifestación de hombres contra la violencia machista a nivel mundial. Es pionero en abanderar al hombre contra la violencia de género y enseñarles "que tienen que cambiar por justicia distributiva, porque no hay nada que justifique las desigualdades que padecen las mujeres".

"La igualdad real, no la legal, será imposible hasta que los hombres no cambien"

No quiere ser el centro del movimiento feminista. Sabe que las mujeres son las que deben liderar la lucha contra la violencia machista y reivindicar su papel en la sociedad. No obstante, es consciente de que si todavía no hay igualdad es porque el hombre no ha querido. "La igualdad real, no la legal, será imposible hasta que los hombres no cambien. No hay igualdad real sin el cambio de los hombres. No existe, no es posible. Las mujeres solas pueden conseguirlo todo en el plano jurídico, pero cuando lleguen a casa, se va a encontrar al hombre de siempre", sentencia. "Si es una sociedad igualitaria, se supone que mientras hombres y mujeres tengamos la mayoría la manía de compartir la vida juntos, no tendremos más remedio que entendernos", añade.

La necesidad de cambiar el referente universal

"Llegó un momento en que me pregunté cómo eran los tíos. Y me dije: pues son como en la cama, pero fuera. Van a su puta bola. Y eso hizo que me llegara a interesar no ya por la sexualidad masculina, sino por los modelos masculinos". Fue entonces cuando acuña el término "desmasculinizar". Y es que como él mismo señala, todo el proceso que se estaba dando hacia la igualdad entre hombres y mujeres, no conseguía que los hombres hicieran las cosas que tradicionalmente habían hecho las mujeres, pero sí conseguía que las mujeres empezaran a hacer cosas que tradicionalmente habían hecho los hombres. De ahí la necesidad de deconstruir el modelo masculino, "desmasculinizar".

"Hay estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que hablan del factor de riesgo de la masculinidad. El porqué es la masculinidad lo que hace que en Andalucía los hombres muramos siete años antes que las mujeres. Ir de machos por la vida nos cuesta unos siete años de media", y continúa: "Las previsiones de la OMS es que dentro de 20 años se habrán igualado las expectativas de vida. No porque los hombres vayamos a vivir más, sino porque ellas van a vivir menos porque están imitando nuestras conductas de riesgo". Por ello, se planteó que la igualdad se consiga entorno al modelo masculino, "con el mal resultado que está dando a nivel mundial", es un problema. "Hay que cambiar el referente universal. Vamos a darle a todo el mundo la misma educación, las mismas posibilidades, pero no con el modelo masculino, sino con el femenino", sentencia.

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<![CDATA[Miguel Domecq: "He sacado a la luz un vino que Jerez ha estado haciendo durante 2.700 años"]]> /la-voz-seleccion/miguel-domecq-he-sacado-a-la-luz-un-vino-que-jerez-ha-estado-haciendo-durante-2-700-anos_51177_102.html Tue, 11 Sep 2018 00:06:04 +0200 /la-voz-seleccion/miguel-domecq-he-sacado-a-la-luz-un-vino-que-jerez-ha-estado-haciendo-durante-2-700-anos_51177_102.html El fuerte viento de Poniente levanta polvareda en el camino entre La Ina y Rajamancera. La siguiente parada: Torrecera. Nada más llegar aparece el letrero de bienvenida y una valla publicitaria de Entrechuelos asoma por la falda de una colina. Un dibujo de un hierro de caballo y abajo escrito: "Cortijo de Torrecera". Más allá, una larga travesía de tierra. Al llegar a la cima, la bodega, blanca y de líneas rectas, rompe con las columnas romanas que están colocadas en un pequeño estanque con peces. El guiño al pasado está presente en todo momento en la Bodega Miguel Domecq. Y es que a cada instante que puede, el segundo de la familia Domecq Solís encaja que su bodega se encuentra en la región vitivinícola más antigua de Occidente. Le gusta hacer incisos sobre la historia antigua de la pedanía. Cerca de sus viñedos hay restos de un poblado fenicio con un lagar que data del año 800 a.C., y a través de la ventana (a modo de cuadro en movimiento) se vislumbra la torre que da nombre a esta ELA de la capital del Marco. "Probablemente hay un sustrato romano debajo. Esta es una torre del siglo XII que ,si quieres subimos luego, está donde tiene que estar. En un sitio donde se ve media provincia", dice de manera pausada, dejando ver la admiración que siente por el entorno donde se sitúa su pequeña bodega.

Desde que la firma Domecq —el coloso de los jereces— decidiese vender la empresa a la compañía estadounidense Beam Global en 1994, Miguel Domecq empezó a pensar cómo podría lograr hacer realidad su sueño. "Yo no quería dejar ese pedacito de mi alma”, sonríe. Miguel Domecq Solís pertenece a la séptima generación de una de las familias bodegueras por excelencia en Jerez, afincada en el municipio desde 1730 —la más antigua—. No obstante, esto no significa que todos nacieran en esta tierra. “Mi madre iba a tener los niños a Sevilla, como se hacía antes, ella iba a casa de su madre". Miguel Domecq nació el 26 de septiembre de 1943, en el Palacio del marqués de la Motilla, en Sevilla. Pero pasa los 15 primeros años en Jerez, en una casa entre la calle Tornería y la plaza Rafael Rivero. “Mi madre estuvo allí hasta que se quedó viuda... esa casa inmensa se le caía encima”. Su padre, Juan Pedro Domecq y Díez, reconocido ganadero y poeta que también estuvo al frente del negocio vinatero de la familia, falleció a los 62 años de edad. Para el protagonista de esta historia, una pieza clave en su vida: "Mi padre era una persona muy inteligente, muy trabajadora y enormemente humana. Y estoy seguro que a casa no llegó a lo mejor ni la mitad de lo que él podía ganar. Un hombre excepcional". "Un hombre muy polifacético y muy humano", comparte con brillo en los ojos.

Volviendo al pasado, pero esta vez desde su propia historia, Domecq Solís recuerda que creció "rodeado de cosas que hoy día no existen con la misma fuerza". Se refiere a la unión familiar que vivió, ya que en aquella época, su madre organizó un colegio en su misma casa con los mejores docentes que había en la ciudad, porque "entre muertos y exiliados, el profesorado en España había sufrido un batacazo tremendo". Entre risas, Miguel Domecq comenta que en cada curso y materia, siempre sacaba matrículas de honor. "Pero claro, yo le había dado seis vueltas al libro. Ese ambiente de rigor, de trabajo, cumplimiento del deber… eso formó parte de mi juventud". Si bien de lunes a viernes recibía una educación recia, los fines de semana los pasaba en Jandilla, una finca familiar done montaba a caballo y jugaba al fútbol con sus hermanos. Aquella libertad mezclada con una educación estricta, hicieron mella en su carácter.

Relata que de pequeño siempre quiso ser ingeniero. Pero confiesa que dejó la carrera a medias cuando se dio cuenta de que "quería ser ingeniero porque entonces los empresarios eran los ingenieros". "Nunca pensé que me iba a dedicar a la bodega. Creo que mi padre pensó que el que tenía que dedicarse a ello era mi hermano mayor Juan Pedro". Por lo que finalmente terminó Empresariales y se dedicó a la banca en Madrid y en Sevilla durante año y medio. “Hasta que sorprendentemente me llama mi padre para hacer una fábrica de whisky en España. Y yo por mi padre hubiera ido al infierno. Lo adoraba, lo valoraba”.

"Mi padre me llamó para hacer una fábrica de whisky en España. Y yo por mi padre hubiera ido al infierno"

Su padre le administró la tarea de hacer una fábrica de whisky en España, pero no llegó a ejecutarlo. “Yo soy el que se carga el proyecto”. Admite que bajo su punto de vista, la idea no tenía sentido. "Y no fui capaz de venderle al consejo de que había que tirar para arriba y comprar una de las grandes marcas de whisky”. Aquello se empantanó, por lo que decidió dedicar su tiempo a hacer de Domecq una empresa unificada. "En los años 50 y 60 la empresa se externalizó muchísimo: México, Venezuela, Brasil, Inglaterra, Argentina… Una red de gente muy numerosa y hacía falta que la partitura fuera única y que alguien dirigiera aquello".

Fue director de las empresas de Domecq en el extranjero —un total de 13 repartidas en 9 países— desde 1972 hasta el 76. Un año antes de pasar a controlar la financiación y la comunicación de la empresa, en 1975, fallece su padre y accede al consejo de Domecq. “Fue lo mejor, porque yo quería ver crecer a mis niños y no lo estaba haciendo”. Dos décadas más tarde, la familia decidió vender. En aquella época, al frente estaba Ramón Mora de Figueroa y Domecq, primo hermano de Miguel Domecq. "Él es la fuerza que se hace cargo de Domecq y yo fui la fuerza que hizo que Domecq se vendiera”, desvela. "Por una cosa muy sencilla —explica— una empresa familiar dura tanto como la dirección ejecutiva tenga políticas donde la familia sea, al menos, tan importante como la empresa, que los intereses de la familia sean así de importantes". Y dice que cuando eso no se produce, lo mejor es irse. Ello, unido al receso del mercado del brandy y de los jereces, provocó que la familia decidiera vender la empresa en 1994 a la compañía estadounidense Beam Global (luego Beam Suntory) —a finales de 2015 fue adquirida por el magnate filipino Andrew Tan—.

Miguel Domecq se quedó con el corazón partío. Pero le dio la vuelta a la situación pensando que quizá había llegado el momento, su momento. "Yo soy un enamorado de la viña, la vid… mi amor es tal que le he dedicado toda la vida... Y ahora entiendes por qué esto", señala mientras abre los brazos. Con ganas de marcar su propia personalidad en la viticultura y de diferenciarse de demás, Miguel Domecq desecha la idea de elaborar un vino con una única variedad de uva y con el mismo método que todos los demás. "Solo podía ser un poco más perfecto que el vecino y con eso no me iba a expresar yo lo suficiente". Recuerda que en la década de los setenta un americano le habló de los vinos de California y cuando Domecq Solís fue a visitarlo, este le dio a probar una gran variedad. Domecq Solís no tuvo más remedio que sincerarse: "¡Estaban buenísimos!". Y luego se preguntó: "¿Si en California eran capaces de hacer esto, por qué no en Jerez con la tierra albariza?".

"Aquí se han hecho vinos de mesa de toda la vida, el palomino es una variedad de uva que se trae un señor en 1640"

Bajo esta cuestión, Miguel Domecq se convirtió en pionero a la hora de elaborar vinos de mesa en la tierra de los vinos generosos. "Pero aquí se han hecho vinos de mesa de toda la vida, es decir, desde mil años antes de Jesucristo, hasta el siglo XVIII, porque el palomino es una variedad de uva que se trae un señor en 1640. No es el vino tradicional de Jerez y aquí sí había una tradición, pero esa tradición se había perdido. ¿Por qué? Porque el éxito inmenso del vino de Jerez había orillado toda la viticultura anterior. En ese sentido, yo estoy sacando otra vez a la luz un vino que Jerez ha estado haciendo durante 2.700 años". De ahí sus viajes continuos al pasado, para volver al origen y buscar otra salida a la viticultura de Jerez.

En las 38 hectáreas que tiene por viñedos, la Bodega Miguel Domecq trabaja con tempranillo, merlot, syrah, cabernet, sauvignon, sauvignon blanc, petit verdot, chardonnay y tintilla de Rota. Nada de palomino. Nueve variedades de uva con las que ha conseguido elaborar dos firmas: Alhocen —en honor al nombre que recibe el Cortijo de Torrecera— y Entrechuelos —porque así se llama la dehesa—. Y en los dos últimos años ha sacado dos nuevas botellas: el rosado Entrechuelos y Brut Talayón (un espumoso cerca del champán con la salinidad que aporta la albariza).

"Pero si yo hubiera sido un estratega galáctico, yo nunca hubiese empezado nada en 2008. La crisis empresarial no era pequeña", expresa. En 1999 recibió el Cortijo de Torrecera —propiedad de la familia— y empezó a poner en práctica lo que hasta entonces no había sido nada más que un deseo. En 2003 plantó, tres años después hizo su primer vino, en 2007 hace la bodega en 2008 su primera cosecha. Pero no está en el mercado hasta el año 2010. Asegura que tuvo dificultades para empezar en el mundillo. La época no era la adecuada, pero dice que tampoco quiso crear nada ostentoso y que le valía con una bodega pequeñita de baja producción a la entrada de Torrecera. "Yo quiero hacer botellas, no cajas". Miguel Domecq Solís quiso dejar su impronta en la cultura vinatera recuperando ese vino de mesa que se bebió durante siglos en la campiña y con la intención de dejar una herencia a su familia. "Creo que la continuidad seguirá, ya sea con mi nieto Miguel Domecq o con mis cuatro hijas". Y bien sabe que sí después de inculcar el amor a la tierra, al campo... y ese afán de prosperar e innovar porque "ir más allá es lo único que te hace vibrar", finaliza.

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<![CDATA[El asociacionismo y el 'síndrome de Prometeo']]> /la-voz-seleccion/el-asociacionismo-y-el-sindrome-de-prometeo_29523_102.html Tue, 04 Sep 2018 21:55:25 +0200 /la-voz-seleccion/el-asociacionismo-y-el-sindrome-de-prometeo_29523_102.html

Prometeo, en la mitología griega, fue un titán que sufrió todo tipo de castigos por ser amigo de los mortales. Zeus tomó represalias contra él. Quizás la más llamativa de todas fuera una por la que un águila le devoraba el hígado, que se regeneraba y volvía a ser pasto de las aves al día siguiente. Algo parecido le pasa al movimiento vecinal en Jerez. El que podría llamarse síndrome de Prometeo hace que el asociacionismo jerezano vuelva a (re)surgir una y otra vez sin terminar de consolidarse. Bien es cierto que vivió su época de máximo apogeo en los 80 y parte de los 90, pero las águilas que anidaron en el Ayuntamiento fueron minando una y otra vez su fuerza, sin dejarlo desarrollarse. El águila fue cambiando a lo largo de los años, pero el resultado, que no las formas, ha sido el mismo. A los águilas nunca les ha interesado un movimiento fuerte, reivindicativo. Por eso siempre ha intentado controlarlo. Devorarlo.

Como un cortijo. Un lugar en el que la política ha entrado para debilitarlas hasta dejarlas dando boqueadas, casi sin aliento. Sin vida. Con escaso margen de maniobra y sin apenas financiación para realizar actividades por su cuenta. Así ven muchos a las actuales asociaciones de vecinos. Salvando honrosas excepciones, claro está, el hecho de ser la piedra en el zapato de muchos gobernantes y advenedizos al poder ha granjeado a los activistas vecinales –a más de uno le gusta llamarse así– muchos dolores de cabeza y no pocas trabas para conseguir financiación o ayuda municipal.

Juan Andrés Ortega: "Los partidos usan el asociacionismo para conseguir votos"

Para saber qué será del asociacionismo jerezano hay que echar primero la vista atrás. A los gloriosos años 80. A mediados de esta década, entre otras cosas, se creó en la ciudad la escuela municipal de animación sociocultural. Gracias a ella surgieron nuevas asociaciones, los jóvenes se implicaron en la vida vecinal, se organizaron, se interesaron por su comunidad, por su barrio. La participación ciudadana estaba en auge. Así, se crearon los primeros centros cívicos en la ciudad y nació a final de los 80 la federación de vecinos Solidaridad, que tras un comienzo esperanzador y muy reivindicativo, fue perdiendo fuelle poco a poco con el paso de los años. Una vez más, el águila devorahígados tuvo la culpa.

“Era una herramienta muy importante para los vecinos, estábamos todo el día en la calle luchando”, dice Emilio Quintana, presidente de la federación a final de los 90. “Hubo fracasos pero muchísimos triunfos”, rememora. Pero ahora, reconoce, “no hay el mismo empuje”. La federación se ha acomodado y no es extraño escuchar a gente decir que “se ha vendido”. Quintana cree que actualmente “no existe el mismo espíritu” que hace dos décadas y mira hacia la clase política a la hora de buscar culpables. “Ha hecho que la gente deje de creer”. La estrecha relación entre el asociacionismo y la política, con continuos fichajes de dirigentes vecinales por partidos de la ciudad o el uso de estas plataformas para dar el salto a éstos, ha hecho que muchos jerezanos “dejen de creer” en este tipo de movimientos. El propio Quintana, después de presidir Solidaridad, fue candidato a la Alcaldía por el PA. La línea es fina y muchos no dudan en atravesarla. O en romperla directamente.

En la Zona Norte lleva muchos años haciéndose oír Jesús Palomo, quien fuera presidente de la asociación de vecinos Palos Blancos. Él también echa de menos la escuela de animación sociocultural y la pérdida de “apasionamiento” de la federación. “Cuando empezó, el sombrero de lo político se dejaba en la puerta, después empezó a politizarse”, dice. No, no tardaron en aparecer los águilas dispuestos a picotear y comenzar a deformar el pujante movimiento vecinal. “Si sigues en la Coordinadora no te doy nada”. La frase, pronunciada por cualquier miembro del gobierno local de pasadas legislaturas, la repite Elisa Chamorro, que lleva más de 20 años implicada en asociaciones de la Zona Sur.

Allí, que nunca han pecado de conformistas, se decidió crear una plataforma que aglutinara asociaciones vecinales para que sus reivindicaciones fueran escuchadas. El punto de inflexión fue un terrible suceso: dos vecinos perdieron la vida en octubre de 1999 tras desatarse un incendio en los bloques de El Pandero, en Federico Mayo. El mal estado del edificio y su falta de mantenimiento quedaron de manifiesto. A día de hoy, poco ha mejorado. “¿Por qué no se termina de una vez por todas con las viviendas indignas que hay en Jerez?”, se preguntaron entonces desde la Coordinadora. Una pregunta que sigue sin respuesta. Con Existe, sus impulsores quisieron “dignificar la vida del barrio”, dice Chamorro.

“La Zona Sur ha sido siempre la niña fea a nivel corporativo”, admite a su vez Emilio Quintana. Por eso no paran de reclamar su sitio. Quieren dejar de ser “jerezanos de segunda”. O mejor dicho, de ser tratados como tales. Por eso han aguantado muchas presiones. Se les nota al hablar de épocas pasadas. “Pacheco y el pachequismo han hecho mucho daño al asociacionismo”, dice sin pelos en la lengua Juan Andrés Ortega, párroco de Torresoto y uno de los fundadores de la Coordinadora Existe. “Quisieron manipularnos”, cuenta. Él ha vivido en primera persona numerosos intentos de politización de los movimientos vecinales. Débiles hacen menos daño y el político siempre ha sido consciente de eso. “Los partidos usan el asociacionismo para conseguir votos”, añade Ortega, que está harto de tratar con águilas con el pico afilado. Él, que forma parte activa del tejido social de la ciudad, es muy crítico con algunas actuaciones que ha presenciado: “Hay muchas asociaciones de vecinos que son un cortijo de amigos”.

Diego Almodóvar: "Pedro Pacheco me dijo que el Ayuntamiento no podía mantener a tantas barriadas rurales; No entiendo cómo pudo decir eso"

El problema es que no sólo él piensa así, hay mucha gente que lo cree. El si no te quejas te doy una subvención o el ayúdame que vienen elecciones son canciones que conocen demasiado bien quienes se mueven en estos ambientes. La cesión indiscriminada de locales a asociaciones sin apenas actividad –al menos reconocida– y la discriminación a otras con mucho más movimiento pero más incómodas para el gobernante de turno, constituye un capítulo que se ha repetido demasiadas veces en los últimos años. “Pacheco supo utilizar a las asociaciones de vecinos colocando a familiares y amigos”, dice Manuel Jiménez, otro de los fundadores de Existe. Muy crítico con el desarrollo del Plan Urban –“todo lo que se ha hecho es mentira”–, Jiménez asegura que ha preguntado en varias ocasiones a políticos de la ciudad: “¿Cuántos puestos de trabajo va a dejar el plan Urban en la Zona Sur?” Pocos o ninguno, se responde él mismo.

“El gran problema es que somos Jerez, pero no estamos en Jerez”

Si en el núcleo urbano la organización y la movilización vecinal ha encontrado todo tipo de obstáculos y trabas, a lo largo del extenso término municipal de la ciudad las poblaciones menores no lo han tenido más fácil. Las siete pedanías –ahora Entidades Locales Autónomas– y 16 barriadas rurales también han contado con asociaciones vecinales. No les quedó más remedio con el paso de los años. Hasta nació, después, su propia federación: Unión Rural. “Las barriadas rurales han estado y siguen estando totalmente olvidadas”, dice sin dudar Diego Almodóvar, quien fuera durante 16 años delegado de Alcaldía de El Portal. A él no se le olvida una frase que escuchó una vez de boca de Pedro Pacheco: “El Ayuntamiento de Jerez no podía mantener a tantas barriadas rurales”. “No entiendo cómo pudo decir eso”, sostiene Almodóvar, que cuenta las luchas que tuvieron que abanderar para conseguir un colegio, un ambulatorio o mejoras en el transporte público, carencias que compartía con otros núcleos del Jerez rural. “No te puedes hacer una idea de lo que hemos luchado”, añade. Hasta le llegaron a mandar una carta a Franco en una ocasión para pedirle que instalara una cabina telefónica en El Portal: “Le decíamos en la carta que con Nueva York se hablaba en dos segundos, pero nosotros para hablar teníamos que ir de aquí a Jerez andando”.

“El gran problema es que somos Jerez, pero no estamos en Jerez”, apunta José Barriga, ex presidente de Unión Rural. Y pone un ejemplo: “Jerez es un municipio y tiene a 30 kilómetros a Gibalbín. La cuestión es: ¿tú tienes un hijo o no lo tienes? Si lo tienes, lo debes cuidar”. Barriga es claro: “No por hacer clientelismo a destajo con las subvenciones y regalitos se mantiene un gobierno”. Y, cómo no, llama a la participación: “Cuando los ciudadanos no nos movemos, como yo suelo decir, el guerrero del antifaz no va a venir a solucionar nuestros problemas”.

Con este panorama, ¿qué deparará el futuro?

Con la escasa presencia de gente joven en el asociacionismo jerezano, la intromisión de la política que ha terminado por mermar a muchas asociaciones y la compra de votos o silencios con subvenciones, ¿qué futuro tiene el movimiento vecinal en Jerez? Difícil averiguarlo. Aquí hay que jugar a ser adivino. “El futuro lo veo negro. O hay un milagro o el asociacionismo desaparece”, sostiene un pesimista Juan Andrés Ortega, que luego matiza: “La salvación va a venir por las mujeres”. Para Elisa Chamorro el futuro pasa por “formar militantes vecinales” y crear conciencia colectiva para “analizar y ver la realidad buscando soluciones globales”. Apuesta Emilio Quintana por trabajar a pie de calle para “estudiar de manera sociológica o antropológica el perfil de la ciudad”, aunque termina reconociendo que “es una utopía”. Pero como decía el periodista Eduardo Galeano, la utopía “sirve para caminar”. Caminemos pues. Esta vez, sin águilas de por medio.

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<![CDATA[El Palmar o el riesgo de morir de éxito]]> /la-voz-seleccion/el-palmar-o-el-riesgo-de-morir-de-exito_29579_102.html Tue, 04 Sep 2018 21:50:34 +0200 /la-voz-seleccion/el-palmar-o-el-riesgo-de-morir-de-exito_29579_102.html Es mediodía. El sol reluce y en El Palmar se circula con dificultad. El viento, de Levante, sopla con una fuerza de unos 40 kilómetros por hora. El dato es importante. Y el culpable de que no sea tan fácil encontrar aparcamiento. El hueco donde se queda el coche, encontrado por casualidad tras dejarlo otro vehículo, está cerca de una escuela de surf. Homies se llama. Su dueño, Alejo, lleva unos dos años y medio al frente del negocio. “Me va bien socialmente, pero comercialmente no es el mejor sitio”, confiesa.

Está cerca de Torrenueva, la que se encuentra en el centro de la playa. Viste sudadera gris, pantalones oscuros, gorra color albero y deportivas de marca surfera. A su lado está su pareja y su hijo pequeño, apoyado en la barandilla de madera del porche del establecimiento, construido de este material. Fuera tiene tablas de surf que alquila, dentro todo el material que se pueda imaginar para practicar este deporte y también skate, y en un lateral, una U, una rampa con la forma de esta letra que usan él y sus clientes. No tarda en llegar uno. “En invierno el material térmico funciona bien”, explica Alejo, que, como todo autónomo, está “frito” a impuestos.

Pero le pudo el corazón. Él, que se dedicaba a la fotografía, al diseño gráfico y a la edición audiovisual, asegura que le iba mejor antes de dedicarse enteramente a su pasión. Aunque sigue haciendo trabajos –“diseño material técnico para China”, dice–, tiene enfocados sus esfuerzos a la tienda, en la que ha hecho una gran inversión. “Nada más la rampa costó 20.000 euros”, añade, y explica: “Vino un austriaco a hacerla”. Por ella se deslizan sus clientes y amigos. “La hicimos para nosotros”, confiesa, antes de montarse en su patín.

Antes de 1975 había 120 viviendas en El Palmar. Ahora, cada año se construyen unas 40 

La de Alejo es de las pocas escuelas y tiendas de surf que se mantienen abiertas todo el año. En verano llegan a ser más de 30, en invierno sobreviven unas cinco o seis. Una de ellas es Kotadalu, la primera, donde precisamente trabajó Alejo durante cinco años antes de iniciar su propio negocio. “En Semana Santa o en el puente de diciembre, si hay buenas olas, esto está petado”, dice antes de dejarlo en la puerta de la tienda, patín en mano. El pionero, el primer negocio relacionado con el surf que se instaló en El Palmar hace ya más de una década, Kotadalu, es propiedad de un francés.

Vicen Lamaison, en una de sus visitas a la provincia para practicar su deporte favorito –el surf, claro–, decidió dejarlo todo y fundar la que es una de las mejores escuelas de Andalucía. “Se enamoró del cielo”, cuenta quien lo conoce. Vendió un restaurante que tenía en Francia y abrió el negocio, primero como cafetería, y luego mutó a tienda y escuela de surf. “Fue un visionario”, dice Dori, dependienta de Kotadalu. “Y sigue siéndolo”, añade. Ella, que lleva más de cinco años trabajando en El Palmar, ha visto la espectacular progresión de visitantes de la playa en el último lustro. “No tiene nada que ver 2010 a lo que hay ahora”, dice. Cuenta que su pareja es oriunda de la zona y que “los vecinos de El Palmar alucinan”.

No es para menos. Allí apenas hay censadas 700 personas. En verano la población se llega a triplicar, algo impensable hace unos años. “Esto va a ser como Tarifa… explotará”, vaticina Dori. Mientras ese momento llega –si se cumplen los peores presagios–, ella disfruta de su trabajo. Cuenta que es abogada, y que de vez en cuando tiene un pleito en alguna localidad cercana y vuelve rápidamente a El Palmar. “Si estoy aquí es porque me gusta. He trabajado en bancos… Yo no estaría en una tienda en Sevilla, pero aquí sí, estoy frente a la playa”, dice sonriente. “Siempre hay gente en invierno”, asegura, “y cada vez más guiris”.

La mañana es soleada. Conforme pasan las horas la playa está cada vez más concurrida. No sólo de surfistas, también de grupos de jóvenes que pasean por la orilla, está el que aprovecha para pasear al perro, quien juega con los pequeños de la casa en la arena. “¡Vamos niñoooo!”, grita una madre a la que se le queda el hijo detrás, jugando con un balón. Cerca pasa Mico, un perro de agua, de color canela. Corretea por la arena alrededor de las tres jóvenes con las que viene. Una argentina, una sevillana y una francesa.

Es ésta última la que entona uno de los himnos de los garrapateros: “Yo me levanto temprano y me pongo a trabajar / con mi guitarra en la mano yo nunca paro de cantar / a mí me llaman el descalzo porque en invierno uso chanclas…”, se arranca, ukelele en mano. “Los andaluces nacemos donde queremos”, suelta casi con acento gaditano afrancesado. Su amiga, que la acompaña con los bongos, cuenta que la playa está sufriendo “una involución”. “En verano no se puede estar”. Por eso ya frecuentan otras, como Bolonia. “A ver si echamos a la gente cantando…”, dice entre risas.

Arriba, a pocos metros de donde siguen resonando, de lejos, los sones de canciones de Los Delinqüentes, hay un parking, uno de los pocos reglados con los que cuenta la playa, cerca del restaurante La Torre. Los terrenos llevan unos 80 años en manos de la misma familia. Antes, donde ahora se sirven platos gourmet y vinos de la tierra, había un cuartel de la Guardia Civil. Un joven, familia política del dueño, vigila la entrada de vehículos. Sale de la garita, donde hay un televisor y un pequeño sofá, para dar al que quiere aparcar su correspondiente ticket. El parking sólo funcionaba en verano, ahora ya lo hace los fines de semana del resto del año y durante los festivos, días de máxima afluencia. “Lo quiero agrandar”, cuenta Diego, el propietario, viendo el filón en el que se ha convertido en los últimos años y el crecimiento que ha experimentado desde que lo regenta, hace casi una década.

En verano hay más de 30 escuelas de surf. La primera la fundó un francés que "se enamoró" de la playa

El Palmar se ha puesto de moda. Es innegable. Ya no sólo suena con fuerza en boca de los amantes del surf, que vieron en esta playa un lugar ideal para coger algunas olas, sino que es la primera opción de muchos veraneantes que no dudan en hacer los kilómetros que hagan falta para disfrutar de su sol, su arena y su agua. “El agua está buenísima”, dice una joven que, junto a tres amigas, viene en coche desde Madrid. Las cuatro descansan junto al vehículo mientras reponen fuerzas para seguir surfeando. Descubrieron El Palmar unos meses atrás y no dudan en recorrer los casi 700 kilómetros que separan sus casas de esta playa. “El norte es peor para surfear”, dicen. Prefieren Cádiz, la California del sur. “Los neoprenos ya los tenemos, nos falta la tabla”, apuntan, que alquilan sobre el terreno.

La geografía de la zona ha cambiado. Ahora es raro andar más de 50 metros sin encontrar algún negocio, llámese chiringuito, tienda, escuela de surf, restaurante o quiosco. Los que llevan años frecuentando El Palmar aún lo recuerdan como la playa semi-virgen que apenas contaba con alguna venta donde comer y algún apartamento donde poder alojarse. Pero hay cosas que no cambian. La playa sigue sin suministro de agua potable. Se sigue usando agua de pozo, que no es apta para el consumo. En los 70 se utilizaba para los cultivos, que cada vez son menos. Las parcelas aledañas a la playa, que se han ido multiplicando con el paso del tiempo, se usan como segunda residencia y para alojar turistas, principalmente.

Antes de 1975 había 120 viviendas en El Palmar. Entre ese año y los doce siguientes, se construyeron una media de quince anuales –unas 180–. Hasta 1993 se hicieron otras 200. Ahora, cada año se construyen unas 40 casas. “Es imposible conocer el tipo de edificación y el número total verdadero debido a la carencia de licencia y al fenómeno de construcción tan desigual”, apunta Antonia María Sánchez Daza, una vecina de la zona, graduada en Turismo, que recoge estos datos en un trabajo sobre “potencialidades, conflictos y visión de los agentes implicados” del turismo en El Palmar. “La rapidez del proceso se caracterizó por la ausencia de cobertura legal (registral y urbanística) y la aparición de un nuevo tipo de mercado de suelo (segunda residencia)”, sostiene Sánchez Daza.

Pero el paraíso turístico en el que se ha convertido El Palmar puede sufrir un cambio sustancial si se logra sacar adelante el proyecto que pretende construir un hotel. Concretamente en la zona de Malcucaña. Estaría funcionando hace años si no fuera por la irrupción de la burbuja inmobiliaria, que acabó echando para atrás a los promotores iniciales. En la zona, muchos ni quieren oír hablar del hotel –que en realidad serían dos–, con capacidad para 1.300 personas, y que crearía 300 puestos de trabajo.

Ahí basan su defensa en el proyecto los dos últimos alcaldes de Vejer, primero el socialista Antonio Verdú, y luego el popular José Ortiz. “Queremos reordenar El Palmar”, dice éste último, siempre, asegura, “con el consenso vecinal”. El objetivo es parar las construcciones ilegales que se van propagando sin control. “En El Palmar se ha empezado por el tejado en vez de por los cimientos, es decir, que donde debería de haber un aparcamiento hay viviendas y donde debería de haber amplios caminos hay vallas de personas que han ocupado una zona del camino”, sostiene Ortiz, en una entrevista incluida en el informe de Sánchez Daza.

José Ortiz, alcalde de Vejer: "En El Palmar se ha empezado por el tejado en vez de por los cimientos"

Pero el proyecto, que lleva coleando desde 2001, está ahora mismo paralizado, para alivio de vecinos y amantes del surf. La empresa Riera Marsá, que estimó una inversión de 88 millones de euros para sacarlo adelante, terminó renunciando y luego entró en concurso de acreedores. La tregua se puede ver interrumpida si el nuevo promotor, el grupo GMT, logra la financiación necesaria. El Plan de Protección del Corredor del Litoral aprobado por el Gobierno andaluz deja fuera a los terrenos de Malcucaña. En Valdevaqueros se evitó levantar un proyecto similar. ¿Qué pasará aquí? La plataforma ‘Salvemos El Palmar’ permanece atenta por si tiene que volver a sacar las pancartas a la calle.

“No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto”, decía Albert Einstein. Los vecinos y visitantes de El Palmar también prefieren concentrarse en el presente. El que esperan que nunca cambie. Mientras se define el porvenir de una de las mejores playas semi-vírgenes del país, el niño sigue jugando a la pelota, la francesa continúa cantando por Los Delinqüentes y Alejo patina junto a su tienda esperando que llegue algún cliente. La tarde va cayendo. Apenas quedan 40 minutos de sol pero el agua sigue acogiendo a surfistas, y a algún que otro valiente bañista, que quieren apurar hasta el final. Es lo que más valora quien viene de más lejos: la luz. La misma que enamoró a Vicen Lamaison, el francés que no quiso volver a su restaurante e instaló el primer negocio de surf en El Palmar. A la vuelta en coche, como de costumbre, toca aguantar retenciones. Es el precio que hay que pagar por visitar una de las playas más de moda de la provincia.

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